Vol 20, N° 40, Julio-Diciembre 2022
ISSN: 1409-3251, EISSN: 2215-5325

logotipo Perspectivas Rurales

Análisis de las percepciones de jóvenes urbanos sobre el espacio rural paraguayo1

Analysis of urban youth perceptions of Paraguayan rural space

Diana Emilce Salinas Vera

Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA), Brasil.
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8302-710X
Correo: salinasdiana10@outlook.com

Valdemar João Wesz Junior

Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA), Brasil.
Correo: jwesz@yahoo.com.br
ORCID: orcid.org/0000-0002-8154-7088

DOI: http://doi.org/10.15359/prne.20-40.1

Recibido: 1/5/2022 Aceptado: 22/7/2022 Publicado: 25/10/2022

RESUMEN

En Paraguay, el espacio rural se caracteriza por una gran complejidad y diversidad de situaciones que están en constante transformación, así como también cambian las percepciones sobre él. El objetivo del presente trabajo es analizar las visiones e interpretaciones que jóvenes urbanos tienen sobre el espacio rural paraguayo. La metodología adoptada para la realización de este trabajo fue la revisión bibliográfica y documental de informaciones primarias y secundarias, así como la aplicación de una encuesta con preguntas cerradas y abiertas a 32 estudiantes del último año del Colegio Área 1 de Ciudad del Este. Los resultados de esta investigación indican que las percepciones estudiantiles sobre el rural paraguayo hacen referencia a un lugar “tranquilo”, con poco acceso a servicios, con menor población, con grandes espacios verdes y sin contaminación, a pesar de que el país cuente con altos niveles de deforestación y de fumigación. Dichos jóvenes, en general, asocian la “naturaleza” y los “espacios verdes” del campo mucho más con los espacios productivos que con las áreas de preservación. Pero, la mayoría de las respuestas indica un rural paraguayo como espacio de la agricultura familiar y como un local agradable, permeado de cierta nostalgia.

Palabras-claves: Espacio rural; Juventud urbana; Paraguay.

ABSTRACT

Rural space in Paraguay is characterized by great complexity and diverse situations, which, as well as the perceptions of such spaces, are in constant transformation. The objective of this paper is to analyze the visions and interpretations that urban youth have about Paraguayan rural space. The methodology adopted was the bibliographic and documentary review of primary and secondary information, as well as a survey with closed and open questions to 32 senior students from Colegio Area 1 of Ciudad del Este. Results indicate that students’ perceptions of rural Paraguay refer to a “quiet” place, with little access to services, smaller population, large green spaces, and no pollution, despite the fact that the country has high levels of deforestation and fumigation. Subjects, in general, associate countryside “nature” and “green spaces” much more with productive spaces than with preservation areas. However, most of the answers see rural Paraguay as a space for family farming and a pleasant place, permeated with a certain nostalgia.

Keywords: Rural space; urban youth; Paraguay.

INTRODUCCIÓN

Los significados atribuidos al área rural se han modificado a lo largo de los años. Una percepción que perduró por mucho tiempo fue de un espacio empobrecido, carente de infraestructura, sin acceso a tierras y condiciones dignas que permitan a las familias campesinas continuar dentro del área rural (Wanderley y Favareto, 2013). Otra interpretación muy presente es del rural del agronegocio y de la industrialización del campo, con producción intensiva y en gran escala, donde las personas son prácticamente ausentes (Delgado et al., 2013; Riquelme, 2018). Una tercera visión, más contemporánea, percibe un rural nostálgico y con sus nuevas funciones, que según Clementi (2012), no se trata de una nueva ruralidad, más bien es una visión diferente sobre la ruralidad antigua que ha causado la revalorización de estos espacios y ha provocado que el campo haya ganado nuevas funciones, como es el caso del turismo rural. Lo que antes era considerado un lugar de decadencia y atraso pasó a ser un espacio de producción en alta escala y modernizado, para luego de ser asociado a un lugar nostálgico y de recreación. Para Wanderley y Favareto (2013), estas tres visiones son las predominantes en la sociedad, en el poder público y en las investigaciones.

El objetivo general de este trabajo es analizar las actuales percepciones de la población joven urbana sobre la ruralidad en Paraguay, a tal modo de verificar si sus interpretaciones condicen con las principales características del campo paraguayo. En este sentido, el objeto de análisis son las percepciones constituidas y consolidadas por visiones de sujetos que viven en la ciudad, aunque tienen diferentes grados de contacto con el campo.

El estudio de la percepción social procura analizar cómo las personas forman impresiones, hacen inferencias y juzgan el otro, sobre aquello que no le es conocido, familiar o cotidiano (Braghirolli, 1994; Martins et al., 2010).

La hipótesis principal es que la juventud urbana comprende el rural a partir de la agricultura convencional y de grande escala, principalmente porque vive en Alto Paraná, principal departamento productor de la soja del país, por lo que esta oleaginosa predomina en el paisaje, pues esta llega a ocupar más de 90 % del área total de cultivo en el verano (MAG, 2009 y 2021).

Aunque estudios de las percepciones de la población urbana sobre las áreas rurales en el contexto contemporáneo sean embrionarios –algunas excepciones son Giudice y Pascucci (2009), Martins et al. (2010) y Bitar et al. (2018)–, es un tema sumamente importante porque predominó, por mucho tiempo, una visión urbana negativa y peyorativa del campo, asimilada al atraso, carencia y falta de ciudadanía (Abramovay, 2000). Los propios gobiernos, cuando construían e implementaban iniciativas para el desarrollo de los países, comprendían la zona urbana como el locus principal, atribuyendo al espacio rural y a las actividades agroganaderas un papel secundario. Incluso el campo tenía que colaborar con el desarrollo en las ciudades vía generación de divisas económicas, producción de comida barata, liberación de mano de obra, etc. (Rodrigues, 1978). En un contexto de creciente urbanización global y de mayor integración y conexión entre campo y ciudad (Preiss y Schneider, 2020), es fundamental conocer más sobre la manera como la población urbana comprende las zonas rurales en la actualidad. Y, en el caso de jóvenes, esto es aún más relevante porque son las futuras generaciones tomadoras de decisión.

Los resultados de esta investigación pueden ser insumos para articular e implementar estrategias públicas o privadas que busquen valorizar el espacio rural y estimular una mayor y mejor conexión entre campo y ciudad. En este sentido, pueden fomentar iniciativas para valorización de los territorios no densamente poblados (su paisaje, gastronomía, tradiciones, etc.), así como reconocer su centralidad para la reproducción socioeconómica de un conjunto de familias, para promoción de la seguridad alimentaria de la sociedad, para la preservación de los recursos naturales y, de una manera general, para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

Por lo tanto, además de revisión bibliográfica y análisis de datos secundarios, principalmente del Instituto Nacional de Estadística (INE), en este trabajo se realizó la construcción de una encuesta con 20 preguntas cerradas y abiertas para captar las interpretaciones de jóvenes sobre el espacio rural. La encuesta fue aplicada en el Colegio Área 1 de Ciudad del Este2 a dos grupos diferentes de estudiantes del último año: el Bachiller Técnico en Informática (BTI) y el Bachiller Técnico en Ciencias Ambientales (BTCA). La elección de esta escuela ocurrió por vínculos anteriores con el equipo autor, lo que facilitó el contacto con la dirección del Colegio. Las encuestas fueron aplicadas por medio de formulario online (plataforma Google Forms) en mayo del año 2021 a 32 estudiantes (respondieron 22 de 28 del BTI y por 10 de 18 del BTCA), que corresponden al 69,5 % del total3.

Además de esta introducción y de las consideraciones finales, el presente trabajo está dividido en tres otras partes. En la primera se abordan los conceptos teóricos que se utilizan para explicar las diversas formas de analizar el espacio rural, así como las principales percepciones sobre la ruralidad. En la secuencia se abordan, en términos generales, las principales características del área rural paraguaya en la actualidad. Al final se detalla el público albo y el perfil de los sujetos encuestados, y se presentan los principales resultados y discusiones de esta investigación.

DISTINTAS PERCEPCIONES SOBRE EL ESPACIO RURAL: BREVE APORTE

Wanderley y Favareto (2013) tratan las principales características, singularidades, dinámicas y tipologías del espacio rural teniendo en consideración la diversidad y heterogeneidad existente en el campo. Se refieren al espacio como un lugar de vida –residencia, convivencia y producción de la población rural– que cuenta con instituciones, prácticas y valores constituidos, conformado por una gran variedad de situaciones. En este ítem se abordarán, con base en Wanderley y Favareto (2013), las tres diferentes y principales percepciones que comúnmente son asociadas con el área rural: i) empobrecida, atrasada y con instalaciones precarias; ii) espacio de producción agroganadera moderna y en gran escala, con concentración de la tierra y paisajes uniformes; y iii) espacio rural con nuevos significados y funciones, además de nuevas formas de uso de la tierra.

La primera interpretación, que comprende el rural como un espacio empobrecido y atrasado, se constituyó a lo largo de la historia colonial de América del Sur, cuando prevalecía un sistema económico controlado por el latifundio, con una agricultura extensiva dominada por el monocultivo, que tenía como destino la exportación, con pocas familias dueñas de grande parte de las tierras. En el margen de estas grandes propiedades se encontraban comunidades con instalaciones precarias, con poco acceso a servicios básicos (agua, electricidad, saneamiento, salud, educación, etc.) y con trabajadores inestables en medio a la poca oferta de trabajo. De esta manera, la mayoría de la población enfrentaba la fragilidad económica, volviéndose dependientes de los terratenientes, conduciéndolos a buscar otras actividades fuera del área rural, que a su vez fuerza a un alto éxodo rural temporal o permanente (Wanderley y Favareto, 2013).

Para Abramovay (2000), otra razón por la cual el área rural es considerada conceptualmente como un espacio en decadencia se debe a los criterios utilizados por los censos o leyes que, en su mayoría, la definen como un lugar al límite de las ciudades, además de ser considerado el acceso a infraestructura y servicios básicos mínimos como una característica única de las ciudades, de modo que al conquistar dichas características pasa a ser observada como “urbanización del campo”.

La manutención de la pobreza y de la vulnerabilidad de la población rural en el contexto contemporáneo propaga la visión de un espacio carente y atrasado, en que una parte importante de la población no cuenta con tierra, trabajo, educación, salud, renta y ni organización social que la movilice (Schneider, 2010), denominados por Graziano da Silva (2001a) como “sin-sin”, excluidos y desorganizados.

La segunda interpretación es de un rural socialmente vacío, a raíz de que ni los trabajadores rurales ni sus familias residen más en el campo frente a los procesos de modernización conservadora de la agropecuaria, la cual tuvo como características principales: la alteración del padrón tecnológico, con una alta importación de máquinas y fertilizantes; la industrialización de los sistemas de producción rural financiados por el Estado; y la fusión o integración de los capitales intersectoriales, es decir, la constitución y desarrollo del capital financiero de la agricultura (Delgado et al., 2013).

Por lo tanto, el medio rural pasa por una nueva conformación económica y demográfica (Schneider, 2010). En el caso paraguayo, según Riquelme (2018), los desplazamientos poblacionales están asociados al avance de este modelo productivo difundido por la modernización de la agricultura, ya que existe una alta concentración de tierras destinadas a la moderna producción agrícola y ganadera, además de una escasez en políticas públicas destinadas al pequeño productor, generando así pobreza y migración del campo a la ciudad. La expansión de la agricultura empresarial ha modificado las formas de organizaciones sociales dentro de las comunidades campesinas, además de la modificación de los modos de producción y el vínculo del ser humano con el ambiente.

En este sentido, lo que predomina como paisaje es el monocultivo de un agronegocio modernizado, dependiente de un conjunto caro y específico de insumos y máquinas, cuya producción tiene como el destino principal el mercado externo. También es marcado por la alta concentración de tierra en donde el personal se vuelve únicamente asalariado, que reside en una periferia urbana y se mueve al campo conforme la demanda de trabajo, la cual muchas veces es de servicios profesionales que requieren capacitación especializada (Wanderley y Favareto, 2013).

En la segunda interpretación, lo que predomina es un rural marcado por la presencia de paisajes uniformes, grandes propiedades, altamente mecanizado, dominado por monocultivo o ganadería extensiva que utiliza un moderno paquete tecnológico-industrial, con poca presencia de vida social, con pocas personas trabajando en ellas y con pocos (pero grandes) entes propietarios de la tierra. Ahí los productos son elaborados mayormente para la exportación y menos para el consumo local, apoyado por el Estado que, cada vez más, destina las políticas de crédito a este sector empresarial y, cada vez menos, a la agricultura familiar campesina.

La tercera interpretación presentada por Wanderley y Favareto (2013) sería un rural como espacio de vida y de trabajo, permeado por la agricultura familiar. En casos donde la posición de la tierra es más dispersa entre sujetos productores o es menos concentrada, a diferencia de los dos casos anteriores, la consolidación de las comunidades rurales es posible, contando con un enraizamiento local, con abundantes memorias colectivas, una vida social y con proyectos futuros en el local. La percepción es de un rural como un espacio de acceso a bienes y servicios para la población rural, y más integrado a las ciudades.

Clementi (2012) afirma que, actualmente, el área rural no solo es analizada desde el enfoque sectorial, más bien se busca explicar desde aspectos extraterritoriales, poniendo en discusión la relación de urbano-rural y la reestructuración del campo dentro del contexto de la globalización. Trata de nuevas combinaciones de funciones y formas de ocupación del suelo en actividades productivas y no productivas, ya sean estos usos industriales, de residencia, de ocio, comercial o de esparcimiento. Esto dialoga con la idea de “nuevo rural” presentada por Graziano da Silva (2001b), que surge después del proceso de modernización conservadora de la base tecnológica agropecuaria. A través de este proceso una nueva conformación económica y demográfica que se caracteriza principalmente por la reducción de las diferencias entre el urbano y el rural, en especial a lo que se refiere al mercado de trabajo, debido al aumento de la ocupación en actividades no agrícolas. Esta nueva idea del rural también se caracteriza por familias pluriactivas que combinan actividades agrícolas y no agrícolas, promoviendo una integración intersectorial (agricultura con comercio y servicios) e inter espacial (rural con urbano) (Schneider, 2010).

Maluf (2003), desde el concepto de multifuncionalidad de la agricultura, plantea que el área rural deja de tener como única función la producción de alimento, si no cuenta con funciones relacionadas al ambiente y al territorio, así como su inserción en la vida cultural y social. Actualmente, el área rural cuenta con nuevas atribuciones, y la agricultura ya no es más la única actividad a ser desarrollada en el campo, si bien continúa siendo de suma importancia, pero otras actividades ahora hacen parte del medio rural, como la artesanía, funciones de residencia, de turismo, ocio, preservación ambiental (Hespanhol, 2013), además de nuevos sujetos, como los neorurales, esto es, personas que están retornando al campo y a la producción alimentar después de su vivencia urbana (Niederle y Wesz Jr, 2018).

Otro punto importante para comprender la tercera interpretación es que el aumento de los espacios urbanos provocó una sensación de angustia y desnaturalización, donde las personas pasaron a no identificarse con el lugar donde se encuentran situadas. Residentes en el espacio urbano, sin antepasados en el campo, empezaron a sentirse encerrados y agobiados dentro de las ciudades; y quienes cuentan con generaciones pasadas en el área rural, debido a las historias escuchadas, despertaron su memoria colectiva y el sentimiento de deseo, añoranza y nostalgia, juntándose rápidamente en un movimiento ideológico-cultural de la revalorización de lo rural (Clementi, 2012). Además, según Carneiro (1998), lo rural también pasa, para algunas personas, a ser el espacio de relación con la naturaleza y con el aire puro, identificado con elementos “purificadores” del cuerpo y espíritu contaminados por la sociedad industrializada. Otro rasgo es el reconocimiento del espacio como opción de residencia (permanente o temporal) o de esparcimiento, estableciéndose así el turismo rural a través de pequeñas posadas para atraer a aquellos que buscan experimentar la vida en el campo. A causa de esto, el campo vino a ser más visitado y valorado por la población urbana que busca lugares más tranquilos, que transmitan paz, seguridad, etc. La percepción del rural nostálgico y con nuevas funciones indica un movimiento de valorización de campo.

En síntesis, en este ítem se puede observar que no existe únicamente una forma de ver y percibir lo rural. Si por una parte se encuentra un lugar atrasado, con pocas infraestructuras y con carencia de servicios, de la misma forma existe el campo altamente industrializado (por el uso de maquinarias e insumos químicos adquiridos de empresas transnacionales) con una alta inversión de capital, pero vacío social y demográficamente. Se puede apreciar, además, un campo nostálgico, calmo, tranquilo, lúdico y de descanso, muchas veces relacionado con el turismo y con la apreciación del paisaje, que anteriormente no era aprovechado o solo era asociado a la idea de producción agroalimentaria. Cada una de estas percepciones está presente en la actualidad y, para la realización de esta investigación, fue importante comprender cada una de ellas.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL CAMPO PARAGUAYO

Paraguay se encuentra ubicado en la parte centro sur y oriental de América del Sur, dividido en 17 departamentos y en 218 distritos. Según el INE (2021), el país tenía una población de 7 152 703 personas en 2019; 2 649 402 vivían en el área rural (37,9 %). Aunque el país mantiene una parte importante de la población en el campo, este valor llegaba a 51,3 % en 1990, ya en los años 2000 este porcentaje se encontraba en los 44,6 %, lo que indica una alta reducción en los últimos 20 años (Banco Mundial, 2021).

Es importante decir que la definición del área rural en Paraguay, según el art. 2° de la ley n.° 1248/31 del Código Rural se vincula a criterios administrativos: “se consideran establecimientos rurales, todos los situados fuera de la planta urbana de las ciudades y pueblos, que tengan constituidos su gobierno municipal” (BACCN, 2015). Así, toda población que vive fuera de la sede de los distritos oficiales de la república es considerada rural, y es urbana la que vive en las cabeceras de los mismos distritos (CEPAL, 2011).

Para adentrarse en las características del país, la economía de Paraguay prosperó a lo largo de los últimos años y, según el FMI (2019), fue la que más creció entre 2002 y 2018 en comparación con los demás países de América del Sur: el PIB real subió más de 4,5 % al año, mientras que los demás países subieron en media 1,7 %. El sector primario cuenta con importante peso en el PIB nacional paraguayo, correspondiendo a un 11,4 % del total en 2017-18, de los cuales la agricultura representa el 8,4 % y la ganadería 2,1 %. La agropecuaria genera el 64,0 % de los ingresos por exportación (Secretaría del Estado y Comercio, 2019).

Los principales productos agrícolas de Paraguay, por orden de volumen de superficie cultivada en la cosecha 2019/2020, son: la soja (3,6 millones de hectáreas), el maíz (1,1 millón de ha), el trigo (481 mil ha), la mandioca (185 mil ha), el arroz (180 mil ha) y la caña de azúcar (105 mil ha). También son importantes, aunque con menor área, los cultivos de yerba mate, habas, girasol, canola, aguacate, sésamo, maní, girasol, algodón, tabaco, tártago y ka’a he’e (stevia). No hay duda de que la soja ocupa el puesto de cultivo más importante desde un punto de vista económico y de superficie territorial en Paraguay, la cual pasó de 552 657 para 3 631 000 entre 1990 y 2020 (variación de 557 %) (MAG, 2021). Los principales departamentos productores son Alto Paraná, Itapúa y Canindeyú, no obstante, hubo una expansión para otras regiones del país (Wesz Jr., 2022). El principal producto exportado en Paraguay es la soja: sumando sus ventas en grano, aceite y harina, corresponde al 41,4 % de las exportaciones totales en 2021, lo cual posiciona a Paraguay como el sexto mayor productor y el cuarto mayor exportador a nivel mundial (Cappro, 2022).

Con respecto al sector pecuario, el ganado vacuno es el que cuenta con mayor relevancia para el sector, con 14 026 143 cabezas en 2020 (MAG, 2020). Carnes y derivados respondieron por el 12,2 % de las exportaciones totales en 2021, estando atrás apenas de la soja (DNA, 2022). Además, es una actividad con foco en el mercado externo, pues 80 % de la producción bovina tiene este destino y el Paraguay está en la décima posición entre los mayores exportadores mundiales (USDA, 2022).

Esta ampliación de las actividades agropecuarias y de la frontera agrícola tuvo un efecto sobre la vegetación nativa. Walcott et al. (2014) afirman que, a partir de los años 1960, el uso del suelo ha cambiado drásticamente y hubo una reducción significativa de la cobertura vegetal, de la biodiversidad, particularmente en el Bosque Atlántico. El autor apunta que más del 60 % del territorio enfrentó cambios en el uso de la tierra en la región oriental, que se dio principalmente por la expansión de la soja, por la preparación de la tierra para la producción ganadera y por el crecimiento de la población, que llevó a la deforestación. En 2014 se estimaba que el 40 % del territorio paraguayo tenía cobertura forestal, siendo que el 84 % de la cobertura forestal restante del Paraguay se encuentra en la región del Chaco (Walcott et al., 2014).

Un tema sumamente importante para comprender el espacio rural de Paraguay se relaciona con la distribución de la tierra, que histórica y actualmente ha sido un punto álgido de disputas sociales, económicas y políticas. Según Guereña y Rojas (2016), el país es considerado el peor en la repartición de tierras a nivel latinoamericano. El índice de Gini, que cuanto más próximo de 1 indica mayor concentración, llega a 0,93 en la distribución de la tierra Paraguay, el valor más alto de la región. Según el Censo Agropecuario del 2008, fueron censadas aproximadamente 290 000 fincas, con el 90 % de las tierras en manos del 5 % de los grandes propietarios, y el restante 10 % de la superficie se encuentra repartido entre 280 000 propiedades, o sea el 95 % de las fincas corresponde a los pequeños y medianos productores (MAG, 2009). Por otra parte, es importante mencionar que dentro del censo no se calcula la población rural sin tierra, la cual se estima que son más de 300 000 familias, con intensos conflictos sociales (Guereña y Rojas, 2016). Otra cuestión importante para el tema es la elevada presencia de productores extranjeros en el campo paraguayo.

Según nuestros cálculos, por lo menos el 19,4% del territorio paraguayo está en manos extranjeras, y nadie parece sorprenderse ni preocuparse. Esa superficie, es equivalente a la de los departamentos de Itapúa, Alto Paraná, Canindeyú, Amambay y Concepción Juntos. Sumados estos departamentos tienen 7.708.200 hectáreas. De la superficie total en manos extranjeras, 4.792.528 pertenece a brasileños, y 3.096.6000 a extranjeros de otras nacionalidades. (Irala, 2013, p. 35)

Frente a este contexto, los conflictos en el campo y la lucha por la reforma agraria permean la historia y la actualidad de Paraguay, en que la falta de tierras para el cultivo afecta, según Sanz (2016), a más de 300 mil agricultores. Asimismo, la autora afirma que en el país existe una alta represión contra las organizaciones campesinas por parte de las fuerzas de seguridad. Uno de los conflictos más conocidos de desalojo de tierras es el caso de las tierras de Marina Kue.

El día 15 de junio de 2012, 17 personas - once campesinos y seis policías - murieron durante un operativo fiscal-policial con fines de desalojo, efectuado contra familias campesinas sin tierra que habían ocupado un predio conocido como Marina Kue, en el distrito de Curuguaty.10 11 La “masacre de Curuguaty” se ha convertido en uno de los casos más graves de violación de derechos humanos y criminalización de las luchas sociales en América Latina, en cuyo trasfondo se encuentra la demanda del acceso a tierra. Kretschmer (2018, p. 123)

A pesar de todo este contexto de desigualdad y conflicto por el acceso a la tierra, la agricultura familiar campesina4 sigue siendo un grupo social presente y relevante en Paraguay. En 2008, las unidades familiares representaban el 91,4 % de las fincas totales, a pesar de únicamente tener acceso a 6,3 % del área total. A pesar de la poca tierra, para el mismo año de 2008 generaba el 32 % del valor bruto de la producción agrícola y el 28 % de la población ocupada a nivel nacional (Aquino y Wesz Jr., 2020). Y la agricultura familiar es dominante en las producciones de frutilla, piña, tomate, poroto, ka’a he’e, mandioca, tabaco, banano, tártago, algodón, batata, sésamo, locote, menta, tung, porcinos, zanahoria, mandarina, aves, yerba mate y azúcar, que son mayormente destinadas para el consumo interno (Wesz Jr., Zimmermann y Ríos, 2018).

No obstante, existe mucha injusticia que afecta directamente la agricultura familiar campesina en Paraguay, sea por la escasez de políticas públicas, pues únicamente un 15 % acceden al crédito (Gattini, 2011), sea por la permanencia de la vulnerabilidad socioeconómica. El INE, en la Encuesta Permanente de Hogares Continua 2020 (INE, 2021), apunta que un 26,9 % de la población total de Paraguay se encuentra en situación de pobreza, de la cual la población del área rural, por debajo de la línea de pobreza, alcanza el 34,0 % de su total de habitantes, mientras que el área urbana representó un 22,7 % de su población. Si en términos absolutos el área urbana contó con un mayor número de personas pobres, en términos proporcionales fue superior en el campo. No obstante, en la población en situación de pobreza extrema, el área rural cuenta con mayor valor tanto en términos absolutos como relativos, alcanzando al 7,4 % de su población. Otro dato que llama atención es que en el área rural paraguaya hay un alto porcentaje de analfabetismo (9,4 % de la población), que por lo tanto triplica la tasa del área urbana (3,6 %), y las mujeres rurales son las más afectadas por esta injusticia (INE, 2021). En los datos de acceso a servicios básicos también se evidencia que el campo cuenta con más dificultades para acceder al agua, saneamiento y salud (INE, 2021).

Como se ha visto, el dinamismo económico de Paraguay está conectado y depende de los ingresos generados por la producción y exportación agroganadera, pero en el área rural una de cada tres personas está en situación de pobreza, además de enfrentar un conjunto de otras privaciones. También son marcas del campo la elevada desigualdad en la distribución de los recursos productivos y en el acceso a la tierra. A pesar de la capacidad de resiliencia de la agricultura familiar campesina en Paraguay, esta enfrenta muchas dificultades cotidianas, como el poco acceso a servicios básicos, nivel alto de analfabetismo, permanencia de la vulnerabilidad socioeconómica, menor espacio para producir debido al aumento de las tierras de la agricultura empresarial, etc.

ANÁLISIS DE LAS PERCEPCIONES DE JÓVENES SOBRE EL ÁREA RURAL DE PARAGUAY

A partir de las encuestas realizadas con alumnado del tercer año del Bachiller Técnico en Informática (BTI) y en Ciencias Ambientales (BTCA) del Colegio Nacional de Enseñanza Media Diversificada Profesor Atanasio Riera, se analizará las percepciones de jóvenes sobre el medio rural de Paraguay. Este colegio es una institución de enseñanza pública y se encuentra ubicado en el barrio Área Habitacional n. 1 de Ciudad del Este, departamento del Alto Paraná - Paraguay. Del BTI respondieron 22 de 28 estudiantes (muestra de 78,6 %) y del BTCA 10 de 18 estudiantes (muestra de 55,5 %), en total 32 encuestas realizadas. Inicialmente, se pretendía diferenciar los resultados entre los dos cursos, pero dada la gran similitud en las respuestas, se analizaron los datos en conjunto, sin hacer distinción.

El público de esta investigación son jóvenes que están finalizando el último año de enseñanza media. Todo el alumnado encuestado cuenta con una edad similar: 81,3 % tienen 17 años de edad, únicamente el 9,4 % tiene 16 años y en igual proporción quedan los alumnos con 18 años. El mayor número de encuestados son hombres, representando el 61,3% del total, en cuanto el porcentaje de mujeres fue 32,3 % y el 6,5 % prefirió no decir. Todos indicaron que viven en el área urbana, principalmente en Ciudad del Este (75,0 %), pero también en Presidente Franco (21,9 %) y Minga Guazú (3,1 %).

Se les preguntó si tienen algún pariente que vive en el área rural, para el cual el 80 % respondió que sí, el 12,9 % que no tiene y el 6,5 % no estaba seguro de si tenía o no familiares en el campo ‒y una persona no entendió la pregunta‒. En las respuestas, se pudo ver que la mayoría apuntaba a tíos, primos y abuelos. Únicamente una persona respondió que sus padres se dedican a la agricultura. Gran parte del alumnado dice que cuenta con poco contacto directo y cotidiano con el área rural, a lo máximo con algunas visitas al año en estos espacios para visitar parientes.

En las respuestas de estudiantes a cómo perciben el área rural, se pudo percibir una cierta coincidencia en las respuestas, con gran parte describiendo al área rural como un lugar tranquilo, con poco acceso a servicios, con grandes espacios verdes y dedicados a la actividad agropecuaria. En algunas respuestas se puede percibir cómo los alumnos ven al área rural como un lugar más tranquilo y sin tantos problemas en relación a la ciudad: “Sería una persona tranquila, aislada de todos los problemas de la ciudad”, “La vida del campo es la mejor”, “Interesante, divertida, eficaz”, etc. Sin embargo, la mayor parte de las respuestas apuntan que el área rural es mayormente dedicada a la producción agropecuaria (“en donde se pueda trabajar en el sector de producción animal y vegetal”), con menor densidad demográfica (“un lugar en donde hay menos población, que la población se mantiene por la ganadería, agropecuaria, entre otras cosas”), distantes de los centros urbanos (“es donde se localiza a grandes distancias de la zona urbana”).

De igual modo, se puede observar que gran parte habla del área rural como un espacio con naturaleza, verde y sin contaminación: “Un área donde hay más naturaleza y aún se conserva más”, “Un lugar alejado de los edificios, áreas grandes de zona verde, población pequeña, habitantes que se dedican a lo agropecuario”, “Una zona donde se ve la belleza de la naturaleza”, “Se caracterizan por gran zona de espacio verde que es utilizado para labores de agricultura. Aunque ausente en los relatos del grupo de jóvenes, en Paraguay el área rural cuenta con altos niveles de deforestación, sobre todo en la región Este del país, en donde se encuentra ubicado Alto Paraná, que tiene Ciudad del Este como capital. Como se puede ver en la Figura 1, el departamento cuenta con una alta pérdida arbórea hasta 2 000 (áreas en blanco en el mapa) y entre 2 001 y 2 020 (áreas en rosa en el mapa) (Global Forest Watch, 2021), así como es el departamento que más se dedica al monocultivo, en especial de la soja, con un total de 957 323 hectáreas productoras de este grano (MAG, 2021).

Figura 1. Pérdida de cobertura arbórea en el Departamento de Alto Paraná y bosques primarios en 2020

Nota: Global Forest Watch (2021).

Otro punto que fue anotado por la mayoría es que el área rural no cuenta con servicios básicos y tiene poca infraestructura: “Una zona libre de contaminación, libre de población excesiva y un buen lugar para plantaciones, pero con difícil acceso a los que estoy acostumbrado, como internet , tecnología , servicios básicos, etc.”, “A donde no existe tanto desarrollo urbano”, “Poco acceso a educación, salud e internet”, “Áreas extensas de zona verde donde no hay muchas comodidades, pero sí industrias de agricultura”, “En particular un nivel de vida más bajo”.

De igual modo, ante la pregunta sobre con cuáles adjetivos describirían el área rural, más de la mitad de las respuestas describieron como “bonito”, “tranquilo”, “rústico”, “acogedor”, “próspero” y “libre”. Sin embargo, hubo también respuestas que describen el área rural como un lugar más carente e, incluso, subdesarrollado: las respuestas más sobresalientes fueron “Le hace falta una mejora, ya que es un área donde el gobierno no presta mucha atención”, “Aburrido, peligroso”, “Pobre”, “subdesarrollado”, “falta de educación y salud”.

Es importante destacar cómo las respuestas muestran dos extremos. Por un lado, perciben al área rural como un lugar casi perfecto, donde la vida es más fácil y confortable. Por otra parte, un lugar pobre, carente de todo. Como fue presentado anteriormente, en efecto, hay percepciones distintas sobre el campo: por una parte se evidencia la carencia y, por otra, se indica bonanza (“pobre” o “próspero”, “bonito” o “aburrido”, “tranquilo” o “peligroso”). Los resultados de la investigación de Martins et al. (2010, p. 83) sobre el rural de Brasil van en la misma línea, pues hay “uma percepção dúbia do campo brasileiro: ora percebido como um local bucólico e idílico, ora representado como um local de extrema pobreza e falta de recursos”.

Lo que llama la atención es que son percepciones construidas en relación con el espacio urbano, que es la referencia de jóvenes, por ser su lugar de residencia y convivencia cotidiana. Esta relación de los espacios rurales como atrasados o subdesarrollados se vincula con la afirmación de Abramovay (2000), que alega que esta noción de entender el campo como decadente viene, muchas veces, de los propios criterios utilizados por las leyes y censos en donde se considera que el acceso a servicios básicos es una característica de la ciudad y no del área rural. De igual modo, las políticas públicas al campo buscan, principalmente, suplir la decadencia de estos espacios y no consideran las estrategias para valorizar sus características y particularidades.

Se les presentaron siete imágenes, para que eligieran cuál consideran es la que más condice con la realidad del campo desde su percepción (Figura 2). La imagen que más se asocia, para los sujetos encuestados, fue la opción 6 con 68,8 % de las respuestas, así mismo el menor porcentaje para esta pregunta fue la opción 2 y 4 con 3,1 % de las respuestas, y la opción 7 no obtuvo ningún voto (Figura 3). Por otra parte, la imagen que menos se asocia con el rural fue justamente la opción 7 con 40,6 % de los votos, seguido de la opción 1 con 25,0 % de los votos. Las menos votados fueron la opción 3 y la opción 6, ambas con 3,1 %, y la opción 4 no recibió ningún voto (Figura 3).

Figura 2. Imagen que más o menos representa el espacio rural de Paraguay

Figura 3. Imagen que más y menos se aproximan del mundo rural paraguayo

Nota: Elaboración propia.

Aunque en las primeras respuestas apuntaron al área rural como empobrecida y con bajo acceso a servicios, más conectadas con las opciones 1 y 2, estas casi llegaron a la mitad de las respuestas que indican que no se aproxima del mundo rural paraguayo. Sin embargo, como visto en el ítem anterior, la pobreza asola una parte importante de la población del campo. En el caso de la ocupación de tierras y de los conflictos agrarios (opción 2), que también es una dimensión del rural contemporáneo de Paraguay, hubo una fuerte ausencia entre las respuestas del grupo encuestado de jóvenes.

La imagen que más se aproxima de la realidad rural de Paraguay remite a la agricultura familiar campesina, con la producción de mandioca, que está muy relacionada con las experiencias de sus familiares y con su gran presencia en términos de fincas en Paraguay, como se vio anteriormente. Otro punto interesante es que, a pesar de que las respuestas anteriores apuntaban a un área rural con bellos paisajes y con mucha naturaleza, la opción 7 correspondiente al turismo interno de contemplación fue la menos asociada con el rural. Lo que se percibe es que, para la juventud encuestada, la naturaleza está más vinculada con la producción y menos con los bosques, cerros y áreas de preservación.

A pesar que el área agrícola sea la actividad económica más relevante dentro del área rural, se debe considerar que la agricultura es multifuncional, es decir, esta actividad no solamente se trata de la producción, si no que por medio de ella las familias rurales pueden garantizar su reproducción socioeconómica y cultural, su promoción a la seguridad alimentaria, además de preservar los recursos naturales y el paisaje rural. Estas funciones se manifiestan en diferentes territorios y se reflejan en los aspectos individuales de cada contexto, así como los territorios se distinguen por una presencia diferenciada de cada función y por la articulación establecida entre ellas (Maluf, 2003).

Prosiguiendo el análisis, les fue preguntado cómo describirían a las personas que viven el campo, para lo que la mayor parte respondió, “Trabajadoras honestas, amables, alegres, solidarios”, “Personas honradas y sacrificadas” “Ganaderos, granjeros”, “Gente con voluntad, determinación, sacrificio, fatiga, etc.”, “Disciplinadas, saludables, fuertes”, “Personas madrugadoras”, “Sustentables”, “Desarrollan la economía”. En este sentido, las respuestas indican características positivas de las personas que viven en el campo, en general destacan su capacidad de trabajo, que se vincula a una interpretación del rural como espacio de producción agropecuaria y menos como un espacio de vida.

Una vez preguntado sobre qué actividades se desarrollan en el área rural, se pudo observar que casi en su totalidad respondieron que es la producción agropecuaria, salvo en algunos casos que mencionaron al turismo, pesca, minería, explotación forestal y comercio. En el tema de las producciones que más predominan en el campo, tuvieron una respuesta casi que unánime: “soja”, “maíz”, “trigo” y “ganadería”. Sin embargo, se presentaron algunas respuestas diferentes, como la “Yerba mate, mandioca y el maíz” y “Mandioca, soja, papa, maíz, aceite”. Cómo apuntado anteriormente, los principales productos en términos de superficie, con base en los datos de MAG (2020), son la soja, seguida por el maíz y trigo, además de la ganadería. Los otros productos mencionados corresponden, principalmente, a la producción de la agricultura familiar campesina.

Cuando se cuestionó cómo el área rural se hace percibir o sentir por el alumnado, la mayor parte de las respuestas afirman que el campo paraguayo se caracteriza por la presencia de los agricultores familiares, obteniendo un total de 24 respuestas, seguido por un lugar feliz y tranquilo, con 18 respuestas, y en tercer un espacio con mucha naturaleza y bellos paisajes, con un total de 17 respuestas (Figura 4). Como se comentó, esta percepción se da ya que gran cantidad van al área rural para visitar a sus familias y como pasan poco tiempo en el local, ven a este espacio como un lugar de producción, pero también de descanso, tranquilo y feliz, de modo general más calmo, abierto y sosegado que el espacio urbano.

Figura 4. Sentimientos que el alumnado destaca al pensar en el espacio rural de Paraguay

Nota: Elaboración propia.

También se percibe, en las respuestas, el área rural como un espacio nostálgico, con una nueva visión sobre la vieja ruralidad, a raíz de la sensación de angustia y desnaturalización provocadas por los espacios urbanos, además de despertar el sentimiento de añoranza, lo que provoca la revalorización de este (Clementi, 2012). Así, los espacios rurales que abren para nuevos valores, conectados con la naturaleza y con el aire puro, contraponiéndose a los espacios urbanos, lo que estimula a las personas citadinas a experimentar, en ocasiones puntuales, la vida y el clima rural (Carneiro, 1998).

Por fin, se presentaron dos preguntas referentes a las posibilidades futuras de vivir o trabajar en el área rural. El 37,5 % no sabía responder si le gustaría vivir en el campo, el 31,3 % respondió que sí le gustaría, y con el mismo porcentaje quedaron quienes negaron interés en mudar de residencia. De igual modo, al referenciar, si trabajarían en el área rural, las respuestas tuvieron mucha similitud con la anterior: el 37,7 % afirmó que trabajarían en el área rural, 34,4 % que no y 28,1 % no sabía responder.

A pesar de que ello, ven al área rural como un lugar más “feliz” y “tranquilo”, no todos desean vivir allí por razones como la distancia, el acceso a servicios (principalmente internet) e infraestructura vial. En este sentido, es un espacio de visitas ocasionales y rápidas, para “recargar las baterías”, y no ven tanto como un sitio para fijar residencia –al contrario de lo que Carneiro (1998) identificaba en las regiones rurales cercanas a Río de Janeiro (Brasil) y en los Alpes franceses–.

Como se mencionó en la introducción, la hipótesis principal era que jóvenes entenderían el área rural a partir de la agricultura convencional y de grande escala por las características del departamento de Alto Paraná, que sería la segunda percepción sobre el campo que nos aporta Wanderley y Favareto (2013). Sin embargo, las respuestas fueron más enfocadas en la agricultura familiar, predominando una visión romantizada del área rural, por considerarla mejor, más tranquila, feliz y bella (en relación con las ciudades), si bien hubo algunas respuestas que indican un espacio de pobreza y de falta de servicios básicos.

También llama la atención que, a pesar del reconocimiento de la presencia de la agricultura familiar campesina, el rural es visto, prioritariamente, como un local de producción. Y la naturaleza, aunque esté presente en algunos momentos de las respuestas, se refiere mucho más a espacios abiertos (con producción agropecuaria) y sin concentración poblacional (opuesta a lo urbano) que a áreas preservadas con vegetación nativa. En suma, el campo ha ganado, a través de los años, nuevos significados y sinónimos, se indica su revalorización, así como su estetización (Niederle y Wesz Jr., 2018), lo que genera un sentimiento de que “en el campo todo es mejor”, “es más tranquilo” y “hermoso”, aunque la mayoría de jóvenes no desearía o no sabe si le gustaría vivir o trabajar ahí.

En términos generales, las tres principales percepciones de rural destacado por Wanderley y Favareto (2013) están presentes en el imaginario de los grupos urbanos de jóvenes, aunque la tercera, del campo como espacio de vida y de trabajo de la agricultura familiar, así como un local más calmo, tranquilo y bello cuando comparado a la ciudad, ganó más adepciones. La relación que las generaciones familiares pasadas tenían con el campo, así como las visitas esporádicas a tíos, primos y abuelos que siguen viviendo ahí son elementos importantes en la construcción de estas percepciones predominantes de un rural paraguayo como espacio de la agricultura familiar y como un local agradable, permeado de cierta añoranza y nostalgia. Pero, el rural como espacio de contemplación de la naturaleza o del turismo, o como espacio de migración reversa (ciudad – campo), que también integran la tercera perspectiva, no apareció de manera sustantiva en las respuestas de jóvenes.

CONSIDERACIONES FINALES

Este estudio buscó analizar las diversas percepciones que la juventud urbana de Ciudad del Este y municipios vecinos tienen sobre el área rural de Paraguay. Aunque con una muestra limitada, que no permite sacar conclusiones más amplias y generalizables, fue posible percibir entre los sujetos encuestados cómo ganó fuerza en los últimos años la idea del rural como un local tranquilo y agradable, aunque también tuvieran, en menor medida, interpretaciones que remiten a pobreza y carencia. También fue interesante observar que muchas respuestas destacan la relación del campo con los espacios verdes, pero que está más asociado a áreas productivas y no tanto de preservación. Fue novedoso observar en las respuestas una percepción nostálgica del campo, así como un espacio de la agricultura familiar, divergiendo de la hipótesis inicial de que la visión que predominaba sería del monocultivo.

A pesar de que el campo cuente con varias funciones, como indican los estudios, muchas veces las personas lo asocian más con el sistema productivo en sí, sea de la agricultura familiar o no, y se deja a un lado que este espacio también es un lugar de residencia, de vida social, de lucha histórica y de resistencia. Y la imagen del campo como un lugar de decadencia, pobreza y carencia se está debilitando, aunque esta situación sigue presente en el interior del país, como indican las estadísticas oficiales. De esta manera, es fundamental que la visión bucólica y romántica del campo no invisibiliza problemas reales, permanentes y actuales de parte de la población rural, como la falta de acceso a servicios básicos, pobreza, conflictos por tierra, etc.

Este estudio indica que la percepción y las impresiones del sujeto está calcada en su contexto socio-histórico-cultural. Y, el caso estudiado, por ser jóvenes de urbe con trayectoria familiar en el espacio rural, la memoria del pasado en el campo que sus padres y abuelos mantienen y relatan influye en la visión, en las inferencias y en los juzgamientos de jóvenes, remiten tanto a una situación de privaciones y carencias (que fueron razones para el éxodo a la ciudad) como a recuerdos de una vida más tranquila, segura y libre. Incluso la ida al campo para visitar esporádicamente la parte de la familia que se quedó ahí refuerza sus percepciones, que se conforman en relación al cotidiano actual de la vida urbana. En este sentido, el padrón de referencia y el balizador de la percepción de jóvenes es la ciudad, su cotidiano. Por un lado esto implica visiones que tienen un “filtro” urbano (que imposibilita mirar el rural per se); por otro, perciben atributos del campo que pueden ser elementos importantes para su valorización y para promoción de su desarrollo.

REFERENCIAS

Abramovay, R. (2000). Funções e medidas da ruralidade no desenvolvimento contemporâneo. Ministério do Planejamento, Orçamento e Gestão. Rio de Janeiro.

Aquino, S, y Wesz Jr., V. J. (2020). Disseminação da noção “agricultura familiar” no Paraguai: uma análise da entrada do termo na agenda do Estado e na academia. Revista Brasileira de Planejamento e Desenvolvimento, 9 (5), 963-994.

Baccn. (2015). Ley n. 1248 - Código Rural. Leyes Paraguayas. Escrita por Mariela. https://www.bacn.gov.py/leyes-paraguayas/4116/ley-n-1248-codigo-rural

Banco Mundial. (2021). Datos - Paraguay. https://datos.bancomundial.org/indicator/SP.RUR.TOTL.ZS?locations=PY

Bitar, M.V., Cabrini, S. M., Cristeche, E. R., Pace Guerrero, I. R., y Beribe, M. J. (2018). Percepciones sobre el paisaje rural en el partido de Pergamino. Revista de Tecnología Agropecuaria-RTA, 10 (37), 62-66.

Braghirolli, E. M. (1994). Temas de psicologia social. Vozes.

Carneiro, M. J. (1998). Ruralidade: novas identidades em construção. Estudos Sociedade e Agricultura, 6(2), 53-75.

Cappro. (2022). Estadisticas. http://cappro.org.py/estadisticas

Cepal. (2011). Hacia una nueva definición de “rural” con fines estadísticos en América Latina. https://www.cepal.org/sites/default/files/publication/files/3858/S2011960_es.pdf

Clementi, L. V. (2012). Del nostálgico recuerdo al creciente entusiasmo por lo rural. indicios de la revalorización y el retorno a los espacios rurales. Geographos, 3(30), 1-25.

Delgado, N. G., Leite, S. P., Schmitt, C. J., Grisa, C., Kato, K., y Wesz Jr., V. J. (2013). Concepções de ruralidade e políticas públicas na América latina e na Europa: análise comparativa de países selecionados. En C. Miranda y H. Silva (Org.). Concepções da ruralidade contemporânea: as singularidades brasileiras (pp. 14-210). IICA.

DNA. Informes estadísticos. <https://www.aduana.gov.py/105-1-informes-estadisticos.html>

INE. (2021). EPHC - Resultados anuales totales del país 2017-2018. https://www.ine.gov.py/publicaciones/biblioteca/documento/812e_principales%20resultados%20ephc%202018.pdf

INE. (2021). EPHC - Principales resultados de pobreza monetaria y distribución de ingresos – 2020. https://www.ine.gov.py/Publicaciones/Biblioteca/documento/b6d1_Boletin%20Pobreza%20Monetaria_%20EPHC%202020.pdf

FMI. (2019). Paraguai busca nova transformação após 15 anos de rápido crescimento. Escrito por Bas Bakker e Natasha Che. https://www.imf.org/pt/News/Articles/2019/07/18/blog-paraguay-seeks-new-transformation-after-15-years-of-rapid-growth

Gattini, J. (2011). Competitividad de la agricultura familiar en Paraguay: Nuevos aportes para las políticas públicas en Paraguay. Cadep: Asunción.

Giudice, T, y Pascucci, S. (2009). La domanda di ruralità nella componente urbana della società: un tentativo di stima e di analisi. En M. D’Amico y M. Lanfranchi (Orgs.). Produzioni agroalimentari tra rintracciabilità e sicurezza (págs. 445-455). Milano: Franco Angeli.

Global Forest Watch. (2021). Alto Paraná, Paraguay Deforestation Rates & Statistics. https://www.globalforestwatch.org/

Graziano da Silva, J. (2001a). Quem precisa de uma estratégia de desenvolvimento. Textos Para Discussão Nead, Campinas, 2, 5-52.

Graziano da Silva, J. (2001b). Velhos e novos mitos do rural brasileiro. Estudos Avançados, 15(43), 37-50.

Guereña, A, y Rojas, L. (2016). Los dueños de la tierra en Paraguay. Oxfam Paraguay.

Hespanhol, R. M. (2013). Campo e cidade, rural e urbano no Brasil contemporâneo. Mercator-Revista de Geografia da UFC, 12(2), 103-112.

Irala, A. (2013). La tierra: Fuente de conflicto en Paraguay. Serpaj.

Kretschmer, R. (2018). Conflictos agrarios y luchas campesinas en el Paraguay En B. Mançano, L. F. Rincón y R. Kretschmer (Orgs.), La actualidad de la reforma agraria en América Latina y el Caribe (pp. 109-128). Clacso.

MAG. (2021). Síntesis Estadísticas Año Agrícola 2019/2020. https://www.mag.gov.py/index.php/publicaciones/serie-historica-de-cultivo

MAG. (2020). Síntesis Estadísticas Año Agrícola 2019/2020.

MAG. (2009). Censo Agropecuario Nacional 2008. https://www.mag.gov.py/Censo/Book%201.pdf

MAG. (2008). Censo Agropecuario Nacional 2008. http://www.mag.gov.py/Censo/Book%201.pdf

Maluf, R. J. (2003). A multifuncionalidade da agricultura na realidade rural brasileira. Em M.J. Carneiro y RJ Maluf (Org.). Para além da produção: multifuncionalidade e agricultura familiar (pp. 135-152). Mauad.

Martins, A. M., Rocha, M. I. A., Augusto, R. C., y Lee, H. D. O. (2010). A formação em psicologia e a percepção do meio rural: um debate necessário. Psicologia Ensino & Formação, 1(1), 83-98.

Niederle, P. A., y Wesz Jr., V. J. (2018). As novas ordens alimentares. UFRGS.

Preiss, P.V., y Schneider, S. (2020). Sistemas alimentares no século XXI: Debates contemporâneos. UFRGS.

Rodrigues, J. A. (1978). O papel da agricultura no processo de desenvolvimento econômico e as políticas governamentais para o setor agrícola. Revista de Administração Pública, 12(3), 9-37.

Sanz, M. (2016). Campesinos paraguayos claman contra agrotóxicos, represión y falta de tierras. https://www.lavanguardia.com/vida/20160317/40513949762/campesinos-paraguayos-claman-contra-agrotoxicos-represion-y-falta-de-tierras.html

Schneider, S. (2010). Situando o desenvolvimento rural no Brasil: o contexto e as questões em debate. Revista de Economia Política, 30(3), 511-531.

Secretaria de Estado de Comercio. (2019). Paraguay - informe económico y comercial. https://www.icex.es/icex/wcm/idc/groups/public/documents/documento_anexo/mdiw/odq3/~edisp/dax

Registro Nacional de Agricultura Familiar-RENAF, Manual Operativo, 2010, apud Riquelme, 2016

Riquelme, Q. (2018). Agricultura campesina, agronegocio y migración. Los efectos de los modelos de producción en la reconfiguración de los territorios rurales. En I Congreso Paraguayo de Ciencias.

Riquelme, Q. (2016). Agricultura familiar campesina en el Paraguay: Notas preliminares para su caracterización y propuestas de desarrollo rural. CADEP.

USDA. (2022). Data and Statistics. http://www.usda.gov/wps/portal/usda

Walcott, J. et al. (2014). Mapeo de los beneficios múltiples de REDD+ en Paraguay https://bit.ly/3ESH0i7

Wanderley, MNB, y Favareto, A. (2013). A singularidade do rural brasileiro: implicações para as tipologias territoriais e a elaboração de políticas públicas. En C. Miranda y H. Silva (Org.). (pp. 403-476). IICA.

Wesz Jr., V. J., Zimmermann, A. S., y Rios, F. D. (2018). La institucionalización de las políticas públicas para la Agricultura Familiar en Paraguay, 38(1), 80-97.

Wesz Jr., V. J. (2022). Soybean production in Paraguay: Agribusiness, economic change and agrarian transformations. Journal of Agrarian Change, 22(2), 317-340. https://doi.org/10.1111/joac.12436


1 Este artículo deriva del Trabajo de Conclusión de Curso en Desarrollo Rural y Seguridad Alimentaria en la Universidad Federal de la Integración Latino-Americana (UNILA) de la estudiante Diana Emilce Salinas Vera, con orientación del profesor Valdemar João Wesz Junior.

2 Ciudad del Este, capital del departamento de Alto Paraná - Paraguay, tiene una población estimada de 306 679 habitantes en 2021, que llega a 589 266 personas en la denominada Región Metropolitana de Ciudad del Este, que comprende además los municipios de Presidente Franco, Hernandarias y Minga Guazú, la segunda aglomeración urbana más grande de Paraguay, superada solo por la Gran Asunción (INE, 2021).

3 Se intentó agregar escuelas de otros locales para ampliar la amuestra y tener una mayor diversidad de visiones e interpretaciones sobre el rural paraguayo; pero, como la investigación ocurrió sin apoyo financiero y en medio de la pandemia del Covid-19, no fue posible. Además, las actividades estaban ocurriendo de manera virtual, lo que inviabilizaba ir hasta los locales para hacer contacto de manera directa. Esto también impidió la realización de entrevistas presenciales, que permitirían mayor profundidad.

4 Se considera, de manera oficial, la agricultura familiar como “aquella actividad productiva rural que se ejecuta utilizando principalmente la fuerza de trabajo familiar para la producción de un predio; que además no contrata en el año un número mayor de 20 jornaleros asalariados de manera temporal en épocas específicas del proceso productivo, que residen en la finca o en comunidades cercanas y que no utiliza, bajo condición alguna sea en propiedad, arrendamiento, u otra relación, más de 50 hectáreas en la Región Oriental y 500 hectáreas en la Región Occidental de tierras independientemente del rubro productivo” (RIQUELME, 2016 apud, Registro Nacional de Agricultura Familiar-RENAF, Manual Operativo, 2010).

EUNA UNA

Escuela de Ciencias Agrarias,
Universidad Nacional, Campus Omar Dengo
Apartado postal: 86-3000. Heredia, Costa Rica
Teléfono: (506) 2277-3569
Correo electrónico: ruralrev@una.cr
Equipo editorial