istmica

EISSN: 2215-471X
Número 22 • Julio-diciembre 2018

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Editorial

La memoria colectiva es aquello que permite recuperar lo vivido; sensaciones, hechos, representaciones, ideas, conceptos y relaciones sociales, todo lo experimentado no ya por un individuo, sino por un grupo en su interacción con un entorno particular en una época determinada, tal como lo planteó el sociólogo y filósofo Maurice Halbwachs. Existen también memorias ocultas, las cuales llevan la impronta de lo encubierto, o a veces también de lo ignorado, en algunos casos por razones patentes, en otros, por motivos subrepticios. La problematización de la memoria colectiva, entendida esta última como una evocación pública, sugiere entonces que existen memorias relegadas a los confines de lo privado, cuyo salto al espacio público depende, en buena medida, de la sospecha epistemológica.

Este tipo de sospecha, se expresa en el cuestionamiento de las formas y los métodos en los que fue instaurada cierta memoria colectiva, con la subsecuente exclusión de otras memorias, frecuentemente relegadas al ámbito del olvido. Es sobre estas memorias ocultas, que estriba el dossier de la edición número 22 de la Revista Ístmica, el cual inicia con el artículo de Guadalupe Silva, investigadora del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires, quien analiza estética y políticamente la revista Diáspora(s) (La Habana, 1997-2002) para mostrar la coherencia de la política visual y editorial de la citada revista, con su programa “antilírico” y su enfrentamiento a la ideología de la Cuba postsoviética, en una época donde aquello era innombrable.

En esta excavación de las memorias veladas, continúa María Oliva Méndez González, de la Universidad Nacional (Costa Rica) con su análisis del arte textil maya, representado por el telar de cintura de las mujeres, convertido en un lugar de resistencia a la dominación masculina persistente en el entronque patriarcal que propició la Conquista y que aún perdura en las sociedades centroamericanas. Por su parte, Véronique Benei reflexiona desde el Institut Interdisciplinaire d’Anthropologie du Contemporain (IIAC, CNRS-EHESS), ubicado en Francia, sobre los procesos de construcción cultural en el Caribe colombiano, donde “lo afro” en la ciudad de Santa Marta produce actualmente una forma de ciudadanía cultural que rompe con la primacía fenomenológica derivada de la modernidad política, la cual se expresaba en el sentido de la vista y por ende, en la “visibilidad”, como las únicas formas de categorización existentes dentro del Estado-nación.

Seguidamente, Emanuela Jossa, profesora de literatura hispanoamericana en la Universidad de Calabria, Italia, examina la obra de la poeta salvadoreña Tania Pleitez Vela, caracterizada por el dolor presente en la rememoración del pasado, para posteriormente recobrar la voz, al narrar la preguerra en El Salvador de los años setenta, caracterizada por la represión armada y el horror presentes en la lucidez del yo lírico infantil que desentierra las angustias de un pueblo sacudido y violentado. En un ejercicio de reflexión interseccional, María Teresa Garzón Martínez, investigadora del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, se aboca a la discusión sobre el “giro cultural” del feminismo en Latinoamérica a partir de lo que significa “hacer trabajar la cultura”, desde posicionamientos feministas, por medio de la novela La historia sin fin (1979) de Michael Ende, preguntándose por el poder y la transformación social, en un subcontinente a menudo amnésico.

El dossier finaliza con el trabajo de Nelson René Carrasco Casco y Josué Omar Flores Osorto, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, quienes identifican desde la Colonia hasta la actualidad, algunas manifestaciones culturales relacionadas con el culto, la iconografía y la devoción popular a la figura de San José que subsisten en el imaginario hondureño.

En la sección de literatura, reproducimos dos cuentos de la escritora salvadoreña Ana Escoto, quien rememora con humor negro la sangre heredada que no cesa de brotar y de doler, así como los ojos que todo lo miran, pero no escuchan, desde todas las ventanas de la infancia. La sección de artes visuales cierra esta edición, con un homenaje contra el olvido, dedicado al artista Rudy Espinoza (1953-2018), uno de los pioneros costarricenses del grabado en metal, descrito en su trayectoria por Esteban Calvo Campos, investigador de la Escuela Casa del Artista Olga Espinach Fernández, del Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica.

Este número es un pequeño tributo a la exhumación de lo olvidado en nuestras identidades centroamericanas y caribeñas. Lamentablemente, nuestras fosas comunes siempre son más profundas que lo develado.

Laura Fuentes Belgrave

Directora

Revista Ístmica