[pp.7-19]

EISSN: 2215-4078

Vol. 5(1), Enero – Junio, 2017

http://dx.doi.org/10.15359/rnh.5-1.1


Grupos constructores sustentables del medio ambiente: vidas invisibilizadas


Sustainable Building Groups of the Environment: Invisibilized Lives

Saray Elena Loáiciga Brenes 1

Universidad Nacional

Costa Rica


Ana Lorena Camacho Camacho 2

Universidad de Costa Rica

Costa Rica

Resumen

El artículo se genera a partir de la temática de reciclaje y la implicación social. El objetivo de principal gira en torno a la búsqueda de las historias de vida de los recolectores de reciclaje en Liberia, Costa Rica, análisis de sus experiencias en la recolección de materiales de reciclaje y de sus motivaciones. El estudio se realiza con base en una metodología de carácter cualitativo y de enfoque descriptivo. Se utilizaron entrevistas en profundidad aplicadas a quince personas, en un rango de edad de 25 a 70 años. Se deduce una percepción negativa de la población y de resistencia a la labor que realizan las personas que participan en la recolección de desechos, así como a quienes contribuyen a mejorar el ambiente. A manera de conclusión, el estudio formula una concientización en el manejo adecuado de desechos y una mayor valoración de las personas implicadas en esta labor, la mayoría de la clase poco privilegiada de la sociedad. Se plantea un cambio desde niveles institucionales del Estado, que genere le visibilidad y recompensa social a esta población liberiana.

Palabras clave: constructores-sustentables; recolectores; desechos; ambiente; basura.


Abstract

This article was written based on recycling and social implication topics. The main objective is to collect recycling workers’ life stories in Liberia, Costa Rica, to analyze their experiences in gathering material to recycle and their motivations. The study was conducted with a qualitative and descriptive methodology design. Deep interviews were applied to a sample of fifteen individuals aged 25-70 years old. We deducted a negative perception of the population and resistance to recycling workers’ job, as well as to those contributing to improving the environment. As a conclusion, the study proposes raising awareness in the appropriate waste management and a better concept of people involved in this job, most of them come from the less privileged class of the society. Changes from the institutional levels of the State are proposed; changes that can generate visibility and social reward to this population from Liberia.

Keywords: sustainable building; collectors; wastes; environment; garbage.


Introdución

En el marco del Año de la Madre Tierra y con el deseo de aportar hacia los estudios sociales, ambientales y de memoria social, este estudio de casos tiende a darles un rostro y voz a las personas recicladoras de la comunidad de Liberia, con el fin de reconocer su labor, pues en algunas ocasiones son excluidas o bien vistas con cierto desprecio por la sociedad. Su trabajo pasa desapercibido, porque se ha manejado la percepción de que quienes se dedican a recolectar basura pertenecen a aquellos grupos que no poseen otra opción de trabajo, por lo que deben dedicarse al trabajo sucio de recolectar lo que se deja en el ambiente.

Hace unos diez años eran pocas las personas que se dedicaban a la recolección de cuanta basura se encontraban en los contextos, hoy son más y, en muchas ocasiones, su labor representa el sustento diario para sus familias. Por ello, lo que se tira en el ambiente −plástico, papel, aluminio, entre otros− representa una oportunidad económica, que no es bien pagada, pero constituye un ingreso salarial, donde muchos hogares reciben el pan diario.

Se ha vuelto común observar a individuos recogiendo desechos y productos de la basura para reciclar, de lo cual no quedan exentas las personas adultas mayores. Cargan carretillos u otros medios para estos materiales. Tal actividad, a pesar de tener un propósito monetario y el intercambio de dichos materiales por una mínima suma de dinero en las empresas recicladores, sigue observándose como una labor indigna. Alguna vez nos hemos preguntado: ¿quiénes son estas personas?, ¿por qué eligen este tipo de actividad económica?, ¿cuáles son sus experiencias de vida?, ¿cuáles son sus historias de vida?

El presente estudio de casos tiene como objetivo la búsqueda de las historias de vida de los sujetos recolectores de reciclaje de Liberia. Sus experiencias en la recolección de materiales de reciclaje y sus motivaciones, sus dificultades y condiciones de vida.

La investigación presenta limitaciones. En primer lugar, el método de entrevista fue el acercamiento a las personas para invitarlas a participar y a realizar las entrevistas en la calle o en los centros de acopio. Algunas estaban recogiendo cajas de cartón u otros materiales cuando nos acercamos.Otras se mostraron un poco inseguras al ser consultadas, por lo que primero fue necesario ganarse su confianza.

En relación con este tipo de experiencias, en Costa Rica los estudios son casi desconocidos. Los encontrados más bien se refieren a opiniones de las personas o medios de comunicación. En el ámbito internacional se describe, principalmente, el tipo de materiales que las personas recogen y el trabajo informal o a las personas socialmente excluidas.

Sí hay esfuerzos de país, con iniciativas para promover una cultura ambiental; no obstante, parece que no ha sido suficiente el impacto. Desde los años setenta a los noventa hubo un auge importante de grupos ambientalistas, comunidades y sociedad civil que se encargaron de brindar información, reflexión, para crear una cultura ambientalista. De igual forma, instituciones estatales como la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional de Costa Rica y el Instituto Tecnológico Costarricense tienen políticas ambientales y educativas. El Plan Nacional de Educación Ambiental data de 1998 y SINAC–CONARE son las instancias responsables de la implementación de estrategias de conservación. El mismo Programa de Bandera Azul Ecológica premia la dedicación y el esfuerzo voluntarios a instituciones que participan con acciones para la búsqueda de la conservación y cuido del ambiente. Asimismo, Décimo séptimo informe del estado del Estado de la Nación (2010) menciona, en uno de sus apartados, todo lo relacionado con el ambiente y la educación. Hace énfasis en brindar una radiografía de cómo estamos y de las acciones que se pueden realizar.

Encontramos estudios en Taiwán y China que revelaron que la recolección de materiales de reciclaje fue el último recurso y el más utilizado para que las poblaciones urbanas marginales en Taiwán y la India lograran el retorno financiero para combatir la pobreza (Pan, 2004; Zen y Life, 2007).

En Latinoamérica se han realizado pocos estudios; sin embargo, se hizo uno con la Universidad de Medellín para caracterizar a esta población en sus condiciones sociales y de salud. Según Gómez (2008), más del 60 % de la población analizada habita en barrios de estratos medio bajo y bajo, en su mayoría población joven. Más del 40 % vive en situación de pobreza y realiza estas actividades con fines económicos o de intercambio de bienes; además, no está protegida por ningún seguro de salud.

Al analizar estos resultados, es posible señalar que estas personas tienen unas condiciones de vida y de salud deficientes, que se requieren soluciones concretas para que este grupo mejore su nivel social, acceda a oportunidades de empleo y aumente su cobertura en salud. Para ello se requieren, entre otras, campañas de promoción de la salud y de prevención de la enfermedad.

Capra (1982) sostiene que para lograr una educación holística de este tipo debemos, en primera instancia, ser protagonistas de nuevas formas culturales. Unirse a una nueva oleada de cambio es la aventura de un sistema autopoiético que se organiza para crear una red de procesos necesarios que se regeneren y se constituyan en una unidad. El camino se reconstruye, es hora de darle a nuestro ser la oportunidad de un clima esperanzador, con procesos vitales y de conocimiento que emerjan al logro de experiencias significativas de aprender.

La alternativa de la recolección de materiales de reciclaje como forma de trabajo no solo se da en países en desarrollo, sino también en países grandes y de primer nivel. A través de este estudio de casos, nuestro interés es dar voz a estos grupos invisibilizados por la sociedad, ya que realizan un trabajo que no es reconocido como formal, sino más bien informal. Su presencia y tipo de actividad ya son, por sí, marginales y discriminadas socialmente.

De la Torre (2005, p. 27) manifiesta que estamos en un proceso de rápidas transformaciones en la forma de vivir/convivir, en los modos de hacer y de ser. Según el paradigma subyacente a nuestras representaciones internas, valoramos más la intuición, la reflexión, la autonomía, las construcciones colectivas o los diferentes diálogos establecidos. Según la visión que prevalezca, estaremos más atentos a los fenómenos y a sus relaciones y prestaremos mayor atención a la sincronización de los procesos.


Análisis de datos

A. Población

Se tomaron al azar 15 personas adultas y mayores de edad que transitan por los alrededores de la ciudad de Liberia. Sus edades oscilan entre los 25 a 70 años.

B. Metodología de estudio

Este es un estudio naturalista, descriptivo, que utiliza la entrevista para la recolección de información, con los siguientes pasos:

C. Análisis de los resultados

Luego de realizadas las observaciones y las entrevistas, fue posible destacar las historias familiares que les llevaron a realizar este tipo de trabajo. Estas personas expresaron que la recolección de materiales constituye una gran oportunidad para sobrevivir. Hay varios aspectos que conducen a este modo de vida y de economía, según se desprende de los resultados, entre ellos:

A continuación, un extracto de la vida de estos sujetos recolectores:

Caso 1

¿Cómo una dificultad se convirtió en oportunidad?

“Empezaré mi historia por decir que todo empezó hace 10 años cuando mi papá se quebró una pierna y era imposible que fuera a trabajar, perdió su trabajo y buscamos nuevas alternativas. Nos dijeron que fuera a recoger latas y otros materiales para ganar algo de dinero. Así que todos empezamos por recolectar latas, plásticos y otros materiales hasta que ya nuestra casa y patio no dio abasto.

Entonces decidimos por usar el un lote vacío y abrir un centro de reciclaje en Heredia. Durante los 10 años consecutivos, trabajamos arduamente toda la familia aprendiendo una nueva cultura del no desperdicio y la recolección de desechos de lo que otras personas desechan puede ser reutilizado, reusado. Mis hermanos y yo crecimos en la escuela y colegio ayudando a nuestra familia.

El negocio en Heredia creció tanto que buscamos un lugar amplio en Liberia para continuar y aquí tenemos junto con otros socios un centro de acopio grande, donde damos trabajo a personas que a la vez ayudan y mantienen sus familias.

Esto nos ha permitido estudiar, tener casa propia, vehículo y muchas cosas más. Como familia, queremos seguir trabajando en esto y queremos que futuras generaciones de nuestra familia también aprendan y se comprometan. Pensamos que es un estilo de vida muy equilibrado y estamos devolviendo al planeta más orden, más limpieza y menos desperdicio.

Vea usted, increíblemente practico trabajar con materiales que son basura y desecho para otros, pero para nosotros es materia prima y devolvemos a la sociedad un aporte en bien del planeta”.

Caso 2

Historia de un recolector de basura

“Mi historia en la recolección de basura y material reciclado empezó hace más de 20 años. Yo tenía que buscar una forma de ganarme el pan diario después de perder un trabajo en una fábrica que cerró; no tenía estudios formales y las oportunidades se cierran cada vez más para las personas de cierta edad.

Soy lo que se llaman un buzo, aquel que no le importa sumergirse en basura literalmente hablando para sacar el mayor provecho. Y es que es increíble lo que la gente bota, para decirle que yo he amueblado mi casa con lo que he encontrado, también arreglé mi casa con materiales y otras cosas.

Tengo que trabajar duro. Y no me vergüenza de lo que hago, es un trabajo honrado. Le sirvo a la sociedad, califico el reciclaje, por ejemplo, y lo llevo al centro de acopio. Voy a las fiestas patronales y mientras otros disfrutan otros como yo nos encargamos de limpiar todo lo que queda y juntar miles de latas de basura que quedan en el campo ferial.

Por supuesto, el trabajo no es siempre un camino de rosas. Hay algunas espinas, como agujas, vidrio y roedores, riesgo de infecciones y otras enfermedades. Aun así hemos encontrado cheques, dinero y hasta joyas que esporádicamente la gente tira accidentalmente.

Los peores días del año son “Navidad y Año Nuevo, en ese orden”, celebraciones y desfiles. Muchos trabajadores de la basura son empleados de segunda y tercera generación. Ellos aprendieron todo lo que saben de trabajar con sus padres.

Yo al menos crie mis hijos en esto y todos me ayudaron en recolectar y todos están en la escuela y colegio, porque yo quiero que estudien; este trabajo me ha dado para comer y para mantener a mi familia y lo seguiré hasta que no tenga ya fuerzas”.

Caso 3:

En el ocaso de la madurez se puede sobrevivir

Mi esposo y yo no teníamos pensión, ni siquiera por el Estado. Él fue un peón de finca que pasó de finca en finca, sin seguros y yo empleada doméstica o cocinera en diferentes lugares. Así que nos hicimos viejos y sin pensión, nadie nos da trabajo a los viejos y los hijos son tan pobres como nosotros y con hijos propios para mantener.

Un día por casualidad fui al IMAS con una amiga a pedir ayuda y escuchamos del programa de reciclaje, así que pedimos ayuda y nos ayudaron a comprar una carretilla que usamos para andar por todos los barrios de Liberia, buscando papel, vidrio, plástico y cartón y alguna cosa que nos pueda servir.

Somos viejos y nos pega muy duro el sol a veces y, sin embargo, nos mantenemos saludables caminando y caminando. El IMAS nos da una ayuda por el trabajo que hacemos y también llevamos cosas extras en el centro de acopio. No es mucho, pero sobrevivimos y nos sentimos útiles. A veces alguien nos regala algo; tal vez porque nos ven los años en la cara y quieren ayudarnos y otras veces simplemente la gente nos ignora.

Usted me preguntan que si hacemos una labor social, que si hacemos un bien. Yo creo que sí, al menos lo hacemos para nosotros mismos, no somos estorbo para la sociedad y ayudamos a limpiar el planeta.

Por otro lado, se hizo un sondeo al azar con 10 personas de la comunidad (cuatro jóvenes estudiantes, cuatro adultas y dos menores) para consultarles qué percepción tienían de quienes recolectan basura. La mayoría de jóvenes coincide en que es un trabajo ocasional, que no es bien visto y que suscita cierto desprecio. El grupo de menores plantea que no es adecuado, porque las personas pueden adquirir enfermedades. Y el grupo adulto difiere, pues expresa que es un trabajo que les da de comer y lo consideran digno, pero sí creen que las personas que se dedican a esta labor son despreciadas porque lo consideran un trabajo sucio.

La mayoría de la población consultada percibe que, efectivamente, la sociedad no es acogedora de la idea de que otros individuos se dediquen a recoger la basura y creen que es por falta de cultura. El no valorar este esfuerzo es porque no hay conciencia de que es importante que no solo ellos lo hagan, sino que todos los grupos somos responsables de cuidar el ambiente.

Al reflexionar sobre esta situación de lo que se hace y lo que se piensa, en definitiva se debe considerar que este es un asunto de corresponsabilidad que inicia en el hogar, la escuela es partícipe, la sociedad tiene el deber de conjuntar acciones solidarias en pro del cuido del ambiente. Ganarse la vida de esta manera permite el mejoramiento de la sociedad, a través de un estilo de vida propio.

Jorge Debravo, en su fragmento de “La semilla” nos hace partícipes y conscientes del sentido de la vida:

Tú debes conducirnos, tierra arriba hacia el triunfo.

Tú debes levantarnos de la basura diaria,

Haz de enseñarnos cómo se dirige la vida, cómo se halla el amor,

Como se da la mano al que ha resbalado, cómo se siembra el bien común de un barranco,

Cómo se siembra orgullo en mitad de un esclavo.


Las actitudes y prácticas hacia un desarrollo sostenible permiten crear conciencia social para un mejor entorno con buena salud, alimentos, calidad del agua, etc. Hay que edificar actitudes necesarias que hoy exige el entorno . En este sentido, el filósofo Garaudy (1972) coincide con este planteamiento y agrega la importancia de la autogestión, para aportar a la actividad social.

La marcha de la autogestión necesita conciencia y no órdenes. Una concepción que se atribuye como fin el convertir al trabajador en sujeto de todos los derechos, prepara a los trabajadores a gobernar la producción y la actividad social. (p.177)


Necesitamos, con urgencia, un desarrollo económico en armonía con la naturaleza; valorar la riqueza como nuestro medio, su diversidad ecológica, la conservación del medio ambiente; pero, principalmente, cocrear una economía para la vida, donde el acto educativo confabule en cada uno de estos territorios con procesos de alfabetización empresarial: que esto genere la participación de todos los actores sociales y nuevas formas de desarrollo rural. Por eso todavía decimos que hay esperanza: “esta crisis de la concepción del mundo y de la vida solo la podremos superar si somos capaces de inventar un nuevo humanismo y dar un horizonte ético a nuestro rumbo” (Morín, 1999, p. 76).

Esta conspiración tendrá sus frutos porque los cuerpos docentes tomarán la iniciativa, decididos y deseosos de re-encantar la educación, se comprometan a generar proyectos con sus comunidades de aprendientes, para darles ese seguimiento bello de resignificar la vida desde la vida misma, con capacidades para iniciar un estilo de economía propia, con un sentido de pertenencia y de desarrollar una visión de territorialidad más auténtica, más solidaria.

Es necesario actuar en la formación de estos seres humanos con un proyecto de alfabetización empresarial ecológica para que cada quien haga su propia microempresa. Además, en los hogares y escuelas se deben retomar las huertas escolares, plantas ornamentales, medicinales, granjas, empresas de servicios rurales, entre otras: este será el nuevo escenario que tanto necesitamos para el desarrollo de los territorios rurales.

Ha llegado la hora de que se den acciones de empoderamiento en la sociedad rural, cada actor social articulará esfuerzos para tejer la transformación de sus propias realidades: Un desafío. Una tarea por cumplir. Bien lo señala Capra (2009) cuando dice que el comportamiento de cada miembro viviente, dentro de un ecosistema depende del comportamiento de muchos otros. El éxito de toda la comunidad depende del de sus individuos, mientras que el éxito de estos depende de la comunidad como un todo. Nutrir estas relaciones, equivale a nutrir la comunidad.

Por ello, cada uno de estos actores sociales ya está demostrando su parte con el ambiente; su labor debe ser visibilizada, valorada, para que haya una sintonía de lo que se hace y cómo se hace.

No hay una validación de los aportes ambientales y sociales de los grupos recoletores. En definitiva, se debe educar a una población para que reconozca a estas personas como contribuyentes de acciones ambientales.

Se recomienda a las diferentes instancias unir esfuerzos para reconocer el valor que representan estas personas y que, en conjunto, se pueden generar nuevos patrones para conservar la madre Tierra.

La percepción de la sociedad es diversa, por lo que el estudio realizado demuestra qué viven, cómo se sienten y qué seguirán haciendo estos grupos protagonistas del cambio y cómo los demás miembros de la sociedad local los observa.

Conclusiones

Los resultados de este estudio de caso revelan que los grupos recicladores y sus familias conforman un grupo social y su actividad económica gira en torno a la basura, los deshechos y materiales de reciclaje. En su mayoría viven en la periferia de la ciudad de Liberia. Tienen problemas de vivienda, sin pensiones, bajos ingresos, desempleo u otros.

Quienes recogen materiales no mostraron diferencias significativas en términos de edad, sexo; sin embargo, muchas personas adultas mayores se han unido a esta actividad por no contar con pensiones o por ser muy bajas.

Aunque este grupo de personas desempeña un papel en la cadena de reciclaje de residuos, su contribución al ambiente no se ha reconocido de manera constructiva por la sociedad. No están organizados como otros grupos, puesto que se desempeñan en el sector informal de la economía. Gran cantidad, al vivir de esta actividad, se enfrenta a un ambiente de trabajo difícil, pero muestran orgullo de lo que está haciendo.

La labor del reciclaje es de gran importancia social, puesto que beneficia a los sectores más adinerados de la sociedad (sectores residenciales de clase media y alta, áreas comerciales e industriales); sus manos y esfuerzos personales disminuyen el costo de producción de la basura.

Con base en estos resultados, es posible considerar que el siglo XXI se ha tornado complejo por la cantidad de manifestaciones de la misma naturaleza. Vemos la devolución que ella nos hace a través de las inundaciones, deslizamientos, toneladas de basura que arrastran los ríos, mares contaminados y un sin fin de situaciones que nos deben poner de inmediato a reflexionar. Hay dos caras de la moneda: por una parte los grupos que consumen desenfrenadamente y los que recogen esos desechos, y producto de su accionar lo convierten en una pequeña ganancia que es utilizada para la manutención de los hogares.

Niños, niñas, jóvenes, personas adultas, personas adultas mayores han visto la oportunidad de obtener ganancia a partir de la recolección de basura. Poco a poco vemos que esta población se hace cada vez mayor, ha perdido la vergüenza de recogerla, pues, según sus propios testimonios, indican que su trabajo no es el mejor pagado, pero sí una fuente honrada.

Hay muchos esfuerzos estatales y privados para crear una cultura ambiental, pero hay una gran cantidad de ciudadanos que vive la cultura de la apariencia, del querer hacer con su dinero gastos innecesarios. Sin lugar a duda, la cultura se crea y se forma en los hogares, comunidades, escuelas, iglesias: hay una deuda pendiente que debemos subsanar y para ello la formación es la clave.

Algunas personas piensan en crear una cultura ambiental y ello se viene gestando entre los años setenta y con un mayor auge en los noventa, donde grupos ambientalistas, comunales y sociedad civil dan sus mejores esfuerzos para proteger el ambiente.

Desde 1998, existe un plan Nacional de Educación Ambiental, sustentado por el Sistema Nacional de Áreas de Convervación (SINAC) y el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), que pretenden informar, concientizar y reflexionar en torno al cuido y preservación del ambiente. Desde 1993, el Mnisterio de Educación Pública (MEP), por su parte, ha venido consolidando la educación ambiental para el desarrollo sostenible como un eje transversal.

Es momento de crear una cultura donde se reconozcan los estilos de vida y aportes que estas personas le bridan a la sociedad y donde se apoyen las múltiples alternativas sobre protección al ambiente. Son seres auténticos con una serie de valores que dignifican al ser humano y a la colectividad. Son trabajadores y trabajadoras del ambiente. La idea es que en conjunto contribuyamos a minimizar la cantidad de basura que se está produciendo. A las personas que han hecho de la recolección su trabajo, no se les debe mirar con desprecio, sino valorarlas como seres humanos y reconocer sus aportes a la comunidad.


No hay cultura ni historia sin riesgo, asumimos o no, es decir, riesgo del que tenga mayor o menor conciencia del sujeto que lo corra (…) De ahí la importancia de una educación que, en lugar de tratar de negar el riesgo, estimule a los hombres y mujeres a asumirlo (…) No hay existencia humana sin riesgo (…) nuestra condición de existentes nos somete a riesgos. (Freire, 2002, p. 39)


Por ello, los mismos pueblos son quienes poseen las capacidades empresariales y ciudadanas de sus habitantes para construir su sociedad, su propio progreso y desarrollo. Debemos cimentar un desarrollo endógeno donde las poblaciones puedan expresarse, ser escuchadas y valoradas. Debemos apostar a comunidades organizadas para la resolución de problemas, para su desarrollo local de acuerdo con su visión de mundo.

Muchas veces la mirada se nos pierde, hacemos caso omiso a lo que sucede, porque es más fácil que estén bien “yo y los míos”, que otros que sienten y tienen la necesidad de una mano amiga. Recordemos que las obras de muchos mártires de la historia nos develan pureza, humildad, entrega sin condiciones. Ejemplo, la madre Teresa de Calcuta, el padre Francisco de Asís, entre muchos otros, que dieron su vida de ejemplo para el bien común.


Recomendaciones

La sociedad requiere de personas que hagan un alto en el camino para observar las múltiples alternativas que ofrecen los contextos. En ellos encontraremos una riqueza natural, económica, política, social... que hace posible soluciones viables. Es visualizar una alternativa productiva para el desarrollo de capacidades propias, a partir de la situación que se vive en los ámbitos local, nacional y mundial: es una responsabilidad social sostenible.

Es importante que se construya una cultura ambiental y de valorización hacia las personas que se dedican a este tipo de labores, pues esta es una fuente de trabajo; por tanto, las personas merecen respeto y apoyo. Esto es posible si desde el hogar fomentamos el valor de los trabajos ambientales que se realizan en la sociedad.

Las instituciones educativas son las llamadas a continuar con los esfuerzos de reciclaje y de apoyar a las personas que se dedican a este tipo de trabajo. Las universidades públicas, de cara a sus fundamentos humanistas (sobre todo en el año 2016 declarado como el Año de La Madre Tierra) deben poner todo su esfuerzo en apoyar y dignificar a todas las personas que contribuyen a mejorar el planeta.


Referencias

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Zeng, F. (2007). Life forces that have been forgotten [in Chinese]. Hong Kong: Hua Qian Shu 7-221.


1 Magíster en la Enseñanza del Inglés, Sede Regional Chorotega, Universidad Nacional. Correo electrónico: sarayelena07@gmail.com

2 Doctora en Educación con especialidad en Mediación Pedagógica, Universidad de Costa Rica. Correo electrónico: ana.camachocamacho@ucr.ac.cr


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