La arena me fue esculpiendo

Cada piedra sostiene

este cuerpo halado

hacia la mar.

Somos una mar y yo,

tu abrazo demoledor,

me demanda cada trozo

de ser, que quedó

colgado en la orilla.

No te vas, nunca,

sabes que te busco.

Fuimos,

suavidad de agua

y violencia de su amar.

Cada gramo de arena

lo fuiste volcando

en mi piel,

advertiste de mi flaqueza.

Naufraga, danza

por las tierras,

la atraes, si esa

siendo yo misma.

Bajo las faldas de tu

manto, que me arrebata

y abraza, sin pensarlo

me convierto en vos.

Sobrevolando

Oliendo el sol,

continúo raspando

la piedra con las uñas.

Ojos que siguen los pasos

retorcidos de los que

miran fuera.

Las ventanillas se corren,

no pasa nada.

Camino inclinado

táctil al horizonte.

Llueve dentro,

restriégate infierno.

La temporada de arena

continúa el rumbo

hacia la nada.

El ocaso es omiso,

de la gruesa necesidad

de sobrevolar sobre el ser.

Creando

Tus hormigas me han alcanzado

los ojos, y yo,

he reconquistado mi lengua.

No pienses que sos vos,

somos todos los entes

involucrados en este mar

de átomos,

que deseamos crear más que vida.

Y a pesar de todo,

sólo hemos logrado

cosechar un montículo

de biografías.

Así que, por favor,

¡no te niegues!