Revista de Política Económica y Desarrollo Sostenible

EISSN: 2215-4167 • Vol. 4 (2) • Enero-Junio, 2019: 1-7

DOI: http://dx.doi.org/10.15359/peds.4-2.2

URL: http://www.revistas.una.ac.cr/politicaeconomica

Revista electrónica semestral publicada por el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible

Universidad Nacional, Lagunilla, Heredia Apartado 2393-3000

Agroindustria y cadenas de valor: un enfoque interdisciplinario sobre las consecuencias socioeconómicas de un desarrollo desigual

Agroindustry and value chains: an interdisciplinary approach on the socioeconomic consequences of unequal development

Jefferson Eduardo Porras Ramírez1

https://orcid.org/0000-0001-7279-8670

jeffercrue@hotmail.com

Fecha de recibo: 20 de mayo del 2019. Fecha de revisión: 30 de mayo del 2019

Fecha de aceptación: 18 de junio del 2019. Fecha de publicación: 24 de junio del 2019

Resumen

Este editorial científico analiza de forma comparada consecuencias económicas, sociales y culturales de la agroindustria del café en Costa Rica y en Filadelfia. Además, se discuten las repercusiones ambientales que ha tenido esta actividad económica en ambos lugares. Se pone en discusión la complejidad de estas problemáticas y como el diálogo interdisciplinario es fundamental para comprenderlas.

Palabras clave: interdisciplinaridad, historia, cadenas de valor, agroindustria, café.

Abstract

This scientific editorial analyzes the economic, social and cultural consequences of coffee agribusiness in Costa Rica and Philadelphia in a comparative way, as well as the repercussions that this economic activity has had in both places. It is about discussing the complexity of these problems and how interdisciplinary dialogue is essential to understand them.

Keywords: interdisciplinarity, history, value chains, agroindustry, coffee.

Introducción

Desde la segunda mitad del siglo XX el desarrollo de la agroindustria en Costa Rica ha estado ligada a políticas económicas de Estados Unidos. Para el caso del café, desde la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial ese país norteamericano se convirtió en un mercado importante para la exportación del “grano de oro” costarricense, el cual es el mayor producto de exportación del país centroamericano. A partir de ese momento, se creó un vínculo comercial que se ha modificado con el paso del tiempo, principalmente a partir de la década de 1980. Este vínculo comercial se ha caracterizado por ser desigual y porque uno de los países capta más ganancias en la cadena de valor que el otro, generando una balanza comercial desigual. Este editorial pretende poner en reflexión y discusión esta situación de desigualdad y como esto modifica aspectos sociales, culturales y ambientales. Por esto, se analiza de forma comparada la agroindustria del café en Filadelfia, Estados Unidos, y en Costa Rica, además de la cultura del café de cada lugar. Estas reflexiones son producto de una visita que se realizó a la ciudad de Filadelfia, Pensilvania, en Estados Unidos, como parte de un intercambio estudiantil2 para entender la complejidad de la agroindustria del café y su cultura.

En el encuentro se tuvo un intercambio de conocimiento con empacadoras de productos agrícolas, moliendas de café, mercados, instituciones nacionales de comercio, museos y centros educativos e históricos. Este trabajo de campo fue complementado con conferencias, lecciones y charlas de áreas como la sociología, antropología, ecología urbana, química y biología. Esta serie de actividades tuvieron el claro objetivo de analizar la complejidad de una actividad como la producción de café en los distintos niveles de su cadena de valor hasta concluir con el consumo, además del impacto cultural y ambiental de esa actividad. La comparación de esos aspectos entre Costa Rica y Estados Unidos conllevó a un análisis desde distintas áreas del conocimiento para realizar una interpretación de la realidad que se vive en ambos países. Con el objetivo de entender que de una u otra forma lo que sucede en un país incide en otro, se contó con el intercambio de conocimiento con profesores y estudiantes costarricenses, estadounidenses y europeos de distintas áreas del conocimiento; sin embargo, todos tenían un común denominador: estar relacionados con investigaciones académicas sobre el café de Costa Rica. Desde áreas como las ciencias agrarias, la administración de empresas, la economía y la historia, se pretendía una interacción interdisciplinaria para analizar de forma comparada aspectos, económicos, culturales y sociales relacionadas con la agroindustria del café en Costa Rica y Estados Unidos.

La economía del café

Se logró entender algunas situaciones interesantes en términos económicos que analizaremos a continuación. Costa Rica es un país productor y exportador de café desde la década de 1840, desde esos años hasta 1914 su principal mercado fue el continente europeo, pero por causa de la Primera Guerra Mundial ese mercado se cerró para Costa Rica. De 1914 a 1929, Estados Unidos se convirtió en el principal comprador de café costarricense; sin embargo, la crisis económica de 1929 provocó que Costa Rica buscara un nuevo mercado. La Alemania de Hitler fue el principal mercado para el café costarricense en la década de 1930. Después de la Segunda Guerra Mundial y a partir de la segunda mitad del siglo XX, el mercado de café costarricense se diversificó hacia distintos países: Alemania, Italia, Inglaterra y Estados Unidos fueron los principales. Costa Rica no era un país con la capacidad de exportar café a gran escala para competir con mercados como el Colombiano, Brasileño o, más recientemente, el africano, pero logró competir en términos de calidad, consolidándose como uno de los mejores cafés del mundo.

En la década de 1980 en Costa Rica se dieron dos situaciones muy interesantes: la consolidación del café de altura y la creación de microbeneficios. Estos últimos surgieron como estrategia para sobrevivir a la crisis de esa década. Esos elementos ocasionaron que el café costarricense alcanzara una mejor calidad y se colocara con mejores precios en los mercados internacionales. Actualmente, el café de primera calidad de Costa Rica se exporta en su mayoría hacia Europa, en países donde el beber café culturalmente se ha convertido en una actividad gourmet. Por otro lado, el mercado estadounidense ha sido una opción para colocar una cantidad importante de café costarricense de segunda categoría o de menor calidad. En efecto, el café de Costa Rica es de sus mejores productos, incluso sin ser un café de primera calidad, además, se combinan diferentes tipos de café con diferente proceso de tostado, lo cual perjudica su sabor. Es interesante debido a que el mercado estadounidense se abastece principalmente de café brasileño de baja calidad, lo que evidencia también un intento de abaratar costos de producción.

Siendo críticos con el sistema productivo de café, otro criterio para analizar es la desigualdad de la balanza comercial y de las ganancias. El productor de café costarricense es quien asume el mayor riesgo en la cadena de producción por cuestiones climáticas y de precios que ofrecen los intermediarios y el mercado, además de ser el trabajo más complicado, sin embargo, es quién menos valor capta de la cadena. Las tostadoras y empacadoras son quienes menos riesgos corren y quienes más ganan del proceso. Tanto en Costa Rica como en Estados Unidos, se pudo observar todo el proceso de producción, desde la siembra, recolecta y beneficiado del café hasta su tostado, empacado y comercialización, además de entender cómo se genera el valor agregado.

Otro aspecto digno de analizar es la función que tienen las migraciones en la actividad productiva del café en ambos países. Para el caso costarricense, la siembra y recolección de café en su mayoría la realizan inmigrantes nicaragüenses, dinamizando esta actividad, mientras que para el caso estadounidense, los inmigrantes latinos, principalmente mexicanos, salvadoreños y guatemaltecos, son los que se encargan de dinamizar la actividad más industrial del café. A pesar de esto, ambos flujos de migrantes no siempre reciben el mejor trato en ambos países, por focos de racismo y xenofobia. La desigualdad social es otro elemento que merece ser mencionado debido a que tanto en Filadelfia como en Costa Rica existe una marcada desigualdad social. En Costa Rica los sectores de obreros agrícolas se ven empobrecidos por los bajos salarios pagados por los productores; sin embargo, a esos productores no se les paga la venta y exportación de sus productos a precios justos, por lo que se convierte en una cadena de empobrecimiento. En Filadelfia la desigualdad social se da con los bajos salarios que reciben los trabajadores obreros, principalmente inmigrantes.

Existe una clara diferenciación de clases y es evidente con las zonas residenciales como algunas personas reciben muchos ingresos y otros muy pocos. Esta segregación socioespacial está ligada no solo a ingresos económicos sino también a los procesos de criminalidad y educación (Harvey, 1977).

El café y la “cuestión ambiental”

La producción de café al igual que muchas otras ocasiona un impacto ambiental importante. En Costa Rica el principal problema es el uso de agroquímicos para aumentar la productividad por planta y para generar resistencia a enfermedades comunes como el hongo que produce la Roya o plagas como la Broca. Sin embargo, este tipo de plagas y enfermedades se vuelven resistentes a los agroquímicos, lo cual provoca que la cantidad de sustancias que se utilicen sean cada vez mayores y más fuertes. Esto produce una alta contaminación de suelos y ríos, además de perjudicar la diversidad de flora y fauna de las zonas cafetaleras. Se puede afirmar que el ser humano modifica e impacta la ecología de estas zonas.

El proceso de beneficiado del café también genera residuos que son contaminantes y que, aunque en algunos casos se utilizan como fertilizantes, en otros casos se vuelven contaminantes de ríos. Sumado a esto, el proceso de beneficiado húmedo conlleva un alto consumo de agua y de residuos líquidos. No podemos dejar de lado que en algunas zonas montañosas en las que el clima es apto para producir café se han deforestado algunos bosques, sin embargo, Costa Rica a partir de 1980 ha logrado reforestar un porcentaje importante de su territorio, pero la contaminación por aguas residuales y agroquímicos sigue caracterizando a la producción cafetalera costarricense.

Para el caso de Filadelfia se enfrenta otra realidad, aunque no se logró evidenciar producción de café, el impacto ambiental es generado por el proceso industrial al que es sometido el producto. Se pudo evidenciar que Filadelfia es una ciudad con un alto grado de contaminación ambiental, principalmente en los ríos, ya que las zonas industriales están bordeando ríos importantes, además las chimeneas emiten de forma constante una gran cantidad de contaminación atmosférica. El uso desproporcionado de plástico es otro factor que genera un alto impacto al ambiente en esta zona.

Este proceso del impacto ambiental que genera la agroindustria del café en Estados Unidos y en Costa Rica se podría asociar a teorías socioecológicas novedosas y recientes para entenderlo en toda su complejidad. Una teoría que nos ayudaría a comprender el tema es la teoría del Metabolismo Social (Infante, González y Toledo, 2017), la cual analiza las interacciones entre la sociedad y el medio ambiente, y permite entender el comportamiento de flujos de materiales, energía, biomasa, minerales y mano de obra para realizar cualquier trabajo en la sociedad (agricultura, industria, transportes, etc.) y el residuo que queda luego de utilizar esa energía, esto con el objetivo de entender el impacto ambiental de las actividades sociales y económicas como un actividad metabólica.

Fundamentos teóricos y metodológicos de la ecología urbana permitieron evidenciar cómo el ser humano modifica sus ecosistema por factores económicos, sin embargo, pierde por completo de vista que ese ecosistema lo comparte con otras especies, las cuales se ven perjudicadas por esos cambios y tienen que pasar por un proceso de adaptación, no obstante, no todas las especies logran sobrevivir a ese dicho proceso. En Costa Rica, a partir de 1980 se aplicaron una serie de políticas públicas para luchar contra estos procesos, las cuales han sido efectivas y hay una cultura de protección ambiental. Por el contrario, en Filadelfia, hay un proceso de normalización e institucionalización del daño ecológico, debido a que únicamente se multa a las industrias o agrupaciones que provoquen esos daños, pero no hay cambio alguno de la situación. Es preocupante pensar que a largo plazo este sistema de normalización de la contaminación va a afectar a otros estados y otros países. Hay mucho que analizar y trabajar para reducir la huella ecológica de la agroindustria del café tanto en Costa Rica como en Estados Unidos.

Cultura del café, análisis comparativo de Costa Rica y Filadelfia

En términos culturales, existen diversos puntos de discusión. El primero de ellos es la identidad cultural que tiene la sociedad costarricense con el café. Esto es lógico debido a la importancia histórica que ha tenido este producto en la economía del país desde 1840, además las exportaciones de café a Europa modificaron la vida cotidiana y la cultura de Costa Rica a partir de 1850. Las exportaciones de café, principalmente a Inglaterra, introdujeron aspectos culturales relacionados a la “modernidad” como la vestimenta, deportes, artes, diversiones públicas, además de ideas sociales y políticas que modificarían el sistema político costarricense con las reformas liberales de 1870. Se puede afirmar que, en Costa Rica, el café modificó y configuró la cultura del país. Este aspecto cultural que simbolizó el café para los costarricenses fue reforzado por el Estado, mediante discursos como el del “grano de oro” y el de utilizar el café para generar sentimientos de identidad nacional. En la actualidad es interesante este fenómeno debido a que se continúa utilizando estos discursos, sin embargo, casi la totalidad de la mano de obra que se utiliza para trabajar el café es extranjera.

El costarricense, aunque tiene claro que el café es parte vital de la economía del país, de la tradición cultural e histórica que este producto ha significado y de que es parte de su consumo diario, su identidad con este producto se ha ido perdiendo. Es interesante como en Estados Unidos se relaciona a Costa Rica con el “buen café”, pero no solo se relaciona al país como productor de café sino al costarricense como parte de una cultura homogénea de café. Esto es un error porque, como se mencionó antes, el costarricense actualmente no está muy vinculado a este producto, además de que homogeneizar la cultura de un país es peligroso, debido a que en Costa Rica convergen una gran cantidad de culturas distintas, separadas por kilómetros de distancia, con creencias, lenguas, costumbres, comidas y cotidianidades diferentes.

Tanto la cultura de Costa Rica como la de Estados Unidos se homogenizan en algunos casos con imaginarios sociales que provienen de perspectivas de otredad. Al igual que en Costa Rica, Filadelfia es una ciudad donde convergen una gran cantidad de culturas diferentes: afrodescendientes, quáqueros, amish, ingleses y una importante cantidad de migrantes mexicanos y centroamericanos que también poseen culturas diversas.

A pesar de la diversidad cultural que se menciona en Costa Rica y en Filadelfia, existe una cultura hegemónica (Gramsci, 2012) que ejerce una violencia simbólica (Bourdieu y Passeron, 2001) sobre otras culturas subalternas. Para el caso de Costa Rica es claro que la cultura del Valle Central es la hegemónica por sobre culturas como la caribeña, las culturas indígenas o la guanacasteca. Esta cultura hegemónica es dominante y es la que se “vende” a otros países. En el caso de Filadelfia sucede algo similar con culturas subalternas; sin embargo, hay un claro intento de rescatar y reproducir todas estas culturas diversas a través de museos.

La interdisciplinaridad para entender los sistemas complejos

Las ciencias naturales y sociales actuales o modernas han promulgado y evidenciado la necesidad de realizar trabajos interdisciplinarios en sus investigaciones. Desde la definición de una problemática hasta la recopilación de fuentes, planteamiento de conclusiones y elaborar soluciones, es necesaria la colaboración de profesionales de diversas disciplinas científicas y no científicas, además de la sociedad y de actores políticos. Sin embargo, aunque esto parezca ser la salida más racional para la ciencia, es muy difícil de lograr. Esto porque nuestra formación académica nos hace pensar desde puntos de vista o posturas teóricas de carácter disciplinarios, además de metodologías particulares de cada profesión y es difícil desligarnos de esa carga académica y entender alguna problemática desde puntos de vista de otras profesiones o ciencias.

Algunos teóricos, como el argentino Rolando García (2006), proponen que por difícil que esta práctica sea se tiene que lograr, aunque ello signifique cambiar paradigmas disciplinarios. Esta interesante propuesta surge a raíz de la Teoría de los Sistemas Complejos, que propone que las realidades son complejas porque son parte de un sistema en el que convergen muchos factores y que la única forma para entender esa complejidad social o ambiental (como lo propone Enrique Leff (2003) y otros autores) es mediante la realización de trabajo interdisciplinario.

El trabajo tuvo ese carácter interdisciplinario, la convergencia de saberes tanto de estudiantes y profesores de Costa Rica como de Estados Unidos, esto fue importante para comprender la producción y comercialización del café en ambos países, además de construir un conocimiento conjunto de aspectos culturales y sociales de los distintos países. Efectivamente, para entender el sistema complejo en el que se encuentra la producción de café hay que construir conocimientos desde las ciencias agrarias, ciencias ambientales, historia, economía, entre otras, debido a que si hacemos una interpretación únicamente desde nuestra área y desde nuestra interpretación teórica sería una interpretación de una realidad limitada.

Este trabajo no solo mostró esta necesidad de realizar trabajo interdisciplinario, sino que lo puso en práctica, lo cual es muy importante para la formación académica de los estudiantes y principalmente de los que nos dedicamos a la investigación. Es interesante generar estas discusiones y generar vínculos interdisciplinarios no solo con profesionales de nuestro país sino de otros para futuros proyectos e investigaciones.

Conclusiones

Referencias bibliográficas

García, R. (2006). Sistemas complejos: Conceptos, métodos y fundamentación epistemológica de la investigación interdisciplinaria. Barcelona: Editorial Gedisa.

Gramsci, A. (2012) Los intelectuales y la organización de la cultura. Buenos Aires: Editorial Nueva Visión.

Harvey, D. (1977). Urbanismo y desigualdad social. Barcelona: Editorial Siglo XXI.

Infante, J., González de Molina, M. y Toledo, V. (2017) El metabolismo social. Historia, métodos y principales aportaciones. Revista Iberoamericana de economía ecológica, 27, pp 130-152.

Leff, E. (2003). La complejidad ambiental. Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.

Bourdieu, P. y Passeron, J. C. (1979) Fundamentos de una teoría de la violencia simbólica. En Pierre Bourdieu y Jean Claude Passeron (Eds.). La reproducción: elementos para una teoría del sistema de enseñanza. Barcelona: Editorial Laia.


1 Historiador y egresado de la Maestría en Historia Aplicada de la Universidad Nacional, Costa Rica. Es investigador del Observatorio de Historia Agroecológica y Ambiental de esa misma universidad.

2 Proyecto Coffee Culture: Connecting Intercultural Competence and Environmental Sustainability in the U.S. and Costa Rica, mediante el relacionamiento entre la UNA la Universidad de Widener de Filadelfia, a través del proyecto financiado por el Programa 100000 Strong of the America’s.

 

 

 

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