ISSN: 1405-0234 • e-ISSN: 2215-4078
Vol. 11 (2), julio – diciembre, 2023
http://dx.doi.org/10.15359/rnh.11-2.5
Recibido: 12-10-2023 • Aprobado: 20-10-2023
Publicado: 07-11-2023
Licencia: CC BY NC SA 4.0

Una experiencia integral de aprendizaje mediante la danza: el caso de Isla Venado 2005-2015

A Comprehensive Learning Experience Through Dance: The Case of Isla Venado 2005-2015

Helen Marenco Rojas

Universidad Nacional

Costa Rica

Resumen

El abordaje de este caso permite situar a la danza como factor de mediación en el aprendizaje compartido con los niños y jóvenes, durante mi experiencia de extensión universitaria en Isla Venado, llevada a cabo en el marco del Programa de Desarrollo Integral de Comunidades Rurales Costeras del Golfo de Nicoya. El involucramiento hallado en el concepto de movimiento se expone como eje principal del sistema. Así, desde su raíz epistémica, se sustraen dos acepciones de orden; por un lado, el movimiento externo y, por otro, el movimiento interno. Ambas acciones se unen “tras bambalinas” en una danza que nos invita a movilizarnos hacia un escenario único entre cielo, sol, mar y sal. Este ensayo expone los elementos necesarios para evidenciar el proceso de extensión universitaria, sus logros, el trabajo interdisciplinario, el impacto local y continuar promoviendo este tipo de acción sustantiva.

Palabras clave: autogestión, calidad de vida, creatividad, educación integral, espacio interno y externo, expresión, extensión universitaria, identidad cultural, liderazgo, movimiento, recreación, trabajo en equipo

Summary

The approach to this case allows us to place dance as a mediating factor in the learning shared with students from the National University during the university extension experience on Isla Venado carried out within the framework of the Comprehensive Development Program for Rural Rural Communities of the Gulf. from Nicoya. The involvement found in the concept of movement is exposed as the main axis of the system. Thus, two meanings of order are subtracted from its epistemic root; on the one hand, external movement and on the other, internal movement. Both actions come together behind the scenes in a dance that invites us to move towards a unique stage between sky, sun, sea and salt. This document exposes the elements necessary to demonstrate a university extension process, its achievements, interdisciplinary work and local impact.

Keywords: creativity, comprehensive education, cultural identity, expression, internal and external space, leadership, movement, quality of life, recreation, self-management, teamwork, university extension

Introducción

El arte, en todas sus formas de expresión, desempeña un papel esencial en la educación, al fomentar el desarrollo integral de los individuos y enriquecer la calidad de vida de las personas. Como afirmaba Fleming (1968), un programa de educación del movimiento, bien diseñado, tiene el potencial de lograr mucho más. En este contexto, la danza se erige como una herramienta poderosa que, cuando se guía adecuadamente, contribuye a la formación de individuos sensibles, creativos, expresivos, independientes y seguros, entre otras cualidades valiosas. Su aplicación sistemática y disciplinada conlleva la construcción de personas con una perspectiva humanista, participativa y a una apertura a la creación y la crítica. Este ha sido uno de los motivos fundamentales desde que inicié mi labor en el Programa Margarita Esquivel (en adelante PME) y ahora desde el Centro de Estudios Generales, en los que impulsé iniciativas de extensión, orientadas a beneficiar diversas comunidades de nuestra sociedad.

La incorporación de la danza en las comunidades, a través de enfoques integrales e interdisciplinarios de extensión universitaria no solo fomenta la convivencia y la exploración, sino que también potencia el aprendizaje y el desarrollo creativo de todos los participantes. Además, desempeña un papel crucial en la comunicación entre la universidad y la sociedad, fortaleciendo los procesos de extensión universitaria en comunidades costeras. Esta actividad enriquece las experiencias formativas y recreativas, a través de clases participativas regulares, talleres al aire libre, excursiones y presentaciones artísticas.

En el caso específico de la iniciativa llevada a cabo en Isla Venado, ubicada en el Golfo de Nicoya en Costa Rica, a lo largo de un proceso académico sistemático, que se extendió durante una década y que involucró a diversas poblaciones de mujeres y jóvenes, se logró demostrar que, al promover la sensibilización artística y social entre los participantes y, al presentar la danza como un nuevo valor en la vida cotidiana de la isla, se fomentaba la organización y la cohesión sociales.

Con base en estos resultados, durante los años en que coordiné el Programa de Desarrollo Integral de Comunidades Rurales Costeras del Golfo de Nicoya y participé en él, llevamos a cabo actividades de extensión en la isla, se propusieron y desarrollaron talleres permanentes de Movimiento Creativo y Expresión Corporal, con el objetivo de potenciar las capacidades individuales de autocontrol, liderazgo y emancipación, a través de la corporalidad (Demarchi y Cedro, 1973). Las variaciones entre el movimiento y la expresión dieron paso a la creación de estímulos y situaciones que permitieron a los participantes expresarse plenamente, incluso, fuera del contexto de la danza, en su vida cotidiana.

Adicionalmente, se realizaron presentaciones y espectáculos públicos que permitieron a los participantes fortalecer su disciplina de trabajo y su sentido de organización. Al mismo tiempo, estas actuaciones artísticas generaron rupturas culturales en las comunidades de los participantes, quienes hasta entonces no habían experimentado este tipo de expresiones artísticas. Esto motivó un espíritu de mayor solidaridad y convivencia en la comunidad, por lo que, en el transcurso del programa de extensión, se impactó de manera integral y positiva en el desarrollo social y humano de la población.

Con base en lo anterior, este ensayo tiene como objetivo no solo describir la estrategia y el proceso llevado a cabo en Isla Venado, para organizar e impartir talleres de danza con el propósito de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, sino también presentar nuestras experiencias y acciones que pueden considerarse como estrategias potenciales para otras comunidades costeras o rurales del país, en el marco de definir problemáticas que son demandas de los sectores sociales, productivos y del desarrollo artístico y cultural.

El enfoque metodológico de este caso lo basamos en las experiencias obtenidas en los cursos de Sistematización de Experiencias (2013-2014), organizados por la Dirección de Extensión, y se alineó con los principios inspiradores del Modelo de Acompañamiento Social Participativo del Programa de Desarrollo Integral de Comunidades Rurales Costeras del Golfo de Nicoya. La integralidad de la experiencia se destaca, gracias a la coordinación de trabajo interdisciplinario y al impacto individual, social, económico y cultural que tuvo en la comunidad.

Movimiento externo: antecedentes y Programa Margarita Esquivel

El PME se erigió como un proyecto de extensión, vinculado a la Escuela de Danza de la Universidad Nacional, cuya fundación data de 1979. Su misión principal radicó en la promoción, difusión y extensión de la disciplina de la danza, a través de una variada gama de actividades que incluyeron la organización de cursos, talleres y expresiones artísticas. Estas actividades se desenvolvieron, tanto en el entorno del campus universitario como en diversas comunidades, organizaciones sociales, teatros y centros educativos en todo el país (Marenco, 1999).

El PME se estructuró en dos áreas esenciales:

a)Formación Básica Dancística Preuniversitaria: esta área comprendió una serie de cursos que se impartieron en las instalaciones de la Escuela de Danza y se orientó hacia la preparación de estudiantes en el ámbito dancístico.

b)Danza Recreativa Parauniversitaria: el núcleo principal de esta área fue la realización de talleres recreativos, cuyo propósito fue apoyar el desarrollo integral de los individuos. Estos talleres se basaron en los principios de la danza, la expresión corporal y el juego y estuvieron dirigidos, especialmente, a niños, adolescentes y jóvenes con diversas características, incluyendo aquellos de escuelas en zonas de atención prioritaria, rurales o costeras. Estos programas se ejecutaron en colaboración con grupos locales organizados (Marenco, 2011).

En un enfoque interdisciplinario, y con la intención de aprovechar las experiencias de otros proyectos en el ámbito de la extensión comunitaria, se coordinó la colaboración con el Programa Desarrollo Integral Comunitario Costero II (en adelante PDICC II). Hasta ese momento, este programa se centraba en la comunidad de Isla Venado y apoyaba objetivos como la promoción de acciones que facilitaran la articulación con diversos programas y proyectos académicos de la Universidad Nacional, presentes en la zona del Golfo y la Península de Nicoya. Esta colaboración tenía como propósito contribuir al mejoramiento de la gestión académica en los procesos de trabajo en las comunidades rurales marino costeras.

Dos programas, un vínculo

El Programa de Desarrollo Integral de las Comunidades Rurales y Costeras del Golfo de Nicoya (PDICRC), ubicado en el Departamento de Física de la Universidad Nacional, ha llevado a cabo una labor interdisciplinaria e interinstitucional, en colaboración con organizaciones comunitarias como actores principales en su propio desarrollo (Ruiz et al., 2008).

La participación del PME en la comunidad de Isla Venado se materializó a través de una alianza que beneficiaba a ambas partes y que se estableció con el PDICC II. Este programa también tenía como objetivo acercarse a comunidades desfavorecidas y respondía a la meta general de mejorar la calidad de vida de los habitantes de las comunidades rurales marino costeras del Golfo y la Península de Nicoya. Esto se lograría mediante el fortalecimiento de las personas, la organización comunitaria, el manejo sostenible de los recursos locales y la colaboración regional para resolver los problemas comunes.

A partir del año 2000, como parte de una labor académica integrada que abarcaba la investigación, la extensión y la docencia de ambos programas, profesionales en danza y sociología, en colaboración con jóvenes de Isla Venado, desarrollaron un plan de acción que promovía la formación humana, la identidad, la defensa de los derechos humanos y el liderazgo juvenil, incorporando actividades artísticas como la danza.

Para fortalecer este plan, se consideraron elementos educativos basados en el movimiento. Estos elementos buscaban impulsar el desarrollo integral del individuo mediante actividades que estimulasen aspectos motrices y perceptivos, así como otros aspectos de carácter expresivo, comunicativo, afectivo y cognitivo, que finalmente contribuyesen a fomentar la convivencia cotidiana. Para fortalecerlo, se tomaron en cuenta elementos educológicos a través del movimiento, que, su vez, propulsa el desarrollo integral del individuo al llevar a cabo actividades que estimulen aspectos motrices y perceptivos; además de otros de carácter expresivo, comunicativo, afectivo y cognitivo, que finalmente favorecen la convivencia cotidiana.

De esta manera, se validó la convergencia de objetivos comunes, a través de acciones de extensión, utilizando la danza como la herramienta para movilizar estos espacios compartidos.

Dibujo del proceso

Como era de esperar, en las primeras actividades desarrolladas en la comunidad nos encontramos con cierta apatía, timidez y desconfianza para participar en los talleres. Esto denotaba un poco de resistencia, originada por actitudes de género, que percibían los talleres como una cuestión de participación femenina. Con el tiempo, este estereotipo cambió y se logró obtener equidad de participación. De igual forma, con el tiempo se constató un involucramiento en el nivel general con la comunidad y los líderes comunales, quienes, en conjunto, permitieron que los resultados y las experiencias marcaran indicadores positivos de participación comunal para alcanzar cambios evidentes en el desarrollo humano, social y comunal de la Isla.

Durante todo el proceso se destacaron varios aspectos, entre ellos, la reflexión, la capacidad de escucha y la flexibilidad ante los cambios. De esta forma, se apoyaron las necesidades e intereses comunales, se generó un trabajo de crecimiento, en conjunto, visualizado como un aporte y no una imposición. Al sentirse este proceso “abierto”, se manifestó el expreso aval mediante el involucramiento comunal.

La implementación de estos talleres artísticos de danza en Isla Venado permitió fortalecer la identidad cultural, analizar situaciones contextuales que afectaban directamente a sus habitantes, facilitar el empoderamiento, permitir la búsqueda de soluciones, el compromiso y la tolerancia y, lo más importante, captar la participación de niños, jóvenes y padres de familia en el proceso. El diagnóstico inicial permitió conocer el contexto, los intereses y necesidades de la comunidad, pero ya de una manera más integral y con ayuda de la actividad interdisciplinaria, en la que participaban en el análisis: académicos/as profesionales en sociología, psicología, planificación, antropología, oceanografía; funcionarios/as institucionales, estudiantes y representantes de las poblaciones participantes.

Además, las anécdotas fueron parte importante del proceso, ya que ayudaron a conocer sentimientos, estados de ánimo, así como la motivación de los jóvenes hacia las actividades propuestas; esto ayudó a fundamentar la metodología participativa, la cual permitió conocer la realidad y fortalecer el proceso de retroalimentación entre los actores involucrados (p. ej., participantes, comunidad, facilitadores, entre otros).

Nota: Traslado para ingreso a la isla

Fotografía 1: Helen Marenco. Año: 2005

En tanto, el abordaje e implementación de los objetivos integrales permitió reforzar temas de clase, fortalecer la identidad cultural, realizar un trabajo interdisciplinario, acercar el arte, el ejercicio y el movimiento a la comunidad.

Las actividades programadas entre la Isla, la comunidad y la Universidad sirvieron de motivación para promover el diálogo e intercambio de saberes por medio de la danza, tanto para los bailarines (dialógicos) como para el público, convirtiéndolo en un espacio formativo de integración.

Grupo de personas posando para una foto en un cuarto

Descripción generada automáticamente con confianza media

Nota: Primeros ensayos del año en la isla.

Fotografía 2: Helen Marenco. Año: 2005

El intercambio se complementó con presentaciones. Inicialmente, con la música como único recurso; paulatinamente, se fueron incorporando más recursos necesarios como vestuario, linóleo y equipo de audio. Esta actividad se amplió mediante la gestión publicitaria y de convocatoria a los eventos, incluyendo el apoyo de los padres y madres de familia, la asociación de jóvenes, entre otros. Este proceso de aprendizaje fluyó del espacio isleño hacia otras comunidades.

Nota: Primeros ensayos en la Isla

Fotografía 3: Helen Marenco. Año: 2002.

Nota: Presentación en la Isla

Fotografía 4: Helen Marenco. Año: 2002.

Alianzas: lo exitoso del Proyecto

Dentro de la estrategia de desarrollo del Proyecto, es importante destacar la incorporación de otras instancias internas u otros actores ligados a la Universidad, que fueron clave dentro del éxito obtenido. En forma cooperativa, aportaban lo que según sus funciones o posibilidades vendrían a enriquecer los objetivos por alcanzar dentro de la comunidad. Los aportes y las instancias participantes se pueden ver en la Tabla N°1.

Coloreando las acciones

En la etapa inicial, se desarrolló un diagnóstico para obtener insumos que permitieran determinar la estrategia idónea por llevar a cabo, considerando la ubicación, las características sociales, económicas y de desarrollo humano de la comunidad involucrada. Dichos insumos se obtuvieron a partir de entrevistas a adultos mayores y jóvenes, a los que se les consultaba: género de baile de su preferencia, experiencia bailando, música favorita, grupos de amigos, historia del lugar, creencias, sector de la isla en que habita, entre otras.

Nota: Fase de Diagnóstico. Entrevista a poblador

Fotografía 5: Helen Marenco. Año: 2003

Estos tenían la finalidad de determinar similitudes en los dos sectores de la Isla e introducirse a la comunidad sin causar imposición o prejuicios, ya que esta población se caracterizaba por ser muy religiosa.

Al adquirir mayor conocimiento sobre la comunidad de forma participativa, se estableció, primeramente, una propuesta de talleres y sesiones de trabajo, los cuales se basaron en el juego. Para esto, se convocó la participación de los jóvenes de ambos sectores de la Isla (Jícaro y Florida), con el fin de buscar un acercamiento, fortalecer la motivación y favorecer su permanencia en los talleres ofrecidos. Esta propuesta de talleres se fundamentó en metodologías constructivistas, dado que, por las características de la enseñanza de la danza y de la formación de los participantes, se requería de un enfoque pedagógico que permitiera la transmisión de conocimientos de una forma más pragmática. Al ser una corriente pedagógica, basada en la teoría del conocimiento, se postuló la necesidad de entregar al alumno herramientas (generar andamiajes) que le permitieran construir a partir de su propia experiencia para resolver una situación problemática, lo que implicaba que sus ideas se modificaran y siguieran aprendiendo (Piaget, 1981, como se cita en Calero, 2008).

Los talleres

El proceso de inserción lo aplicamos de una manera colaborativa entre los diferentes programas involucrados. Durante las primeras sesiones, se observaron emociones como la vergüenza y la timidez en los participantes. Algunos hablaban con reserva y otros se fatigaban rápidamente. Sin embargo, a pesar de estos desafíos iniciales, todos se mantenían activos y comprometidos durante toda la lección. A medida que avanzaban los talleres, se logró establecer una relación más estrecha con los jóvenes. Se formó un grupo cohesionado de 20 personas, con las que trabajamos de manera continua y estable durante dos años. Este período permitió crear un ambiente amigable y unido en el grupo, compuesto por jóvenes de ambas áreas de la Isla. Esto impulsó a que los jóvenes participantes tomaran la iniciativa de presentarse ante la comunidad con una actuación coreográfica. Se inspiraron en una pieza musical de su elección y utilizaron elementos de su entorno para crear movimientos simples, pero impactantes. Incorporaron cargadas, frases de movimiento en dúos, tríos y caídas en su actuación, lo que generó una mezcla de incertidumbre y motivación en muchas personas del lugar. Esta actuación inspiró a otros adolescentes a unirse al grupo más adelante. De esta manera, se fue utilizando la danza como potenciador del desarrollo humano, ajustándola individualmente a los parámetros, intereses y necesidades de los jóvenes involucrados y al fortalecimiento de una estrategia de extensión que favoreciera el desarrollo social y cultural de la Isla Venado.

En un principio, establecimos un enfoque basado en el juego, creando un ambiente de confianza y armonía para lograr los objetivos propuestos. Durante los dos primeros años, los talleres los centramos en el desarrollo de las capacidades de los participantes, en términos de movimiento creativo y dominio corporal a través del juego y el ejercicio. A medida que avanzaban las lecciones, los talleres se dirigían hacia un método de organización, resolución de conflictos, toma de iniciativa y propuestas de soluciones. Esto permitió a los participantes expresarse de manera más independiente, creando sus propias secuencias de movimiento, a partir de la observación e investigación de temas relacionados con su entorno. Además, se buscaba fortalecer la identidad cultural de los participantes. Ana Grace, una de las participantes del proyecto, compartió su experiencia: “Con los ejercicios de danza, las clases nos cansaban más, pero nos gustaba mucho, porque además, nos podían alzar cuando bailábamos” (Ana Grace, comunicación personal, 2004).

A medida que el proyecto avanzaba y se llevaban a cabo visitas a la Isla, se volvió necesario expandir los talleres. Se formó un grupo de niños y niñas de la comunidad, con edades entre 5 y 8 años, quienes se unieron por su entusiasmo por las clases de danza. La comunidad se familiarizó con el proyecto a través de presentaciones, generando un gran entusiasmo y colaboración por parte de los familiares de los participantes y los residentes, en general. Esto permitió que el grupo fuera reconocido por la comunidad y participara en eventos significativos como el Día de la Madre y las celebraciones patrias. El trabajo en equipo también llevó a la realización de funciones públicas anuales en la cancha de baloncesto que atraían a todos los vecinos de la isla.

Nota: Presentación en la isla

Fotografía 6: Helen Marenco. Año: 2004

En el año 2004, logramos crear diversas coreografías que reflejaban la identidad y el entorno de la comunidad. Estas coreografías las presentamos en diversas actividades organizadas por la comunidad, la Universidad y las celebraciones escolares. Incluso, participaron en la inauguración de los campeonatos de fútbol, un evento que servía para unir a personas de Jicaral y Puntarenas. Al respecto, nos comenta Kembly Cháves Salas:

Al principio, nos daba mucha vergüenza ensayar, porque los chiquillos nos veían y se reían, pero después ya no, más bien todos querían hacer lo que nosotros hacíamos…. también me acuerdo que, cuando venía la gente de Puntarenas al partido de fútbol, calentaban en la cancha viéndonos bailar, ni se concentraban en lo de ellos” (Cháves Salas, comunicación personal, 2004).

Un grupo de personas en las gradas

Descripción generada automáticamente

Nota: Inauguración Casa Scouth de Puntarenas

Fotografía 7: Helen Marenco. Año: 2004

Paralelo a ello, fuimos recreando, con la colaboración de los jóvenes, coreografías de folclor dentro de su repertorio. Uno de los aspectos más relevantes fue que el grupo pasó a ser más reconocido en la zona e inclusive fueron invitados a bailar en la inauguración de la Casa Scout de Barranca-Puntarenas, con coreografías alusivas al quehacer en la Isla.

Durante este mismo año, organicé la primera gira a la Universidad Nacional, en donde participaron en el V Festival de Los Pueblos, el cual lo organizamos en el Auditorio Clodomiro Picado Twight y fue organizado por el PME. En dicho festival, además de interactuar con otros grupos de jóvenes, ellos pudieron observar otras técnicas basadas en la Danza, que les permitió experimentar vivencias y sensaciones, abriendo nuevas perspectivas e ideales; incluso, como una forma más de poder ganarse la vida. Otro aspecto importante es que en dicho Festival se les hizo entrega de un certificado de participación. Tanto la gira como el certificado sirvieron de estímulo para seguir mejorando y aportando al grupo nuevas ideas; además se incrementó la seguridad individual y la cohesión de grupo. A partir de ahí, logré crear montajes coreográficos con mayor dificultad técnica. En este mismo orden de cosas, Kembly Chávez Salas comenta:

Recuerdo que el grupo se llamaba Tsunami y bailamos varias coreografías entre ellas una de baile típico y otras sobre el tema de la Isla. Cuando representábamos el mar nos gustaba mucho, porque hacíamos movimientos que semejaban olas, algas, peces, gaviotas y el vestuario era muy cómodo (Cháves Salas, comunicación personal, 2004).

En el año siguiente, el enfoque de las coreografías se centró en los valores personales y comunales, así como en las leyendas locales de la Isla. Se llevaron a cabo investigaciones en colaboración con los residentes más ancianos, para comprender el origen de estas leyendas y los valores que transmitían.

Nota: Entrevista sobre Leyendas

Fotografía 8: Helen Marenco. Año: 2005

Esto condujo a la creación de movimientos que capturaban la esencia de los relatos y reflejaban los valores más significativos para la comunidad.

Para lograr esto, se incorporó a estudiantes de la Escuela de Danza, quienes impartieron algunos talleres y reforzaron con su conocimiento las técnicas que se estaban trabajando con el grupo de jóvenes. Los dos montajes que surgieron, a partir de esta intervención, fueron:

La Leyenda del Chiquito Negro, de la estudiante Pamela Jiménez de la Escuela de Danza

Crisálida Fugaz y un taller que nació de una investigación de movimiento, basada en el tema de valores y Respeto hacia la mujer, de mi autoría.

Una de las entrevistas hechas a la participante Lesly Barrios, manifestó lo siguiente:

Yo nunca había bailado sola y me dio un poco de nervios, pero al final traté de recordar todo lo que me decía Helen y creo que me salió bien, aunque los otros me vacilaban por las cortinas mientras yo bailaba, al final yo bailé lo que había practicado. (Barrios, comunicación personal, 2005)

Nota: Lesly ensayando un “solo” coreográfico

Fotografía 9: Helen Marenco. Año: 2005

En los años 2006 y 2007, se identificó la necesidad de ampliar y enriquecer el trabajo que se había desarrollado hasta ese momento. Para abordar esta inquietud, tome la decisión de promover una colaboración interdisciplinaria que involucrara tanto la danza como el teatro. El objetivo principal de esta fusión fue fortalecer y agregar elementos teatrales al proyecto existente. Esta colaboración culminó en la creación de una nueva coreografía innovadora conocida como Basumar. Este nombre, ingeniosamente creado por los propios participantes, hace referencia a la problemática de la basura en el mar. Es esencial, destacar que este proceso de colaboración no solo enriqueció las presentaciones artísticas, sino que también llevó a una conciencia ambiental más profunda en los grupos de danza y teatro.

Nota: Ensayo previo a la función en el teatro Centro Para las Artes Coreografía Basumar

Fotografía 10: Helen Marenco. Año: 2007

Mi objetivo no se limitó simplemente a la fusión de disciplinas artísticas, sino que se convirtió en una oportunidad para sensibilizar a los participantes y la comunidad sobre cuestiones medioambientales importantes, especialmente, la problemática de la contaminación del mar por desechos. Esta integración de elementos teatrales y la conciencia ambiental en el proyecto representaron un enfoque integral que enriqueció significativamente la experiencia de los participantes y su impacto en la comunidad.

Cabe mencionar que, para llevar a cabo esta coreografía, aparte del trabajo con los instructores, los jóvenes se tuvieron que reunir y sensibilizar ante el tema, para posteriormente, desarrollar tareas de autogestión y proponer acciones de seguimiento para realizar los ensayos y crear la utilería y escenografía. Finalmente, este montaje coreográfico, además de ser expuesto ante la comunidad, fue presentado en el teatro Centro para las Artes (CPA) de la Universidad Nacional.

Durante este mismo periodo, el grupo juvenil de la comunidad continuó participando de los talleres y reuniéndose por cuenta propia para ensayar aún más. Es importante destacar que los participantes fueron rotando por diversas situaciones, pero siempre se mantuvo la misma cantidad de personas y esto logró una mayor cercanía entre los jóvenes de ambas zonas de Isla.

En esos años se montaron dos coreografías más: Sentimiento infinito y Huellas de Verano, de mi autoría. Además, se incorporaron en el proceso otros estudiantes de la Escuela de Danza, quienes impartieron algunos talleres lúdicos enfocados en la danza. Keyna Bolívar, quien participó en los talleres y en el último festival llevado a cabo en la Isla, relata: “Siempre me había gustado bailar, más cuando veía a los otros bailar, pero nunca había tenido la oportunidad” (Bolívar, comunicación personal, 2005).

Durante este período, se produjo un notable aumento en la pasión por la danza. Un evento significativo fue, cuando un grupo de estudiantes de noveno grado de la Telesecundaria, quienes previamente no habían formado parte del grupo de danza de la Isla, nos propuso la creación de un proyecto centrado en la estimulación temprana para presentar en la primera Feria Científica Comunitaria.

Para materializar este objetivo, trasladamos a estos estudiantes a la Universidad Nacional, en Heredia, específicamente a la Escuela de Danza, donde los asociamos con el PME, a fin de que recibieran una valiosa asesoría en metodología, técnicas y herramientas de aplicación. Además, llevaron a cabo entrevistas y observaciones y contribuyeron de manera práctica en las clases de danza. Este esfuerzo formaba parte de un proyecto educativo respaldado por LIMPAL-CRUSA, los patrocinadores de los estudiantes y de la Feria Científica Comunitaria. El resultado de sus esfuerzos fue la obtención del premio denominado Tema Innovador para el Desarrollo Comunitario de Isla Venado.

El éxito y la motivación, generados por estos logros en el campo de la danza, tuvieron un efecto contagioso en la comunidad. Varias personas se organizaron para formar sus propios grupos de baile. El primer grupo surgió en la Telesecundaria, bajo la dirección de la profesora Nimia Gutiérrez, quien reunió a estudiantes y solicitó mi colaboración. Su objetivo era participar en el Festival Estudiantil Artístico (FEA), organizado por el Ministerio de Educación Pública (MEP). Después de esta experiencia, continuaron presentándose en diversas actividades, como celebraciones del Día de la Madre, graduaciones y eventos cívicos especiales, contribuyendo así al enriquecimiento cultural y artístico de la comunidad.

La segunda agrupación se conformó en la Escuela de Oriente y estaba dirigido inicialmente por el PME y, posteriormente, la dejamos a cargo de una joven exintegrante del taller de danza juvenil de la comunidad, Mayra Salas, quien fue la encargada de crear las coreografías de proyección folclórica, de forma creativa e independiente. Este grupo se presentaba únicamente en las actividades organizadas por la Escuela.

También, acompañamos a un grupo de adultos mayores, que, de forma independiente y por propia iniciativa, formaron dos agrupaciones. Una, dedicada al baile de proyección folclórica, integrada por ambos géneros de la zona de Florida y dirigidos por la vecina Sonia Matarrita, cuyas coreografías eran creadas por ellos mismos, a partir de la capacitación que se les brindó y con el apoyo del PME, en cuanto a herramientas básicas como: faldeo, pasos básicos, entre otros.

Nota: Ensayo del grupo de proyección folclórica de adultos

Fotografía 11: Helen Marenco. Año: 2007

La otra estuvo integrada por mujeres conscientes de los beneficios que genera el ejercicio. Para esto, ellas también solicitaron nuestro apoyo para realizar sus propias rutinas de movimiento con música y baile, entre otros.

Con respecto a lo mencionado previamente, el proceso no estuvo exento de desafíos, ya que surgieron intereses individuales y grupales, especialmente, entre los grupos de jóvenes. Esto se debió a la aparición de múltiples agrupaciones que comenzaron a competir entre sí, lo que generó una especie de división o exclusión en las iniciativas y presentaciones que se llevaban a cabo. Cada grupo se centraba exclusivamente en sus propias actividades, ya fuera en el entorno escolar o en la comunidad. Esta fragmentación creó realmente momentos complicados en la organización de eventos en la Isla. Las diferencias entre los líderes de los grupos, a menudo, causaban conflictos y tendían a excluir a otros grupos. Esta situación la resolvimos cuando logramos un mayor apoyo de la Universidad y tomamos medidas para reunir nuevamente a los grupos de danza. Así, se iniciaron festivales en los que todos los jóvenes y niños de la Isla participaban y se extendieron invitaciones a diferentes grupos del PME. Esto permitió la creación de un espacio que fomentó la interacción y la participación de todos los actores involucrados en el proceso, superando así las divisiones previas y fortaleciendo la cohesión en la comunidad.

Para llevar a cabo este tipo de actividades, se contó con la valiosa colaboración de varios actores clave. La Dirección de Extensión de la Universidad Nacional, a través del Proyecto Aula Móvil, desempeñó un papel fundamental en el apoyo a estas iniciativas. Además, se logró la integración activa de padres y madres de familia, tanto de la Isla como del PME. La colaboración de diversas asociaciones locales también desempeñó un papel esencial en la organización de estos eventos. Estas asociaciones se encargaron de coordinar el transporte de personas, preparar el lugar de las presentaciones y gestionar aspectos vitales como el alojamiento y la alimentación, entre otros detalles logísticos.

Estas colaboraciones exitosas permitieron una vez más la unión y la integración comunal.

Fue así como se llevaron a cabo con gran éxito los festivales Flores en el Mar y Espuma en Movimiento, en los años 2008 y 2009, respectivamente. En estos eventos participaron activamente todos los grupos de danza de la Isla y los niños del PME, lo que demostró la fuerza de la colaboración y la unión de la comunidad en la realización de proyectos culturales significativos. Al respecto, Maritza Brenes nos comenta:

Durante todo este tiempo he tenido la dicha de tener 4 hijos en danza y ha sido una experiencia bonita y nueva para todos; algo muy nutritivo para los jóvenes y para mis hijos y, como madre de tres jóvenes, veo los cambios en mis hijos. Aprendieron un tipo de disciplina muy buena, muy provechosa; aprendieron a involucrarse más con las personas, a involucrarse más en la comunidad. Ellos aprenden a expresar parte de lo que ellos son, a compartir, a educarse en otro ambiente, que no es solamente lo que es el estudio, sino que aprenden el cómo expresar con su cuerpo la naturaleza y otras cosas que ellos vivan en cada presentación. (Brenes, comunicación personal, 2009)

Para el año 2010, los grupos quedaron a cargo de los maestros de la escuela y la Telesecundaria de la Isla y continuaron participando en las actividades organizadas en el lugar.

Enfoque metodológico implementado en los talleres

El enfoque metodológico aplicado en los talleres se basa en la metodología propuesta por Demarchi y Cedro (1973). Por ejemplo, en los talleres que se llevaron a cabo en la comunidad de Isla Venado se utilizaron técnicas cuidadosamente seleccionadas y estudiadas, todas relacionadas con el juego y los principios de la danza. Dado que los participantes tenían un conocimiento limitado sobre el movimiento corporal, fue necesario lograr una adaptación efectiva entre las diferentes técnicas, los objetivos específicos y las características de los participantes. En el Anexo 2, se presenta la secuencia que se siguió para cada rutina de trabajo en la comunidad.

El proceso requirió un esfuerzo significativo en la organización y desarrollo no solo de talleres de danza, que tenían como objetivo la formación integral de los individuos y la comunidad, sino también en la planificación y ejecución de presentaciones públicas, pues estas presentaciones implicaban un alto grado de participación grupal y trabajo en equipo.

Descubrimiento de lo inédito, de lo ya conocido y lo cotidiano

El movimiento puede ser expresado en elementos simples y complejos. De igual forma, la apreciación de los diversos tipos de movimientos puede variar según la objetividad del individuo, es decir, que el movimiento puede ser visto como: acción y efecto de mover o alteración, inquietud o conmoción, según lo define la Real Academia Española (2014).

El movimiento puede ser visto como una acción que permite concientizar e interactuar con las personas y la naturaleza de una manera sistémica, porque al involucrar sentimientos a los movimientos, se genera una percepción sensible ante el entorno. Esto, a su vez, permite que los individuos logren espacios conscientes que le posibiliten un equilibrio emocional y social. Es, por ello, que un movimiento tan sencillo como respirar nos genera una propuesta escénica de la vida, en la que la respiración debe ser constante y permanente, al igual que cualquier proceso específico a que se sometan las personas, para lograr un aprendizaje en cualquier área de su desarrollo.

Tal y como lo menciona el autor, la naturaleza permite comprender el fenómeno de la comunicación, de la experiencia estética; de convertir lo efímero de la danza y el teatro en memoria profunda, en resonancia permanente que cambia la vida del espectador. Todo ello solo se puede lograr cuando las energías física, emocional y mental, dilatadas y articuladas estructuralmente, se convierten en vehículo de los imperativos motores de la vida (Cardona 2009, p. 28).

Este equilibrio que genera la concientización del entorno permite que las personas al interactuar armónicamente con su cotidianeidad experimenten sensaciones, a través del movimiento y logren llevar a un nivel más alto la creatividad, la imaginación y la acción. También, puede decirse que el arte del movimiento genera espacios sensibles, en los que se da una comunicación no verbal y estética, donde se pueden expresar diversos posicionamientos ante la sociedad.

Dicha expresividad logra trascender sentimientos y emociones a las diversas personas que se involucran directamente con este arte, así como a personas que no están inmersas en dicho lenguaje. Al ser personas en sociedad y con amplia necesidad de socializar, se captan las emociones que genera la expresividad del bailarín, involucrándolo directamente en la comunicación no verbal que con intensidad transmite lo que desea:

Las emociones comunican, quiéralo o no, el sujeto que las experimenta y con frecuencia sea o no consciente de ello. Son comunicaciones en su mayoría no verbales, que hacen referencia a gestos, posturas, ademanes, emblemas (movimientos); que delatan los estados de ánimo de quienes los ejecutan de forma automática (Ramírez, 2002).

Un aspecto importante por resaltar en el proceso de movimientos artísticos es que la expresividad se da en el nivel personal y, al aprender una técnica, con la práctica se interioriza y forma parte de la vida; involuntariamente, cada movimiento es diferente y genera diversos sentimientos según el contexto, la cultura, la experiencia de vida o la sensibilidad de cada una de las personas que presencian este arte. Finalmente, la autora escribió: “si somos indiferentes al arte de la danza, no solo no podremos comprender la manifestación suprema de la vida física, sino, tampoco el símbolo más elevado de la vida espiritual” (Ellis, 1923, como se cita en Wengrower y Chaiklin, 2008, p. 27).

Resultados y conclusiones

Este proceso no solo les permitió a los participantes adquirir habilidades de danza, sino también experimentar un empoderamiento personal, caracterizado por rasgos como liderazgo, autonomía, seguridad en sí mismos y una mayor facilidad para socializar. Además, los participantes desarrollaron habilidades de organización y emprendedurismo, al participar en la planificación y gestión de presentaciones y giras. Esta experiencia enriqueció sus vidas cotidianas y fomentó una actitud positiva que tuvo un impacto significativo en su comunidad.

Los participantes demostraron independencia y confianza en su trabajo, lo que les permitió presentarse ante la comunidad local y ganar reconocimiento en comunidades vecinas, llegando incluso a inaugurar festividades en la región. Por otro lado, mostraron interés en explorar otros géneros de danza, como el folclore, lo que los llevó a presentarse en teatros de otras provincias y colaborar con grupos más experimentados.

Por medio de la diversificación artística, los participantes también incursionaron en el teatro, fusionando elementos teatrales con las coreografías de danza. Este interés por explorar nuevas formas de expresión artística refleja su deseo de ir más allá de los límites establecidos.

Muchos de los jóvenes adquirieron habilidades de promoción artística y las aplicaron en las escuelas locales y el colegio. Esto condujo a la formación de grupos de baile folclórico en los centros educativos, con la participación de docentes, padres y madres. Además, adultos que no estaban vinculados a instituciones educativas, formaron sus propios grupos de folclore, destacando la influencia positiva de esta experiencia en la comunidad.

La implementación de espacios formativos y recreativos, aunados a la experiencia, no solo enriqueció las técnicas de danza, sino que también estimuló la participación y el sentido de pertenencia y promovió los beneficios del ejercicio físico, contribuyendo al bienestar general de los participantes.

Se logró impactar en el desarrollo humano y social, por medio de la experiencia, con la cual emergió una impronta profunda en aspectos cotidianos, como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la reafirmación de comportamientos y personalidades y la superación de prejuicios, como la intolerancia religiosa hacia la danza y el machismo.

El éxito de este proyecto se logró, gracias a la colaboración interdisciplinaria de numerosos actores, lo que resalta la importancia de trabajar en conjunto para lograr un impacto significativo en el desarrollo humano, social y comunal de la Isla.

El proyecto Cumbres realizado por el PME ha dejado una memoria escrita inédita y pionera, que ofrece valiosos aprendizajes científicos derivados de la práctica.

Fue importante el papel del arte y, especialmente, de la Danza en el desarrollo humano del trabajo realizado. La danza, como disciplina centrada en el cuerpo, desplegó su alcance más allá de lo físico para abarcar la expresión y comunicación integral, uniendo mente, cuerpo y espíritu.

Se fortaleció la identidad y cultura organizativa, mediante los talleres de danza, los cuales se diseñaron con un enfoque recreativo, destinado a fortalecer la identidad y la cultura organizativa de la juventud de la Isla, mejorando así su calidad de vida y brindando oportunidades para descubrir líderes emergentes.

El compromiso de la Universidad Nacional fue vital y desempeñó un papel fundamental en la promoción de los programas de integración y cooperación en la Isla como en las diferentes comunidades. Esto ha sido un logro destacado a lo largo de sus 50 años de existencia.

El trabajo realizado hasta la fecha es un primer paso importante, pero se requiere continuidad para garantizar una estrategia de mejora continua y para que la Universidad siga desempeñando un papel preponderante en el apoyo a los grupos sociales menos favorecidos, a través de sus acciones de extensión, como lo logramos demostrar en aquellos años y como lo visualicé en la gira realizada este mes de setiembre de 2023, con el trabajo que se implementa mediante los modelos de desarrollo territorial que se desarrollan en Isla Venado.

Nota: Ensayos días antes de la función

Fotografía 12: Helen Marenco. Año: 2009.

Nota: Público de “Flores en el Mar”

Fotografía 13: Helen Marenco. Año: 2009

Referencias

Calero, M. (2008). Constructivismo Pedagógico: Teorías y Aplicaciones Básicas. Editorial. Alfaomega.

Cardona, P. (2009). Dramaturgia del Bailarín: cazador de mariposas. Editores Aire en el Agua.

Demarchi, E. M. & De Cedro, F. M. (1973). Expresión Corporal. Editorial Kapelusz.

Flemming, R. S. (1968). Movement – An essential in a good school Day. Association for Childhood Education International. (23-A).

Marenco, H. (2011). Informe Final Proyecto Programa de Desarrollo Integral Comunitario Costero II. Universidad Nacional.

Marenco, K. (1999). Formulación de Proyecto Extensión Programa Margarita Esquivel, Escuela de Danza.

Ramírez, M, X. (2002). Complejidad y Vida Cotidiana. Temas de Nuestra América. (37), 45-57.

Real Academia Española. (2014). Diccionario de la lengua española. Espasa Calpe.

Ruiz B; Meoño, R.; Juárez, O.; Rodríguez, G. & Rojas, S. (2008). Acompañamiento Social Participativo para el Desarrollo Comunitario. Programa de Desarrollo Integral de Isla Venado. Universidad Nacional, EUNA.

Wengrower, H. & Chaiklin, S. (2008). La Vida es Danza. Editorial Gedisa. Barcelona.

ANEXOS

Tabla Nº1. Aportes de instancias externas al Programa

Departamento de Promoción Estudiantil:

Durante los primeros años de presentaciones, prestó el vestuario, del Ballet Folclórico Barbac.

Programa Aula Móvil de la Dirección de Extensión- UNA:

Proporcionó apoyo para realizar uno de los festivales (vestuario, materiales, transporte, etc.).

El Programa Desarrollo Integral
Comunitario Costero II
:

Proporcionó materiales, transporte, alimentación, durante todo el desarrollo del proyecto 2001-2011.

Asociación de Jóvenes ASJUPECO

Colaboraron con transporte y la organización para los festivales (alimentación, traslados, hospedaje).

Padres de Familia de la comunidad

Cada vez más padres de familia se fueron incorporando (apoyando las actividades).

Alumnos de la Escuela de Danza:

Apoyaron, en ciertos momentos, los talleres impartidos en la Isla; su función fue como instructores del Programa Margarita Esquivel (PME).

Escuela de Danza:

Prestó el linóleo para desarrollar el segundo festival, realizado en la isla.

Nota: Elaboración propia (2015)

Tabla Nº2. Secuencia de rutina de trabajo para un proyecto de extensión universitaria interdisciplinario desde la danza, a partir de tema y contenido

Tema

Contenidos

Juego

Tradicional.

Dirigido.

Ejercicios de
reconocimiento del cuerpo

Ubicación de las partes del cuerpo.

Investigación del máximo de posibilidades de cada parte del cuerpo. Coordinación de ellas.

Ejercicios de
desplazamiento
por el espacio

Equilibrio

Utilizando diferentes niveles.

Con distintos apoyos.

Con material didáctico.

Realizando acciones cotidianas.

Ejercicios de relajación:

Activa y pasiva.

Contrastes de tensión-relajación.

Se propusieron
ejercicios expresivos:

Incorporando la voz y sin hacer uso de ella, representando alguna situación y distintos estados de ánimo: miedo, alegría, tristeza, entre otros.

Ejercicios rítmicos:

Llevar el ritmo con una parte del cuerpo. Juego de seguido imitando movimientos.

Improvisaciones
(guiadas y libres)

Partiendo de diferentes motivaciones, temas del entorno.

Simplemente movimiento.

Diferentes géneros musicales.

Incorporación de
algunos ejercicios
específicos de la
técnica de danza

Estiramientos.

Coreografías

Crear secuencias de movimiento con diferentes motivaciones.

Dar orden a los movimientos y crear coreografías.

Presentación en
lugares públicos

Dentro y fuera de la comunidad.

Nota: Elaboración propia (2015).

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