N.° 23. Julio-Diciembre, 2021
ISSN electrónico: 2215-4728
Doi: http://dx.doi.org/10.15359/rp.23.2
URL: http://www.revistas.una.ac.cr/perspectivas
Licencia CC BY NC SA 4.0

El Bicentenario de Centroamérica desde el enfoque de los jóvenes universitarios

The Bicentennial of Central America from the Point of View of Young University Students

Marni Lorena Hernández Monterroza*

Fecha de recepción: 24/02/2021 - Fecha de aceptación: 10/04/2021

Resumen: el artículo parte de la tesis que cada vez que nos alejamos más de un evento histórico se corre el riesgo de comprender menos su significado y por ende su importancia si no se da una enseñanza significativa. El objetivo con el que se hace esta investigación es estimar el significado que tiene para los jóvenes universitarios la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Centroamericana. La metodología utilizada fue la aplicación de la técnica de la encuesta a jóvenes universitarios de entre 18 a 22 años, inscritos en carreras humanísticas y que hayan cursado la asignatura de Historia de El Salvador. Para que exista un verdadero significado histórico de la conmemoración del bicentenario y trascender el aprendizaje memorístico, el docente que imparte la asignatura de historia debe cambiar y adaptar su estilo didáctico para lograr el objetivo de formar ciudadanos con raíces históricas identitarias y no un simple aprendizaje memorístico.

Palabras claves: conmemoración; bicentenario; historia; independencia; Estudios Sociales; Centroamérica.

Abstract: The article is based on the thesis that every time we move further away from a historical event, we run the risk of understanding less its meaning and therefore its importance if it is not taught in a meaningful way. The objective of this research is to estimate the meaning that the commemoration of the Bicentennial of the Central American Independence has for young university students. The methodology used was the application of the survey technique to young university students between 18 and 22 years old, enrolled in humanistic careers and who have taken the subject of History of El Salvador. For there to be a true historical meaning of the commemoration of the Bicentennial and to transcend rote learning, the teacher who teaches the subject of history must change and adapt his didactic style to achieve the objective of forming citizens with historical roots of identity and not a simple rote learning.

Keywords: commemoration; Bicentennial; history; independence; Social Studies; Central America.

Introducción

En el artículo se expone el conocimiento y el significado del Bicentenario de Centroamérica para los jóvenes universitarios, partiendo de la reflexión y de la pregunta, ¿qué historia enseñar en el Bicentenario de la Independencia Centroamericana?, de esta forma se preguntó directamente a estudiantes que cursaron la asignatura de historia de El Salvador para tomar sus respuestas como materia prima en la enseñanza de la historia a futuros grupos de estudiantes.

Se tomó ese camino metodológico porque para el docente que enseña historia cada vez más se convierte en un desafío qué tipo de historia enseñar a una generación cuyos intereses están más centrados en lo digital y el presente que en eventos tan lejanos y ajenos a su vida cotidiana, como lo es la independencia de Centroamérica.

Se pudo preguntar directamente a especialistas de historia y docentes, ¿qué historia enseñar en el Bicentenario de la Independencia Centroamericana?, y seguramente, se hubiera tenido una respuesta desde la visión académica, sin embargo, si se quiere cambiar el paradigma de enseñanza en historia, es mejor escuchar directamente a los estudiantes y dejar de considerarlos receptores pasivos de los conocimientos históricos, sondear cuáles son sus intereses en el área para lograr un eco y un significado de los eventos históricos, por supuesto, acompañado del rol directivo del docente.

Considerando también que un error en la interpretación del bicentenario, en este caso, y como todo evento histórico es pretender leerlo en el presente, olvidándonos de las condiciones coyunturales de la época en la que se vivió la independencia. Asimismo, incide en el significado del bicentenario que en la enseñanza tradicional de la historia se enfatice una forma memorística, donde se da importancia a la fecha, nombre de personajes y no al proceso, ni mucho menos al significado.

El artículo se divide en dos momentos. En el primero se expone la fundamentación teórica sobre el proceso de enseñanza- aprendizaje de historia. En el segundo, se comparten los resultados de la encuesta que se aplicó a los estudiantes para finalizar con las conclusiones del estudio.

Enseñanza de la historia

Cada área del conocimiento tiene sus facilidades y dificultades al momento del proceso de enseñanza-aprendizaje, obviamente, se deben considerar una diversidad de variables socioeducativas tanto de estudiantes como de docentes.

La enseñanza de la historia es un área que tiene muchos retos, ya que su objeto de estudio, en términos muy generales, son los eventos del pasado, que a lo mejor la mayoría de ellos, no nos ha tocado vivir, por lo que puede haber una desconexión en cuanto a importancia atribuida al evento, más cuando el enfoque es memorización de fechas y nombres que de igual forma no significan nada para el estudiante. Esta vivencia educativa, tiene concordancia con lo planteado por Pagès (2010):

Parece que al finalizar la escolaridad obligatoria los aprendizajes del alumnado sobre la historia están formados por una serie de elementos aislados, hechos, personajes y fechas, y algunos tópicos sobre conceptos como descubrimiento, revolución o progreso. Es como un cajón donde lo guardamos todo mezclado, donde tenemos una gran cantidad de objetos desorganizados, algunos de los cuales no sabemos ni tan sólo que los poseemos o no sabemos con qué relacionarlos. (p. 286)

Esta forma de enseñar historia, como se mencionó, es además de insignificante para el estudiante, muy peligrosa para la formación de la identidad nacional y regional, porque no permite ir más allá de la simple repetición descriptiva y aislada de eventos históricos. En este punto se recalca el rol activo que debe tener el profesor de historia: “(…) tiene en sus manos la responsabilidad no de educar historiadores, sino de contribuir a la formación para el ejercicio de la ciudadanía” (Pantoja, 2017, p. 61).

Esta forma memorística de enseñar historia, tiene su raíz en el intento de las Ciencias Sociales de copiar el método de las Ciencias Naturales, como lo hace notar Aguirre (2002), “El modelo de la historia positivista que antes hemos mencionado, y que intenta ̔copiar’ la ̔exactitud’ de las Ciencias Naturales, promoviendo una historia puramente descriptiva, fáctica, empirista, especializada y reducida a ̔narrar los hechos tal y como han acontecido” (p. 46). Es importante, recordar este origen de las Ciencias Sociales porque permite evidenciar que ambos objetos de estudio son diferentes, por lo tanto, estar enseñando “historia exacta” es un error que se puede y debe superar.

De ahí que, uno de los puntos de reflexión para quien enseña historia, es tomar en cuenta la recomendación de Ojeda:

(…) la historia es la única disciplina capaz de proporcionar un conocimiento racional y crítico del pasado, que permite comprender el presente; que pone en relación los acontecimientos del pasado con la actualidad; que contribuye al reconocimiento, la tolerancia y el respeto de la diversidad cultural; que fomenta el desarrollo de una conciencia cívica y ayuda a identificar los procesos de cambio y de continuidad en una perspectiva diacrónica. (2018, p. 106)

De lo que se trata entonces, es enseñar historia de forma crítica y de fomentar conciencia cívica en los estudiantes, llevarlos al punto de reflexionar el porqué de los eventos históricos, de sus implicaciones para el presente y el futuro, es decir, dejar de formar “estudiantes casete” que solo repetirán como grabaciones: fechas, nombres, narraciones, sin ningún sentido vinculativo entre pasado y presente.

En el estudio de Posada (2010), se hace una clasificación de tipos de docentes dedicados a la enseñanza de la historia, que es lo que se muestra en la Tabla 1:

Tabla 1

Tipología didáctica de los docentes que participan en el proceso de enseñanza de la historia

Docente historiador

Descripción

Historiador científico

Su práctica de enseñanza a partir de los desarrollos teóricos y científicos

propios de la disciplina.

Docente historiador crítico

Busca abordar en su clase, el hecho de hacer análisis histórico desde la idea

de una historia siempre atenta al cambio, y siempre enfocada desde una dialéctica

de permanencia y transformación de todos los objetos de estudio, y desencadenar

un análisis crítico que tenga en cuenta el lado bueno de las cosas que observa; al

igual que el lado malo.

Docente historiador innovador

Busca renovar la historia para restituirle su dimensión profunda como historia crítica, vinculada con los movimientos sociales actuales y las urgencias y las demandas principales del presente.

Docente historiador mediador

Genera espacios de conversación que facilitan y refuerzan los conocimientos y los procesos históricos.

Docente historiador pasivo

El docente posee conocimientos claros en la disciplina histórica, pero se limita

solo a explicar y a retomar las discusiones en torno a las lecturas recomendadas.

Nota. Elaboración propia con base en Posada, p. 18-19.

Para la enseñanza de la historia se debe revalorar ¿qué historia enseñar?, si es que queremos incidir en una nueva generación de ciudadanos comprometidos con la práctica de valores cívicos. Posada (2010), relaciona: “El conocimiento histórico es una forma de ampliar la conciencia personal y social. Por medio del estudio de la historia, se ofrecen al estudiante las herramientas para comprender con mayor claridad la realidad que vive” (p. 24).

Desde la docencia de la historia, tal como plantea Pagès (2002), se pueden hacer muchos cambios:

El currículo de historia y ciencias sociales ha estado al servicio de las ideologías dominantes y de la creación de una conciencia de pertenencia, de identidad, que ha negado las esencias básicas de una sociedad plural y democrática y la posibilidad de construir nuestra propia visión del mundo desde el aprendizaje de aquellos contenidos sociales e históricos que permiten interpretar qué ha sucedido, qué sucede y por qué y qué podía haber sucedido si..., o qué podría suceder en el futuro. (p. 3)

Como conclusión al tema de la enseñanza de la historia, se puede afirmar que: a) ha estado al servicio de las ideologías dominantes que han negado las esencias básicas de una sociedad plural y democrática, b) ha predominado una enseñanza de la historia memorística que no ha permitido construir una ciudadanía formada en valores cívicos a partir del estudio de los eventos del pasado.

Se debe buscar, por tanto, dejar de enseñar historia como si se tratara de enseñar matemáticas o química, donde los eventos históricos se tratan como si fueran una ecuación, en donde hay respuestas correctas o incorrectas de forma cerrada y sin discusión, sin ningún margen de pensamiento dialectico crítico.

Se debe visualizar, también que los estudiantes del ahora serán los profesionales del futuro por lo que es importante retomar como país la propuesta del proyecto Tuning América Latina: Innovación Educativa y Social el aprendizaje de la historia, en donde se plantea que una competencia especifica que los estudiantes universitarios deberían desarrollar para fortalecer su formación profesional es, según Campos, et al. (2013): “Conocimiento de la Historia local y regional” (p. 29). De esta forma, se debe buscar la mejor estrategia didáctica para formar estudiantes integrales, que no solo dominen el área técnica de su profesión, sino que conozcan de su historia porque eso les permitirá reforzar la identidad nacional.

Aprendizaje de la historia

El aprendizaje es un proceso cognitivo que no está determinado por el docente, sino que lo construye el estudiante, de acuerdo con sus tiempos, actitudes, capacidades, habilidades, motivaciones y otras condicionantes socioeducativas. En este apartado, se revisarán algunas ideas de cómo y qué es lo que el estudiante aprende de historia. En verdad, es bastante fácil mencionar el proceso: con base en documentos de lectura, clases magistrales y exámenes. Tal como lo expresa Bain (2005):

La Historia, entonces, llega a la puerta del aula como listados de cosas que los estudiantes deben aprender y, por ende, los maestros deben enseñar — pero excluyen los problemas y preguntas que le dan coherencia, sentido y hasta fascinación al contenido. (párr. 13)

En relación a esta forma de aprendizaje, surgen las siguientes interrogantes: ¿se aprendió historia? ¿le dio significado al evento histórico? ¿solamente memorizó para aprobar el examen? Todas estas interrogantes el docente debería planteárselas para buscar un cambio y enseñar a aprender una historia significativa, no solo enseñar para la aprobación de la asignatura, sino incidir a través de la problematización de la historia en la formación ciudadana. Lejos de esta práctica está lo indicado por Camañes et al. (2017): “La principal habilidad intelectual que se requiere para saber historia es, según la percepción del alumnado, tener una gran memoria” (p. 7). En relación con esto, el estudiante aprenderá aquello que el docente le quiera enseñar.

En un estudio realizado por Casal (2011), se les preguntó a los estudiantes ¿Cuál era la utilidad de la historia?, el siguiente es el resultado:

(…) la respuesta más definida relaciona la utilidad de la historia con el conocimiento del pasado. Para los alumnos la historia sirve fundamentalmente para conocer el pasado y para aprender sobre otras culturas. Es decir (sic) no encuentran dinamismo, es algo sucedido, cerrado, terminado, relacionado con grandes personajes y que nada tiene que ver con los sucesos actuales y mucho menos son su realidad. (p. 20)

En relación, al aprendizaje de la historia, se puede considerar que si bien es cierto el estudiante tiene sus propias dificultades, pero también hay que valorar la complejidad del tema, tal como se muestra en la Tabla 2.

Tabla 2

Dificultades para el aprendizaje de la historia

Dificultad

Descripción

Visión social de la historia

1) Saber historia es conocer curiosidades de otros tiempos, recordar datos que identifican un monumento o un acontecimiento, o, simplemente, recitar nombres de glorias y personajes pasados, generalmente, del patrimonio propio.

2) Puede detectarse en los últimos años una clara tendencia a identificar historia con periodismo. La sobrevaloración de lo contemporáneo como contenido histórico totalmente predominante y considerado (a mi juicio muy erróneamente) de mayor significatividad para los jóvenes, consolida una sociedad desmemoriada y una visión absolutamente inadecuada de lo que debe servir para configurar una visión correcta del pasado.

3) Existe una visión esotérica y casi de ciencia ficción de la historia. No es que esté muy extendida y creo que, sin ninguna presencia en la escuela, pero mantenemos la hipótesis que es muy aceptada en determinados estratos sociales. Nos referimos a la explicación de muchos fenómenos ligados a intervenciones extraterrestres o extrañas.

La utilización política de la historia

Existen propuestas institucionales consistentes en la utilización de acontecimientos y efemérides históricas que pretenden justificar ideas o legitimar realidades políticas actuales. En ocasiones, los gobiernos y algunos políticos se esfuerzan en potenciar mitos y epopeyas históricas que parecen reforzar sus tesis sobre su presente.

Tradición y formación de los docentes

Existen propuestas institucionales consistentes en la utilización de acontecimientos y efemérides históricas que pretenden justificar ideas o legitimar realidades políticas actuales. En ocasiones, los gobiernos y algunos políticos se esfuerzan en potenciar mitos y epopeyas históricas que parecen reforzar sus tesis sobre su presente.

Nota. Elaboración propia con base en Camañes et al. (2017), p. 10-13.

El aprendizaje de la historia, es, por tanto, un proceso muy complejo que va más allá de la actitud y la práctica de los estudiantes y los docentes, es un proceso que tiene implícito variables como la visión y la utilización sociopolítica que se pueda hacer de esta Ciencia Social, en donde se corre el riego de dar significados parcializados de los eventos históricos.

Metodología

La metodología utilizada en la investigación se basó en el método cuantitativo con una investigación descriptiva. Los sujetos de investigación fueron estudiantes universitarios de entre 18 a 22 años, inscritos en diferentes carreras humanísticas, que hayan cursado la asignatura de Historia de El Salvador, se definió una muestra no probabilística por conveniencia de 125 estudiantes. Se utilizaron las técnicas de investigación de la encuesta y la revisión documental.

Resultados

Este artículo, de forma específica aborda el enfoque que los jóvenes universitarios tienen sobre el Bicentenario de Centroamérica. Las primeras preguntas son de conocimiento e interés general sobre la independencia y las restantes son específicas sobre el significado de la conmemoración del Bicentenario. A continuación, se comparten los resultados obtenidos en esta investigación.

Figura 1

Conocimiento general sobre el Bicentenario

Nota: elaboración propia.

En esta primera pregunta, se inició investigando qué conocía, de forma general, del Bicentenario de Independencia de Centroamérica, a lo cual un 45 % respondió que conocía la fecha del evento lo que refleja un dato estrictamente memorístico. Otro dato que llama la atención es el 28 % que dijo que no conocía nada del tema, dato que deja muchas dudas sobre la experiencia del aprendizaje de la historia de la Independencia Centroamericana cuando cursaban la asignatura de historia.

Figura 2

Principal recuerdo sobre la independencia

Nota: elaboración propia.

De acuerdo a la figura 2, lo primero que se viene a la mente de los encuestados, es la fecha de la firma del acta de independencia (36 %), lo que indica que cuando se estuvo estudiando este evento histórico, fue relevante en el aprendizaje la fecha como tal. En último orden de porcentajes aparece el recuerdo de los próceres con un 7 %.

Figura 3

Importancia de la independencia de España para Centroamérica

Nota: elaboración propia.

Los datos presentados en la figura 3 muestran como para un 51 % de los encuestados, el hecho de firmar la Independencia de España principalmente, significó libertad política para la región, lo que permitió la posibilidad de replicar la forma de gobierno liberal que en Europa se estaba llevando a cabo. También, se debe mencionar que en esta pregunta hubo otras respuestas que están reflejadas en ese 8 %, por ejemplo, libertad de tributo para los ricos, no hubo libertad de nada, un paro a los abusos de los españoles, poder crecer y ser libre y libertad de prensa, entre otras.

Figura 4

Interés por la independencia

Nota: elaboración propia.

Esta pregunta se hizo pensando en que temas les interesa a los estudiantes aprender sobre la independencia, considerando los datos de la figura 4, a un 39 % le interesa conocer sobre la influencia que otros países tuvieron en el proceso, mientras que un 15 % se interesa por el aprendizaje de los personajes y en igual porcentaje los personajes que lucharon por la independencia.

Figura 5

Opinión sobre el Bicentenario

Nota: elaboración propia.

Teniendo en cuenta los datos de la figura 5, se refleja que la mayoría de los encuestados están de acuerdo que este evento deben conocerlo las nuevas generaciones 52 % y solo un 5 % expresaron que no se debe conmemorar porque es falso que hubo independencia. Esto refleja una opinión favorable ante la conmemoración del Bicentenario.

Figura 6

Razones de conmemoración del Bicentenario

Nota: elaboración propia.

Con la respuesta de la figura 6, se complementa lo que se preguntó anteriormente, en tanto que aquí se hizo la pregunta, ¿Por qué se debe conmemorar el Bicentenario?; ya anteriormente, se obtuvo la opinión que era importante que las nuevas generaciones conozcan sobre el bicentenario, al preguntar el por qué se obtuvo que la razón principal, con un 58 %, es que el evento fue un ejemplo de lucha social.

En esta pregunta hubo diversidad de respuestas sumando un porcentaje del 5 %, entre ellas se pueden mencionar: para unirnos más como centroamericanos y así poder lograr un desarrollo en la región; para recordar lo mucho que es ser libres y actuar como tales en la actualidad; es un evento histórico que debe de estudiarse, en mi opinión no debería conmemorarse, sino más bien, aprender de este; entre otras.

Figura 7

Actividades conmemorativas del gobierno

Nota: elaboración propia.

Estos resultados demuestran que el 49 % de los estudiantes creen que se hará un desfile militar, sin embargo, a la fecha el gobierno central no ha dicho que se hará tal actividad, lo que si se considera hacer es la construcción de un monumento y publicación de artículos dedicados a la fecha.

Figura 8

Significado del Bicentenario

Nota: elaboración propia.

Este cuestionario se terminó con la pregunta, ¿Cuál es el significado del Bicentenario? De acuerdo a los datos de la figura 8, se muestra que un 55 % dicen que fue la independencia de la región Centroamérica sin más, al contrario de un 6 % que consideran que no tiene ningún significado histórico.

Conclusiones

Enseñar una área del conocimiento relacionada al ámbito histórico, no es una actividad que se deba limitar a la explicación de contenidos, muchos menos si se hace solo de forma descriptiva y memorísticamente, ante este escenario sí es cierto que el estudiante está aprendiendo datos históricos, pero sin significado, no es posible que en el siglo XXI se siga con ese esquema positivista de enseñanza, si ya se avanzó en áreas tecnológicas, de investigación espacial y medicina, ¿por qué las Ciencias Sociales no pueden trascender de los datos exactos a datos interpretativos?

A manera de primera y más evidente conclusión, se puede afirmar que en cuanto al significado que tiene para los jóvenes universitarios la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Centroamericana, no va más allá del simple hecho de recordar una fecha y la firma del acta, tal como lo evidencia los datos las figuras 1 y 2, que a su vez está en correspondencia con lo que planteó Pagès (2010): “(…) Es como un cajón donde lo guardamos todo mezclado, donde tenemos una gran cantidad de objetos desorganizados, algunos de los cuales no sabemos ni tan sólo que los poseemos o no sabemos con qué relacionarlos” (p.286).

Llama particularmente esta respuesta de los encuestados por la característica de que son estudiantes que ya llevaron la asignatura de Historia de El Salvador, muy probablemente, si esta pregunta se les hubiera hecho en el momento de cursar la materia la respuesta hubiera sido diferente, pero dentro de su “cajón de conocimientos históricos” lo primero que vino a la mente fue la fecha, así de tajante, ¿qué dice eso?, que al momento de la enseñanza de este tema hubo énfasis en el aprendizaje de las fechas.

Ahora bien, el estudiante aprende lo que el docente enseña. Con este planteamiento en ninguna manera se está juzgando y condenando al docente, por diversas razones, que no es el punto de discusión de este artículo; al final él se tiene que apegar a un currículo establecido desde el Ministerio de Educación. Sin embargo, lo que si puede hacer es buscar una didáctica acorde al nivel educativo, en el caso universitario ya no se puede estar trabajando con el mismo contenido, metodología, ni evaluación que se usa en la educación media, en este sentido ya no vale un “Docente historiador pasivo” como lo dice Posada (2010), el docente debe hacer un esfuerzo por cambiar su práctica didáctica.

En este orden de ideas, al reflexionar sobre qué historia enseñar del Bicentenario, es evidente que el estudiante no solo quiere fechas, nombres o batallas, sino que se interesa por aprender las causas de por qué se dio el proceso, con este dato presentado en la figura 3, se da una oportunidad para trascender de la historia descriptiva-memorística que el estudiante no quiere y que por eso siente aburrida la materia; de igual forma quedarse con ese tipo de enseñanza es minimizar la capacidad del estudiante.

Entonces, es bueno que los estudiantes se interesen en conocer las causas de la independencia, porque se puede ir más allá de simples datos repetitivos; asimismo, los estudiantes se interesan por aprender la influencia que otros países tuvieron en la independencia que es un punto que muy pocas veces se retoma y debería enseñarse, porque así se tiene un enfoque más amplio y dinámico de lo que fue el proceso de independencia.

Con respecto a la opinión del Bicentenario, es esperanzadora la conclusión a la cual se llega con esta investigación, porque a pesar de que se está indagando sobre un evento que ocurrió hace 200 años los jóvenes consideran que es importante conmemorar todo evento histórico para que las nuevas generaciones conozcan de su historia, esto permite forjar lazos de identidad nacional y regional.

Es importante hacer notar que para los estudiantes la razón de porque se debe conmemorar el bicentenario es tomarlo como ejemplo de lucha social, es decir desde su punto de vista comprenden que la independencia involucra una serie de cambios para la sociedad de aquel tiempo y también, el involucramiento de sectores sociales al momento de impulsar dichos cambios.

Es ante esta actitud abierta al razonamiento del evento histórico por parte del estudiante es que el docente debe aprovechar y vincular pasado y presente, tal como lo planteaba Pantoja (2017): “(…) tiene en sus manos la responsabilidad no de educar historiadores, sino de contribuir a la formación para el ejercicio de la ciudadanía” (p. 61).

Frente a la evidencia recolectada, al preguntar ¿Cuáles son las actividades que el gobierno hará para conmemorar el Bicentenario de la Independencia Centroamericana?, se puede afirmar que desde el gobierno central se ha hecho poca promoción a las actividades que estará realizando, por lo que la mayoría de los encuestados, de acuerdo a la figura 7, dijo que se haría un desfile militar, sin embargo, la actividad central que el gobierno hará es la construcción de un monumento al bicentenario:

El monumento será como un anfiteatro, estará conformado por cuatro columnas que sostendrán el monumento y ocho columnas que representan los ocho Estados. Cada una de las cuatro columnas tendrá una inscripción: paz, desarrollo, libertad y democracia, los cuatro conceptos con los que nació el SICA, en 1991. Lo fundamental es que va a quedar una reseña histórica para las actuales y futuras generaciones (MINED, 2020, párr. 8-9)

De igual forma, será de analizar el discurso político e histórico que el gobierno asuma ante esta conmemoración −que por el momento no se ha definido− es decir, si seguirá con una línea conservadora o adoptará una línea marxista, así como ocurrió en el debate organizado por el Ateneo de El Salvador en la primera conmemoración independentista:

Si el civismo refiere una gesta heroica popular dirigida por próceres iluminados —José Matías Delgado, según la historia oficial, pero “al lado de los monárquicos” y sin “destacarse antes de la proclamación de independencia”— la historiografía marxista se vuelca a la búsqueda de prohombres populares de izquierda, Pedro Pablo Castillo cual lo sugiere Alejandro Dagoberto Marroquín. (Lara-Martínez, 2011, p. 70)

Por último y con respecto al significado del bicentenario, se puede afirmar que no hay claridad en sí de este evento histórico, solamente se puede decir que los estudiantes saben que tiene relación con la independencia de España, pero hasta ahí llega el conocimiento más que el significado, lo que indica una vez más el aprendizaje memorístico de la historia, esto tiene sentido, en tanto si en las aulas se está haciendo énfasis en que solo se aprendan datos para aprobar un examen, por supuesto que será nulo o poco significado que los estudiantes atribuyan a tan importante evento como lo es el bicentenario de Centroamérica. No se puede esperar más, si solamente se está enseñando una historia cronológica.

También, llama la atención para el análisis sobre el significado del Bicentenario, el porcentaje del 6 % que expresó que la conmemoración del evento no tiene ningún significado histórico, en parte se puede explicar porque no le gusta el área de historia, le resultó aburrida la materia o bien porque no encuentra esa vinculación con el presente, lamentablemente, se estaría incumpliendo lo expuesto por Posada (2010), “(…) Por medio del estudio de la historia, se ofrecen al estudiante las herramientas para comprender con mayor claridad la realidad que vive” (p. 24).

En última instancia, no se trata de que el docente enseñe y diga cuál debe ser el significado de la conmemoración del Bicentenario, porque si se hace esto se estaría cayendo en el mismo error de solamente enseñar fechas, personajes, lugares, como se ha venido mencionando −de esa enseñanza histórica memorística y sin sentido− considero que decirle al estudiante cual es el significado de tal o cual evento histórico es el colmo, por que se estaría siguiendo el juego a las clases dominantes a enseñar una historia utilitaria y con sesgo partidario, tal como lo argumentaba Pagès (2002): “El currículo de historia y ciencias sociales ha estado al servicio de las ideologías dominantes y de la creación de una conciencia de pertenencia, de identidad, que ha negado las esencias básicas de una sociedad plural y democrática” (p. 3). Entonces, por una parte, no se estaría enseñando una historia científica, lo cual hace daño al estudiante y a la sociedad en general, al fomentar futuros ciudadanos pasivos, y, por otra parte, se estaría estancando el aprendizaje del estudiante porque se le está negando la búsqueda y construcción de significados cívicos de identidad nacional y regional.

El docente si puede incidir en la construcción del significado que dará cada quien, por ejemplo, en hacer aclaraciones conceptuales necesarias para una correcta lectura del pasado. Así como lo refiere Lara:

Sobre que son cosas muy distintas la libertad y la independencia —puesto que ésta consiste únicamente en que un pueblo no dependa de otro— no hay razón, nos parece, para renegar de nuestra vida de pueblo emancipado.

Ser libres, alcanzar esa suma de libertades tan armoniosa y tan completa que hace de cada ciudadano un rey en su hogar, sin más señor en el estado que la ley, no es ciertamente el fruto de unos cuantos lustros; es la paciente labor de muchos siglos (2011, p. 47)

También para poder llevar al estudiante por un camino de construcción de significados históricos, el docente puede incluir temáticas desconocidas, aquellas que nunca se mencionan en el sistema primario y de secundaria, por ejemplo, es enriquecedor para el análisis del bicentenario centroamericano, que se incluya el rol de la mujer, el rol del clero, la posición de sectores invisibilizados, como los indígenas y los afrodescendientes, y no solamente, hacer mención y énfasis en que los criollos y los próceres fueron los únicos involucrados en este proceso independentista.

El bicentenario de Centroamérica desde el enfoque de los jóvenes universitarios, se concluye, que es tradicional y memorístico fruto de como aprendieron este tema, aunque si hay curiosidad por parte del estudiante de ir más allá de lo estrictamente descriptivo, lo que deja la puerta abierta para cambiar el enfoque de la enseñanza de la historia.

Respondiendo a la pregunta inicial de reflexión de este artículo ¿Qué historia enseñar en el Bicentenario de la Independencia Centroamericana?, se puede afirmar que se debe enseñar una historia donde se dé énfasis al tiempo histórico más que al tiempo cronológico, de esta forma se estará contribuyendo a la construcción de significados históricos incidiendo directamente en la formación cívica y en la identidad nacional.

Referencias

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* Salvadoreña. Máster en Gestión Ambiental. Licenciada en Sociología por la Universidad de El Salvador (UES), San Salvador, El Salvador. Investigadora independiente. Correo electrónico: marnimonterroza@gmail.com. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3492-1767.

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