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ISSN 1023-0890 / EISSN 2215-471X
Número 28 • Julio-diciembre 2021
Recibido: 22/02/21 • Corregido: 20/03/21 • Aceptado: 29/04/21
DOI: https://doi.org/10.15359/istmica.28.8
Licencia CC BY NC SA 4.0

Minificcionistas pandémicos: una propuesta internacional desde la virtualidad

Pandemic mini-fictionists: an international proposal from virtuality

Melanie Taylor Herrera

Escritora, sin filiación institucional

Panamá

Resumen

La pandemia del coronavirus llegó intempestivamente y el afán de compartir esta experiencia, unió a escritores a través de diversas plataformas. Ya existía interés en conformar un grupo de minificcionistas antes de la pandemia y este pareció el momento propicio. Cada integrante trajo a otros, hasta conformar un grupo de 19 escritores de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, España, Guatemala, Honduras, Marruecos, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Venezuela.

Palabras clave: Minificcionistas, pandemia, literatura.

Abstract

The coronavirus pandemic arrived unexpectedly and the desire to share this experience join writers together through various platforms. There was already interest in forming a group of mini-fictionists before the pandemic and this seemed the right moment. Each member brought others, to form a group of 19 writers from Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Spain, Guatemala, Honduras, Morocco, Mexico, Nicaragua, Panama, Peru and Venezuela.

Keywords: Mini-fictionists, pandemic, literature.

Escribir suele ser descrito como un acto solitario, casi como zarpar en un bote a la deriva, la escritura en busca de su verdad en un mar de palabras, la literatura. Sin embargo, el ser humano es eminentemente social y toda búsqueda en solitario al final llega a un espacio común, donde se debaten ideas y viajes, recursos y descubrimientos, llámese encuentro, congreso, feria o simposio. Todos los que escribimos guardamos recuerdos gratos de habernos encontrado con almas similares o escritores admirados en alguno de estos encuentros o también la decepción de constatar que una cosa es la escritura y otra es la persona. La pandemia del coronavirus llegó intempestivamente haciendo tambalear e incluso, eliminando de un zarpazo, toda posibilidad de encuentro presencial con otros escritores.

Aquí es donde la virtualidad, tan repudiada por muchos y temida por tantos, se instaló como salvadora, milagro y santa. Lo maravilloso de las necesidades humanas es que buscan siempre una salida, a pesar de nuestros temores y contradicciones. El afán de compartir esta experiencia, esta peste contemporánea que encontró en la globalización una manera de viajar rauda a todos los rincones, unió a escritores a través de diversas plataformas. Cada uno de nuestros países fue declarando estado de emergencia o de excepción, el temor rezumaba en nuestros dispositivos, los científicos no terminaban de entender el comportamiento del virus y nos vimos confinados a nuestros hogares y a ese otro hogar, la palabra. Sorpresivamente los minitextos hallaron una grata recepción del público lector, dada su brevedad, su contundencia, sus múltiples interpretaciones y la posibilidad de compartirse como imágenes, vídeos y textos.

Desde Chile, Patricia Rivas, escritora y teatrista, no pudo menos que observar este fenómeno. Ya tenía interés en conformar un grupo de minificcionistas antes de la pandemia y les pareció el momento propicio. Dicen que preguntando se llega a Roma y eso es lo que hizo, preguntar a sus allegados por otros escritores de brevedades. Cada integrante traía a otros, hasta conformar un grupo de 19 escritores de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, España, Guatemala, Honduras, Marruecos, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Venezuela. Lo que inició como una publicación mensual de un vídeo colectivo en YouTube se ha transformado en una página de Facebook con publicaciones semanales para que los vídeos de las minificciones se publiquen individualmente; un libro digital, Microbios (2020), gracias a Dendro Ediciones; Lives (2020) para conocer mejor a las personas autoras de Minificcionistas Pandémicos, así como publicaciones en otros medios digitales (revistas, portales, entre otros). Todo esto sin un liderazgo vertical sino más bien horizontal, de libre intercambio de ideas y consultas entre todos en un chat de WhatsApp. Algunos nos hemos conocido en persona, antes de la pandemia, los menos; la gran mayoría únicamente se conocen en la virtualidad, en la palabra y en la ficción.

A pesar de los acentos, los regionalismos y la distancia hemos encontrado un espacio común. Cada mes se decide un tema que propicie la producción escritural. No siempre estamos de acuerdo, pero se respeta el sentir de la mayoría. Hay un deseo de denunciar las injusticias (sin caer en el panfletismo) tales como el maltrato infantil, el hambre, la violencia doméstica. En el prólogo del libro Microbios (2020, 6), Patricia Nasello considera que:

Por mi parte y con toda humildad, creo haber descubierto que esta antología posee un tema que le otorga una idea inequívoca de conjunto y que tal tema no fue específicamente buscado por las voces que la narran: el agua. El agua primigenia, aquella que dio origen a toda vida que puebla nuestro bello planeta Tierra. El agua que, hecha mar, un día nos dio a luz al tiempo que emergíamos de su seno. El agua en tanto líquido amniótico, ese paraíso que alguna vez fue nuestro. Y el agua dulce de nuestros lagos y ríos, esa que desperdiciamos al tiempo que otras personas desfallecen de sed, misma por cuyo dominio, se supone, dará comienzo la próxima y definitiva guerra.

Haciendo eco de sus palabras, precisamente es mi deseo presentar estas ficciones de los integrantes de Minificcionistas Pandémicos desde esa óptica, el agua. Aunque admito ver también otro rasgo compartido: la voz infantil que narra lo crudo, lo doloroso, lo anhelado, lo perdido con una engañosa dulzura. En ese sentido mis compañeros, y aquí me incluyo, no han temido ir al fondo del océano, a su niño interior.

Cada minifcción será antecedida por una breve información biográfica de cada participante, quienes ya tenían un camino recorrido en la escritura antes de publicar en el colectivo.

1. Roberto Almendáriz Rueda (Ecuador, 1982)

Sociólogo y Comunicador permanente ligado a la actividad cultural. Autor de De ladridos y palabras (Ecuador: Eskeletra Editorial, 2013). Sus relatos se encuentran en varias antologías y revistas digitales.

Amoroso

Concluido el acto, el súcubo se retiró a su cubil para disfrutar de la gestación; de todos modos, hacerse con la semilla de un elfo era algo que ni en sus más húmedos sueños se había propuesto.

2. Karla Barajas Ramos (México)

Publicó Neurosis de los bichos (México: Editorial La Tinta del Silencio, 2017) de la Colección Minitauro, Esta es mi naturaleza (México: Editorial Surdavoz 2018), y Cuentos desde la Ceiba (México: Editorial LaTinta del Silencio, 2019) de la Colección Bocanada.

Desaparecidos

El dibujo de ballenas y delfines de tinta adornaba los mosaicos de la habitación. La madre de la pequeña artista fregó la pared con agua y detergente. Dos horas después, se informó de la extinción de los cetáceos. «¡Mamá, borraste a las últimas ballenas y los delfines del planeta por usar químicos! También, contaminaste el agua».

Nuevamente la imagen asomó en el muro del baño:

«Samy, limpia estas ballenas y estos niños», indica la mujer ya cansada de los quehaceres. «Son adultos, mamá» —corrige la pequeña, antes de que el agua y el jabón que vierta madre arrastren con la mayoría de la humanidad.

«No seremos los niños y niñas quienes borren a otras especies del planeta», piensa Samantha cuando escucha los gritos de sus vecinos diciendo que los adultos desaparecieron.

3. Camilo F. Cacho (Mendoza, Argentina)

Licenciado en Trabajo Social. Estudió Literatura Hispanoamericana en la Universidad Nacional de Cuyo. Participa y dicta talleres de escritura creativa. Ha publicado en antologías y revistas digitales de varios países y colabora con la cátedra de Lengua de señas del Profesorado de Educación Inicial Rosario Vera Peñaloza leyendo sus cuentos, traducidos a personas sordas.

Mar Rojo

—Mamá, ¿dónde queda ese mar rojo? —preguntó el niño a la madre, que estaba de espaldas en la cocina mientras él miraba la televisión.

—¡Ah! En un lugar muy alejado, llamado África, es uno que nombran en la Biblia porque hace mucho un señor abrió sus aguas —respondió la madre.

—Qué triste lo que hacen esos hombres —dijo el pequeño, mientras sus ojos comenzaron a mojarse cada vez más ante las terribles imágenes, cuyo titular decía: brutal matanza de ballenas tiñe al mar.

4. Ricardo Calderón Inca (Trujillo, Perú)

Escritor y docente licenciado en Lengua Nacional y Literatura por la Universidad Nacional de Trujillo. Ha culmina una maestría en Lingüística y Comunicación en la misma casa de estudios. Ha obtenido diversos reconocimientos nacionales y extranjeros, entre ellos destacan dos menciones honrosas en el Primer (2016) y Segundo (2017) Concurso de Microrrelatos Bibliotecuento, de la Biblioteca Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana. Además, fue seleccionado en la antología del V Certamen Internacional de Relato Corto La Esfera (España, 2020). Ha publicado tres libros de microrrelatos: Microacertijos literarios (Perú: Ediciones Orem, 2009), Alteraciones (Perú: Ediciones Orem, 2013), y Grafitos (País: Quarks Ediciones digitales, 2020).

Clase Maestra

Ella se muerde los labios cuando lo viste de profesor; él se moja los pantalones mientras la disfraza de colegiala. El polvo de estrellas duró lo que tenía que durar. Pronto, cuando sus vergüenzas sienten el calor de la mañana, deciden ducharse y salir del hostal. La clase de primaria iba a comenzar un poco tarde.

5. Lorena Escudero (España)

Doctora en Física. Ha publicado microficción en las revistas Quimera, Microtextualidades, Plesiosaurio, Atril, Salamanca Letra Contemporánea, Cita en las Diagonales, The Next Review, y en las antologías Los pescadores de Perlas, Futuro Imperfecto, Hokusai, Resonancias, Brevirus y Pequeficciones, y en sus libros Negativos (Madrid: Torremozas, 2015), Formulario (México: La tinta del Silencio, 2019) e Incisiones (Perú: Quarks, 2020).

Moby Dick

No queda apenas mar, pero él sigue saliendo en su búsqueda. Con cansada tenacidad arma barco, tripulación, y lleva todo aún más lejos, a través de la seca tierra, hasta la siguiente bahía. Está entumecido en su venganza, murmuran los que saben que el cachalote murió antes que su obsesión. Aunque la razón, en realidad, es otra. Una suerte de desesperada creencia: que mientras la busque, seguirá existiendo la ballena.

6. González Olivares (Venezuela)

Reside en Colombia. Gestora cultural. Editora de El Taller Blanco Ediciones. Ensayista. Coordinó Jornadas de Microficción de FILUC. Ha publicado minificciones en libro colectivo Urgencia del relato II (Venezuela: Universidad de Carabobo, 2015), antología A puerta cerrada. Antología de microficción de autor (Perú: Quarks Ediciones Digitales, 2020), en Minificciones sobre Don Quijote (Bogotá: Editorial Aula de Humanidades, 2020), Brevilla (Chile: Dispare usted o disparo yo, 2018) y Brevirus (Chile: Revista Brevillal, 2020).

Reemplazo de un cetáceo

A José Watanabe

Se sabe grande. Su piel resbaladiza parece una variante de su soledad, que la hace única en el universo marino. Y el llanto hondo y casi lírico que certifica la torpeza de sus aletas, y muestra ese ojo que mira de manera insondable y sin derecho a réplica. Porque ella intuye que a la postre estará sola, sumergida en aguas profundas, navegables: sabe que la soledad puede llegar con la marea alta, —y quedarse para siempre. También, que el mar, así, desolado, es lo más parecido a su mundo interior. La metáfora del mar desolado puede reemplazar a la metáfora de la ballena. ¿No es acaso esto la metáfora de nuestra propia turbación?

7. Dina Grijalva (México)

Doctora en Letras por la UNAM. Sus libros de minificción son: Goza la gula (México: Andraval Ediciones l, 2012), Las dos caras de la luna (México: Instituto Sinoalense de Cultura, 2012), Abecé sexy (México: Editorial La Tinta del Silencio, 2016), Mínimos deleites (México: Editorial La Tinta del Silencio, 2017), Miniaturas Salmantinas España, Diputación de Salamanca, 2018) . Ha publicado también una Antología de minificciones eróticas: Eros y Afrodita en la Minificción (México: Ficticia, 2016). Es fundadora de la Red de Escritoras de Microficción (REM).

Cumpleaños

A Laurita el vaivén de las olas la adormece, escucha pasos, es su tía, quien llega por ella y la lleva a la fiesta, allí hay globos rosas y abundantes dulces, le dicen que pida un deseo y apague las 6 velitas; toma aire para soplar y justo en ese momento siente el zarandeo de su papá: ¡te volviste a quedar dormida! ¡Levántate y termina de vender los llaveros antes de que se vaya la gente de la playa!

8. Mustapha Handar (Marruecos)

Sus microrrelatos han sido publicados en numerosas revistas en España, México, Colombia, Chile, Argentina y Guatemala. Integra antologías como Ellas II; Pluma, tinta y papel VI; Inspiraciones nocturnas IV; Microfantasías (España: Diversidad literaria, 2017), Letras Marruecas II (Chile: Ed. Altazor, 2018), Piedra y nido (Argentina: Compilación de Patricia Nasello, 2019), Brevirus (Chile: Revista Brevilla, 2020), Pequeficciones (Nicaragua: Parafernalia, 2020), Historias mínimas (Perú: Dendro Ediciones, 2020). Ha publicado el libro de microficción Atrapados en telarañas (Perú: Quarks Ed. Digitales, 2020).

Ballenicidio

Para el delfín y la ballena, la felicidad es existir.

Jacques Cousteau

Al diluvio arrasador, que acabó con la vida de todos los seres sobre la tierra, solo sobrevivió un hombre. Había sido tragado por una ballena. Permaneció en su estómago hasta que las aguas se escurrieron de la tierra; y volvieron a relucir de nuevo las montañas, las praderas y las playas.

La descomunal criatura llevaba los genes de paz, de ayuda y respeto al ser humano. No se olvidó nunca de la legendaria historia de sus antepasados con el profeta Yúnus.

Se acercó a la costa y expulsó al superviviente con ligereza sobre la arena de una playa caliente. Era como si hubiera nacido de nuevo. Una semana después, el hombre decidió surcar el mar. Construyó una canoa y fue en pos de los gigantes peces. Necesitaba de aceite para sus lámparas, carne fuente vital de proteínas; y piel para confeccionar vestimenta y calzado.

9. Natalia Madrueño (México)

Es tapatía por donde la miren, tiene tres nombres eternos, estudió una licenciatura en Letras Hispánicas y un Máster en Estudios avanzados en Literatura Española e Hispanoamericana expedida por la Universidad de Barcelona. Escribe ensayo, cuento y minificción. Ha dirigido talleres, mesas de lectura, promoción de escritura creativa y charlas con escritores juveniles. A Natalia le gusta además el café, las manos, la música, la comida y el viento.

Del día en que viví en el mar

Siempre fue la lucha del hombre contra la bestia. Claro, eso era bien visto por mí hasta antes de hoy, pues de un día para otro cuando por la mañana abrí los ojos, me vi atrapado en una especie de red mientras un hombre vociferaba su triunfo al mismo tiempo en que me picoteaba con su lanza. Cuando lo vi a los ojos, sentí amor por él, un amor extraño e incomprensible. Cuando me vio a los ojos, pude leer en él emoción y odio, un odio conocido e inconfundible. Entonces comprendí lo que pasaba, yo había dejado de ser Ahab el capitán, el marinero, el hombre, para convertirme en el cetáceo que tanto había perseguido antes.

10. Patricia Martin Rivas (Madrid, España)

Escribe para vivir, traduce para sobrevivir y registra su nomadismo con tinta para transformarlo en grafías que dibujan relatos cortos y largos. Patricia ha parido tres novelas que no tienen padre y colecciona con avidez palabras intraducibles e historias pandémicas internacionales.

Des(hogar)

No reposa a su lado ni se acurruca ni ronronea. Mejor sola; peor. La cuarentena se eterniza en el pecho de él; cuarentena de infierno: cuarenta días que saben a milentena, a millontena, en el lecho de él. Pero el hogar no ahoga; desfoga, aloja, desobliga, desahoga, el hogar. Si ahoga, entonces deshoja, desholleja, desoja. Solo el (des)hogar ahoga; y desola y desoye y deshonra y destriza, el (des)hogar.

11. Edward Antonio Martínez (Colombia)

Escritor y gestor cultural boyacense nacido en Sogamoso, promotor literario mediante el Club de Lectura Huitaca y el proyecto Bicilibros, Socio y subgerente de la Empresa en gestión cultural y literaria Ecobibliotecas Huitaca. Está finalizando sus estudios en Psicopedagogía y es locutor ocasional del programa Mero Punk de la UPTC. Tiene publicaciones en el periódico Conexión de la misma universidad, y también en la página Fobica Fest y Kussy Huayra de Bucaramanga, Santander, Colombia. Es estudiante de Licenciatura en Educación Básica, aventurero de profesión, de las letras y de los paisajes, su inspiración. Le apasiona la bicicleta y acampar. Actualmente trabaja en un libro de cuentos cortos.

Bague

El origen del cosmos y el universo conocido para el pueblo Muisca se originó a partir de un grito de la Madre Creadora. Ella, arrepentida del poder trasformador, ilimitado y absoluto que dio a los dioses y que posteriormente enseñaron a la humanidad. Al presentir el caos y la autodestrucción, despertó de lo sublime de su sueño. Miró el desastre de su creación y en silencio apagó la hoguera de la vida.

12. Camilo Montecinos (Chile)

Escritor, profesor y gestor cultural. Ha publicado Golpes sobre la mesa (Colombia: Ediciones Sherezade, 2017). Asimismo, sus textos han sido difundidos en antologías y revistas literarias de Latinoamérica, España y Alemania. Forma parte del comité editorial de Revista Brevilla. En el año 2017 obtiene Beca a la creación literaria del Ministerio de las Culturas de Chile.

Biografía inconclusa1

Nació el 4 de octubre del 2007, cursa cuarto básico y le gusta el deporte. Murió un viernes de abril del 2015. El viernes siguiente murió otra vez, y al siguiente viernes lo mismo. Y así muere cada viernes, cuando el padrastro abre la puerta de la pequeña habitación y apaga la luz.

13. Patricia Rivas M. (Chile)

Minificcionista y Licenciada en Artes Teatrales. Ha publicado: Hija bastarda (Chile: Ed. Asterión, 2009), Cof Cough (Chile: Ediciones Ceibo, 2014) y Transacciones (Ed. Eutôpia, 2009). Ha sido incluida en las siguientes antologías: Basta! + de 100 mujeres contra la violencia de género (Chile: Ed. Asterión, 2012); Microquijotes 2 (NY: ANLE, 2015), El ojo de Lilith (Colombia: Ed. Scherezade, 2018), Microcuento Fantástico chileno (Chile: Simplemente editores, 2019), Brevirus (Chile: Editorial Brevilla, 2020), Historias mínimas (Perú: Dendro Ediciones, 2020), Piedra y Nido (Argentina: VVAA, 2020) y Pequeficciones (Nicaragua: Parafernalia Ediciones Digitales: 2020).

Aqua

Me encuentro sumergida en el vientre de mi madre, sus aguas son acogedoras y plácidas. Soy pequeña aún, por lo que inunda el espacio para nadar y jugar. El contacto de mi vientre junto al suyo es todo lo que necesito: me nutre, protege y espera, dentro de un inmenso amor por mi presencia. Buceo agradecida en tanto cuidado, el burbujeo de nuestros latidos impulsa mi desarrollo. Todo fluye en paz, y mi corazón sabe que el agua, mi/nuestro elemento, es sagrada. Ya soy adulta y el líquido esencial se está extinguiendo. Me muero de sed.

14. Alberto Sánchez Argüello (Nicaragua)

Psicólogo. Fundador del colectivo “micro literario nicaragüense” y del sello literario “Parafernalia Ediciones Digitales”. Publicó Miniaturas voraces (Bogotá: El Taller Blanco Ediciones, 2019), Naufragio de botellas (Lima: Quark Ediciones Digitales, 2020), y Mitología mínima (CDMX: Editorial La Tinta del Silencio, 2020).

Antropofobia

Una mañana los vi aparecer: eran unas criaturitas turbias, sin mayor posibilidad de sobrevivencia. El resto empezó a devorarlos, pero eran muchos, demasiados y yo no podía soportar su aspecto repugnante. Los empujé hacia afuera para que se sofocaran. Yo pensaba que ya no los volvería a ver, hasta que en mis orillas miré a algunos de ellos adaptados a la vida en el exterior y tuve que soportar su lenta y estúpida evolución durante millones de años: arrastrándose, reptando y finalmente caminando, de vuelta a mí. Ahora son mi peor pesadilla; tiemblo cuando posan sus pesados barcos sobre mi superficie, robando mis criaturas, desechando toda su basura en mi interior. Tendría que haberlos sumergido en mis profundidades, para siempre.

15. Angélica Santa Olaya (México)

Poeta, escritora, historiadora y maestra de español y Creación Literaria. Primer lugar en dos concursos de cuento breve e infantil. Publicada en 66 antologías de minificción, cuento, poesía y teatro, así como en diarios y revistas de América, Europa y Medio Oriente. Autora de 15 libros de poesía, cuento, minificción y novela. Feisbuqueo, luego existo (México: Editorial La Tinta del Silencio, 2018) es su primer libro de minificción. Traducida al rumano, portugués, inglés, italiano, catalán y árabe.

Moby Dick 2020

Ante el embate del monstruo blanco, el marinero, implorando al Diablo, en desesperada faena, buscó el trozo de madera que lo salvaría conjurando las amarras de la muerte, tal como en la épica leyenda. Corrió de la proa a la popa y de babor a estribor. Pero ni él hablaba inglés, ni los barcos balleneros eran de madera como en aquella historia. Claro que, en momentos como ese, la memoria acude a algún final feliz enredado en el miedo. Tampoco era sólo una ballena enojada, sino una manada dispuesta a torcer el final dejando sin maquillaje el rostro de miles de mujeres que nunca escucharon la belleza en el canto de una ballena. Así que Dios, o el Diablo, ¿quién puede saber a cuál le gusta más lanzar el último arpón?, harían, una vez más, Justicia.

16. Eliana Soza (Potosí, Bolivia)

Primer libro de cuentos: Seres sin Sombra (Bolivia: Edición de Autor, 2018), Segunda edición (Bolivia: Electrodependiente, 2020). Junto a Ramiro Jordán el libro de microficción y poesía: Encuentros/Desencuentros (Bolivia: Edición de autor, 2019). Antologías: Antología Iberoamericana de Microcuento (Bolivia: Torre de Papel, 2017). Bestiarios (Chile: Ediciones Sherezade, 2019). El día que regresamos: Reportes futuros después de la pandemia (Perú: Ed. Pandemónium, 2020), Brevirus (Chile: Editorial Brevilla, 2020).

Paraíso Perdido

El enorme cuerpo encallado en la orilla del mar llama la atención de los turistas, que no entienden cómo un animal tan impresionante puede morir sin que nadie haga algo. Los formidables ojos parecen pedir ayuda, aunque en el fondo saben que es el final. Alguien intenta echarle agua de mar, pero el sol arrecia y ya está resecando su piel. Algunos niños lloran alrededor. A través de la mirada del gigante pasan visiones de olas que con su ulular componían la sinfonía que acompañaba su canto. También la familia que perdió cuando el mar quedó inundado de plásticos; ellos le esperan allá lejos, donde las aguas son cristalinas.

17. Carmen Tocay (Guatemala)

Egresada en Letras, Universidad San Carlos de Guatemala. Actualmente es columnista en revista digital Revista Luna: Versos de plata. Ha sido publicado en Revista Upoética (Guatemala: U. San Carlos de Guatemala, 2018), Antología poética universitaria (Guatemala: Escuela de Ciencias de la Comunicación, 2019), Ganadora del certamen I Premio Mundial de Micros POE (Editorial Poe, 2019), Mención Honorifica en Concurso de Microrrelato Virtual (2020).

Historia de una montaña

La torrencial lluvia se asoma, los nubarrones traen más agua de lo normal, en el pasado yo podía absorberla toda y disolver la fuerza de esas tormentas. Fui una inmensa Montaña, en mí habitaron muchos seres hermosos, hoy casi todos los árboles los han arrancado de mis entrañas, sacaron tanta tierra, todos los animales que tenían su hogar migraron, otros murieron, el río dejó de fluir y se secó. Los hombres desmoronaron todo mi ser, ya no tengo fuerza, no puedo proteger a nadie, estoy árida. Un día vino la fuerte lluvia.

—¡Perdonen humanos que trataron de cuidarme, nuestra lucha fue en vano, hoy tendremos que morir juntos!— exclamó la montaña mientras una avalancha de tierra enterró a todo un poblado.

18. Melanie Taylor (Panamá)

Tiene un técnico superior en Violín, una licenciatura en Psicología y una maestría en Musicoterapia. Ha obtenido diversos premios y reconocimientos literarios: Premio Rafaela Contreras de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (2009) en el género cuento. Aparece en la antología Brevirus (Chile: Revista Brevilla: 2020).

Un buen show

El pequeño delfín no quería llegar tarde pero sus padres nadaban sin prisa. Logró atisbar a los humanos desde la distancia. Cinco humanos bailando en la plataforma. Le gustaba que tenían texturas y colores variados en el cabello, los ojos, la piel... aunque no había humanos grises como él. ¡Qué buena suerte! Llegaron justo a tiempo. Este era un show de humanos donde no los maltrataban, les alimentaban bien y les enseñaban a bailar sincronizado de forma amorosa. Al menos eso le habían dicho sus padres.

19. José Zelaya (Tegucigalpa, Honduras)

Psicólogo, cursa una segunda licenciatura en Trabajo Social. Fundador de la primera plataforma virtual de minificción hondureña. Ha sido galardonado en diversos concursos: I Concurso de Microcuento “Dentro de la botella”, Universidad Nacional Autónoma de Honduras (2018); Concurso de Microrrelato “Días de resguardo”, Centro Cultural de España en Tegucigalpa (2020); Concurso de Microrrelato de la Revista La Fabri/k/, Guatemala (2020). Forma parte del libro Pequeficciones, Antología Internacional de Minificción Infantil (Nicaragua: Parafernalia ediciones digitales, 2020).

Alborán

Algunos me conocen. Habito en el Mar de Alborán. Un cetáceo pequeño en las corrientes marinas. Mi dorso es gris, mi pecho y vientre son claros. Nado con mi familia, pero algunos miembros se han ido de aquí. Mi hermano, está enfermo. Sus tejidos se han cubierto de sustancias extrañas plastificadas hasta llegar a su cerebro. Temo que pase lo mismo conmigo. Hemos abandonado nuestro hogar para mudarnos a otro lugar.


1 De Golpes sobre la mesa. Chile: Ediciones Scherezade, 2017.

EUNA UNA

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