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Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 4. N°. 1. Julio, 2007.
PLAYGROUND DISEÑOS E INFRAESTRUCTURAS SEGURAS PARA NUESTROS NIÑOS Y NIÑAS…UNA URGENCIA EN COSTA RICA
PLAYGROUNDS: SAFE DESIGNS AND INFRASTRUCTURES FOR OUR CHILDREN… AN URGENT MATTER IN COSTA RICA
María Morera Castro
Maestría en Recreación, Universidad de Costa Rica
Costa Rica
mmore@una.cr
RESUMEN
Este artículo tiene como
propósito dar a conocer los parámetros necesarios para el
diseño e implementación de campos de
juego seguros para la población. Ya que por medio de los
campos de juego se suministran oportunidades únicas
de desarrollo integral, especialmente en
la edad infantil. En estos espacios
públicos, los niños y las
niñas tienen que aprender a resolver
conflictos para seguir adelante con su juego, su
diversión y su desarrollo. Este espacio
lúdico se convierte en un lugar de aprendizaje que
conlleva procesos de formación y grandes
beneficios sociales, emocionales, físicos,
cognoscitivos, intelectuales y espirituales.
Sin embargo, estos beneficios se
ven disminuidos por la falta de
conciencia de las compañías
constructoras que los diseñan en lugares no
aptos, poniendo en riesgo a la población,
también por el poco interés de las comunidades y la
población adulta, en optimizar las condiciones para su
uso. Por lo cual, es de suma importancia antes,
durante y después de la construcción de
un campo de juego tomar en cuenta: el diseño, la
construcción, el material, los implementos, los
componentes y los procedimientos que se deben de tener para
que cumplan con los requerimientos necesarios de seguridad, y sin
dejar de lado el objetivo de su creación, o sea un área
diseñada, equipada, localizada y exclusiva para el juego y que
facilite la formación integral de la población. Es
urgente, por tanto, que en Costa
Rica se establezcan legislaciones
claras que garanticen el
cumplimiento en cuanto a la
construcción, diseño y
utilización de los playgrounds,
sin poner en riesgo la
salud, previniendo cualquier tipo
de accidente y garantizando los derechos inalienables de cada
costarricense.
PALABRAS CLAVES: campos de juego (playgrounds), normativas, diseño, infraestructura, seguridad.
ABSTRACT
The purpose of this article is to
offer the design and infrastructure parameters necessary to
have safe playgrounds since they represent a unique
opportunity to foster an integral development,
particularly in children. In these public places,
children learn to resolve conflicts to continue playing, having fun,
and developing. These recreational areas then become learning
places that foster the formation process and provide great social,
emotional, physical, cognitive, intellectual, and spiritual
benefits. However, such benefits
are diminished by the lack of
interest of the communities and the
adult population to optimize playground conditions and by
unscrupulous developers, who design playgrounds in inappropriate
places putting the population at risk. Therefore, the following
must be taken seriously into consideration before, during, and
after the construction of a playground: design, construction,
materials, equipment, components and the procedures to meet the
necessary safety requirements and the
objective for which they were created,
that being an area designed, equipped, and located
exclusively for playing that facilitates the integral development of
the population. Consequently, it is urgent for Costa
Rica to enact clear regulations that guarantee the construction,
design, and use of playgrounds that do not put the population’s
health at risk, prevent accidents, and guarantee the inalienable rights
of each Costa Rican.
KEYWORDS: playgrounds, regulations, design, infrastructures, safety.
Introducción
“Si usted quiere saber
cómo es un niño o niña, obsérvelos como
juegan. Si usted está interesado en lo que ellos van a
convertirse en un futuro, guíe su juego (Gallahue & Vannier,
1978, p.42)”.
El juego es una parte esencial en la
vida del infante, ocupa casi todo el tiempo desde el momento en que se
levanta hasta cuando se acuesta. Este es una actividad que
beneficia, de forma integral, el aprendizaje de conductas,
desarrollo de destrezas y conceptos específicos (Stillwell,
1987).
La Declaración Universal de
los Derechos Humanos, adoptada y proclamada el 10 de diciembre de
1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (1948), especifica
en el artículo 24 que “toda persona tiene derecho, al
disfrute del tiempo libre…”, sin importar su
condición. Las reglas de las Naciones Unidas para la
Protección de los Menores Privados de
Libertad son concretas en su principio general. En su
Artículo 47, esta normativa dispone que las personas
menores de edad deban contar diariamente con
el tiempo suficiente para realizar
actividades de esparcimiento, practicar ejercicios
físicos al aire libre o jugar. Si el clima lo permite, se
proporcionará normalmente una educación recreativa y
física. Para estas actividades, se contará
con terrenos e instalaciones apropiadas y el equipo necesarios
(Pavía, Lorente, Quinteros y Verbic, 2002).
La legislación
costarricense también es clara con
respecto a los derechos que poseen nuestros
infantes, adolescentes y personas jóvenes, en cuanto a la
cultura, recreación y deporte. La Ley de la Niñez y
la Adolescencia No. 7739, en los artículos 73 y 75
señala que las personas menores de edad tendrán derecho a
jugar y participar en actividades recreativas, deportivas y culturales,
que les permitan ocupar provechosamente su
tiempo libre y que contribuyan a
su desarrollo integral. Además se cita
al Ministerio de Cultura, Juventud y Deporte; a las corporaciones
municipales, como entes responsables para establecer las
políticas necesarias y ejecutar las acciones pertinentes para
facilitar a las personas menores de edad, los espacios adecuados en
niveles comunitarios y nacionales, que
les permitan ejercer
sus derechos recreativos
y culturales. Al igual,
la infraestructura deportiva y recreativa oficial estará a
disposición de estos grupos en condiciones de plena igualdad, de
acuerdo con las reglamentaciones que se emitan, para la práctica
del deporte, etc. (UNICEF y Defensoría de los Habitantes, 1998).
La Ley General de la Persona Joven
No. 8261, en el artículo 4 incisos e) y k), establece como
derechos de esta población la recreación, por medio de
actividades que promuevan el uso creativo del tiempo libre, para que
disfrute de una vida sana, feliz, el derecho a convivir en un ambiente
sano y participar en acciones que contribuyan a mejorar su calidad de
vida (UNFPA y Consejo de la Persona Joven, 2002).
Los campos de juegos se convierten
por tanto, en un suministro de oportunidades no solo para el
cumplimiento de las leyes anteriormente mencionadas, sino
también de actividades gratas y constructivas que
pueden favorecer a los diferentes grupos etarios, especialmente entre
los seis y los catorce años (Butler, 1966).
Los playgrounds, para algunos, son
solamente un espacio físico, mientras que para otros es un lugar
de recreación pública, de fácil acceso, en el cual
se pueden experimentar vivencias placenteras y promover el aprendizaje
en un espacio lúdico (Rico, 2002). Butler (1996) sugiere
que los campos de juego se ubiquen inmediatos a un centro educativo,
debido a que, facilitan el acceso a los grupos escolares durante
y después de las horas de clases, etc., se asegura su
máximo uso, con lo que se convierte en un espacio comunitario.
Las miradas disociadoras de los
planificadores y especialistas, siguen viendo el patio
escolar de juegos, las plazas, campos y espacios verdes como un
problema autónomo del sistema educativo y las
diseñadoras urbanas, la actividad
recreativa diaria como un problema del
sistema de salud (Lorente, Pavía, Quinteros y Verbic,
2002). . En un estudio realizado en Turquía se
determinó que el 83.3% de los campos de juego estaban a la par
de una calle y el 60% no tenían ninguna barrera o cerca para
proteger al infante. La separación por
edades sólo se encontró en el 12% de estos
campos; un 62.5% de los y las niñas sí se encontraban
bajo supervisión y el 95.8% del equipo no es seguro
en estos campos de juego (ACIC, Gulbayrak y Turaci, 2004), las cifras
son claras.
En Costa Rica, según Francisco
Mora Protti (citado por Villegas, 2005), director de Urbanismo, del
Instituto Nacional de Vivienda y
Urbanismo (INVU), cada urbanización
debe tener un área destinada a parques y zonas
verdes que va entre el 5% y el 20% del territorio. Los urbanizadores
deben dejar los parques construidos y equipados. Posteriormente, pasan
a control de las municipalidades, las cuales deben
darles mantenimiento. Además
según el Reglamento para el Control Nacional
de Fraccionamientos y Urbanizaciones, los campos de juego deben contar
con un frente mínimo de 10 metros. No debe tener zonas de
difícil vigilancia, ni debe ubicarse frente a una carretera
principal, si está cerca de un río debe tener una malla
de seguridad, y cuando colinda con viviendas una tapia, no se pueden
ubicar a más de 300 metros de la casa más alejada, la
topografía debe ser similar a la del resto de la
urbanización y la mitad de su espacio será destinado a
infantes (0 a 12 años), aspectos que con solo darse un paseo o
visitar algunos de estos campos no se están cumpliendo.
Las únicas normativas legales con que cuenta Costa Rica
actualmente para regular estos espacios de juego es el Reglamento
mencionado anteriormente y la Ley No. 4240 de Planificación
Urbana (1978) en los artículo 24, 27 y 41.
Este artículo tiene como
propósito dar a conocer las normativas necesarias para el
diseño e implementación de
campos de juegos seguros para la
población costarricense, con el
fin de prevenir los accidentes.
Diseño e infraestructura de los campos de juegos
El primer punto por tomar en cuenta
para el diseño y construcción de los campos de juego es
el objetivo y meta que persiguen:
suministrar oportunidades en el
desarrollo de las destrezas necesarias para
moverse eficientemente, ayudar compartir y afianzar la
visión de mundo de las personas (Booth, 1988).
Con base en lo anterior, es
importante recordar que cada campo de juego presentará
peculiaridades de acuerdo con el terreno, la
topografía, los árboles o arbustos,
arroyos, el tipo de barrio, las necesidades de la
gente, los fondos disponibles para el fomento y mantenimiento y la
naturaleza que los rodea, los cuales se deberán tomar en cuenta
antes de planificarlos.
Una vez determinados estos aspectos,
existen algunos factores importantes que se deben añadir al
proceso, para que la eficacia, la imaginación y la apariencia
tomen forma.
Estos son:
a) Uso eficaz de todo el terreno, por medio del
establecimiento de la función y utilidad de cada
superficie de este.
b) Espacio adecuado para las instalaciones, que sean un
amplio, el cual garantice la seguridad y el juego satisfactorio.
c) Fácil supervisión u operación, pues
los campos de juego usualmente la exigen.
d) Accesibilidad
para las personas participantes.
e) Utilización de
los accidentes geográficos. Una ladera puede ser
utilizada como zona de supervisión; un grupo de
árboles como descanso y una superficie
amplia, llana para el campo de juego.
f) Seguridad. Esta
se puede lograr mediante la cuidadosa disposición de aparatos o
juegos por la ubicación adecuada de caminos y senderos en
relación con los principales rasgos geográficos.
g) Economía
en la construcción: mediante
un adecuado y cuidadoso
planeamiento las operaciones costosas e incluso las
más sencillas se pueden realizar a un bajo costo por medio de la
utilización de todos los recursos disponibles.
h) Economía
en el mantenimiento, un planeamiento
cuidadoso significa cortar el césped,
podar los arbustos, limpiar las piletas, estructuras y cuidar
cada detalle de un campo de juego.
i) Comodidades para
las personas que usan el campo. La comodidad y la conveniencia de
la gente que utiliza los campos de juego, así como, las fuentes
de agua potable, los lugares para sentarse y los espacios de
estacionamiento son aspectos esenciales del servicio.
j) El
aspecto del campo de juego debe
ser agradable, tanto interna, como
externamente (Butler, 1966).
Los procedimientos y
operaciones son esenciales para el desarrollo adecuado de todo
campo de juego. Por ende, antes de iniciar cualquier proyecto se debe
trabajar en la elaboración de un plan general, que debe ser
preparado y aprobado por las autoridades pertinentes. Para
asegurarse los resultados óptimos
de este se recomienda
contar con un
recreacionista y un arquitecto
familiarizados o especializados en zonas recreativas. A su
vez, el personal que se hará cargo del mantenimiento y
funcionamiento del lugar debe ser partícipe de este proceso
(Butler, 1966).
Algunos aspectos importantes por tomar en cuenta en el desarrollo de este plan son:
a) Nivelación y
desagües. La nivelación es una operación cara por lo
que los costos se deben reducir al mínimo,
utilizando correctamente la topografía.
Los desagües, por su parte, tienen como
objetivo quitar el exceso de agua superficial y subterránea que
de otro modo impediría el uso recreativo del terreno.
b) Alisamiento. Las
diferentes formas de actividades dentro de un campo de juego, exigen la
utilización de diversos tipos de superficies. Un terreno
de arena y aserrín proporcionan un almohadillado para aquellas
actividades donde se fomente el trepar. El césped es
la mejor superficie para niñas y
niños pequeños, la superficie
de cemento, arcilla o material bituminoso
son aptos para los campos que requieren de un
rebote preciso y que estén sometidos
a un uso intensivo. Las autoridades
han experimentado mucho con varios materiales
para superficies, pero aún no se ha encontrado una
solución satisfactoria. Se han obtenido
excelentes resultados con el uso del
asfalto de corcho en el campo de juego infantil, sin
embargo, este material es relativamente costoso.
c) Iluminación.
Estas zonas no solo se iluminan para el juego en general, sino
también para prolongar las horas de esparcimiento y aumentar el
número de personas que las utilizan. A pesar
de que el costo de los postes
de acero y cables subterráneos
es elevando, es conveniente emplearlos
por apariencia y seguridad.
No se debe olvidar que en la
instalación del equipo adecuado, la altura y la ubicación
cumplen una función esencial.
d) Senderos, caminos y
estacionamiento. En terrenos pequeños los senderos ayudan
a la gente a llegar cómoda y directamente al lugar
deseado. En terrenos grandes pueden contribuir a formas de
recreo como paseo, excursión o simplemente observación de
lugares de especial belleza o naturales.
Los estacionamientos deben estar diseñados para lograr un
acceso más directo a los lugares que atraen o sirven a gran
cantidad de gente.
e) Cercas. Se
recomienda que los campos de juego en los barrios permanezcan cerrados
como medida de seguridad, funcionamiento eficaz y
protección de las propiedades vecinas. Las cercas conviene
que estén por lo menos a tres metros dentro de la línea
de edificación para permitir el embellecimiento
externo. Además se debe tener cuidado con la
ubicación de portones, entradas y salidas.
f) Asientos. Estos
contribuyen mucho a la comodidad de las personas que visitan el campo
de juego o lugar recreativo, varían de tamaño y tipo
dependiendo de la utilidad que se le vaya a dar. En el caso
del campo de juego, estos se colocan para las personas que supervisen a
los y las niños, por lo que se recomienda
ubicarlos cerca de las zonas donde la población infantil
se está recreando. Otros lugares donde son muy
funcionales son en los baños, duchas, armarios y
vestidores.
g) El agua. Destaca la belleza del paisaje, puede proporcionar refugio a las aves acuáticas y
hace posible la utilización de baños, bebederos y sistemas de riego para el mantenimiento del lugar.
h) La belleza. Se ha
considerado un aspecto esencial del parque vecinal, del grande y de la
reserva, aunque este aspecto se ha descuidado en los campos de juegos y
zonas deportivas. Sin importar cuán grande o pequeño sea
el lugar, este embellecimiento se puede lograr mediante la
prudente selección, ubicación y mantenimiento de plantas
que se cultivan con facilidad en determinadas condiciones. Sin
embargo, la belleza no solo se logra decorando el lugar sino que
también la construcción y equipo deben ser
proyectados, construidos y conservados de manera que contribuyan con la
buena apariencia del campo.
i) Zona de vigilancia y de descanso. Para las personas adultas que acompañan o contribuyen
con la supervisión del infante.
j) Otros equipos.
Las mesas y los bancos pueden ser necesarios para los juegos tranquilos
o para proporcionar lugares de picnic. En el campo de juego
también se pueden contemplar plataformas para
bailes o aeróbicos, un soporte
para bicicletas, tableros con anuncios,
cestos de basura, cajas para
guardar suministros y equipos, entre
otros (Butler, 1966; Hudson, Mack & Thompson, 2000).
Al finalizar la planificación
se debe revisar que las estructuras propuestas sean acordes con
la edad de los menores y el grado de maduración, con el
fin de que al practicar cualquier tipo de juego ya sea físico,
social, creativo, cognitivo o tranquilo, se
asegure el desarrollo motriz acorde con la población
(López y Estapé, 2002).
Equipamiento de un Campo de Juego
A mediados de los años
sesentas, trabajadores sociales, psicólogos, escultores y
arquitectos trataron de atender los problemas relacionados con las
instalaciones de juego para el público. El arquitecto
neoyorquino, M.Paul Friedberg, emergería
como el comandante de esta batalla.
Su propuesta inicial, que ha tomado validez a
través del tiempo, se fundamentó
en un sistema de módulos enlazados, utilizando
accesorios creativos plegados a una serie de opciones interactivas para
que los niños y niñas lo usasen. La infraestructura
propuesta por Frieldberg se ha convertido en la estructura
estándar de estos tiempos porque
él tomó en cuenta el
parecer de la población infantil como
participantes en el proceso de diseño (Booth, 1988).
Como bien lo
realizó Paul Frieldberg, el equipo
por utilizar debe ser diseñado
y construido teniendo todo el tiempo la mentalidad de un
niño, incluso explorando la estructura como si el lo fuese. La
idea principal de esto es presentar al infante la mayor cantidad de
caminos para subir, bajar, meterse, salirse a través de la
estructura (Booth, 1988). Para determinar cuál pieza en especial
es apropiada, se deben considerar los siguientes puntos:
a) Debe proporcionar experiencias de movimiento que no son posibles sin el equipo.
b) Proveer los conceptos de la estructura del movimiento humano.
c) Motivar al infante a ser activo.
d) Proporcionar un grado de seguridad responsable (Stillwell, 1987).
Burton (1977) señala una guía para la selección de equipos. Ella sugiere que un equipo adecuado debe:
a) Estar acorde con la edad y estatura del niño o niña.
b) Crear un estímulo apropiado a los movimientos por edad.
c) Ser apropiados en los diferentes niveles de destrezas e intereses.
d) Ser duraderos, atractivos, multicolores y de fácil mantenimiento.
e) Permitir al infante el jugar de forma segura.
f) Satisfacer cada
necesidad del menor en cuanto a explorar, jugar imaginariamente,
moverse con energía, incrementar la condición y poder
jugar tanto solo como con otros.
Larraz (citado por López y
otros, 2002) indica que el campo de juego debe al menos ofrecer cuatro
posibilidades: el jugar, mediante un soporte de materiales
previamente diseñados, en un entorno seguro; posibilitar
la participación cooperación y hacer jugar interviniendo
con nuevas propuestas ya sea dadas por el niño (a) o por el
adulto de acuerdo con la observación.
Los Componentes del Campo de Juego
Para la
elaboración de los componentes del
campo de juego
contemporáneo, la persona
manufacturera utiliza diferentes materiales, incluyendo ladrillo,
piedra, plástico, concreto, acero y madera. La
estructura base de madera se ha convertido en la elección
más popular (Booth, 1988), a pesar de
que tanto estos como el metal
tienden a deteriorase con el
tiempo. El plástico aparentemente logra mejor
mantenimiento (Hudson, Thompson y Olse,
2004). Aunque en este campo se puede utilizar
cualquier cosa para elaborar lo que se
quiera, cajas de madera vacías, maderas de
diversas longitudes, neumáticos de coche viejos, cajas de
cartón, muebles usados, rollos de papel para paredes, trozos de
cuerda, pintura entre otros, pueden considerarse componentes que
facilitan la construcción del campo de
juego, siempre y cuando cumpla con las
normativas de seguridad y mantenimiento adecuados (Bengtsson,
1970).
Se recomienda que los campos de juego
se construyan en formas irregulares, curvilíneas y alargadas y
no estructuras cuadradas y lineales que fomentan la monotonía.
En estas áreas, además, se pueden incorporar
montículos y desniveles que fomenten la fantasía y la
imaginación (López y otros, 2002).
Las superficies son de
gran importancia. De arena blanda y con hierba resultan agradables para
caminar y desarrollar el sentido del tacto. Las de concreto, a pesar de
ser duras y lisas, son útiles para los juegos
que implican bicicletas, carretillos para
empujar y coches de
juguete. Se recomienda a su vez que sea
ondulado, ya que resulta mucho más interesante que uno a
nivel. Los troncos de madera de diversas formas y tamaños
son gratos complementos, dado que ellos dan vida a una superficie
(Bengtsson, 1970).
Otro aspecto que dará
interés y vida a un campo de juego es el material
suelto, que va a satisfacer las exigencias creativas
e inventivas del propio mundo de juego para la
población infantil. Es esencial,
también, crear una atmósfera de
habitación o cierta intimidad en la
mayoría de estos campos, debido a que la fantasía
del niño parece brotar mejor cuando el mundo adulto está
completamente excluido. Estas cercas internas pueden ser de
muchas clases: terraplenes, plantas, tablazones, ladrillos y no
requieren grandes alturas, ya que será vista desde los ojos de
un niño (a) sentado (a) (Bengtsson, 1970).
Montar una plataforma en lo
alto de un árbol, juegos de escalar, juegos de construir una
cueva subterránea o tan siquiera brindar al
infante las herramientas o materiales
necesarios para que incursionen en el juego de aventura,
sería otra opción por experimentar (López y otros,
2002).
Los toboganes actualmente han
cambiado su diseño, son más anchos y de fondo fuerte, se
aumentó la altura de los rieles laterales y se
disminuyó el ángulo de
inclinación. Los más seguros se
fabrican con una curva al final y una salida paralela al
suelo, esto hace más lento el ritmo de descenso y les permite a
los y las niñas pisar el terreno con sus propios pies.
Lastimosamente, aún existen algunos con un grado de
inclinación superior a los cuarenta y cinco grados (Booth, 1988).
En cuanto a los pasamanos,
también son más anchos, por lo cual permiten el
tránsito en ambas direcciones. Algunos
fabricantes han incluido zonas de
descanso o rieles de pies durante
el recorrido para los principiantes (Booth, 1988).
También se pueden
diseñar áreas de juegos específicos, acordes con
las necesidades de la población infantil desde los 5 a los 15
años:
1. Una zona de juego
libre, grande, para realizar juegos tranquilos o bien andar en
bicicleta, patinar, entre otros para niños (as) de 5 a 10
años.
2. Una zona de juegos equipada con columpios, toboganes,
escaleras, cuerdas entre otros, para niños y niñas de 5 a
10 años.
3. Una zona de juegos de pelota para
niños (as) de 10 a 16 años, se recomienda rodearlas de
vallas para mayor seguridad.
4. Una o varias zonas grandes de juego cubierto
para adolescentes de 12 a 16 años (Bengtsson, 1970).
Según la Ley No. 7600 de
Igualdad de Oportunidades de Costa Rica, en el artículo 41 y 54,
dice que se deben construir, ampliar o
remodelar los edificios, parques, aceras,
jardines, plazas, vías, servicios
sanitarios y otros
espacios de propiedad
públicos para que
cumplan con las reglamentaciones establecidas.
Asimismo, garantizar que dichos espacios físicos donde se
realicen actividades culturales, deportivas o
recreativas sea de accesibilidad a todas las
poblaciones. Por cuanto, los campos de juego no son excluyentes a
esta ley y también deben eliminar las barreras
arquitectónicas en la
accesibilidad mediante rampas
de anchura, pendiente y
pavimentos aconsejables para las sillas de ruedas, agarraderas y
demás modificaciones que sean necesarias para cumplir con
el principio de igualdad de oportunidades y
accesibilidad a los servicios (Lépiz y
Jiménez, 2000).
Normas de Seguridad para la prevención de accidentes en los campos de juego
Según O’Brien (1998) las mayores causas
de accidentes en los campos de
juego son el uso inapropiado del equipo, la falta de
supervisión de mantenimiento, el cual representa el 77%.
Por su parte, la Consumer Product Safety Commission (CPSC) (citado por
Hudson y otros, 2004) indica que la población
infantil es herida en gran
número, en estos espacios
públicos al escalar, columpiarse o deslizarse en los
toboganes. En otro estudio sobre los accidentes en los campos de juego
realizado por Lillis y Jaffe (1997) se señala que,
la atención más frecuente en los centros hospitalarios
como resultado de estos accidentes son las fracturas en
extremidades superiores; dos tercios de las hospitalizaciones son
causadas por accidentes al escalar aparatos; los (as) niños (as)
mayores se accidentan más escalando y los (as) menores en
toboganes. La población infantil menor sufre de mayor cantidad
de heridas en la cabeza.
A pesar de que los estudios
anteriores establecen una serie de accidentes en los campos de juego un
estudio de Petrido, Sibert, Dedoukou, Skalkidis y Trichopoulos (2002)
señala que cerca del 50% pueden prevenirse con un cambio en la
estructura y el equipamiento. Esta reducción significativa puede
lograrse también, con medidas tan simples como una
supervisión más cercana e incentivando al infante a usar
zapatos apropiados y utilizar equipo de protección cuando sea
necesario.
Históricamente, las plazas y
las zonas verdes han cumplido una función social y dentro de
ellas el juego y la recreación.
Actualmente la situación de inseguridad
que se vive, ha hecho que las personas menores
de edad queden atrapadas junto a sus familias en sus hogares, limitando
así el uso de los campos de juego (Lorente y otros, 2002). Por
tanto, la seguridad cumple un papel de mucha importancia. Se recomienda
cerrar perimetralmente los campos de juego al menos a un metro de
altura, con un reducido número de accesos para facilitar la
supervisión o vigilancia desde afuera a las personas que
supervisan. Estos cierres pretenden proteger al
infante de las incursiones que puedan venir del exterior e
impedir a su vez que se alejen (López y otros, 2002).
La construcción de los campos
de juego no se deben realizar a lo largo de calles muy transitadas,
ferrocarriles u otras barreras naturales o
artificiales, debido a que estos
crearían un factor de inseguridad a la hora del
ingreso (Butler, 1966).
En caso de que el material sea de
madera, se recomienda que esté sin aristas ni astillas. Si es de
material sintético se debe verificar que los ángulos no
sean peligrosos ni sobresalgan. No se recomienda el uso de hierro ya
que se oxida fácilmente (López y otros, 2002).
Si la superficie únicamente es
de cemento se sugiere colocar un piso sintético (caucho,
poliuretano) o remplazarlo con tierra o areneros en zonas
determinadas. Si se mantienen las zonas de arenas, esta debe ser
removida y renovada periódicamente para que no
se compacte y pueda provocar accidentes. Además se
debe controlar la distancia entre aparatos y sus superficies
mínimas de uso (Booth, 1988).
El campo de juego no debe poseer
barreras arquitectónicas que limiten la accesibilidad, por lo
que las rampas anchas, pendiente y
pavimento facilitarán el ingreso de cualquier
persona con discapacidad (López y otros, 2002).
La supervisión es otra norma
de seguridad muy importante, esta se debe desarrollar sobre todo
por medio de señales, letreros y haciendo conciencia de la
importancia de la supervisión o de otras conductas
que se quieran rescatar o sancionar en los campos de juego (Hudson y
otros, 2004).
Actualmente los nuevos campos de
juego se diseñan para edades entre los dos y los doce
años, por lo que se establecen dos áreas: una para los
dos y cinco años, otra entre cinco y doce años. Las
áreas en donde se integren niños y niñas de dos a
doce años, no son recomendadas (Hudson y otros,
2004).
Finalmente, Hudson y otros (2004)
establecen que el mantenimiento será el éxito para
proveer un lugar hermoso, seguro y agradable. Este es un factor
indispensable y debe ser realizado por especialistas bajo la
supervisión de entes encargados para
tales efectos como es el caso de la
“National Program for Playground Safety”.
Conclusiones
En las páginas anteriores se
ha tratado de expresar el valor personal y social que poseen los campos
de juego, como un requisito social y un atributo espiritual en la
formación de los (as) menores de edad. Estos
representan lugares de encuentro, de esparcimiento y
distracción, de aprendizaje y catarsis para toda
persona que directa o indirectamente gozan de su utilización.
Es importante recordar que antes de
crear un nuevo campo de juego, se debe realizar un plan de
acción que contemple
todos los aspectos
necesarios para la
construcción, equipamiento, mantenimiento
y control. A su vez se deben
conocer las necesidades y
características de la población para la cual
son diseñados y construidos, ya que estos deben colaborar en la
formación integral del individuo y no convertirse en un medio
inseguro para su aprendizaje.
El cumplimiento de las normas
de seguridad, la educación en el uso y el mantenimiento
adecuado tanto de usuarios y usuarias como de las personas que
administran o están a cargo, son esenciales para el buen
funcionamiento y la prevención de accidentes en los campos de
juego.
En Costa Rica, no se incluyen
normativas detalladas, respecto a los espacios y tiempos destinados al
ejercicio del derecho al juego. Es urgente, por tanto, que se
establezcan legislaciones claras que garanticen su
cumplimiento en cuanto a la construcción,
diseño y utilización de los campos de juego,
con el fin de contribuir en la
formación integral de nuestra
población, colaborar en la prevención
de accidentes que ponen en riesgo la salud de nuestros futuros
ciudadanos y ciudadanas; garantizar los derechos inalienables de los
costarricenses relacionados con la recreación.
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Recepción: 05 de marzo del 2007.
Correción: 17 de abril del 2007.
Aceptación: 17 de abril del 2007.
Publicación: 16 de julio del 2007.
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