R E P E R T O R I O


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A M E R I C A N O


Segunda nueva época N.° 28, Enero-Diciembre, 2018

ISSN: 0252-8479 • Doi: 10.15359/ra.1-28.19



Muertos incómodos, una novela muy otra

Muertos incómodos, a very different novel

María Oliva Méndez González

Estudiante de la Maestría de Estudios de Cultura Centroamericana (MECC)

maria.mendez.gonzalez@est.una.ac.cr

Resumen

La violencia fundacional en América Latina continúa generando relatos ficcionales que visibilizan fenómenos asociados a las intrahistorias nacionales, sumidas en un ciclo inagotable de neocolonialismos y luchas por la liberación. La filiación de Muertos incómodos a la narrativa del testimonio y a la novela histórica se consigna por medio de la hibridación discursiva, la hipertextualidad y la yuxtaposición de subjetividades que proporcionan una visión fragmentada de México en el contexto de la globalización y de la autonomía zapatista.

Palabras claves: testimonio, hibridación, hipertextualidad, subjetividades, globalización, zapatismo

Abstract

The founding violence in Latin America continues to generate fictional stories that make visible phenomena associated with national intrahistories, immersed in an inexhaustible cycle of neo-colonialism and struggles for liberation. The filiation of Muertos incòmodos to the narrative of the testimony and to the historical novel is recorded through the discursive hybridization, the hypertextuality and the juxtaposition of subjectivities that provide a fragmented vision of Mexico in the context of globalization and zapatista autonomy..

Keywords: testimony, hrbridization, hypertextuality, subjectivities, globalization, Zapatismo.

Muertos incómodos (falta lo que falta) (2005) surge como una propuesta radical y novedosa de una lógica narrativa contrahegemónica en la esfera de la cultura global. Aunque su coautoría remite a un binomio de escritores formado por Paco Ignacio Taibo II y el Subcomandante Marcos, el enunciado discursivo de la novela emerge de una relación dialéctica entre diversas identidades complementarias. A través de su experiencia dialógica, se plantea la prioridad de horizontalizar los saberes y generar un conocimiento antisistémico (Wallerstein, 2004) de la realidad política mundial. La hibridez, la multiplicidad, la ambigüedad y la contingencia de formas de vida concretas operan como dispositivos que moldean las identidades de los personajes de la novela, los cuales representan espacios de resistencia frente a los imperativos de la globalización. Esta articulación responde al proyecto universalista del movimiento zapatista del siglo XXI, centrado en incluir lo uno y lo diverso con su forma de oír y decir las voces y sonidos que vienen del corazón y del mundo.

La publicación de la novela es coetánea a la Sexta declaración de la Selva Lacandona, con la cual los grupos zapatistas convocaron a todos los sectores explotados y desposeídos de México para participar en la otra campaña, como una forma de resistir al capitalismo y construir una política alternativa. Los esfuerzos zapatistas se focalizaron en recorrer todas las comunidades del país, recuperar los espacios públicos para convertirlos en espacios participativos y lugares de resistencia, y en organizar medios de comunicación alternativos. Uno de los proyectos que surgió a partir de esta convocatoria fue el Encuentro de los pueblos zapatistas con los pueblos del mundo (2007) en los que se elaboraron una serie de informes que sirvieron como punto de partida para analizar los nuevos retos del zapatismo frente a los movimientos contrainsurgentes. Otro proyecto notable es el de la escuelita zapatista, un espacio de discusión con estudiantes del exterior en el que se analiza el funcionamiento de la autonomía comunitaria y los modos en los que poner en práctica los principios zapatistas por medio de decisiones y acciones inclusivas y creativas.

En su génesis, Muertos incómodos es un pastiche inmerso en el fenómeno de la hibridación cultural (Canclini, 1997) que establece relaciones complejas entre lo tradicional y la modernidad, lo local y lo transnacional, lo popular y lo culto. La diversidad de sujetos literarios que pueblan la novela forja comunidades transnacionales que desnaturalizan las subjetividades simbólicas asociadas a la autenticidad, para reconfigurar nuevos tipos de identidades. En el prólogo mismo de la novela se advierte la simbiosis entre el arte culto y el popular con la imitación del modelo clásico de los prefacios cervantinos sobre la intencionalidad del relato, expresada con laxitud, “meterse en las tripas del desastre nacional” (1).

Muertos incómodos, práctica hipertextual

El texto ilustra la transculturación de un género narrativo de fecunda tradición en distintas regiones del mundo, la novela negra. Según algunos de sus más conocidos representantes, como el escritor Manuel Vázquez Montalbán, personaje también en Muertos incómodos, la novela negra o novela criminal revela la ambigüedad de las prácticas políticas contemporáneas en las que se desdibujan las fronteras entre la libertad y el terrorismo de Estado. El género denuncia la corrupción, violencia e hipocresía que se desprende de oscuras alianzas entre líderes políticos y fuerzas de seguridad; una especie de fraternidad del mal a la que se alude en Muertos incómodos con una de las teorías del zapatismo: el mal gobierno.

El escritor Paco Ignacio Taibo II rebautizó las adaptaciones del género a las prácticas literarias en Latinoamérica, con el término neopolicial latinoamericano, cuya esencia radica en presentar un crimen envuelto en la cotidianidad, en caracterizar a la policía como una fuerza del caos y a los personajes centrales como marginales por decisión, así como a enfatizar la función vertebral del diálogo y de la ambientación. El auge del género es un efecto de las dictaduras del Cono Sur, empeñadas en desaparecer y ahogar a la ciudadanía.

Los elementos mencionados tienen una notable representatividad en Muertos incómodos, ya que dos personajes, un detective mexicano del DF y un chiapaneco al mando de una comisión de investigación zapatista, salen de sus respectivas zonas de confort para profundizar en las raíces del crimen organizado. Sin embargo, la narración, al apropiarse de la realidad mexicana y de la situación sociopolítica del país, trasciende la raigambre policial propia de la novela negra para acercarse al género del testimonio y memoriar la guerra sucia de los gobiernos de Salinas, Zedillo y Fox. De manera que la novela, en la línea de la literatura folletinesca, emprende una educación política para un público lector despolitizado:

Se pregunta al acusado que para qué traía un teléfono satelital entre sus cosas. El que no se llama tal Morales responde que era para comunicarse directamente desde Montes Azules con sus amigos que tiene en Estados Unidos y en Europa.

Autoridad. ¿Para qué se comunicaba con sus amigos?

El no tal Morales. Para informarles cómo iba el plan en Montes Azules.

Autoridad. ¿Cuál plan?

El no tal Morales. El de conseguir la privatización de esas tierras para venderlas. Primero teníamos que desalojar a las comunidades indígenas que están ahí. El plan era provocar un problema ahí para justificar la ocupación militar de toda esa zona y que limpiaran el lugar de gente. Nuestro plan, porque no crea que estoy solo en esto, era primero sembrar drogas y con eso de pretexto meter al ejército, pero no se pudo porque ustedes prohíben la droga. Luego el plan era provocar incendios forestales, pero tampoco se pudo por lo de la ley de protección de bosques. Después el plan era provocar un enfrentamiento entre indígenas. Ya habíamos contactado a unos lacandones, a los de SOCAMA y unos de la ARIC oficial. Les íbamos a dar entrenamiento de paramilitares, como hicimos en el norte de Chiapas y en los Altos, y los íbamos a enfrentar con las comunidades zapatistas que están en la zona, pero eso también se chingó (110).

La política mexicana ha estado marcada por la centralización del Estado, la desmesura del poder presidencial, la fragilidad de las instituciones, de la democracia y del espacio público, monopolizado por la cultura política del PRI (el reino de la “dictadura perfecta”, según Mario V. Llosa). El neoliberalismo de las últimas décadas ha normalizado la exclusión, el despojo y la pobreza extrema, la violación de los derechos humanos y la represión de los movimientos sociales. Las administraciones de Salinas (1988-1994), Zedillo (1994-2000) y Fox (2000-2006) desarrollaron estrategias de contrainsurgencia apoyándose en las fuerzas de seguridad y en grupos paramilitares, entrenados para fomentar conflictos intercomunitarios. El conjunto de estrategias utilizadas para lograr el colapso interno del proyecto zapatista oculta la mano del aparato represivo y minimiza el costo visible de la contrainsurgencia, por lo cual se ha denominado “guerra de baja intensidad” o “guerra integral de desgaste”.

En la cultura del desencanto y de la crisis de los metarrelatos, la narración se sitúa más allá de la utopía y de la revolución con un discurso de la posmemoria inserto en el título mismo de la novela: los muertos regresan para documentar la memoria del pasado que se reactualiza en el presente. Elías Contreras es uno de ellos. El discurso crítico cognoscitivo de la realidad vivida por el personaje actúa como posmemoria ficcional:

Pero déjenme y les platico un poco de quién era yo. Sí, era. Porque ahora estoy finado. Yo fui miliciano cuando nos alzamos en 1994 y combatí con las tropas del Primer Regimiento de Infantería Zapatista, que comandaba el Sup Pedro, en la toma de Las Margaritas- ahora tendría yo unos 61 años pero no los tengo porque ya estoy muerto ya. O sea que soy finado. Al Sup Marcos primero lo conocí en 1992, cuando se votó la guerra. Ya después lo volví a ver en 1994 y juntos nos correteamos cuando los federales nos atacaron en febrero de 1995. Yo andaba con él y con el Mayor Moisés cuando nos echaron encima los tanques de guerra, los helicópteros y las tropas especiales de los ejércitos. Estuvo un poco duro, sí, pero ya ven que no nos pepenaron. Nos pelamos, como quien dice. Aunque todavía nos tardamos días oyendo el “chaca.chaca” de los helicópteros (2)

El Sub Marcos lo envía al DF en una comisión de investigación para recuperar partes de la historia mexicana reciente desde la perspectiva sociopragmática del zapatismo que reescribe la historia señalando los nombres de sus dirigentes y los grupos hegemónicos responsables del terrorismo de Estado. A su voz se suma la de otro muerto que regresa, esta vez asociado al detective citadino Héctor Belascoarán1, que recibe en su contestador de voz los mensajes de José María Alvarado, preso político ejecutado en la vía pública tras su liberación de la cárcel. Y también muerto está Manuel Vázquez Montalbán, autor de unos papeles en manos de los detectives Contreras-Belascoarán que anotan la existencia de una red de enlaces entre los gobiernos de Ernesto Zedillo y de José M. Aznar para desestabilizar a la cúpula de ETA.

Este tejido de intertextualidades, referencias y paratextos2 adquiere la forma de collage en el capítulo IX, que reúne una amplia diversidad de testimonios ficcionales acerca de “el mal y el malo”. Por ejemplo, para Federico G. Lorca, el mal y el malo están representados en la Guardia Civil Española. Según don Quijote y Sancho, los gigantes son la mala simiente. De acuerdo con Numia Abu Jamal, periodista y activista contra el racismo, el mal y el malo es la globalización. Para José Revueltas, escritor y militante, el mal y el malo es el capital imperialista norteamericano. Angela Davis afirma que el malo es la policía que preserva los intereses de los opresores. Según Pablo Neruda, “encontré a la maldad sentada en los tribunales / en el Senado la encontré vestida / y peinada, torciendo los debates / y las ideas hacia los bolsillos” (83).

Así, en un contexto posmoderno en el que se cuestiona la función social del arte (Lyotard, 1979; Richard, 1991)), la novela desvela las raíces del desorden del poder y abre la posibilidad de la reflexión por medio de la ficción literaria y la reinvención de un realismo crítico anclado en caracteres antiheroicos (personajes que están muertos, personajes tuertos, personajes transexuales). La reactualización de la función social de la persona intelectual y de quien escribe que desvela lo ocultado, apunta a la raíz de los fenómenos culturales, vistos como sublimaciones de la realidad:

París. Texas. USA, Diciembre del 2004. Natalia Reyes Colàs, 100% indígena ñahñù, siendo casi una niña se fue de mojada al otro lado en el 44, por ahí de la segunda guerra mundial, y se casó con un “bolillo” a los 20, al que mandó a la fregada porque le pegaba. Ahora acaba de cumplir 75 años y lleva 15 en eso del internet y la radiotransmisión. Leyendo y practicando se ha convertido en una Hacker respetada en la red, en la que usa el “nickname” de NatKingCole. Radio aficionada y experta en sistemas cibernéticos, esa madrugada de diciembre interfiere una señal del sistema de espía satelital llamada “Echelon”, al que lleva años siguiendo. NatKingCole “baja” la transmisión y la decodifica. Escucha y piensa: “Cabrones zapatistas, no se están quietos. Vamos a darles una ayudita y que se chinguen los Halcones y Palomas”. Teclea con rapidez, cifra y añade un “atachment”, vuelve a teclear y la transmisión de Echelon se modifica. En el Centro de Escucha de Medina Annex reciben algo incomprensible: “Allá en la fuente había un chorrito, se hacía grandote, se hacía chiquito”. El operador, desconcertado, repite una y otra vez la cinta. Lentamente, el virus que será conocido posteriormente como “Pozol Agrio” invade el sistema operativo y se disemina por toda la red Echelon. Los técnicos tardan tres semanas en “limpiar” el sistema de las obras completas de Francisco Gabilondo Soler, alias Cri-Cri, cuya pertenencia ideológica no está en los archivos de la Agencia Central de Inteligencia. El “accidente” provoca que Bush reorganice sus servicios de inteligencia y el Departamento de Estado saca un boletín de prensa donde acusa a Al Qaeda y a Osama Bin Laden de “terrorismo cibernético” (58-59)

El pensamiento y compromiso zapatista se materializa en todo el ámbito de la novela, contraria a la alienación globalizadora de un mundo consumista, enajenado, desideologizado y mistificador de las relaciones de dominación derivadas del modelo capitalista neoliberal: “Que no me vengan a mí con esa mamada de que la globalización es la modernidà … Cuál modernidà, a ver, dígame usted. Eso viene de mucho antes. A nosotros ya noshan tratado de globalizar desde hace 500 años” (56). La memoria colectiva, entendida como un recurso ancestral que ayuda a construir una subjetividad social por medio de la recuperación del pasado, para aprender de él y encontrar respuestas hacia la transformación, constituye uno de los recursos de empoderamiento psicosocial de las comunidades “indígenas” de Chiapas. Desde su alzamiento el 1 de enero de 1994, el movimiento zapatista ha tejido redes de solidaridad con los sectores desposeídos de México. La precarización del trabajo, el desempleo masivo y la explosión del sector informal de la economía han acentuado las desigualdades, la desconfianza y el resentimiento contra el Estado. El apoyo masivo que recibieron los zapatistas en sus marchas hacia la Ciudad de México –Marcha de la Dignidad Indígena y Marcha del Color de la Tierra-- legitimó su ruptura con la clase política y los poderes federales institucionales. En su Primera Declaración de la Selva Lacandona, el EZLN convocaba a “los hermanos mexicanos” con un discurso que cuestiona las formas hegemónicas de construcción moderna de la nación y la ciudadanía.3

Gracias al empleo de un lenguaje coloquial cargado de proverbios y reflexiones filosóficas en tono popular, la enunciación discursiva propone una hermenéutica sensible y efectiva de los neologismos más recurrentes de la política, la sociología y los medios masivos de comunicación: “—Yo voy a aplicar el método científico para ver si el travesaño tiene que ir aquí o no. O sea que voy a usar el método del ensayo y el error, que quiere decir que se prueba y si sale mal es que no es por ahí, y si sale bien es que sí es por ahí” (26). El más enfático es el de la globalización, “una reorganización internacional de la derecha” frente a la cual el movimiento zapatista, junto a otros movimientos antisistémicos, construye alternativas muy otras que proporcionan una resignificación de la “otredad”: “Otro mundo es posible”.4

La fase actual de la globalización en el paradigma neoliberal ha impulsado una readecuación del papel del Estado en su función reguladora de la acumulación capitalista. Los pueblos indígenas se resisten al desarrollo insostenible del capitalismo e incluyen en la ecuación del desarrollo elementos que trascienden la dimensión económica, como la relación con la naturaleza, la solidaridad, la pertenencia comunitaria, la necesidad de encontrar espacios de participación y la formulación de nuevas políticas de resistencia frente a la depredación de los recursos. Las comunidades indígenas zapatistas cuestionan cómo la colonialidad del poder mantiene a la sociedad mexicana estructurada en jerarquías basadas en la intersección de etnia, clase y género. Sus prácticas autonómicas en su territorio intentan transformar las relaciones de poder desde los márgenes del Estado. Su objetivo no es tomar el poder estatal, sino transformar las sociedades desde abajo, por medio de iniciativas descentralizadas y diversas, basadas en la participación y acción directa de los sectores subalternos, que generan sistemas alternativos de educación, salud, justicia y proyectos alternos de agroecología, producción y comercialización, medios de comunicación, etc.

Lo novedoso del actuar zapatista es su redefinición del concepto de poder con la meta de “mandar obedeciendo”, donde la asamblea comunitaria “manda” y el gobierno autónomo “obedece”, por lo que es un proyecto en permanente construcción. Los siete principios del buen gobierno zapatista -obedecer y no mandar; representar y no suplantar; bajar y no subir; servir y no servirse; convencer y no vencer; construir y no destruir, y proponer y no imponer, se representan enunciativamente en Muertos incómodos:

Y sí, ahí nomás donde amarran los caballos estaba el Sup, fumando su pipa. Me abrazó, me ofreció café y nos sentamos en un tronco. Estaba también el Teniente Coronel José. Yo les informe todo. Porque resulta que a la María, que sea la Abril, el marido, que sea el Genaro, mucho la maltrataba, y no la dejaba participar, y mucho la celaba. Que cuando el Genaro, que sea el marido, supo que la iban a nombrar autoridad en el colectivo de mujeres pues hasta le pegó. Que ella pasó la problema a la asamblea de su pueblo, pero que no hubo acuerdo y las cosas seguían igual. Que sus hijos ya están grandes y no la necesitan. Que la Ley Revolucionaria de Mujeres dice que ella tiene derecho para avanzar (…) Que la Ley Revolucionaria de Mujeres dice que ella puede escoger a su pareja o si tiene o no tiene pareja. Que se fue para Tres Cruces porque ya había conocido en una reunión de mujeres a Doña Lucha y que sabía que ella la iba a apoyar (…) Que se cambió de nombre y se puso Abril porque así se llama el mes de las mujeres que luchan. Que yo no le aclaré que el mes de las mujeres que luchan es marzo y no abril, porque estaban muy bravas las dos (…) Que ella era muy zapatista y que se estaba portando como zapatista.

--Pues es una sorpresa. A ese compa Genaro lo conocí en una reunión de responsables, hablaba bien y parecía muy zapatista …

El movió la cabeza como pensando.

--¿Cuánto se toma para ser zapatista pues? Me preguntó mientras me ayudaba a ensillar la mula.

--A veces toma más de 500 años—le dije … (8)

Los consejos autónomos se han enfocado en desarrollar proyectos que mejoren la educación y la salud de las comunidades. Además de construir clínicas, escuelas y farmacias, también forman agentes de salud y mantienen campañas permanentes de higiene comunitaria y de prevención de enfermedades, capacitan promotores de educación, generan sus propios contenidos educativos y pedagógicos, así como manuales de alfabetización y libros de texto.

Muertos incómodos, polifonía y metaliteratura

Uno de los recursos más notables de la novela Muertos incómodos es el multiperspectivismo. Taibo – Marcos observan el mundo desde los puntos de vista de los personajes y de quien lee como si estuvieran jugando con espejos o prismas. Mediante un proceso de refracción se crea la ilusión de añadir una dimensión ficcional al hecho histórico narrado como crónica5, que es permanentemente fragmentado por diversas digresiones literarias. Lejos de representar meros artificios caprichosos6, las interrupciones de la secuencia narrativa sirven para incrementar el suspense o bien se emplean con una función paródica que dota a la obra de variedad y exhibe el talento artístico de sus creadores.

Aunque los protagonistas parecen ser Elías Contreras y Héctor Belascoarán, los dos son eclipsados por el subcomandante Marcos, el camaleónico personaje insurgente, líder mediático en los primeros años del levantamiento zapatista, a quien el gobierno mexicano identificó en 1995 como el profesor universitario Rafael Sebastián Guillén Vicente. Su diégesis articula la crónica de los acontecimientos que constituyen el trasfondo histórico de la novela, relativizado por medio de los enigmáticos comunicados que Elías Contreras debe acopiar y descifrar durante los seis meses de permanencia en DF o bien a través de fragmentos de conversaciones del Sup, interceptadas por aviones espía:

- Zedillo y Carabias tienen negocios en Montes Azules. La ong de la Carabias es sólo una tapadera para el saqueo de especies animales, que colocan en varias partes del mundo por medio de una especie de mercado negro internacional. Lo de traficar con guacamayas, tapires, changos y otros animales que no me acuerdo ahora, es sólo el primer paso. En realidad están preparando la entrada de grandes consorcios que van por la madera, el uranio y el agua. El agua será tan importante en este siglo como lo fue el petróleo en el pasado. Estoy hablando de dinero, mucho dinero. En el gabinete de Fox saben todo y se hacen patos. (45)

A veces los personajes le sirven como portavoz, multiplicando el perspectivismo de la novela, pero sin buscar la disolución de la personalidad del narrador, cuyo dominio se refuerza. Destaca el uso de esta técnica polifónica en el capítulo III7 que sitúa el marco narrativo en torno a una amplia diversidad de militantes y voluntarios internacionales que viven en campamentos zapatistas de forma más o menos temporal. Se identifican como el Club del Calendario Roto porque utilizan los meses del año como nombre de pila de la clandestinidad. Julio entabla un diálogo metaliterario con el público lector tras el cual se advierte el desdoblamiento del propio subcomandante Marcos, quien decide en qué momento prescindir del personaje:

Así que he sido portero, pero no soy el mayordomo ni el asesino. Como ya lo habrán adivinado, soy un campamentista y soy de otro país. He estado de campamento de paz en los 5 caracoles, desde antes de que se llamaran “caracoles”, y en algunas comunidades más que han padecido militarización o paramilitarización. Ustedes se preguntarán qué hace un campamentista “extranjero” en esta novela policíaca. Yo me pregunto lo mismo (…) yo me empecé a interesar en el movimiento zapatista porque leí un libro de Manuel Vázquez Montalbán sobre el tema (…) Después de leerlo le pregunté a un compañero del taller si sabía algo de los zapatistas de Chiapas (…) Conseguí otros libros y unas direcciones de internet donde están los comunicados. Los leí todos, bueno, todos hasta antes de venirme a Chiapas. Y es que me cansé de leer porque yo sabía que ahí sólo aparecían pedazos de una historia más grande (…) Sí, me enojé con el Sup sin conocerlo siquiera. Empecé a cuestionar por qué se hablaba de unas cosas y no de otras. ¿Con qué derecho ese enmascarado de estambre me muestra unas cosas y me oculta otras? Tengo que ir, pensé. … (18-19)

… Yo le pregunté al Sup, el otro día que lo topé en el arroyo, si íbamos a ser su compañía de Elías en la novela. Me respondió que no, que solo íbamos a aparecer en un capítulo. Le pregunté por qué y me respondió:

--Porque los muertos no tienen compañía.

Así que hasta aquí nomás llegamos. Ahora, para saber qué va a pasar, tendremos que esperar a leer los siguientes capítulos de la novela. ¡Joder! De todas maneras, no sé ustedes, pero yo ya estoy cansado de esas novelas policiacas donde todos los personajes son muy inteligentes y cultos, y el único tonto e ignorante es el lector. No sé si tontos, pero aquí todos somos ignorantes…porque siempre falta lo que falta. (30).

La construcción de los personajes protagonistas representa otra de las claves cervantescas8 de la novela. Héctor Belascoarán, “detective independiente, acostumbrado a los enigmas absurdos, porque vivía en la ciudad más maravillosamente absurda del planeta” (10) se describe con la impronta quijotesca del personaje ingenioso situado en una realidad oscilante, que habla con su propia imagen reflejada, que memoriza poemas íntegros, como “Donde habite el olvido”, que medita en la soledad de su habitáculo repleto de libros apilados, insomne, mientras fuma y consume gaseosas, y que está enamorado de una mujer fantasma que, tras gloriosos encuentros y desencuentros, desaparece para siempre sin dejar rastro.

Era mexicano y tuerto, de manera que veía la mitad de lo que veían los demás mexicanos, pero con mayor precisión focal. En los últimos años había vivido en las fronteras, en el límite, de unos extraños territorios que bordeaban la incoherencia, la irracionalidad, y la extravagancia, y también la tragedia, la pendejez, el agravio colectivo, la impunidad, el miedo y el ridículo. Territorios que eran cualquier cosa menos inocentes, en los que de repente se perdía un ojo, moría un amigo, le soltaban una descarga de escopeta cuando salías de comprar unas donas de chocolate. Territorios que retaban a la razón y que sin embargo estaban repletos de oscuras razones. El país era un gran negocio, un territorio convertido en botín por jinetes apocalípticos chafas y medio narcos (…) (35).

Cuando se encuentra con Elías en el Monumento a la Revolución, le instruye acerca de esos fragmentos del pasado que fueron excluidos de la historia oficial; pero que permanecen visibles en la memoria colectiva recordando las injusticias, los abusos de poder, la arbitrariedad y la mediocridad de los gobernantes. Esta dimensión ontológica de lo memorable, que se deriva de códigos culturales, representa una resistencia contra las políticas del olvido y la subordinación de la diversidad a los medios masivos homogeneizadores:

El Monumento a la Revolución de la ciudad de México nació como un monstruo para mayor gloria del poder porfiriano, la revolución de 1910 lo dejó a medias y así se quedó hasta el inicio de los años 30, cuando fue reciclado para ser un grandilocuente monumento a la fenecida lucha armada. En los pies de sus columnas se encuentras los restos de Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y supuestamente los de Pancho Villa, personajes que frecuentemente se encontraron en campos opuestos y que sólo la magia pragmática del PRI, con la cual la historia se volvía material de uso y legitimación de su poder, podía reunir en un mismo suelo. Habría que recordar que Villa combatió a Carranza, que Calles participó en el asesinato de ambos y que Cárdenas ordenó la expulsión de México de Calles. Aún así, todos juntitos. Los habitantes del DF atribuyen a estos entierros incómodos el exceso de temblores que sacuden la ciudad con excesiva y maligna frecuencia. (65)

Por otro lado, Elías Contreras se describe como el personaje aldeano, rústico o figura cómica, que surge de un tejido de contradicciones: simple pero agudo, soñador y abnegado, fraternal y pragmático, que llega a encariñarse con cuanto le rodea gracias a su dulzura temperamental. Exhibe su sagacidad resolviendo el misterioso crimen de un campesino en la comunidad de Morelia, anécdota con que la narración decodifica las repercusiones sociales de las migraciones favorecidas por los gobiernos que toleraron la colonización de tierras nacionales como válvula de escape al descontento social y como política contrainsurgente:

Me fui pues para la comunidad de Moisés Ghandi y ahí me alcanzaron los de la Junta de Buen Gobierno de Tzots Choj. Llegando a la comunidad de Morelia, que es donde está el caracol, me reuní con las autoridades de los MAREZ9 Ernesto Che Guevara y Olga Isabel. Según esto, el mismo día del asesinato detuvieron a dos personas que tenían problemas con el finado. Que los problemas eran de solar, de cafetal y de leña. Que habían empezado hace tiempo … (21-22)

Tras conocer a Belascoarán y experimentar cierta envidia ante los refinamientos del detective, el personaje perfila una voluntad de transformación, absorbiendo de su alter ego un repertorio lexicográfico que anota meticulosamente en su libretita y que incorpora prontamente a su propia jerga, como anota también el nombre de Miguel León Portilla cuyas ideas conoce leyendo el periódico La Jornada10.

Aunque manifiesta una jocosa perplejidad ante la sofisticación tecnológica de la ciudad y los giros idiomáticos empleados por el pueblo mexicano de la gran metrópoli, nada de La Magdalena le asombra ni escandaliza:

Y entonces ella me dijo que no es una ella sino un él. Y entonces, como muy no le entendí, ella se levantó la falda y ahí se miró su ese-como-se llama haciendo bulto en su calzón. Y entonces yo le pregunté que como era que es un él y se viste como una ella. Y entonces ella o él me contó que es mujer pero que tiene cuerpo de hombre (…) Y no dormí porque estuve pensando que a veces el Dios también se equivoca, porque a la Magdalena, que es mujer, le puso en cuerpo de hombre … y le dije que cuando ganemos la guerra íbamos a poner un hospital para enderezar todo lo que le había salido checo al Dios … (59-60)

La lucha del EZLN se ha distinguido por su compromiso discursivo con la equidad de género. En sus primeros comunicados, el EZLN destacó preocupaciones como los derechos a la tierra, la pobreza estructural y el racismo, así como el rechazo al papel desempeñado por el capital trasnacional en la vida social mexicana a través de la privatización y los tratados de libre comercio. A partir de la formación de las Juntas de Buen Gobierno se reconceptualizaron las relaciones de género y la constructividad de identidades, transformación de la que emergen nuevos significados de autonomía. La Ley revolucionaria de mujeres del EZLN (1994) destaca su derecho a la diferencia y a la participación, lo cual no solo implica la presencia de las mujeres en los concejos, asambleas y comisiones, sino también el derecho a tomar decisiones que las afectan a ellas y a sus comunidades. Las dirigentes zapatistas han dicho públicamente que se reservan el derecho a transformar las tradiciones que las oprimen como mujeres11. Esta agencia socava la imagen de las mujeres zapatistas como meras transmisoras de la cultura, una perspectiva que no toma en consideración el proceso continuo de re(creación) tanto de la cultura “indígena” como de sus propias identidades. Tal polifonía de subjetividades se representa en la narración por medio de personajes mujeres zapatistas, como las integrantes del equipo especial NADIE:

La Erika. Insurgenta. Indígena, 15 años entrados en 16. Tenía cuatro años cuando el alzamiento. Su papá murió en los combates de Ocosingo y ella se crio en la resistencia. Se decidió a entrar como tropa insurgente del EZLN en 2001, después de la marcha indígena. … es operadora de radio y, a veces, cuando el Sup y el Monarca no suben rápido la loma del radio, inicia como locutora las transmisiones de Radio Insurgente, la voz de los sin voz.. (103).

Otra figura de la alteridad femenina es La Chapis, una monja “muy otra”, militante de la Teología de la Liberación12 para la cual “el cielo no está arriba, ni el bien tampoco. El mal está arriba a la derecha, con los ricos, con los que mal gobiernan, con los que oprimen al pueblo” (77). Por eso, cuando reza, ella mira hacia abajo. También al círculo de personajes asociados a Elías Contreras, se encuentran Doña Rosario Ibarra de Piedra, miembro de un grupo de madres de desaparecidos, Azucena la Chechenia, que le lleva las tortas “salvadas” de transgénicos a los jóvenes altermundistas presos, así como las voluntarias internacionales en los campamentos de paz, que abanderan la más radical diversidad, entendida como riqueza y aprendizaje:

En el Club del Calendario Roto hay una alemana. Trabajó un año repartiendo pizzas en una moto para conseguir el dinero para el viaje hasta acá. No es necesario que diga que es lesbiana, por las mismas razones que aduje antes, pero en cambio les diré que se llama Dana Mayo y se apellida Bì Màt, que es un apellido vietnamita que quiere decir “clandestino”. … También se encuentra una francesa, maestra de escuela en Toulouse, que se llama Juin Hèlenye que lleva el apellido serbio croata de Protuzakonitost, que quiere decir “ilegal”. A Juin Hèlene le gusta mucho el jazz, dice que la vida es como una pieza de Miles Davis y vino, dice, para aprender cómo es eso de la autonomía, porque a su regreso a Francia piensa organizar con sus alumnos un municipio autónomo rebelde y ponerle de nombre “Charlie Parker” (18-19).

Esta pluralidad de subjetividades alberga las nuevas identidades políticas que emergen en las comunidades zapatistas y que amplían las nociones de ciudadanía. Como toda identidad - construcción social e histórica - la zapatista es la consecuencia de las luchas de los pueblos indígenas en la reivindicación de los derechos históricos de la Revolución mexicana y del legado de Emiliano Zapata. Las demandas zapatistas en la negociación de los Acuerdos de San Andrés (febrero, 1996)13 sobre los derechos a la autodeterminación política, jurídica, social, económica y cultural indígena fueron llevadas a cabo muy parcialmente por el Estado mexicano con algunas reformas constitucionales (2001) que fueron repudiadas después durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012).

Conclusiones

Inmersa en las sociedades del espectáculo, que cuestionan los modelos estéticos preestablecidos y los discursos totalizadores de largo alcance, la novela Muertos incómodos configura el escenario del mestizaje discursivo, entendido como desafío y superación del dominio de las lógicas productivas y culturales. Las posibilidades expresivas del collage se proyectan en todos los ámbitos: estructura, técnica, caracteres, registros y ambientación, al servicio de una visión estética y política del discurso literario que se resiste a ser colonizado epistemológicamente por la conciencia de la globalización.

Desde una perspectiva antisistémica, los universos diegéticos y extradiegéticos, entre lo ficticio y lo real, hacen visibles experiencias de construcción comunitaria alternativa frente a la civilización excluyente, patriarcal y depredadora. Mas la técnica del collage niega la visión totalizante de una realidad dislocada, cuyos fragmentos se superponen. La dispersión de la voz narrativa y la yuxtaposición de paratextos y subjetividades caracterizan esta metaficción historiográfica que transgrede las formas de representación tradicionales. Los personajes emergen como sujetos transformadores cuyo objetivo es enfrentar las opresiones que viven cotidianamente los individuos y sus comunidades, subvirtiendo los valores hegemónicos y asumiendo una agencia que trasciende los imaginarios de identidad.

Referencias

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1 El personaje creado por Paco Ignacio Taibo debutó en Días de combate (1976), tras la cual protagonizó Cosa fácil (1977), No habrá final feliz (1981), Algunas nubes (1985), Regreso a la misma ciudad y bajo la lluvia (1989), Sueños de frontera (1990), Desvanecidos difuntos (1991) y Adiós Madrid (1993).

2 En el prólogo, se advierte que la novela fue escrita a cuatro manos. No obstante, la hipertextualidad constituye una de las características más notables de la producción literaria del subcomandante Marcos, la cual se puede apreciar en su ensayo “Ponencia a siete voces, siete”.

3 PUEBLO DE MÈXICO: Nosotros, hombres y mujeres íntegros y libres, estamos conscientes de que la guerra que declaramos es una medida última pero justa. Los dictadores están aplicando una guerra genocida no declarada contra nuestros pueblos desde hace muchos años, por lo que pedimos tu participación decidida apoyando este plan del pueblo mexicano que lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Declaramos que no dejaremos de pelear hasta lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo formando un gobierno de nuestro país libre y democrático.

4 Las declaraciones y comunicados del EZLN son llamados a defender la Madre Tierra de la expansión del capitalismo agrario, de la minería y la explotación del agua.

5 Por ejemplo, la masacre de Acteal, paraje del municipio de Chenalhò, donde el 22 de diciembre de 1997 un numeroso grupo de paramilitares mató a 45 personas adultas mayores, mujeres y, niños y niñas que practicaban una ceremonia ritual en una ermita de la comunidad.

6 Un sector de la crítica redujo la novela a un “folletín panfletario”, “material reciclado” y “ejercicio narcisista de un encapuchado” (García Ramírez, 2005).

7 Los capítulos pares son protagonizados por Héctor Belascoarán, situado mayormente en espacios urbanos de la ciudad de México DF; los impares, por Elías Contreras, quien viaja de Chiapas a la capital. El cierre de los capítulos impares contiene una marca distintiva de otros relatos del subcomandante Marcos como La treceava estela (2003): “Desde las montañas del sureste mexicano”.

8 El demiurgo insurgente Marcos mantiene una estrecha relación con los personajes de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Su personaje don Durito de Lacandona es un híbrido cervantinocortazariano: hidalgo en forma de escarabajo, montado sobre una tortuga llamado “Pegaso” que guía a Marcos el Sancho de Chiapas, para derrotar al neoliberalismo.

9 La unidad básica de la estructura político-civil zapatista es la comunidad de los pueblos tzotzil, tzeltal, chol, tojolabal, junto con población mestiza en las zonas Altos, Selva, Norte y Fronteriza de Chiapas que habitan en rancherías y “nuevos poblados” establecidos en tierras que fueron tomadas tras el levantamiento. Cada comunidad elige sus dirigentes, adopta sus normas y toma decisiones sobre el uso y beneficio de las tierras colectivas y el trabajo comunitario, por medio de asambleas periódicas. En 1994 se declararon 38 municipios autónomos zapatistas o MAREZ con la consigna de rechazar y resistir las estructuras locales del gobierno oficial que el zapatismo caracterizó como “mal gobierno”. A partir de agosto de 2003 el gobierno autónomo evolucionó a un nuevo nivel; los municipios se agruparon en cinco centros conocidos como Caracoles ubicados en La Realidad, Oventik, La Garrucha, Morelia y Roberto Barrios. Cada zona cuenta con sus respectivas Juntas de Buen Gobierno (comunidad, municipio y Caracol). Sus integrantes cumplen un servicio rotativo entre ocho días y un mes, sin salario.

10 Otro de los elementos paratextuales de la novela. La Jornada es el medio que publicó la novela por entregas. Fue fundado en 1984 por periodistas de otros medios mexicanos que boicoteaban su libertad de expresión. Sus publicaciones se caracterizan por criticar al Gobierno Federal, la política de Estados Unidos y la globalización, y por apoyar a los movimientos socialistas en Cuba, Bolivia y Venezuela, las causas ambientales, indígenas y de género.

11 Los movimientos feministas comunitarios desarrollados por mujeres de los pueblos autóctonos de Abya Yala luchan contra la interseccionalidad del patriarcado ancestral y del patriarcado occidental católico, una refundición de formas de opresión patriarcal contra las mujeres “indígenas” que en distintos debates de los movimientos feministas comunitarios se ha nombrado como el “entronque patriarcal” (Gargallo, 2014).

12 Durante 40 años, Samuel Ruiz García, “tatic” Samuel, obispo de San Cristóbal de las Casas, luchó contra las injusticias, la pobreza y el abandono de los pueblos originarios, en la línea del movimiento la “opción por los pobres”. Participó en proyectos de liberación cultural que representaron un cambio de paradigma en la historia de los pueblos zoques, tzotziles, mames etcétera, con la traducción de Los Acuerdos de San Andrés (1996) a diez lenguas indígenas de Chiapas. La metodología utilizada no se limitó a sustituir unas palabras por otras, sino que se sometieron a deliberación asamblearia las formas como plasmar en lenguas congeladas por la opresión colonial y neocolonial los términos jurídicos, políticos y económicos expresados en el documento oficial. Esta dinamización de la lengua dignifica su uso y el pensamiento que conlleva.

13 El presidente Zedillo retiró unilateralmente su firma en diciembre del mismo año.


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Recibido: 29 de mayo, 2018 • Aceptado: 14 de julio, 2018

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