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Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 5.  No. 2.  Diciembre, 2008.

CALIDAD DE VIDA, SENTIDO DE COHERENCIA Y NIVELES DE SEDENTARISMO EN ACADÉMICOS (AS) Y ADMINISTRATIVOS (AS) DEL CAMPUS PRESBÍTERO BENJAMÍN NÚÑEZ, UNA

QUALITY OF LIFE, SENSE OF COHERENCE AND LEVELS OF SEDENTARISM OF FACULTY AND STAFF FROM THE PRESBÍTERO BENJAMÍN NÚÑEZ CAMPUS, UNA

Pedro Ureña Bonilla
Doctor en Ciencias del Deporte con especialidad en Psicología Aplica da al Ejercicio purena@medvet.una.ac.cr

RESUMEN

El propósito  de este estudio  fue analizar  la Calidad  de Vida de académicos  (as) y administrativos  (as) del Campus  Presbítero  Benjamín Núñez de la Universidad Nacional, Costa Rica. Asimismo, valorar la influencia de los factores Sentido de Coherencia y Ejercicio Físico en la Calidad de Vida de los supracitados  trabajadores (as). En el estudio participó un grupo de 37 académicos (as) y 30 administrativos  (as). Se aplicó el cuestionario de Calidad de Vida SF-36, la escala de Sentido de Coherencia y un cuestionario para medir hábitos relacionados  con el Ejercicio Físico.  Los resultados encontrados mostraron en general valores correspondientes  a una Calidad de Vida relativamente buena. Similar  fue la valoración  que se hizo en cuanto  al Sentido  de Coherencia.  Asimismo,  se encontró  relaciones  significativas  entre algunos aspectos  del  Sentido  de  Coherencia  y  de  la  Calidad  de  Vida.  También,  se  evidenció  que  las  personas  que  realizan  Ejercicio  Físico, comparadas con las que no lo hacen, poseen una mejor Calidad de Vida.  Se concluyó de manera general que, aunque la Calidad de Vida y el Sentido  de Coherencia  fueron  relativamente  buenos,  es necesario  diseñar  y ejecutar  propuestas  con el propósito  de  mejorar  ambos aspectos.  En este  sentido,  el Ejercicio  Físico  se delineó  como  uno  de  los  pilares  a partir  de los cuales  se podría  ejecutar  propuestas innovadoras  para la salud de los (as) trabajadores  (as) universitarios(as),  todo ello, en el marco de lo que se denomina  “Universidades Saludables”.

PALABRAS CLAVES: Calidad de Vida, Sentido de Coherencia, Ejercicio Físico.

ABSTRACT

The aim of this study was to analyze the quality of life of faculty and staff of the Presbítero Benjamín Núñez Campus of Universidad Nacional (UNA, Costa Rica) as well as to assess the influence  of two factors, sense of coherence  and physical exercise,  in the quality of life of the subjects.   A group of 37 faculty members and 30 staff members participated  in the study.  The SF-36 Questionnaire,  the Sense of Coherence Scale, and a survey to measure physical exercise habits were used.   In general, results showed a relatively good quality of life and similar scores were found in the Sense of Coherence Scale.  Additionally, significant connections were found between certain factors related to sense of coherence and quality of life.  Data confirmed that persons who practice physical exercise have a better quality of life than those who are not physically  active.   It was concluded  that, although  quality of life and sense of coherence  were relatively  good, new proposals  must be designed and implemented  to improve  both aspects.   In this sense, physical exercise  proved to be one of the pillars in the development  of innovative proposals aimed at bettering health in university employees, all of this within the “Healthy Universities” concept.

KEYWORDS: Quality of life, sense of coherence, physical exercise.

INTRODUCCIÓN

En el contexto de lo que Peterken y otros (1996) denominan “Universidades  Saludables”, el estudio sobre  la calidad  de vida  de quienes  conviven  en estos centros  académicos  es fundamental  para la construcción pertinente de modelos de promoción de la salud (Antonovsky, 1996).

El concepto Calidad de vida es multidimensional  (Simón, 1999) y ha estado ligado históricamente a constructos como felicidad y bienestar (Nordenfeld, 1993; Diener, 1994). Sin embargo, no se cuenta aun con una definición  consensuada  (Simón,  1999).  Por ejemplo,  Levi y Anderson  (1980) entienden  la calidad de vida como un constructo formado por las dimensiones bienestar físico, mental y social. Dicho nivel de bienestar está determinado por la forma en que cada persona lo perciba; es decir, es de carácter subjetivo.  La felicidad, la satisfacción y la recompensa son consecuencias del nivel de bienestar de las personas.   De manera que, todo lo que produzca sensación  de bienestar incide positivamente  en la calidad de vida.

En  sentido  similar,  Brengelmann  (1986)  asocia  la  calidad  de  vida  de  las  personas  a  situaciones específicas como: disfrutar de libertad, cultivar la relaciones sociales, tener la posibilidad de desarrollar la propia iniciativa, estar satisfecho, presencia reducida de problemas psicosomáticos, tener una buena profesión, un buen empleo y finalmente, encontrarle sentido a la vida.  En consecuencia, si se cumple una o varias de las condiciones mencionadas, y además se juzgan positivamente, podría hablarse de una satisfacción vital favorable (Veenhoven, 1991), lo que sin lugar a duda, favorece la salud y la calidad de vida.

De manera resumida, Simón (1999) afirma que cualquier definición de calidad de vida debe considerar: las  capacidades  cognoscitivas,  conductuales  y  de  bienestar  emocional.    Asimismo,  el  sentimiento subjetivo  de bienestar  y satisfacción  vital.   También,  las condiciones  socio  materiales  objetivas  de existencia y la percepción subjetiva de las mismas. Por otro lado, es preciso incorporar la satisfacción derivada  de  las  condiciones  materiales  reales  y concretas,  así  como  psicológicas  de  las  personas. Complementariamente,   debe  valorarse  la  percepción  subjetiva  del  nivel  de  salud  personal  y  su capacidad para comportarse de una forma subjetivamente satisfactoria.  Finalmente, debe incorporar la percepción de la utilidad del significado de vivir y la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano.

Efectivamente,  se  trata  de  un  constructo  integral  compuesto  por  factores  somáticos,  psicológicos, sociales y culturales, donde no solo juega un papel determinante la dimensión objetiva, sino y de manera particular, la subjetividad de las personas.

Sin lugar a duda, la calidad de vida está íntimamente relacionada con la salud (Sánchez, 1996).   De manera que, al promocionar una mejor calidad de vida, se está promoviendo una mejor salud.  En este contexto, se entiende la salud, como un proceso de relaciones dinámicas y bidireccionales entre dimensiones  y competencias  individuales  (biopsicosociales)  y características  ambientales  (biofísicas, sanitarias, socioeconómicoculturales)  cuyo resultado es un estado caracterizado por el equilibrio y el correspondiente bienestar psicosocial (Godoy, 1999, p. 43).

Con este marco de referencia y enfocando la atención en la dimensión de las competencias psicológicas, el Sentido de Coherencia  (Antonowsky,  1987) puede entenderse como un factor potenciador  de la salud y en consecuencia de la calidad de vida (Ebert, Tucker & Roth, 2002; Lustig, Rosenthal, Strausser & Haynes, 2000, Strausser & Lustig, 2003).  De acuerdo con Godoy (1999), el sentido de coherencia se constituye en un factor protector de la salud, o bien, en un recurso de resistencia o competencia.
El sentido de coherencia refleja una posición básica ante la vida, una visión de mundo particular, una visión de vida ante acontecimientos inesperados y ante la vida misma (Antonowsky, 1987).  De igual forma que las experiencias le pueden dar solidez al sentido de coherencia, también caracterizan la forma en que las personas construyen sus experiencias. Esa forma de ver las cosas y de relacionarse con ellas se  desarrolla  durante  los  primeros  10  años  de  vida  y  se  consolidan  a  más  tardar  a  los  30  años (Antonowsky, 1997). Después el sentido de coherencia permanece hasta el fin de la vida sin cambios importantes.   Se trata de una orientación disposicional en relación con las cosas, personas y acontecimientos  de la  vida,  donde  asume  una  función  directriz.    El  sentido  de coherencia  es  una orientación general que se manifiesta como un sentimiento dinámico de confianza, de manera que los estímulos internos o externos son estructurados, predecibles y explicables.  Por otro lado, se poseen los recursos para hacerle frente a las exigencias que representan esos estímulos y finalmente, los estímulos son vistos y valorados como algo que vale la pena enfrentar y superar (Antonowsky, 1997). Un sentido de coherencia fuertemente consolidado es base fundamental para un patrón de reacciones y acciones flexible y adaptativo (Antonowsky, 1997).

Antonowsky (1997) se refiere a tres factores fundamentales relacionados con el sentido de coherencia: La Comprensibilidad (componente cognoscitivo) , la que se refiere a la medida en que una persona ordena,  predice y explica estímulos internos  y externos.   Es decir, se trata de un aspecto cognitivo relacionado con el patrón de procesamiento de información.  Con base en Moreno, González y Garrosa (1999) altos puntajes en este factor se asocian con una mayor capacidad para interpretar los estímulos del medio de manera no amenazante, aspecto que juega un papel central en la vivencia del estrés y consecuentemente   en  la  calidad   de  vida   de  las  personas. La  Manejabilidad   (componente instrumental),  describe la confianza instrumental de la persona, su convicción de poder superar las situaciones de la vida presente o futura con las propias fuerzas o con ayuda de los demás. Finalmente, la Significatividad (componente motivacional), tiene que ver con el sentido de la propia vida y se le considera el aspecto motivacional  emotivo  del  sentido  de  coherencia.   Representa  el  grado  de compromiso de la  persona  en  diferentes  áreas  de  la  vida.  Esta  dimensión  denota  una  inversión emocional en la vida y tiene que ver con la visión del sujeto de ciertas áreas de ésta como dignas de invertir tiempo y energía.   Puntuaciones altas en esta dimensión son evidencia de que difícilmente la vida será vista como poco provechosa e insignificante, contribuyendo de manera importante al proyecto de vida de las personas (Moreno y otros, 1999).

La relación entre sentido de coherencia y salud es vista por Antonowsky (1997), de la siguiente manera: el sentido de coherencia puede ejercer influencia directa sobre el cerebro, el sistema inmunológico y el sistema hormonal de las personas, desencadenando reacciones distintas en diferentes niveles, de manera que, puede incidir en forma reguladora cuando presentan estados de tensión, o como filtro directo en el procesamiento de información.  Asimismo, el sentido de coherencia puede actuar de manera directa en el procesamiento del estrés, en la medida en que moviliza recursos que contribuyen con la reducción de la tensión  (Lundquist,  1995;  Johansson  et al;  Poppius,  et al,  1999).   Finalmente,  las personas  que disponen  de  un  sentido  de coherencia  fuerte,  están  más  en condición  de asumir  comportamientos saludables, por ejemplo, una alimentación sana, toman previsiones y evitan comportamientos no saludables.

En estudios  realizados  por Palsson, Hallberg,  Norberg  y Byoervell  (1996)  se encontró  una relación inversa entre los niveles de sentido de coherencia  y la sensación de agotamiento  crónico (burn out) producida  por  el  trabajo.    Es  decir,  entre  más  fuerte  sea  el  sentido  de  coherencia,  menor  será  la sensación de agotamiento emocional y despersonalización asociados con la vivencia de estrés crónico (Baker,  North  y  Smith,  1997,  Gilbar,  1998).     En  este  mismo  sentido,  los  trabajos  reportados por Carmel, Anson, Levenson, Bonneh y Maoz (1991), Flannery y Flannery (1990), Moreno, Alonso y Alvarez  (1997),  Moreno  González  y Garrosa  (1999)  y Ryland  y Greenfeld  (1991)  destacan  el rol relevante que juega el sentido de coherencia como variable mediadora en los procesos de salud (Lustig, 2005).

En relación con la promoción de la calidad de vida se puede utilizar diversos enfoques. Por ejemplo Evans (2000) agrupa dos estrategias básicas: programas dirigidos a las personas y programas dirigidos al ambiente con que interactúan las personas.   Asimismo, Halpern (1994) y Schalock (1994) sugieren trabajar en tres dominios específicos: vida en la comunidad y en el hogar, empleo y funcionamiento de salud.  Otros autores como Rommey, Brown y Fry (1994) subrayan la importancia de realizar todo tipo de actividades  que incrementen  la felicidad  en las personas.   De manera particular  se refieren  a la relevancia de promover el desarrollo de la autoeficacia, la autoestima y de mecanismos de afrontamiento de estrés y solución de problemas.   Otro de los factores fundamentales  en la promoción de la salud corresponde  al  apoyo  social  (Fernández  y García,  1999).    Este  es  definido  como  el  acceso  y la utilización de personas y organizaciones para afrontar acontecimientos,  para los cuales la persona no posee un comportamiento adaptativo inmediato (Gracia, Herrero y Musito, 1995; Robinson y Garber, 1995).

En esencia se trata de promover patrones de comportamiento que favorezcan una mejor calidad de vida y consecuentemente  una mejor salud.   El ejercicio físico es una de actividades cuyo impacto integral puede convertirse en una estrategia fundamental en la promoción de la calidad de vida y de la salud (Sánchez, 1996). El ejercicio físico, controlado correctamente en su frecuencia e intensidad, se asocia con  efectos  positivos  en  aspectos  como:  la  condición  cardiovascular,  la  composición  corporal  y obesidad, la presión sanguínea y los niveles de colesterol (Sánchez, 1996).  También el ejercicio físico diseñado apropiadamente en cuanto a su dinámica socio – afectiva, puede asociarse con la salud psicológica (sensación de bienestar o satisfacción con la vida, estado anímico y ansiedad) (Ureña, 2005; Hollmann y Struder, 2001; Weinberg y Gould, 1999).

Hay una serie de mecanismos que se suele señalar como responsables de los beneficios que tiene el ejercicio físico en la salud psicológica (Weyerer y Kupfer, 1994).   Los de carácter biológico destacan cinco  procesos:  1) el incremento  en la temperatura  corporal,  el cual  tiene  un efecto  tranquilizante integral, 2) el ejercicio facilita el afrontamiento del estrés, al incrementar la actividad adrenal, lo que hace que las reservas  de esteroides  disponibles  aumenten,  3) el ejercicio  físico  reduce  el potencial nervioso del músculo en reposo lo que ocasiona una liberación de la tensión, 4) el ejercicio físico facilita la neurotransmisión  de la norepinefrina, la serotonina y la dopamina, lo que provoca una mejoría del estado anímico y 5) el ejercicio físico según intensidad, promueve la liberación de endorfinas, lo que produce bienestar psicológico (Plante y Rodin, 1990).

Entre los mecanismos  de carácter psicológico,  se señalan: 1) la mejor condición física producto del ejercicio físico brinda sensación de competencia, control y autosuficiencia, 2) el ejercicio es una forma de meditación que desencadena estados de conciencia alterados, induciendo relajación, 3) el ejercicio es una forma de retroalimentación  que enseña a las personas a regular su propia activación, 4) el ejercicio físico proporciona distracción, diversión, o tiempo de evasión de pensamientos, emociones y conductas desagradables, 5) el ejercicio físico estimula el contacto entre las personas lo que favorece el refuerzo social,  facilitándose  así  estados  psicológicos positivos  y 6) el ejercicio  físico  compite  con  estados negativos como la ansiedad y la depresión a nivel de sistema cognitivo y somático.

Congruente con la explicación de mecanismos expuesta antes, el Instituto Nacional de la Salud Mental de los Estados Unidos (Morgan   y   Goldston,   1987), señala que el ejercicio físico incide positivamente sobre la salud mental en la medida en que, produce la sensación de bienestar, induce la reducción  de  emociones  estresantes  como  la  ansiedad,  reduce  estados  depresivos  (en  caso  de depresiones  leves  y  moderados),  ayuda  a  lograr  estabilidad  emocional  y  reduce  la  presencia  de hormonas estrés (Weinberg y Gould, 1999; Stephens, 1988; McTeer y Curtis, 1993, LaForge, 1995; Steptoe, Moses, Edwards y Mathews, 1993; Weyerer y Kupfer, 1994).

Desde el punto de vista social, tal y como lo apunta (Sánchez, 1996), el nivel de operatividad motriz de una persona tiene repercusiones significativas en las posibilidades de interacción física con el entorno social, y consecuentemente  en las posibilidades de las personas para comunicarse y relacionarse con otros. La dinámica del ejercicio físico según modalidad, facilita el establecimiento de interacciones, lo que podría tener efectos positivos de carácter psicosocial. En este sentido podría plantearse a manera de hipótesis que, con la práctica del ejercicio físico se relacionan, no solo la capacidad de rendimiento físico, sino también, la propia estima corporal, el afán de superación, la capacidad de interacción social, cooperación y del trabajo en equipo; amén de una serie de valores y actitudes (superación, voluntad, autocontrol, disciplina, sociabilidad, socioempatía) que se asocian con una buena calidad de vida (Weinberg y Gould, 1999; Comellas y Mercader, 1992).

De acuerdo  con la revisión  de literatura  realizada,  todo parece indicar  que la calidad  de vida está íntimamente relacionada con la salud y que el factor sentido de coherencia, juegan un papel central en la calidad de vida.  Finalmente, también es válido afirmar que la dinámica somato-psíquica y social que tienen lugar durante el ejercicio físico, puede incidir positivamente en la calidad de vida de las personas y consecuentemente en su salud.

Con  base  en  las  afirmaciones  precedentes,  la  presente  investigación  tuvo  como  propósito  general, analizar  la  calidad  de  vida  de  los  académicos  (as)  y  administrativos  (as)  del  Campus  Presbítero Benjamín Núñez. Asimismo,  valorar la influencia de los factores Sentido de Coherencia  y Ejercicio físico  sobre  la calidad  de vida de los trabajadores  (as)  del supracitado  Campus  de la Universidad Nacional.

METODOLOGÍA

Se trató de un estudio descriptivo correlativo en el que se describe cuál es la calidad de vida de los académicos (as) y administrativos (as) que laboran en el Campus Benjamín Núñez, de la Universidad Nacional.  En este sentido, se midió una serie de dimensiones relacionadas con la calidad de vida que permitieron describir con precisión, cuál es la percepción subjetiva de la salud que tienen los supramencionados profesionales y la relación con el Sentido de Coherencia y sus hábitos asociados con el ejercicio físico.

Sujetos:  Se contó con la participación  de   30 administrativos  (as) y 37 académicos  (as).   La edad promedio  general  fue de 36,7 años. El 40.6 % trabaja  en condición  de interino  (a) y el 59,4% en condición de propietario (a).  En términos promedio, el grupo tiene un tiempo de 9 años de laborar en la Universidad Nacional.   La distribución de participantes por instancia fue la siguiente: El Centro Internacional  de Política Económica  16, el CINAT 12, la Escuela  de Medicina  Veterinaria  15 y la Escuela Ciencias del Deporte 24.

Instrumentos:  La información  requerida en este estudio se recopiló con base en el Cuestionario  de Salud (SF-36) (Ware y Sherbourne, 1992), la Escala de Sentido de  Coherencia (Antonowsky, 1987) y un Cuestionario sobre hábitos relacionados con el ejercicio físico.
 
El cuestionario de salud (SF-36)

Se trata de una escala genérica que proporciona un Perfil de la Calidad de Vida Relacionada con la Salud (CVRS) y aplicable tanto a la población en general como a pacientes (Vilagut et ál., 2005). El cuestionario está compuesto por 36 ítems que valoran los estados tanto positivos como negativos de la salud.  Los 36 ítems cubren las escalas: Función física, compuesto por los ítems (3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12).  Esta dimensión se refiere al grado en el que la salud limita las actividades físicas tales como el autocuidado,  caminar,  subir  escaleras,  inclinarse,  coger  y  llevar  cargas  o  pesos,  y  los  esfuerzos moderados e intensos.  Rol físico,  integrado por los ítems (13, 14, 15, 16).  Se trata del grado en el que la salud física interfiere con el trabajo y en otras actividades diarias, incluyendo rendimiento menor que el deseado, limitación en el tipo de actividades realizadas o dificultad en la realización de actividades. Dolor corporal, conformada por los ítems (21, 22). Tiene que ver con la intensidad del dolor y su efecto en el trabajo habitual, tanto fuera de casa como en el hogar.  Salud general, integrada por los ítems (1, 33, 34, 35, 36). Valoración personal de la salud que incluye la salud actual, las perspectivas de salud en el futuro y la resistencia a enfermar.  Vitalidad, compuesta por los ítems (23, 27, 29, 31). Se refiere al sentimiento de energía y vitalidad, frente al sentimiento de cansancio y agotamiento. Función social, incluye los ítems (32, 20).  Grado en el que los problemas de salud física o emocional interfieren en la vida social habitual. Rol emocional, ítems (17, 18, 19): Grado en el que los problemas emocionales interfieren en el trabajo u otras actividades diarias, incluyendo reducción en el tiempo dedicado a esas actividades, rendimiento menor que el deseado y disminución del esmero en el trabajo.  Salud mental, ítems (24, 25, 26, 28, 30): Salud mental general, incluyendo depresión, ansiedad, control de la conducta y bienestar general.

Cada ítem se puntúa  de 0 a 100, donde 0 es el peor estado de salud y 100 el mejor.   El puntaje correspondiente a cada dimensión se suma luego de la conversión y se divide entre el número de ítems para obtener  el promedio.   El máximo total de puntuación  alcanzable  es 800, lo que indicaría  una valoración subjetiva positiva y máxima de la salud.

El instrumento incluye un ítem de transición que pregunta por el cambio en el estado de salud general respecto al año anterior, sin embargo, ese ítem no se utiliza para el cálculo de ninguna de las escalas, pero proporciona información valiosa sobre el cambio percibido en el estado de salud.  Se reporta una consistencia interna superior a 0,7 (alfa de Cronbach) en la mayoría de las dimensiones (rango de 0,71 –0,94), excepto en la dimensión de relación social (alfa = 0,45). Los coeficientes de correlación intra- clase, oscilan entre 0,58 y 0,99 (Alonso, Prieto y Antó, 1995).

Escala Sentido de Coherencia

Instrumento  constituido  por 29 ítems agrupados en tres sub-escalas  que evalúan cada una de la tres dimensiones del constructo “Sentido de Coherencia”: Comprensibilidad (describe la medida en que una persona  ordena,  predice  y explica  estímulos  internos  y externos.   Se trata de un aspecto  cognitivo relacionado  con el patrón de procesamiento  de información).   Manejabilidad  (describe  la confianza instrumental de la persona, su convicción de poder superar las situaciones de la vida presente o futura con las propias fuerzas o con ayuda de los demás. Antonowsky (1997) define esa convicción como un patrón de procesamiento de información cognitivo - emocional) y Significatividad (se refiere al sentido de la propia  vida  y se le considera  el aspecto  emotivo  - motivacional  del  Sentido  de Coherencia (Antonowsky, 1997).  La escala de respuesta presenta 7 categorías (de 1 a 7) que forman un continuo bipolar limitado en los extremos por dos frases de referencia a partir de las cuales se debe situar el sujeto.  Las  puntuaciones   expresan   la   “fortaleza”   del   Sentido   de   Coherencia,   siendo   ésta mayor cuanto mayor sea la puntuación obtenida.   La versión utilizada es la adaptada por Moreno – Jiménez y otros (1997). Para efectos de análisis estadísticos, se trabajó con la solución de 2 factores propuesta  por Pirkko  et al. (1996).   Estos autores  consideraron  aquellos  ítems cuyas cargas con el respectivo  factor fueran iguales  o superiores  a 0.50.   Se reportó  para el primer  factor  denominado “Vida” los ítems: 7, 14, 22, 11, 13, 8, 27, 16, 28, 20, 23, 4 y 24. Estos ítems desde el punto de vista de su contenido reflejan el factor Significancia y se refieren en general, a actitudes positivas o negativas ante la vida.  Para este factor se reporta una consistencia interna de 0.93 (alfa de Cronbach).  El segundo factor denominado por los autores como “Sentimientos”, y tiene que ver con el impulso por el control y por la confianza  / y desacuerdo  en la relación con otros. Se relaciona  con aspectos  propios de los factores Manejabilidad y Comprensibilidad. Está integrado por los ítems 19, 10, 29, 6, 12, 5, 21, 25. La consistencia interna de este factor fue de 0.81 (alfa de Cronbach).

Cuestionario de actividad física

Se trata de 5 preguntas, elaboradas por el autor, con base en las cuales se pretende obtener información relacionada con el nivel de actividad física que realizan las personas.   Mediante este instrumento  se valora no solo el tipo de actividad física que se realiza (además de la implicada en el trabajo y en la casa), sino también, la frecuencia semanal, la duración e intensidad.

Procedimiento

Se confeccionó  un cuadernillo  con los instrumentos  utilizados  en el estudio  y luego se procedió  a distribuirlo  personalmente  entre  los  académicos  y administrativos  de  la  Universidad  Nacional  que laboran en el Campus Presbítero Benjamín Núñez.  Este fue distribuido durante el mes de abril de 2008. Se concedió un tiempo de 8 días para que las personas regresaran debidamente llenos los instrumentos, haciendo  énfasis  en  la  necesidad  de contestar  de manera  completa  cada  uno  de los  cuestionarios. Finalizado el período de espera, se hicieron varias rondas por los distintos espacios laborales de los trabajadores, con el fin de recuperar los instrumentos. Una vez recuperado el 80 % de los cuestionarios entregados, se procedió con el análisis de los datos, haciendo uso del SPSS versión 15.0.

Análisis estadísticos

Se utilizó estadísticas  descriptivas,  correlativas  e inferenciales.  Todos los análisis  fueron realizados utilizando el paquete estadístico para las ciencias sociales SPSS versión 15.0. Para todos los análisis se fijó un alfa de 5% (p < 0.05).

RESULTADOS

En relación con el ejercicio físico, el análisis de resultados mostró que del total de los encuestados (as), el 68, 1% realiza algún tipo de actividad física. De manera preferida se menciona la caminata con un 40,6 %, seguido por el trabajo con pesas con un 8,7% y en tercer lugar, practicar deportes de conjunto con un 5,8%. La frecuencia con que se realiza ejercicio físico por semana se distribuyó de la siguiente forma: Un 11,6 % lo hace una vez por semana, un 24,6% lo hace entre 2 y 3 veces por semana y un 31,9 % lo hace más de 3 veces por semana. Asimismo, el tiempo dedicado al ejercicio físico se distribuyó como sigue: Un 2,1 % menos de 20 minutos, un 20,3 % lo hace entre 20 y 40 minutos y un 46, 4% lo hace más de 40 minutos.   Finalmente, en relación con la intensidad se identificó que, el 7,2% realiza ejercicio de poca intensidad, el 44,9% lo hace en un rango de moderada intensidad y el 15,9% lo realiza con una intensidad alta.
 
En el gráfico 1 se muestra los valores promedio correspondientes a los puntajes registrados en cada uno de los factores de la Calidad de Vida de los trabajadores (as) del Campus Benjamín Núñez.

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Tal y como se observa en el gráfico anterior, los mayores puntajes se asocian con las dimensiones Función física y Rol físico; por otro lado, que los menores puntajes corresponden a las dimensiones Salud general y Vitalidad. De un máximo de 800 puntos, los encuestados alcanzaron 669,44, lo que representa un 83,68 % del total de puntos posible.

Por otro lado, en cuanto a la valoración de la salud actual comparada con la salud en el pasado reciente (una año atrás), el 8,7% de los encuestados (as) dijo sentirse mejor ahora que hace un año, el 50, 7 % opinó tener una salud parecida al año anterior, el 21, 7 % manifestó tener una salud algo peor que el año anterior y el 17,4 % expuso sentirse mucho porque hace un año.

El análisis descriptivo de la información  relacionada con el Sentido de Coherencia se muestra en el cuadro 1.

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En términos proporcionales los puntajes promedio obtenidos en las dimensiones (Vida) y (Sentimientos) es  muy  similar.    Mientras  el    puntaje  promedio  de  70,  69  correspondiente  a  la  dimensión  Vida, representa  un 77,  68 % del  puntaje  máximo  a alcanzar  en esa dimensión,  el promedio  de 42,  08 registrado en la dimensión Sentimientos, representa un 75, 14 %  del puntaje máximo alcanzable en la misma.

El cálculo de los percentiles 70, 80 y 90 a partir del puntaje correspondiente a Sentido de Coherencia Global, mostró respectivamente que, el 30 % de los participantes en el estudio obtuvo puntajes arriba de 136, el 20 % registró puntajes por encima de 141 y finalmente, el 10 % alcanzó puntajes por arriba de 147.

Con el propósito de contrastar hipótesis se realizó análisis de varianza de un factor y análisis univariados para  valorar  interacciones  entre  factores,  así  como  t-Student  para  grupos  no  correlacionados.  Se comparó las dimensiones de calidad de vida y sentido de coherencia utilizando como factores: el sexo, la  condición  laboral,  la  Unidad  Académica  de  pertenencia,  la  actividad  laboral,  la  frecuencia  del ejercicio, la intensidad y el tiempo.  Solo se encontró diferencias significativas en cuanto a la calidad de vida de quienes hacen ejercicio y quienes no lo hacen (cuadro No. 2).

Tabla 2. Calidad de vida según nivel de actividad física

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Tal y como se observa en el cuadro 2, en todos los casos hay diferencias significativas.  Los que hacen ejercicio, comparados con los que no hacen ejercicio, evidencian puntajes promedio significativamente más altos en las dimensiones de la calidad de vida.

En cuanto  al factor  actividad  laboral,  se encontró  diferencias  significativas  entre  académicos  y no académicos  en la dimensión  “Rol emocional”.   El puntaje  promedio  alcanzado  por los académicos (78,37) fue significativamente  inferior al puntaje promedio alcanzado por los que se dedican a otras actividades (95,55), (t = -2,44; p < 0.05).

La correlación entre Sentido de Coherencia y Calidad de vida arrojó los siguientes resultados (cuadro 3).

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Todas las dimensiones del factor calidad de vida se correlacionaron de manera significativa entre sí.  Sin embargo, entre sentido de coherencia y calidad de vida, solo se obtuvo relaciones significativas entre los factores Vida y Función Social.   Asimismo,  entre Sentimiento  y Rol Físico, Dolor Corporal,  Salud General, Función Social, Rol Emocional y Salud mental. Finalmente, el Sentido de Coherencia Global, se correlacionó de manera significativa con los factores: Rol Físico, Salud General, Vitalidad, Función Social y Salud Mental.

DISCUSIÓN

El  propósito   principal  del  presente  estudio  fue  analizar  la  calidad  de  vida  de  académicos   y administrativos del Campus Presbítero Benjamín Núñez. Así como también analizar la influencia de los factores Sentido de Coherencia y Ejercicio Físico sobre la Calidad de vida.  Los resultados encontrados muestran en términos generales a partir del promedio global, que la calidad de vida del trabajador del Campus Presbitero Benjamín Núñez es “buena”. De acuerdo con Brengelmann (1986) resultados como los encontrados  son el reflejo de espacios laborales y de convivencia,  donde se cultivan las buenas relaciones sociales y se tiene la posibilidad de desarrollar la propia iniciativa, entre otras condiciones que favorecen el desarrollo de una atmósfera laboral positiva.  En términos de Veenhoven (1991) podría hablarse de un nivel de satisfacción vital favorable en los trabajadores (as) del Campus, lo que indudablemente se relaciona con una buena calidad de vida.

Los datos recopilados no evidencian limitaciones importantes en cuanto a la función física y al rol físico de los encuestados.  Esto se asocia con la posibilidad general de cumplir con actividades mínimas que garanticen el autocuidado  y la capacidad  funcional.   A pesar de ello, los resultados  evidenciaron  la presencia de molestias corporales que de alguna manera resultan ser limitantes para la realización de las actividades cotidianas.   Asimismo, la valoración personal de la salud, las perspectivas de salud y la resistencia a enfermar, mostraron puntajes sobre los que se puede trabajar para mejorar. Es decir, la posición asumida por los encuestados no es tan optimista como en el caso ideal.   Congruente con lo inmediatamente  anterior,  el sentimiento  de energía  y vitalidad  es el factor  más  deteriorado  en los encuestados.  Asimismo, los resultados reportados muestran que la vida social de los encuestados no se ve afectada de manera importante por la salud física o emocional de los mismos. De manera similar, los problemas emocionales  que experimenten  los encuestados,  no parecen ser un gran obstáculo para el desempeño laboral y el logro de rendimiento de los mismos.  También el factor salud mental bajo el cual se identifican la tendencia a la depresión, a la ansiedad y bienestar general, fueron aspectos calificados de manera relativamente baja.
 
En cuanto al sentido de coherencia general, el puntaje promedio obtenido muestra  un nivel de Sentido de  Coherencia  relativamente   alto,  lo  que  permite  suponer  una  autovaloración   suficiente  de  la competencia psicológica de académicos y administrativos del Campus.  Esto puede considerarse según lo propuesto por  Antonowsky  (1987),  Ebert, Tucker y Roth (2002) y Strausser y Lustig (2003),  como un factor potenciador de la salud general y de la calidad de vida de los encuestados.   A partir de los resultados correspondientes  al Sentido de Coherencia, se puede suponer un sentimiento dinámico de confianza  en los trabajadores  del Campus, lo que permite esperar patrones conductuales  flexibles  y adaptativos en el comportamiento de los mismos (Antonowsky, 1997).

De manera particular, en el  factor “Vida”, aunque los resultados mostraron un puntaje promedio que correspondió al 77,68 % del valor máximo, lo que en criterio de Antonovsky (1997) refiere patrones cognoscitivos  optimistas  en relación  con el contexto  inmediato  y mediato,  también  se evidenció  la presencia de   actitudes negativas ante la vida, lo que por el contrario   puede asociarse con   estilos cognitivos pesimistas en cuanto al ordenamiento, predicción y explicación de los estímulos internos y externos a que están sujetos los trabajadores (as) del Campus.

Un comportamiento similar se registró para el caso del factor “Sentimientos”. El puntaje alcanzado por los encuestados representó un 75,14 % del máximo, lo que permite inferir una necesidad aceptable de ejercer  control  y  obtener  confianza  en  la  relación  con  otros.    Es  decir,  los  resultados  promedio registrados en este factor, dejan percibir cierto grado de incertidumbre asociado a circunstancias internas y externas; así como también, cierto nivel de desconfianza  en relación con las posibilidades  que se tienen para superar las situaciones de la vida presente y futura.

En  términos  correlativos,  el  factor  “Vida”  caracterizado  por  las  actitudes  ante  la  vida,  se  vinculó negativa y significativamente con la dimensión “Función social” de la calidad de vida. Esto indica que conforme interfieran los problemas de salud física o emocional en la vida social, también aumentan la presencia de actitudes negativas ante la vida.  Asimismo, el factor “Sentimientos”, caracterizado por el impulso de control y confianza, se correlacionó negativa y significativamente  con el factor “Función Social”. De manera que, entre menores sean los problemas físicos asociados con las posibilidades de tener vida social, mayor será el sentimiento de control y confianza que se establezca en la relación con otros.  Por otro lado, los resultados mostraron que, asociado al sentimiento de control y confianza, existe una mayor  capacidad  para el desempeño  de las tareas cotidianas,  menos interferencia  de molestias corporales  en  la  ejecución  de  esas  tareas,  una  valoración  positiva  de  la  salud  general,  estados emocionales adecuados para la vida laboral y una sensación general de bienestar positiva.  De manera que,  un buen sentido  de coherencia  especialmente  en cuanto  al factor  “Sentimiento”,  se asocia  de manera  importante  con  la valoración  de una  buena  calidad  de vida.    En  general,  estos  resultados coinciden con lo expuesto por autores como Lustig (2005), Lundquist (1995), Johansson y otros (1998) y Poppius y otros (1999), quienes destacan el papel que juega el Sentido de Coherencia como variable mediadora en la salud en general y consecuentemente en la calidad de vida.

El contraste  de hipótesis  evidenció  de manera particular  relaciones  significativas  entre la condición “realizar  ejercicio  físico”  y  Calidad  de  vida.    Las  personas  que  reportaron  hacer  ejercicio  físico, comparadas con las que no hacen ejercicio, mostraron valorar mejor su condición corporal (más salud física, menos dolor corporal), de manera que sus posibilidades para el desempeño autónomo cotidiano son mayores.  Por otro lado, la valoración que hacen las personas que realizan ejercicio físico es mejor que la de los que no hacen ejercicio físico en cuanto al sentimiento de energía y vitalidad, además de mostrar una mejor salud emocional y de una vida social más intensa.
 
Es importante mencionar que la mayoría de los encuestados reportó hacer ejercicio físico. El detalle diferenciado  del ejercicio físico que realizan,  es consistente  con las recomendaciones  que brinda el Colegio Americano de Medicina Deportiva (1998), en términos de frecuencia, intensidad y tiempo. Por lo que en ese grupo podría esperarse beneficios significativos en relación con su salud integral. Todo indica que, al hacer ejercicio físico se promociona  una mejor salud y consecuentemente  una mejor calidad de vida (Ureña, 2005; Hollman y Struder, 2001; Weinberg y Gould, 1999; Comellas y Mecader,
1992; Sánchez, 1996).

En cuanto al Sentido de Coherencia, no se registró diferencias entre las personas que hacen ejercicio físico y las que no lo hacen.   Siguiendo a Antonowsky (1987), podría decirse que ambos grupos de personas tienen una posición básica similar ante la vida.  Es decir, el hecho de hacer o no hacer ejercicio físico, parece no tener relación con la visión de vida de los académicos y administrativos del Campus.

Finalmente, también se encontró diferencias significativas entre quienes ejercen funciones meramente académicas y quienes cumplen con otro tipo de actividades.  En el caso de los primeros, pareciera que los problemas emocionales tienden a interferir con más fuerza en el desempeño y esmero laboral.

Como  conclusión  general  puede  afirmarse  que  la  valoración  de  la  calidad  de vida  que  hacen  los académicos y administrativos del Campus Presbítero Benjamín Núñez es “buena”, aunque no la mejor. Esto significa que debería invertirse en propuestas que fortalezcan la salud en general y la Calidad de vida de estos trabajadores (as).   Por otro lado, en relación con el Sentido de Coherencia, es preciso también invertir en acciones que fortalezcan la posición de los trabajadores (as) del Campus en cuanto a su actitud ante la vida; sobre todo reforzando el sentido de confianza en las propias potencialidades y la capacidad  adaptativa.  En  este  sentido,  el  ejercicio  físico  mostró  ser  una  opción  importante  para contribuir con la calidad de vida de los trabajadores del Campus y perfila convertirse en un bastión fundamental en la constitución de lo que Peterken (1996) denomina “Universidades Saludables”.

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Recepción: 07 de agosto del 2008.
Correción: 10 de octubre del 2008.
Aceptación: 10 de octubre del 2008.
Publicación: 31 de diciembre del 2008

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