N.º 84 • Julio - Diciembre 2021
ISSN: 1012-9790 • e-ISSN: 2215-4744
DOI: https://dx.doi.org/10.15359/rh.84.12
Licencia: CC BY NC SA 4.0

sección SECCIÓN CULTURA POLÍTICA:
ESTADO, ÉLITES Y DISCURSOS EN COSTA RICA, SIGLOS XIX-XX

Paz y discurso: La construcción de la identidad pacífica costarricense entre 1978 y 1990

Peace and Discourse: The Construction of the Costa Rican Peaceful Identity between
1978 and 1990

Paz e discurso: a construção de uma identidade costarriquenha pacífica entre 1978 e 1990

Leonardo Astorga Sánchez*

Resumen: El presente artículo tiene como principal objetivo realizar un recorrido y descripción del uso del concepto paz durante tres administraciones presidenciales costarricenses entre 1978 y 1990. Tomando como punto de partida La historia de los conceptos, se investiga cómo los expresidentes Carazo, Monge y Arias hicieron uso de la idea de paz para legitimar sus proyectos políticos y aspiraciones, y también cómo, a través de sus discursos, se fortaleció la ya tradicional identidad pacífica de Costa Rica, así se reforzó, en un contexto de crisis y Guerra Fría, la llamada excepcionalidad costarricense.

Palabras claves: paz; discurso; historia de los conceptos; política; identidad; Costa Rica.

Abstract: The main objective of this paper is to carry out an analysis of how the concept of peace was used during three Costa Rican presidential administrations between 1978 and 1990. Taking the History of Concepts as a starting point, it is investigated how each of the presidents Carazo, Monge and Arias They used Peace to legitimize their political projects, their experiences and aspirations and also how through their speeches the already traditional peaceful identity of Costa Rica was strengthened, reinforcing in a context of crisis and the Cold War the so-called Costa Rican exceptionality.

Keywords: peace; discourse; history of concepts; politics; identity; Costa Rica.

Resumo: O objetivo principal deste artigo é fazer um percurso e descrição do uso do conceito de paz durante três administrações presidenciais costa-riquenhas entre 1978 e 1990. Tomando como ponto de partida a História dos Conceitos, se investiga como os ex-presidentes Carazo, Monge e Arias utilizaram a ideia da Paz para legitimar seus projetos políticos, aspirações e também como através de seus discursos a identidade já tradicional foi fortalecida da Costa Rica, reforçando em um contexto de crise e Guerra Fria a chamada de excepcionalidade costarriquenha

Palavras chaves: paz; discurso; história dos conceitos; política; identidade; Costa Rica.

Introducción

El siguiente artículo tiene como principal objetivo llevar a cabo un recorrido y descripción de la evolución del uso del concepto paz, presente en los discursos presidenciales de tres exmandatarios costarricenses durante los años que van de 1978 a 1990. Con el fin de llevar a cabo el análisis, se tomó como base la perspectiva e instrumentales desarrollados por La historia de los conceptos, partiendo del principio de que el estudio de los conceptos en la historia es de suma importancia, ya que permiten guardar y retener experiencias, incluso cuando estas ya han desaparecido;1 asimismo, se parte de la idea de que los conceptos son construidos históricamente, por lo cual permiten tener acceso a las expectativas de los sujetos/actores en una época determinada.2 El estudio del cambio histórico, o la permanencia, a través de los conceptos, es un recurso muy valioso para comprender y acercarse a las transformaciones que suceden en la realidad del momento.

Antes de iniciar con el análisis del concepto paz hay que aclarar que no todas las palabras se convierten en conceptos, esto se debe a la pluralidad de significados que cada palabra conlleva; tal variedad responde a la experiencia histórica de los sujetos,3 quienes al fin de cuentas son los que hacen uso de tales palabras en un contexto específico. El concepto es aquello que logra aglutinar esa multiplicidad de significados,4 de ahí la importancia de acompañarlo en su evolución histórica, al hacerlo es posible no solo describir, sino también identificar los principales usos —imprecisos o contradictorios— en una época y en una cultura determinada.

La metodología del análisis de la historia de los conceptos invita, en primer lugar, a localizar los conceptos base de una experiencia histórica; luego, determinar los discursos entretejidos con las acciones de los individuos, esto es, cómo las acciones de los individuos son un reflejo y repercuten en el significado de los conceptos utilizados; en tercer lugar, a construir temporalidades, esto se debe a que hay periodos más claros que otros, hay que rastrear los conceptos a través de diferentes significados y, al hacerlo, es posible vislumbrar la manera en que una palabra es definida en un momento histórico. No se puede olvidar establecer una relación entre el concepto y sus significados, de nuevo en términos temporales, otro paso es identificar los cambios en los significados de los conceptos y, al final, desarrollar comparaciones que permitan ver las posibilidades de viraje de los significados.

El termino paz en el presente artículo pasó a ser el concepto clave en los discursos consultados y, por lo tanto, historizar dicho término y el uso que se le dio es una invitación a ubicar el discurso en un contexto.5 Y al hacerlo, es necesario prestar atención a cómo el significado de las palabras puede cambiar, permanecer o incluso convivir con otros. Durante los 12 años que corresponden al periodo de estudio, paz no solo permaneció en su significado más tradicional, sino que también fue posible identificar otros que, paralelamente, se hacían presente según el contexto y la intención de quien los utilizara en su discurso. Entran en juego, de tal manera, el tiempo sincrónico y diacrónico en el concepto paz6. En el primero se localiza el significado mejor conocido, mientras que en el segundo, que es a lo largo del tiempo, el significado varía según las circunstancias.

Por último, se decidió trabajar con los años que van entre 1978 y 1990, ya que, durante ese lapso, Costa Rica y la región centroamericana, enfrentaron no solo una de las crisis económicas, sino que también políticas que más han marcado su historia reciente. A nivel del istmo, la lucha revolucionaria y el triunfo en 1979 del Frente Sandinista de Liberación Nacional abrieron una nueva dinámica de las relaciones entre los países y, también, con la llegada al poder de Ronald Reagan en 1981, en los Estados Unidos. En cuanto al caso costarricense, estos años fueron los testigos de un cambio en el estilo de desarrollo que venía guiando al país desde 1948, a lo que también se le debe sumar el papel desempeñado en materia de política exterior, tomando como referencia los llamados a una neutralidad frente el conflicto armado y luego los esfuerzos activos en la pacificación de la zona.

Rodrigo Carazo Odio, 1978-1982: Educar para la paz

Luego de dos administraciones del Partido Liberación Nacional (PLN), ocho años en el poder (1970-1978), el triunfo y posterior llegada a la presidencia de la República de Rodrigo Carazo Odio fueron presentados como una oportunidad de hacer algo diferente, de promover un cambio en la manera de gobernar Costa Rica. Hay que tener presente, como lo plantean Jorge Rovira y David Díaz, que desde 1948 hasta 1978, el PLN se había consolidado como la principal fuerza política de Costa Rica, alternándose en el poder con diferentes partidos de oposición.7

Sin embargo, la oposición a Liberación Nacional en los años posteriores a la Guerra Civil de 1948 se caracterizó por su dispersión, sin contar con un programa claro y unificado, que fuera más allá de oponerse al proyecto político liberacionista que se basaba en la modernización económica y social mediante la diversificación de la estructura productiva del país, una redistribución del ingreso y en una alianza con los grupos industriales y empresariales orientados hacia el mercado interno.8 De tal manera, la hegemonía de Liberación para la década de 1970 se tradujo en un fuerte intervencionismo estatal —esto será una crítica y punto importante en el discurso de Carazo Odio durante sus cuatro años de presidencia—, favorecido por la Ley 4/3 de 1970 que repartía las juntas directivas de las instituciones autónomas entre Liberación y la oposición, la Ley de Presidencias Ejecutivas que le daba potestad al presidente de la República de nombrar a las juntas directivas de esas instituciones y la creación en 1972 de la Corporación Costarricense de Desarrollo (CODESA), con el fin de brindar asistencia técnica y financiamiento estatal a las empresas que lo necesitaran; además de estimular el mercado de capitales, las exportaciones y los proyectos de desarrollo9; llegó a ser el mejor ejemplo del llamado Estado empresario,10 aquel que mantenía una participación activa en la economía.11

Ante tal panorama, los últimos años de la década de 1970 se caracterizaron por una crítica al estilo de desarrollo promovido por el PLN, principalmente al mencionado Estado empresario, que era visto con malos ojos por las cámaras empresariales y otros sectores de derecha y conservadores de la sociedad costarricense, que acusaban a los gobiernos de Liberación de favorecer el despilfarro del erario público y la corrupción.12 No se puede negar que tales críticas partían del hecho de que, en materia económica, CODESA se convirtió en un gran «elefante blanco», que gozaba de importantes incentivos fiscales, el cual llegó a invertir en una serie de proyectos con un índice de rendimiento dudoso y que generaron importantes pérdidas económicas, además de competir con el sector privado,13 a lo que hay que sumar una baja carga tributaria y un elevado costo de las políticas sociales, como la creación del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y el programa de Asignaciones Familiares impulsadas por Liberación en sus ocho años de gobierno,14 a lo que también se debe agregar un fuerte endeudamiento externo facilitado por la laxitud crediticia de los entes financieros internacionales.15

En ese contexto de lucha por el poder, y teniendo en mente las elecciones de 1978, en 1976, los principales grupos opositores al PLN decidieron establecer las bases de una oposición política. De esta, para 1977, y luego de ganar en los comicios internos del recién fundado partido, Rodrigo Carazo —un ex liberacionista que fungió incluso como diputado hasta abandonar el PLN en 1969— era presentado como candidato a la presidencia por la Unidad, nombre que recibió la coalición que se identificó por poseer un fuerte carácter anti liberacionista.16

La campaña electoral de 1978 se caracterizó por los constantes llamados a realizar un cambio, y a señalar el peligro que resultaba para la democracia costarricense una tercera administración del PLN,17 a esa fuerte crítica al modelo de estado liberacionista se le unía una defensa de los valores tradicionales y del individuo —elementos que van a estar presentes en el discurso de Carazo durante su administración—.18 Los resultados electorales terminaron favoreciendo a Carazo, que se impuso con un 50,3 % de los votos emitidos sobre Luis Alberto Monge, candidato oficialista, que obtuvo el 43,8 %. El triunfo de la Unidad se ha querido explicar como el resultado de la combinación de dos elementos claves, el deseo de los costarricenses por la alternabilidad en el poder y el carisma del mismo Carazo, quien logró presentarse como un hombre accesible y afable que enfrentaba las vicisitudes de la campaña con una sonrisa.19

Como ya se mencionó anteriormente, los llamados a realizar un cambio en la manera de gobernar fueron una constante en los discursos de Rodrigo Carazo, algo que ya antes lo había caracterizado cuando entre 1968 y 1969 intentó, de cara a las elecciones de 1970, disputarle la candidatura a la presidencia por Liberación Nacional a José María Figueres Ferrer, con llamados a renovar el partido.20 Incluso, en su mensaje de toma de posesión, el 8 de mayo de 1978, Carazo enfatizó que, desde ese momento, «Costa Rica realiza su transformación, que no es un simple cambio de personas o relevo de funcionarios, sino es la formación de nuevos ideales y el clamor de la Patria hacia un nuevo destino».21

El intento de hacer algo diferente, de lograr un antes y un después en la historia política costarricense, es de suma importancia para comprender mejor qué concepto de paz era el que promovía Rodrigo Carazo a través de sus discursos. Para Carazo, el cambio era necesario, ya que no solo Costa Rica, sino también la humanidad, se enfrentaban a su hora más oscura, resultado de la frivolidad de la sociedad actual y de un relajamiento de los valores tradicionales que servían de base para una convivencia civilizada y pacífica, «[…] la bancarrota del mundo no es solo hija del derrumbe del sistema económico, sino, sobre todo, del debilitamiento de los principios morales universales, propios de la naturaleza del hombre y de toda sociedad auténticamente civilizada».22

Es así como en la visión de mundo que poseía Carazo, la paz, encontraba en la pérdida de valores y en el desinterés —frivolidad— a sus principales antagonistas; y es en oposición de esos antagonistas que Carazo construyó todo su ideario político, que va desde el compromiso entre gobernante y gobernados, pasando por las relaciones entre los países hasta la necesidad de fomentar una cultura de paz a través de la educación. Los llamados de Carazo a recuperar los valores tradicionales que estaban a punto de perderse, según su visión, y que nacían de la mejor tradición democrática costarricense, no son más que los intentos por establecer una construcción discursiva hegemónica23 que buscaba legitimar el proyecto político que pretendía poner en marcha durante los cuatro años de su Gobierno, más aún cuando ese proyecto podía atacar la manera en que Costa Rica venía funcionando desde principios de 1950.

Fue durante esa lucha por consolidar discursivamente un proyecto político, en donde se entendía que la paz, primero de Costa Rica y luego a nivel mundial, dependía de «[…] educar a [los] seres humanos [para] que se rijan por los grandes principios morales que han hecho grandes a los pueblos».24 Paz y educación pasan a ser dos caras de la misma moneda en los discursos de Carazo a lo largo de su administración, la paz solo podía alcanzarse, si el ser humano trascendía más allá de sus limitaciones y egoísmos, y eso solo la educación lo podía garantizar:

La promoción humana y la educación serán, por ello, los dos ejes centrales de mi Gobierno, como instrumentos de la revolución moral que Costa Rica necesita, así como la levadura de su desarrollo económico y social sobre bases firmes.

[…] vamos a promover al hombre costarricense para que se convierta en agente del desarrollo del país.

La promoción humana nos debe conducir a una sociedad dispuesta a mantenerse en proceso de modernización, a cambiar esquemas y a sacrificar privilegios. Estamos iniciando una revolución: la gente irá hacia donde haya esperanza.25

Aunque la paz no era mencionada en el fragmento anterior, se podía llegar a inferir cómo Carazo proyectaba su visión de una Costa Rica en paz y desarrollo a través de la educación, uno de los pilares sobre los cuales se ha construido la identidad costarricense. Asimismo, se establece otro elemento importante, ya no solo se habla de un cambio, sino de una revolución. Pero es una revolución moral, un llamado a que cada costarricense no solo se vuelva agente de su destino, sino también, responsable de su crecimiento espiritual y económico, y al hacerlo se fortalecía y defendía al individuo, uno que se debía valer por sí mismo, y recuperar aquello que le había quitado el paternalismo estatal, que según Carazo, Liberación había promovido y que se apoyaba en la corrupción, el despilfarro y el relajamiento moral de aquellos que habían gobernado el país por 8 años seguidos.26

Como se mencionó más arriba, durante la década de 1970, el Estado costarricense jugó un papel importante como mediador entre las fuerzas del mercado y la población, poniéndose del lado de esta última. El Estado intervenía y se hacía sentir en cada uno de los aspectos de la vida cotidiana de los ciudadanos que vivían dentro de sus límites; gracias a una serie de instituciones como el IMAS, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Instituto de Electricidad Costarricense (ICE), el Consejo Nacional de Producción (CNP), entre otras, o la extensa red de centros educativos de primaria y secundaria gratuitos y el sistema de banca nacionalizada, la legitimidad estatal era alta, ya que lograba representar los intereses de toda la población, los beneficios del sistema eran disfrutados tanto por los sectores más adinerados como por los subalternos.27

Ese estilo de desarrollo que se venía gestando desde finales de la década de 1940 y que alcanzó su punto máximo durante las dos administraciones de Liberación Nacional (1970-1978), tenía como principal objetivo crear un vínculo e identificación entre los costarricenses, especialmente los más pobres, y el Partido, y con ello lograr una importante base electoral que se movilizara cada cuatro años y votara por el PLN. Por tal razón, en el discurso de toma de posesión —y en otros posteriores—, Carazo lanzó una crítica al paternalismo estatal, otro antagonista que se oponía a un «[…] orden social fundado en la paz, la dignidad y la justicia»;28 y es que al hacer referencia al paternalismo estatal en sus discursos se deslegitimaba la manera en cómo Liberación había gobernado, de nuevo se puede presenciar una lucha —intento— por asegurar una nueva construcción hegemónica, una identidad diferente no solo del Estado sino también de los ciudadanos que se regían bajo la protección de él:

La promoción humana es la consecuencia de la fe en la dignidad del hombre, como ser dotado de facultades intelectuales y morales casi infinitas. El paternalismo es la negación de la dignidad del ser humano convertido en objeto de ayuda, pero no en sujeto de realización de sí mismo. La promoción humana confía en el hombre. El paternalismo desconfía de él y, aún más, lo quiere dependiente del Estado para manipularlo y dirigirlo según sus propios intereses.29

Como se puede leer en el fragmento anterior, el discurso —y estrategias discursivas— de Carazo proponían que la manera en cómo Liberación gobernó al país se encargó de imposibilitar un ambiente de paz al domesticar al pueblo y manipularlo. Y frente a esa situación, el nuevo presidente partía del hecho de que su administración, al atacar el paternalismo, acabaría con la corrupción y la inmoralidad, y le devolvería a Costa Rica la paz perdida luego de años de continuismo.

De ahí que fuera tan importante, a lo largo de sus cuatro años de Gobierno, los llamados constantes a lograr la promoción humana —una forma de empoderar al individuo frente al adormecimiento paternalista—, la trascendencia mediante valores espirituales y morales; y al hacerlo lograba posicionar su idea —o ideal— de paz como un proyecto de mejoramiento de Costa Rica y de la humanidad en general, como una lucha por salvar y mantener la esencia del ser costarricense. Así lo hizo ver durante su visita a la Asamblea General de las Naciones Unidas el 27 de agosto de 1978; durante esa visita y en el discurso pronunciado, la noción de paz logró vislumbrarse mejor, sin perder la relación que guardaba con la educación y los ya mencionados valores.

Para Carazo, la paz y la lucha por el desarme mundial debían ir acompañadas por los esfuerzos por incentivar una «[…] pedagogía de la paz o de la educación para la paz».30 Y, a partir de ese momento, cada vez con mayor insistencia, los discursos de Carazo giraran en torno al binomio paz/educación; cada foro internacional en donde se presentaba su mensaje iba dirigido a promocionar lo que sería su principal proyecto político, la creación de una universidad para la paz en Costa Rica.

Carazo logró establecer también una relación entre su política interna y externa mediante el tema de la educación para la paz. En Costa Rica, al dirigirse al pueblo, hacía un llamado a trabajar por el cambio y a combatir el paternalismo apoyándose en los valores propios del ser costarricense, con la educación como un valor tan fundamental que le daba forma a la democracia del país; a nivel internacional, Carazo reconocía que «[…] la educación para la paz significa crear las condiciones reales para la paz en el mundo».31

El vínculo entre paz y educación, en los discursos de Carazo, se justificaba, a su vez, en la necesidad de alejar, definitivamente, al concepto de su definición tradicional —lograr una visión de paz—, la ausencia de guerra, para promover la idea de una «paz dinámica»,32 entendida esta como el resultado de una construcción constante, como una tarea continua —educativa—, cuyo objetivo era «[…] orientar la inteligencia del hombre y la cultura hacia la paz».33

Paz y educación, cambio y dinamismo, compromiso y valores; todos elementos claves dentro del imaginario político de Carazo. A partir de ellos, Carazo estableció una triada, en donde paz debía ir de la mano del desarrollo, principalmente si ese desarrollo era de carácter intelectual y espiritual y que garantizara una justicia social basada en el respeto real de las condiciones del ser humano —la defensa y promoción del individuo—; esa triada podía aplicarse a la manera en cómo se relacionaban los países en el ámbito internacional, un ambiente de paz no se podía lograr en medio de una carrera armamentista —otro antagonista presente en el discurso— que no privilegiaba el desarrollo real ni mucho menos el respeto por los países que deseaban, mediante el derecho a la autodeterminación, alcanzar la justicia e igualdad social.

A un año de gobernar, el 1 de mayo de 1979, y al rendir cuentas frente a la Asamblea Legislativa, Carazo continuaba reafirmando que los principios morales —los cuales no llegan a ser definidos con claridad, solo mencionados como valores supremos— eran la guía y razón de ser de su Gobierno:

[…] un Gobierno que menosprecie estos valores y que no los encarne en su acción cotidiana quebranta su primera obligación y aniquila a la sociedad. La obra material o económica se convierte en factor de desorden y en pérdida de la propia identidad nacional, del propio ser histórico, sino se yergue sobre profundas y sólidas bases morales.34

La moralidad era garante de la paz, y de un correcto desarrollo, más cercano a lo que significaba ser costarricense, según Carazo. No podía existir paz sin moralidad y, por ende, todo desarrollo no era legítimo, como el caso del paternalismo, si se perdía ese norte, «[…] una nación, en fin, digna y un tipo de hombre orgulloso de su historia y de su presente, arquitecto de su destino, que espera su salvación y su elevación en el esfuerzo propio más que en las dádivas del Estado».35

Por lo tanto, el ser humano —hombre en los discursos de Carazo— nuevo y la Nación nueva debían ser moralmente dignos, el verdadero costarricense era aquel que buscaba mejorar, que buscaba crecer y trascender, y que no dependía de la intervención estatal para realizarse. Es así como esos llamados a la trascendencia y a la realización personal fueron estrategias discursivas para atacar los años en que el PLN se mantuvo en el poder, estableciendo un antes y un después, entre un gobierno corruptor y corrompido, y la nueva administración y el futuro prometedor y en paz que le esperaba a Costa Rica.

Siendo la educación el camino a seguir, más aún si esa educación, como ya se ha dicho, educaba para la paz, para vivir en paz, «[…] solo un pueblo vigoroso internamente y un Gobierno con limpias credenciales morales puede, no teniendo ejercito, mantener La Paz y La Dignidad de su territorio».36 Esa posición de moralidad beligerante, no solo aplicaba para gobernar Costa Rica, sino para demandar al mundo un trato más justo hacia los países más pobres. Partiendo de ello, el 1 de mayo de 1980, Carazo reconocía que la situación mundial se caracterizaba por una «[…] indiferencia ante el mal, cuyo efecto más inmediato es el desgaste, la impotencia de la voluntad».37

Esa indiferencia ante el mal se veía reflejada en Centroamérica, territorio en donde, en los discursos de Carazo, se podía tomar testimonio de las injusticias y desigualdades resultado de la pérdida de los principios morales, «[…] Centroamérica se encuentra así afectada, en todos sus órdenes, por toda suerte de influencias, venidas unas de su propia historia y otras de la universalización de los problemas actuales de la humanidad».38 Tomando como punto de partida esa idea, Centroamérica como escenario de conflicto, Carazo lanzó su concepción de paz ligada a la educación, vinculándola también con la ya conocida tradición democrática y civilista de Costa Rica, tratando así de afianzar la ya conocida excepcionalidad de Costa Rica. Es en este punto donde la construcción de la identidad pacífica logró vislumbrarse con mayor fuerza.

A fuerza de repetición, una idea básica y simple, pasa a darle o contribuir con el fortalecimiento del mito de la diferencia costarricense. Lo interesante con el mito de la excepcionalidad, es que Carazo al reiterar en sus mensajes y recordar cuáles eran características que distinguían a Costa Rica, lo hacía de tal manera que cumplían una función instrumental en legitimar sus esfuerzos por rescatar el país, o mejor dicho, traerlo de nuevo por el buen camino que había perdido tras 8 años de paternalismo y corrupción; intentando así, recuperar la paz social. Para Carazo, el papel que debía jugar Costa Rica era el de adalid de la paz, de faro en medio de un mundo de tinieblas. Al fin de cuentas, si tratamos de identificar las intenciones detrás de la manera en que pronunciaba —usaba— sus palabras, de vislumbrar la relación entre lo que el actor dice y cómo lo dice,39 encontramos una defensa de la idea de que la educación es una tarea superior encargada a los más aptos, en este caso, a los más democráticos.

Esa aptitud fue ampliamente defendida de nuevo frente al Congreso Mundial Sobre la Educación para el Desarme, celebrado en junio de 1980, en Francia, con auspicio de la ONU. Carazo partía de la experiencia histórica costarricense como país de paz para justificar la elección de ese país como sede de la Universidad para la Paz; pero, más importante aún, en este discurso logró cargarle al concepto paz —significante— nuevos significados: ahora la paz no solo era dinámica —como lo había dicho en 1979—, ahora la paz también debía ser integradora, que permitiera una «[…] toma de conciencia filosófica y humanista sobre una dimensión profunda de la condición humana».40

Y frente a esa paz dinámica e integradora, Carazo situaba la paz precaria, aquella que se quedaba en el significado tradicional «[…] la paz se ha concebido, a lo largo de la historia de la humanidad, como vestíbulo o acto preparatorio de la guerra».41 Paz y educación son ejes centrales en el discurso de Carazo, puntos nodales sobre los que convergen diferentes experiencias y expectativas, conceptos que logran, al unirse, dar forma a la identidad pacífica del costarricense y cómo esta se enfrenta a un mundo caótico.

Para 1981, la situación económica mundial no era la mejor, junto al aumento desmedido del precio del barril del petróleo, Latinoamérica se vio afectada por la llamada crisis de la deuda, que se resume en la incapacidad de los países del área de hacer frente a los compromisos de pago adquiridos con los organismos financieros internacionales, debido a un nivel de endeudamiento que superaba, por mucho, sus ingresos y su capacidad adquisitiva.42 En Costa Rica, los desajustes económicos se tradujeron en un aumento de la inflación que llegó a un 65%, una caída del producto interno bruto, la elevación del desempleo y un descenso drástico de los salarios.43

Ante tal situación, en su mensaje a la Asamblea Legislativa, del 1 de mayo de 1981, Carazo aseguraba que el momento de crisis era innegable, pero que este, a su vez, era la oportunidad para poder demostrar lo que significaba gobernar siguiendo los principios y valores morales que venía promocionando desde su llegada a la presidencia:

La obsesión del consumo y del tener, con el olvido del ser, el abuso de la propia libertad, así como la negación de la libertad […] la carrera armamentista, la crisis energética y económica, las constantes amenazas de guerra, los atentados contra el sentido de la familia y de la moral […] el debilitamiento de la voluntad de los hombres libres, el retroceso de los valores morales.

Para unos, este es el anuncio del fin. Para nosotros, convencidos del curso ascendente de la historia hasta su plenitud, éste es uno de los momentos estelares de la humanidad, con su secuela, o condición de sufrimientos y angustias, pero lleno de grandeza.44

En el anterior fragmento se seguía con la dinámica discursiva de señalar los principales enemigos que antagonizaban con el proyecto e ideal político de Carazo, no solo aparecía la guerra, reflejada en la carrera armamentista, sino también la frivolidad y el desinterés —ya mencionados anteriormente—. A través de su discurso, Carazo trató de unir diferentes amenazas, crear equivalencias entre ellas, para presentarlas como los enemigos a vencer; esos peligros no eran tratados de manera diferencial, sino que se exhibían como un frente unido ante la posibilidad de una vida en paz que respondía a una identidad predeterminada: el costarricense, y el ser humano, tienen una capacidad enorme de trascender a la maldad, siempre y cuando tomen conciencia, una toma de conciencia que depende de la educación.

Igualmente, Carazo aprovechó la difícil situación por la que pasaba Costa Rica para atacar el estilo de desarrollo de la posguerra civil. Es de nuevo el paternalismo la mayor amenaza y obstáculo para alcanzar un desarrollo adecuado:

El país no estaba preparado, económica ni moralmente para hacerle frente a esta coyuntura mundial […] Todo nuestro desarrollo económico en estas décadas […] nuestro comportamiento diario, nuestro estilo de vida, nuestro sistema bancario, se forjó inspirado en el paternalismo, que, en un país renuente al sacrificio, al esfuerzo propio, al espíritu de lucha, centuplica sus efectos negativos y corroe las entrañas de la nación. La inquebrantable adhesión de los costarricenses a la paz, al estado de derecho, a la libertad, hubiera producido mejores frutos con una actitud más vigorosa de su carácter frente a los retos de la vida diaria. En estas circunstancias históricas, las virtudes de nuestro pueblo nos han fortalecido, y han permitido que superemos un sistema económico y educativo cimentado sobre el paternalismo y el proteccionismo que tanto nos han perjudicado y que el país busque ahora nuevos instrumentos y se inspire en una nueva actitud.45

La extensa cita no solo menciona los principios sobre los que se cimienta la nación costarricense, una nación de paz y de democracia, más relevante que esa caracterización es la manera en cómo Carazo acusa al paternalismo de ser la ruina del país y, por ende —aunque sin mencionarlo—, señalar a quienes lo promovieron como los verdaderos responsables de la crisis. Lo anterior resulta interesante, si, como lo menciona Díaz, desde la campaña electoral Carazo había señalado que con su posible llegada al poder se acabaría con la polarización y los problemas que venía experimentando Costa Rica desde 1948.46

El escenario de crisis fue aprovechado por Carazo para demandar, desde sus discursos, un mayor respeto por el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos. Por supuesto, detrás de un mensaje que sin llegar a ser catalogado de abiertamente antiimperialista, se encontraban las intenciones de Carazo de justificar el rompimiento de relaciones entre Costa Rica y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en septiembre de 1981, luego de declarar la incapacidad de hacer frente a los compromisos financieros contraídos.47 Así la paz que buscaba Carazo era una, basada en una relación justa entre país rico y país pobre, en donde el primero no se aprovechara del segundo, y que si tal relación no se alcanzaba, era derecho de los más débiles demandar un mejor trato, demanda que se debía hacer apelando a la inteligencia y al poder de las ideas —educación—:

[…] desde fuera nos imponen condiciones en materia de precios, de crédito y de acceso a los mercados. Esas imposiciones son la expresión de los intereses de naciones más poderosas que prevalecen sobre los países más débiles. Frente a tan descarada realidad, nuestra única arma es la fuerza de las ideas que propugnan por la justicia en el trato internacional.48

Finalmente, para 1982, y durante el discurso pronunciado en la ceremonia de instalación del Consejo de la Universidad para la Paz, Rodrigo Carazo terminó de definir su ideal de paz, una paz vinculada a la justicia, a la moralidad y al trato justo entre países:

[…] mediante una pedagogía apropiada […] es perfectamente previsible un mundo en el que los hombres alcancen un nivel de conformidad consigo mismos más alto y generalizado del que hoy vivimos, que los capacite para darse más ampliamente por el amor y el servicio; en que los grupos humanos puedan resolver sus conflictos por la vía del diálogo y en el que las naciones más ricas y poderosas moderen su ambición de poder y comprendan que la paz y la felicidad constituyen una empresa planetaria.49

Luis Alberto Monge Álvarez, 1982/1986: Rescatar la paz, defender la paz

Para 1982, la situación económica costarricense pasaba por su momento más crítico. La inflación había alcanzado sus niveles más altos, pasando de un 37 por ciento en 1981 a un 90 por ciento, mientras que los salarios habían perdido su capacidad adquisitiva en un 40%, provocando un serio endeudamiento, principalmente, en la clase media costarricense50, y la tasa de desempleo, para julio de ese año, alcanzó la cifra de 9,4 por ciento, un porcentaje alto, si se compara con el 6 por ciento que correspondía a la tasa de desempleo histórica de la posguerra.51

Ante tal panorama, la campaña electoral de Liberación Nacional, con su candidato Luis Alberto Monge, se encargó de enfatizar que la crisis fue un resultado directo de la mala administración de Rodrigo Carazo. El aumento en el costo de la vida fue un arma que el PLN supo utilizar hábilmente, además de señalar el peligro que resultó de involucrar a Costa Rica en el conflicto nicaragüense,52 a lo anterior se le debía sumar la crisis interna que experimentó la coalición Unidad, que no supo consolidarse como partido opositor a Liberación.53 Fue así como las elecciones de 1982 fueron ganadas por Luis Alberto Monge con un aplastante 58,8 por ciento de los votos emitidos, superando a Rafael Ángel Calderón Fournier, candidato de la Unidad, que solo logró obtener 33, 6 por ciento.54

Como ya se ha mencionado anteriormente, la crisis ha sido un concepto importante, presente en los discursos de Rodrigo Carazo, y que también Monge sabría utilizar con el fin de promover y legitimar un programa político en donde el regreso de Liberación Nacional a la presidencia se debía entender como el retorno a una socialdemocracia perdida, más aún si se identificaba al PLN como un partido con experiencia y tradición, y el responsable de las transformaciones positivas que desde 1948 venía experimentado Costa Rica. Por tal razón, la idea de paz que promovió Monge era de una paz que debía ser rescatada y protegida; para Monge, y en sus discursos, la Costa Rica que le estaba tocando gobernar había perdido su paz social, se encontraba en crisis, quebrada económica y quebrada en su esencia.

Ya desde uno de sus primeros discursos, como presidente electo, el 30 de abril de 1982, Monge enfatizaba que «[…] la economía costarricense atraviesa por la peor crisis en los últimos 30 años. El acelerado deterioro económico que se inició hacer tres años alcanzó magnitudes sin precedentes en los últimos meses».55 Aunque la afirmación de Monge no se alejaba de la realidad del momento, no se puede obviar cómo se asociaba crisis con los años de la administración Carazo y, con ello, se le responsabiliza del descalabro de Costa Rica.

Y, ante ese descalabro, Monge, en sus discursos, respondía y hacía un llamado al sacrificio y a la entrega con el fin de salvar a Costa Rica. Para Monge, gobernar se debía entender como una tarea difícil, y así lo dejaba ver en la toma de posesión, el 8 de mayo de 1982, «[…] el poder político es para nosotros, más bien, pesada cruz, cargada de responsabilidades».56 Al ser un sacrificio, y para superar la crisis, Monge demandaba un compromiso y una vuelta a lo esencial del ser costarricense, «[…] volveremos a la tierra para buscar la inspiración, para producir comida y para encontrar al hombre costarricense de alta vocación espiritual y celosos amante de la libertad».57

Esa exaltación que hacía Monge de la llamada democracia rural no era de extrañar; ya desde sus inicios, gran parte del programa político, económico e ideológico de Liberación Nacional giró en torno a esa idea, una Costa Rica igualitaria de pequeños y medianos propietarios que vivían en paz. El igualitarismo, para Monge, era la clave para recuperar la paz perdida, «[…] una política de sacrificio nacional exige que no se permita a ninguna clase beneficiarse a expensas de otra».58

Perder la noción de igualdad, darle la espalda al pasado idílico de Costa Rica era el origen del conflicto. Si para Carazo la crisis estaba ligada a la pérdida de los valores morales universales, tanto así que la carrera armamentista y el irrespeto por la libre autodeterminación de los pueblos eran dos de sus expresiones; para Monge la crisis significaba alejarse del camino que había venido recorriendo Costa Rica, incluso antes de sus inicios como República, y era ese camino el que debía volver a ser recorrido, de la mano de Liberación Nacional, para rescatar a la democracia costarricense, «Reforcemos la fe en el hombre costarricense que forjó la democracia rural en el Siglo Dieciocho y la elevó a la vida independiente en el, para conducirla al desarrollo económico y social del Siglo Veinte».59

Igualmente, en la construcción discursiva hegemónica de Monge, otros conceptos fueron asociados a su idea de paz, tales como libertad y democracia. Y es que como lo explica David Harvey, el uso de tales conceptos o ideales, es sumamente sugerente y atrayente a la hora de legitimar visiones o concepciones de mundo, más aún cuando se espera que esa visión fuera asumida como propia, aceptada y normalizada;60 de tal manera, entre 1982 y 1986, la paz pasó a ser entendida no solo como una sociedad en donde existía —o debía existir— una igualdad que nacía desde un pasado mejor —siendo el PLN el heredero de ese pasado—, también, como la promoción de un modelo político que garantizara la democracia y la libertad, basado en los principios y valores de la sociedad Occidental y tomando como punto de referencia a Estados Unidos y en su defecto a Costa Rica, siendo lo anterior clave, como es planteado por Carlos Cascante, al presentar ese ligamen entre Costa Rica y la potencia del norte como fundamental en un momento en que su ayuda económica y respaldo político eran vistos como necesarios para enfrentar la crisis que atravesaba el país.61

Monge, al vincular discursivamente esos tres conceptos —paz, democracia y libertad—, se encargó de asegurar que solo dentro de un régimen democrático se podía garantizar una verdadera vida pacífica, agregando un nuevo elemento: el anticomunismo. El discurso de paz, durante los cuatro años de la administración Monge, estuvo cargado de un fuerte anticomunismo, algo que marcó una diferencia con Carazo; para Monge, el comunismo venía a ser el nuevo antagonista, la amenaza y peligro al que debían enfrentar las democracias occidentales. Hay que recordar que la llegada de Monge al poder se hizo durante un momento en que las tensiones entre Costa Rica y Nicaragua iban en aumento, debido a la hegemonización del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) del proceso revolucionario,62 que promovía una democracia popular —alejada de la democracia representativa de corte occidental— y su consolidación como la principal fuerza política, luego de derrocar a la dictadura familiar de los Somoza en 1979; el conflicto pasó a definir y ser la característica primordial de las relaciones entre ambos países.63

Para Monge, la democracia costarricense, que nacía de su tradición agrícola, representaba una excepción. Con ello, la idea de paz que promovía Monge partía de esa excepcionalidad costarricense, más aún si se comparaba con el resto de Centroamérica, como tradicionalmente se ha hecho para darle forma a la identidad nacional,64 y así se expresaba esa idea en Nueva York, en junio de 1982:

Nuestras tierras son un foco de atención mundial. Centroamérica se desangra en guerras fratricidas. Costa Rica se halla en el ojo de la tormenta que asola nuestros pueblos y que ensangra tierras dignas de un mejor destino.

[…] Costa Rica ha constituido una momentánea excepción. Nuestro pueblo confía en el vigor de la democracia para capear la tormenta […] La abolición del ejército y la utilización de los recursos que se le destinaban en educación y salud arroja un balance altamente satisfactorio para los costarricenses. Desde hace treinta y dos años disfrutamos de paz y estabilidad política. De nuestra experiencia brota nuestra rebeldía […] de nuestra experiencia brota también la certeza de que es posible vivir en paz y superar las adversidades sin sacrificar la libertad.65

La excepcionalidad costarricense también era una prueba, según Monge, para aquellos que creían que «[…] la democracia es un manjar que solo pueden disfrutar y digerir los países ricos. Costa Rica es un país pobre y ha podido mantener un sistema institucional democrático».66 Sin embargo, esa democracia, y su garantía de paz y estabilidad se veía amenazada por el despotismo, específicamente por «[…] el despotismo que representan las fuerzas del marxismo-leninismo y que en estos días impulsan una agresiva ofensiva expansionista en nuestra región».67

La estrategia discursiva utilizada por Monge planteaba que el comunismo, y los comunistas querían aprovechar la crisis económica que estaba atravesando Costa Rica para sumirla en el caos. Costa Rica era representaba como un botín para los comunistas, que querían acabar y ponían «[…] en peligro como nunca antes, nuestra libertad, nuestra paz».68 Perder la estabilidad política era perder la paz, por lo tanto, Monge hacía un llamado a combatir las fuerzas comunistas; defender la paz demandaba disciplina, compromiso y sacrificio; unirse en contra de aquellos que no eran verdaderos costarricenses:

[…] los partidos y los sindicatos de ideología comunista actúan dentro del país como ‘quinta columna’. Se coordinan y sincronizan con sus correligionarios de la Tercera Internacional, atacan y tratan de desestabilizar al gobierno constitucional elegido por la mayoría del pueblo, boicotean los esfuerzos del pueblo y el gobierno para reactivar las fuentes productivas y superar la crisis. En verdad, en medio de la crisis resulta más difícil la lucha frente al totalitarismo comunista.69

Del fragmento anterior se infieren dos elementos, el primero de ellos es la deslegitimación de los partidos y organizaciones de izquierda, negándoles su posibilidad de entrar a formar parte de la institucionalidad democrática del país —haciéndolos ver como ajenos o extraños—; al hacerlo así y en medio de una fuerte conflictividad social, como la que experimentó Costa Rica entre 1982 y 1984 —huelgas de médicos y profesionales de la salud, trabajadores de las bananeras del sur del país y el movimiento en contra de las alzas de los precios del servicio eléctrico—, toda movilización que fuera promovida u organizada por trabajadores u otros sectores populares, quienes se vieron más afectados por la política económica del Gobierno para hacer frente a la crisis, era catalogada como un complot comunista para acabar con la estabilidad del país. La estrategia discursiva planteada por Monge recurría a la noción de la unidad nacional para recuperar la paz perdida, a la vez que se reforzaba que el conflicto, las luchas, no formaban parte de la identidad costarricense, sino que eran elementos ajenos a su forma de ser, una caracterizada por una vida sin confrontación.70

En segundo lugar, se hacía un llamado a una solidaridad democrática,71 que se entendía como el deber que tenían, o debían tener, todas las democracias occidentales con aquellos países que se veían amenazados por el comunismo. Por ello, se invitaba a un acercamiento cada vez mayor a los Estados Unidos, país que Monge reconocía como el campeón de la paz: «[…] en los tiempos que nos toca vivir los Estados Unidos están en la ineludible obligación de colaborar en la construcción de la paz».72

Durante la administración Monge, el tema económico fue esencial, y la ayuda que provenía de los Estados Unidos y de los organismos internacionales —en donde Estados Unidos poseía mucha influencia—, era fundamental para recuperar y estabilizar la economía, por tal razón, se justificaba desde el discurso que Costa Rica tuviera una actitud cercana a la política de Ronald Reagan hacia los conflictos de la región, especialmente el que mantenía con Nicaragua:

Por eso estamos urgidos de solidaridad activa y de asistencia efectiva de las naciones democráticas. El apoyo que requerimos es económico y financiero para reactivar nuestra economía.

Requerimos apoyo económico y financiero […] para enfrentar con éxito las ideologías totalitarias dentro del marco democrático y por la vía que conduce a las consultas electorales periódicas, libres, pacíficas y honestas.

[Con] la solidaridad y el apoyo de los Estados Unidos y de otras democracias del mundo […] el comunismo no logrará acomplejarnos, ni confundirnos; no logrará detenernos.73

Como lo señala Martha Honey, Estados Unidos y Costa Rica aprovecharon sus necesidades para hacer frente a las distintas crisis que tenían por delante.74 Reagan, quien se encontraba aislado del resto de Latinoamérica, no solo por la agresión a la que sometía a Nicaragua, sino también por el apoyo que dio a Inglaterra en el conflicto de las Malvinas, dándole la espalda a Argentina, vio en la administración Monge un aliado importante, dispuesto a apoyar sus planes a cambio de la ayuda necesaria para estabilizar su golpeada economía. Los distintos viajes que Monge realizó durante su mandato a Estados Unidos tuvieron como fin no solo solicitar apoyo económico, también, lograr una renegociación de los pagos que Costa Rica adeudaba con los organismos internacionales.75

Para 1983, dos fueron los temas que destacaron en el discurso de Monge sobre la recuperación y defensa de la paz: la unidad y el sacrificio frente a la crisis, y la neutralidad de Costa Rica ante los conflictos de la región. Sobre el primer tema, Monge, en el discurso del primero de mayo ante la Asamblea Legislativa, justificaba el accionar del Gobierno en materia económica:

Ante esta situación, estabilizar la economía exigió nuestros mayores esfuerzos durante los primeros meses de esta administración. Fue necesario recurrir a un violento y brutal ajuste, eliminando subsidios, ajustando tarifas y racionalizando el gasto, a fin de eliminar violentamente los factores inflacionarios y lograr, así, el sinceramiento de la estructura económica.76

Se debe tener presente que la política económica de Monge, y el uso de la ayuda externa de los Estados Unidos, canalizada a través de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), que llegó a representar entre 1983 y 1985 un 37,5 % del presupuesto del Gobierno, con una cifra de 592 millones de dólares,77 tenían como objetivo iniciar un cambio estructural del estilo de desarrollo costarricense orientándolo más hacia una economía de mercado que favoreciera la inversión extranjera y la desregulación financiera.78 Aunque Rodrigo Carazo fue quien criticó abiertamente al paternalismo estatal, fue la administración Monge la que inició el desmantelamiento y debilitamiento del Estado de bienestar costarricense, tarea que sería continuada por otro gobierno de Liberación Nacional cuatro años después. Y fue a través del discurso, que se legitimó esa transformación, más aún, si se podía responsabilizar a la administración anterior de ser la causante de todos los males y de la pérdida de la paz social, y resaltar las características tradicionales y que hacían especial al costarricense:

No hemos superado la crisis, pero el país no se desliza a la deriva hacia el colapso y el caos, como ocurría hasta mayo de 1982. Se ha recuperado la confianza y la credibilidad. Hemos reencontrado fe en nuestra capacidad para vencer la crisis y preservar la paz y el sistema institucional democrático de Costa Rica […] Ha jugado un papel estelar el pueblo mismo, con su estoicismo, con sus grandes reservas morales, con su adhesión inquebrantable a la paz y a la libertad y con su devoto y profundo amor a Costa Rica.79

Sobre la neutralidad, se puede plantear que esta surgió como una política de paz basada en la excepcionalidad y diferencia de Costa Rica, presentándola como algo inherente a la historia costarricense, como una característica natural y permanente propia de un pueblo pacífico.80 La neutralidad empezó a ser presentada y promovida como la mejor muestra de la democracia agraria y civilista de Costa Rica, como el ejemplo de una herencia que fortalecía la autoridad moral del país, y lo convertía en un ejemplo a seguir y a destacar en una conflictiva Centroamérica, especialmente si se tenía como vecina a la comunista Nicaragua:

Una serie de singularidades en la evolución histórica gestaron una sociedad con particulares características. No padeció el hombre costarricense de dos instituciones opresoras: la encomienda y la esclavitud […] Así escapó al trauma que dejaron en otros países, ambas instituciones. No se generó mente de esclavista, ni menta de esclavizado.

Hace 122 años, por norma constitucional se estableció la enseñanza primaria, gratuita y obligatoria. En 1949 –hace 34 años- abolimos el ejército y elevamos a norma constitucional la proscripción del ejército como institución permanente. Ahora, rodeados de guerras fratricidas y baños de sangre, elaboramos las bases jurídicas y morales de un estatuto de neutralidad perpetua frente a todo conflicto bélico.81

El discurso de noviembre de 1983, fecha en que se hace la proclama sobre la neutralidad perpetua, activa y no armada, a los elementos arriba mencionados se le agregaba el hecho de que la neutralidad parte de las bases de convivencia propias de la sociedad occidental, por lo tanto, no se podía esperar una neutralidad ideológica, confirmando de nuevo que solo dentro del marco de una democracia representativa y liberal, la paz podía ser garantizada:

[…] nos comprometemos a luchar permanentemente en el ámbito de las ideas y de la política por la prevalencia del sistema democrático Occidental. La neutralidad de Costa Rica será ACTIVA. No significa imparcialidad en el campo ideológico o político. En consecuencia, Costa Rica reafirma su fe en la concepción política y social que ha compartido y comparte con las democracias occidentales.82

Fue así cómo, a partir de la declaración de la neutralidad, el discurso de paz reforzó mas la idea de la excepcionalidad de Costa Rica, y el deber constante de mantener y defender esa excepcionalidad, que significaba mantener viva la esencia del costarricense. Lo anterior se pude leer en el discurso del 1 de mayo de 1984:

La libertad y paz en la República son una realidad incuestionable. Hemos logrado mantener a Costa Rica fuera de la violencia y hemos construido, con el apoyo de la inmensa mayoría ciudadana, un auténtico cordón sanitario político para que nuestro país no se contagie de la intolerancia, el odio fratricida, la pasión desbordada y la guerra que divide y sacrifica a pueblos hermanos. Restablecer la tranquilidad; preservar la paz; caminar un importante trecho alejándonos del abismo, sin lesionar nuestro sistema de vida en libertad.83

El discurso, o los discursos entre 1985 y 1986, finalmente se encargaron de reafirmar la tesis de que fue gracias al regreso de Liberación Nacional que Costa Rica logró salvarse y recuperar la paz. Durante esos años, Monge confirmaba que la virtud de su Gobierno fue apegarse a la herencia rural del país, «[…] las virtudes y valores que nos han permitido superar tránsitos difíciles y aciagos son de origen rural. Y son esas virtudes y valores los que han hecho la grandeza y la gloria de nuestra nacionalidad».84

La labor cumplida, el sacrificio y el esfuerzo que debió realizar para gobernar y salvar la paz solo podían ser entendidos si se partía de la experiencia histórica de Costa Rica, la paz que se había logrado salvar era la mejor expresión de las «[…] raíces de nuestra nacionalidad y tuve siempre presente, en todo momento, estrictamente, que sólo ahí y nada más que ahí, en las raíces de lo nuestro, en la esencia de la auténticamente costarricense, estaba la salvación del país».85

Oscar Arias Sánchez, 1986-1990: Promocionar la paz

El tema de la paz fue central durante toda la campaña rumbo a las elecciones de 1986. Mientras que Rafael Ángel Calderón Fournier, candidato del recién fundado Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), tenía una posición beligerante hacia cómo se debía resolver el tema del conflicto en Centroamérica, incluso favoreciendo una intervención armada por parte de los Estados Unidos; Óscar Arias Sánchez, candidato del PLN, hizo de la paz su caballo de batalla.86

Y sería la paz la que le daría la presidencia a Arias. Es Arias, de los tres presidentes analizados, quien hace de la paz la razón de ser de su Gobierno. La paz pasó a ser el punto neural; y la idea de promocionar y ubicar a Costa Rica como una potencia de paz, fue el norte de la política exterior durante los años que van de 1986 a 1990; de igual manera, el tema del futuro, de la Costa Rica que podía llegar a ser, estuvo sumamente vinculado con los esfuerzos de pacificación en Centroamérica, especialmente luego de lograr la firma de los Acuerdos de Paz de Esquipulas en 1987.

Para Arias, la paz que necesitaba Centroamérica, y de la que Costa Rica podía ser una responsable directa en su consecución, no se iba a alcanzar si no se lograba tomar conciencia del lugar que el país ocupaba en la escena internacional. Arias creía que la paz demandaba una política activa y constantes esfuerzos diplomáticos, que la hora de Costa Rica había llegado, y así lo expresaba durante su toma de posesión el 8 de mayo de 1986:

Ya no es posible hablar de paz y libertad, ni asumir decisiones sobre nuestro desarrollo, sin antes tomar en cuenta los acontecimientos más allá de las fronteras del país. Garantizar la libertad y el reparto justo de los frutos del crecimiento entre las naciones, demanda hoy la formación de alianzas basadas en valores y principios compartidos de buena fe.87

Otro punto importante en el discurso de paz de Arias es cómo la autoridad moral de Costa Rica se justificaba por ser la democracia, en el imaginario del presidente, más estable y una de las más antiguas de América Latina y, partiendo de esa característica, Arias proyecta la paz y la democracia como los elementos que garantizan un futuro prometedor para el país: «[…] es la nuestra la democracia más antigua de América Latina. Pronto vamos a celebrar cien años de disfrutar este sistema político. La paz de Costa Rica es legendaria»,88 y al igual que Monge, Arias planteaba que «[…] la paz y el progreso sólo pueden obtenerse en sociedades abiertas, con democracias producto de procesos electorales libres y pluralistas».89 Esos cien años de democracia en el discurso del presidente identifican la paz con la estabilidad de Costa Rica y, al hacerlo, se creaba un puente entre ese pasado armonioso y el futuro prometedor que se proyectaba.

Es así cómo, en el discurso de Arias, Costa Rica llegaba a desempeñar un papel activo como agente promotor de la paz y la democracia en el mundo. Y era esa misión la que le demandaba al país una participación constante, no solo como punto de referencia y ejemplo, sino también como mediadora y solucionadora de los conflictos entre países; por supuesto, toda solución propuesta debía mantenerse dentro de los parámetros de la democracia occidental, razón por la cual, durante 1986, la manera en cómo Arias se refería a la situación de Nicaragua era muy similar al discurso anticomunista que había mantenido Monge, señalando al Gobierno Sandinista como la causa de la violencia en América Central:

El Gobierno de Nicaragua no ha querido escuchar el mensaje libertario de la historia. Encerrado en un dogmatismo estéril [ha consolidado] un estado militar y totalitario en su territorio […] una Nicaragua donde Sandino fue traicionado una vez más. Hace siete años Sandino resucitó para celebrar la libertad de un pueblo. Una vez más lo han asesinado.90

Un antagonista importante en el discurso de Arias, y uno de los principales obstáculos para alcanzar la paz y la democracia, fue el dogmatismo, del cual se acusaba a los sandinistas. Frente a ese dogmatismo, Arias definía cómo debía ser la paz, una paz democrática y enfrentada a los dogmatismos:

[…] en América, la paz debe ser democrática, pluralista, tolerante, libre. Mientras persistan los dogmatismos y la intransigencia, y no haya diálogo, la paz no será posible. Trabajar juntos por la democracia, por la libertad y por el desarrollo, es trabajar juntos por la paz.91

Si bien es cierto, para 1986 existía un enfrentamiento directo con el sandinismo en los discursos de Arias, para 1987 se da un cambio importante, Nicaragua deja de ser el problema en Centroamérica para ser considerada como parte de la solución. Sin dejar de señalar que los sandinistas mantenían un Gobierno que coartaba libertades, Arias empezó a ver a Daniel Ortega, presidente de Nicaragua desde 1984, como un gobernante igual que él y el resto de los mandatarios centroamericanos.

Ese cambio en la manera de acercase a Nicaragua puede ser entendido como un resultado directo del escándalo Irán-Contras. A finales de 1986 se descubrió la red clandestina creada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Consejo de Seguridad Nacional, con el fin de dotar de recursos a los rebeldes antisandinistas, mediante el comercio y venta de armas y de drogas.92 El escándalo terminó debilitando la salida militar y abrió un espacio para que el diálogo y la negociación tomaran fuerza, especialmente luego de la reunión que mantuvieron Guatemala, Costa Rica, El Salvador y Honduras, en febrero de 1987, en la ciudad Esquipulas de Guatemala.

Es así como desde 1987 en adelante, el tema de las negociaciones de paz y la presentación de un plan con sello costarricense van a ocupar un lugar privilegiado en los discursos de Arias, «[…] en estos días, Costa Rica presentó una propuesta para establecer una paz duradera en Centroamérica. Una propuesta que nace del alma y de la tradición de nuestro país».93 En palabras similares, el 1 de mayo de 1987, hacía referencia Arias a dicho plan, «[…] cuando proponemos un plan de paz, lo que hacemos es entregar una oferta política basada en los valores en que más profundamente creemos los costarricenses».94

Como lo señala David Díaz, para Arias el plan de paz venía a representar no solo un cambio en la historia centroamericana, sino también un giro en la historia mundial, y ponía a Costa Rica, y a él, como su ejecutor, como los adalides y productores de la paz.95 El lenguaje conciliador pasó a ser cada vez más usado en los mensajes del presidente, si en 1986 los sandinistas habían asesinado nuevamente a Sandino, en el discurso pronunciado el 22 de setiembre de 1987 —casi un mes después de la firma de los Acuerdos de Esquipulas—, en la Organización de Estados Americanos, se reconocía la disposición del Gobierno nicaragüense a buscar una salida pacífica:

[…] las cinco naciones centroamericanas hemos firmado un plan de paz para que la promesa de libertad que aquí se hizo en nombre de Sandino llegue a ser realidad sin amenazas ni agresiones. Los pueblos del istmo decidieron tomar el destino de estas batallas en sus propias manos. Contra todas las predicciones, contra fuerzas dogmáticas de los extremos, contra intereses económicos poderosos, las cinco naciones firmaron un acuerdo de paz. Se abrió una puerta que estaba cerrada, se abrió un camino que para algunos estaba destruido para siempre.96

Se ha dicho que un concepto logra reunir o agrupar experiencias pasadas y expectativas del futuro, y a que partir de ello, se dota de un sentido específico que va de la mano de las motivaciones e intenciones de quien hace uso de ese concepto en un discurso. La paz o el plan de paz en su defecto, permiten vislumbrar tal situación. En el discurso de Arias, el plan que recogía lo mejor del ser costarricense era la llave para lograr un futuro prometedor en donde la democracia y el desarrollo irán de la mano con la paz. Ese futuro prometedor se dibujaba de forma cada vez más clara y tomaba fuerza en los discursos que van del 22 de setiembre, fecha en que Arias se presenta ante el Congreso de los Estados Unidos hasta el 10 de diciembre de 1987, cuando es premiado con el premio Nobel de la Paz, premio que terminó de potenciar la figura de Arias y darle mayor legitimidad al plan.

Durante el discurso ante el Congreso norteamericano, Arias se encargó de hacer un llamado al Gobierno de los Estados Unidos a participar en los esfuerzos por pacificar Centroamérica. Lo interesante del llamado es que Arias no lo hacía desde una posición subordinada, de país pequeño solicitando ayuda a una potencia, sino que Costa Rica se posicionaba al nivel de la potencia, y compartía la responsabilidad y el protagonismo:

Ustedes y nosotros no podemos estar separados en esta lucha. La lucha por la paz de Centroamérica es la lucha histórica de las democracias. Como nunca antes, hay una hora señalada en esa historia para que el pueblo de Estados Unidos y el de Costa Rica digan «¡presente!» con toda la fuerza de los principios y los valores que compartimos.97

El 23 de diciembre, y ante la Asamblea de las Naciones Unidas, Arias se encargó de establecer el vínculo entre paz, democracia y desarrollo, además de plantear que para que la paz se consolidara debía existir voluntad política y económica de las potencias. De nuevo, Arias se presentaba como el presidente de un país que poseía la autoridad moral para hacer tales demandas; es así como la paz para Arias era el medio con que Costa Rica buscaba obtener un lugar privilegiado dentro del concierto de naciones, más aún siendo la vocera legitima de los países del área, que veían en la paz una promesa de un futuro prometedor:

[…] decimos paz, decimos democracia, decimos libertad, porque sabemos hacia donde queremos ir, porque sabemos cuál es el futuro que queremos construir. Estamos cansados de derramar lágrimas. Anhelamos encontrar ideales compartidos para trabajar juntos por el desarrollo. Queremos tomar el destino regional en nuestras propias manos.98

La idea de que Centroamérica era dueña de su presente y constructora de un futuro prometedor se terminó de consolidar durante el discurso para celebrar el otorgamiento del Premio Nobel, el 10 de diciembre de 1987: «[…] dejen que los centroamericanos decidamos el futuro de Centroamérica. Déjennos la interpretación y el cumplimiento de nuestro Plan de Paz a nosotros, apoyen los esfuerzos de paz y no las fuerzas de guerra en nuestra región».99 Mientras que un día después a la entrega, Arias se volvía a posicionar como el artífice y representante de la paz en Centroamérica:

[…] recibo este premio como uno de los cinco Presidentes que han comprometido ante el mundo la voluntad de sus pueblos para cambiar una historia de opresión por un futuro de libertad, para cambiar una historia de hambre por un destino de progreso.100

Para 1988, Arias continuó reafirmando el papel protagónico de Costa Rica como promotora de la paz, se legitima así la identidad pacífica del país frente al mundo, como se puede leer en el discurso del 1 de mayo de 1988:

Costa Rica no es parte de los conflictos armados de Centroamérica. Es parte, sí, de la solución política a las amenazas de la guerra. Los más destacados foros del mundo han aplaudido de pie el paso de Costa Rica en su búsqueda de la paz, en su llamado para combatir la pobreza. En una de las mejores horas de triunfo de nuestra patria, Costa Rica supo mostrar la grandeza de su humildad, la fuerza de sus principios.101

El reconocimiento de Costa Rica como país de paz llegaría un año después, en 1989, cuando con motivo de la celebración de los 100 años de democracia costarricense y en presencia de jefes de Estado y presidentes del continente americano, Arias expresó cómo el país asumió un compromiso por trabajar por un mundo mejor y urgía a los otros países a seguir su ejemplo:

Hoy estamos frente a una oportunidad especial, ante un llamado de la historia al que es preciso responder. Estamos obligados a tomar una decisión: o nos refugiamos en el mundo del ayer y seguimos prisioneros de sus intereses y dogmas más arraigados o aceptamos el compromiso de crear para millones y millones de hombres una nueva historia.102

Finalmente, el 1 de mayo de 1990, Arias termina su mandatado reconociendo que el esfuerzo que realizó permitió a Costa Rica no solo mantener la paz, sino que promocionarla a nivel mundial:

Entrego la paz de Costa Rica robustecida: no hay guerrilleros en nuestra tierra, no hay soldados bajo nuestra bandera, no hay dictadores en nuestras fronteras. No hay rangos ni uniformes militares. Celebramos año a año el Día de la Abolición del Ejército. Fuimos parte de un Plan de Paz para Centroamérica y trabajamos en él sin desmayos.103

Conclusión

Como se mencionó al inicio de este artículo, un concepto es aquella palabra/idea que logra agrupar distintas experiencias propias de actores en un contexto determinado. De tal manera, se podría llegar a decir que los conceptos cumplen su función de significantes vacíos, dispuestos a ser llenados de significados según el uso que se les quiera dar, según las intenciones de quienes los utilicen.

Asimismo, todo concepto se ubica en un discurso y este, a su vez, resulta ser un instrumento para ejercer el poder; más aún si entendemos los discursos como prácticas sociales insertas en relaciones de poder. Por tal razón, para el caso del concepto paz es posible identificar cómo durante cada una de las administraciones estudiadas de la mano del significado más tradicional, la ausencia de conflicto, se buscó dotar de nuevas formas de entenderla.

Es así como paz pasó a ser un elemento clave para promocionar nuevas visiones o proyectos políticos, a la vez que se atacan o deslegitimaban a otros, paz también representó la manera en cómo se lograba vincular el pasado con el futuro de la nación, y cómo desde el presente se adjudicaba ese vínculo a un paradigma político: la democracia de corte occidental. Al concepto paz se le oponían distintos antagonistas con el fin de poder darle mayor profundidad a la manera en cómo se insertaba el término en la estrategia discursiva de los actores.

Durante la Administración Carazo, la paz a la que hacía referencia el expresidente era aquella que se identificaba con el cambio, con una nueva forma de gobernar en Costa Rica luego de que el paternalismo estatal había provocado un decaimiento de los valores morales de la nación. Fue así como la paz se veía ligada a la idea de la promoción humana y, con ello, la importancia de la educación, y también, se señalaba una paz que liberara al individuo, una revolución en la forma de gobernar, más aún si entendemos lo anterior como una crítica a los ocho años que Liberación Nacional se mantuvo en el poder.

Luis Alberto Monge, por su parte, hizo de la paz una referencia directa a cómo el PLN podía garantizar el regreso de la estabilidad y la calma a una sociedad divida y en crisis; en sus discursos, Monge vinculaba la paz con ese pasado idílico y excepcional de Costa Rica y cómo Liberación Nacional había logrado mantenerlo desde 1948, potenciando toda una transformación positiva del país. Junto a esa idea de recuperar la paz perdida se unió la necesidad de salvarla de la violencia que rodeaba a Costa Rica, debido a la amenaza del comunismo y al imperante deber de ponerse del lado de los Estados Unidos como campeón de la paz y la democracia.

Finalmente, en el caso de Óscar Arias, la paz significó la oportunidad de posicionar a Costa Rica como referente mundial. Para ello, se partió de la idea de que la estabilidad política del país era una garantía y un ejemplo para seguir; que se le otorgara el premio Nobel y el éxito del Plan de Paz en la pacificación de Centroamérica, terminarían por legitimar las aspiraciones de Arias.

El análisis llevado a cabo en este artículo se plantea como un punto de partida para futuros trabajos sobre la historia de los conceptos, el discurso y sus usos. Resulta perentorio que desde las ciencias sociales se estudie la importancia de los conceptos que han dado forma a los procesos de creación de identidad nacional, y cómo estos se han mantenido o cambiado en el tiempo; queda trabajo por hacer, con lo cual se espera que lo presentado aquí sirva de insumo para futuras investigaciones.

Fuentes primarias

Arias Sánchez, Óscar. Hagamos juntos el camino. Discursos, artículos y ensayos. San José, Costa Rica: Partido Liberación Nacional, Instituto Rodrigo Facio, 2005.

Arias Sánchez, Óscar. La semilla de la paz. Selección de discursos. San José, Costa Rica: Imprenta Nacional, 1990.

Arias Sánchez, Óscar. «Entrego una Costa Rica más grande», 1 de mayo de 1990.
https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1982-2000.

Arias Sánchez, Óscar. El camino de la paz. San José, Costa Rica: Editorial Costa Rica, 1989.

Carazo Odio, Rodrigo. 1981. Fondo Rodrigo Carazo Odio, 1030, Archivo Nacional de Costa Rica.

Carazo Odio, Rodrigo. Discurso ante el Congreso Mundial sobre la Educación para el Desarme, celebrado en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 9 de junio de 1980. Fondo Rodrigo Carazo Odio, 001206, Archivo Nacional de Costa Rica.

Carazo Odio, Rodrigo. Discurso ante la Asamblea legislativa de Costa Rica, 1 de mayo de 1979. https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1982-2000.

Carazo Odio, Rodrigo. Discurso ante la Asamblea legislativa de Costa Rica, 1 de mayo de 1980. https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1982-2000.

Carazo Odio, Rodrigo. Discurso ante la Asamblea legislativa de Costa Rica, 1 de mayo de 1981. https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1982-2000.

Carazo Odio, Rodrigo. Discurso ante la XXXIII Asamblea General de las Naciones Unidas, 27 de setiembre de 1978. Fondo Rodrigo Carazo Odio, 001206, Archivo Nacional de Costa Rica.

Carazo Odio, Rodrigo. Discurso de toma de posesión, 8 de mayo de 1978. https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1982-2000.

Carazo Odio, Rodrigo. Discurso durante la ceremonia de instalación del Consejo de la Universidad para la Paz, en el Teatro Nacional de Costa Rica, 6 de marzo de 1982. Fondo Rodrigo Carazo Odio, 001206, Archivo Nacional de Costa Rica.

Monge Álvarez, Luis Alberto. Pensar y actuar. Madrid, España: Tecnos, 1984.

Monge Álvarez, Luis Alberto. Discurso ante la Asamblea Legislativa, 1 de mayo de 1985. https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1982-2000.

Monge Álvarez, Luis Alberto. Discurso ante la Asamblea Legislativa, 1 de mayo de 1986. https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1982-2000.

Monge Álvarez, Luis Alberto. Proclama Presidencial sobre la Neutralidad Perpetua, Activa y No Armada de Costa Rica, noviembre de 1983.

Bibliografía

Carriscondo, Francisco. «El valor del diccionario para la investigación de la historia de los conceptos sociales (a propósito del término revolución)». Nueva Revista de Filología Hispánica, vol. 56, n.º 1 (2008). https://doi.org/10.24201/nrfh.v56i1.2382.

Cascante, Carlos Humberto. «Entre la política exterior y la política interna. De la Proclama de la Neutralidad al Plan de Paz (1983-1989)». Diálogos. Revista Electrónica de Historia, vol. 13, n.º 1 (febrero-agosto, 2012). https://doi.org/10.15517/dre.v13i1.6363.

Díaz Arias, David. «Enfrentar a Reagan y a la Contra: la opinión pública costarricense y la discusión por la paz en Centroamérica, 1986-1987». Memorias. Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe, n.º 30 (2016): 188-218. http://www.scielo.org.co/pdf/memor/n30/n30a09.pdf.

Díaz Arias, David. «Memorias del futuro: relatos de heroicidad y la confrontación del pasado en la celebración del Plan de Paz Esquipulas II, 1987-2012». Revista de Historia, Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, n.º 32 (2014). http://www.ihnca.edu.ni/publicacion.php/219.

Díaz Arias, David. Historia del Neoliberalismo en Costa Rica: la aparición en la contienda electoral, 1977-1978. San José, Costa Rica: Centro de Investigaciones Históricas de América Central, 2019.

Edelman, Marc. Campesinos contra la globalización. Movimientos sociales rurales en Costa Rica. San José, Costa Rica: EUCR, 2005.

Garnier, Leonardo y Blanco, Laura. Costa Rica un país subdesarrollado casi exitoso. San José, Costa Rica: Uruk Editores, 2010.

Grandin, Greg. Empire’s Workshop. Latin America, The United States and the Rise of New imperialism. New York, EE. UU.: Holt, 2010.

Harvey, David. Breve historia del neoliberalismo. España: Akal, 2007.

Heredia, Elkin. «La teoría del discurso de Laclau y su aplicación al significante “la paz”». Analecta Política, vol. 6, n.º 11 (2016). https://revistas.upb.edu.co/index.php/analecta/article/view/2086.

Hidalgo Capitán, Antonio. Costa Rica en su evolución. Política económica, desarrollo y cambio estructural del sistema socioeconómico costarricense (1980-2002). San José, Costa Rica: EUCR, 2003.

Honey, Martha. Hostile Acts. U.S. Policy in Costa Rica in the 1980’s. Gainesville, EE. UU.: University Press of Florida, 1994.

Koselleck, Reinhart. «Historia de los conceptos y conceptos de la historia». Ayer, n.º 53 (2004). https://revistaayer.com/sites/default/files/articulos/53-1-ayer53_HistoriaConceptos_Fernandez_Fuentes.pdf.

Molina Jiménez, Iván. «El futuro de una nación en crisis (1979-1982)». En: Ahí me van a matar. Cultura, violencia y Guerra Fría en Costa Rica (1979-1990), editado por Iván Molina Jiménez y David Díaz Arias, 3-37. San José, Costa Rica: EUNED, 2018.

Oconitrillo, Eduardo. Cien años de política costarricense: 1902-2002. De Ascensión Esquivel a Abel Pacheco. San José, Costa Rica: EUNED, 2004.

Rovira Mas, Jorge. Costa Rica en los años 80. San José, Costa Rica: Editorial Porvenir, 1987.

Skinner, Quentin. «Motivos, intenciones e interpretación». En: Lenguaje, política e historia. Argentina: Universidad Nacional de Quilmes Editorial, 2007.

Sojo, Carlos. Costa Rica: Política exterior y sandinismo. San José, Costa Rica: FLACSO, 1991.


1 Reinhart Koselleck, «Historia de los conceptos y conceptos de la historia», Ayer, n.º 53 (2004): 28, https://revistaayer.com/sites/default/files/articulos/53-1-ayer53_HistoriaConceptos_Fernandez_Fuentes.pdf.

2 Francisco Carriscondo, «El valor del diccionario para la investigación de la historia de los conceptos sociales (a propósito del término revolución)», Nueva Revista de Filología Hispánica, n.º 1 (2008): 3, https://doi.org/10.24201/nrfh.v56i1.2382.

3 Koselleck, 43.

4 Carriscondo, 2.

5 Ibíd., 21.

6 Ibíd., 4.

7 Jorge Rovira Mas, Costa Rica en los años 80 (San José, Costa Rica: Editorial Porvenir, 1987), 26. David Díaz Arias, Historia del neoliberalismo en Costa Rica: la aparición en la contienda electoral, 1977-1978 (San José, Costa Rica: Centro de Investigaciones Históricas de América Central, 2019), 12-13.

8 Rovira Mas, 17-18; Iván Molina Jiménez, «El futuro de una nación en crisis (1979-1982)», en: Ahí me van a matar. Cultura, violencia y Guerra Fría en Costa Rica (1979-1990), Iván Molina Jiménez y David Díaz Arias (eds.), 3-37 (San José, Costa Rica: EUNED, 2018), 10.

9 Antonio Hidalgo Capitán, Costa Rica en su evolución. Política económica, desarrollo y cambio estructural del sistema socioeconómico costarricense (1980-2002) (San José, Costa Rica: EUCR, 2003), 36-38.

10 Marc Edelman, Campesinos contra la globalización. Movimientos sociales rurales en Costa Rica (San José, Costa Rica: EUCR, 2005), 108.

11 Jorge León, «Las políticas económicas en el periodo 1965 a 1985», en: Historia económica de Costa Rica en el siglo XX. Crecimiento y las políticas económicas, Jorge León, et. al., 188-273 (San José, Costa Rica: EUCR, 2014), 221-224.

12 Díaz, Historia del neoliberalismo..., 16.

13 Ibíd., 14.

14 Molina Jiménez, 10-11; Leonardo Garnier y Laura Blanco, Costa Rica: un país subdesarrollado casi exitoso (San José, Costa Rica: Uruk Editores, 2010), 50.

15 Díaz Arias, Historia del neoliberalismo..., 16.

16 Eduardo Oconitrillo, Cien años de política costarricense: 1902-2002. De Ascensión Esquivel a Abel Pacheco (San José, Costa Rica: EUNED, 2004), 215-220.

17 Ibíd., 228.

18 Díaz Arias, Historia del neoliberalismo en Costa Rica..., 25.

19 Oconitrillo, 231.

20 Díaz Arias, Historia del neoliberalismo..., 18.

21 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, durante su toma de posesión, 8 de mayo de 1978, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

22 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, durante su toma de posesión, 8 de mayo de 1978, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

23 Elkin Heredia, «La teoría del discurso de Laclau y su aplicación al significante ‘la paz’», Analecta Política, vol. 6, n.º 11 (2016): 300, https://revistas.upb.edu.co/index.php/analecta/article/view/2086.

24 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, durante su toma de posesión, 8 de mayo de 1978, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

25 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, durante su toma de posesión, 8 de mayo de 1978, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

26 Díaz Arias, Historia del neoliberalismo..., 26.

27 Edelman, 118-120.

28 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, durante su toma de posesión, 8 de mayo de 1978, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

29 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, durante su toma de posesión, 8 de mayo de 1978, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

30 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la XXXIII Asamblea General de las Naciones Unidas, el 27 de setiembre de 1978. Archivo Nacional de Costa Rica —en adelante, ANCR—, Archivo Histórico, Fondo Rodrigo Carazo Odio, n.º 001206.

31 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la XXXIII Asamblea General de las Naciones Unidas, el 27 de setiembre de 1978. ANCR, Archivo Histórico, Fondo Rodrigo Carazo Odio, n.º 001206.

32 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la XXXIII Asamblea General de las Naciones Unidas, el 27 de setiembre de 1978. ANCR, Archivo Histórico, Fondo Rodrigo Carazo Odio, n.º 001206.

33 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la XXXIII Asamblea General de las Naciones Unidas, el 27 de setiembre de 1978. ANCR, Archivo Histórico, Fondo Rodrigo Carazo Odio, n.º 001206.

34 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la Asamblea legislativa de Costa Rica, el 1 de mayo de 1979, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

35 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la Asamblea legislativa de Costa Rica, el 1 de mayo de 1979, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

36 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la Asamblea legislativa de Costa Rica, el 1 de mayo de 1979, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

37 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la Asamblea legislativa de Costa Rica, el 1 de mayo de 1980, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

38 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la Asamblea legislativa de Costa Rica, el 1 de mayo de 1980, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

39 Quentin Skinner, «Motivos, intenciones e interpretación», en: Lenguaje, política e historia (Argentina: Universidad Nacional de Quilmes Editorial, 2007), 181-182.

40 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante el Congreso Mundial sobre la Educación para el Desarme, celebrado en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el 9 de junio de 1980. ANCR, Archivo Histórico, Fondo Rodrigo Carazo Odio, n.º 001206.

41 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante el Congreso Mundial sobre la Educación para el Desarme, celebrado en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el 9 de junio de 1980. ANCR, Archivo Histórico, Fondo Rodrigo Carazo Odio, n.º 001206.

42 Greg Grandin, Empire’s Workshop. Latin America, The United States and the Rise of New Imperialism (New York, EE. UU.: Holt, 2010), 183-184.

43 Rovira Mas, 63.

44 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la Asamblea legislativa de Costa Rica, el 1 de mayo de 1981, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1962-1982.

45 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, ante la Asamblea legislativa de Costa Rica, el 1 de mayo de 1981.

46 Díaz Arias, Historia del neoliberalismo..., 33.

47 Rovira Mas, 64-65.

48 Discurso de Rodrigo Carazo Odio, 1981. ANCR, Archivo Histórico, Fondo Rodrigo Carazo Odio, n.º 1030.

49 Discurso pronunciado por Rodrigo Carazo Odio, durante la ceremonia de instalación del consejo de la Universidad para la Paz, en el Teatro Nacional de Costa Rica, 6 de marzo de 1982. ANCR, Archivo Histórico, Fondo Rodrigo Carazo Odio, n.º 001206.

50 Garnier y Blanco, 53.

51 Rovira Mas, 45.

52 Oconitrillo, 251.

53 Ibíd., 241.

54 Ibíd., 250.

55 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «Vamos a superar esta crisis en democracia y con libertad», presentación del Plan Nacional de Emergencia, 30 de abril de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

56 Discurso pronunciando por Luis Alberto Monge Álvarez, «Salvaremos para todos la paz, la justicia social y la democracia», toma de posesión, 8 de mayo de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

57 Discurso pronunciando por Luis Alberto Monge Álvarez, «Salvaremos para todos la paz, la justicia social y la democracia», toma de posesión, 8 de mayo de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

58 Discurso pronunciando por Luis Alberto Monge Álvarez, «Salvaremos para todos la paz, la justicia social y la democracia», toma de posesión, 8 de mayo de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

59 Discurso pronunciando por Luis Alberto Monge Álvarez, «Salvaremos para todos la paz, la justicia social y la democracia», toma de posesión, 8 de mayo de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

60 David Harvey, Breve historia del neoliberalismo (España: Akal, 2007), 11-13.

61 Carlos Humberto Cascante, «Entre la política exterior y la política interna. De la Proclama de la Neutralidad al Plan de Paz (1983-1989)», Diálogos. Revista Electrónica de Historia, vol. 13, n.º 1 (2012): 12, https://doi.org/10.15517/dre.v13i1.6363.

62 Ibíd., 12.

63 Carlos Sojo, Costa Rica: política exterior y sandinismo (San José, Costa Rica: Flacso, 1991), 57.

64 Humberto Cascante, 13.

65 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «La Fuerza moral de las ideas», International Center, durante el homenaje de la Asociación Norteamericana Pro Democracia y Libertad, 24 de junio de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

66 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «Solidaridad activa para la defensa de la democracia», Conferencia Mundial sobre Elecciones Libres, Washington D.C., 5 de noviembre de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

67 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «Solidaridad activa para la defensa de la democracia», Conferencia Mundial sobre Elecciones Libres, Washington D.C., 5 de noviembre de 1982. En Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

68 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «Solidaridad activa para la defensa de la democracia», Conferencia Mundial sobre Elecciones Libres, Washington D.C., 5 de noviembre de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

69 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «Solidaridad activa para la defensa de la democracia», Conferencia Mundial sobre Elecciones Libres, Washington D.C., 5 de noviembre de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

70 Humberto Cascante, 14.

71 Sojo, 62.

72 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «La Fuerza moral de las ideas», International Center, durante el homenaje de la Asociación Norteamericana Pro Democracia y Libertad, 24 de junio de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

73 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «Solidaridad activa para la defensa de la democracia», Conferencia Mundial sobre Elecciones Libres, Washington D.C., 5 de noviembre de 1982, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

74 Martha Honey, Hostile Acts. U.S. Policy in Costa Rica in the 1980’s (Gainesville, EE. UU.: University Press of Florida, 1994), 61.

75 Humberto Cascante, 11.

76 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «Unidad Nacional ante la crisis», ante la Asamblea Legislativa, 1 de mayo de 1983, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

77 Edelman, 129.

78 Honey, 53

79 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «Unidad Nacional ante la crisis», ante la Asamblea Legislativa, 1 de mayo de 1983, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

80 Humberto Cascante, 16.

81 Luis Alberto Monge Álvarez, Proclama Presidencial sobre la Neutralidad Perpetua, Activa y No Armada de Costa Rica, noviembre de 1983.

82 Luis Alberto Monge Álvarez, Proclama Presidencial sobre la Neutralidad Perpetua, Activa y No Armada de Costa Rica, noviembre de 1983.

83 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, «Hemos salvado la libertad y la paz», ante la Asamblea Legislativa, 1 de mayo de 1984, en: Luis Alberto Monge, Pensar y actuar (Madrid, España: Tecnos, 1984).

84 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, Asamblea Legislativa, 1 de mayo de 1985, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1982-2000.

85 Discurso pronunciado por Luis Alberto Monge Álvarez, ante la Asamblea Legislativa, 1 de mayo de 1986, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1982-2000.

86 David Díaz Arias, «Enfrentar a Reagan y a la Contra: La opinión pública costarricense y la discusión por la paz en Centroamérica, 1986-1987», Memorias. Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe, n.º 30 (2016): 188-218, http://www.scielo.org.co/pdf/memor/n30/n30a09.pdf.

87 Discurso pronunciado por Oscar Arias Sánchez, «Una alianza para la libertad y la democracia», toma de posesión, 8 de mayo de 1986, en: Óscar Arias Sánchez, Hagamos juntos el camino. Discursos, artículos y ensayos (San José, Costa Rica: Partido Liberación Nacional, Instituto Rodrigo Facio, 2005).

88 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Que la democracia prevalezca», Club internacional de prensa, Washington D.C., 5 de diciembre de 1986, en: Oscar Arias Sánchez, El camino de la paz (San José, Costa Rica: Editorial de Costa Rica, 1989).

89 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Que la democracia prevalezca», Club internacional de prensa, Washington D.C., 5 de diciembre de 1986, en: Oscar Arias Sánchez, El camino de la paz (San José, Costa Rica: Editorial de Costa Rica, 1989).

90 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Paz en Centroamérica: libertad y democracia para los cinco pueblos», XLI Asamblea General de las Naciones Unidas, 24 de setiembre de 1986, en: Óscar Arias Sánchez, Hagamos juntos el camino. Discursos, artículos y ensayos (San José, Costa Rica: Partido Liberación Nacional, Instituto Rodrigo Facio, 2005).

91 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Los caminos de la libertad», Casa Banca, Washington D.C., 4 de diciembre de 1986, en: Óscar Arias Sánchez, Hagamos juntos el camino. Discursos, artículos y ensayos (San José, Costa Rica: Partido Liberación Nacional, Instituto Rodrigo Facio, 2005).

92 Honey, 235-242 y 357-372.

93 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Una propuesta costarricense de paz», 19 de febrero de 1987, en: Oscar Arias Sánchez, El camino de la paz (San José, Costa Rica: Editorial de Costa Rica, 1989).

94 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Fieles a la voluntad del pueblo», Ante la Asamblea Legislativa, 1 de mayo de 1987, en: Oscar Arias Sánchez, El camino de la paz (San José, Costa Rica: Editorial de Costa Rica, 1989).

95 David Díaz Arias, «Memorias del futuro: Relatos de heroicidad y la confrontación del pasado en la celebración del Plan de Paz Esquipulas II, 1987-2012», Revista de Historia, Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, n.º 32 (2014): 52.

96 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Que nadie se refugie en la Guerra», ante el consejo permanente de la Organización de Estados Americanos, 22 de setiembre de 1987, en: Óscar Arias Sánchez, El camino de la paz (San José, Costa Rica: Editorial de Costa Rica, 1989).

97 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Démosle una oportunidad a la paz», Congreso de los Estados Unidos, 22 de setiembre de 1987, en: Óscar Arias Sánchez, El camino de la paz (San José, Costa Rica: Editorial de Costa Rica, 1989).

98 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Un nuevo camino hacia la paz en Centroamérica», XLII Asamblea General de las Naciones Unidas, 23 de setiembre de 1987, en: Óscar Arias Sánchez, El camino de la paz (San José, Costa Rica: Editorial de Costa Rica, 1989).

99 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «La paz no tiene fronteras», Oslo, Noruega, 10 de diciembre de 1987, en: Óscar Arias Sánchez, El camino de la paz (San José, Costa Rica: Editorial de Costa Rica, 1989).

100 Discurso pronunciado por Oscar Arias Sánchez, «Solo la paz puede escribir la nueva historia», Oslo, Noruega, 11 de diciembre de 1987, en: Oscar Arias Sánchez, El camino de la paz (San José, Costa Rica: Editorial de Costa Rica, 1989).

101 Discurso pronunciado por Oscar Arias Sánchez, «Sin armas y sin hambre», ante la Asamblea Legislativa, 1 de mayo de 1988, en: Oscar Arias Sánchez, La semilla de paz. Selección de discursos (San José,Costa Rica : Imprenta Nacional, 1990).

102 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Cien años libres», Reunión de jefes de Estado y de Gobierno del continente americano, 27 de octubre de 1989, en: Óscar Arias Sánchez, Hagamos juntos el camino. Discursos, artículos y ensayos (San José, Costa Rica: Partido Liberación Nacional, Instituto Rodrigo Facio, 2005).

103 Discurso pronunciado por Óscar Arias Sánchez, «Entrego una Costa Rica más grande», 1 de mayo de 1990, https://sites.google.com/site/mensajepresidencialcr/siglo-xx-1/1982-2000.


Fecha de recepción: 06/01/2021 - Fecha de aceptación: 25/03/2021

* Costarricense. Magíster en Historia por la Universidad de Costa Rica (UCR). Docente de Estudios Generales, sección Historia de la Cultura, Universidad de Costa Rica (UCR), sede Rodrigo Facio, San José, Costa Rica. Correo electrónico: leonardo.astorgasanchez@ucr.ac.cr.
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9753-2158.

EUNA UNA

Escuela de Historia, Universidad Nacional, Campus Omar Dengo
Apartado postal: 86-3000. Heredia, Costa Rica
Teléfono: (506) 2562-4125
Correo electrónico revistadehistoria@una.cr