N.º 87 • Enero - Junio 2023
ISSN: 1012-9790 • e-ISSN: 2215-4744
DOI: https://dx.doi.org/10.15359/rh.87.4
Licencia: CC BY NC SA 4.0

sección América LatinA

¡Agua para Xalapa! Las vicisitudes del ayuntamiento xalapeño frente al abasto de agua potable, Veracruz, México (1940-1945)

Water for Xalapa! Vicissitudes of the Xalapa City Council Facing the Supply of Drinking Water, Veracruz, México (1940-1945)

Água para Xalapa! As vicissitudes do Conselho Municipal de Xalapa em relação ao abastecimento de água potável, Veracruz, México (1940-1945)

Mariana Rodríguez Gámez*

Resumen: El abastecimiento de agua potable durante los años cuarenta en el estado de Veracruz, fue un proceso lento que reflejó la pausada mejora de la infraestructura urbana por parte de los gobiernos municipales. Para el caso xalapeño, en el primer lustro de esa década, ocurrieron una serie de cuestiones relacionadas con el líquido que denotaron la precaria gestión y el intento por mejorar la infraestructura hídrica. En este sentido, el presente artículo aborda la percepción del ayuntamiento xalapeño frente al proyecto de «modernidad nacional»,1 a través del análisis del contenido de las peticiones municipales, específicamente a partir del servicio de agua potable para dar cuenta de sus acciones respecto a ello. Reflexionando así, desde una perspectiva de historia local que permite entender que los procesos urbanos no son unilaterales en ámbitos regionales.

Palabras claves: agua potable; abastecimiento de agua; gobierno local; modernización; urbanización; historia; México.

Abstract: The supply of drinking water during the 1940s in the state of Veracruz was a slow process that reflected local governments’ slow improvement of urban infrastructure. In the case of Xalapa City, during the first five years of that decade, a series of issues related to the liquid occurred, denoting the precarious management and the attempt to improve the water infrastructure. In this sense, this article addresses the perception of the Xalapa city council regarding the project of «national modernity» through a content analysis of the municipal requests, specifically from the drinking water service to account for the council’s actions in this regard. Thus, reflecting from a local history perspective allows us to understand that urban processes are not unilateral in regional settings.

Keywords: drinking water; water supply; local government; modernization; urbanization; history; Mexico.

Resumo: O abastecimento de água potável durante os anos 1940 no estado de Veracruz foi um processo lento que refletiu a lenta melhoria da infraestrutura urbana por parte dos governos municipais. No caso de Xalapa, nos primeiros cinco anos daquela década, ocorreu uma série de fatos relacionados ao líquido que denotaram a gestão precária e a tentativa de melhorar a infraestrutura hídrica. Neste sentido, este artigo aborda a percepção da Câmara Municipal de Xalapa em relação ao projeto de «modernidade nacional» através da análise do conteúdo das petições municipais, especificamente do serviço de água potável, a fim de explicar suas ações a este respeito.

Palavras chaves: água potável; abastecimento de água; governo local; modernização; urbanização; história; México.

Introducción

El advenimiento de los avances científico-tecnológicos como resultado del proyecto de modernidad que se gestaba en México durante la primera década de los años cuarenta catalizó una serie de acciones nacionales relacionadas con el desarrollo de infraestructura urbana. Estas lógicas de desarrollo se expresaron también en ámbitos regionales como es el caso de Veracruz, donde la ciudad de Xalapa tuvo un lugar destacado en este proceso al ser la capital del estado. Cuestión que dio pie al presente artículo.

Entre el abanico de posibilidades para entender el desarrollo urbano y de infraestructura en Xalapa durante el primer lustro de la década de los cuarenta, se optó por el agua potable al ser un tema central en las fuentes primarias revisadas –Actas de secretaria–, quedando en segundo término la introducción de drenaje, la ampliación de calles y la mejora del alumbrado público. Este dato resultó muy importante para entender las dinámicas que se estaban gestando alrededor del desarrollo de infraestructura urbana y las prioridades del gobierno municipal en materia de modernización de la urbe. Las actas de secretaría revelaron una marcada tendencia respecto al servicio de agua potable, su introducción y mejora. Además, fue posible dar cuenta cómo el gobierno local, la sociedad Xalapeña y el Estado unieron fuerzas para catalizar el desarrollo de una ciudad que, si bien trataba de figurar en un discurso de «modernidad nacional», entraba de manera lenta a este proceso de larga duración donde la obra pública, específicamente la mejora y abastecimiento de agua potable fue la prioridad. Esto puede ser interpretado como un signo de progreso desde la óptica de historia local en esta provincia y, además, se puede relacionar estrechamente con la corriente higienista2 que permeaba los imaginarios urbanos nacionales, cuya materialización era la mejora de los servicios básicos como el agua potable para poder ejercer un buen saneamiento de las ciudades y sus habitantes. En este sentido, como plantea Aboites:

El creciente consumo de agua, su potabilización y distribución domiciliaria –exigidas por la difusión de nuevos paradigmas sanitarios– implicaban una mayor complejidad técnica y requerían inversiones que rebasaban con mucho la capacidad financiera y de gestión de los gobiernos locales en México durante el siglo XX. A raíz de esta situación, el crecimiento urbano convirtió en obsoletos e insuficientes los esfuerzos por renovar y extender los sistemas de abasto de las principales ciudades del país. Lo anterior propició a su vez la intervención del gobierno federal, el cual buscó controlar el manejo del agua con el argumento de que los estados y municipios eran incapaces de llevar agua potable a los habitantes de los centros urbanos.3

Por tanto, en el presente artículo, se aborda cómo el ayuntamiento de Xalapa se percibió frente al proyecto de «modernidad nacional», cómo lo vivieron sus habitantes desde las peticiones –específicamente a partir del servicio de agua potable– y dar cuenta de cuáles fueron sus acciones respecto a ello. Dando cabida a una reflexión que emana desde la perspectiva de historia local y que entiende la modernidad en tanto proyecto que decanta en la modernización como acto tangible. En este sentido, como lo plantean Patricia Ávila y Ana Rosa González:

Los estudios sobre el agua ayudan a comprender aspectos de la sociedad que poco se conocen. Son, de hecho, estudios sobre las relaciones que los grupos sociales establecen para acceder, controlar y manejar un recurso fundamental; además de que son una ventana por la que se ve su forma de organización y contradicciones sociales existentes en ese momento.4

La cita anterior es relevante, ya que el tratar de historiar un breve fragmento de un servicio público como el agua potable y su introducción a una ciudad como Xalapa permitirá entender la interpretación local de fenómenos nacionales «que marcaron la historia de México en el siglo XX, tales como la urbanización, la centralización del Estado y la industrialización».5

La política nacional de Estado y su «proyecto modernizador»

Sobre la época de 1940 a 1960 las historias generales hablan de un desarrollo estabilizador, de una incipiente industrialización del país y por ende de la modernización de las ciudades. En el ámbito nacional, el General Manuel Ávila Camacho presidía el país con el estandarte de unidad nacional, buscando un Estado consolidado que fincaba poder a través de la inversión de capital en el campo y en las ciudades para catalizar la industrialización y por consiguiente el tan aclamado progreso nacional. «Fue una etapa de estabilidad política y profundos cambios económicos y sociales y de una modernización acelerada conocida como el “milagro mexicano” que transformó al país debido al crecimiento económico sostenido».6 Emilio Coral apunta que:

En la década de 1940 inició un periodo de cambio político y económico en México que trajo consigo una profunda transformación demográfica y social del país. Mientras que el proceso de urbanización era todavía incipiente en la década de 1930, durante la década de 1940 y la de 1950, este se convirtió en una tendencia incontenible que definiría de manera determinante la construcción del México moderno.7

Para muchos autores, esta década marcó el inicio de una estabilidad nacional en términos políticos y económicos. Las estrategias de gobierno radicaron en la inversión de capital en la industria, el sector agrario y en el ámbito urbano, dotando de infraestructura a las ciudades y catalizando el desarrollo integral de los ciudadanos. El proyecto modernizador entendido como un conjunto de imaginarios y acciones que atendían al mejoramiento de la sociedad a través de la mejora en su calidad de vida, en el aspecto y funcionalidad de las ciudades permeó todo el territorio mexicano: «México cambió. La construcción y consolidación de los sistemas públicos de salud, vivienda y educación transformaron la realidad social. Hubo un importante incremento poblacional. La urbanización modificó el sistema de valores y trajo nuevas actitudes sociales».8 Era necesario instaurar un orden que diera paso a la limpieza e higiene de la ciudad y de sus habitantes. Se trató de demarcar un orden urbano y social a través de nociones que se constituyeron hegemónicas: la higiene-suciedad, la salud-enfermedad, lo moral-inmoral, y el miedo al contagio o al rechazo social. En ese sentido, la introducción y mejora del servicio de agua potable en las ciudades constituyó un proyecto importante para el desarrollo social y material de la nación. Sin embargo, este México moderno no fue homogéneo y, en ciertos ámbitos de su geografía, la modernidad brilló por ser un proceso lento y de larga duración como en el caso de Veracruz, específicamente en Xalapa.

Las acciones de los gobiernos estatales. El caso de Veracruz

En Veracruz para los años 1940-1945 gobernaron la entidad Jorge Cerdán Lara y Adolfo Ruiz Cortines, cuyas políticas seguían la línea de unidad nacional y progreso. Bajo esta tónica los ayuntamientos veracruzanos trataron de replicar ciertas estrategias que denotaron procesos de negociación y alineación con la autoridad central. En este sentido, el gobierno estatal liberó presupuesto para desarrollar infraestructura urbana en diversos municipios.

En 1940, Jorge Cerdán asumió en su informe de gobierno que la privación de agua en la ciudad de Xalapa era «una constante pena», aludiendo al limitado servicio y a su insuficiencia. Sin embargo, bajo el mandato de Casas Alemán ya se habían comenzado a destinar partidas presupuestarias para introducir el agua potable a la ciudad de Xalapa –véase figura 1–. En este vislumbre de tensiones entre gobiernos es posible dar cuenta de que el servicio de agua potable se configuró como un estandarte de campaña y de gobierno, dejando entrever que era una necesidad inaplazable a la que tanto el Estado como el municipio debían atender.

Figura 1. Fragmento de nota, periódico Excelsior, 1941

Fuente: Archivo Histórico Municipal de Xalapa (AHMX).

Cerdán planteó en su administración tres fases de la introducción de ese servicio: captación, conducción y distribución. Fases que involucraron diversas obras entre las cuales también estuvieron aquellas «de carácter accesorio».9 Bajo esta línea es posible destacar que durante su administración se llevaron a cabo los estudios para localizar un acueducto que llevara el agua desde el rio Pixquiac a Xalapa, concretando para 1941 los primeros 500 m, 5 túneles perforados y como obras terminadas la «Presa de Derivación y Cámara de la Reja».10 Además, abrió caminos provisionales que permitieron mover materiales, tanques, tubos, y generar conexiones y perforaciones en las montañas para conectar el agua con la ciudad, ya que también la ineficiencia de este servicio se relacionó directamente con el tema de salubridad pública donde Xalapa era la sede de la jefatura de la Unidad Sanitaria de Veracruz, cuestión que también generó presión para la introducción y mejora del servicio.

En 1942 se llevó a cabo un convenio entre las obras de introducción de agua potable con el Departamento de Salubridad pública, destinando así presupuesto a ambos rubros a nivel estatal, tomando en cuenta que Xalapa era un punto crucial en la geografía sanitaria del Estado por su densidad poblacional, lo cual generaba requerimientos mayores de agua y saneamiento. Además, Cerdán hizo especial énfasis en la idea de la salubridad y su relación con el agua como un aspecto de vital importancia relacionado con el progreso de la sociedad, pensamiento que alude directamente a la corriente higienista que permeaba imaginarios urbanos desde el Porfiriato, donde se adoptaron ideas extranjeras relacionadas con la salud y la higiene. Esto deja entrever de manera somera la «buena» relación que existía entre el gobierno estatal y municipal.

Debido al elevado costo del establecimiento del servicio, se otorgaron préstamos refaccionarios de procedencia federal y estatal para solventar estos primeros gastos relacionados con la provisión de agua potable:

En la convicción de que, por las circunstancias indicadas, el Ayuntamiento de esta Capital no estaría en aptitud económica de llevar a cabo por su cuenta la ejecución de los servicios mencionados, mi Gobierno determinó hacerse cargo de ellos por administración directa y con el esfuerzo de todos sus colaboradores. Por lo que respecta a la provisión de agua potable, cuyas obras se iniciaron en su fase de estudio y planificación desde el día mismo en que me hice cargo del Poder Ejecutivo, me es altamente satisfactorio consignar las líneas que sigue el desarrollo de esos trabajos, a los que se viene dando cima con actividad y esmero.11

En total, para el año 1943 se invirtieron $714,648.00 en la dotación de agua potable para Xalapa. Para ese mismo año, Cerdán anunció que el acueducto del Pixquiac, la toma de agua desde el Cofre de Perote y los tanques de almacenamiento en la parte alta de la ciudad estaban terminados y estaban en puerta nuevas obras que involucraban introducción de tubería para agua potable, construcción de túneles, canales y adquisición de accesorios como válvulas para llevar a cabo las instalaciones. Para el informe del 43, el gobernador destaca también la labor de la sociedad anónima de xalapeños que secundaron la obra del gobierno. El gobierno estatal y municipal no actuaron de manera aislada y es posible destacar el apoyo de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material de Xalapa.

Para el último año de gobierno de Cerdán, el proyecto de introducción de agua potable en Xalapa se estableció como uno de los grandes logros de la administración, como lo menciona en su último informe:

Merece un comentario especial, por su importancia extraordinaria, la obra de la introducción de agua potable a la capital del Estado; obra que constituye, a mi juicio, un legítimo orgullo de mi Administración, ya que significa la solución de un arduo y viejo problema que preocupó por muchos años a los Gobiernos de esta Entidad, a quienes se presentaron diversos proyectos para realizarla, pero sin que ninguno de ellos llegara a cristalizar en hechos, Tocó en suerte al régimen que presido llevar a cabo la ejecución de magnos propósitos.12

Ahora bien, además de los trabajos de introducción de agua, es posible vislumbrar «cambios en la gestión del agua, en los usos y lógicas de consumo; además, en los aspectos simbólicos o de significación, que permiten comprender los cambios en la imagen del agua en un contexto de modernidad»,13 los cuales, en el caso de Xalapa, no se dieron de manera coordinada y representaron un problema; ya que, si bien existía infraestructura otorgada por el Estado, las prácticas, usos y lógicas del servicio de agua por parte de la sociedad civil y empresarial de la ciudad eran desordenadas y emergentes; situación que generó diversas problemáticas que se exponen más adelante.

El ayuntamiento frente al problema del agua

Xalapa dentro de este contexto de modernidad estaba viviendo una serie de cambios tanto en su infraestructura como en su demografía. «Para 1940, la ciudad contaba con una población de 46 827 habitantes»,14 año que sería el inicio del crecimiento de la mancha urbana a causa de la «modernización», marcando un parteaguas en la urbanización de la ciudad. En este sentido, a pesar de las obras realizadas en materia de agua por parte del gobierno estatal en conjunto con el gobierno municipal, éstas no serían suficientes para la cantidad de gente que vivía en la ciudad por esos años. La migración a la ciudad constituyó una de las circunstancias que mermaron la eficacia en el abastecimiento del servicio, por la alta demanda, así como la limitada cultura de gestión para obtener y consumir el líquido por parte de los nuevos ciudadanos.

Como es posible observar en las peticiones municipales de 1941 un gran porcentaje correspondía a solicitudes para obtener los servicios hídricos a través del municipio. Tan solo de 1941 se pudieron encontrar 37 folios solicitando el líquido, ya que, a pesar de tener la infraestructura debida y las tuberías recién instaladas –como resultado de la intervención del estado– el agua continuaba faltando tanto en casas habitación, hoteles15 y espacios públicos como las escuelas, las cárceles y los mercados.

Hago del conocimiento de usted, que el día de hoy a las nueve horas se terminó el servicio de agua en los inodoros públicos del Mercado Jáuregui. Cumpliendo con mi deber pongo al conocimiento de usted, porque esto sucede con frecuencia cuando más se necesita el agua y siendo a la misma hora habiendo necesidad de cerrar los inodoros a las quince horas.16

Así como en el mercado Jáuregui la falta de agua también se presentó en el mercado Miguel Alemán y en el Vázquez Vela. En este último, la ausencia del abastecimiento del líquido obedeció a la carencia de llaves y tubos que abastecieran debidamente. Como se puede observar en el siguiente fragmento:

…Resulta que en el interior del Mercado Vásquez Vela se encuentran varias instalaciones de agua potable que carecen de sus respectivas llaves de conducción del agua, por lo que los camaradas locatarios de ese mercado están dispuestos a comprar el material que se necesite con el fin de poder hacer uso de tan indispensable elemento…17

Específicamente, en esta petición, es posible observar la coordinación del sector comercial para mejorar la condición de las instalaciones y así poder acceder a los servicios de agua, lo cual expresa que los sectores civiles también asumían la mejora y proyección de este servicio. Ahora bien, en una queja presentada el 6 de mayo de 1941 por Vicente Luna Gómez, vocal encargado del ramo de aguas, es posible dar cuenta que la falta de agua también obedecía a la mala gestión que la empresa García Peña18 había llevado a cabo y no al desabasto de esta. Como lo expresa Luna Gómez en el acta dirigida al presidente municipal:

me permito manifestar a usted que efectivamente falta con mucha frecuencia el agua; pero esto es debido no a las cañerías que se encuentran en perfecto estado, sino a que la Empresa «García Peña» no proporciona el servicio debidamente, pues constantemente lo suspende por la parte norte de la población para proporcionarlo por otras zonas.19

En este sentido, la falta de agua expuesta en las actas de secretaría no solo reflejaba una inconsistencia en el servicio o un desabasto para la población emergente que buscaba oportunidades en el seno del aparente progreso y modernidad que la capital comenzaba a experimentar, también reflejaba el poco alcance que el municipio tenía respecto al abastecimiento de este servicio y a la turbulenta coordinación con empresas privadas, problema que devenía de décadas anteriores. En este sentido, como expresa Nelly León Fuentes respecto a Xalapa:

Los proyectos ligados al agua muestran una visión fluctuante entre lo público y privado debido al escaso financiamiento municipal y al cambio en la concepción de los servicios públicos, como se expresa en la incorporación de diferentes empresas particulares que mediante concesiones, contratos o acuerdos establecidos con el gobierno local y estatal construyeron los primeros sistemas en redes abiertas de agua para la creciente población. el Ayuntamiento, fue un gestor con escasa capacidad por la falta de recursos numerarios y de conocimiento técnico como aprovechar el potencial acuífero del contexto regional.20

A esa falta de recursos y de conocimiento técnico es posible agregar también la generalizada falta de contratos y por consecuencia la utilización del servicio de manera ilícita por parte de la población civil –véase figura 2–. Dentro de las actas que recibía el municipio, fue posible encontrar abundantes quejas ciudadanas sobre particulares que hacían uso del servicio de agua sin tener un contrato y, por lo tanto, sin realizar el debido pago.

Figura 2. Anuncio emitido por el Ayuntamiento Xalapeño en 1941

Fuente: Archivo Histórico Municipal de Xalapa (AHMX).

Asimismo, las actas reflejaban los conflictos que involucraban la destrucción de las tomas y bombas de agua, lo cual deja ver los fuertes conflictos que se suscitaban alrededor del líquido dando a conocer que, si bien las obras del gobierno estatal habían mejorado la infraestructura general de la urbe, las prácticas, usos y gestión debidas aún no eran una costumbre acatada por la población xalapeña. Lo anterior permite entender que en el ámbito local xalapeño el proyecto de modernidad tomaba fuerza a partir de las mejoras materiales. Sin embargo, las prácticas sociales distaban de ese proyecto, dando como resultado una ciudad dotada de infraestructura, pero carente de un ethos urbano. Este problema trató de ser atacado a través de la implementación de avisos y sanciones públicas que poco a poco fueron marcando una línea de aparente civilidad. A partir de los avisos emitidos por el municipio, una gran cantidad de contratos fueron celebrados para regular la situación del servicio de agua en ámbitos particulares. Bajo el discurso de regularización en el servicio y sus contratos también se comenzaba a gestar el proyecto de modernidad a partir de las premisas de higiene urbana y social; ya que, si el servicio de agua era suficiente y regular, el municipio tenía la potestad de exigir a la ciudadanía conductas que siguieran una línea higienista –véase figura 3–, tal como mantener los frentes de las casas limpios, mantener en «buen estado» los patios de vecindad e, incluso, de manera implícita exigir a sus ciudadanos «ser y estar limpios y saludables». Un ejemplo claro es el siguiente anuncio emitido por el municipio el 8 de enero de 1941:

Figura 3. Anuncio emitido por el Ayuntamiento Xalapeño en 1941

Fuente: Archivo Histórico Municipal de Xalapa (AHMX).

Ahora bien, la falta de agua en Xalapa durante el primer lustro de los cuarenta fue un tópico recurrente en diversos sectores tanto de carácter civil como gubernamental. Incluso era una noticia frecuente en la prensa, no solo local sino nacional. Esto atrajo miradas tanto del gobierno estatal, que como se vio anteriormente apoyó a la ciudad dotándola de infraestructura, como de empresas privadas que veían en la ciudad un espacio propicio para ofrecer sus servicios. Un caso especial que se encontró en las actas de 1941 fue el del ingeniero alemán Otto Szitnick, quien en un acta del 12 de septiembre de 194121 se dirigía al presidente municipal ofreciendo sus servicios como experto para la localización de estratos subterráneos de agua potable:

Muy estimados señores: Por medio de la prensa me he enterado de la falta de agua potable que sufre Jalapa. En la certeza de poder ser de gran utilidad para Uds. Me permito ofrecer mis servicios para la localización de agua potable. […] Acabo de localizar por indicación y recomendación del señor presidente de la República, General de División don Manuel Ávila Camacho, agua potable para el H. Ayuntamiento de Ciudad Guzmán, Jalisco, debiendo considerarse la encomendación de esta localización como una demostración de confianza para mis trabajos. Como experto en el ramo he tenido éxito en casos donde otros procedimientos han fallado y en donde se había llegado a la conclusión de que era imposible encontrar agua.22

Su petición fue recibida mas no contestada, a lo que el ingeniero Szitnick volvió a dirigirse al municipio preguntando si harían uso de sus servicios. A causa de un vacío de información en las actas de cabildo no fue posible comprobar si en efecto el ingeniero prestó sus servicios al ayuntamiento xalapeño. Sin embargo, este hecho permite vislumbrar que la situación en torno al agua potable fue un tópico sumamente relevante durante los años cuarenta a nivel nacional que se llevaron a cabo diversas gestiones para tratar de solventar las carencias e ineficiencias en los gobiernos locales con apoyo y coordinación entre niveles de gobierno.

Para 1943 y los siguientes dos años, la ciudad tuvo una mejor proyección en cuanto al abastecimiento del servicio al comenzar a realizarse mejoras a la red de agua potable. Por esos años un tópico recurrente en las actas municipales fue la creación de comités y juntas vecinales para mejorar y embellecer la ciudad, uno de los cometidos de estos comités era llevar a cabo la revisión constante de la infraestructura, que en el caso del agua eran tuberías rotas, tramos faltantes, robos de llaves etc. y así presentar las peticiones pertinentes al municipio respecto al servicio de agua. Además, fue designado un fontanero municipal que se encargaba de atender las quejas de los particulares y realizar los trabajos necesarios para mantener –aparentemente– la infraestructura hídrica en condiciones óptimas.

Lo anterior permite dar cuenta de que conforme el servicio iba mejorando, las prácticas y usos sociales alrededor de este también lo hacían. Se comenzaban a vislumbrar formas de organización social alrededor de la preservación del servicio, así como el acato de ciertas maneras y conductas que se alineaban con el proyecto de «modernidad». Un ejemplo de ello es la Unión vecinal pro-embellecimiento de la Avenida Independencia, comité que recurrentemente emitía oficios al municipio para solucionar diversos problemas de índole urbano relacionados con la avenida, entre ellos el abasto de agua y la mejora de las instalaciones hídricas. En este sentido, «un servicio público es sobre todo una experiencia adscrita inconfundiblemente a la ciudad»23 y su funcionamiento contribuye a la conformación de comportamientos, modos de pensamiento y actividades que según Jan de Vries constituyen la urbanización cultural. Por tanto, lo que le interesaba al ayuntamiento de Xalapa era buscar las formas de solventar el problema de abastecimiento de agua sin tener que recurrir de lleno a sus propios fondos.

La búsqueda por propiciar conductas que apelaran a la autogestión y autorregulación del servicio en la sociedad xalapeña fue otro de los principales cometidos que pudieron detectarse en primer lustro de los cuarenta, a través de la revisión e interpretación de las actas de secretaría. Así mismo, la coordinación de la clase alta xalapeña con el municipio a través de los comités y las juntas de mejoramiento llevaron a cabo gestiones que determinaron en gran medida el buen funcionamiento y abastecimiento del servicio, las cuales no solo dejaban ver el advenimiento de la inminente modernización sino de un cambio de paradigma urbano que hacía efervescencia entre las aguas de un aparente progreso.

Palabras finales

La revisión de las dinámicas y gestiones en torno al agua potable desde la perspectiva de los usuarios y el municipio permitió entender que las cuestiones que influyeron en la demanda y abasto del líquido en la ciudad de Xalapa, durante el primer lustro de la década de los cuarenta, siguieron una pauta de desarrollo urbano, cuyo principal catalizador fue la demanda civil. Con esto, puede señalarse que la mejora de la infraestructura urbana fue un proceso lento y obedeció a ciertos valores relacionados con la «utopía urbana», los cuales emanaban del discurso de «modernidad nacional» y que en un ámbito local como Xalapa se adoptaron como preceptos necesarios para el progreso de la urbe. En este sentido, la «modernización» urbana xalapeña no solo fue un proyecto de Estado, sino una aspiración social que determinó en gran medida las políticas municipales de la época. Con esto, es posible reafirmar la necesidad de hacer historia local para poder encontrar los nichos de información que muchas veces las generalidades en las historias nacionales, regionales y locales invisibilizan, limitando las formas de conocer con un lente más pequeño aquellos detalles del contorno local.

Referencias

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Anexo 1

Fuente: Solicitud de agua del hotel «La Española», Archivo Histórico Municipal de Xalapa, / (1940-1945) Fondos: Actas de Cabildo, Secretaría y México Independiente.

Fuente: Ofrecimiento de servicios de localización de agua por parte del ingeniero Otto Szintnick. Archivo Histórico Municipal de Xalapa, / (1940-1945) Fondos: Actas de Cabildo, Secretaría y México Independiente.

Fuente: Ibíd., 2. Archivo Histórico Municipal de Xalapa, / (1940-1945) Fondos: Actas de Cabildo, Secretaría y México Independiente.


Fecha de recepción: 25/03/2022 • Fecha de aceptación: 20/07/2022

* Mexicana. Licenciada en Antropología Histórica por la Universidad Veracruzana (UV), Xalapa, Veracruz, México. Estudiante de la Maestría en Arquitectura de la Universidad Veracruzana (UV), Xalapa, Veracruz, México. Adscrita como estudiante de tiempo completo en la Universidad Veracruzana (UV), Xalapa, Veracruz, México y becada por Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), Ciudad de México, México. Correo electrónico: rodg.mariana@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7457-3870


1 En el presente artículo se entrecomilla modernidad nacional, ya que se entiende que muy a pesar de las historias generales, la modernidad no implicó –en México– un proceso uniforme y heterogéneo, sino más bien, fue una fase de larga duración efervescente, desigual y que se tradujo de diversas maneras en latitudes distintas, específicamente en el desarrollo, construcción y modernización de las ciudades y sus habitantes. De ahí la propuesta del presente artículo de evidenciar la existencia de modernidades locales, las cuales, se considera, fueron producto de una acelerada pretensión por parte de las ciudades de provincia por figurar en las agendas nacionales y así no distanciarse del aclamado progreso que aparentemente se estaba gestando en todo el país por esos años (1940-1945). Ese proyecto de nación tuvo sus ritmos y dimensiones dependiendo del espacio donde se gestó. Por tanto, no se asumirá como la «gran modernidad» homogénea sino como un fenómeno que se vivió de maneras distintas en diversas latitudes y por consiguiente es necesario entenderlo en sus justas proporciones.

2 En la primera mitad del siglo XIX surgió en Europa un movimiento como resultado de la preocupación de diversos médicos por erradicar las epidemias a causa del hacinamiento y la falta de higiene en los centros urbanos: el higienismo o higienización. Este movimiento y sus preceptos fueron posteriormente adoptados en México como una corriente viable para la regeneración tanto de las ciudades como de la sociedad. Beatriz Uribe Horcasitas, en su artículo «Degeneracionismo e higiene mental en el México posrevolucionario (1920-1940)», Frenia. Revista de Historia de la Psiquiatría, vol. 4, n.° 2 (2004): 37-67, https://www.revistaaen.es/index.php/frenia/article/view/16409, apunta que el movimiento higienista estaba atravesado por todo un movimiento que trataba de «mejorar» a la sociedad: la eugenesia. Para el gobierno federal no era viable invertir en mejoras materiales de las ciudades y tener, al mismo tiempo, individuos «no competentes» y enfermos para vivirlas. Idea que fue replicada en centros urbanos de provincia como Xalapa.

3 Luis Aboites en: Francisco Javier Aguilar Delgado y Juan Pablo Angulo «Servicios públicos y cultura urbana en México durante la primera mitad del siglo XX. Una propuesta de estudio desde la historia del abasto de agua», Estudios sobre las culturas contemporáneas, n.° 13 (2017) 29-46.

4 Patricia Ávila y Ana Rosa González García, «Agua para las ciudades en el porfiriato. El caso de Guadalajara, México», Revista del El Colegio de San Luis, n.° 4 (2012): 10-34, http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=426239577002

5 Francisco Javier Aguilar Delgado y Juan Pablo Angulo «Servicios públicos y cultura urbana en México durante la primera mitad del siglo XX. Una propuesta de estudio desde la historia del abasto de agua» Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, vol. 23, n.° 4 (2017): 29-50, https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31653554003

6 Francisco Alejandro García Naranjo, «El Ayuntamiento y los procesos locales de modernización en la ciudad de Uruapan (México), 1940-1960», Historelo, n.° 13 (2015): 146-88, https://doi.org/10.15446/historelo.v7n13.45315

7 Emilio Coral, «La clase media mexicana: entre la tradición, la izquierda, el consumismo y la influencia cultural de Estados Unidos (2940-1970)», Historias, n.° 63 (2006): 103-126, https://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/articulo%3A13289

8 Francisco Alejandro García Naranjo, «El Ayuntamiento...».

9 Jorge Cerdán, «Aguas potables 1941», en: Estado de Veracruz Informes de los Gobernadores 1826-1986, (ed.) Carmen Blázquez, vol. XIII (Xalapa, México, 1986).

10 Ibíd.

11 Ibíd.

12 Jorge Cerdán, «Provisión de aguas potables, 1945», en: Estado de Veracruz Informes de los Gobernadores 1826-1986, (ed.) Carmen Blázquez, vol. XIII (Xalapa, México, 1986).

13 Ávila y González García, «Agua para las ciudades en el porfiriato...».

14 Minerva Villanueva Olmedo, «La expansión urbana de Xalapa en la primera mitad del siglo XX», ULÚA. Revista de Historia, Sociedad y Cultura, n.° 17 (2011): 127-158, https://doi.org/10.25009/urhsc.v0i17.1259

15 Véase imagen en anexo 1.

16 Archivo Histórico Municipal de Xalapa, / (1940-1945) Fondos: Actas de Cabildo, Secretaría y México Independiente.

17 Ibíd.

18 Como expresa Nelly León: «En 1907, el Ayuntamiento concesionó el abasto de agua a la empresa García Peña que realizó la canalización de la primera red de captación del agua de los manantiales de Tecajetes […] La empresa García Peña era la única que tenía a su cargo una red de distribución de agua en la ciudad por que ofrecía contratos de arrendamiento de pajas de agua. Un contrato se produjo en 1928, entre el empresario, la Junta de Administración Civil del Municipio y los locatarios del mercado Jáuregui, que necesitaban agua para los servicios sanitarios. […] Hacia 1930, la empresa de agua García Peña, ya no podía surtir el recurso que los nuevos solicitantes del centro de la ciudad requerían, porque ya tenía todas las pajas de agua otorgadas al servicio de otros, pues la cantidad de agua que canalizó del río Pixquiac a la ciudad, correspondía a una población más pequeña, dado que hacia 1930 ya Xalapa contaba con más de 40,000 habitantes. Frente a los cambios de las políticas públicas, la empresa vendió la infraestructura al ayuntamiento en 280 mil pesos y, como el Ayuntamiento no podía costearlo aun con el usufructo de las mejoras urbanas, buscó el apoyo financiero del Banco Hipotecario de la Ciudad de México. Este banco con el gobierno contribuyó a convertir el agua en un recurso controlado por la federación, por eso desde 1932 aportó recursos para finiquitar la relación mercantil que se mantenía con las empresas abastecedoras de agua». Nelly León Fuentes, «El moderno sistema de abasto de agua y sus afectaciones en la relación hombre-naturaleza. Xalapa durante el porfiriato», UVserva, n.º 2 (2017): 84-95, https://doi.org/10.25009/uvs.v0i2.2380

19 Archivo Histórico Municipal de Xalapa, / (1940-1945) Fondos: Actas de Cabildo, Secretaría y México Independiente.

20 Nelly León Fuentes, «El moderno sistema de abasto…».

21 Véase anexos 2 y 3.

22 Archivo Histórico Municipal de Xalapa, / (1940-1945) Fondos: Actas de Cabildo, Secretaría y México Independiente.

23 Aguilar Delgado y Angulo «Servicios públicos…».

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