N.º 86 • Julio - Diciembre 2022
ISSN: 1012-9790 • e-ISSN: 2215-4744
DOI: https://dx.doi.org/10.15359/rh.86.1
Licencia: CC BY NC SA 4.0

La Revista de Historia y su compromiso con la calidad de la publicación científica

The Revista de Historia and its commitment to the quality of scientific publication

A Revista de Historia e seu compromisso com a qualidade da publicação científica

Fabián González Ramírez*

Editor

Revista de Historia

Una de las primeras enseñanzas que, a manera de instrucción ineludible, se advierte a los estudiantes universitarios de Historia es el papel central de las fuentes primarias para la praxis del oficio historiográfico. En efecto, como ya lo subrayaron con suficiente énfasis los precursores de la Escuela de los Annales, solo es posible acceder al pasado mediante «huellas» de la actividad humana que han sobrevivido en el presente. La aparente ventaja de esta condición consiste en que, a cualquier lado que el historiador mire, encontrará una potencial fuente: toda acción humana es histórica y, en alguna u otra medida, dejará «residuos», evidencias y constancias —voluntarias o no— de su devenir. Así lo dejó entrever Marc Bloch, al observar que «La diversidad de los testimonios históricos es casi infinita. Todo lo que el hombre [sic] dice o escribe, todo lo que fabrica, todo lo que toca puede y debe informarnos acerca de él».1 Los archivos institucionales, gubernamentales y privados son el ejemplo clásico de sitios en donde se almacenan, catalogan y ponen a disposición fuentes voluntarias, ideadas conscientemente para aportar información para la posteridad.

Las fuentes: allí es donde, en primera instancia, los historiadores dirigen su mirada. Sin embargo, retomando la reflexión de Bloch, «Es curioso constatar hasta qué punto las personas ajenas a nuestro trabajo evalúan imperfectamente la extensión de esas posibilidades».2 Esta observación se puede complementar con el ya clásico consejo de Lucien Febvre: «Hay que utilizar todos los textos, sin duda. Pero todos los textos. […] También un poema, un cuadro, un drama son para nosotros documentos, testimonios de una historia viva y humana, saturados de pensamiento y de acción en potencia».3 Una lectura exagerada de estas afirmaciones haría creer que las fuentes de la historia son casi «inagotables», dada la abundancia y complejidad de las sociedades pasadas y contemporáneas. Sin embargo, tampoco basta con que el historiador se preocupe por utilizar la mayor diversidad de fuentes disponibles, sino —y, sobre todo— cómo comunica los resultados de sus investigaciones en un actual contexto de predominio de las redes tecnológicas de la información. El ejercicio de la disciplina historiográfica conlleva, por ende, una responsabilidad en el tratamiento de las fuentes para poder comunicarse con claridad hacia los lectores.

Aunado a lo anterior, lo cierto es que la comunicación ha cambiado, de manera radical, desde las últimas dos décadas del siglo XX —y las revistas científicas, como la Revista de Historia, no han sido ajenas a este proceso—. Sobre este punto, Manuel Castells ha aclarado —en el ocaso del milenio pasado, cuando la revolución tecnológica digital apenas empezaba— sobre la «[…] formación de un supertexto y un metalenguaje que, por primera vez en la historia, integran en el mismo sistema las modalidades escritas, oral y audiovisual de la comunicación humana».4 Quiere decir que, las fuentes primarias del pasado y del presente —la materia prima de los historiadores— han aumentado en cantidad y diversidad de manera estrepitosa, y esto también implica que los procedimientos y teorías para analizarlas y construir datos inteligibles a partir de estas se han transformado. Los historiadores, entonces, han asumido el reto de adaptarse a estos cambios para poder difundir, con mayor claridad, sus propuestas y avances de investigaciones, en este caso, mediante la modalidad de artículo científico.

Es con este espíritu que el número 86 de la Revista de Historia, correspondiente al primer semestre de 2022, ha publicado los seis artículos que los lectores encontrarán en nuestro sitio web, a quienes dejamos que sean quienes, finalmente, dictamen los compromisos y retos antes mencionados. A poco menos de tres años la Revista de Historia cumplirá el cincuenta aniversario de su fundación, cuyo primer número vio la luz en 1975. Muy nutridas temáticas y una diversa cantidad de artículos científicos, críticas bibliográficas, entrevistas, balances sobre fuentes documentales y otros tipos de publicaciones atinentes a la disciplina historiográfica se han publicado desde entonces, aportando sustento y rigurosidad académica en el debate sobre el quehacer de la Historia en el ámbito nacional y centroamericano. Como es sabido, cualquier disciplina que se dedique de manera rígida a estudiar desde solo un enfoque está condenada a tornarse infecunda para el desarrollo sus propios argumentos, por lo que nuestra revista siempre ha buscado publicar el más amplio espectro de problemáticas historiográficas, ya sean de naturaleza teórico-metodológica, epistemológica, entre otros. Pero, asimismo, la Revista de Historia ha procurado la publicación de trabajos cuya variedad y tratamiento de fuentes primarias estén, de forma estrecha, relacionados con el compromiso de asegurar una rigurosidad y calidad académicas que les hagan entendibles y confiables. Lo anterior ha implicado asegurar las mejores prácticas editoriales y recomendaciones de los índices, catálogos y bases de datos en los cuales se encuentra inscrita la revista, haciendo especial énfasis en un cuidadoso proceso de arbitraje, edición técnica y diagramación que certifique la calidad de estas publicaciones en el marco del acceso abierto. En este sentido, esperamos que el presente número cumpla con sus expectativas e intereses.

Bibliografía

Bloch, M. Apología para la historia o el oficio del historiador. Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica, 2001.

Castells, M. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Volumen 1. La sociedad red. Madrid, España: Alianza Editorial, 1998.

Frebvre, L. Combates por la Historia. Barcelona, España: Ariel, 1987.


* Costarricense. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional (UNA), Campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica. Docente en la Escuela de Historia de la Universidad Nacional (UNA), Campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica. Correo electrónico: fabian.gonzalez.ramirez@una.cr ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1773-0822

1 Marc Bloch, Apología para la historia o el oficio del historiador (Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica, 2001), 87.

2 Ibíd.

3 Lucien Febvre, Combates por la Historia (Barcelona, España: Ariel, 1987), 29-30.

4 Manuel Castells, La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Volumen 1. La sociedad red. Madrid, España: Alianza Editorial, 1998), 360.

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