Las condiciones de acceso a los alimentos en la población de menores ingresos en Costa Rica, 2006-2011.

The conditions of access to food in the low-income population in Costa Rica, 2006-2011.

Ángel Jesús Porras Solís
Universidad Nacional, Costa Rica
angel.porras.solis@una.cr

Karina Castro Bolaños
Universidad Nacional, Costa Rica
irakcastro@hotmail.com

Lisseth Valverde Murillo
Universidad Nacional, Costa Rica
lvalverde27@yahoo.com

Resumen

En este artículo se analizan las condiciones de acceso a los alimentos en la población de menores ingresos en Costa Rica. Se estudian las características socioeconómicas de ésta población, el efecto de las variaciones en el precio de los alimentos y las políticas públicas implementadas en los últimos años destinadas a mejorar el acceso social a los alimentos.

Palabras clave: alimentos, seguridad alimentaria, inseguridad alimentaria, acceso social a los alimentos, población de menos ingresos, precios de los alimentos, políticas públicas, políticas alimentarias

Abstract

In this article there are analyzed the conditions of access to the food in the population of low-income in Costa Rica. Are studied the socioeconomic characteristics of this one population, the effect of the variations in the price of the food and the public policies implemented in the last years destined to improve the social access to the food.

Keywords: food, food security, food insecurity, social access to the food, population of low-income, food prices, public policies, food policy.

Introducción

Entre los años 2006 y 2008, los precios de los productos básicos se incrementaron en un 60% mientras que los cereales se duplicaron (FAO, 2011a). Para mediados del 2008 los precios de los alimentos habían alcanzado el nivel más alto de los últimos 30 años, tal y como lo había alertado Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial. Según la FAO, el empobrecimiento de los agricultores del Tercer Mundo, las malas cosechas debido al cambio climático y la reducción de las reservas de los alimentos, han desestimulado la producción agropecuaria.

A ello se le añade, el aumento en el costo de los insumos, la irrigación y el transporte, debido a los altos precios del petróleo, la falta de inversión en la producción agrícola, la cual fue canalizada hacia la creciente demanda de biocombustibles, ya que remplaza la producción para la alimentación de la población; y por otro lado, las transacciones especulativas de los grandes comerciantes mediante inversiones en mercados futuros. Esto acompañado del constante y rápido incremento de la población en muchas zonas del mundo, particularmente en África, el Medio Oriente y partes de América Latina y a la disminución de la productividad agrícola en términos de productividad per cápita (FAO, 2011b).

La crisis de reservas de alimentos no es un fenómeno reciente, en gran parte es consecuencia de las decisiones político-económicas que se tomaron en el Consenso de Washington durante los años ochenta, con la aplicación de los programas de ajuste estructural. Según Araya (2008:3), se indujo a los gobiernos a dejar de lado la producción de granos básicos al argumentar que los productores de los países desarrollados eran más eficientes, obtenían mejores rendimientos, y su producción sobrepasaba las necesidades locales, por lo que, los precios eran más baratos en los mercados internacionales. Ante dicho panorama los gobiernos fueron convencidos, e hicieron la seguridad alimentaria nacional dependiente de ese mercado de excedentes de los países desarrollados.

Por lo tanto se puede decir, que el tema de la seguridad alimentaria había estado relegado durante al menos dos décadas en las agendas global y hemisférica, hasta que la crisis agroalimentaria entre los años 2006 y 2008 lo elevó de nuevo a la palestra mundial. Según Toler (2006: 6), en un principio, el concepto de seguridad alimentaria únicamente consideraba la disponibilidad de alimentos, luego fue evolucionando de tal manera, que tiempo después incluye eltema del acceso social de alimentos, esto a partir de aportes de economistas como Amartya Sen, quien critica el hecho de que se preste atención exclusivamente en la producción de alimentos, cuando lo que corresponde es analizar no sólo la disponibilidad sino dirimir la vigencia de los derechos de las personas a acceder a los mismos.

De acuerdo a Aguirre (2004: 2), para Sen, la capacidad de las personas de estar bien alimentadas no depende de la disponibilidad alimentaria que existe en la sociedad, ya que las personas podrían no tener ingresos suficientes para tomar la cuota de alimentos que estadísticamente les correspondiera. Esta capacidad depende del derecho de una persona de acceder a un conjunto de bienes y servicios alternativos. Por lo tanto, para alcanzar la seguridad alimentaria, una población, un hogar o una persona deben tener disponibilidad y acceso a los alimentos.

Por lo anterior, en 2001 la FAO incorporó en su definición de 1996 el componente de acceso social a los alimentos, entendiéndose como la capacidad que disponen las personas para atender los recursos necesarios (entendidos como derechos), con el fin de adquirir alimentos apropiados y lograr una alimentación nutritiva (IICA, 2012:9).

También en los últimos años se incorpora el concepto de inseguridad alimentaria, el cual está íntimamente relacionado con la vulnerabilidad, y que según la FAO (2011d: 7) se puede definir como la probabilidad de una disminución drástica del acceso a los alimentos o de los niveles de consumo, debido a riesgos ambientales o sociales, o a una reducida capacidad de respuesta.

Para Schejtman (2006: 6) el concepto de inseguridad alimentaria visto desde la perspectiva de los problemas de acceso a los alimentos, pueden ser estructurales y coyunturales. En cuanto a los problemas estructurales corresponden a la presencia de una brecha entre las necesidades alimentarias básicas de una familia y los ingresos disponibles para la alimentación. Los problemas coyunturales corresponden a las dificultades ocasionales que enfrentan algunas familias para satisfacer sus requerimientos nutricionales básicos, tales como de malas cosechas no compensadas por mejores precios, fluctuaciones estacionales de los precios, desempleo temporal, huelgas que involucran al jefe de familia, rezagos en los salarios respecto a la inflación, migraciones, enfermedades, entre otros.

De esta forma, la preocupación acerca de una insuficiencia en el acceso a los alimentos y la vulnerabilidad de la población de menos ingreso, ha conducido al diseño de políticas con mayor enfoque en materia de ingresos y gastos, para alcanzar los objetivos de seguridad alimentaria (FAO, 2011c: 3). Por lo que es de gran importancia conocer el impacto del aumento de los precios en los alimentos, principalmente enfocándose en los sectores de la población más vulnerable, así como conocer las políticas que están llevando a cabo el país, vinculadas con el tema de la seguridad alimentaria.

En primera instancia se realiza una caracterización de los hogares y las personas ubicadas en el I y II quintil de ingreso. El análisis se realiza a nivel regional considerando variables como cantidad de hogares, habitantes, fuerza de trabajo, jefatura femenina, escolaridad, empleo e ingresos, como fuente de información se utiliza la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) y se considera como año de referencia el 2011. Luego se presenta un análisis del de la CBA y del IPC para el período 2006-2011, para conocer el peso relativo de cada uno de los diferentes grupos de alimentos, en cuanto a su aporte calórico, significancia en el gasto y variaciones de los precios.

Por otra parte, se identifican las políticas alimentarias llevadas a cabo en el país, para el mejoramiento de las condiciones de acceso social a los alimentos de la población de ingresos más bajos: Plan Nacional de Alimentos y a la Política Nacional para la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN).

Características de los hogares del I y II quintil de ingreso per cápita en Costa Rica

Los quintiles se utilizan para definir sectores socioeconómicos según ingreso per cápita del hogar, es decir, según el total de dinero que aporta el o los integrantes de un hogar, dividido por el número de miembros de éste. Por lo tanto, permite diferenciar a la población por nivel de ingreso según integrantes de la familia. Cada quintil corresponde a un 20% de la población siendo los dos primeros quintiles los que posee menores ingresos. Según la ENAHO 2011, se definen a los hogares del I quintil, como aquellos en los que su ingreso neto per cápita es menor a ¢77.028, en el caso del II quintil el ingreso se encuentra en un rango de ¢77.028 y ¢131.227. De esta forma, el I quintil de ingreso per cápita está conformado por 265.541 hogares y 1.042.982 personas. Por su parte, el II quintil tiene 265.653 hogares, que equivale a 987.240 personas.

Tabla 1. I y II quintil de ingreso per cápita, hogares y personas según región, 2011

Regiones I quintil II quintil
  Hogares Personas Hogares Personas
Costa Rica 265.541 1.042.982 265.653 987.240
Central 175.223 687.586 174.966 648.568
Chorotega 18.110 69.645 18.199 67.927
Pacífico Central 13.753 52.500 13.957 50.630
Brunca 16.633 66.034 16.726 63.614
Huetar Atlántica 27.478 117.205 27.349 103.359
Huetar Norte 14.451 59.895 14.563 59.429

Fuente: Elaboración propia, según la ENAHO 2011 del INEC.

En ambos quintiles, la región Central concentra el 65% de los hogares. El restante 35% se ubica en su orden en las regiones Huetar Atlántica (11%), Brunca (7%), Chorotega (7%), Huetar Norte (5,5%) y Pacífico Central (4,5%). En cuanto a la cantidad de miembros por hogar, en promedio las regiones registran 4 miembros. La región Chorotega se encuentra entre las regiones que poseen más miembros por hogar, seguida por las regiones Brunca, Huetar Atlántica y Huetar Norte.

Tabla 2. I y II quintil de ingreso per cápita, miembros por hogar, fuerza de trabajo y tasa de desempleo abierto según región, 2011

Regiones Miembros por hogar Fuerza de trabajo Tasa de desempleo abierto
  I quintil II quintil I quintil II quintil I quintil II quintil
Central 3,92 3,71 1,29 1,62 18,5 8,4
Chorotega 3,85 3,73 1,02 1,36 23,8 11,3
Pacífico Central 3,82 3,63 1,22 1,32 33,1 15,4
Brunca 3,97 3,80 1,13 1,37 23,4 6,5
Huetar Atlántica 4,27 3,78 1,05 1,21 31,3 13,6
Huetar Norte 4,14 4,08 1,11 1,35 16,1 7,7

Fuente: Elaboración propia, según la ENAHO 2011 del INEC.

En cuanto a la fuerza de trabajo, en ambos quintiles, los hogares de la región Central registran la mayor participación de sus miembros en la fuerza de trabajo, seguida por regiones como Pacífico Central, Brunca y Huertar Norte. Las regiones Chorotega y Huetar Atlántica cuentan con la menor participación de miembros por hogar en la fuerza de trabajo. Los datos también muestran que el II quintil registra una mayor participación de miembros del hogar en la fuerza de trabajo en cada una de las regiones.

En lo que se refiere a la tasa de desempleo abierto, para el I quintil, las regiones Pacífico Central y Huetar Atlántica superan el 30%. Las regiones que presentan menores tasas de desempleo son la Huetar Norte y la Central, con cifras inferiores al 20%. El II quintil presenta tasas de desempleo menores, ya que no superan el 15,4%. Las mayores cifras se registran en las regiones Pacífico Central y Huetar Atlántica.

Tabla 3. I y II quintil de ingreso per cápita, porcentaje de hogares con jefatura femenina, años de escolaridad promedio de personas de 15 años y más, porcentaje de jefes de hogar con estudios de primaria (incompleta y completa), según región, 2011.

Regiones Hogares con jefatura femenina Escolaridad promedio Jefes de hogar con estudios de primaria
  I quintil II quintil I quintil II quintil I quintil II quintil
Central 38 34 6,4 7,4 69 62
Chorotega 39 33 5,8 6,6 70 57
Pacífico Central 33 27 6,1 6,7 67 56
Brunca 29 28 5,7 5,9 71 67
Huetar Atlántica 40 31 5,7 5,9 67 66
Huetar Norte 28 26 4,8 5,7 71 71

Fuente: Elaboración propia, según la ENAHO 2011 del INEC.

En el I quintil, las regiones Huetar Atlántica, Chorotega y Central registran porcentajes de hogares con jefatura femenina cercanos al 40%. Por su parte, las regiones Huetar Norte y Brunca, registran cifras inferiores al 30%.

En el II quintil, en todas las regiones los porcentajes de hogares con jefatura femenina son un poco más bajos. Pero de igual forma, las regiones Huetar Atlántica, Chorotega y Central registran las mayores cifras. Las regiones Huetar Norte y Brunca tienen un porcentaje de hogares con jefatura femenina alrededor de un 25%.

En lo que se refiere a la escolaridad promedio, para el I quintil los jefes de hogar de la región Central presenta los mayores niveles, seguidos por los que provienen de las regiones Pacífico Central y Huetar Atlántica. Los jefes de hogar de las regiones Chorotega, Brunca y Huetar Norte presentan los menores niveles de escolaridad. Para el II quintil, las mayores cifras se registran en la región Central, seguida de las regiones Pacífico Central y Chorotega. Las regiones Brunca, Huetar Atlántica y Huetar Norte registran la escolaridad promedio más baja con menos de 6 años.

En cuanto al nivel de instrucción, para los dos quintiles la mayoría solamente cuentan con estudios de primaria (completa o incompleta). En regiones como la Huetar Norte y la Brunca se registran porcentajes cercanos al 15% de jefes de hogar sin ningún nivel de instrucción. Estos bajos niveles de escolaridad influyen de manera directa en el tipo y calidad de empleo e ingresos de los jefes de hogar. En efecto, de acuerdo a los datos del I quintil, casi la mitad de los jefes de hogares se dedican a ocupaciones no calificadas. Específicamente para la región Central dicho rubro registra un 44,45%, en las demás regiones superan el 50%.

Tabla 4. I y II quintil de ingreso per cápita, porcentaje de jefes de hogar en ocupaciones no calificadas, actividades agropecuarias y asalariados según región, 2011.

Regiones Ocupaciones no calificadas Actividades agropecuarias Asalariadas
  I quintil II quintil I quintil II quintil I quintil II quintil
Central 44 35 19 13 51 64
Chorotega 50 41 34 21 45 62
Pacífico Central 52 30 17 15 45 77
Brunca 50 35 53 42 50 51
Huetar Atlántica 51 53 39 49 53 75
Huetar Norte 58 45 59 53 58 69

Fuente: Elaboración propia, según la ENAHO 2011 del INEC.

En el quintil II el porcentaje de jefes de hogar dedicados a ocupaciones no calificadas tiende a ser mucho menor, particularmente en las regiones Central, Pacífico Central, Brunca y Chorotega. En cuanto a las principales ramas de actividad para las cuales el jefe de hogar mantiene el empleo principal, para el I quintil, en regiones como la Brunca y la Huetar Norte, más del 50% se dedica a actividades agropecuarias. Se acerca también a este porcentaje, las regiones Chorotega y Huetar Atlántica. Aunque la región Central registra el menor porcentaje de jefes de hogar en actividades agropecuarias, no hay que olvidar que cerca del 65% de la población del quintil I reside aquí.

Para el II quintil la agricultura sigue siendo una actividad importante, pero con menos importancia relativa. En las regiones Central, Pacífico Central y Chorotega, el porcentaje de jefes de hogar dedicados a la agricultura es bajo, debido a la importancia que tiene las actividades relacionadas con el comercio, la construcción y la industria manufacturera.

En cuanto a la categoría ocupacional, en ambos quintiles la mayoría se tratan de asalariados de empresas privadas e instituciones públicas. En el quintil II y para todas las regiones, más del 65% de los jefes de hogar son asalariados.

Si se examinan los ingresos totales de los hogares, en ambos quintiles, los pertenecientes a la región Central superan al promedio del total del país. Las regiones Brunca y Chorotega son las que registran los menores ingresos.

Tabla 5. I y II quintil de la población, ingreso total e ingreso neto per cápita del hogar, según región, 2011.

Regiones Ingreso total Ingreso neto per cápita
  I quintil II quintil I quintil II quintil
Central 235.275 460.277 59.857 123.981
Chorotega 119.224 277.785 31.735 74.402
Pacífico Central 150.044 329.407 38.500 91.096
Brunca 113.208 260.613 27.910 69.428
Huetar Atlántica 147.408 294.951 34.491 78.359
Huetar Norte 141.390 314.109 33.133 77.328

Fuente: Elaboración propia, según la ENAHO 2011 del INEC.

Dicha desigualdad provoca que un hogar de la región Brunca o Chorotega perciba la mitad de lo que recibe uno de la región Central. Por ejemplo, para el I quintil en el 2011 los hogares de la región Central percibieron un ingreso aproximado a los ¢235.000, mientras que los hogares de la región Brunca y Chorotega ¢113.000 y ¢119.000, respectivamente. La situación es similar para el II quintil, donde los ingresos de los hogares de la región Central son el doble de lo que reciben los hogares de las regiones Brunca, Chorotega y Huetar Atlántica. En síntesis, los ingresos per cápita de los hogares muestran lo mismo en ambos quintiles, la región Central es la que significativamente percibe un ingreso mayor en relación con las otras regiones del país.

Efectos de las variaciones en el costo de los alimentos sobre la población de menores ingresos

En Costa Rica se tiene una CBA urbana (CBAU) y una CBA rural (CBAR), que constan de 52 alimentos y 44 alimentos respectivamente. El requerimiento energético promedio per cápita diario para la zona urbana es de 2.184 calorías y para la zona rural 2.258 calorías (INEC, 2011b: 2). Se calcula una CBA nacional (CBAN) que resulta de la ponderación de los alimentos que se repiten en la CBAU y CBAR.

En la CBAR, los grupos de alimentos que tienen un mayor aporte en su estructura calórica son el pan y los cereales (39%) que incluye pan, arroz, espagueti, cereales y harina de maíz (masa); el azúcar (18%) y las grasas (16%) que agrupa aceite, manteca vegetal, margarina y natilla (INEC, 2011a: 7-8). En conjunto, estos tres grupos representan más del 70% de las calorías. Los 5 alimentos con mayor participación en la estructura calórica son: arroz, azúcar, aceite, frijoles y manteca vegetal.

Los grupos de alimentos que tienen un mayor peso relativo dentro de la estructura calórica de la CBAU son el pan y los cereales (34%) que incluye pan, arroz, tortilla de maíz, espagueti, cereales, harina de maíz (masa); azúcar (16%) y grasas (15%) donde se agrupa el aceite, manteca vegetal, margarina y natilla (INEC, 2011a: 5-6). En conjunto estos grupos aportan el 65% del total de calorías. Los 5 alimentos con mayor peso relativo en la estructura calórica son: arroz, azúcar, aceite, frijol y pan salado.

El abastecimiento de los productos de la CBA se realiza con producción nacional e importaciones. Alimentos como el arroz, el frijol y el maíz, un porcentaje se produce en el país y el resto se importa. En el caso de los productos como el azúcar, raíces y tubérculos, tomate, papa, cebolla, hortalizas, frutas, lácteos, huevos y cárnicos el consumo interno se cubre en un 100% con producción nacional. No obstante, productos como la carne de res, pollo, cerdo, huevos y lácteos, dependen de la importación de materias primas como sorgo, soya y maíz amarillo. Algo similar ocurre en la industria de pan, galletas y pastas.

Entre enero del 2006 y diciembre del 2011 la CBAN mostró un crecimiento del 113%, al pasar de ¢19.742 a ¢42.010. En el caso de la CBAU, pasa de ¢21.126 a ¢44.846, un crecimiento del 112%. La CBAR pasa de ¢18.452 a ¢37.456, lo que significa un crecimiento del 102%.

Tabla 6. Costo anual promedio per cápita de la CBA, 2006-2011.

Año CBAN CBAU CBAR
2006 20.155,69 21.634,96 18.806,19
2007 23.200,95 24.956,04 21.595,32
2008 28.982,98 31.182,86 26.959,21
2009 31.152,04 33.415,34 29.120,65
2010 33.042,21 35.368,97 30.907,79
2011 39.842,54 42.564,94 35.470,06

Fuente: Elaboración propia, según la ENAHO 2011 del INEC.

En términos del costo promedio, la CBAN pasó de costar ¢20.156 en el año 2006 a un monto de ¢39.842,54 en el año 2011. El comportamiento de la CBAU y CBAR presentan un comportamiento similar. El diagrama de caja muestra que efectivamente, dicho comportamiento es creciente. También es posible observar, por el tamaño de las cajas, como en los años 2008 y 2010 el costo de las tres CBA experimentan importantes variaciones a lo largo de los meses y como durante los años 2009 y 2011 presentan menor variación.

Figura 1. Diagrama de caja. Costo de la CBA nacional, urbana y rural

Diagrama de caja. Costo de las CBA nacional, urbana y rural

Fuente: Elaboración propia, según datos del INEC.

Si se calcula el porcentaje del ingreso que los hogares destinan a la compra de los alimentos, se puede observar como los del I quintil destinan prácticamente todos sus ingresos a la compra de alimentos.

Tabla 7. Porcentaje de los ingresos destinados a la adquisición de la CBAN en los hogares del I y II quintil de ingresos, 2006-2011.

Regiones I quintil II quintil
  2006 2007 2008 2009 2010 2011 2006 2007 2008 2009 2010 2011
Central 76 70 71 72 57 67 38 36 38 37 28 32
Chorotega 169 118 119 120 109 126 70 57 61 57 48 54
Pacífico Central 98 88 101 98 83 103 54 48 57 54 38 44
Brunca 145 112 122 141 120 143 69 58 61 69 53 57
Huetar Atlántica 102 95 108 100 90 116 53 51 58 54 43 51
Huetar Norte 113 95 95 100 95 120 57 54 51 50 42 52

CBAN se refiere al costo promedio per cápita anual.
Los porcentajes hacen referencia al CBA/Ingresos per cápita.
Fuente: Elaboración propia, según datos del INEC.

En regiones como la Chorotega y la Brunca, que tienen los ingresos per cápita más bajos del país, el costo de la CBA supera los ingresos, lo cual refleja que muchos de los hogares de esta región viven en situaciones de pobreza extrema. La región Central es la única donde el ingreso es superior al costo de la CBA. Para los hogares de la región Pacífico Central, Huetar Atlántica y Huetar Norte, el ingreso que perciben apenas permite cubrir el costo de la CBA. Para los hogares del II quintil, casi en todas de las regiones, se destina más de la mitad de los ingresos para adquirir alimentos. Solamente los hogares de la Región Central, muestran porcentajes de gasto en alimentos por debajo del 40%.

Si se examina la importancia de cada grupo alimenticio o alimento específico en el gasto que destinan estos hogares a la adquisición de alimentos, en el I quintil, el mayor peso lo tiene el arroz, seguido de los productos a base de harina de trigo, los productos lácteos, las carnes, el azúcar y las grasas-aceites. De esta forma, los aumentos en los precios que experimenten cualquiera de estos alimentos, va a incidir directamente en la capacidad de consumo de los hogares pertenecientes al I quintil.

Tabla 8. I y II quintil de ingresos, porcentaje de gasto de cada grupo alimenticio o alimento específico con respecto al gasto total de la estructura de gasto en alimentos y bebidas.

Alimento I Q II Q Alimento I Q II Q
Arroz 11,34 7,35 Frutas 1,92 1,84
Panes y prod. panadería 7,20 8,71 Raíces y tubérculos 1,75 1,97
Leche, yogurt y queso 6,44 7,59 Carne de cerdo 1,48 1,81
Azúcares, dulces y golosinas 6,37 6,40 Papa 1,37 1,51
Azúcar corriente 6,07 3,91 Tomate 1,18 1,01
Carne de res 4,36 5,14 Pescado 0,72 0,72
Vegetales 4,02 3,75 Snacks 0,72 0,74
Frijoles 3,93 2,69 Cebolla 0,69 0,62
Grasas y aceites 3,82 3,23 Plátanos 0,53 0,69
Pan baguete y manita o piña de pan 3,81 4,42 Sal 0,37 0,19
Pollo 3,75 3,63 Chile dulce 0,26 0,32
Leche de vaca fluida 3,25 3,80 Chayote 0,26 0,30
Café 2,98 2,57 Tortillas 0,25 0,35
Huevos 2,69 2,63 Yuca 0,24 0,27
Atún enlatado 2,69 2,57 Bananos 0,21 0,14
Embutidos 2,48 2,64 Naranja 0,19 0,16
Bebidas gaseosas 2,23 2,63 Papaya 0,17 0,15
Comidas rápidas 2,10 4,08 Piña 0,17 0,14
Aceite 1,97 1,78 Zanahoria 0,17 0,17

Fuente: Elaboración propia, según datos de SINSAN.

Por su parte, para el II quintil, el mayor peso lo tienen los productos base de harina de trigo, seguido por los productos lácteos, las carnes (10,58%) y el arroz.

En cuanto al comportamiento de los precios de los alimentos, cuantificados por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el grupo de los alimentos y bebidas, registra un aumento del 78,7% desde julio 2006 hasta diciembre 2011, muy superior al mostrado por el IPC general (49,86%). Para dicho grupo, los aumentos más importantes se dieron en los períodos 2006-07 y 2007-08, con 20,96%, y 22,81% respectivamente, muy superiores a los registrados en el IPC general, 10,81% y 19,90%.

Tabla 9. IPC general y alimentos. Variaciones interanuales 2006-2011.

Periodo IPC general Alimentos y bebidas no alcohólicas
2006-07 10,81 20,95
2007-08 13,90 22,82
2008-09 4,05 -1,45
2009-10 5,82 9,03
2010-11 4,74 4,07

Fuente: Elaboración propia, según datos del INEC.

Dentro del grupo de alimentos, las hortalizas, leguminosas y tubérculos, presentan el mayor incremento con un 126,55%, donde las hortalizas es la clase con la mayor variación con un aumento del 182,75%, en el caso de las leguminosas el incremento es del 82,15% y los tubérculos han aumentado un 72,22%. El segundo grupo que registra una de las mayores variaciones son los productos lácteos y huevos, con una variación del 95,80%, seguido por el grupo del café y té con 93,217%.

Tabla 10. IPC grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas, por clases, 2011.

Clase 2011
Pan y cereales 186,98
Carnes 154,59
Pescado 170,54
Productos lácteos y huevos 195,80
Aceites y grasas 182,02
Frutas 174,48
Hortalizas, leguminosas y tubérculos 226,55
Azúcar y golosinas 149,36
Productos alimenticios 157,24
Café y té 193,22
Jugos y bebidas no alcohólicas 145,26

Fuente: Elaboración propia, según datos del INEC.

Aunque la mayoría de los alimentos registran importantes aumentos, al tratarse de bienes con una baja ponderación en el IPC, sus variaciones tienen pocos efectos en el cálculo del IPC general y en consecuencia en el indicador de inflación. De hecho, el grupo de los alimentos y bebidas pondera (18,61%) y ese porcentaje se reparte entre 99 bienes. A manera de ejemplo, se puede estudiar el comportamiento de los precios del café y el arroz, ambos productos muy representativos en el patrón de consumo de la población costarricense. En el caso del IPC del café, entre el año 2006 y 2011, registra una tasa de crecimiento del 95,37%, es decir, el doble que el IPC general.

Tabla 11. IPC general, alimentos, café y arroz, 2006-2011.

IPC 2006 2007 2008 2009 2010 2011
General 102,96 114,09 129,95 135,21 143,09 149,86
Alimentos y bebidas no alcohólicas 107,58 130,12 159,81 157,49 171,71 178,70
Café 100,92 110,07 124,65 132,44 164,61 197,17
Arroz 100,35 113,44 163,22 184,75 204,76 183,82

Variaciones interanuales

IPC 2006-07 2007-08 2008-09 2009-10 2010-11
General 10,81 13,90 4,05 5,82 4,74
Alimentos y bebidas no alcohólicas 20,95 22,82 -1,45 9,03 4,07
Café 9,07 13,25 6,25 24,29 19,78
Arroz 13,04 43,88 13,19 10,83 -10,23

Fuente: Elaboración propia, según datos del INEC.

Como se observa, el IPC del café entre los años 2006 y 2009 estuvo por debajo del IPC general y del IPC de los alimentos y bebidas. No obstante, a partir del año 2010 tiende a sobrepasar el IPC general y para el 2011, supera tanto al IPC general como al IPC de los alimentos y bebidas. En el caso del arroz, la situación es similar, entre el año 2006 y 2011, el IPC del arroz aumentó en 83,18%. De igual forma, muy por arriba del IPC general. Los datos muestran como el IPC del arroz a partir del año 2008 tiende a estar por encima del IPC general y del IPC de los alimentos y bebidas.

Si se examinan las variaciones interanuales registradas por los diferentes IPC, el café registra variaciones bastantes marcadas, sobre todo en los últimos dos años. En el caso del arroz, en el período 2007-2008 mostró una tasa de variación de 43,88%, muy por encima del 13,90% que registro el IPC general.

La baja ponderación que tiene el café (0,54%) y el arroz (0,98%) en el IPC, provoca que los aumentos que registran estos productos no se vean reflejados en el indicador de inflación. De hecho, tanto el café como el arroz, no se ubican entre los principales bienes y servicios que ponderan el IPC. El arroz se ubica en la posición 20 y el café en la 36, entre un total de 292 bienes y servicios. Los bienes o servicios que tiene mayor ponderación son la gasolina (5,81%), el casado (4,63%), los alquiles de vivienda (4,34%), adquisición de vehículo (3,75%) así como los servicios de electricidad (3,37%) y domésticos (3,13%).

Tabla 12. IPC. Bienes y servicios con mayor ponderación.

Bien o servicio Ponderación Bien o servicio Ponderación
Gasolina 5,81 Transporte en taxi 1,76
Casado 4,63 Servicio odontológico 1,46
Alquiler de vivienda 4,34 Servicio de agua 1,14
Adquisición de vehículo 3,75 Paquetes turísticos 1,07
Servicio de electricidad 3,37 Televisión por cable 1,06
Servicio doméstico 3,13 Pan salado 1,06
Pasaje en autobús urbano 2,44 Combo con pollo 1,02
Servicio de teléfono celular 1,97 Educación secundaria 1,01
Servicio de teléfono fijo 1,82 Leche líquida 1,01
Educación superior 1,78 Arroz 0,98

Fuente: Elaboración propia, según datos del INEC.

Por su parte, si se consideran los bienes y servicios que mayor variación han experimentado durante el período en estudio, tomado como indicador el IPC que registra cada uno a diciembre del 2011, los alimentos son los que mayor variación registran.

Tabla 13. IPC. Bienes y servicios con mayor IPC a diciembre del 2011.

Bien o servicio IPC diciembre 2011 Bien o servicio IPC diciembre 2011
Tomate 420,22 Consulta con ginecólogo 198,82
Huevos 315,37 Alimento para animales domésticos 198,2
Chile dulce 313,23 Consulta con pediatra 197,92
Zanahoria 254,05 Café 197,17
Harina de maíz 248,72 Queso crema 197,03
Ajillo 243,43 Culantro 195,25
Vainica 238,18 Pan dulce 193,96
Repollo 237,71 Cambio de aceite 193,69
Yuca 228,27 Pintado de vehículo 193,04
Papas tostadas 228,25 Ajuste de frenos 190,33
Chayote 227,16 Aceite 189,66
Servicio de agua 223,56 Pollo entero 189,52
Tortillas de maíz 214,18 Natilla 189,27
Mantequilla 213,39 Manteca 188,42
Lechuga 213,03 Transporte en taxi 187,73
Banano 212,97 Repostería 187,22
Elote 212,58 Ultrasonido 186,82
Pastas 212,2 Atún en conserva 186,72
Consulta con médico general 211,35 Empanada 185,75
Radiografía 208,5 Ajo 185,35
Cebolla 208,41 Limpieza de prendas 184,82
Plátano 203,93 Arroz 183,82
Alas de pollo 202,91 Pollo asado 183,76
Galletas dulces 200,06 Sándwich 183,27
Pan salado 200,02 Sal 183,11

Fuente: Elaboración propia, según datos del INEC.

Como se puede observar en el cuadro anterior, de los 50 bienes y servicios que mayor IPC registran a diciembre del 2011, 75% son alimentos. Tanto el café como el arroz, se encuentran en dicha lista, en las posiciones 29 y respectivamente. No obstante, como se mencionó anteriormente, los alimentos y bebidas al tratarse de bienes con una baja ponderación en el IPC, sus variaciones tienen pocos efectos en el cálculo de la inflación.

Políticas públicas para mejorar el acceso social a los alimentos en Costa Rica.

Las dos principales acciones implementadas en el país, para mejorar el abastecimiento y acceso social a los alimentos de la población de menores ingresos son el Plan Nacional de Alimentos y la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2011-2021. El Plan Nacional de Alimentos surge durante el Gobierno de Oscar Arias (2006-2010), con el objetivo de asegurar la disponibilidad de alimentos básicos, garantizar el acceso de alimentos a los grupos vulnerables y evitar el incremento en los niveles de pobreza ante los aumentos de los precios en los productos de la CBA.

Las acciones para asegurar la disponibilidad de alimentos estaban dirigidas principalmente al aumento del área sembrada y producción de tres productos: arroz, maíz blanco y frijol. El acceso a los alimentos constaba de una serie de subsidios a familias en condición de extrema pobreza y al aumento de la cobertura del Programa Avancemos. Se trataba básicamente de un apoyo económico mensual que rondaba entre ¢11.000 y ¢50.000, dependiendo la condición de la familia, para la compra de alimentos y útiles escolares.

Por su parte, la propuesta de Política de Seguridad Alimentaria y Nutricional para Costa Rica, se contextualiza en el Marco del Plan de Salud de Centroamérica y República Dominicana 2010-2015, aprobado por el Consejo de Ministros de Salud del Sistema de Integración Centroamericana, así como en el Plan Nacional de Salud en Costa Rica 2010-2021, que establecen diversas líneas de acción en los diferentes ámbitos de la seguridad alimentaria y nutricional.

Con base en lo anterior, el Ministerio de Salud, por medio de la Dirección de Planificación Estratégica de las Acciones en Salud y la SEPAN, como instancia responsable de la Política, desarrolló un proceso de formulación de la Política Nacional SAN, cuyo propósito es identificar y articular las acciones necesarias que contribuyan a mejorar el estado nutricional de la población.

La formulación de la Política SAN se fundamentó en una serie de acciones y asuntos críticos que parten de una serie de situaciones tales como la crisis alimentaria y cambio climático; la producción limitada de granos básicos, frutas y vegetales; falta de infraestructura por parte de los pequeños y medianos productores; falta de estrategias de mercadeo para la comercialización de la producción nacional; carencia de estadísticas de la producción nacional de alimentos; problemas de acceso limitado a alimentos de alto valor nutritivo; hábitos alimentarios y estilos de vida afectan negativamente la salud y nutrición de la población, alta prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población y un porcentaje significativo de la niñez que presenta baja talla, entre otras.

También se reconoce que no hay impacto de las acciones de SAN en las políticas de gobierno para combatir la pobreza, capacidad institucional insuficiente para trabajar articuladamente con fines de SAN, así como la ausencia de un sistema de vigilancia en SAN que permita conocer la información oportuna para la toma de decisiones efectivas.

Así, la Política Nacional SAN contempla una serie de políticas de intervención en los asuntos críticos mencionados, entre las cuales se pueden destacar el fomento de la producción y acceso de alimentos con calidad e inocuidad, el mejoramiento de las condiciones básicas para la comercialización de la producción de nacional de alimentos, el desarrollo de acciones estratégicas para mejorar el acceso a los alimentos en los grupos vulnerables, así como el fortalecimiento de la atención integral del sobrepeso, la obesidad y la desnutrición en todos los grupos etarios de la población por área geográfica, género, estrato socio- económico y etnia. También contempla la promoción del concepto de SAN en el nivel político institucional y de la sociedad civil, el fortalecimiento de la articulación interinstitucional e intersectorial, así como el apoyo para la creación de un sistema de vigilancia de la seguridad alimentaria y nutricional.

Con respecto a los alcances de estas dos acciones, solamente existe información para el PNA, el cual fue ejecutado durante la segunda mitad del año 2008, durante todo el año 2009 y durante los primeros meses del 2010. El Plan como tal no siguió siendo ejecutado durante el Gobierno Chinchilla, ya que se consideró importante hacer “un alto en el camino” y evaluar sus logros, el cumplimiento de sus objetivos, metas e impacto, así como la pertinencia de seguir impulsando el PNA en el futuro (FAO, 2011e:3).

Se pueden destacar algunos resultados del PNA, tomando como referencia los informes de avance del PNA (2008 y 2009), elaborados por SEPSA, así como la evaluación del PNA realizada por la FAO (2011), y el Informe de los resultados del estudio sobre los programas y proyectos PNA (2011) realizado por la Contraloría General de la República.

Con respecto al aumento de las aéreas de siembra, producción y consumo, solamente en el arroz se lograron resultados satisfactorios, en el caso del frijol y el maíz no se cumplió con las expectativas planteadas.

En cuanto a la reducción de la vulnerabilidad social y lucha contra la pobreza, se destinaron recursos a través de las becas para primaria de FONABE, las ayudas de ¢50.000 para compra de alimentos y útiles escolares, la ampliación Programa Avancemos y los CEN-CINAI.

En su informe, la FAO considera que el PNA fue concebido como una oportunidad para recuperar la capacidad nacional de fomentar la producción de granos básicos, algo que había dejado de ser una prioridad hacía muchos años, contradiciendo las decisiones que el país había tomado en esa materia, marcando un giro radical en la política agrícola del país, sin que ello fuera objeto de debate nacional, por las implicaciones que eso significaba.

Por otra parte, indica que las acciones de asistencia social, expresadas en el otorgamiento de subsidios a familias vulnerables para la compra de alimentos y útiles escolares así como becas para estudiantes, fueron acciones basadas en decisiones acertadas, pues estaban dirigidas a compensar la pérdida de poder adquisitivo de esas familias vulnerables y así evitar el incremento de los niveles de pobreza en el país. De ahí que un plan nacional de alimentos que contemplara la asistencia social y el fomento de la producción era conceptualmente correcto y su ejecución era una buena decisión, dadas las circunstancias prevalecientes en ese momento. Además, estaban en línea con lo que los organismos internacionales recomendaban hacer.

No obstante, en dicho informe la FAO señala una serie de apreciaciones críticas derivadas de la ejecución del PNA, entre las que se pueden destacar los alimentos seleccionados como prioritarios y la incompatibilidad de la política agrícola definida en el PNA con la política económica y comercial vigente, en cuanto se fomentó la producción de alimentos en un contexto de precios altos de los alimentos, donde el productor obtendría precios altos por su producto, con lo cual estaría dispuesto a incrementar su producción, pero también se quería beneficiar al consumidor pobre, por lo que habría que tomar medidas para subsidiar permanentemente al consumidor el acceso a esos productos, ya que de lo contrario no lo podría hacer. Entre otros aspectos, se señalan problemas relacionados con las capacidades institucionales, ejecución del presupuesto, mecanismo de seguimiento y evaluación.

Conclusiones

A manera de conclusión se puede decir que la población perteneciente a los quintiles I y II, se tratan de hogares compuestos por miembros con bajos niveles de escolaridad y dedicados a ocupaciones no calificadas relacionadas con la agricultura, lo cual redunda en niveles salariares relativamente bajos. De igual forma, es clara la diferencia que se establece entre la región Central y las demás regiones, en cuanto a los niveles de instrucción, empleo e ingresos de los jefes de hogar, lo cual evidencia la necesidad de establecer políticas públicas diferenciadas entre las distintas regiones.

En el caso del I quintil, se tratan de hogares cuyo ingreso en su totalidad es destinado a la adquisición de alimentos, por lo que cualquier aumento que experimenten los mismos, influye directamente en la cantidad y calidad de alimentos que pueden consumir. En regiones como la Chorotega y Brunca el costo de la CBA supera los ingresos, lo cual refleja que los hogares de estas regiones viven en condición de pobreza extrema, limitando el acceso a los alimentos cuando los precios aumentan.

Como se pudo constatar, el aumento en los precios de los alimentos es superior al que registra el IPC, lo cual provoca que los ingresos que perciben esta población no compensen los aumentos en los precios de los alimentos. Por ejemplo, los precios de los alimentos entre los años 2007-08 aumentó en 20,95% y el IPC aumentó en 13,90%. Estos aumentos en los precios de los alimentos no se reflejan proporcionalmente en el IPC, debido que a los mismos cuentan con una baja ponderación.

También resulta evidente que el Estado no cuenta con una clara y definida política de seguridad alimentaria que garantice la disponibilidad y el acceso a los alimentos ante una eventual crisis alimentaria. La política del SAN, es un planteamiento que establece algunas líneas de acción para la seguridad alimentaria, sin embargo, no se cuenta con un estudio evaluativo ni con los indicadores necesarios que logren determinar los resultados puntuales conseguidos con dicha política. En el caso particular del PNA, se identifica como un plan ser de carácter coyuntural, que tuvo un horizonte de acción inferior a tres años, se ejecutó de manera rápida y no se logró llevar a cabo las acciones a plena capacidad.

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