istmica

ISSN 1023-0890

EISSN 2215-471X

Número 23 • Enero-junio 2019, pp. 103-118

Recibido: 02/03/18 • Aceptado: 27/09/18

DOI: https://doi.org/10.15359/istmica.23.9

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Regímenes de corporalidad y recientes transmigraciones africanas en Costa Rica1: Dispositivos y discursos sociales

Resumen

Entre los años 2015 y 2016 se produjo un aumento en las movilidades extraregionales a través de Centroamérica. La presencia de migrantes provenientes de varios países de África, produjo desafíos institucionales para su abordaje, así como la elaboración de discursos sociales estructurados en categorías raciales. Un concepto fundamental para entender dicha coyuntura es el cuerpo migrante, en su implicación ontológica y su carácter de trashumancia sobre las narrativas del poder representado por los Estados-nación y vinculado con el funcionamiento de regímenes corporales, histórica y socialmente situados. Esta reflexión recupera la construcción racializada del cuerpo migrante en los dispositivos institucionales y en los discursos sociales vinculados con la coyuntura de las transmigraciones africanas producidas en Costa Rica en los últimos años.

Palabras clave: Transmigración, migración africana, cuerpo racializado, régimen corporal-discursos sociales


Abstract

Between 2015 and 2016 there was an increase in extraregional mobility through Central America. The presence of migrants from several countries in Africa produced institutional challenges for their approach, as well as the elaboration of structured social discourses in racial categories. A fundamental concept to understand this situation is the migrant body, in its ontological implication and its transhumance character over the narratives of the power represented by nation-states and linked to the functioning of socially situated and historically situated bodily regimes. This reflection recovers the racialized construction of the migrant body in the institutional devices and in the social discourses linked to the situation of the African transmigrations produced in Costa Rica in recent years.

Keywords: African transmigration, migration, racialized body, body rule, social discourses

Guillermo E. Acuña González

Universidad Nacional (UNA), Costa Rica

Introducción

En los primeros meses del año 2016, Costa Rica experimentó el aumento del tránsito de personas provenientes de contextos ubicados fuera de la región centroamericana, particularmente del Caribe (Cuba y Haití) y países ubicados en Asia y África. En el caso de las migraciones provenientes de regiones africanas, no se trataba de un proceso novedoso, pues su presencia en la región centroamericana y específicamente en las fronteras costarricenses ya había sido consignada en años anteriores, concretamente al promediar la década del 2000 (FLACSO, 2011; Kron, 2011; Acuña, 2017; Mora, 2017).

Su significativo aumento podría explicarse dado el endurecimiento de los controles fronterizos en varios puntos de entrada a Europa, la implementación del enfoque de seguridad como principal estrategia para contrarrestar los efectos de la presencia de miles de personas extracomunitarias en el contexto europeo y la consiguiente diversificación de las rutas, orientando la movilidad hacia destinos como Estados Unidos.

En el ámbito costarricense, la coyuntura planteó desafíos para la gestión administrativa de las movilidades extraregionales; además, muchas opiniones de costarricenses mostraron incomodidad por la presencia en frontera de personas potencialmente peligrosas para el país y a través de su discurso exigieron su inmediata salida. En ambos casos, la categoría central sobre la que se produjeron acciones y discursos fue el cuerpo, un cuerpo racializado, definido por marcadores como el origen de las personas migrantes y el color de piel.

Ese marcaje del cuerpo del otro, que le asigna atributos y características negativas, se produce en un contexto de transformación del rol de las fronteras internacionales como lo mencionan Mezzadra y Nielson (2017), la reconfiguración de la gestión regional de la movilidad humana, basada en los esquemas hemisféricos de seguridad dispuestos por Estados Unidos, es una idea trabajada por Segura (2016) y el funcionamiento de regímenes de corporalidad, es una noción desarrollada por Restrepo (2012).

La presente reflexión, elaborada a partir de investigación bibliográfica y revisión de información de prensa, recupera la noción de cuerpos racializados al interior de esos regímenes de corporalidad; propone abordar categorías como política, migración y estado, idea planteada por Dean (2015), agregando la dimensión de la corporalidad migrante al análisis.

Cuerpos migrantes, estado y fronteras

Los procesos migratorios contemporáneos pusieron en evidencia categorías que hasta hace poco eran útiles para explicarlos, tales como estado, frontera y políticas migratorias. Las intensas dinámicas globales de los últimos años, mostraron cambios y transformaciones, en los volúmenes, características y las propias subjetividades incorporadas en las movilidades a nivel mundial, tal y como plantea Wihtol (2016) en el siguiente texto:

Las migraciones internas e internacionales afectan a casi todas las regiones del mundo. Si las categorías de migrantes y de países se volvieron más fluidas al globalizarse, la globalización de migrantes viene acompañada también, paradójicamente, de una regionalización de los flujos migratorios. (p. 19)

Por otra parte, existen prácticas, mecanismos y discursos sociales respecto a las personas incorporadas en tales movilidades; en ellos, los cuerpos de los otros, son enunciados desde lugares sociales y culturales determinados2. El presente artículo busca reflexionar acerca de “esos otros cuerpos” migrantes desde su comprensión como “cuerpos racializados”, específicamente en el análisis de la implementación de dispositivos y la elaboración de discursos sociales, producidos sobre las transmigraciones africanas que transitaron por territorio costarricense durante el año 2016.

La racialización de los cuerpos provenientes de África debe comprenderse en su carácter histórico, en tanto el cuerpo del africano ha sido producido/entendido en el marco de procesos de colonización y subtalternización, tal y como lo señala Martí (2012), que en este caso se repiten en los procesos migratorios globales. De igual manera, los silencios oficiales acerca de la contribución de los grupos provenientes de África a la formación de los estados nacionales en la región centroamericana, como lo plantea Cáceres (2008), referencian una permanente construcción problematizada sobre el significado social del cuerpo de estas personas.

La mirada al proceso migratorio desde el cuerpo racializado en un régimen corporalizado, permite la comprensión de dimensiones en las que se vinculan las significaciones de la corporalidad, los desplazamientos de población, sus biografías, sus procesos de “cruce” físico y simbólico de las fronteras nacionales y sus dinámicas de respuesta ante las elaboraciones de sujeción y control desarrolladas en la gestión migratoria.

Cuerpos racializados, cuerpos migrantes, fronteras

En este apartado, se traza la relación entre cuerpo racializado y los procesos experimentados en la reciente transmigración proveniente de países africanos en fronteras costarricenses en el año 2016.

Dicha coyuntura es propicia para interrogar las formas mediante las cuales los distintos cuerpos (los de las personas migrantes, pero también quienes los interpelan a través de los discursos) han sido marcados a lo largo de la historia, a través de categorías etarias de género, clase y raciales. Específicamente estas últimas son las que interesa revelar, dada la especificidad del contexto en análisis.

A propósito, una idea fundamental consiste en el significado que tiene la africanidad (y su corporalidad) en el contexto costarricense pasado y actual. Cáceres (2011) plantea la existencia de grupos de negros, mulatos y pardos, para los cuales la historia oficial ensayó mecanismos de silenciamiento e invisibilización, dado el carácter claramente hegemónico y blanco del proyecto de construcción del Estado-Nación costarricense, por parte de las élites de entonces.

Para abordar las prácticas y los discursos sociales locales en la construcción de los cuerpos racializados de las personas transmigrantes africanas, se consideran tres elementos planteados por Restrepo (2012) en un breve ejercicio sobre cuerpos racializados: uno, la existencia de regímenes de corporalidad situados en un contexto histórico y social que determinan la marcación de los cuerpos; dos, la comprensión de los cuerpos negros de las personas transmigrantes africanas no como un atributo inmanente, sino como producto de los marcadores raciales establecidos por la población local; tres, finalmente la actualización (sedimentación) de marcadores raciales que fueron activados en el pasado para establecer diferencias, superioridades y distinciones entre unas poblaciones y otras.

El cuerpo de las personas migrantes, en este sentido, se entiende desde la construcción de una corporalidad situada y racializada (en los términos planteados por Restrepo) y como lugar privilegiado para analizar un modelo de relación interétnica e intercultural donde coexisten tanto las corporalidades migrantes como las corporalidades de las poblaciones receptoras (Dean, 2015).

En el caso de las corporalidades migrantes, interesa aproximar dos rasgos esenciales, conectados a esos regímenes de corporalidad situados en un contexto social, histórico, institucional y cultural determinado.

El primer rasgo aborda su significación ontológica en el marco de los contornos del Estado-Nación, trabajado en un análisis sobre la frontera Sur de Europa y sus implicaciones en las movilidades contemporáneas por Domenech (2016) y en el cual se establece una noción sobre el cuerpo del migrante como límite político y ontológico a la construcción de dispositivos fronterizos contemporáneos.

En una clara alusión a los postulados de Foucault sobre el poder soberano, Domenech plantea la emergencia del migrante como objeto-cuerpo que es aprehendido por los poderes gubernamentales, que construyen formas de sujeción-subjetivación; específicamente en el cruce de fronteras; según el autor, la persona migrante es cosificada y desprendida de sus caracteres como sujeto, para ser reducido a cuerpo3.

Por otra parte, la idea de la trashumancia complementa lo señalado. Dilling (s.f.) señala que la migración representa uno de los mecanismos de quiebre narrativo en el funcionamiento de los estados modernos. El cuerpo trashumante del migrante penetró en los grandes relatos del poder, en sus narrativas hegemónicas y homogenizantes.

Los mecanismos de respuesta de los propios actores migrantes contienen ese proceso de quiebre y penetración de las narrativas hegemónicas representadas por el Estado, caracterizados por el propio cuerpo del migrante como instrumento y herramienta.

La coyuntura de la transmigración extraregional del año 2016 por territorio costarricense, debe interpretarse como un evento en que el cuerpo racializado africano migrante (en tanto constitutivo de atributos y representaciones negativas por parte de los otros cuerpos, los de los costarricenses), constituyó un acto de transgresión de la identidad homogénea de la nación costarricense. Sobre este cuerpo, se implementaron dispositivos (prácticas, técnicas, y discursos) que el migrante tradujo y contestó en un proceso estratégico.

La frontera costarricense asumió un papel importante en el marco de la coyuntura de las transmigraciones africanas de 2016. Si bien constituyen espacios de cruce permanente e inevitable, como lo menciona Iturra (2017), las fronteras presentan una territorialidad que se impone mediante un imaginario, un discurso, prácticas de vigilancia por un lado y por el otro, personas migrantes que la cruzan, la traspasan.

El poder estatal se ejerció sobre los cuerpos racializados de los migrantes, controlándolos y disponiendo de ellos. Las personas migrantes, por su parte, son transgresoras de los límites estatales y atentan contra la seguridad idealizada por el Estado y sus agentes estatales. Tal y como lo plantea Thayer (2016), al profundizar la relación entre Estado y migración en los siguientes términos:

En la política migratoria como en ningún otro ámbito de acción del Estado se definen los contornos y el contenido sustantivo de la democracia, y es que los migrantes tensionan la promesa de un régimen basado en el acceso igualitario a los derechos para los habitantes de un territorio. Tal como señalan Weil y Crownley (1994) si la inclusión de los migrantes supone un fortalecimiento de la democracia, su exclusión y la restricción en el acceso a los derechos ‘implica en el extremo aquello que hace a la democracia imposible’ (op. cit.: 100). (p. 2)

Sobre la coyuntura en cuestión, interesa abordar a continuación las formas mediante las cuales se produjo esa relación entre el Estado costarricense, los discursos sociales y los cuerpos de las personas transmigrantes africanas a su paso por el país.

Regímenes de corporalidad y la coyuntura de las transmigraciones africanas por Costa Rica en 2016

El año 2016 marcó un punto de inflexión en las movilidades humanas, al aumentar con dramatismo la entrada a Europa de cientos de miles de personas provenientes de diversos puntos de África, motivados por conflictos sociopolíticos internos, las condiciones de inseguridad alimentaria y los efectos de los desastres medioambientales en sus países de origen.

Alguna literatura académica y especializada sobre el tema se niega a denominar dicho período como la “crisis migratoria” (Thayer, 2016; García, 2016), en una clara disputa semántica, política y conceptual con actores, medios de comunicación e instituciones relacionadas con la administración migratoria global, que denominaron así situaciones de carácter humanitario, cuya respuesta por parte de la Unión Europa fue la implementación de un conjunto de acciones relacionadas con el enfoque de seguridad y el resguardo de las fronteras. Por lo tanto, en este artículo se prefiere trabajar con la noción de coyuntura migratoria y no con la de crisis, para hacer referencia a ese periodo específico.

Como producto de dicho contexto, en los últimos años aumentó la transmigración extraregional por México y la región centroamericana, como territorios de tránsito hacia Estados Unidos, principalmente. En el caso mexicano, por ejemplo, un aumento considerable en el paso de personas provenientes de varios países de África, empezó a insinuarse a partir del año 2015 hasta alcanzar un pico alto hacia el mes de setiembre de 2016. La ruta más larga pero menos peligrosa que la del mediterráneo a la entrada a Europa, así como las posibilidades mínimas de deportación desde territorio mexicano4 , explican esa condición (Septién, 2016).

Por otra parte, el paso por la región centroamericana también experimentó importantes volúmenes, al ser utilizada su parte sur (Panamá, Costa Rica) como puerta de entrada para dichas migraciones. Justamente en abril de 2016, Costa Rica enfrentó una coyuntura migratoria en sus dos principales fronteras terrestres, propiciada por el aumento de movilidades, provenientes de fuera de la región centroamericana, cuyos impactos influyeron también en Panamá y Nicaragua. Se caracterizó por dos momentos cruciales.

La primera coyuntura se habría producido en los meses previos, en el marco de la llegada de personas provenientes de Cuba, conformada por grupos de migrantes de aquel país, estacionados en zona fronteriza entre Costa Rica y Nicaragua, entre los meses de noviembre de 2015 y marzo de 2016, dada la negativa de las autoridades nicaragüenses a permitir el tránsito de dichos grupos por su territorio. La intervención del gobierno costarricense permitió una operación de traslado aéreo de buena parte de este grupo de migrantes hacia El Salvador y México, desde donde continuarían independientemente su camino hacia el norte de la región.

El segundo momento, se produce en los primeros meses del año 2016, con la presencia de migrantes provenientes de diversos países de África, principalmente, personas provenientes de Haití y otros grupos rezagados de migrantes cubanos.

Esta migración ya había sido detectada en años previos, pero no con la importancia mediática obtenida entonces, dada la coyuntura europea ya consignada anteriormente. Se trataba de movimientos de población de personas provenientes de países como Eritrea, Etiopía, República Democrática del Congo, Senegal y Sierra Leona5.

Las personas africanas eran, en su mayoría personas jóvenes, particularmente hombres, según un análisis realizado por Mora (2017); hicieron el tránsito en condiciones deficitarias de salud, con hambre y pocas opciones de comunicar sus necesidades dadas las dificultades de idioma que presentaban. La mayoría de ellos viajaban en condiciones de indocumentación migratoria.

Quienes contaban con recursos económicos, tenían la posibilidad de burlar los controles migratorios en la frontera y continuar su viaje de la mano de traficantes, que los dirigían desde que entraban a espacio suramericano, mezclados también con redes de coyotaje locales.

La coyuntura fue marcada por la determinación de muchos de ellos de continuar el viaje hacia su destino final, al norte de la región, en una clara actitud de respuesta ante el control establecido por autoridades migratorias y fronterizas costarricenses, panameñas y nicaragüenses.

Cruzaron territorio costarricense y al llegar a la frontera con Nicaragua, fueron devueltos por las autoridades migratorias de aquel país; fueron llevados de nuevo a zona de frontera con Panamá, donde también toparon con la negativa panameña para dejarlos ingresar a su territorio. Allí se mezclaron con otros grupos de migrantes como los cubanos, tal y como fue indicado anteriormente.

Los regímenes de corporalidad están históricamente situados y determinados, y comportan una serie de prácticas de racialización a través de la implementación de mecanismos y dispositivos, así como procesos de discriminación racial que han sido “sedimentados” a lo largo de la historia, como lo plantea Restrepo (2012) en su reflexión acerca de los cuerpos racializados.

En el primer caso, la presencia de las transmigraciones africanas produjo la implementación combinada entre los tres países del sur de la región, de mecanismos (dispositivos) basados en el enfoque de seguridad y control fronterizo, o en la ausencia de respuestas jurídicas, tal y como muestra la Tabla 1.

Tabla 1

Dispositivos de control fronterizo. Coyuntura Transmigración 2016

Rechazo en frontera.

Levantamiento de centros de atención temporal y centros de detención. No son denominados albergues, sino centros de atención primaria.

Indefinición administrativa (Directora migración costarricense declaró en su momento vacío jurídico en ley migratoria para atender estas especificidades).

Ausencia de categorías para abordar tránsito extraregional.

Adopción discursiva de esquema de seguridad (Nicaragua) / enfoque de atención-contención.

Ante la sospecha, toma de huellas dactilares.

Cierre de fronteras con fines de seguridad (operación escudo/Panamá, con el fin de frenar el tráfico de drogas y el ingreso de migrantes “ilegales” (SIC)).

Miradas sociales y mediáticas racializadas.

Tensión discursiva entre enfoque de seguridad y derechos humanos (Costa Rica y Panamá).

Fuente: elaboración propia

En cuanto a las respuestas emanadas por los propios actores, la utilización de las redes de tráfico de personas para lograr su proyecto migratorio, el aprovechamiento de la figura de solicitud de refugio para continuar su viaje (en el caso de Costa Rica, particularmente), sus silencios selectivos ante la interpelación e inclusive la performatividad del cuerpo individual y colectivo ante la acción de las autoridades fronterizas, en particular las costarricenses, fueron mecanismos diseñados desde los grupos de migrantes africanos en las zonas de frontera costarricenses: no en pocos momentos, sus acciones públicas fueron acompañadas con cánticos y bailes, como formas de protesta ante la situación que experimentaban.

En la segunda dimensión, se produjeron discursos sociales de diversa naturaleza. Algunos de ellos, identificados en foros virtuales de noticias de medios de comunicación escritos costarricenses, podrían ser representativos de miradas excluyentes y racializadas construidas en la sociedad costarricense a lo largo del tiempo y actualizadas en coyunturas específicas. En todo caso, los procesos de racialización no se producen solo en ámbitos virtuales ni son campo específico de individuos determinados, sino que permean espacios y amplios sectores poblacionales (Restrepo, 2012).

Una muestra de notas de prensa y comentarios a sus ediciones digitales y redes sociales en los meses en que se produjo la mayor presencia de grupos de migrantes africanos en frontera con Panamá y Nicaragua, corrobora la tendencia hacia la identificación del cuerpo de esos otros desde una matriz de racialización determinada por un contexto especifico. La defensa de la nación, la petición a la utilización de la fuerza para “sacar a los ilegales del país” (como se declaraba en parte de los discursos identificados) y las nociones estereotipadas en las que media el color de piel como atributo, fueron aspectos identificados y analizados a continuación.

Cuerpos que hay que expulsar

En la edición digital del periódico costarricense La Nación del 16 de abril de 2016, se incluye una nota cuyo título muestra dos argumentos. El texto principal del titular indica: Migrantes africanos están recibiendo atención básica de parte de la Cruz Roja en la Frontera Sur; mientras que el subtitular destaca: “Costa Rica probablemente violó derechos de migrantes africanos, dice ministro de Panamá”.

En los comentarios emitidos en redes sociales sobre la nota periodística, en particular los identificados en el perfil oficial de Facebook del periódico en mención, se identifican elementos sobre la noción del cuerpo racializado que tienen las personas costarricenses acerca de “ese otro” y la urgencia por la defensa de una nación homogénea (léase blanca), “amenazada” con su presencia.

En el discurso sobre atributos corporales de las personas migrantes africanas, se destacan nociones racializadas, caracterizadas por marcadores basados en color de piel y el lugar de origen de las personas migrantes, tal y como se transcribe en el siguiente fragmento de un comentario identificado para esta reflexión, en redes sociales.

Mujer: (¿) Por qué todas esas personas que dicen pobrecitos adopten uno, dos, tres, cuatro, cinco hasta más negritos (resaltado nuestro) y así no sienten remordimiento de conciencia?

Hombre: (¡) Déjenme adivinar, ahora hay que pagarle(s) a los africanos por violarles sus derechos! Más vaselina eso es lo que necesitan los ticos, (¿) no se cansan de que los abusen?

Mujer: Africanos sin papeles... (¿) de cuáles derechos hablan? (¡¡¡) no traen identificación siquiera!!!6

De acuerdo con Restrepo (2012), en la racialización de los cuerpos aparecen reflejadas no solo las marcaciones que constituyen los cuerpos propios; también perfilan el tipo de relaciones que se establecen con los otros; este proceso es histórico, “sedimentado” en el tiempo, de manera que ideas y nociones de superioridad racial sobre esos otros aparecen reelaboradas, actualizadas en opiniones como la expuesta en este fragmento.

Esta misma postura sobre la representación del cuerpo del migrante africano como una “amenaza biológica” que hay que expulsar de la nación, aparece reflejada en un comentario a una nota del Diario Extra del día 16 de abril titulada: “Africanos no cesan a pesar del diluvio, siguen insistiendo en entrar al país”:

Hombre: Ministerio de salud, ATENCIÓN ... no expongan a la salud pública a las enfermedades que estas personas traen, no es racismo, es sentido común ... ¡no han pasado ni 6 meses de todas las muertes por ébola en Africa!7

Justamente, en el caso de la relación migración-amenaza biológica, recientes coyunturas globales resituaron marcadores raciales, ubicando el origen de epidemias mundiales en zonas y regiones del planeta consideradas atrasadas, peligrosas o amenazantes. Por ejemplo, el origen del Ébola fue ubicado en los discursos y la institucionalidad mundial hegemónica (medios, gobiernos, sectores de salud) en países africanos, determinando una construcción racializada de inferiorización sobre los cuerpos de los otros (Ventura, 2016).

En el caso de la amenaza a la nación y, por ende, la necesidad de sacar a los extranjeros del país, sobresalen un conjunto de comentarios recuperados de la noticia incluida anteriormente sobre la recepción de atención básica por parte de las personas migrantes africanas en contextos de frontera:

Mujer: Que relajo vienen a invadir y (¿¿) encima de todo hay que atenderlos?? (sic), claro ya vieron que acá pueden hacer lo que les da la gana (,) se les da comida, ropa y luego salen en avión (.)

Hombre: Este es un país que a veces hace cumplir las leyes así que si quieren pasar por aquí si traen visa y sus papeles en regla bienvenidos sean (,) pero si no es culpa y responsabilidad del gobierno panameño el haberlos recibido que apliquen los derechos humanos ellos primero y que los devuelvan por donde vinieron(.)

Hombre: ¿Por qué violar los derechos? Tenemos derecho a defender nuestro territorio, aquí cuanto extranjero hay quiere venir a hacer lo que le da la gana y a eso hay que ponerle un alto. Creo que hemos sido un pueblo noble y se aprovechan de eso y hay que ponerle un ALTO YA (Las mayúsculas son originales del texto transcrito).

Mujer: ¡Al carajo con derechos humanos, este país no tiene ni la capacidad para ayudar ni a los mismos ticos!

Mujer: Que sigan entrando aquí raimundo y todo el mundo (,) no es que desde que abrieron fronteras aquí desde el gobierno de Calderón Fournier ya hay más extranjeros que ticos.

Mujer: DEVUELVÁNLOS PARA ATRÁS NADA DE COMIDA POR MALCRIADOS E INOPERANTES DE PASAR A LA FUERZA, NI AGUA LES DEN, ESE MONTÓN DE VAGABUNDOS PORQUE ESOS ES LO QUE SON VAGOS. (Las mayúsculas son originales del texto transcrito)8.

La misma reacción se advierte en un comentario de un usuario a la edición digital del Diario Extra del 25 de mayo de 2016. Ante la noticia “Migrantes africanos llegan a Limón. Tendrían intenciones de quedarse”, esta persona indica:

Hacer el esfuerzo y sacarlos del país sino se corre la voz y vienen más (,) hay que parar esto9.

El funcionamiento de un régimen de corporalidad se afinca en un contexto determinado; les asigna valores y atributos a aquellos cuerpos racializados, puestos en lugares de inferioridad por los otros cuerpos. Esta muestra de discursos sociales, constata la actualización de ciertos marcadores corporales sobre las migraciones, que han funcionado históricamente.

Muerto el perro, muerta la rabia

En su edición digital del 1 de agosto de 2016, el periódico La Nación indicaba el siguiente titular: “150 migrantes se enfrentaron a piedras y palos con policías en Peñas Blancas”. La noticia en mención produjo reacciones de variada naturaleza, que condensan las formas en que los discursos sociales acerca de la migración pueden producir y reproducir nociones racializadas sobre el cuerpo del otro, en contextos y circunstancias determinadas. Un eje ejemplo de lo anterior está relacionado con el siguiente comentario vertido por una mujer:

Mujer: En los países de África y Haití que hubieran hecho las autoridades, dispararles sin piedad caiga quien caiga... Muerto el perro muerta la rabia10.

Este comentario produjo una cadena de opiniones, generalmente a favor. Destaca por ello, una respuesta dada por una persona que se mostró contraria a esa opinión y la forma como fue interpelada, de una manera discursivamente violenta:

Mujer: No hables así. Son seres humanos. De lo que de tu boca salga, se te devuelve multiplicado.

Hombre: (Le indica su nombre) ¿se los aguantaría Ud. en su casa?, por favor recójalos, cuando le roben (,) la violen y tal vez la maten estaría contenta.

Hombre: Sigan chineando a esos ingratos y de aquí a poco “exigen” que les hagan pedicura con aromaterapia, masajitos para el estrés en los huesos que da el cruzar fronteras ajenas sin autorización y que los despierten todas las mañanas haciéndoles cosquillitas en las costillas y café gourmet de Tarrazú. Eso sí, bien calientito y humeante porque el café frio podría herir sus susceptibilidades.

Mujer: Que les peguen un susto... lleven los antimotines no es forma de entrar a un país como extranjeros (SIC) si les aguantan esta sigan aguantando policías pendejos decen (SIC) a respetar que para eso les pagan.

Hombre: Mandemos en balsa para sus países malcriados esos que les den garrote y gas lacrimógeno(.)

Hombre: (¡¡¡) Por favor, que alguien me diga que ya el gobierno está cotizando balsas para mandar al mar a este aterro de maleantes!!!!

Mujer: El viaje mío de Tracopa todos los domingos 10 ticos, 60 africanos, mal olor, orinan donde sea etc, pleitos (…)

Mujer: quisiera ver qué pasaría si un tico reacciona así en un país de salvajes como lo son los africanos, fijo a nosotros si nos matan, pero cómo somos un país “pacifico” cualquiera nos hace para donde quiere, hasta los nicaragüenses.

Hombre: QUE NOS AYUDE A NOSOTROS. PARA DESACERNOS (SIC) DE ESAS LACRAS (Las mayúsculas son originales del texto transcrito)11.

El anterior repaso recupera distintos aspectos discursivos en los que se precisa la noción de cuerpo racializado que subyace en ciertos significados sociales (asociados a una muestra de comentarios y reacciones de noticias de medios de comunicación escritos) cuando se trata de migraciones con características específicas como las señaladas a lo largo del artículo. El marcaje discursivo se realiza tomando en consideración aspectos vinculados con el origen y el color de piel o la representación amenazante de su presencia en los contornos del país, al interior de un régimen de corporalidad determinado en un contexto social, histórico e institucional, como el que representan las migraciones globales en la segunda mitad del siglo XXI.

Consideraciones finales

La consideración de algunos dispositivos institucionales en frontera, así como la revisión de algunos comentarios de usuarios de medios de comunicación en sus versiones digitales y publicaciones en redes sociales respecto a la coyuntura de las transmigraciones de personas africanas, permite confirmar la actualización de nociones de cuerpo racializado funcionando en regímenes corporales específicos y contextualizados, vinculados con la construcción del cuerpo del migrante como un agente sobre el que actúan acciones y discursos como marcadores sociales, étnicos y raciales.

Pese a que se debe poner especial atención en el cuidado metodológico de utilizar las redes sociales como fuente de investigación social, por la forma inmediata en la que allí son construidos los discursos, no debe restarse la importancia de que constituyen caja de resonancia de contenidos racializados, que luego pasan a ser prácticas de verdad en la construcción de las opiniones públicas.

Respecto al tema en análisis, en primer lugar, debe considerarse el desarrollo de mecanismos institucionales que producen marcadores sobre los cuerpos de las personas migrantes (marcadores de raza, etnia, origen) y las formas mediante las cuales son contestadas por los mismos actores migrantes.

Si bien la normativa costarricense aparece en el marco regional centroamericano como de avanzada por su cercanía con la gestión de los derechos de las personas migrantes, coyunturas como las analizadas mostraron ausencias notables para abordar procesos complejos que cada vez más serán frecuentes como respuesta a las dinámicas globales de distribución y redistribución de los procesos migratorios. Ahora fueron las transmigraciones extraregionales, pero en un futuro próximo podrían ser los flujos producto de desastres naturales a nivel regional e intraregional, para lo cual es necesario preparar y ajustar los marcos de acción institucional en su abordaje.

En segundo lugar, una muestra pequeña y cualitativa de opiniones que representan discursos sociales respecto a la coyuntura, permite identificar la conexión todavía existente entre los rasgos de homogenización de la sociedad costarricense y la forma en la que son procesados los mecanismos de diferenciación vía marcadores como el color de piel y el lugar de origen de las migraciones. Quedó expuesta en esta reflexión, cómo esos marcadores son cruzados por variables históricas (constitución de una corporalidad legítima en el periodo de construcción del estado-nación) que permanecen hasta el presente.

Finalmente, la identificación del cuerpo como categoría de análisis en los procesos migratorios lleva a considerar dos elementos fundamentales: uno, el carácter ontológico de su significado (o más bien la ausencia del mismo) en los territorios fronterizos, donde las políticas públicas se esfuman y convierten las subjetividades en meros antecedentes; dos, cómo son entendidos y procesados en discursos como los referenciados en el análisis realizado.

En algunos casos, son conceptualizados como amenazas a la seguridad, pero también como cuerpos portadores de posibles enfermedades que hay que desterrar. En estos discursos, subyace una categorización del cuerpo del otro que proviene de un régimen corporalizado en funcionamiento y los mecanismos que debe utilizar el estado, como portador de la fuerza legítima, para disolver su presencia y su amenaza.

La naturaleza trashumante del cuerpo del migrante, que pone en evidencia la narrativa hegemónica y dominante del estado-nación cuando cruza su contorno, traspasa sus límites de soberanía; resulta una paradoja el que fuera justamente en la época en que Costa Rica decide modificar el artículo 1 de su constitución política, y se declara un Estado pluricultural y multiétnico, cuando se ensayan mecanismos discursivos para fijar una narrativa dominante de protección ante ese otro cuerpo que se debe sacar del país.

Estas formas complejas de relación entre el carácter estructural de las migraciones y las subjetividades, seguirán repitiéndose en el futuro. La necesidad de analizarlas desde marcos como los incorporados en esta reflexión, aportan hacia un mejor entendimiento de sus implicaciones para las personas que las experimentan permanentemente.

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Chacón, A. (2016). Migrantes africanos llegan a Limón. Diario Extra. Recuperado de http://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/294301/migrantes-africanos-llegan-a-limon


1 Algunas reflexiones preliminares que alimentan esta propuesta, fueron presentadas en el coloquio internacional “Nuevos escenarios y nuevos actores de la migración en Centroamérica y México”, desarrollado en Guatemala en octubre de 2017.

2 Un ejemplo reciente se produjo en la coyuntura de la epidemia AH1N1, en la cual se consideraba a las personas migrantes internacionales como portadoras-transmisoras de dicha epidemia. En Costa Rica se produjeron algunos discursos institucionales a propósito de las movilidades transfronterizas de nicaragüenses hacia Costa Rica y la conveniencia de cerrar fronteras frente a la potencial amenaza.

3 Más adelante, cuando se repase la coyuntura en análisis en el marco del presente artículo, se detallarán algunos procesos de aprehensión de los transmigrantes africanos por parte del poder estatal, así las formas de respuesta que estos ensayaron a los mecanismos de control impuestos.

4 De acuerdo con Septién (2016), entre enero y setiembre de 2016, solamente 42 africanos habían sido repatriados desde territorio mexicano.

5 En el caso de las personas migrantes africanas, hasta junio de 2016 se contabilizaron 2.600 migrantes, pero con la previsión de un aumento en los volúmenes para los meses subsiguientes. Mata, E. (2016). Hasta 20.000 africanos vienen hacia el país en su ruta migratoria. La Nación. Recuperado de http://www.nacion.com/nacional/politica/africanos-vienen-pais-EE-UU_0_1568043204.html

6 La Nación (2016). Migrantes africanos están recibiendo atención básica de parte de la Cruz Roja en la Frontera Sur, Costa Rica probablemente violó derechos de migrantes africanos. La Nación. Recuperado de https://www.nacion.com/el-pais/costa-rica-probablemente-violo-derechos-de-migrantes-africanos-dice-ministro-de-panama/HL2X66O3FFERVMHWJXFHVYQBNE/story/

7 Chinchilla, D. (2016). Africanos no cesan a pesar del diluvio. Diario Extra. Recuperado de http://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/289661/africanos-no-cesan-a-pesar-de-diluvio

8 La Nación (2016). Migrantes africanos están recibiendo atención básica de parte de la Cruz Roja en la Frontera Sur, Costa Rica probablemente violó derechos de migrantes africanos. La Nación. Recuperado de https://www.nacion.com/el-pais/costa-rica-probablemente-violo-derechos-de-migrantes-africanos-dice-ministro-de-panama/HL2X66O3FFERVMHWJXFHVYQBNE/story/

9 Chacón, A. (2016). Migrantes africanos llegan a Limón. Diario Extra. Recuperado de http://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/294301/migrantes-africanos-llegan-a-limo

10 Sequeira, A. (2016). 150 migrantes se enfrentaron a piedras y palos con policías en Peñas Blancas. La Nación. Recuperado de https://www.nacion.com/el-pais/150-migrantes-se-enfrentaron-a-piedras-y-palos-con-policia-en-penas-blancas/UHE3YMKJANDRLFD4BC4BQAKCAY/story/)

11 Sequeira, A. (2016). 150 migrantes se enfrentaron a piedras y palos con policías en Peñas Blancas. La Nación. Recuperado de https://www.nacion.com/el-pais/150-migrantes-se-enfrentaron-a-piedras-y-palos-con-policia-en-penas-blancas/UHE3YMKJANDRLFD4BC4BQAKCAY/story/)


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