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Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 3.  Nº. 1.  Julio, 2006.

MOTIVOS DE PARTICIPACIÓN Y SATISFACCIÓN EN LA ACTIVIDAD FÍSICA, EL EJERCICIO FÍSICO Y EL DEPORTE

REASONS FOR PARTICIPATION AND SATISFACTION IN PHYSICAL ACTIVITY, PHYSICAL EXERCISES, AND SPORTS

Elmer Garita Azofeifa
Maestría Ciencias del Movimiento Humano.
Escuela de Educación Física y Deportes, Universidad de Costa Rica.
E-mail: garitaazofeifa13@gmail.com

RESUMEN

La motivación en la actividad física es una característica  psicológica multidimensional,  que se ve influenciada tanto por los aspectos internos de la persona (preferencias,  deseos, temores, entre otras), como por las vivencias externas de su entorno (aceptación social, amistades, habilidades, entre otras). En una época en la que en el nivel mundial, la actividad física de personas de todas las edades, está en aumento constante, es fundamental  para profesionales  como educadores físicos, entrenadores  deportivos o instructores  de ejercicio, tener presentes los principales  motivos de participación  de los sujetos que tienen  a su cargo, con el fin de velar por elaborar  planes de trabajo  ideales para que se mantengan realizándolo,  orientándolos  a disfrutar  y estar satisfechos  con su intervención  y así alargar  su ciclo  de vida activa, evitando  el abandono,  aspecto  tan relacionado  con el sedentarismo  y el riesgo  de padecer  enfermedades  crónicas  y degenerativas.  Así, los niños prefieren la diversión y hacer amigos; los adolescentes  la competición  y las amistades; los universitarios la aventura y la diversión; los adultos obtener actividad física regular y los adultos mayores los beneficios relacionados  con la salud. Las mujeres se motivan por la apariencia  y aspectos sociales, mientras  los hombres  por la competición  y el estatus. Los sujetos que hacen deporte se motivan por la competición  y los que hacen ejercicio por la imagen corporal. A mayor nivel de actividad, se valora más la competición. Finalmente, la diversión, la competición, el aprender habilidades y la condición física son los motivos más importantes para participantes de actividad física norteamericanos,   europeos  y  asiáticos.  El  presente  trabajo  se  realizó  con  el  propósito  de  dar  a  conocer  a  los profesionales   de  las  ciencias   del  movimiento   humano,   las  diferentes   variables   que  determinan   los  motivos   de participación en los distintos tipos de actividad física en sujetos con diferente edad, género, cultura y nivel de actividad.

PALABRAS CLAVES: actividad física, cultura, deporte, ejercicio, motivación, motivos para participación, satisfacción.


ABSTRACT

Motivation in physical activity constitutes a multidimensional  psychological characteristic that is influenced by the person’s internal aspects  (preferences,  desires,  fears, etc.) and his/her  experiences  in the external  environment  (social  acceptance,  friends,  skills, etc.).  In a period in which physical activity is globally increasing among people of all ages, it is important for physical educators, sports trainers, or physical instructors  to know the main reasons for their trainees to exercise with the purpose of preparing ideal workout plans that would help them continue exercising.  These plans should encourage subjects to enjoy and be satisfied with their participation, therefore, extending their active life cycle and avoiding quitting, which are closely related to a sedentary lifestyle and the risk of having  chronic  and degenerative  diseases.   Consequently,  children  prefer  to exercise  to have  fun and  make  friends, adolescents to compete and make friends, college students for adventure and fun, adults to have regular physical activity, and senior citizens to obtain health benefits.  Women are motivated by their appearance and social reasons, while men do it for competition and status.   Subjects  who practice  sports  are motivated  by competition,  while  those  who  exercise  do it for body image.   The more physical activity is practiced the more value is given to competition.   Finally, having fun, competing,  learning skills, and being in good  physical  condition  are  the  most  relevant  reasons  for  American,  European,  and  Asian  subjects  to participate  in  physical activity.  This research was conducted with the purpose of letting professionals of human movement sciences know the variables that determine  the reasons for subjects of distinctive  ages, gender, culture, and level of activity to participate  in the different types of physical activities.

KEYWORDS: physical activity, culture, sports, exercise, motivation, reasons for participation, satisfaction.


El  presente  documento,  tiene  como  propósito  presentar  a  los  profesionales  en  las  ciencias  del movimiento humano y de la salud, la descripción de los motivos que tienen las personas para participar en la actividad  física, el ejercicio  físico  y el deporte,  así como la satisfacción  al llevarlas  a cabo, tomando en cuenta los resultados  encontrados  por una extensa   revisión  de literatura en la que se incluyen como variables la edad, el sexo, la cultura y nivel de actividad, entre otras; esto, con el fin de que puedan conocer mejor las tendencias motivacionales de las personas a su cargo y así se promuevan planes  de  ejercicio  y  entrenamiento  acordes  con  las  necesidades  de  los  mismos,  ampliando  la satisfacción hacia la práctica de la actividad física y evitando la deserción de los programas de ejercicio y deporte.

Actividad física: diferencias entre ejercicio y deporte

La actividad física ha empezado a incrementar en los últimos años ya que se la han atribuido efectos en la función fisiológica y en el bienestar mental y psicosocial. Existe evidencia de que al incrementar la actividad  física  se  mejora  la  condición  física  y se  producen  cambios  fisiológicos  y psicológicos importantes (Asci, Kin y Kosar, 1998).

Como actividad física, se conoce todo aquel movimiento  que realiza el ser humano que implica el desplazamiento de los diversos componentes corporales y el gasto energético que pueden ser realizados durante el diario vivir, como ocupación, distracción, ejercicio y deporte. El ejercicio, por su parte, es un tipo de actividad física, planeada  y estructurada,  en la que el hombre participa  con el objetivo establecido de mejorar alguna de sus cualidades físicas como la fuerza, la potencia, la velocidad, la resistencia aeróbica, entre otras; el deporte, es la actividad física organizada en ligas con competición individual o grupal (Nigg, 2003). Teniendo en claro esta diferencia,  algunos estudios han usado el deporte como variable (Frederick y Ryan, 1992; Weinberg, Tenenbaum, McKenzie, Jackson, Ashel, Grove y Fogarty, 2000; Isogai, Brewer, Cornelius, Etnier y Tokunaga, 2003; Rosich, 2005), mientras otros  lo han hecho  con  el ejercicio  (Smith  y Storandt,  1997;  Asci  y cols,  1998;  Pavón,  Moreno, Gutiérrez y Sicilia, 2003).

Motivación

Tanto en la actividad física como en cualquier ámbito de la sociedad, el éxito depende de muchos factores, ya sean de tipo ambiental, biológicos, de personalidad, psicológicos, entre otros. Uno de los aspectos más importantes para el buen desempeño en determinada actividad es la motivación, ya que funciona como factor regulador de la energía y la emoción empleada para cumplir un objetivo (Valdés, 1996) y es uno de los tópicos de investigación más comunes en psicología general o deportiva (Biddle, 1999); de hecho, Pelletier, Fortier, Vallerand, Tuson, Brière y Blias (1995), indican que la motivación es  uno  de  los  problemas  deportivos  más  interesantes,  tanto  en  la  respuesta  del  rendimiento  de ambientes sociales como la competición y el comportamiento de los entrenadores, como la influencia en el desarrollo de variables de comportamiento como la persistencia, aprendizaje y rendimiento.

Antes de ahondar en el tema de la motivación, es importante establecer su definición, la cual según Morilla (1994), es la intensidad y dirección del comportamiento; la dirección se refiere a si el individuo busca, se aproxima o siente atraído por ciertas situaciones y la intensidad se refiere a la cantidad de empeño que la persona emplea en una situación determinada (Weinberg y Gould, 1996). Además, se puede agregar que la persistencia, en el sentido de determinar cuánto dura el sujeto en la actividad, puede ser un indicador importante de motivación; entonces, el proceso motivacional es el que aporta energía,  dirección  y persistencia  al comportamiento  y está determinado  por múltiples  necesidades: biológicas, cognitivas, afectivas y sociales (Valdés, 1996).

El concepto de motivación es un término multidimensional,  integrado por la motivación  intrínseca, extrínseca y la amotivación.  La motivación intrínseca se refiere a comprometerse  en una actividad puramente  por el placer  y la satisfacción  que provoca  hacerla;  cuando  una persona  está motivada intrínsecamente se comporta voluntariamente en ausencia de recompensas materiales u obligaciones o presiones externas (Deci y Ryan, 1985). En este tipo de motivación, se han identificado tres diferentes categorías: a.) Motivación intrínseca hacia el conocimiento, que está relacionada con la exploración, curiosidad, metas de aprendizaje, motivación de aprender por la necesidad de conocer y entender. Es desempeñar una actividad por el placer y la satisfacción que se experimenta mientras aprende, explora o trata de entender algo nuevo; b.) Motivación intrínseca hacia el cumplimiento,   también llamado motivación de dominio, motivación de eficacia y orientación a la tarea y definida como comprometerse en una actividad por el placer y la satisfacción experimentada cuando se intenta crear algo o cumplir con   alguna   técnica   de  entrenamiento   difícil   y  c.)  Motivación   intrínseca   para   experimentar estimulación,  es  cuando  alguien  se  compromete  en  una  actividad  con  el  fin  de  experimentar sensaciones  estimulantes  producto  de  su participación,  por  ejemplo,  un  atleta  que  participa  en el deporte para vivir experiencias emocionantes (Pelletier y cols., 1995).  Una investigación exhaustiva se ha realizado en el tema de la motivación intrínseca, en los estudios de Glenn, Horn, Campbell y Burton (2003) y Huang, Chou, Lu, Chen, Yeh, Chang, Lin, Lin, Wang y Wu (2003).

Por el contrario, existe otro tipo de motivación en la cual el sujeto basa su energía para realizar la actividad en medios externos, es decir, su principal motivación no se encuentra dentro de sí, sino que proviene  del exterior,  por la recompensa  material  o social, entre otros; este tipo de motivación  es llamada Motivación extrínseca, que no es un comportamiento determinado por si mismo, solamente puede ser propuesto por asuntos externos como las recompensas  y se subdivide en: a.) Regulación externa, que se refiere al comportamiento que es controlado por medios externos, como recompensas materiales o la imposición de otros (Deci y Ryan, 1985); b.) Introspección, indica que quien participa en el deporte es porque siente presión de estar en buena forma por razones estéticas, porque se siente avergonzado o apenado cuando no está en su mejor forma y c.) Identificación, que es cuando el sujeto valora o juzga un comportamiento  como importante y por eso lo elige. Siente que su participación contribuye a una parte de su crecimiento y desarrollo como persona (Pelletier y cols., 1995).

Por su parte, Biddle (1999) expresa que son cuatro los tipos de motivación extrínseca, los tres anteriormente mencionados además de regulación integrada, que es la más autodeterminada forma de regulación  de comportamiento;  el comportamiento  es integrado dentro de su propia personalidad  o identidad.

Finalmente, el análisis de la teoría motivacional sugiere que también existe un tipo de motivación, en la cual,  el sujeto  no es motivado  ni interna  ni externamente;  en otras  palabras,  no tiene  definida  la motivación   por  la  que  practica   el  deporte;   este  tipo  de  indecisión   motivacional   es  llamada Amotivación, que es cuando el individuo no percibe eventualidad entre sus acciones y las respuestas a sus acciones. Los sujetos amotivados, experimentan sentimientos de incompetencia y falta de control (Deci y Ryan, 1985). Además la amotivación  ha sido hallada como el estado que existe cuando el individuo tiene poca o no tiene motivación para intentar un comportamiento (Biddle, 1999).

Así  como  son  muchos  los  aspectos  que  provocan  la  deserción  de  deportistas  (otras  prioridades, diferencias con el entrenador, falta de tiempo, entre otros), el establecimiento de objetivos o metas es un factor que influye en la preferencia del uso de determinado tipo de motivación, esto quiere decir que algunos atletas eligen objetivos realmente retadores, difíciles, que demandan gran energía y tiempo para obtenerlos, enfrentando sus deseos y temores y algunos obstáculos que se presentan externamente; por otro lado, existen los deportistas que seleccionan sus metas en las cuales el esfuerzo aplicado para llevarlas a su fin no sea mucho, es decir, metas fáciles de alcanzar, donde no entreguen ni dediquen su mayor  cantidad  de  energía  e  interés,  no  dan  lo  mejor  de  sí.  El  establecimiento  de  metas  se  ve influenciado por diferentes variables como el sexo, la edad y la cultura de los sujetos, en otras palabras, dependen de cada sujeto y de la situación específica que viva.
 
Teorías sobre motivación

Según Weinberg y colaboradores (2000), los estudios en motivación deportiva han sido basados en la teoría  y  mencionan  que  los  tres  modelos  teóricos  con  mayor  utilidad  han  sido  la  teoría  de  la competencia motivacional (Harter, 1981), la teoría de la autodeterminación (Deci y Ryan, 1985) y la teoría de orientación de metas (Maehr y Nicholls, 1980; Nicholls, 1984).

La teoría de la competencia motivacional (TCM), debate que la base para la motivación intrínseca es el deseo de un individuo de demostrar competencia a través del dominio de experiencias, y el éxito en este aspecto le permite continuar motivado y participando (Harter, 1981).

La teoría de autodeterminación  (TAD) similar a la TCM, ve la obtención de logros y el esfuerzo a través de la competencia, como la motivación,  interés y disfrute principal para la participación.  Sin embargo, se ha reconocido que los motivos tanto intrínsecos como extrínsecos, están operando potencialmente cuando el individuo está tomando una decisión sobre participar o continuar su participación en la actividad física o el deporte. Los individuos motivados intrínsecamente están motivados principalmente por participar de una actividad que les de competición y disfrute, mientras que los motivados extrínsecamente participan para obtener recompensas o premios, aspectos externos a su comportamiento (Deci y Ryan, 1985; Weinberg y cols., 2000).

La  teoría   de  orientación   de  metas   (TOM)   sugiere   que   existen   dos  perspectivas   de  metas independientes en el contexto del logro: la orientación de metas a la tarea y la orientación de metas al ego. El sujeto orientado a la tarea, emplea mayor esfuerzo para obtener los logros personales porque sabe que entre más se esfuerce puede lograr mayor destreza en la tarea; juzga su nivel de habilidad en referencia  a sí mismo,  de acuerdo  a cuanto  ha aprendido  o mejorado  progresivamente;  se percibe habilidoso cuando está teniendo éxito en la tarea porque se ve motivado principalmente por ser competente y por el dominio de destrezas (Cervelló y Santos-Rosa, 2001; Seifriz, Duda y Chi, 1992; Simons, Dewitte y Lens, 2003). Por su parte en la orientación al ego, el individuo pone sus metas para mostrar un rendimiento superior a los demás, por demostrar habilidad a través de la comparación social con otros individuos. Para percibir alta habilidad en este caso, el sujeto debería rendir más que otros en determinada  tarea.  Las  situaciones  caracterizadas  por  la  competición  interpersonal,  la  evaluación pública y el feedback obligatorio generan en su mayoría orientaciones al ego (Vlachopoulos, Biddle, Fox, 1996; Simons y cols., 2003; Cervelló y Santos-Rosa, 2001).

Duda y Hayashi (1998), indicaron que los deportistas jóvenes están principalmente orientados al ego y poco orientados a la tarea, es decir, los sujetos pueden ver sus concepciones de habilidad de diferente manera cuando  han adoptado  una perspectiva  de logro sobre otra, podría estar alto o bajo en una orientación o en ambas.

Las  orientación  de  metas  han  sido  relacionadas  con  diferentes  variables,  como  la  satisfacción, preferencia  por tareas de diferente  dificultad,  percepción  de habilidad,  disfrute,  clima motivacional percibido  y el grupo de pares, entre otros grupos de variables  (Nicholls,  1989; Butt y Cox, 1992; Seifriz y cols., 1992; Carron, 1996; Valdés, 1996; Vlachopoulos y cols., 1996; White, 1998; Babbkes y Weiss, 1999; Weinberg y cols., 2000; Cervelló y Santos-Rosa, 2001; Chi, Lin, Hung, y Liu, 2002; Chi, Tung, Liu, y Feng, 2002; Weiss y Smith, 2002; Brunel, 2003; Glenn y cols., 2003; Isogai y cols., 2003; Kim, Williams y Gill, 2003; McCarthy,  White y Amorose, 2003; Rudisill, Wall, Parish, St Onge y Goodaway, 2003; Simons y cols., 2003; Smith, Ullrich-French, Walter y Hurley, 2003; Etnier, Sidman y Hancock, 2004).
 
Motivos de participación en actividad física

Una  de las  áreas  más  investigadas  dentro  de la psicología  del  deporte  y el ejercicio  físico,  es el referente a los principales motivos y razones por las cuales los niños o los jóvenes se inician en el deporte y permanecen en él o por el contrario, abandonan la práctica deportiva.

El  origen  de  esta  línea  de  investigación  se  remonta  a  1938  cuando  aparece  la  lista  de  Murray, compuesta por 12 motivos de necesidades biológicas y 28 de necesidades psicológicas para practicar deporte (Martínez, Andrade y Salguero, 2005). Años más tarde, un investigador americano (Skubic, 1956) realizó  un trabajo  con beisbolistas,  en el que encontró  que participar  con otros muchachos, divertirse y superarse, fueron las razones citadas con mayor frecuencia para practicar el deporte; con lo que se considera éste, como el estudio pionero de motivos de participación deportiva.

Antes de que Gill, Gross y Huddleston (1983), publicaron el “Participation Motivation Inventory”, los instrumentos para medir los motivos de participación eran inespecíficos; este hecho, contribuyó a que el auge investigador del tema en el contexto deportivo aparezca alrededor de los años 80 (Martínez y cols, 2005).

En una época en la que a nivel mundial, la participación de niños y jóvenes en diferentes disciplinas deportivas está en aumento constante, Cruz (1997), indica que los niños y los jóvenes han dedicado y gozado  en todas las épocas  una parte importante  de su tiempo al juego  y a una gran variedad  de deporte, de hecho, muchos niños y niñas prefieren la práctica deportiva a cualquier otra actividad en su tiempo libre. Entonces  se crea la necesidad  de investigar  a qué se debe tan importante  fenómeno, conocer cuáles son las razones primordiales por las que los niños ingresan a los programas deportivos o recreativos y hasta que punto lo hacen por gusto propio o son llevados por deseo de sus padres.

Gill y cols. (1983) expresaron que en los años recientes, los investigadores y en especial los psicólogos, han mostrado un creciente interés en el deporte de los niños,  sin embargo,  el conocimiento  no ha llegado muy lejos por lo que se amerita más investigación; similarmente, Gould (1982), recomienda que existen dos aspectos psicológicos requeridos para estudios futuros: determinar porqué los jóvenes atletas participan en deportes y entender porqué los jóvenes atletas dejan de participar.

Los motivos de participación en la actividad física son de diversa índole; el Cuestionario de Actitudes, Motivaciones e Intereses hacia las Actividades Físico-Deportivas (Pavón y cols, 2003) los delimitan en 6 motivos: motivos de competición; capacidades personales; aventura; hedonismo y relación social; forma física e imagen personal y salud médica. Por su parte el Cuestionario sobre Motivos de Participación Deportiva (Durand, 1988), mide los motivos en ocho factores: autorrealización o motivación  de status; diversión; liberación de energía; búsqueda de esparcimiento;  desarrollo de habilidades; factores sociales; práctica en equipo y forma física. Por su parte, Recours, Souville, y Griffet  (2004),  proveen  una escala para medición  de cuatro dimensiones  de motivación  deportiva: exhibicionismo, competición, sociabilidad y emoción y jugando al límite.

Los motivos que aparecen con mayor consistencia en la literatura, incluyen la diversión, el desarrollo de habilidades, condición física, incorporación, reto, éxito, estatus y el aprendizaje (Weinberg y cols, 2000; Gill y cols., 1983).

Se aprecia entonces lo complejo que resulta el abordaje de este tema, en el que influyen factores como las diferencias socioculturales, el deporte practicado, el género, la edad de las poblaciones estudiadas y la satisfacción al practicarlas.
 
Satisfacción

“La diversidad de actividades físicas y deportivas es tal que en ella puede encontrar satisfacción toda la gama de las necesidades humanas, y en cierto sentido, estudiar las motivaciones de quienes practican deporte  significa  estudiar  las  motivaciones  del  hombre  en  general”  (Durand,  1988,  p.88).  Se  han reportado múltiples factores personales (edad, género, mentalidad, personalidad, nivel educativo, ocupación, propiedades sociales y culturales), y factores ambientales (trabajo, medio ambiente, condiciones   de  trabajo,  familia,  entre  otros)  que  son  importantes   para  obtener  diferencias  en satisfacción  en  humanos  (Yilmaz  y Akandere,  2003;  Trail,  Anderson,  y Flink,  2002);  tener  altos niveles de satisfacción durante la vida, es fundamental para ser una persona saludable, exitosa, feliz y productiva. Existen tres variaciones en la satisfacción para vivir: necesidades, valores y expectativas. Las necesidades se pueden definir como las cosas que son muy importantes para el organismo para vivir saludable; los hay primarios (como comida, agua, sexo y dormir) y secundarios (sociales como el amor); mientras que los valores se definen como las esperanzas de sus propósitos, intereses y requerimientos  y finalmente,  las expectativas  que están relacionadas  con lo que la persona  espera obtener o llegar a ser (Yilmaz y Akandere, 2003).

Rosich (2005), expresa que los niveles de satisfacción  personal provocados  por el ejercicio son de diversa índole; tales como físicos, relacionados con el bienestar fisiológico y psíquico/psicológico. En diversos estudios relacionados con el tema de satisfacción se ha demostrado que los sujetos orientados a la tarea están más satisfechos e interesados en practicar y disfrutar el deporte que los orientados al ego (Cervelló y Santos-Rosa, 2001); en mujeres adolescentes orientadas a la tarea, la satisfacción fue significativa cuando trabajaron experiencias relacionadas con el mejoramiento de la técnica o de las destrezas físicas, así como las que promovieron la aprobación  social de otros; por su parte en este mismo grupo de adolescentes basketbolistas, la satisfacción se derivó del éxito normal, de ser mejores que los demás (Treasure y Roberts, 1998). El factor de satisfacción  física-psíquica-social  entre los deportistas que pertenecen a alguna federación o asociación deportiva y los no federados, mostró que en ambos grupos se encontraron altos niveles de satisfacción en hombres y mujeres, siendo mayor el de las mujeres federadas, aunque se constata una mayor satisfacción con la competición de los que están federados, sin obtener diferencias significativas entre hombres y mujeres (Rosich, 2005); cabe agregar que estas últimas presentan mayor insatisfacción corporal (Trew, Scully, Kremer y Olge, 1999).

Diferencias de edades

Taylor,  Blair,  Cummings,  Wun  y  Malina  (1999)  investigaron   la  influencia  de  la  experiencia relacionada  con la participación  en actividades  físicas durante la niñez,  adolescencia  y el nivel de actividad física de adultos. Campbell, MacAuley, McCrum y Evans (2001), estudiaron las diferencias de edad en los factores de motivación para el ejercicio y encontraron que tanto para el grupo de edades entre los 16 y los 44 años como el de edades entre 45 y los 74 años, el 90% de los sujetos  expresó que el factor más importante es “sentirse físicamente en buena forma”.

La  motivación  de  un  niño  puede  ser  condicionada  por  sus  padres  y un  tiempo  después,  por  su entrenador,  por lo que éste se convierte  en una figura de referencia  también  para los padres.  Una relación positiva de los niños con el entrenador, quien actúa como guía y facilitador de su proceso de enseñanza, en la cual los niños son respetados y estimulados a desarrollar sus personalidades, también es un factor motivante que satisface las necesidades de los niños de tener una referencia de adulto (Bergerone, Cei y Ceridono, 1985).

La investigación  descriptiva ha contribuido a entender porqué los niños participan en deporte. Esta línea de investigación indica que los niños tienen múltiples motivos para continuar participando, entre los cuales se encuentran  ser competente,  la amistad,  el desarrollo  de habilidades  y la competición (Kim, Chang y Gu, 2003; Wang y Weise-Bjornstal, 1996).

Los  niños  podrían  participar  en  el  deporte  por  una  combinación  entre  motivos  intrínsecos   y extrínsecos, aunque muchos sugieren que en su mayoría son motivaciones intrínsecas, ya que es algo retador y disfrutable, así como también participan por motivos extrínsecos como ganar la aprobación externa  (Weigand  y Broadhurst,  1998)  y gustar  al entrenador,  motivo  que  resulta  más  importante cuando más pequeños son (Williams y Cox, 2003). Para Hagger, Cale y Almond (1997), los niños tienen actitudes más positivas hacia la actividad física principalmente durante los meses de verano, sin establecer diferencias de género.

González, Tabernero y Márquez, (2000), encontraron que tanto niños futbolistas como tenistas concedieron mayor importancia a los siguientes motivos para practicar deporte: mejorar el nivel, estar bien físicamente,  divertirme, hacer ejercicio, mantenerse en forma, aprender nuevos movimientos  o habilidades y hacer nuevos amigos; resultados que están de acuerdo con lo encontrado por Gould, Feltz y Weiss (1985), lo que demuestra que independientemente  del deporte practicado, los motivos para practicar deporte son similares, dejando claro que los jóvenes deportistas se acercan más al deporte por  motivos  intrínsecos  que  extrínsecos.  Contradiciendo  lo  anterior,  Weinberg  y  cols.  (2000), encontraron que las razones más mencionadas fueron extrínsecas y relacionadas con la competición, así como han mostrado que la afiliación social, el estatus y el reconocimiento son importantes razones extrínsecas por las que los niños y adolescentes participan en deportes.

Estudios epidemiológicos en Estados Unidos y en Canadá indican que con el aumento en la edad, el comportamiento  hacia el ejercicio tiende a disminuir,  especialmente  en los años de la adolescencia (Nigg,   2003).  Al  llegar  la  adolescencia   disminuye   la  actividad   física  en  ambos  sexos  pero principalmente en las mujeres, por el asunto de la pérdida de feminidad y la discriminación asociada a su participación en el deporte (Cale, 1996; Cookburn, 2000).

En cuanto  a los  jóvenes,  entre  los  principales  motivos  de  participación  se menciona  la diversión (Campbell  y cols., 2001; Weinberg  y cols., 2000), aprender  nuevas habilidades  (Weinberg  y cols., 2000),   mejorar su forma física (Rosich, 2005), competir (Hellandsig, 1998; Nigg, 2003) y cooperar con otros, aprender a tomar riesgos y a auto-manejarse,  la posibilidad del éxito y el fracaso (Nigg, 2003) y obtener estatus, prestigio y reconocimiento (Alderman y Wood, 1976; Williams y Cox, 2003).

Los universitarios pasan por un periodo crítico en cuanto a la participación deportiva, ya que es aquí donde la gran mayoría de estudiantes de ese nivel abandonan el hábito de hacer ejercicio, pues deben dedicar muchas más horas al estudio y reducir las de ocio (Blasco, Capdevilla,  Pintanel, Valiente y Cruz, 1996). Evaluando la percepción  de los estudiantes  universitarios  según su nivel de actividad, expresan  diversos  motivos  de  participación  deportiva,  entre  ellos:  la  competición,  la  capacidad personal, las relaciones sociales, aventura, forma física e imagen personal (Pavón y cols., 2003).  Si se desea un incremento en el nivel de motivación de estudiantes universitarios para la práctica, se debe hacer hincapié en las habilidades básicas, en la diversión y en las relaciones grupales, no tanto en la popularidad, la recompensa externa y la competición (Tabernero, 1998).

Paralelamente a lo que sucede con los universitarios y debido a que se da en un periodo cronológico similar,  parece  que  el adulto  joven  pasa  por  una  etapa  crítica  para  estimar  la continuación  en la participación  deportiva,  ya que la adherencia  al ejercicio  disminuye  con la edad y un tercio de la población de adultos reporta no tener una rutina de ejercicio regular (Smith y Storant, 1997).

Está claro que las enfermedades son una barrera para que el adulto mayor se ejercite, y la inactividad física produce deterioro en la condición física, incluso, estas personas se hacen dependientes de otras en actividades de su diario vivir. Un programa de actividades multidimensional que incluya resistencia, fuerza, balance y entrenamiento  de la flexibilidad es considerado  generalmente  óptimo para adultos mayores (Cress, Buchner, Phohaska, Rimmer, Brown, Macera, DiPietro y Chodzko-Zajko, 2005). En la mayoría  de los estudios  con adultos  mayores  los principales  motivos  para participar  suelen  ser directamente los relacionados  con la salud (Rosich, 2005; Weinberg y cols., 2000; Smith y Storant 1997), no así en un estudio, donde el 87.8% de los sujetos, expresaron  que es tarde para prevenir; además, muy pocos adultos en comparación con los jóvenes, creen que el ejercicio puede ayudarles a divertirse  y por el contrario,  sentirse mentalmente  alerta o salir de casa lo consideran  su prioridad (Campbell y cols., 2001), así como también la condición física y la relajación (Weinberg y cols., 2000). Según Smith y Storant (1997), los adultos inmersos en la competición deportiva presentan una mayor variedad de razones para participar como la socialización  y la competitividad  mientras que quienes hacen  ejercicio  no  competitivo  y quienes  son  sedentarios  le dieron  prioridad  a los  beneficios  del ejercicio sobre la salud. Además, ambos grupos activos expresaron que el ejercicio es un medio para reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, por lo que los beneficios del ejercicio sobre la salud mental están claros solamente para los grupos de adultos mayores físicamente activos.

Diferencias de sexo

Gould y cols (1985), encontraron que las diferencias entre sexos se deben básicamente a que los niños participan por estatus social y aunque las posibilidades para las niñas aumentan, los niños tienen más opción de obtener mejores oportunidades deportivas principalmente en el nivel profesional. Tercedor y Delgado (1998), encontraron que en relación al género, las niñas de edad escolar, en comparación con los niños, siempre fueron inferiores en actividad física practicada y en el nivel de actividad física. Por su parte, en un estudio realizado en niñas chinas, se mostró que éstas, dieron tanta importancia a la orientación  de  equipo  como  los  niños  le  dieron  mayor  influencia  a  la  condición  física,  al  gasto energético y a la amistad (Wang y Weise-Bjornstal, 1996; Kim y cols., 2003).

Las mujeres,  suelen tener metas de control  de peso y mejorar  su apariencia  (Rosich, 2005) y han demostrado estar orientadas a lo social, lo que sugiere que dan mayor importancia  a la relación de pares y un fuerte énfasis social (Isogai y cols., 2003), a la amistad, la diversión, el trabajo en equipo y a la condición física (Gould y cols., 1985; Weinberg y cols., 2000). Por su parte, las mujeres jóvenes australianas dan más énfasis al aprendizaje de las habilidades y a la orientación a la tarea (Longhurst y Spink, 1987).

Por otro lado, los hombres, le dan mayor importancia a la orientación al logro, al estatus (Gould y cols., 1985), a la competición (Rosich, 2005; Weinberg y cols., 2000), a la liberación de energía (Weinberg y cols., 2000) y tienen metas más orientadas al ego (Longhurst y Spink, 1987). El efecto de la competitividad y la orientación al triunfo no tuvo interacción con el género, en el estudio de Hellandsig (1998), ya que los hombres obtuvieron puntajes mayores que las mujeres en esas escalas independientemente del nivel de rendimiento en el deporte.

Los resultados de Petherick y Weigand (2002), revelaron que los hombres fueron significativamente más  motivados  extrínsecamente  que  las  mujeres;  específicamente,  los  varones  obtuvieron  mayor puntaje en introspección y regulación externa que las mujeres. Por su parte, Ryckman y Hamel (1995), investigaron  los  motivos  relacionados  a  la  participación  en  deportes  de equipo  organizados  entre hombres y mujeres, encontrando que las mujeres que tienen gran adherencia en el deporte, tienen más fuertes actitudes competitivas basadas en el desarrollo personal de sus metas y menores necesidades de atención por parte de otros que las mujeres con bajos niveles de adherencia o compromiso; además que la hipercompetición fue el único predictor de adherencia para hombres.

Nivel de participación

Al dividir una muestra de universitarios en grupos de principiantes, avanzados y expertos, Pavón y cols. (2003), hallaron que los expertos centran su interés en la competición, la capacidad personal, la consecución del placer y las relaciones sociales; para los avanzados el principal motivo fue la aventura y para los principiantes los motivos relacionados con la forma física y la imagen personal tales como perder peso y compensar la actividad cotidiana. Además, cuanto mayor es el nivel de práctica, mayor es el interés demostrado hacia los valores competitivos  y sociales del deporte, mientras que en los niveles  inferiores  predominan  las  motivaciones  cercanas  al cuidado  de la imagen  personal  y a la concepción del deporte como elemento indispensable para mejorar la calidad de vida.

Tabernero (1998), indica que conforme aumenta el nivel de práctica, los deportistas valoran más las recompensas  extrínsecas;  mientras que otros autores (Dishman, 1985, citado por Barrios, 2001; Smith y Storant,  1997) expresan  que los motivos  iniciales  para la participación  tienden a ser más extrínsecos  (control de peso, apariencia),  mientras que los motivos relacionados  con la adherencia tienden a ser más intrínsecos (disfrute, competencia).

Diferentes tipos de actividad

Al inicio  del presente  documento,  quedó evidenciada  la diferencia  entre deporte  y ejercicio,  pero, ¿existen  diferencias  en los motivos  para participar  en estas actividades?  Efectivamente,  una buena parte de los deportistas tiene entre sus motivaciones más importantes llegar a conseguir un máximo rendimiento que les pueda proporcionar, además de la satisfacción personal, beneficios económicos y/o sociales, a la vez que valora sus resultados como el objetivo final de su etapa deportiva (Rosich, 2005), aparte que se reportaron más motivados intrínsecamente, así como para el reto y el disfrute (Kilpatrick, Hebert y Batolomew, 2003). Según Isogai y cols. (2004), los participantes en deportes individuales poseen mayor orientación a la tarea y más fuerte tendencia a dar importancia al rendimiento personal que los participantes  en deportes colectivos.  Las razones intrínsecas más importantes  en el deporte competitivo fueron divertirse y mejorar las habilidades, mientras que los extrínsecos fueron estar en forma y el reconocimiento/estatus (Weinberg y cols., 2000).

Frederick y Ryan (1992), estudiaron los factores de motivación según la principal actividad física que realizaron adultos envueltos en dos clases generales: deporte y ejercicio o acondicionamiento,  ya que ambas actividades tienen diferentes motivaciones por interés intrínseco y competición. Los resultados mostraron que los participantes en deportes individuales tienen más alto interés-disfrute y motivación a la competencia que los participantes en grupos de fitness o acondicionamiento;  mientras que estos últimos expresaron mayor motivación relacionada al cuerpo, a su imagen corporal.

Kilpatrick y cols. (2003), encontraron que la motivación al ejercicio fue más extrínseca y enfocada en la apariencia,  mantenimiento  del  peso  y el estrés.  Luego  de un programa  de trabajo  aeróbico  en mujeres,  la satisfacción en cuanto a la imagen corporal y autopercepción  no se diferenciaron  entre aeróbicos de step, programa de danza aeróbica y el grupo control (Asci y cols., 1998).

Cultura

Así  como  se  han  estudiado  las  diferencias  en  el  tipo  de  actividad  física,  la necesidad  de  incluir elementos culturales al considerar la motivación deportiva se ha indicado y ha llevado a un reciente interés en los estudios interculturales  en motivación deportiva. Duda y Hayashi (1998), expresan la importancia  de  identificar  el  concepto  de  cultura  y  de  variables  culturales  que  influencian  la motivación. Existe una necesidad por mayor investigación del impacto de la variación cultural en las conductas psicológicas  y la predicción de sus interrelaciones  (Gano-Overway  y Duda, 2001). En la mayoría de estudios culturales se han realizado con dos diferentes poblaciones, o con una población que complemente el estudio previo realizado con otras. Por ejemplo, se ha expresado que las culturas del  orientales  tienden  a  evaluar  el  éxito  en  el  deporte  en  términos  generales  que  incorporan  el rendimiento personal y la comparación con otros, mientras los americanos lo hacen con cada aspecto por aparte; los participantes estadounidenses tienen mayor orientación a la tarea que los japoneses y éstos,  mayor  orientación  al  ego  que  los  americanos  (Isogai  y cols.,  2003).  Los  hombres  blancos norteamericanos definen el éxito por medio de la comparación social más que los adolescentes negros e hispanos, mientras que las mujeres y adolescentes hispanas se orientan a la tarea tanto en situaciones de éxito como de fracaso más que en cualquier otro grupo (Gano-Overway y Duda, 2001). Las razones para participar entre australianos, norteamericanos y jóvenes de Nueva Zelanda, fueron generalizadas y oscilaron entre estatus/emoción, desarrollo personal, afiliación, diversión y estética. Específicamente, los estadounidenses  dieron mayor importancia  a la diversión / condición física, trabajo de equipo y competición, así como al gasto energético que los otros dos grupos (Weinberg y cols., 2000). Los niños en China comparten muchos de los motivos para participar en deporte que los estadounidenses, entre ellos diversión,  condición física, competencia,  mejoramiento  de sus habilidades  y motivos sociales. Además los jóvenes chinos y de Hong Kong enfatizan el aprendizaje de enseñanzas para convertirse en atletas profesionales  o profesionalizarse como educadores físicos (Wang y Weise-Bjornstal, 1996; Yan y McCullagh, 1997; Lindner, 1999). Finalmente, muestras de deportistas europeos (jóvenes italianos e ingleses), expresaron como motivos de participación: el disfrute, condición física/salud, social, competición, habilidades, estatus y amistad (Mason, 1995, citado por Nigg, 2003).

CONCLUSIONES

Los  motivos  de  participación  en  la  actividad  física  son  de  diversa  índole:  competición, capacidades personales, aventura y diversión, aspectos sociales, forma física e imagen personal y salud médica, entre otros.

Los niveles de satisfacción personal provocados por el ejercicio son de diversa índole: física, psíquica/psicológica y social y se ven influenciados por factores personales y ambientales.

Los niños deportistas se acercan más al deporte por motivos intrínsecos que extrínsecos como mejorar nivel, divertirse y hacer nuevos amigos.

Al llegar la adolescencia disminuye la actividad física en ambos sexos pero principalmente en la mujeres, en esta etapa los principales motivos son: diversión, aprender nuevas habilidades, mejorar su forma física, competir y motivos  sociales  como cooperar con otros, obtener estatus,  prestigio  y reconocimiento.

Si se desea  un incremento  en el nivel  de motivación  de estudiantes  universitarios  para  la práctica, se debe dar prioridad a las habilidades  y capacidades personales básicas, en la diversión y aventura, en las relaciones grupales y en la forma física e imagen personal; no tanto en la popularidad, la recompensa externa y la competición.

Está claro que las enfermedades  son una barrera para que el adulto mayor se ejercite, y la inactividad o sedentarismo produce deterioro en la condición física, por eso, motivos de salud física y mental son su prioridad.

Las mujeres, suelen tener metas de control de peso y mejorar su apariencia, han demostrado ser más orientadas a lo social (la relación de pares y un fuerte énfasis social a la amistad, la diversión, el trabajo en equipo y a la condición física).

Los hombres se enfatizan en la competición y en la obtención de estatus.

Cuanto  mayor  es  el  nivel  de  práctica,  mayor  es el  interés  demostrado  hacia  los  valores competitivos y sociales del deporte, mientras que en los niveles inferiores predominan las motivaciones al cuidado de la imagen personal y a la concepción del deporte como elemento indispensable  para mejorar la calidad de vida.

Los motivos para el ejercicio fueron más extrínsecos: enfocados en la imagen corporal, la apariencia, el mantenimiento del peso y el estrés.

Las  razones  intrínsecas  más  importantes  en  el  deporte  fueron  la  competición,  divertirse, mejorar las habilidades, estar en forma y el reconocimiento social / estatus.

Los  participantes  norteamericanos,  asiáticos  y  europeos  prefieren  indiferentemente,  los motivos de diversión, competencia, condición física y aprender habilidades.
 
El propósito de este documento fue orientar a los profesionales de la actividad física en las variables que determinan los motivos de participación, con el fin de maximizar la efectividad de los programas y promover el disfrute de su participación en las competiciones deportivas y así alargar su ciclo de vida deportiva competitiva. Una población indispensable en este trabajo es la niñez, ya que aunque el inicio en el deporte se da primordialmente  influenciado por sus padres que les desean inculcar la práctica deportiva como actividad habitual de sus vidas, para tenerlos en algo saludable, hacerlos más disciplinados, distraerlos y en algunos casos para prevenir más adelante problemas de tipo social como drogas y alcohol, el entrenador debe ser capaz de motivar al niño para que logre mantenerse en el juego y para  obtener  el  disfrute  mientras  lo  realiza,  para  que  no  sea  una  imposición  sino,  para  que  la motivación  para  practicarlo  sea  dictada  por  el  simple  echo  de  practicarla,  por  la  felicidad  y  la satisfacción que genera el ejercitarse.

Se ha comprobado que cuanto mayor participación activa de los niños en el deporte, hay una mayor posibilidad de continuar activos en edades avanzadas; en la sociedad actual, en específico, los niños no solo tienen menos condición física que los de pasadas generaciones, sino que también llevan estilos de vida más sedentarios e inactivos. Si este patrón de inactividad continúa hasta la edad adulta, se podrá estar en el futuro, en presencia de la generación con mayor riesgo de enfermedades crónicas y degenerativas.

Por ello, los entrenadores de equipos de iniciación deportiva, deberán incluir en sus planes de trabajo actividades  que no sean tediosas  ni repetitivas;  tienen  que hallar  la manera  de que sus jugadores disfruten cada una de éstas, que le encuentren el gusto y paralelamente, ir en búsqueda de objetivos de enseñanza y desarrollo así como la mejora del rendimiento de habilidades básicas y específicas. Es un área que se debe fortalecer directamente para quienes trabajan con programas deportivos y quienes son psicólogos deportivos.

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Recepción: abril del 2006.
Corrección: abril del 2006.
Aceptación: abril del 2006.
Publicación: 20 de julio del 2006.

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