REPERTORIO AMERICANO

ISSN-0252-8479

Segunda Nueva Época, N.° 26, Enero-diciembre 2016

Páginas de la 383 a la 386 del documento impreso

URL: http://www.revistas.una.ac.cr/index.php/repertorio/index

Doi: 10.15359/ra.1-26.24



Impresiones de intimidad y de goce: ensayando con Carmen Naranjo

Virginia Borloz Soto

Escuela de Lenguas Modernas

Universidad de Costa Rica



Cuando escribo sobre algo o sobre alguien que me es particularmente grato, aquello que me interpreta y me conmueve, que despierta en mí la más variada y armoniosa evocación de sensaciones, busco inevitablemente a la manera de Proust “el tiempo perdido” y también a su manera, me reencuentro con el tiempo pasado en un presente que me permite expresar con alegría y asombro mis impresiones de intimidad y de goce. Así se denominan, entonces, diversos escritos que he realizado sobre temáticas y personajes diferentes.

Escribir, comentar o conversar sobre Carmen Naranjo, es y será siempre un acto que conduce a la reflexión y al disfrute.

Hablar de su producción literaria, es hablar de un viaje extraordinario al mundo de la palabra sabiamente utilizada, de la más bella expresión de la metáfora, de la significación plenamente lograda.

Cuando hablamos de sus ensayos, surge súbitamente un conocido título: Cinco temas en busca de un pensador. Y qué bien que así sea. Mucha gente ha leído o ha escuchado hablar de este ensayo. Y es que como ha sido comentado en repetidas ocasiones, cómo no identificarse en tanto que ticos con frases tan nuestras como: Ahí vamos, Qué le vamos a hacer, A mí que me importa, De por sí, Idiay, frases que, además de identificarnos con ellas, deberíamos escudriñar, adentrarnos en las profundidades de su verdadera significación y de las implicaciones que tienen en nuestra cotidianidad, donde su uso demasiado común ha anulado todo cuestionamiento y difícilmente nos detenemos a pensar en lo que significan en la conformación de nuestra idiosincrasia. El conformismo y la pasividad con que nos han calificado, continúan ahí. El llamado a la reflexión, al análisis y a la acción que hace la escritora en 1977, también sigue vigente, lo mismo que su invitación a pensar en la urgencia de acabar con palabras vacías de contenido, a exigir coherencia entre la palabra y la acción y a llenar la palabra de contenido que devuelve al ser costarricense, la confianza necesaria para continuar el camino que lo aleje de la mediocridad. De esa mediocridad que nos impele a llamar a los amigos “maes”, a responder indistintamente que estamos “pura viday a continuar creyendo que “vivimos en el país más feliz del mundo”.

Cabe mencionar que un año antes de la publicación de este texto, había aparecido la primera edición de lo que fue considerado su primer ensayo: Por Israel y por las páginas de la Biblia, algunos de cuyos artículos habían aparecido en la prensa nacional y que fue también valorado por la crítica como una verdadera rendición de cuentas de la época en que fungió como Embajadora nuestra en Israel. Consta de cinco apartados titulados: Costumbres y tradiciones; Lugares y su Historia; Reliquias Cristianas; y Por las páginas de la Biblia, por medio de los cuales podemos realizar un recorrido imaginario por paisajes, colores, ritos y costumbres cuyo referente histórico y geográfico se convierte en vivencias compartidas gracias a explicaciones detalladas, observaciones pertinentes; comentarios, anécdotas y reflexiones sensibles e inteligentes. Hoy, cuarenta años después, ante el panorama mundial, ante el inagotable conflicto Oriente-Occidente, ante la imagen cotidiana que nos alcanza inexorablemente sobre lo que continúan viviendo muchos países, ensayamos una vez más con Carmen Naranjo las preguntas que se planteó en 1976: ¿Cuándo la paz? ¿Cuándo el hombre será como el venado, como el pájaro, que cruzan las fronteras y descubren en la altura o en el llano la simpleza de que hay un lugar bajo el sol, libre y tranquilo?

Pero, debo decir que en esta ocasión me he sentido especialmente motivada a ensayar con Carmen y -con ustedes por supuesto- una especie de diálogo de lo que la escritora piensa y sobre lo que escribe en relación con: Las relaciones públicas y las instituciones de seguridad social (1977), Cultura: la acción cultural en Latinoamérica (1978) y Mujer y Cultura (1989), sus otros tres ensayos, quizás menos conocidos y que me interesa personalmente destacar por la coyuntura actual que vivimos en el país y en el mundo.

En estos tres ensayos encontramos grandes similitudes y la vigencia innegable de su pensamiento respecto a situaciones que parecieran perpetuarse. ¿Cómo no reencontrarnos con Carmen Naranjo cuando denuncia desde hace cuatro décadas y a lo largo de toda su vida que los que se sientan a las mesas de negociación, ya sea para el arreglo de las deudas externas, para los tratados bilaterales, regionales o globales, o sea para privatizar o alterar bienes y servicios que representan un buen negocio para los que manejan el poderío económico, nunca representan los intereses populares.

Carmen Naranjo formó parte activa de la clase dominante pero no se plegó a sus intereses por encima del interés común. Por eso regresa reiterativamente en estos tres ensayos a su propuesta humanista. Invita a actuar generosamente y predica con el ejemplo, promueve un servicio público comprometido con el ser humano, una actitud mental despierta y atenta ante los problemas de los demás, para poder así vencer la inercia burocrática y su consecuente ineficiencia. Insiste en la necesidad de cambios, de transformaciones y organiza las farmacias del Seguro Social entre muchas otras acciones importantes como funcionaria de la Caja Costarricense del Seguro Social, tan maltratada, vilipendiada y saqueada en la actualidad. Propone, por otra parte, una radio y una televisión del Estado para una mayor y mejor educación para todos. Su propuesta y la consecuente falta de apoyo a la palabra empeñada del presidente del momento, motiva su renuncia irrevocable al Ministerio de Cultura. ¡Cuánto bien obtendríamos hoy de una iniciativa tal, capaz de hacer frente a medios de comunicación masiva indiferentes a la educación del pueblo y a los que interesa más lucrar con la info/desinformación!

En estos ensayos, Carmen deja firmemente fundamentado su pensamiento respecto a lo que considera el verdadero compromiso que debe motivar a quien sirve a su país, de lo que concibe como cultura, tomando como punto de partida su condición de integrante de una sociedad pobre, de funcionaria pública y de ser pensante. Reflexiona en torno a las posibilidades humanas de desarrollar la cultura de manera acorde con la realidad de cada continente, de cada región y de cada país en particular. Pone especial énfasis en el respeto a las diferencias y en el aprovechamiento de todo aquello que es común al ser humano: la búsqueda incesante del bienestar físico como Ministra de Cultura: ya no pedían solamente bolas de fútbol en las comunidades, también pedían bibliotecas.

También en estos ensayos, hace énfasis en la importancia de la vinculación del pueblo con su vida cultural, con el reconocimiento y la valoración constante de su mente creadora y descalifica de manera enérgica el mejoramiento social y económico divorciado de un mejoramiento cultural que no produce otra cosa que un creciente distanciamiento entre los diferentes estratos que conforman la sociedad: brechas cada vez mayores entre minorías favorecidas y mayorías marginadas, tan palpables en nuestros días. Destaca, por otra parte, la importancia cultural de nuestro mestizaje: fruto de pigmentaciones, mezcla de culturas, de nuevas sustancias, de nuevos colores. El mestizaje -nos dice- es el porvenir porque está hecho con base en entendimientos y en armonías, es la liberación del prejuicio y el imperio de la paz.

Los ticos no somos xenófobos, proclamamos, solamente hacemos chistes de mal gusto sobre los nicas por divertirnos un rato y para hacer alarde de nuestro sentido del humor. Nuestros hombres no son machistas; si los comparamos con el resto de los centroamericanos, son modelo de respeto y consideración por la mujer. Costa Rica es el país más feliz del mundo y aquí todo es pura vida. Pero vivimos en un mundo de mitos. Respondemos al impulso vital de la masificación y reproducimos incesantemente la ideología dominante. Carmen Naranjo, en cambio, se muestra contestataria, transgresora. Saltó barreras, rompió mitos.

¿Cuánto de sus ideas, de sus luchas, de sus sueños y de sus desvelos, nos estarán haciendo falta para sobrevivir hoy en un mundo cada vez más materialista, individualista e inmerso en un consumismo devorador? Ella nos trazó caminos, transitó por ellos, nos dejó sus huellas, marcó nuestras vidas como Simone de Beauvoir marcó la vida de las francesas. Carmen se mostró contestataria desde sus primeros escritos, aun cuando en el tiempo que le tocó vivir, ser contestataria, transgresora y hasta irreverente para muchos, significaba tan solo los primeros pasos del desenmascaramiento de una sociedad mojigata y fiel exponente de la doble moral que caracteriza el poder falocentrista y patrilineal. Nunca tuvo miedo de develar la realidad y expresarla tal y como ella la veía y la vivía. Quizás uno de sus ensayos en el que mejor expresa esa actitud vigilante ante la máquina devoradora de mujeres que es el poder patriarcal, es Mujer y Cultura.

En él, repasa las diferentes facetas de la mujer a través de la historia. Desmitifica desde la palabra y los hechos, creencias, costumbres, limitaciones y actitudes que obedecen tan solo a las circunstancias históricas y a la conveniencia de la otra mitad que conforma la humanidad, nutrida básicamente de religión, de desconocimiento y de interés personal. Es por eso que para adentrarnos en el medio cultural en que está envuelta la mujer, es necesario desentrañar los mitos creados por personajes históricos, religiosos o literarios que han venido a representar patrones culturales y que son básicamente construidos por el hombre y por la sociedad en que han vivido.

Asistimos así en la primera parte, a la caída de mitos ancestrales como el mito de Eva, que califica de relato de la esclavitud como castigo divino pero deduce la mejor lección del mito en la continuidad de Eva con Adán, a pesar del pecado de Eva, esa unidad que viene de un ayer esplendoroso, va hacia un mañana incierto y se sostiene en un presente duro.

Continuamos nuestro descenso con la destrucción del mito de Penélope, el de la esposa que espera indefinidamente tejiendo y destejiendo el velo de la negación al conocimiento, a la experiencia humana, el velo de la fidelidad conyugal mientras el esposo viaja por el mundo, tiene maravillosas experiencias, pasa por increíbles aventuras, aprende, vive al aire libre y disfruta de espacios sin límites como el mar. Ella, en cambio, se mueve en los límites de sus aposentos con la ventana como única puerta al mundo. Sin acceso al conocimiento y a la experimentación, es fácil analizar el papel de la mujer en la sociedad, tanto ayer como hoy.

Sin lugar a dudas, uno de los mitos más expandidos y que mayor huella ha dejado en las sociedades de todos los tiempos, es el mito de la virginidad, sello de garantía confundido con toda clase de creencias religiosas y establecido en actitudes culturales, es una especie de garantía a priori de primera pertenencia, de relación de compra-venta para el que Carmen reserva la irrefutable sentencia de cruel, absurdo, antinatural y poco real en términos de vida y de relación humana.

La idealización de la mujer o el mito de Beatriz y Dulcinea pasa por el detector de mentiras de la escritora y se desvanece ante la mujer real y humana con menos tono de belleza, con intensidad relativa de nobleza, con inteligencia en armonía con la realidad y en concordancia con su misma condición humana, por su realismo. La mujer de hoy se defiende contra el mito del idealismo, pues se sitúa con acierto en el plano real de la dimensión humana.


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Universidad Nacional. Facultad de Filosofía y Letras

Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA)

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