Revista Perspectivas: Estudios Sociales y Educación Cívica
N.° 27. Julio-diciembre, 2023
ISSN electrónico: 2215-4728
Doi: http://dx.doi.org/10.15359/rp.27.1
URL: http://www.revistas. una.ac.cr/perspectivas
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Editorial: “Actos escolares: una práctica en decadencia”

Editorial: “School acts: a practice in decline”

Editorial: “Atos escolares: uma prática em declínio”

Julieta Nair Godoy1

Fecha de recepción: 21/04/2023

Palabras claves: docencia; educación; Estudios Sociales; historia.

Keywords: teaching; education; Social Studies; history.

Palavras-chave: ensino; Educação; Estudos Sociais; história.

Quienes culminan sus estudios secundarios en Argentina han participado, al menos quince años consecutivos, de los actos que llevan a cabo los distintos colegios en cada país, de acuerdo con los acontecimientos considerados “claves” para su “nación”. Las fechas marcadas en el calendario son algo más que eso, hay una idea ejecutada casi de manera coercitiva que nos hace reconocer dichos sucesos, seleccionados por el poder, como los antecedentes ineludibles de nuestra identidad, una que en aquellos momentos se vuelve homogénea y dice hermanarnos. Sobre esto, para Fontana (1982), la historia cumple una función social asociada a legitimar el orden establecido.

Fieles al espíritu nacionalista, crecemos repitiendo una y otra vez quiénes son los referentes de nuestro país, cuáles son los emblemas que debemos respetar y defender, cuáles son los nombres y eventos que no debemos olvidar, pero ¿qué sucede desde la práctica?

Palabras alusivas casi biográficas, lectura o recitado por parte de estudiantes o docentes con unas que alguien seleccionó para que sean aprendidas, haciendo mayor hincapié en la tonalidad y la lectura que en asegurarse que aquellas personas sepan lo que dicen.

En los niveles inicial y primario, sobre todo, acompañan estos actos, representaciones con producciones de los y las estudiantes: hacer la bandera y mostrarla, disfrazarse de los distintos sectores sociales que convivieron durante le época colonial. En este último punto, entra una elección que raya lo discriminatorio, al momento de seleccionar el papel representado por cada niño/niña, de acuerdo con sus rasgos naturales, su color de piel, su color de ojos; cuánto más se asemejan a aquellas personas, mayor sentido pareciera tener esta ficción a corto plazo. Suelen repetir versos que, desde mi humilde punto de vista, burlan la historia de los distintos sectores sociales, más que nada los de los gremios subalternos, por lo que no solo carecen de contenido histórico, al implementar artículos que en realidad no existían para la época (pienso, por ejemplo, en la pollera roja a lunares muy demandada para el disfraz de vendedora ambulante, cuando las telas trabajadas eran pocas y únicamente tenían acceso a ellas las élites).

Pero, no es este el mayor problema, la cuestión central es que estos eventos no solo no recogen los intereses y el contexto de los diferentes grupos, sino que son los que manifiestan desconocer lo representado por cada una de las fechas, aun cuando han transcurrido quince años reiterando los mismos actos, los mismos disfraces, el mismo verso.

Como educadores y educadoras, debemos generar espacios de reflexión, trabajar sobre los contenidos que la fecha plantea desde una perspectiva liberadora, haciéndonos más preguntas y promoviendo menos respuestas (Pagès, 2012). Creo que la actualidad demanda una revisión urgente tanto del contenido como de la forma con los cuales dichos espacios serán construidos. La idea de implementar talleres como momentos planificados de enseñanza-aprendizaje podría mostrarnos la luz hacia donde dirigir aquellas fechas que no podemos obviar, pues marcan parte de nuestro quehacer laboral como trabajadores de la educación.

La dinámica de un taller, como puede observarse en la práctica misma del dictado de cada asignatura, saca al/ a la estudiante de un lugar pasivo y lo convierte en protagonista. Permite habilitar las voces de quienes realmente son los participantes principales y les plantea el desafío de la reflexión, la investigación, la opinión crítica, la autonomía escolar. En dichos talleres, la historia y la actualidad van de la mano, así como los objetivos de las ciencias sociales comienzan a vislumbrarse casi de forma espontánea, al tener la guía de un docente que deje en claro los propósitos, los criterios, el contexto en el que sucedieron las cosas. Principalmente, a mi entender, se trata de que se humanice el relato, de forma tal que los y las estudiantes logren comprender que están trabajando temáticas relacionadas, de manera directa, con nuestro tiempo presente y que, en todos los casos, se alude a personas quienes, igual que nosotros, han tenido sentimientos, dudas, miedos, incertidumbres, ideales.

Mi experiencia como docente me ha llevado a analizar que, cuando se llevan a cabo los actos patrios, los y las estudiantes los vivencian como tiempo libre, con el que zafan de una clase, cual quiera que sea, y rara vez, al regresar al salón, pueden dar cuenta de lo que allí sucedió.

Al margen de que subjetivamente crea que hay fechas que deben ser sacadas del calendario y otras tantas incorporadas, me preocupa la decadencia que sufren estos espacios, los cuales no deberían convertirse en una herramienta de poder para trabajar la identidad de las personas, sino en ambientes de transformación que resulten significativos y abran interrogantes sobre la realidad que nos toca vivir. En otras palabras, requerimos una historia crítica que se materialice en el análisis de las efemérides desde distintas interpretaciones, pues el pasado también es un asunto político (Martín, 1996).

Tomando como ejemplo a la Argentina, país en el que vivo, reflexiono varias cuestiones: en 1810 había desigualdad, ¿acaso hoy no la hay? ¿Acaso en la actualidad no existen vendedores autónomos/ambulantes en muchas de las esquinas de cada una de las localidades? ¿O niños pidiendo monedas en distintos semáforos?

¿Por qué el sur argentino debe celebrar el Día de la Independencia cuando para 1816 esas tierras estaban ocupadas por pueblos originarios y no formaron parte de aquella historia? ¿Cuántas veces nos contaron que el Litoral firmó otra independencia? ¿Cuántas veces nos dijeron que en 1816 no existía ni Estado ni patria?

Sin embargo, el eslogan que acompaña cada 9 de Julio en las carteleras de las distintas instituciones es el de ¡VIVA LA PATRIA!, con los colores celeste y blanco que hoy pintan nuestra bandera, pero que, desde su creación en 1812, han tenido muchas modificaciones. De hecho, hasta la consolidación del Estado argentino en 1880, han sido otros emblemas y otros colores los que han flameado en las guerras por lograr la hegemonía nacional.

¿Cuántas veces participamos de actos que relacionen el 24 de marzo de 1976 con el 2 de abril de 1982, como dos acontecimientos macabros que estuvieron en manos del mismo grupo genocida que gobernó durante el último golpe militar? Permítanme responderlo: pocas veces, para no decir ninguna.

Este recorte de la historia, su simplificación y anclaje al pasado solo dan como resultado la ineludible relación de pasado como sinónimo directo del concepto de historia. De esta manera, se va construyendo el fracaso no solo de la importancia de esta ciencia, sino de las propias trayectorias y experiencias cotidianas de los y las estudiantes.

Los actos escolares necesitan ser problematizados y la manera de afrontarlos también. El mundo actual exige nuevas miradas y maneras novedosas de transmitir aquello que algunos poderosos eligieron que serían los legados de una nación, la cual, desde varios puntos de vista, se encuentra en ruinas.

Es nuestro deber como docentes continuar formándonos para adquirir nuevas herramientas de cambio, con el fin de ponernos a disposición de los y las estudiantes, en pos de una educación liberadora, y proponer una visión del pasado con múltiples interpretaciones, las cuales incluyan algo más que héroes nacionales.

Referencias

Aguirre, C. (1996). Braudel y las ciencias humanas. Montesinos.

Fontana, J. (1982). Análisis del pasado y proyecto social. Editorial Planeta.

Martín, P. (1996). E. P. Thompson y la historia. Un compromiso ético y político. Talasa Ediciones.

Pagès, J. (2012b). Aprender a enseñar historia y ciencias sociales: el currículo y la didáctica de las ciencias sociales. Revista Pensamiento Educativo, (30), 255-269.


1 Argentina. Profesora de Historia, ISFD n.° 142, Buenos Aires, Argentina. Docente e investigadora independiente. julietagodoy@abc.gob.ar ORCID: https://orcid.org/0009-0007-2816-9106

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