http://dx.doi.org/10.15359/mhs.11-1.4
URL: http://www.una.ac.cr/salud
CORREO: revistamhsalud@una.cr
Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 11. No. 1. Setiembre-Enero, 2014
Aptitud Física y su Relación con Rasgos Depresivos en
Personas Adultas Mayores que Realizan Actividad Física
PHYSICAL FITNESS AND ITS RELATIONSHIP TO DEPRESSIVE TRAITS IN OLDER ADULTS UNDERTAKING PHYSICAL ACTIVITY
Mynor Rodríguez-Hernández1, Felipe Araya Ramírez2, Pedro Ureña Bonilla2, Danielle D. Wadsworth1 y Luis Solano Mora2
1School of Kinesiology, Auburn University, Alabama, USA.
2Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida, Universidad Nacional, Costa Rica
mgr0018@tigermail.auburn.edu
Resumen
El propósito de esta
investigación fue determinar la relación entre la aptitud
física y los niveles depresivos en las personas adultas mayores
que participan en programas de actividad física en el
área de San Ramón, Alajuela. Un total de 138 personas
mayores con edades entre los 60 y 86 años (67.94 ± 5.26
años), fueron medidas en los componentes de la aptitud
física mediante la prueba “Senior Fitness
Test” (SFT) y los niveles de depresión mediante la Escala
de Depresión Geriátrica de “Yesavage” (GDS,
“Geriatric Depression Scale” por sus siglas en
Inglés). Los resultados sugieren que el 97,8 % de las personas
analizadas se ubicó dentro de los parámetros normales y
excelentes de aptitud física, mientras tanto, el 86,2 % se
encontró en la etapa normal de la depresión. Por su
parte, la depresión geriátrica correlacionó
negativamente con la aptitud física en las variables: fuerza
muscular y resistencia corporal de la parte baja del cuerpo,
resistencia de la fuerza muscular del brazo, la agilidad y equilibrio
dinámico, y flexibilidad parte baja del cuerpo (p <0,05). Se
concluye que a mayor nivel de aptitud física menor son los
rasgos depresivos en personas adultas mayores.
Palabras Claves: Depresión, persona adulta mayor,
envejecimiento, aptitud física, actividad
física.
Abstract
The purpose of this study was to
determine the relationship between physical fitness and levels of
depression in older persons involved in physical activity programs in
San Ramon, Alajuela. A total of 138 older adults aged 60 to 86 years
(67.94 ± 5.26) were assessed on the physical fitness using the
SFT and levels of depression were measured using the GDS. Results
suggest that about 97.8% of persons tested were within normal
parameters and excellent on their physical fitness. Additionally, 86.2%
of the cohort was found in a normal stage of depression. In addition,
geriatric depression was negatively correlated with physical fitness on
variables such as lower body muscle strength and endurance, arm muscle
strength endurance, physical agility and dynamic balance, and lower
body flexibility (p<0.05). It is concluded that higher levels
of physical fitness are associated with lower depression status in
older adults.
Keywords: Depression, older adults, aging, physical fitness, physical activity.
Introducción
La depresión es de uno los
factores de mayor afectación sobre la calidad de vida de las
personas adultas mayores y está asociado a altos niveles de
mortalidad y morbilidad (Strawbridge, Deleger, Roberts, y Kaplan,
2002). De acuerdo con datos suministrados por Wada y otros (2005), la
depresión en las personas adultas mayores no solo es una gran
amenaza para la salud mental, sino también un motivo de
preocupación en cualquier campo de intervención en esta
población. Por consiguiente el envejecimiento exitoso, depende
en gran medida de la atención integral y de la
intervención oportuna de estas situaciones que afectan el buen
vivir de una persona adulta mayor. En el estudio de Wada y otros
(2005), se determinó la existencia de estados depresivos entre
el 17 al 32 % de las personas evaluadas, además, se
observó que esta patología se asocia fuertemente con una
baja calidad de vida y con una reducida capacidad para realizar
actividades de la vida diaria. Por su parte Menchetti, Cevenini, De
Ronchi, Quartesan, y Berardi (2006) indican que la depresión es
un factor de riesgo importante de morbi-mortalidad y que afecta de
manera negativa, independientemente de otras patologías
físicas y somáticas.
La
depresión en las personas adultas mayores es un trastorno
psicológico que se relaciona con múltiples situaciones
que afectan la salud y la calidad de vida. De acuerdo con Orfila y
otros (2006), la depresión influye directamente sobre la
capacidad social de la persona, el bienestar psicológico y sobre
su funcionalidad física, aspectos directamente relacionados con
el aumento de la morbilidad y mortalidad de la población de
personas adultas mayores.
Datos de la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) indican que en el 2004, alrededor de 121
millones de personas en el mundo se vieron afectadas por la
depresión y que entre el 15 al 25 % de la población
mundial sufrirá de depresión al menos una vez en la vida.
Según Runcan, Hategan, Barbat y Alexiu (2010) la
depresión llegará a ocupar en el 2020 el segundo lugar en
las enfermedades de mayor incidencia en la población,
después de la hipertensión arterial. En este estudio hay
factores descritos como disparadores de la depresión; por
ejemplo: el impacto negativo del retiro, el cual hace que incremente el
riesgo de depresión en un 15 %; la pérdida de un ser
querido genera esta patología en el 90 % de los casos, el 90% de
las personas visualizan la pobreza como un factor que puede desarrollar
depresión y entre el 32 al 40 % indican que la soledad es un
factor detonante de esta patología. Además, se menciona
que la depresión afecta las relaciones sociales, la capacidad
para realizar las actividades de la vida diaria y la calidad de vida.
En otro estudio, Heun y Hein (2005) mencionan algunos factores de
riesgo asociados a la depresión, tales como: el sexo femenino,
el bajo nivel educativo, la presencia de enfermedades físicas,
las limitaciones funcionales, una red social pequeña y un bajo
locus de control externo.
Sin embargo, uno de los factores que
más afecta a dicha población es el bajo nivel de
actividad física el cual se relaciona directamente con niveles
depresivos importantes. Así, por ejemplo, Wada y otros (2005)
reportaron niveles de depresión del 33,8 % en Indonesia, 17,2 %
en Vietnam y 30,3 % en Japón. En Estados Unidos, Whooley, Stone
y Soghikian (2000) reportaron un 14 % de depresión en personas
adultas mayores, y en Estonia un 40,2% de personas sufría esta
enfermedad (Saks, Tiit, Kaarik y Jaanson, 2002). Mientras tanto, en
Costa Rica, según datos de la OPS en el 2004, se encontró
que el 38 % de las personas adultas mayores estaban en riesgo de
depresión y el 10 % ya sufrían depresión. Estos
datos indican, además, que las personas con mayor nivel de
actividad física diaria son las que tienen más
probabilidad de tener un estado de ánimo normal. Por su parte,
Cáceres (2004) encontró que el 52 % de las personas de
Costa Rica presentaban un estado depresivo normal, el 37,9 % se
encontraban en riesgo de depresión y el 10,1 % estaban en estado
depresivo.
El deterioro funcional de la persona
adulta mayor es un proceso biológico normal que disminuye la
aptitud física y da paso a problemas emocionales conducentes a
estados depresivos relacionados con la imposibilidad de realizar
normalmente las actividades de la vida diaria. Sin embargo, la
actividad física regular ha demostrado ser un elemento
indispensable para el manejo de la depresión en esta
población. En su investigación, Mather, Rodríguez,
Guthrie, McHarg, Reid y McMurdo (2002) encontraron que luego de 10
semanas de participación en un programa de ejercicio, los
niveles depresivos de las personas involucradas disminuyeron
significativamente, y que aún pequeños periodos de
actividad física resultaron beneficiosos para las personas con
niveles depresivos altos.
En un estudio de seguimiento con casi
7000 mil personas adultas mayores, Strawbridge y otros (2002)
encontraron una relación negativa entre la actividad
física y la depresión. Además, determinaron que la
actividad física tiene un efecto protector contra la
depresión no solo inmediato sino que ayuda a que las personas
tengan menos posibilidades de desarrollar esta enfermedad a futuro.
Desde el punto de vista fisiológico, la producción de una
serie de sustancias como la epinefrina, norepinefrina, endorfinas y
otras sustancias liberadas como resultado de la actividad física
junto el aumento de la irrigación sanguínea, producen
efectos positivos en la sensación de bienestar general
disminuyendo las posibilidades de generar estados depresivos y
aumentando la calidad de vida. Además, Strawbridge y otros
(2002) y Mura y Carta (2013) indican que la autoestima que genera la
actividad física y la mejoría en la aptitud
física, tiene efecto protector en contra de la depresión,
y se ha reportado que a mayores niveles de aptitud física,
menores son los rasgos depresivos presentes.
Así mismo, Unsar y Sut (2010)
reportaron que la depresión tiene relación
directamente con el estado de salud de las personas adultas mayores y
que a mayor depresión se da una menor calidad de vida. El riesgo
de padecer de depresiones incrementa en aquellas personas con
enfermedades crónicas degenerativas. En su estudio realizado con
pacientes hospitalizados, se encontró que el 64 % de ellos
padecía de depresión y se indicó que el apoyo
dirigido a atender las necesidades psico-sociales y a la mejora de la
de aptitud física ayuda significativamente a mejorar la calidad
de vida de los pacientes con edad avanzada y con estados depresivos
presentes.
Se ha investigado la relación
existente entre el ejercicio físico y la depresión en
personas adultas mayores, sin embargo la relación entre
los niveles de la aptitud física y la depresión no
están completamente establecidos. Por lo tanto, el
propósito de este estudio fue determinar la relación
existente entre los niveles de aptitud física y los rasgos
depresivos en personas adultas mayores que realizan un programa
estructurado de actividad física en el área de San
Ramón, Alajuela.
Metodología
Participantes.
Se evaluó un total de 138
personas adultas mayores, con edades entre 60 y 86 años con una
edad promedio de 67.94 ± 5.26 años. De estos, 120 fueron
mujeres y 18 hombres. Estas personas fueron escogidos de los programas
de actividad física institucionalizados del área de San
Ramón. La experiencia previa realizando actividad física
a través de un programa organizado no fue un factor considerado
como inclusión o exclusión de los participantes. Los
participantes luego de explicarse lo referente a la
investigación accedieron a firmar el debido consentimiento
informado aprobado por la Comité Ético Científico
de la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de
Costa Rica.
Instrumentos.
Se utilizó la Escala de Depresión Geriátrica para
medir los niveles depresivos en personas adultas mayores. El
cuestionario consiste de preguntas en la que los participantes deben
responder “sí” o “no” con respecto a
cómo se sintieron en la última semana. La sensibilidad
del GDS es del 92 % y la especificidad es del 89 % (Kurlowicz, 2007).
Las personas que obtienen menos de 11 puntos en esta escala se
consideran con un nivel normal depresivo, las personas con puntajes
entre 11 y 14 puntos en estado depresivo I y >14 puntos en estado
depresivo II (Kurlowicz, 2007).
Además, para medir la aptitud
física funcional se utilizó el SFT, el cual es una prueba
física estandarizada que evalúa la capacidad para
realizar actividades de la vida diaria y de manera independiente en
personas adultas mayores. El SFT cuenta con 7 pruebas que
evalúan los componentes de la Aptitud Física de las
personas adultas mayores. Estas pruebas son: 1. Prueba de levantarse de
un silla, “Chair Stand test”, (correlación r = .78
hombres y r =.71 mujeres, confiabilidad α 0.86 hombres y α
0.92 mujeres); 2. Prueba de curl de bíceps, “Arm
Curl test”, (correlación de r = .84 hombres y r = .79
mujeres, confiabilidad α 0,81 hombres y α 0,80
mujeres); 3. Prueba de caminata de 6 minutos, “6 Minutes
Walk”, (correlación de r = .82 hombres y r = .71 mujeres,
confiabilidad α 0.97 para hombres y α 0.91 para mujeres);
4. Prueba de sentarse en una silla y alcanzar, “Chair Sit &
Reach test”, (correlación r = .81 mujeres y de r =.76
hombres, confiabilidad α 0.96 mujeres y de α 0.92 hombres);
5. Prueba de rascarse la espalda, “Back Scratch test”,
(confiabilidad α 0.96 hombres y α 0.92 mujeres); 6.
Prueba de levantarse, caminar describiendo un 8 y sentarse,
“8-Foot Up –and- Go test”, (r = .81 y α 0.98
hombres y α 0.90 mujeres); y 7. Índice de masa corporal
(IMC), el cual se obtiene dividiendo el peso en kilogramos entre la
estatura al cuadrado.
Procedimiento.
Se recolectó la
información a través de la Escala de Depresión
Geriátrica (GDS, “Geriatric Depression Scale” por
sus siglas en Inglés), la cual puede usarse con adultos mayores
con buena salud, con enfermedad conocida y en aquellos con deterioro
cognitivo de leve a moderado. Seguidamente, se aplicó el SFT
para medir la aptitud física al realizar las actividades de la
vida diaria, de modo seguro, con independencia y sin fatiga (Rikli y
Jones, 2001). Las mediciones del SFT se llevaron a cabo en dos
ocasiones diferentes. La primera medición se realizó para
que las personas se familiarizaran con cada una de las pruebas. Luego,
en la segunda medición, se recolectaron los datos de cada una de
las pruebas que fueron utilizados para el análisis. Asimismo,
las personas adultas mayores se agruparon de acuerdo a su edad en
cuatro subgrupos: a) 60–64 años, b) 65–69
años, c) 70–74 años y d) 75 años y
más.
Análisis estadístico.
Se utilizó
la estadística descriptiva (promedios y desviaciones
estándar) para cada variable dependiente, así como
correlaciones de “Pearson”. Para determinar la normalidad
de los datos se utilizó la prueba de “Kolgomorov Smirnov
test”. Además, se utilizó el análisis de
varianza (ANOVA) de una vía para determinar diferencias entre
los grupos por edad. En los casos en que la distribución no fue
normal se utilizó la prueba Kruskal-Wallis. Se trabajó
con un nivel de significancia de p<0.05 y los análisis fueron
hechos con el paquete estadístico para las ciencias sociales
“SPSS” versión 22.0.
Resultados
Las características descriptivas de las personas adultas mayores por rango de edad se presentan en la tabla 1.
Los resultados de las pruebas del SFT
se presentan en la figura 1. Las prueba de flexión de brazo,
caminar 6 minutos, flexibilidad de tronco, flexibilidad de hombros y la
prueba de levantarse, caminar formando la figura de un 8 y sentarse se
ubicaron entre los percentiles 25 y el 75, es decir, un estado
físico funcional normal. En la prueba de sentarse y levantarse
de una silla se obtuvo un valor percentil promedio de 80, lo cual se
ubica en un estado físico excelente. El resultado promedio del
IMC fue 27,2 ± 3,9 kg/m², lo cual muestra un nivel de
sobrepeso en el 55,1 % de los casos. No se reportaron diferencias
significativas en ninguna de las variables del SFT según los
rangos de edad.
Los resultados de las pruebas del SFT
se presentan en la figura 1. Las prueba de flexión de brazo,
caminar 6 minutos, flexibilidad de tronco, flexibilidad de hombros y la
prueba de levantarse, caminar formando la figura de un 8 y sentarse se
ubicaron entre los percentiles 25 y el 75, es decir, un estado
físico funcional normal. En la prueba de sentarse y levantarse
de una silla se obtuvo un valor percentil promedio de 80, lo cual se
ubica en un estado físico excelente. El resultado promedio del
IMC fue 27,2 ± 3,9 kg/m², lo cual muestra un nivel de
sobrepeso en el 55,1 % de los casos. No se reportaron diferencias
significativas en ninguna de las variables del SFT según los
rangos de edad.
El 74,6 % de los adultos mayores
evaluados presentaron un nivel de aptitud física normal y el
23,2 % estaba en la categoría de excelente. Finalmente, el 2,2 %
de las personas medidas estuvieron en un nivel de aptitud física
deficiente (ver figura 2).
En la figura 3 se muestra que
el 86,2 % de los adultos mayores se encontró en valores normales
de depresión, el 5,8 % de las personas se ubicó en estado
depresivo I y el 8 % restante se mostró como personas depresivas
en nivel II.
El rango de edad 60-64 años
presenta niveles aceptables y el rango de 75 años y más
indica la presencia de mayores porcentajes depresivos en las personas
analizadas. No se reportan diferencias significativas (p>0.05) entre
los rangos de edad (ver figura 3).
En la figura 5 se presentan las
correlaciones entre la escala de depresión geriátrica y
las dimensiones del SFT. Se observó que se presentaron
asociaciones negativas entre Levantarse y Sentarse de una silla,
Flexiones de brazo, Levantarse caminar realizando la figura de un 8 y
sentarse (p<0.05) y la prueba de flexión de tronco en silla
con la escala de depresión (p<0.01).
Discusión
La depresión es una enfermedad
con proyecciones abrumadoras para el futuro y se relaciona directamente
con la condición emocional, la actividad social, la salud
y la calidad de vida de las personas adultas mayores (Wada y otros,
2005). En el presente estudio, se encontró que el 86,2 % de las
personas analizadas estaban en un rango normal de depresión. Sin
embargo, el 13,8 % de las personas se ubicó en los niveles
depresivos I y II. Estos datos coinciden con los hallazgos encontrados
en otros estudios en donde las personas con un mayor nivel aptitud
física tuvieron un mejor estado de ánimo (Cáceres,
2004; OPS 2004; Saks, Tiit, Kaarik y Jaanson, 2002; Wada y otros, 2005;
Whooley, Stone y Soghikian, 2000).
Por su parte, los resultados de este
estudio muestran que a pesar de que no hubo diferencias significativas
entre los rangos de edad, se encontró que conforme aumenta la
edad los niveles de depresión son mayores. Las personas adultas
mayores tienen mayor probabilidad de desarrollar depresión, este
hallazgo permite comprender la importancia de realizar una
intervención oportuna para que los niveles depresivos no avancen
a niveles significativos. En el rango de 60 a 65 años, el 92,3 %
de las personas adultas mayores se ubicó en estado depresivo
normal y presentó un 7,7 % en los niveles depresivos I y II,
pero en el rango de edad de 75 años o más la
situación cambia a un 75 % de personas en estado normal y un 25
% ubicadas en estados depresivos I y II. Según Hays y otros
(1997), los mayores niveles depresivos presentados en las personas
adultas mayores pueden ser debido a la pérdida de los seres
queridos, a la pérdida paulatina de la capacidad funcional o la
dificultad para realizar actividades diarias que antes eran sencillas,
lo cual afecta el estado anímico y aumenta los estados
depresivos.
Otra posible explicación a
este fenómeno lo reportan en varios estudios Wada y otros
(2005), Orfila y otros (2006) y Torre y otros (2008), en donde se
indica que las personas adultas mayores poseen más enfermedades
crónicas no transmisibles (ECNT) como las enfermedades
cardiovasculares, el cáncer, la artritis y dolores de la espalda
baja en comparación con personas más jóvenes. Este
aumento en las ECNT favorece la aparición de síntomas
depresivos aproximadamente tres meses después de la
aparición de la enfermedad en las personas adultas mayores
en donde los niveles de depresión suelen aumentar.
Además, otros factores que
contribuyen aumentar los niveles de depresión son la soledad y
el cambio de rol diario luego de la jubilación, los cuales
podrían afectar negativamente la salud de las personas y los
sentimientos depresivos que se hacen más presentes en la etapa
adulta mayor (Heun y Hein, 2010; Wada y otros, 2004).
Asimismo, los rasgos depresivos se
correlacionaron negativamente con factores directos de la aptitud
física. Esto indica que las personas con rasgos depresivos
importantes obtuvieron evaluaciones bajas en cuanto a su capacidad
física en las dimensiones de flexibilidad, agilidad y equilibrio
dinámico, y la funcionalidad de sus piernas. Dicho de otro modo,
las personas en buen estado físico manifestaron niveles
depresivos bajos, mostrando la relación positiva que tiene la
actividad física en el manejo de la depresión en personas
adultas mayores. En estudios previos se encontró que las
personas con niveles bajos de aptitud física presentaron
depresión crónica, que el bajo nivel de actividad
física fue predictor de niveles depresivos altos y,
además, que al aumentar la actividad física, la
depresión disminuyó (Hays y otros 1997; Dunn, Trivedi y
O’neal, 2001; Orfila y otros, 2006). Así por ejemplo, las
pruebas de flexibilidad, levantarse, caminar y sentarse, y levantarse y
sentarse de la silla, correlacionaron negativamente con la
depresión.
De acuerdo con los hallazgos
presentados por Dunn y otros (2001), hay soporte suficiente para
aseverar la relación que existe entre capacidad física
funcional y depresión, pues las personas con niveles bajos de
actividad física o capacidad física tienen mayores
posibilidades de deprimirse; asimismo, las personas que manifestaron
niveles depresivos elevados e iniciaron con programas de actividad
física incrementaron su capacidad física y disminuyeron
los niveles depresivos. De igual modo, Al-Shair y otros (2008) y Torre
y otros (2008) encontraron que la depresión estuvo asociada con
una pobre capacidad física funcional, además, encontraron
que la mejoría en la capacidad física funcional
producía efectos positivos sobre la salud, la vitalidad, las
actividades de la vida diaria y la depresión entre otros
factores.
Este estudio permite interpretar
aspectos importantes que tienen que ver con la aptitud física y
la depresión en personas adultas mayores que realizan actividad
física en grupos organizados. La comprensión de estos
permitirá tanto a investigadores como a promotores de programas
de actividad física y a las mismas personas adultas mayores
desarrollar programas orientados a mejorar la capacidad física
funcional y velar por fortalecimiento holístico de esta
población. Sin embargo, en posteriores estudios se podrán
incluir aspectos como la experiencia previa realizando actividad
física para determinar si el tiempo realizando actividad
física influye en los niveles depresivos que presentan estas
personas. Un diseño de investigación que incluya una
intervención y un grupo control servirá para determinar
si los cambios en la aptitud física influyen en los niveles
depresivos de las personas adultas mayores.
Por lo anterior, se concluye que los
bajos niveles de aptitud física en las personas adultas mayores
se relacionaron negativamente con los grados de depresión. Los
adultos mayores que mostraron un mayor nivel de aptitud física
presentaron niveles depresivos más bajos y los niveles
depresivos en estas personas se incrementan conforme avanza la edad.
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Journal General Internal Medicine, 15(5), 293–300. https://doi.org/10.1046/j.1525-1497.2000.04319.x
Recepción: 5 de junio del 2014
Corrección: 11 de agosto del 2014
Aceptación: 18 de agosto del 2014
Publicación: 31 de agosto del 2014
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