Vol 16, No 32, Julio-Diciembre 2018 ISSN: 1409-3251 EISSN: 2215-5325

 

 

 

 

 

 

 

Imaginario social y participación juvenil:

realidades desde el Corregimiento de El Plateado,

Municipio de Argelia Cauca

Social imaginary and youth participation: realities from the Corregimiento

of El Plateado, Municipality of Algeria Cauca

DOI: http://doi.org/10.15359/prne.16-32.7

 

Denis Antonio Arboleda Suarez

Universidad del Cauca, Colombia.

dearsua@hotmail.com

Recibido: 15/05/2017 Aceptado: 19/11/2018 Publicado: 30/12/2018

 

Resumen

El siguiente documento hace parte de los resultados de un trabajo de investigación titulado ‘‘Identidades, proyectos de vida y participación comunitaria de los jóvenes en el Corregimiento de El Plateado, Municipio de Argelia Cauca –Colombia’’ realizado como tesis de Maestría en Desarrollo Comunitario Sustentable de la Universidad Nacional de Costa Rica, ejercicio en el cual se realiza una caracterización de los jóvenes y las juventudes y se intenta comprender los significados, obstáculos e identificar espacios en los cuales los jóvenes construyen sus proyectos de vida, al igual que sus formas y mecanismos de participación; intentando visibilizar su capacidad de acción colectiva desde algunos escenarios locales como Juventud Rebelde, las Juntas de Acción Comunal, organizaciones sociales como ASCAMTA, CNA, o acciones desde los jóvenes estudiantes; pero a su vez, develando limitantes que dificultan su real participación a partir de la ausencia de una identidad local definida, persecución a líderes sociales, poca visibilización de los procesos juveniles, predominancia de una cultura adultocentrista, ausencia de acciones claras de apoyo en espacios gubernamentales locales, entre otras . El documento gira entorno a aspectos conceptuales referentes a la construcción del imaginario social colectivo y la participación juvenil, para luego presentar significados que se tejen en algunos espacios locales en los cuales los sujetos vienen teniendo una importante acción colectiva. Se identifican a su vez los principales obstáculos que impiden o limitan el desarrollo de una tarea más decidida en los espacios colectivos y se describen cuatro escenarios desde los cuales los jóvenes vienen construyendo ese sujeto político que busca reivindicar y visibilizar su capacidad de organización.

Palabras clave: imaginario social, identidad, participación, jóvenes, juventudes

Abstract

The following document is part of the results of a research work entitled ‘’ Identities, life projects and community participation of young people in the Corregimiento of El Plateado, Municipality of Algeria Cauca -Colombia ‘’ conducted as a Master’s Thesis in Community Development Sustainable of the National University of Costa Rica, an exercise in which a characterization of youth and youth is carried out and an attempt is made to understand the meanings, obstacles and identify spaces in which young people build their life projects, as well as their forms and participation mechanisms; trying to make visible their capacity for collective action from some local scenarios such as Juventud Rebelde, the Community Action Boards, social organizations such as ASCAMTA, CNA, or actions from the young students; but at the same time, revealing limitations that hinder their real participation from the absence of a defined local identity, persecution of social leaders, little visibility of youth processes, predominance of an adult-centered culture, absence of clear support actions in government spaces local, among others. The document revolves around conceptual aspects related to the construction of collective social imaginary and youth participation, to then present meanings that are woven in some local spaces in which the subjects have an important collective action. In turn, the main obstacles that prevent or limit the development of a more determined task in collective spaces are identified and four scenarios are described from which young people are building that political subject that seeks to vindicate and make visible their capacity for organization.

Keywords: social imaginary, identity, participation, youth, youth

 

Introducción

No se puede desconocer que en el nivel nacional los jóvenes son un importante sector social que pueden llegar a ser actores de significativos cambios en el sector rural. Sin embargo, es necesario reconocer que históricamente, los jóvenes han tenido que verse enfrentados a una serie de dificultades que les impide asumir un rol protagónico en el desarrollo comunitario, en especial en las zonas rurales del país más afectadas por el abandono estatal. Esta situación exige desde la institucionalidad pública y privada estrategias de atención diferenciada que posibiliten crear las condiciones necesarias para su visibilización y desarrollo de capacidades que les permita afrontar los nuevos retos en el ámbito rural en una fase de posconflicto.

Del mismo modo, en Colombia las condiciones de pobreza se profundizan más en las zonas rurales en comparación con las áreas urbanas y la escasa presencia del Estado con su institucionalidad ha propiciado escenarios favorables para el desarrollo de economías ilícitas, como aquellas que dependen de los cultivos de coca, situación bajo la cual se desarrollaron condiciones particulares atravesadas por el conflicto social y armado que ha afectado a un alto número de pobladores de la ruralidad colombiana.

El conflicto social y armado afecta considerablemente el presente y los proyectos de vida de las familias rurales, donde lógicamente están los jóvenes como sector social invisibilizado. El desplazamiento forzado, el confinamiento de poblaciones, el reclutamiento de jóvenes por fuerzas armadas presentes en los territorios, las minas antipersona, las masacres, las desapariciones extrajudiciales pasados como falsos positivos por el Estado colombiano, la persecución a líderes comunitarios y los enfrentamientos armados han formado parte de algunos sucesos cotidianos en los espacios rurales como componente de un proceso estratégico de ocupación y dominación.

Esta situación conduce a que los jóvenes se vean abatidos por una realidad en el campo que los excluye, los invisibiliza y muchas veces desaparece, frente a una realidad en las ciudades que pauperiza cada vez más sus condiciones de vida, por la negación de unos medios materiales reales que permitan el desarrollo de todo su potencial. La desaparición se ve expresada no solo desde el plano físico a partir de la persecución, las violaciones, la tortura y la muerte de jóvenes en medio del fuego cruzado producto de las distintas formas de violencia que se han desarrollado al interior del país, sino que también se materializa a través de su no reconocimiento como sujetos políticos claves para dinamizar acciones tendientes a lograr un mejor bienestar para sus comunidades.

El panorama se agudiza aún más con el desarrollo del fenómeno del narcotráfico que para el caso colombiano tiene sus inicios hacia finales de la década del setenta y en el cual el tema de los cultivos ilícitos entraría a conformar parte de toda una geografía que también ha generado profundos cambios socioculturales en aquellas zonas donde las condiciones sociales y geográficas favorecieron el anclaje y expansión de grandes extensiones cultivadas con coca. El desarrollo de una economía ilícita cambió de manera significativa las formas de vida en los espacios locales y desestructuraron los procesos de organización, a partir de la ruptura cultural y la fragmentación de redes de cooperación comunitaria.

Esta realidad coloca a este sector de la población en un mayor nivel de vulnerabilidad frente a un ambiente en la cual los jóvenes deben enfrentar serios obstáculos para intentar mejorar su calidad de vida en condiciones de legalidad y dignidad, siendo algunos de los resultados la inserción en la lucha armada a través de grupos subversivos y en el aparato militar estatal, o bien el desplazamiento desde sus comunidades a las zonas urbanas. Todo el contexto descrito termina por afectar directamente los imaginarios individuales y colectivos, como también, las dinámicas de participación, acción y decisión de jóvenes en la vida comunitaria, pasando estos por la escasa presencia en las decisiones administrativas y académicas en los espacios escolarizados, hasta la nula, escasa o invisible acción en los órganos decisorios comunitarios.

 

Imaginario social y participación: acción colectiva desde los jóvenes

 

Como lo han afirmado diferentes autores, la noción de imaginario social está atravesada por relaciones de poder y de clase social a través de las cuales los sujetos expresan o imaginan las posibilidades de dar rumbo y sentido a sus propias realidades, desde la misma capacidad de organización y resistencia colectiva frente a formas de poder avasallante. En este sentido, bajo una lógica de una sociedad capitalista, la lucha de clases instituye relaciones de poder antagónicas bajo las cuales los colectivos populares a través de sus imaginarios buscan subvertir las condiciones de explotación y dominación, para construir otros mundos posibles con mayor justicia y equidad social.

No podría quedar por fuera de las relaciones de poder que se instituyen dentro de una sociedad capitalista en el marco de la lucha de clases, las relaciones de dominación y sujeción surgidas a partir de la infantilización del sujeto joven como alguien inferior al adulto, desdibujando y negando sus posibilidades como un actor social fundamental para la movilización y la transformación social, con lo cual se crean imaginarios en los cuales las juventudes son excluidas en la toma de decisiones. La mirada de lo joven desde una posición netamente etaria pareciera naturalizar una condición de dominación bajo la cual el saber y la experiencia acumulada de los años, están por encima de las capacidades de organización y movilización de las juventudes, ahondando aún más los procesos de exclusión social en la cual se niega la posibilidad de acción de las juventudes, otorgando la toma de decisiones sobre sus necesidades e intereses a una sociedad exclusivamente adulta. En palabras de Duarte (2015), la idea de adultez ha posibilitado legitimar formas de dominación que niegan posibilidades a los jóvenes bajo una idea de falta de madurez.

El adultocentrismo se establece a partir de como en cada sociedad se impone a las personas consideradas menores, unas ciertas posiciones en la estructura productiva, reproductiva e institucional y se construyen unos imaginarios que legitiman dichas posiciones en base a cierta concepción de las edades y sus tareas. (p. 91)

Por lo anterior y en palabras de Duarte, el adultocentrismo históricamente está ligado al desarrollo de los modos de producción, que en el plano contemporáneo se expresa en la reproducción de formas de dominación que permiten la reproducción de imaginarios en una sociedad capitalista de corte neoliberal.

Por otra parte, de acuerdo con Agudelo (2011), los imaginarios cumplen con algunas características como la dimensión, la realidad, la complejidad, la veracidad, la durabilidad, la transmisibilidad y la utilidad. Frente a la primera característica, manifiesta que los imaginarios pueden ser de carácter individual o colectivo y es real si se hace visible a través de las prácticas y los discursos de los sujetos. Su complejidad está marcada por el conjunto de significaciones que cada sujeto construye a partir de sus propias realidades sociales y por tanto, un imaginario no está representado por la idea de un solo individuo, sino por el conjunto de representaciones que se construyen socialmente.

En el caso de la veracidad, Agudelo (2011), manifiesta que los imaginarios no están supeditados a criterios de verdad; al contrario, es fáctico para cada sujeto o para cada colectividad desde la misma realidad que viven, imaginan y construyen desde su condición social de clase. A su vez, los imaginarios no son estáticos, su temporalidad dependerá de la durabilidad de las condiciones sociales del individuo o del colectivo.

Al igual que la cultura, los imaginarios se valen de diferentes mecanismos para permanecer en el tiempo; ‘‘se valen de mitos y leyendas, de lugares, de memorias, de técnicas del cuerpo, de gestos para permanecer y perpetuarse […], se difunden, se propagan, se resisten a los cambios bruscos’’ (Agudelo, 2011, p. 8). De esta manera, se hacen parte de la construcción de identidades individuales y colectivas en donde los sujetos a partir de su pasado reconstruyen sus posibilidades de ser y estar dentro de una dinámica social sujeta a permanentes tensiones y cambios.

Por último, la utilidad de los imaginarios está dada desde la función que cumplen en cuanto que permiten comprender la realidad individual y colectiva de los sujetos y se constituyen para ellos en el referente y la posibilidad de generar condiciones de transformación social. ‘‘Ser consciente de los imaginarios le permitirá a una sociedad autocrearse, comprender aquellos signos que la marcan en medio del conflicto, de la guerra o del desarrollo tecnológico o cultural’’ (Agudelo, 2011, p. 8).

Por otra parte, pueden distinguirse entre el imaginario social instituido (efectivo) y el imaginario social instituyente (radical) entre los cuales se pasa desde la tradición y las costumbres a la constitución de otras posibilidades de significación a través de la acción humana (Agudelo, 2011). Este autor manifiesta las posibilidades de transformación que se surten desde el imaginario social instituyente de la siguiente manera.

El primero opera desde las significaciones sobre los actos humanos, estableciendo lo permitido y lo prohibido, lo lícito y lo ilícito; el segundo opera sobre lo especular, sobre lo que no está presente. El imaginario social efectivo mantiene unida una sociedad, la cohesiona; el imaginario social radical fragmenta, crea fisura, hace posible la transformación social. El primero es un conjunto, el segundo una capacidad. (p. 10)

En definitiva, el imaginario instituido crea condiciones de identidad individual y colectiva generando la unidad y la cohesión necesaria para la construcción de identidad comunitaria, mientras que el imaginario instituyente crea posibilidades de transformación social desde la acción comunitaria, desde la capacidad y la acción política de los sujetos que resisten y a la vez buscan estrategias y mecanismos que confrontan las relaciones de poder y dominación en un escenario de lucha de clases.

Por otro lado, como lo indican algunos autores, ‘‘sobre el fenómeno de la participación existen innumerables definiciones’’ (Fernández, 1999) y a la vez diferentes mecanismos a través de los cuales el sujeto o las colectividades se visibilizan a través de sus acciones frente a un sistema de lucha de poderes en el que se combinan diferentes mecanismos para la exigencia de derechos. Algunos mencionan que existen vías no convencionales en donde se recurre al uso de la fuerza y la violencia para intentar superar las condiciones de exclusión y opresión como lo es el caso de los movimientos guerrilleros, pero también existen mecanismos de participación catalogados como convencionales en donde los sujetos a parir de mecanismos legales exigen el cumplimiento y garantía de derechos. En ambos casos existe una dimensión política del sujeto que intenta superar a través de la acción colectiva un sistema de exclusiones, la única diferencia que los separa son los mecanismos y las vías de acción a través de las cuales se procura subvertir un orden instituido.

En el caso del presente documento, se hace alusión a una dimensión convencional de la participación en la cual las juventudes (rurales) intentan colocar en los diferentes escenarios de discusión política sus opiniones y acciones frente a una realidad del mundo rural en la cual persisten condiciones de exclusión de los jóvenes, negando sus posibilidades y capacidades de ser actores directos en los diferentes procesos necesarios para una construcción democrática de la sociedad.

 

Escenario donde tiene lugar la investigación

 

El corregimiento de El Plateado se encuentra localizada en municipio de Argelia, el cual está en las inmediaciones de la Cordillera Occidental al Sur de Occidente del departamento del Cauca. Es una zona que se caracteriza por presentar una población diversa proveniente de distintos lugares del país, como resultado de una economía que se sustenta principalmente en los cultivos de coca, situación que se dio desde la década del setenta, cuando tienen inicio los cultivos de este producto con fines ilícitos, esto ha generado todo un proceso de movilidad poblacional alrededor de la búsqueda de mejores ingresos económicos en las familias, pero también como resultado del conflicto armado desarrollado en la zona, por la presencia de diferentes actores como grupos paramilitares, grupos guerrilleros y el aparato armado del Estado que hace presencia en el territorio.

Espacialmente, es un lugar en donde el verdor de la selva húmeda tropical ha dado paso al verdor de los cocales (Figura 1), lo cual ha significado un enorme impacto ambiental en términos paisajísticos y a su vez en pérdida de biodiversidad y contaminación de recursos hídricos.

 

 

Figura 1. Vista aérea del corregimiento de El Plateado.

Nota: Habitante de la región, 2016.

 

Como consecuencia de la actividad económica predominante en la región, en El Plateado la cultura del narcotráfico ha roto completamente con estrategias locales para la soberanía alimentaria, y si bien es cierto que el flujo de dinero producto del cultivo y del procesamiento de hojas de coca es significativo, también es una realidad la concentración de recursos monetarios en un número mínimo de productores y narcotraficantes de la zona. ‘‘Los llamados raspachines, al igual que muchos hogares presentan dificultades para el acceso permanente a los alimentos, situación que se ve reflejada en casos de desnutrición en niños y jóvenes de edad escolar’’ (Arboleda, 2014; p. 38).

Es en este escenario atravesado por las múltiples dinámicas alrededor de una economía predominante catalogada como ilícita, en donde se indagó acerca de la construcción de identidades, imaginario social colectivo, proyectos de vida y participación comunitaria de los jóvenes que habitan este territorio.

 

Metodología

 

La investigación corresponde a la tipología de estudios de carácter cualitativo, en el cual la revisión documental, la observación participante, el diálogo con informantes clave y los relatos de vida, fueron herramientas que se convirtieron en importantes elementos para describir y comprender los significados que otorgan los jóvenes a la participación y los mecanismos, a través de los cuales intentan visibilizar su capacidad de movilización para la trasformación de su comunidad. En este sentido, la investigación tuvo como objetivo analizar los significados y los obstáculos que inciden en la participación de los jóvenes en los procesos de desarrollo local.

Metodológicamente, en principio se acudió a la revisión documental para precisar elementos conceptuales y describir algunos procesos que se vienen gestando en corregimientos como El Plateado. El examen de archivos periodísticos permitió establecer algunas líneas de tiempo e identificar organizaciones como Juventud Rebelde en las cuales los jóvenes encuentran un importante escenario de participación. Posteriormente, se recurrió al dialogó con jóvenes líderes pertenecientes a Juventud Rebelde, El Coordinador Nacional Agrario, Junta de Acción Comunal, líderes estudiantiles y Escuela Cultural Campesina, para indagar sobre los significados que otorgan a la participación. A su vez, se identificaron obstáculos que limitan un mayor protagonismo como sujetos políticos y se complementó la descripción de cada colectivo. Se entrevistó a un total de siete jóvenes, caracterizados por ser partícipes activos en los espacios locales anteriormente mencionados. La bola de nieve fue una técnica usada para identificar a los sujetos con quienes se establecieron los diálogos, previa concertación de los momentos y los lugares de encuentro para desarrollar las entrevistas.

La presencia como observador participante en algunos espacios colectivos, también fue clave para comprender de manera directa las dinámicas de participación de los jóvenes y las proyecciones futuras que se trazan desde cada colectivo. De esta manera, se asistió a un taller de cartografía social desarrollado en el colectivo Juventud Rebelde, igualmente, se tuvo la oportunidad de observar de cerca algunas dinámicas organizativas desarrolladas por estudiantes integrados a partir de la Junta de Acción Comunal Estudiantil y que a su vez hacían parte activa de la Escuela Cultural Campesina de Argelia.

Del mismo modo, la observación participante en dos espacios en los cuales se socializaron los avances de los acuerdos de paz en la Habana por parte de integrantes del 60 Frente de las FARC-EP, antes de su proceso de dejación de armas, posibilitó comprender algunos significados y esperanzas desde jóvenes pertenecientes al grupo armado frente a la posibilidad de un nuevo escenario de participación política en el país.

Finalmente, el relato de historia de vida de un joven líder perteneciente al Coordinador Nacional Agrario (CNA) posibilitó comprender un poco algunos conflictos locales que dificultan una real participación de los jóvenes, como también escuchar desde la experiencia de vida algunos sucesos en los cuales la persecución y las amenazas a líderes sociales se convierten en una limitante que no solo silencia voces, sino que coloca en riesgo la propia vida.

 

Significados de la participación desde las voces de líderes juveniles

 

Desde los diferentes escenarios locales en los cuales actúan los jóvenes se construyen una serie de narrativas frente a los significados que estos le asignan a la participación. En el caso de aquellos vinculados en diferentes espacios comunitarios como las Juntas de Acción Comunal, Junta de Acción Comunal Estudiantil, Organizaciones Sociales de Base, entre otros, participar es un sinónimo de posibilidad de cambio, de capacidad de incidir en los diferentes escenarios de la vida comunitaria, para generar dinámicas que conduzcan a un bienestar común, pero también se constituye en la oportunidad para denunciar los constantes atropellos que han tenido que vivir como grupo social y la comunidad en general.

La participación es que el joven pueda decidir […], que al joven se le respete su decisión y que se haga realidad porque prácticamente se dice que el joven tiene el derecho de decidir pero cuando quiere algo se le niega, que se tenga solución a esas necesidades que al joven se le presentan y que no se le mire solamente como el drogadicto, como el vago, sino que se le respete y que sea libre con la oportunidad de decidir. (Joven líder integrante de Juventud Rebelde).

La participación también es entendida como el mecanismo de construir alternativas a través del trabajo colectivo bajo el respeto de la libertad de opinión y como la posibilidad de construir consensos a partir de las diferencias. Como lo expresa Araneda y Silva, (2010): ‘‘esta participación debe actuar de tal modo que la diferencia, oposición y resistencia de los distintos o contrarios a ellos, sean convencidos por medio de la deliberación, o incluso puede estar presente el conflicto para que les permita desarrollar capacidades para negociar y llegar a acordar soluciones’’ (p. 26). Lo anterior queda expuesto en una de las opiniones de una joven líder estudiantil del Corregimiento de El Plateado.

Es muy importante tener esa posibilidad de decir lo que yo pienso independientemente de si estoy de acuerdo o estoy en desacuerdo con lo que suceda […] sin que otras personas lo juzguen, lo señalen o se le vayan encima por expresar su propio pensamiento, ¿cierto?, porque en ocasiones es muy difícil digamos, ir a un lugar y decir, yo estoy de acuerdo con tal cosa y la mayoría no, entonces todos se van a ir en contra de esa persona. Entonces allí como que la participación no es muy válida o no se tiene un pensamiento racional que permita aceptarse a partir de las diferencias. (Lideresa estudiantil)

Para otros jóvenes, la participación en el escenario político es sinónimo de libertad, es la oportunidad de ser lo que es y expresar de manera libre lo que siente, sin miedo a que ello genere obstáculos y amenazas para su vida, así queda expresado en un diálogo de un joven guerrillero perteneciente al 60 Frente de las FARC-EP, antes de su proceso de dejación de armas.

La participación política es el derecho a poder hablar, ¡lo otro son las elecciones! participación política es que yo pueda pararme en el centro de la plaza de El Mango y decir ‘‘yo estoy en contra de Uribe porque Uribe es paramilitar’’ y que no me pase ¡nada !; eso es participación política. Porque el problema es que aquí en Colombia perdimos el derecho a hablar, o acaso quien de ustedes es capaz de pararse en cualquier plaza y decir lo que estoy diciendo, haber ¿quién?, porque uno sabe lo que le corre pierna arriba […], usted para poder pensar diferente y poder hablar le toca en secreto, ¿sí?, entonces así mismo, qué Uribista es capaz de pararse en la plaza de Sinaí o aquí en Plateado y decir, yo estoy con Uribe y ¡que vivan los paramilitares¡, porque nosotros tristemente también le hemos quitado el derecho a ellos a opinar. Entonces, la idea es que si se dan los acuerdos todos podamos expresar lo que pensamos y sentimos sin miedo a nada. (Líder guerrillero de las FARC-EP)

Es evidente además que existe una posición crítica frente a los mecanismos de participación popular como lo es el caso de las elecciones a través de mesas de votación, hecho al cual solo tienen derecho las personas mayores de edad y que en Colombia se ha prestado para numerosos casos de corrupción a través de la compra de votos, o en el peor de los casos, a través de la presión por actores armados en complicidad con el Estado. Por tanto, el derecho a la participación, al que se hace mención, tiene un sentido más amplio, es decir, a través del cual todos independientemente de la edad, el sexo, la religión, el color de piel, etc., puedan expresar sus opiniones y ser partícipes de la construcción de acuerdos colectivos que busquen el bienestar común.

Desde las voces femeninas de lideresas con acción en algunos espacios de organización local, la participación es la oportunidad de expresión de ideas y unión de acciones para afrontar problemáticas que aquejan a la comunidad en general, al ser un espacio de encuentro, en donde el diálogo se constituye en pieza fundamental para lograr consensos que permitan afrontar los nuevos retos tras el acuerdo de paz en el país.

La participación es importante porque nos permite expresar ideas, como decimos, no hay ideas malas […], por ejemplo aquí en JR a partir del diálogo unimos ideas y de una idea sencilla vamos juntado otras ideas hasta convertirla en una maravillosa idea. Estos espacios nos sirven para irnos preparando para lo que vendrá como resultado de los diálogos de paz. (Joven lideresa integrante de Juventud Rebelde)

Es claro que un factor determinante que moviliza a los jóvenes dentro de los escenarios locales de decisión política son los acuerdos de paz entre el Estado colombiano y el grupo insurgente con mayor antigüedad en el país, lo cual reafirma la expresión de que ‘‘sin jóvenes no hay posconflicto’’. En este sentido, las diferentes dinámicas de encuentro entre jóvenes para discutir y pensar su nuevo papel frente a los retos venideros, son fundamentales para construir desde su realidad local propuestas de trabajo colectivo dirigidas a asumir un papel protagónico en la construcción de una nueva visión de país.

 

Dificultades para la participación de los jóvenes

 

La ausencia de una identidad colectiva local es una gran limitante que reconocen los jóvenes para pensar en un proyecto territorial común a largo plazo y que desde luego afecta la posibilidad de una real participación que le apueste a transformar las actuales condiciones de vida de su comunidad, desde todos los ejes del desarrollo. Así lo expresa un joven líder local:

Es que hay varias limitantes, una es esa identidad campesina, lo segundo sentirnos como campesinos de Argelia, porque una cosa es ser campesino por ejemplo del Huila y otra cosa es ser campesino acá, porque Argelia sin coca no es nada para mucha gente, Argelia es un hueco, imagínese esto sin coca, ¡no es nada!, porque infortunadamente se vive una gran abundancia. Acá hay mucha gente: paisas, caleños, pastusos […] que están porque hay coca. El día en que esto se acabe se van a ir y quedaremos unos cuantos y eso que si las personas de acá tienen la oportunidad de irse para otro lado también se van, ¡esto quedará desolado! Yo la verdad la veo difícil, además de las condiciones del territorio, esto es zona de montaña y además la cultura, esa cultura mafiosa que ya está en la gente. (Joven líder local)

Esa ausencia de una identidad local diluye en el tiempo y el espacio la existencia de un sentimiento comunal que plantea retos muy grandes para afrontar una crisis local derivada de una posible sustitución de cultivos ilícitos. Como lo diría Bauman (2003):

En la medida que esas antiguas historias de pertenencia grupal pierden verosimilitud aumentan las demandas de historias de identidad en las que nos relatemos a nosotros mismos de dónde venimos, qué somos ahora y a donde vamos, hay una necesidad urgente de tales historias para reestablecer la seguridad, crear confianza y hacer posible una interacción con otras que tengan sentido. (p. 117).

Es innegable que producto de la economía de la coca y del actual proyecto minero nacional, al interior de los territorios se han reconfigurado las fuerzas de poder a tal punto que la persecución a líderes sociales y en múltiples ocasiones su tortura o desaparición han sido situaciones que se han repetido en muchos lugares del país y que, desde luego, también, han sucedido en el corregimiento de El Plateado y sus alrededores. La estigmatización de la protesta social y el pensar en el bienestar comunitario son factores de riesgo que generan obstáculos para la participación efectiva y transformadora de los jóvenes, pero que aun así no ha limitado de lleno su accionar desde ciertos espacios. Historias de persecución, tortura y desaparición a quienes elevan las banderas de la lucha son comunes en estos territorios. Como ejemplo, una de tantas narraciones que quedan en las memorias y a veces en la invisibilidad, por el temor a las represalias que su denuncia pueda generar.

El ejército tuvo una arremetida fuerte, se instaló en una escuelita y prácticamente obligaban a los estudiantes a recibir clases y a la docente a darlas sabiendo el riesgo que eso representaba […], entonces fui y les pedí que se retiraran del lugar, ellos dijeron que no y que yo me dedicara a mi trabajo […], después hubo un hostigamiento de la guerrilla […], daban ganas de llorar porque eso tiraban plomo de todo lado […], cuando medio pasó la profe sacó una sábana blanca y salimos hacia abajo para poder resguardar nuestras vidas. ¡Menos mal ese día no habíamos llamado a los niños!. A los tres días volví y ellos habían dejado la escuela minada, ¡pipas de gas y cables por todo lado!. Eso me enfadó y me fui a buscar al jefe de los Elenos […]. Cuando bajé me encontré con los otros manes y también discutimos […], les dije: voy a tomar acciones legales frente a esto que está pasando y un teniente se me aletió […]. Un día bajando de la casa a la escuela llegaron dos manes encapuchados y me cogieron y me amarraron […], yo sabía que ese día me iban a pelar […], me llevaron por un cocal abajo, yo le di un cabezazo a uno de ellos y me cogieron a garrote, me golpearon hasta donde más pudieron […], tal vez porque ese día había gente cerca raspando no me mataron, me dejaron allí tirado y me las cantaron de porque me hacían eso. (Joven líder local)

Otro asunto que preocupa es la no visibilización de los jóvenes dentro de los diferentes espacios de participación y que si bien pueden darse momentos para que sean protagónicos de propuestas de cambio, difícilmente se van a encontrar grupos de jóvenes interesados en hacer parte de procesos de desarrollo colectivo, todo ello muy influenciado por la ya mencionada inexistencia de una identidad colectiva local y por valores infundados por la economía de la coca, en donde la organización aparentemente no parece ser algo importante.

Uno de los grandes retos para ver a los jóvenes en los espacios es que se empiece a trabajar por una identidad local, porque tras de que hay dificultades de reconocimiento tampoco hay una real participación de los jóvenes en los espacios y cuando participan no hay una postura bien definida como lo que realmente son. (Joven líder local)

El no reconocimiento de los jóvenes no solo se da desde los espacios gubernamentales, sino que también lo viven al interior de las mismas organizaciones sociales. Manifiestan que, si bien en los discursos lo joven está presente, en los momentos concretos, donde sus voces pueden ser escuchadas para dar sus opiniones y hacer sus propuestas frente a la realidad que viven, son relegados al último momento de las reuniones, cuando las decisiones más importantes ya se han tomado.

Es tanto que en los espacios de negociación que uno ha participado encontramos diferentes colectividades, de productores, mujeres […] dicen, ¡vamos a escuchar a las mujeres, los afros, los indígenas, los cocaleros […] y por último los jóvenes! y cuando los jóvenes están hablando ya todo el mundo está recogiendo […], entonces uno allí siente que desde el mismo movimiento social hay un no reconocimiento a este trabajo de los jóvenes. (Joven líder local)

A su vez, los jóvenes denuncian que a pesar de que en los escenarios municipales como la alcaldía hay todo un discurso de apoyo a la juventud, en la práctica no se materializa con acciones concretas que les permita incidir de una manera sustancial Así, el reclamo de espacios como una secretaría de la Juventud brindaría posibilidades para que se iniciaran trabajos en el plano municipal, para su reconocimiento y participación en la toma de decisiones que permitan definir una línea diferenciada para una política municipal de juventudes.

Propuestas concretas desde la alcaldía acá en lo local no hay nada, es cierto que hay una secretaria de cultura y deporte pero más que con acciones que impacten directamente a los jóvenes, lo que realizan son tareas que hacen parte de sus obligaciones adquiridas […], eso es lo que pasa en la alcaldía y entonces ese sería otro de los grandes retos, ser coherentes con lo que se está diciendo frente a la atención de los jóvenes ya que si no hay condiciones difícilmente se va a dar su participación. (Joven líder local)

Otro aspecto crítico que se identifica es la necesaria ruptura de las estructuras de poder adultocéntricas que no permiten pensarse lo joven desde sus mismos actores. Las necesidades de los jóvenes y sus propuestas de acción deben partir desde sus propios análisis y no desde una mirada exclusiva de los adultos, en donde se generan espacios de sustracción y negación de unas reales condiciones para la participación.

El hecho de que la sociedad juzgue tanto a los jóvenes es una acción que no tiene razón de ser […], teniendo esa visión de los adultos hacia los jóvenes de que son los que la van a embarrar, difícilmente se va a cambiar a esa visón en la que sean escuchados, que sean tenidos en cuenta […], llegamos al punto en que eso no nos ha permitido crecer como jóvenes porque siempre nos dicen que nos falta experiencia y llegamos a veces al punto de decir que sí, allí terminamos aceptando entonces el discurso de los adultos […]. Deben haber unos espacios que permitan la reflexión como jóvenes, pero también generar desde los adultos espacios para charlar frente a cómo van a brindar unas reales posibilidades para acoger a los jóvenes dentro de las organizaciones, porque si no van a llegar y sino les prestan la atención que merecen tampoco va a pasar nada. (Joven líder local)

No se puede olvidar también un aspecto que genera preocupación dentro de la coyuntura política local y es la misma exclusión y disputa de poderes que existe al interior de las organizaciones sociales y entre las mismas organizaciones de base con acción en el territorio. La estigmatización y la asignación de identidades no asumidas se ha dado en doble vía, mientras la Asociación Campesina de Trabajadores de Argelia (ASCAMTA), organización de base campesina local filial al movimiento político y social Marcha Patriótica es señalada de ser colaborada de las FARC-EP, los integrantes del Coordinador Nacional Agrario (CNA) son señalados de ser colaboradores de las guerrillas del ELN, situación que genera un ambiente político de tención, riesgo y preocupación frente a un escenario en el cual, según algunos hechos, se evidencia una nueva arremetida paramilitar en el municipio de Argelia. Bajo esa situación, la participación de los jóvenes también se ha visto afectada, ya que en algunos momentos no se ha encontrado el apoyo suficiente a sus iniciativas desde las mismas bases sociales y en el peor de los casos, según diálogos con algunos jóvenes, se ha sentido una fuerte presión y persecución política desde las mismas organizaciones campesinas.

En la comunidad empezamos a sentir que espacios como la caseta sí pero no, como que llegan y de pronto dañan algo, como que se está invirtiendo mucho en ustedes […], en unos carnavales nos dieron unos recursos para una carrosa pero no nos metieron ni en la programación, como que le dieron más importancia a cosas como el trago, la orquesta, que a la parte cultural, no hubo el apoyo que se había acordado […]. Nosotros al final decidimos no salir porque no habían las condiciones, nos tildaron de incumplidos, irresponsables, ¡bueno!, nos dijeron que a ese grupo no había que volverlo a apoyar […], nos dijeron: ¡a ustedes se les van a empezar a cerrar espacios! […]. Un día recibí una llamada anónima y me dijeron: es mejor que deje esa joda del grupo cultural porque si no va a tener problemas con nosotros. (Joven líder local)

Esta situación parece agravarse aún más cuando desde el diálogo con algunos líderes juveniles se declara que en repetidas ocasiones, cuando procesos independientes a ASCAMTA han intentado realizar trabajos desde la base social, han tenido que sobrellevar situaciones que genera una enorme preocupación, puesto que como lo mencionan: ‘‘pareciera ser que en Argelia solo existiera una fuerza política de base social que cuando otros intentan hacer otras cosas los mandan a callar’’. Ante esta situación, se genera una fuerte tensión de la cual los jóvenes no pueden escapar y finalmente, terminan siendo afectados en sus iniciativas de organización local.

A partir de esta otra radiografía que se muestra desde otras voces no pertenecientes a ASCAMTA se genera entonces el siguiente interrogante: ¿cómo crear unidad y generar espacios realmente democráticos de cara a un acuerdo de paz, cuando desde el interior de las mismas organizaciones de base parece estarse negando la posibilidad de la diferencia? Los retos que deben enfrentarse, por tanto no son solamente hacia afuera de los procesos sociales locales, sino hacia su interior, tal realidad parece opacar un poco los escenarios en donde los jóvenes pueden llegar a generar procesos, para la construcción de sentidos de pertenencia que ayuden a solidificar un proceso político, desde los jóvenes para la transformación de sus comunidades.

Del mismo modo, un aspecto que no ha sido mencionado es la triple exclusión que deben vivir las mujeres jóvenes dentro de los procesos de organización local, situación que se materializa tanto en la exclusión de género como también, en el hecho de ser joven y desde luego por su condición económica, realidad que las coloca en una mayor desventaja en comparación a los varones, en los espacios de participación local. El Plateado, al igual que los corregimientos aledaños se caracteriza, además de ser una sociedad adultocéntrica, por un androcentrismo marcado que genera posturas de negación para la real participación femenina. Ello se evidencia no solo desde la escasa presencia de las mujeres en los diferentes escenarios de participación local, sino hasta una ausente política municipal de real inclusión en la esfera pública. A su vez, pese a que existe en las organizaciones sociales de base todo un discurso de equidad de género, lo cierto es que aún hay grandes limitantes para su efectiva participación. Ante esta situación como lo plantea Astelarra (como se citó en Tello, 2009), ‘‘la participación social de las mujeres se debe abordar, entonces, tanto desde la perspectiva de su ausencia social, del ámbito público, como de su presencia social en el ámbito privado’’ (p. 20).

Pese a esta situación, hay que reconocer que con el paso del tiempo las mujeres jóvenes en el escenario local han ido ganando espacios, al punto de que ya se escucha, desde las voces de algunas líderes, la gestación de colectividades de mujeres que discuten a su interior asuntos para afrontar los retos como grupo social frente a un escenario de posconflicto.

La falta de credibilidad en los jóvenes, también está presente en los espacios de participación, tanto así que casi nunca se los tiene en cuenta para la toma de decisiones que afectan su convivencia colectiva. Esta situación se puede observar en ambientes como las instituciones educativas, en donde las reformas a los manuales de convivencia están dirigidos y pensados por los docentes, en escenarios en donde no se los convoca, ni se brindan oportunidades para que los estudiantes sean partícipes de la construcción y la definición del conjunto de normas que los rigen. En este caso, la participación de los jóvenes estudiantes es más representativa que decisiva en los direccionamientos que se dan al interior de las escuelas y los colegios.

Del mismo modo, dicha falta de credibilidad en los procesos que lideran los jóvenes, en muchos casos obliga a que estos busquen estrategias para lograr integrarse en los espacios de decisión, tal es el caso de jóvenes líderes que manifiestan que deben asumir máscaras de adultos para lograr ser escuchados y así tener una mayor credibilidad. De esta manera como lo expone Duarte (2013): ‘‘Podemos observar que estos desencuentros generacionales en el territorio dan cuenta de disputas y polémicas que tienen raíces diversas, pero que en concreto debilitan las posibilidades de acción comunitaria conjunta, así como refuerzan las tendencias a la fragmentación que se estimula desde el contexto global’’ (P. 183).

 

Espacios de participación política de los jóvenes en el escenario local

 

Juventud Rebelde, el sueño por la generación de la segunda y la definitiva independencia

 

Juventud Rebelde no es un espacio de participación juvenil que nace y tiene acción solamente en el corregimiento de El Plateado, es un escenario en el nivel nacional que coloca a los jóvenes en la acción, como los principales actores capaces de generar un nuevo cambio político y social que le apueste a una nueva visión de país. Así, se lee desde uno de sus documentos constitutivos:

Somos una organización política juvenil de masas que recoge diversas expresiones juveniles en su proyección hacia la construcción de un orden socialista en Colombia, entendiéndose este como un nuevo sistema económico, político, social y cultural, un nuevo paradigma a crear que niegue a plenitud el orden del capital y que transforma el conjunto de la vida social […], somos la generación de la esperanza que le presenta al pueblo colombiano, un aporte para la construcción de la Colombia Nueva. (Juventud Rebelde Colombia, 2015; p. 2)

Si bien en el nivel nacional la constitución formal de Juventud Rebelde se da el 9 de abril de 2015, en el nivel local, ya desde finales del año 2014 se venían realizando procesos de organización política de jóvenes. Es así como en el mes de octubre del mismo año tuvo lugar la primera escuela de jóvenes convocada por ASCAMTA, cuyo objetivo principal fue socializar la idea de organización política de Juventud Rebelde y a su vez el papel de la Asociación Campesina como espacio de trabajo político de las comunidades campesinas en el plano municipal. ‘‘La expectativa generada por el evento […] fue de tales dimensiones que significó un nuevo reto histórico en la búsqueda de los anhelos de las inmensas mayorías de un país y un territorio con democracia y con justicia social’’ (ASCAMTA, 2014).

Luego, en el mes de agosto de 2015 se llevaría a cabo el evento más significativo en el nivel local y regional en el cual diferentes organizaciones sociales y de juventudes se dieron encuentro en el corregimiento de El Mango, en el marco de la II Brigada Internacional por la Paz de Colombia, para visibilizar en el nivel nacional e internacional la crisis social y humanitaria de esta localidad y posicionar la lucha política juvenil en Colombia, desde un territorio que ha tenido que padecer las consecuencias del conflicto armado y la incidencia de los cultivos de uso ilícito.

El corregimiento de El Mango, paso obligado para llegar la población de El Plateado se constituye en un ícono que refleja el estado de abandono por parte del Estado. Las cicatrices de la guerra han marcado las memorias de sus habitantes y han pasado su cuenta de cobro con las vidas de personas de la sociedad civil, al igual que de los grupos armados que han hecho presencia en la zona. Los hostigamientos armados de los grupos guerrilleros hacia integrantes de fuerzas militares del Estado, se convirtieron en los últimos años, en la realidad cotidiana de sus pobladores, conflicto que no solo se ha vivido en El Mango, Sinaí, Plateado y la misma cabecera municipal, sino en muchas partes del país.

En este escenario JR, como lo denominan algunos militantes locales integrantes de Juventud Rebelde, manifiestan apostarle a la construcción de otro país posible, a partir de las diferentes dinámicas comunales, a la formación de una nueva generación de jóvenes con un conocimiento claro de las raíces del actual conflicto social y armado colombiano y con una convicción de la capacidad de transformación política y social puesta en sus manos. Como lo expresa uno de sus líderes:

JR es el joven soñador, digámoslo así, se rebeldiza porque cuando uno tiene un sueño y quiere hacerlo realidad uno sale con muchas ganas para alcanzarlo pero en el camino se encuentra con muchos inconvenientes, prácticamente uno de los inconvenientes es el Estado porque prácticamente ha dejado como a un lado al joven y no lo ha dejado soñar, siempre lo ha tenido como en otro mundo digámoslo así, pero jamás le ha permitido soñar y si sueña no le permite que su sueño se haga realidad porque cuando se necesita algo, como por ejemplo cuando se forma un grupo de danzas y uno va a pedir una ayuda allá pues uno lo que recibe es otra cosa. (Joven perteneciente a Juventud Rebelde)

El sentimiento de abandono Estatal siempre está presente en los discursos de los jóvenes integrantes de Juventud Rebelde, situación que no es producto solo de los procesos de diálogo que se generan dentro del grupo, sino de las condiciones materiales en las que viven y de las problemáticas que impactan su cotidianidad y en general a sus comunidades.

También, es claro que pertenecer a JR ha sido una causal de señalamientos por parte de integrantes de la fuerza pública del Estado en repetidas ocasiones, lo cual deja en evidencia la persecución sistemática que se realiza a los grupos organizados que de una u otra manera generan oposición a las políticas de Estado. Hechos como los denunciados por el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo en la II Brigada Internacional por la Paz de Colombia, colocan a la luz pública que ser o pertenecer a cualquier organización de base es una razón para señalar y generar estigmatización.

En la cabecera Municipal […], miembros del Ejército Nacional […] para un bus intermunicipal en el cual se desplazaban integrantes de la Juventud Rebelde Cauca […] quienes se disponían a participar en la Segunda Brigada Internacional Juvenil por La Paz de Colombia. Los militares piden las cédulas, realizan requisas y se dirigen a dos jóvenes […] y les preguntan que para donde se movilizaban, a lo que uno respondió “vamos para un encuentro juvenil”, inmediatamente los militares respondieron diciendo “digan la verdad, ustedes van a raspar coca”, posterior a eso les exigieron que mostraran las manos, ante esta actitud por parte de los militares, uno de los jóvenes les expresa que lo que estaban haciendo era una falta de respeto, a lo que contesto el militar “los negros tiene un soye” y resaltan que “desde que salió el disco los negros están de moda es peor”. (Parr. 2)

Son indudables los señalamientos despectivos y racistas por parte de integrantes del Ejército Nacional, además de hostigamientos a partir de prácticas como toma de fotografías, exclusivamente a vehículos donde se movilizaban los participantes del evento. En este sentido, se hace evidente el por qué una de las causas de rechazo de la juventud organizada frente a las prácticas discriminatorias y de persecución, por parte de militares que hacen presencia en el municipio de Argelia.

Hay que recordar también que en el nivel local en términos de organizaciones sociales no solo hacen presencia aquellas pertenecientes al movimiento nacional: Marcha Patriótica, sino que también están aquellas filiales al Coordinador Nacional Agrario (CNA), situación que desde luego ha generado ciertas dinámicas internas de lucha entre las mismas organizaciones, por ganar mayores espacios de acción dentro del territorio municipal. Esta situación hace que desde la mirada de jóvenes líderes que no pertenecen a Juventud Rebelde, se generen otro tipo de lecturas, indicando que en principio es un movimiento juvenil que retoma ideas del orden nacional, pero que en la práctica no están discutiendo ampliamente, las problemáticas internas que padecen como sector social excluido en el contexto del municipio de Argelia y demás problemáticas que afectan a la comunidad en general. Esta situación genera escenarios de tensión/exclusión entre los mismos jóvenes, exigiendo por tanto que sea necesario su acercamiento, para establecer diálogos que les permitan encontrar puntos comunes para la unidad de esfuerzos y así logar concretar dinámicas de acción comunitaria.

 

Los jóvenes estudiantes también se organizan

 

En el nivel local, la comunidad en el tema educativo ha tenido avances significativos, pero también ha enfrentado una serie de limitaciones como ausencia permanente de docentes, falta de materiales educativos e infraestructura, limitaciones en los programas nacionales de alimentación escolar, etc., hechos que han sido motivo para que en los últimos años no solo los habitantes del Corregimiento de El Plateado, sino la comunidad de los demás corregimientos del municipio de Argelia, llevaran y aun lleven a cabo diferentes vías de hecho como cierre temporal de colegios, manifestaciones en las instalaciones de la alcaldía municipal, cierre parcial de la vía panamericana, comisiones de diálogo en la capital del Departamento del Cauca y vías jurídicas, como acciones de tutela etc., todo con el propósito de exigir el cumplimiento del derecho a una educación pública y con dignidad.

Los procesos de movilización en el marco educativo en la mayoría de los casos han estado liderados por los padres de familia de niños y jóvenes, pero en los últimos años la acción colectiva de los jóvenes estudiantes ha ido aumentando, al punto de que han sido ellos los que están asumiendo el liderazgo en la lucha por espacios de participación que conduzcan a establecer condiciones para la garantía al derecho a la educación.

Aquí en la institución tenemos la Junta de Acción Comunal Estudiantil, entonces lo que queremos es mejorar las cosas que no marchan bien aquí y que nos afectan como estudiantes desmejorando la calidad de educación que queremos recibir, lo que queremos es un cambio, pero solos no podemos. Es algo así como una hoja luchando contra la corriente, entonces lo obvio sería unirse, organizarse con otras instituciones cuyas problemáticas son similares. Teniendo los mismos problemas podemos organizarnos y luchar por unos beneficios que nos satisfagan a todos […], lógicamente lo que tenemos que hacer es actuar de alguna manera y para salir a mostrar ese cambio tenemos que organizarnos primero, tenemos que educarnos y saber qué es lo que tenemos que hacer y también intentar hacer un cambio de conciencia en todos los jóvenes, porque sabemos que nosotros también tenemos que hacer un cambio. (Lideresa estudiantil)

Es claro entonces que los jóvenes estudiantes miran con preocupación los impactos locales de la crisis actual del sistema educativo colombiano y ven en los procesos de organización colectiva un paso más para poder enfrentar las problemáticas que los afectan, tanto al interior de las instituciones educativas, como también aquellas que afectan en general al conjunto de instituciones en las diferentes localidades, motivo por el cual los encuentros frecuentes entre líderes estudiantiles, para discutir entorno a las múltiples dificultades que padecen como actores fundamentales del proceso educativo, cobra un importante valor.

Es cierto, también que al interior de las instituciones en repetidas ocasiones los jóvenes estudiantes no son tenidos en cuenta en los diferentes órganos de representación, a la hora de tomar decisiones que afectan al conjunto de la comunidad educativa. Es común que los estudiantes vean en los órganos de gobierno escolar una posibilidad para generar cambios en su favor, pero a su vez, también se perciben dentro de un ambiente de tensión en donde sus voces y opiniones muchas veces no son tenidas en cuenta. Del mismo modo, los órganos de gobierno escolar reproducen figuras representativas que son determinadas directamente desde el Ministerio de Educación Nacional, mas no se promueven mecanismos de participación que hacen parte de los procesos de organización comunitaria.

En este sentido, desde espacios como la Institución Educativa Técnica Miguel Zapata, ubicada en el corregimiento de El Plateado, desde el año 2015, se inició un proceso de impulsar la figura de las Juntas de Acción Comunal Estudiantil, como un mecanismo para acercar más a los jóvenes a las dinámicas y las funciones que desempeñan estos espacios de representación dentro de las comunidades campesinas. En palabras de una líder estudiantil se puede hacer la siguiente radiografía del proceso.

A mí personalmente me pareció muy acertado lo de formar un grupo distinto porque se venía trabajando con las figuras del personero y contralor, pero formar un grupo más amplio en donde tenemos más opiniones y más pensamientos es bueno y después de haber participado de la primera junta de acción estudiantil despertó en mi más esa curiosidad, entonces desde allí uno empieza a conocer más cosas […], uno se despierta pensando cómo podemos ayudar no solamente a mi grupo sino como podemos llegar a estar mejor todos. (Lideresa estudiantil)

A pesar de que es una iniciativa que se está desarrollando desde el Corregimiento, hay que reconocer que es un proceso que aún le falta mucho por recorrer, sin embargo, con ello, se generó la posibilidad de acercamiento con líderes estudiantiles de otras instituciones educativas. Hay que indicar que en principio los encuentros se dieron solo entre jóvenes estudiantes, pero con el paso del tiempo ingresaron otros jóvenes que no necesariamente eran estudiantes, pero que se sientían convocados a participar de las diferentes dinámicas de trabajo que han venido desarrollando en diferentes veredas y corregimientos del municipio de Argelia. Actividades artísticas como la pintura a través de la realización de murales han sido estrategias que se han apropiado los jóvenes para mostrar a la comunidad que ellos también están pensando otras posibilidades frente a otro escenario posible en el país. Un joven líder que describe un poco la situación de esta manera.

En principio nos estábamos reuniendo solo estudiantes de Argelia con estudiantes de Balboa, pero ahora participan jóvenes del común que no son estudiantes pero que ven la necesidad de organizarse […], nosotros lo que buscamos es capacitarnos en cosas que tienen que ver con Derechos Humanos, mecanismos de participación y demás, por eso es que recibimos apoyo de otras organizaciones […], lo que queremos es que el posconflicto no nos coja desubicados y después terminemos siendo manipulados y quedemos excluidos de los beneficios que podamos obtener de esta nueva etapa del país […], la pintura es por ejemplo una forma en la cual estamos dando a conocer que nosotros también estamos presentes y que estamos pensándonos como jóvenes en este proceso. (Joven líder estudiantil)

Toda esta situación ha generado lecturas equivocadas hacia el interior de la comunidad en donde para algunos, los jóvenes han sido influenciados por fuerzas locales como las FACR-EP, asignando así identidades que pueden colocar en riesgo este proceso. Para otros, la iniciativa de es vista como un importante paso en términos organizativos que permitirá potencializar la capacidad de transformación y aporte desde este importante sector social hacia el desarrollo local. Frente a esta situación, algunos jóvenes que hacen parte de este colectivo, plantean que se han generado diálogos al interior de la organización en donde, se ha llegado a la conclusión de que es necesario hacer un poco más visible su trabajo, de tal manera que se conozca su proceso y no se genere esa asignación de identidades que puede llegar a causar dificultades. De esta manera, ven entonces la necesidad de hacer sus encuentros de una forma más pública, para que el resto de la comunidad observe directamente que lo que buscan en el fondo es ser partícipes en una esperada etapa de posconflicto y no como dicen algunas personas de manera sesgada, que simplemente son un grupo clandestino en proceso de formación.

 

Jóvenes y su participación en las Juntas de Acción Comunal

 

Las Juntas de Acción Comunal (J. A. C.) son las formas de organización en las que se integran las personas que tienen una característica común que las identifica, configurándose como los órganos de representación y gestión local en las comunidades campesinas. Históricamente, la conformación de su estructura orgánica ha sido asumida por los adultos, en especial los varones, situación que se reafirma aún más en lugares como El Plateado, en donde producto de la economía local, no hay un gran interés de los jóvenes por hacer parte de estos espacios de participación comunitaria. Sin embargo, existen experiencias de jóvenes que han incursionado en estos escenarios y desde sus voces se escuchan narraciones no muy alentadoras, cuando expresan que debieron tomar estrategias de mimetización, asumiendo roles de adultos para poder ser incluidos.

A mí me toco asumir un rol de adultico para poder ser escuchado en la Junta de Acción Comunal. Yo desde muy pelado empecé a relacionarme con líderes mayores que yo y tal vez por eso me fui ganando ese respeto, pero la verdad es que me tocó aprender a hablar como ellos, pensar como ellos, colocarme la máscara de adulto siendo aún chico. (Joven líder local)

Pese a ello, es posible afirmar desde las narraciones de los mismos jóvenes que han hecho parte de las Juntas de Acción Comunal, que su participación ha requerido romper con paradigmas adultocentristas, para poder mostrar sus capacidades en los procesos de transformación de sus comunidades. Así quedó evidenciado en el siguiente diálogo:

Yo inicié a trabajar con juntas de acción comunal, grupos organizados en colectivos de trabajo a nivel comunitario, yo tenía 18 años y la gente con la que trabajaba no bajaba de los 30 o 35 […], inicié a asumir un comportamiento parecido o igual de esas edades […] y al andar con ellos, trabajar con ellos y comportarme como ellos empecé a ganarme espacios en la comunidad […], inicié a asumir responsabilidades, empezaron a delegarme responsabilidades gruesas. (Joven líder local)

Hay que reconocer además que no todas las experiencias en las Juntas de Acción Comunal han representado barreras para la participación de los jóvenes. Desde los relatos de otros líderes juveniles, estos espacios se convierten en la posibilidad de comunicarse con el resto de la comunidad, como también en el escenario predilecto que les permite mostrarse tal como son.

En la JAC uno aprende mucho, cosas que creía que uno no las va a conocer. Es un espacio a donde uno le toca convivir con problemas, bochinches y muchas veces cosas buenas, muchas veces compartimos con la comunidad vivencias que hemos tenido pero más que todo es un espacio donde uno puede ser uno mismo, donde se deja de vivir con las caretas que a veces usamos en el resto de la sociedad. Muchas veces en otras partes tienes que presentarte en otra forma para que te acepten, en cambio allá no, a ya se te trata como es cada uno. (Joven lideresa local)

Por lo tanto, no se puede afirmar categóricamente, que las Juntas de Acción Comunal son espacios de exclusión de los jóvenes, más bien, su grado de participación está en función de la confianza que logre establecerse entre jóvenes y adultos, dentro de estos escenarios. De igual manera, para los jóvenes que han estado vinculados a las Juntas de Acción Comunal, estas han representado una oportunidad más para el aprendizaje y a su vez un mecanismo para articularse a otros procesos sociales en el nivel local.

Cuando entré a la Junta de Acción Comunal (JAC) uno entra prácticamente sin el conocimiento por lo que fue un poquito complicado para entender que es una JAC, como es el manejo y con lo poco que sabía pues me tocaba capacitarme cada día más y gracias a eso también pude entrar a otras organizaciones como ASCAMTA y ahorita ya estamos participando en lo que es Juventud Rebelde. (Joven líder local)

De este modo, las J. A. C. son por tanto, un importante espacio de incidencia de los jóvenes, puesto que son los órganos de representación comunitaria que están en constante comunicación con los entes gubernamentales del nivel municipal y desde allí, se pueden promover y desarrollar propuestas con un verdadero impacto social dirigidas a las juventudes locales. Desde luego que es necesario que a su interior también, se desarrolle todo un trabajo de reconocimiento de las capacidades de los jóvenes, para que haya una mayor apertura hacia su participación y de esta manera pueda establecerse un diálogo compartido con los adultos que les permita definir estrategias de manera conjunta, para lograr que muchos otros se interesen por este escenario y que a su vez no sientan que son manipulados, únicamente para intereses de los mayores.

Los jóvenes dentro de los procesos sociales de base campesina local

En el municipio de Argelia las organizaciones de base campesina han venido desarrollando diferentes acciones dirigidas a afrontar los nuevos retos que se visionan en un escenario de posconflicto. Aquí, organizaciones sociales locales como ASCAMTA integrante del movimiento político nacional Marcha Patriótica y por otro lado, el Coordinador Nacional Agrario CNA, ambas integrantes de la Cumbre Agraria Nacional, Campesina, Étnica y Popular, han venido desarrollando diferentes dinámicas de encuentro y movilización que buscan el reconocimiento de derechos de las comunidades campesinas y a su vez plantear estrategias para afrontar los retos frente a los compromisos derivados de los diálogos en la Habana, entre ellos el tema de sustitución voluntaria y concertada de cultivos de uso ilícito. Así, propuestas para el reconocimiento político de las comunidades campesinas, a partir de figuras territoriales como las Zonas de Reserva Campesina, promovidas desde ASCAMTA o los Territorios Agroalimentarios, como apuesta política del CNA, son mecanismos a través de los cuales las organizaciones de base campesinas han venido pensando el territorio en el marco de una sustitución integral de los cultivos de coca, a partir de lo cual, se exige el desmonte al tratamiento criminal que se le ha dado a los campesinos cultivadores, a través de la política nacional de lucha contra las drogas. Así quedó expreso en la declaración política de la Cumbre Agraria Nacional, Campesina, Étnica y Popular, durante el paro agrario nacional de 2013, en el cual habitantes del municipio de Argelia también hicieron presencia.

Exigimos una política de sustitución autónoma y concertada de cultivos de uso ilícito. Exigimos que se detengan las fumigaciones y la erradicación manual sobre los territorios, e insistimos que no se debe perseguir ni criminalizar al campesino cultivador, campesino que no debe ser tratado como delincuente, sino como víctima de los desaciertos de la política del Estado […]. Luchamos por el reconocimiento político del campesinado. (Agencia Prensa Rural, 2013, Parr. 5)

En este escenario, desde luego que los jóvenes del corregimiento de El Plateado no han estado ausentes frente a las discusiones que se dan al interior de las organizaciones sociales con acción en la zona, más aun, cuando se sabe que muchos dependen de manera directa, también de los cultivos de coca. En el caso de aquellos vinculados a ASCAMTA, su participación más activa se da a partir de espacios como Juventud Rebelde, en donde se han venido realizando diferentes encuentros tendientes a su formación política, pero también, se vinculan en diferentes dinámicas locales y regionales como la participación en marchas populares promovidas por las organizaciones sociales filiales a Marcha Patriótica.

También, desde los jóvenes estudiantes que se organizan para discutir en torno a la necesidad de consolidar puntos comunes de lucha, se vienen realizando diferentes dinámicas como la promoción del muralismo que busca visibilizar su posición política frente a los de los acuerdos de paz y que posteriormente, se materializó en un nuevo proceso denominado Escuela Cultural Campesina, en donde, también ASCAMTA ha tenido incidencia a partir de jornadas de capacitación en diferentes temáticas. Una joven líder que asiste a este espacio de formación narra lo siguiente:

Asisto a este espacio desde hace unos tres meses […]. La escuela se creó con el propósito de fortalecer la identidad campesina de los jóvenes, de tal manera que un día estos decidan aportarle a su pueblo […], a medida que he seguido en la escuela uno se va dando cuenta, uno participa, da opiniones y los profes lo van motivando a uno. (Joven líder local)

A su vez, con la conformación de los comités cocaleros los campesinos cultivadores de coca propician una estrategia de organización en el cual la comunidad en general, participa de las discusiones y las dinámicas organizativas, tendientes a definir acciones conjuntas para afrontar la sustitución de los cultivos de coca. En este sentido, en el mes de julio de 2016, se llevó a cabo en el corregimiento de El Plateado el primer encuentro cocalero, con la participación de un significativo número de personas provenientes de los distintos corregimientos del municipio de Argelia y de otros municipios visitantes. En el lugar, se dieron encuentro jóvenes, adultos, hombres y mujeres que hacen del trabajo del campo y de la siembra de la mata de coca su fuente principal de sustento económico.

El primer encuentro cocalero es una iniciativa de las organizaciones cocaleras del municipio de Argelia que se ha desarrollado con el objetivo de legitimizar y potencializar esta estructura organizativa mediante los comités cocaleros para la defensa del territorio, para la defensa de la mata de coca. (Lideresa campesina de Ascamta)

Dentro de las grandes conclusiones quedó expresado que es fundamental fortalecer los procesos de organización local, para fortificar la unidad de acción, de tal manera que ‘‘las comunidades puedan definir y desarrollar programas de desarrollo comunitario para presentar al gobierno a través de los acuerdos de la Habana […] y así plantear alternativas para la sustitución’’. (Líder campesino de Ascamta)

En el caso del CNA, si bien en el nivel local no existe un proceso organizativo exclusivo de jóvenes, es posible afirmar que su participación ha estado vinculada a partir de dinámicas de discusión como las mingas de pensamiento, espacios de encuentro no solo de jóvenes, sino también de adultos que se han dado a la tarea de pensar alternativas para una salida concertada al tema de los cultivos de uso ilícito. Aquí, con las figuras de los Territorios Agroalimentarios se busca, no solo el reconocimiento de la territorialidad campesina, sino también, mejorar la calidad de vida y asegurar la inclusión social y la efectividad de los derechos sociales, económicos, políticos y culturales, fortalecer las economías campesinas, promover la defensa del agua y bienes comunes amenazados por los proyectos de extracción minera, entre otros aspectos. Los jóvenes con sus voces, también desde los escenarios locales han aportado a la construcción de ese imaginario de futuro posible, en el cual la sustitución de los cultivos de coca se haga de una manera voluntaria y concertada con las comunidades, en donde se de paso inicialmente a ‘‘la diversificación paulatina de las fincas para luego abriese el camino a la diversificación de la economía con el completo acompañamiento del Estado con una real política de desarrollo territorial’’ (Joven líder perteneciente al CNA).

Con base en la radiografía anterior, es posible afirmar que un número importante de jóvenes no solo del corregimiento de El Plateado, sino del municipio de Argelia en general, se encuentran en un proceso de movilización hacia la formación de esos sujetos políticos que también, visionan importantes cambios sociales, políticos, culturales y ambientales desde el escenario local y desde sus voces y acciones se escucha que es imprescindible la organización para afrontar una nueva realidad llena de esperanzas en un territorio que ha padecido durante varios años las secuelas del conflicto social y armado. Conforme a lo expuesto por Max Neff, Elizalde y Hoppenhayn (como se citaron en Restrepo y Duque, 2013):

Las necesidades revelan de la manera más apremiante el ser de las personas, ya que este se hace palpable a través de ellas en su doble condición experimental: como carencia y como potencialidad. […], en la medida en que las necesidades comprometen, motivan y movilizan a las personas, son también potencialidades y, más aún, pueden llegar a ser recursos. (p. 181)

En la misma línea de Restrepo y Duque (2013), al interior de los procesos de organización local de los jóvenes, pueden identificarse motivaciones inconscientes y a su vez conscientes frente a la necesidad de la organización como sector social diferenciado. En el primer caso, sus motivaciones se dan, no tanto, por el conocimiento de la organización en la cual participan, sino más bien por el hecho de poder compartir con más jóvenes a través de diferentes actividades como salidas de campo, talleres pedagógicos, charlas de formación política, etc. En el segundo caso, los jóvenes tienen una mayor claridad frente al rol importante que les asiste en el nuevo escenario local y a partir de los procesos de formación política ya se empieza a escuchar en sus discursos la importancia de su organización para generar procesos colectivos de cambio. Aquí, por tanto, la construcción consciente de ese sujeto político, puede entenderse como el logro de una mayor autonomía de los jóvenes, con una mayor capacidad de liderazgo y sentidos de pertenencia colectivos en construcción. ‘‘Esta construcción consciente del sujeto político se evidencia en los cambios en la vida de los jóvenes en el sentido de mayor autonomía, liderazgo, responsabilidad social, capacidad comunicativa y sentido de pertenencia’’ (Restrepo y Duque, 2013, p. 183).

 

Apuntes finales

 

No puede negarse que la economía de la coca ha generado en muchos de los jóvenes del corregimiento de El Plateado una cultura hedonista, en donde el dinero rápido, el placer por el licor, el baile, la ropa de marca, las armas, etc., hacen parte de su cotidianidad y que coloca por encima de los procesos de organización el placer y el beneficio individual. Esta situación representa un importante obstáculo en términos organizativos, puesto que significa tener que romper con un pensamiento individualista y una cultura consumista, para dar paso a la acción colectiva como grupo social.

Pese a ello, no se puede descartar que hay un significativo número de jóvenes que están incursionando en importantes espacios de participación comunitaria, desde los cuales están imaginando otras posibilidades colectivas de vida, alejados de los cultivos de uso ilícito. La participación en colectivos como Juventud Rebelde, Juntas de Acción Comunal, colectivos de estudiantes, Escuela Cultural Campesina, entre otros, son escenarios desde los cuales están dialogando frente a los retos futuros, y si bien es cierto que aún son procesos en formación, su relevancia está dada a partir del diálogo que surge frente a su papel político como actores sociales generadores de cambios. Desde luego que en esa tarea los jóvenes no están solos, existe el apoyo de organizaciones sociales y de adultos que están contribuyendo en el proceso de formación política. Sin embargo, debe advertirse también que desde las voces de algunos líderes se plantean algunos riesgos como el que estos procesos terminen siendo absorbidos por una cultura adultocéntrica, o que al interior de las organizaciones sociales se termine imponiendo ciertas restricciones para la libre participación, restando con ello autonomía en los procesos de organización. Esta situación hace que sea necesario la generación de puntos de diálogo en las organizaciones sociales locales y desde la sociedad adultocéntrica, frente a la manera en cómo se van a abrir espacios de real participación para los jóvenes, de tal manera que estos encuentren el apoyo suficiente que les permita realizar acciones que contribuyan a su empoderamiento.

En este sentido, iniciativas organizativas de los jóvenes como la Escuela Cultural Campesina deben ser apoyadas para fortalecer y potenciar su capacidad de liderazgo y a su vez para realizar toda una apuesta cultural que permita enfrentar los efectos socioculturales generados por la economía de la coca.

Por otra parte, que los jóvenes participen o no en los diferentes espacios de decisión local pasa por una serie de dificultades y a su vez de significados, desde los cuales reclaman ser tenidos en cuenta; razón por la cual a partir de sus voces se escucha el reclamo hacia la apertura de espacios de participación política en los cuales solicitan que sus opiniones sean también determinantes para definir el rumbo futuro de su comunidad.

Es innegable que los jóvenes tienen puesta su mirada de esperanza en los acuerdos de paz entre el Estado colombiano y las FARC-EP, razón por la cual el gobierno nacional junto con su institucionalidad tiene el enorme reto de generar las condiciones suficientes para que no se continúe estigmatizando y persiguiendo a los líderes sociales que a diario desarrollan diferentes labores dirigidas a buscar el bienestar de sus comunidades. De igual manera, en el escenario local las organizaciones sociales de base y demás grupos organizados tienen la tarea y el reto de llegar a consensos que permitan definir acciones colectivas que posibiliten la transformación de sus comunidades. Aquí, los jóvenes también están convocados a ser parte de la construcción de acuerdos y los adultos tienen la responsabilidad de abrir los espacios para que sus voces sean escuchadas y tenidas en cuenta a la hora de construir las diferentes agendas de trabajo en el nivel comunitario.

Si bien es cierto que en la actualidad en el escenario local los jóvenes enfrentan una serie de obstáculos para el ejercicio de una real participación en el ámbito político, situaciones que van desde la ausencia de una identidad colectiva que limita pensar en la posibilidad de construir una visión común de desarrollo territorial a largo plazo, hasta la estigmatización de los procesos sociales en todas sus dimensiones, situación en la cual los líderes juveniles que son más visibles en los diferentes procesos de base comunitaria, también son objeto de persecución política. La pertenencia a diferentes grupos como Juventud Rebelde, jóvenes estudiantes en proceso de organización, Juntas de Acción Comunal, Escuela Cultural Campesina, etc., si bien indica que los jóvenes están ganando espacios para la participación, ello no necesariamente, está relacionado con la construcción de una identidad colectiva que permita pensar en la idea del qué somos como grupo social que habita el territorio de El Plateado, con todas sus particularidades que hacen compleja su realidad. De esta manera, es imprescindible que dentro de las diferentes colectividades de trabajo que se viene gestando en el corregimiento y sus alrededores se promuevan dinámicas que permitan la reflexión y el autoreconocimiento, para generar un proceso social más sólido desde los jóvenes, que logre enfrentar y a la vez hacerlos partícipes de manera igualitaria y protagónica en los nuevos retos tras los acuerdos de paz.

A lo anterior, se suman dificultades como la escaza visibilización e importancia que se le da a las voces y a las opiniones de este sector social en los limitados escenarios en donde pueden lanzar sus propuestas para el trabajo organizado, la poca claridad que desde las instancias municipales existe para abordar el tema de lo joven y las juventudes, desde una mirada de la diversidad que permita atender de manera real las necesidades de cada sector de jóvenes y las estructuras de poder adultocéntricas que aun predominan y que no permiten ver todo el potencial de trabajo acumulado en este renglón social. También, la falta de credibilidad en sus capacidades para aportar a la construcción de una comunidad más organizada son factores que deben superarse.

La situación parece agravarse aún más, cuando desde las voces de algunos jóvenes líderes se escucha que al interior de las organizaciones sociales de base, también, se promueven dinámicas de exclusión y negación de espacios para la participación y a su vez la predominancia de una cultura androcéntrica, en donde las mujeres enfrentan aún mayores dificultades para la participación, situación que se torna un poco preocupante, porque debe ser precisamente desde las organizaciones sociales locales en donde se generen las posibilidades reales para que los jóvenes sean escuchados.

 

Referencias

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Imaginario social y participación juvenil: realidades desde el Corregimiento de El Plateado, Municipio de Argelia Cauca
Denis Antonio Arboleda Suarez

 

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