R E P E R T O R I O


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A M E R I C A N O


Segunda nueva época N.° 30, Enero-Diciembre, 2020

ISSN: 0252-8479 / EISSN: 2215-6143



Exilios y presencias entre Nicaragua y Costa Rica

Exiles and presences between Nicaragua and Costa Rica

German Chacón Araya

Instituto de Estudios Latinoamericanos

Universidad Nacional, Costa Rica

idela@una.cr

Recuerden que el eslabón más alto que puede

alcanzar la especie humana es ser revolucionario.

Ernesto “Che” Guevara

Resumen

La Guerra Civil de 1948 en Costa Rica provocó el exilio de costarricenses del grupo de perdedores y de militantes comunistas. Antes de la Revolución Sandinista (1979), también se produce un éxodo de nicaragüenses antisomocistas hacia Costa Rica. Por lo tanto, hay que considerar el exilio como un proceso dentro de la lucha por el poder y del choque ideológico.

Palabras claves: exilio, revoluciones en América Latina, ideologías, historia centroamericana

Abstract

As a result of 1948 Civil War in Costa Rica, losers and communist militants chose to exile in Nicaragua. Before Sandinist Revolution (1979), many anti-Somocists Nicaraguans decided also to exile in Costa Rica. Consequently, we must consider exile as a process of search for power and ideological confrontation.

Keywords: exile, revolutions in Latin America, ideologies, Central American history

Este esfuerzo pretende coadyuvar en los procesos de sensibilización, integración y socialización de aprendizajes como construcciones de la cultura la latinoamericana desde una lectura de la historia no escrita, a manera de una particularidad que trasciende el exilio y permita establecer las motivaciones de esos procesos migratorios, en algunos casos no autorizados, y que conforman parte integral de esa memoria que gira en torno a los exilios.

La presencia de los nicaragüenses en Costa Rica y de los costarricenses, en Nicaragua ha sido tratada por los especialistas de manera que, en lo fundamental, se ha producido una descripción donde se han expuesto de forma particular estos acontecimientos, los cuales que pueden ser abordados desde múltiples perspectivas disciplinarias e intentamos descodificar en este ensayo.

Aun cuando nos planteamos una temática más amplia, la práctica investigativa y el intercambio con los pares nicaragüenses nos llevaron a dividir la investigación en tres fases: III (Presencia durante la segunda mitad del siglo XIX1 de los nicaragüenses y costarricenses, respectivamente, en Nicaragua y Costa Rica), en la II fase (Presencia nicaragüense en Costa Rica en las décadas de los 30 y 40 del siglo XX), que serán trabajadas en los próximos años e integradas con esta entrega en un libro, que esperamos publicar en el año 2021. Lamentablemente la coordinación y los aportes de los compañeros de la UNAN fueron truncados por la situación sociopolítica que afecta a Nicaragua y por el saqueo y desmanes que las hordas dirigieron contra la UNAN. En esta fase de la investigación, la I, el trabajo está dirigido a mostrar cómo sucedieron las presencias nicaragüense y costarricense en Nicaragua y Costa Rica de 1974 a 1983.

Si bien aparecen algunos textos durante los últimos años, están dedicados a la memoria de los actores más notables y reflejan las motivaciones que los llevaron a cruzar las fronteras, con el fin de hacer valer sus ideales políticos. Estas motivaciones no han sido revisadas en forma integral y si bien se rescatan relatos importantes, estos requieren de una contextualización, donde se debe revelar a partir de los testimonios escritos, como se sucedieron los acontecimientos de las presencias en uno y otro lado de las fronteras, de Nicaragua y Costa Rica . Aunque a tenor de la verdad, son miles de páginas de los más disímiles temas las que tratan la vida y el quehacer de los nicaragüenses en Costa Rica.

En este proceso de entender cómo en una coyuntura particular el pueblo sencillo, laborioso y pacifico es capaz de decidir dejar la comodidad de su hogar, de su patria, para cruzar la frontera, dispuesto a matar al enemigo o morir en el intento, tal vez esta frase repetida por el secretario general del Partido Comunista nos permita comprender el cruce de esa línea invisible, que nos permite tener ese convenio de no agresión y confiar en la armonía, cuando le dejamos al Estado el imperio de la justicia y la represión.

Veamos antes algunos elementos que nos parecen importantes para entender esta dinámica. En 1928, el Diario de Costa Rica consigna la siguiente información: “Anoche se efectuó en esta ciudad la reunión provocada por un grupo de personas para constituir un comité pro-Sandino (...) Concurrieron a él buen número de ciudadanos costarricenses y de otras nacionalidades, en el deseo de darle a ese movimiento un carácter americanista, dejando una clara evidencia de que los asuntos nicaragüense ligados a la lucha anti imperialista eran parte de la realidad costarricense”.

Entrando en materia, nos ha parecido oportuno hacer unos trazos sobre la participación de costarricenses a la par de Sandino, en tanto es claro y evidente que debe profundizarse.

Nos referimos a un puñado de hombres encabezados por el padre Jorge Volio2 a principios de la primera década del siglo XX, fusil en mano se afilia a las tropas del General Sandino, combate en Chinandega y sale herido en el campo de batalla. Surge el mito Volio: se fue como sacerdote y regresó como el General. Este es el Volio antiimperialista, latinoamericanista y guerrillero, que desafía la dictadura de los Tinoco.

En agosto de 1933, “Sandino lanza Suprema Proclama de la Unión Centroamericana, la cual dedica a Morazán, como símbolo de unidad, exponiendo sus ideas políticas en una constitución, en ellas denuncia el servilismo de los gobiernos del istmo ante Estados Unidos y declara abolida la Doctrina Monroe”(Díaz, 2009, p. 140).

Costa Rica, un país de fronteras infiltrables con escasos controles, se convierte en un punto de atracción al tener, comparativamente con sus vecinos, un desarrollo socioeconómico en crecimiento y va a ser a lo largo de las primeras décadas del siglo XX y del XXI un lugar en el que los migrantes y exiliados, principalmente del área del Caribe y del sur del continente, van a buscar asilo y empleo. Unos exiliados más que otros, en especial los profesionales tal es el caso de los chilenos quienes van a encontrar un mayor afecto entre los costarricenses.

Al instaurarse la dictadura somocista en los años 30 del siglo pasado, miles de combatientes del Ejército de Defensa de la Soberanía Nacional cruzaron la frontera con Costa Rica y se integraron como fuerza de trabajo, principalmente en las bananeras se ligaron a las luchas que había emprendido el Partido Comunista de Costa Rica, sobre todo en los sindicatos bananeros, siendo parte de esos luchadores de la gran Huelga Bananera en 1934.

En la Guerra Civil de 1948, los trabajadores nicaragüenses pelearon como vanguardistas para proteger el Código de Trabajo y las Garantías Sociales. Así, ellos lucharon por lo que consideraban sus derechos. Es más, Vanguardia Popular ayudó a los nicaragüenses a establecer el Partido Socialista Nicaragüense (PSN) en Nicaragua.3

Para 1944, los nicaragüenses habían creado un capítulo afiliado al PSN4 en San José, anunciándolo con la publicación del “Manifiesto para todos los Emigrantes Nicaragüenses en Costa Rica” en el periódico Trabajo, con lo que se demostraban los lazos entre los trabajadores nicaragüenses y los comunistas costarricenses.

El argumento de Francisco Ibarra en la Tragedia de los Nicaragüenses en Costa Rica5, publicada en 1948 en las postrimerías de la “Guerra Civil”, brinda una defensa perturbadora de los inmigrantes nicaragüenses.

Contrarrestando la imagen de los nicaragüenses violentos, Ibarra comienza declarando que maestros, poetas, periodistas, hombres de negocios, trabajadores y campesinos; todos han contribuido al proyecto de la gran civilización de Costa Rica en el siglo XX.

Una prueba de lo que se vivía en esa Costa Rica, “misma que nos dio el contraste como sociedad”, la encontramos en la novela de Quince Duncan Final de calle (2000, p.63-64) “…Los nicas que andan con nosotros no son los de Somoza. Los que están con Fallas y los linieros son sandinistas (…) Además, esos nicas son de aquí (…) han vivido aquí por mucho tiempo, trabajando en las bananeras. Son trabajadores como uno…”

Posteriormente, se integraron a la Columna Liniera6 dirigida por Carlos Luis Fallas, en la que estaban los grandes organizadores sindicales José Meléndez Ibarra, tico-nica, Isaías Marchena Moraga, todos combatientes durante la guerra civil de 1948; esos nicaragüenses a los que hacemos referencia se agruparon junto a los defensores de las Garantías Sociales y el Código de Trabajo; aquellos con experiencia en el campo militar tal es caso del General Enrique Somarribas Tijerino, quien dirigió las columnas obreras: “caído en combate el 23 de marzo de 1948, el reclutamiento de Tijerino, fue realizado por Manuel Mora Valverde en el Telar los Leones en centro de la capital y para cerrar el trato se le entregó un revolver calibre 38.7

La guerra civil de 1948 se diferencia en la historia de Costa Rica como una etapa corta que no obstante fue de terror, sobre todo para los vencidos quienes estos soportaron todo tipo de ofensas en contra de sus derechos y fueron objeto de tortura y cárcel, encerrados en instituciones psiquiátricas, el fusilamiento selectivo conocido Codo del Diablo8 o masivo como el efectuado en Tejar del Guarco, provincia de Cartago, contra las Juventudes Comunistas.

Entre los países que más costarricenses recibieron, están los limítrofes Panamá y Nicaragua. A este último, es probable que cruzaran la frontera miles.

La delimitación de esta fase corresponde con los momentos enunciados de la etapa prerrevolucionaria y revolucionaria, desarrolladas antes y durante la década de los 70 y la etapa contrarrevolucionaria de principios de los años 80, periodo en el que cientos de costarricense se unieron a la defensa de la revolución sandinista y/o colaboraron de diversas maneras como alfabetizadores, instructores y médicos, entre otros.

El estudio ha sido desarrollado tratando de develar diferentes hitos tales como los exilios, destierros, la clandestinidad, el colaboracionismo de Estado y la participación, en el entendido de que su tratamiento superó lo nacional al ser parte de una situación que trascendió a lo internacional. Surge así una paradoja para el caso de aquellos costarricenses que cruzaron la frontera y se internaron en la república de Nicaragua en lo que podríamos definir como un autoexilio de años en la defensa de un ideal y que vivieron como extranjeros en tierras piloneras.

Es importante acotar que la respuesta de movilizaciones civiles contra la violación de los derechos del “Soberano”, entiéndase el pueblo, cuando un gobierno utiliza la violencia jurídica o militar, hace surgir frente a la opresión las guerrillas o movimientos armados, tal es el caso que nos ocupa en el periodo propuesto, en donde frente a la represión, la intolerancia, la desigual, la discriminación sistemática política y cultural, cuando las condiciones subjetivas y objetivas están dadas, el pueblo se levanta junto a su vanguardia, en este caso el FSLN y su dirigencia. Y podríamos decir que este se da como un reflejo de autodefensa propio de lo humano; el estudio toca lo nacional, pero traspasa el espacio territorial y lo ubica como hecho regional que lo trasciende y proyecta a lo continental y tal vez más allá. Antonia Sánchez y Luis Roniger hacen la siguiente definición la cual se ajusta a la realidad de nuestro objeto de investigación:

En el marco de los Estados nacionales modernos, y desde un punto de vista macro-social, el carácter forzado del exilio, aun en el caso de la expatriación supuestamente voluntaria, implica la existencia no sólo de decisiones individuales, sino de un mecanismo de exclusión institucional con una lógica política propia. Mediante el destierro, distintos gobiernos han intentado controlar a la sociedad, silenciar a sus opositores, revocar el pleno uso de los derechos de ciudadanía de algunos de ellos y dificultar la participación de los desterrados en el desarrollo de la esfera política nacional9 (Sánchez y Roniger, 2010, p.1).

Ciertamente, Costa Rica y Nicaragua, como naciones limítrofes, han estado vinculadas y afectadas por sus interacciones desde su independencia, lo cual nos llevaría a plantearnos una serie de importantes acontecimientos, desde principios del siglo XIX, como la guerra contra el “confederado” que en nombre del destino manifiesto pretendió anexar Centroamérica a los Estados Unidos de Norte América, y que fuera derrotado por el ejército costarricense, con apoyo de nicaragüenses y parte de los ejércitos centroamericanos. Para los efectos de ubicación en este espacio y con el fin de dar un contexto, referimos algunos hechos de acciones efectuadas en la segunda mitad del siglo XX. Entre los momentos por considerar está la audaz acción “…de Rigoberto López Pérez quien reivindica a los nicaragüenses que, en abril de 1954, con el apoyo de José Figueres Ferrer, Líder de la Legión Caribe, intentaron atentar contra Somoza en Montelimar y murieron” (Ortega Saavedra, 2017, p.112).

Así mismo, la del sublevado exiliado nicaragüense Alfredo Noguera Gómez en contra de Somoza, lanzada desde Costa Rica, acto que condujo al presidente Picado a permitir que la Guardia Nacional nicaragüense traspasara la frontera de Costa Rica, por lo que se le tachó como un sirviente de Somoza. Actos como estos nos llevan a poder analizar cómo sucedieron los hechos que llevan a la invasión de las tropas nicaragüenses en el año 1955, evidenciando así una relación directa entre los ex presidentes Calderón Guardia y Picado con el dictador Anastasio Somoza García; Rafael Ángel Calderón Guardia habría organizado una fuerza militar para invadir Costa Rica10 dirigida por Teodoro Picado hijo y el propio hijo de Somoza.

No podemos decir que existe una única verdad porque cada interlocutor nos expone su historia desde sus vivencias, en las cuales buscan inmortalizar sus hazañas, miedos y derrotas pero juntas nos dan una idea de lo que sucedió, en las etapas preparatorias, en los campos de batalla, de la sangre derramada, de la tortura, del dolor de la compañera o compañero caído o encarcelado, del exilio y el destierro. En el caso costarricense esto se ha mantenido en la clandestinidad pero contado algunas veces a grandes voces en cantinas y lugares secretos, donde los combatientes se han reunido a recordar una y mil veces sus actos, porque sus voces han sido invisibles por mandato de sus superiores y el sentido común. Es de reconocerse el esfuerzo de José Picado Lagos, “Comandante Inti”, por compilar estas vivencias en las voces de los actores, así como al comandante Humberto Ortega, al capitán Bosco Centeno por recoger esa historia vivida en este lado de frontera y en los diferentes escenarios en donde por décadas los revolucionarios se preparaban o luchaban , aunque falta mucho que decir.

En el año 1959 sucede una serie de movimientos armados en el sur de Nicaragua, como los narra el comandante en retiro activo del EPS, Humberto Ortega:

Mientras estos movimientos guerrilleros tienen lugar en la frontera norte con Honduras, en la frontera de Costa Rica, se producen diversas escaramuzas de nicaragüenses opositores. En los Sábalos en las cercanías del Lago de Nicaragua, un grupo ataca un puesto de la GN y entre los que participan en este ataque se encuentra el sandinista Roger Deshon Arguello, y Donald Leal, Julio Ugarte, Félix Mendieta, Vicente Castro y Eduardo Calvo. Estas luchas son el prólogo de los movimientos que los emigrados nicaragüenses en Costa Rica y otros países de Centroamérica y el Caribe promoverán de manera consistente en el año de 1960. En enero, en la frontera Sur, Luis Morales Palacio, y Manuel Andara Úbeda desarrollan una actividad armada en Río San Juan. En febrero, en Orosi, un pequeño grupo guerrillero es capturado por la guardia civil costarricense al fallar una mediación del doctor Enrique Lacayo Farfán con el presidente costarricense Mario Echandi y luego de ser liberados se asilan en la Embajada de El Salvador. (Ortega Saavedra, 2017, p.140) 11

Según lo expone Humberto Ortega Saavedra, en el contexto nacional e internacional los Somoza habrían alcanzado una importante porción política y económica. Veamos esta situación con ojos costarricenses:

La dictadura logra la consolidación de la sucesión dinástica con Luis y Anastasio. Es relevante su caudal económico y la corrupción de las altas esferas militares y políticas del régimen. Según cifras estimadas en 1961 por el ex presidente de Costa Rica don Otilio Ulate, los Somoza poseían 274 propiedades dentro y fuera de Nicaragua, de ellas 69 eran haciendas. (Ortega Saavedra, 2017, p.172)

En la entrevista con Manuel Mora Salas, “Comandante Ramiro”, en marzo de 2018, él agrega que la formación ideológica de algunos cuadros del PSN y del FSLN, se les dio en la escuela de formación del Partido Comunista, quienes históricamente habían estado en sus filas como el Comandante Domingo,12 caído en los agrestes territorios de La Guinea, inclusive indicó que entre otros habría estado Carlos Fonseca Amador, sobre el particular hace la siguiente referencia Humberto Ortega: Desde enero de 1964, Carlos Fonseca se traslada desde nuestro país en varias ocasiones clandestinamente a Costa Rica (Ortega Saavedra, 2017, p.194).

en México D.F. Carlos Fonseca Amador retoma su relación con el profesor Edelberto Torres Espinoza y con Víctor Tirado López, entre otros. También contrae matrimonio civil y religioso en la iglesia de San Miguel en Tacubaya, con María Haydée Terán Navas y tiene la oportunidad de reencontrarse con su señora madre, doña Justina. En agosto viaja clandestinamente a Costa Rica y además de las tareas de la lucha, colabora con el profesor Torres Espinoza en la cuarta edición de su obra La Dramática Vida de Rubén Darío, realizando investigaciones documentales en la Biblioteca Nacional de San José, desde donde en marzo de 1966 ingresa clandestinamente a Nicaragua, en un viaje que es coordinado con Rolando Roque del Comité Ejecutivo FSLN, con apoyo del comerciante Julio Jerez, y los estudiantes Julio Buitrago Urroz y Daniel Ortega Saavedra. (Ortega Saavedra, 2017, p.209)

Es importante ver cómo Costa Rica es lugar del exilio y la base de retaguardia del Frente Sandinista; este fue un trabajo gradual de Carlos Fonseca, por medio de reuniones con dirigentes políticos de izquierda y con los miles de nicaragüenses, luchadores históricos sandinistas vinculados al partido Vanguardia Popular, convirtieron a Costa Rica en una “nación amiga”, usando su territorio como centro de entrenamiento, de formación política, punto de partida y de retirada de sus comandos, sitio de encuentro de sus dirigente, centro de abastecimiento, donde operan sus talleres de preparación de explosivos, granadas y embalaje de armas, bombas aéreas, en condiciones muchas veces poco seguras, que llevan al envenenamiento a sus manipuladores, tal es caso de Fuentes13, a quien hubo que hospitalizar por envenenamiento por nitratado. Porque una guerra requiere de una impresionante logística, sobre todo cuando esta se libra en las montañas contra un enemigo que cuenta con los medios para garantizar un avituallamiento adecuado de sus topas: “…en 1969, Carlos Fonseca antes de trasladare a Costa Rica se reúne con Jacinto Baca para integrarlo de nuevo al Frente Sandinista. Fonseca le plantea que no es correcto el método del secuestro de personas para exigir rescate económico, en alusión al plagio del productor chinandegano Aquileo Venerio que realiza la FARN. La reunión no tiene un resultado positivo y el 9 de noviembre de este año, Jacinto Baca Jerez cae combatiendo a la GN en el poblado de Rota, de León (Ortega Saavedra, 2017, p.213). Esa es la misma tesis que va a sostener respecto al trabajo político-militar del FSLN en Costa Rica, como lo vamos a ver más adelante, esto era asegurar la base de retaguardia.

Ajetreos guerrilleros

“En noviembre- diciembre de dicho año se trasladan a la montaña Silvio Mayorga, Oscar Turcios y Carlos Fonseca. En diciembre son capturados en la frontera con Costa Rica el economista Constantino Pereira junto con José Benito Escobar y Orlando Pineda, quienes tienen la misión de recoger un lote de armas en el sector de Peñas Blancas (Ortega Saavedra, 2017, p. 220).

… En 1969, poco antes de trasladarse a Costa Rica, Fonseca se reúne a través del Intelectual Napoleón Chow con el poeta José Coronel Urtecho, reunión que tiene lugar en casa de los padres de Chow, en el barrio de Santa Ana, próximo al arbolito en Managua y en donde desarrollan una larga conversación cuyo contenido lo dejó plasmado el Coronel Urtecho en su poema “Conversación con Carlos”. En la concertación de esta reunión participa el poeta Beltrán Morales.

Dejemos que sean en primera instancia las palabras del entonces secretario general del MRP, Sergio Erick Ardón, las que nos muestren cómo fue esa participación de los ticos en apoyo a la denominada Revolución Sandinista, cuando se refiere al fundador del FSLN Carlos Fonseca Amador:

Cuando llega a Costa Rica en aquel 1969 era el líder indiscutible del Frente Sandinista, condición que había ganado por su consecuencia y sus virtudes morales y políticas.

Me tocó irlo a recoger junto con Francisco Rosales a un lugar cercano a la frontera. Los baqueanos que lo habían guiado en el peligroso cruce se esmeraban en limpiar sus piernas de las muchas garrapatas recogidas en los potreros de Rivas y de Guanacaste. Se podía entender que había en ellos un gran respeto por el dirigente, rayando en la adoración.

En múltiples ocasiones conversé con él o lo acompañé en sus desplazamientos a visitar compañeros. Alto, de pelo castaño ensortijado, con miopes ojos claros, de voz pausada o apremiante dependiendo de las circunstancias y el interlocutor. Culto, sensible, un revolucionario integral y cabal, un verdadero humanista. Ganó mi admiración y respeto.

La única “debilidad” que le conocí en todos esos meses de ires y venires, fue la de su afición por los helados de coco. Siempre insistía en pasar a comerse un cono en la POP’S de La Sabana.14

En San José comenzamos nuestras actividades organizativas y políticas, estableciendo contacto con estudiantes y profesionales nicaragüenses que residían en esta ciudad, entre ellos Blas Real Espinal, quien luego cae en la lucha, Marco Valle y el doctor Miguel Castañeda. A través de ellos establezco relación con el intelectual y escritor Sergio Ramírez Mercado, a quien conozco en Heredia, a donde me traslada Ramiro Contreras. Cuando me saludó Ramírez Mercado, él sostiene en sus manos un libro de Mario Benedetti.15

En julio de dicho año (1969), Doris Tijerino pasa a la clandestinidad cerrada. Algunos de los compañeros que se entrenan en el exterior, comienzan el viaje de retorno a Centroamérica. El 21 de noviembre salen de La Habana rumbo a Costa Rica: German Pomares, Oscar Benavides y Tomás Borge. En diciembre, Rolando Roque y Narciso Zepeda regresan al país, vía Peñas Blancas. Carlos Fonseca que permanece clandestino en Nicaragua, se traslada a Costa Rica con el objetivo de preparar materiales y documentación para dirigir en este país, junto a Oscar Turcios, un proceso de reuniones- una especie de congresito- con los principales cuadros del Frente Sandinista.(Ortega Saavedra, 2017, p. 247)

Recordemos que los estatus y el programa del FSLN fueron elaborados, discutidos y consensuados “exiliados”, en la propiedad de Sergio Erick Ardón, secretario general de Movimiento Revolucionario del Pueblo, en una hacienda en Aquiares, provincia de Alajuela; según se dice debajo de un árbol de Guanacaste se reunieron unas 10 personas y alguno dijo ahora sí hicimos la revolución.

Reunión Sandinista en Costa Rica

En enero de 1969, es hecho prisionero en Managua el miembro del mando de la Resistencia Urbana, Rolando Roque. En febrero, con el apoyo de Julio Jerez, Carlos Fonseca ingresa clandestinamente por las veredas de Peñas Blancas a Costa Rica. El dirigente José Benito Escobar continúa desarrollando labores del Frente Sandinista en Estelí. En este mismo mes de febrero, Víctor Tirado López arriba a Costa Rica procedente de Cuba, vía Europa, Panamá. En los primeros meses de este año, la mayoría de los que estaban en Cuba llegan a dicho país y otros permanecen en Suiza, entre ellos, los hermanos Vargas y el economista Constantino Pereira. La orientación que tenemos es viajar de Panamá a Costa Rica vía terrestre por Paso Canoas, o Changuinola por Bocas del Toro. Quienes no cumplan estas medidas y llegan por vía área directamente a San José, en su mayoría serán capturados por las autoridades costarricenses. Unos son deportados a otros países y otros liberados, permanecen en nuestros vecinos del sur. (Ortega Saavedra, 2017, p.25)

Según nos relata Humberto Ortega en su libro La Epopeya de la Insurrección:

En estos primeros meses, Tomás Borge y Henry Ruiz subsisten en San José, en Costa Rica en casa del veterano socialista nicaragüense Santiago Martínez, obrero que emigra a este país en la década de 1940. Cuando Henry y Tomás se proponen la compra de un lote de armas, son capturados y deportados a México y de ahí a Bogotá en donde permanecen por la ayuda del partido comunista colombiano hasta 1970, año en que arriban a México …

Armados, pero no Disparar. Todos los sandinistas incluyendo a Carlos Fonseca tenemos la orden de no disparar a las autoridades costarricenses, que siguen nuestros pasos, de emplear el arma solamente en contra de los agentes de la OSN de Nicaragua, cuando intenten actuar en contra nuestra, tal como sucedió en una ocasión en San José. Esta orientación no se cumple en algunas ocasiones por el desarrollo imprevisto de distintas situaciones. (Ortega Saavedra, 2017, p.236)

Unos días antes de ser capturado, Carlos Fonseca y yo somos adormecidos de forma inexplicable en el minúsculo apartamento que habitamos, y aún somnolientos abandonamos precipitadamente nuestro refugio, antes de que arriben las autoridades. Nos trasladamos a Alajuela a la casa del empresario tico de origen holandés Derk Von Wilpe, amigo del arquitecto Ardón. Días después es capturado Carlos Fonseca, el 31 de agosto cuando solamente él y el empresario holandés se encontraron en dicha casa.(Ortega Saavedra, 2017, p. 263)

Posterior a este hecho, Somoza viene a Costa Rica y se reúne con el presidente José Joaquín Trejos en el aeropuerto internacional, según informes de inteligencia del FSLN, un grupo de la Dirección de Inteligencia de Somoza estaba en el país con la intención de infiltrarse en la cárcel de Alajuela donde permanecía preso Carlos Fonseca, por lo que se decide asaltar esa prisión y liberar al prisionero; en palabras de Sergio Erick Ardón los hechos sucedieron de la siguiente manera:

En dos carros alquilados con cédulas falsas, al ser la medianoche del 24 de diciembre, el comando tomó la Calle Real y se enrumbó a la cárcel. En el primero iban Humberto Ortega, responsable de la operación, Rufo Marín, Fabián Rodríguez -conocido como El Corzo- y al volante Plutarco Hernández. Ellos eran los encargados de engañar al guardia de puerta, copar la cárcel y sacar a Fonseca, con la participación de Germán Pomares que llegando a pie se sumaría. Controlando el callejón que comunica la Calle Real con el Parque Central estaba Julián Roque. En el segundo carro, encargado de llevar a Fonseca y a Ortega por una ruta segura, y hasta un trasbordo, estábamos Róger Vásquez, Néstor Carvajal, que manejaba, y yo.

Sin entrar en detalles de santo y seña, el operativo de liberación se efectúa de acuerdo a lo planeado con más o menos errores por un comando mixto sandinista actuando en Costa Rica a la par de costarricenses de izquierda, Ardón nos explica por qué se dio el intercambio de disparos en la cárcel da Alajuela con las siguientes palabras:

El Corzo, que entró apuntando al sargento sin decir nada, este asustado y sorprendido retrocedió hacía la oficina y abrió la gaveta donde estaba el revólver 38 de reglamento, única arma que había en la cárcel. El Corzo, rudo campesino del norte de Nicaragua, veterano guerrillero, habiendo participado en muchos enfrentamientos con la guardia somocista, empezó a disparar su pistola de 9mm hiriendo a Jiménez y a la puerta a Oconitrillo y a su compañero Rufo y a Humberto que con M3 entraba.

Carlos Fonseca salió por su cuenta en medio del tiroteo y apenas pudo evitar que Humberto, mal herido de dos disparos, uno en el pecho y otro en la espalda, cayera al suelo.16

El devenir del exilio trasciende por mucho la buena voluntad del anfitrión, como hemos podido ver en líneas precedentes, y sin proponérselo se encuentra participando en la cacería de los exiliados al romperse el hilo delgado que nos separa del conflicto generador de expulsiones, es decir, sin proponérselo el FSLN habría obligado al gobierno a tomar partido, pero esto con el paso del tiempo va dar un viraje inesperado como veremos.

Como hemos podido analizar, durante la década de los años 60, los ingresos de “exiliados nicaragüenses” a Costa Rica van a ser cosa de todos los días, hasta el triunfo de la Revolución Sandinista. No fueron pocos los esfuerzos por derrotar la dictadura somocista, que tuvieron como base logística y de entrenamiento el territorio de Costa Rica, para lo cual recibieron apoyo de las organizaciones progresistas y de izquierda. Algunas de estas incursiones fueron la intentona de toma y liberación de Solentiname a principio de los años 70, con el propósito de declararlo territorio libre, que resultó un esfuerzo frustrado.

Así como lo narra el costarricense combatiente José Picado Lagos, en su libro titulado Los años verde olivo (2008): “un 13 de octubre de 1977… iniciaba una nueva experiencia guerrillera, que dejaba de lado la tesis del foco guerrillero, que no habría funcionado en Nicaragua, … para dar inicio a una nueva concepción político militar, conocida como la tesis insurreccional...”

Es claro que los hechos van a trascender el marco estructural del exilio, cuando el país expulsor traspasa las fronteras en donde un grupo de nacionales, en este caso nicaragüenses, avanzan en la intención de construir una democracia y consideran que las cuestiones o efectos derivados de sus acciones pueden contener el nivel del conflicto o, en el peor de los casos, internacionalizarlo, y buscar la intervención del un tercero. En el caso que estudiamos la situación avanzó desproporcionadamente, de acuerdo con lo expuesto en documentos oficiales transcritos en el libro La guerra no declarada, del ex ministro de seguridad de Costa Rica:

El señor ministro de Seguridad Pública hace un análisis de los acontecimientos acaecidos en la frontera norte. Informa que ayer cuando los cadáveres de los guardias civiles llegaron a San José, fueron trasladados al Organismo Médico-Forense, y al aplicarles la autopsia resultó que a Sánchez Carvajal lo mataron a culatazos, despedazaron su cráneo; no murió a consecuencia de los tiros, el cadáver tenía excoriaciones en la cara, causadas posiblemente cuando cayó o cuando al propiciarle los golpes en el cráneo, se lastimó la cara. Se deduce que el segundo guardia murió a consecuencia de haberle insertado en el corazón o los pulmones uno de los balazos. Hay claras evidencias de que los hechos relatados en los que murieron dos costarricenses sucedieron en nuestro territorio, la topografía del lugar así lo indica… (Echeverría, 2012, p. 45). Costa Rica rompe relaciones diplomáticas con Nicaragua. La Nación, 22 de nov. 1978 (Echeverría, 2012, p.73).

En los años 70 en Costa Rica, la población se habría volcado a la lucha contra la dictadura somocista, según el mito “urbano”. Por aquellos años, en sus trajes tejidos en telar de mano de tipo guatemalteco, quien era la compañera del “tortero feliz”, la señora Chinchilla, ex presidenta de esta república centroamericana, se integró en el traslado de armamento. La participación era tal que las redes permitían establecer escuelas de formación guerrillera, hospitales, casas de seguridad y convalescencia, el gobierno permitió el paso de combatientes y la salida de las brigadas internacionalistas y la brigada Carlos Luis Fallas conformada por combatientes comunistas costarricenses, donde en todo este proceso se dio la participación del ex ministro de seguridad Johnny Echeverría y el ex presidente Carazo, quien declarara, en los círculos adecuados que las montañas de San Ramón serán la primera línea de defensa. “Durante toda esta actividad de preparación y capacitación para la defensa que se desarrolla durante esta segunda etapa, como ya dije, nuestra preocupación prioritaria no era la neutralidad, ni evitar que Somoza fuese agredido, sino garantizar y defender nuestra soberanía (Echeverría, 2012, p. 59).

En la entrevista con Fernando Camacho, “comandante Diego”, jefe de la inteligencia de la Comisión de Seguridad de Vanguardia Popular:

En esa época imagínate a Centroamérica muy convulsionada con movimientos armados revolucionarios en cada país y en todos esos, en mayor o menor grado Cuba tenía su participación, cuando arranca la lucha fuerte 76-77, los cubanos estaban listos para que su presencia fuera a pasar a niveles superiores de participación.

Nosotros en esa famosa visita a Cuba, creamos las condiciones para que los combatientes cubanos entraran a territorio de Costa Rica y después a Nicaragua, entonces hubo un momento en el cual nosotros estábamos no solo apoyando a las tres tendencias del frente, sino que también teníamos relación con las fuerzas revolucionarias salvadoreñas. Y además teníamos un control de las dos fronteras y un aparataje operativo impresionante para poder tener contacto y ayudar a meter a los combatientes cubanos que entraron aquí a territorio nacional, obviamente clandestinos. Claro que se facilitaba mucho ya que había un consulado cubano que estaba totalmente involucrado.

Te puedo decir que la unión del frente al final se da, recuerdo haber participado en 44 reuniones en donde participaban las tres tendencias del frente17, entonces junto con Manuel y funcionarios cubanos, los dos Manuel, sobre todo la parte política “el viejo”, Manuel, entonces eso nos llevaba a ir planificando el trabajo militar por lo que Manuelillo también estaba presente en las reuniones, sin embargo hubo un momento en que Manuelillo se va para la URSS, entonces toda esa actividad la dirigía yo con Manuel, yo me metí a trabajar.

En esa época Manuel estaba metido de cabeza en toda esta colaboración, hay muchas anécdotas alrededor de esto en cuanto a la compra de armamento, el apoyo nuestro militar y clandestino sino también político.

La campaña represiva

En julio de dicho año (1969). Doris Tijerino pasa a la clandestinidad cerrada. Algunos de los compañeros que se entrenan en el exterior, comienzan el viaje de retorno a Centroamérica. El 21 de noviembre salen de La Habana rumbo a Costa Rica, German Pomares, Oscar Benavidez y Tomas Borge. En diciembre, Rolando Roque y Narciso Zepeda regresan al país, vía Peñas Blancas. Carlos Fonseca que permanece clandestino en Nicaragua, se traslada a Costa Rica con el objetivo de preparar materiales y documentación para dirigir en este país, junto a Oscar Turcios, un proceso de reuniones- una especie de congresito- con los principales cuadros del Frente Sandinista. (Ortega Saavedra, 2017, p. 247).

Según Fernando Camacho en su narración, sucedió lo siguiente:

Él “Manuel Mora Valverde”, tenía una participación sobre todo de esclarecimiento político a las tendencias del frente, él periódicamente se reunía con Humberto por los terceristas, con Daniel, con Edén pero también se reunía con Henry Ruiz por parte de la GPP y con los Proletarios también. Esas reuniones clandestinas que tenía Manuel y que teníamos nosotros con él, se hacían en diferentes casas, se cambiaban los vehículos y entonces sobre todo él tenía muy claro que la lucha en Nicaragua no iba a triunfar, si no se daba primero la unidad del frente. Manuel se reúne con los cubanos acá y es cuando Manuel empieza a trabajar en la unidad del Frente Sandinista, sobre todo que la guerra en Nicaragua ya estaba en lo mejor y de hecho había unidades del frente que participaban conjuntamente cuando se viene el ataque al palacio, salen entonces libres una serie de compañeros del Frente de las diferentes tendencias, que estaban presos producto de una negociación de esa operación, de la toma del palacio.

Una condición era la liberación de los presos sandinistas, es cuando toda esa gente sale en un avión a Panamá, dentro de esa gente iba Tomás Borges, llegan a Panamá y nos toca a nosotros meter a toda esa gente a Costa Rica. Fuimos a traer a Tomás Borge, Henry Ruiz y toda esa gente que había salido de la toma del palacio y vuelven otra vez a entrar acá y trabajamos entonces en tenerlos acá en casas clandestinas y darles coberturas. Ya las tres direcciones del frente comienzan a tener toda una actividad militar y obviamente política, en donde nosotros participábamos.18

Importante ha resultado poder analizar dentro del marco de la temática cómo en ese exilio se producen las 44 reuniones, en las cuales actúa como facilitador el fundador del Partido Comunista Manuel Mora Valverde, lo que permite encontrar el camino para la unificación del FSLN, porque se hace necesario recordar que desde su fundación el FSLN manifestaba distintas posiciones ideológicas, desde el marxismo-leninismo hasta la socialdemocracia, por ejemplo.

El ex capitán del EPS Bosco Centeno hace la siguiente referencia sobre la situación interna del FSLN: “Recuerdo que aún se respiraba la desconfianza de las tendencias entre el “Rolando” GPP (Guerra Popular Prolongada) y el “Gaspar” Tercerista. En una ocasión nos llegaron a buscar donde comíamos, alarmados porque las tropas se encontraban en zafarrancho de combate, tendidas y listas para el enfrentamiento. Las separaba una pequeña valla. Alejandro en varias ocasiones tuvo que mediar; si hubiera habido un disparo accidental se hubiera desatado de seguro una gran balacera con saldo mortal y las consecuencias para la frágil unidad hubieran sido tremendas (Centeno, 2014, p. 64).

Fue así cómo dentro de una misma denominación funcionaban tres estructuras orgánicas dentro la organización, cada cual tenía su dirección y sus formas de trabajo, todas usando el mismo nombre, pero con apelativos diferentes: FSLN Proletario, FSLN Guerra Popular Prolongada (GPP) y FSLN Insurreccional.

La situación interna era difícil, en tanto en Costa Rica se hacían esfuerzos por consolidar la unidad ideológica y combativa de esos hombres y mujeres, que habrían cruzado las fronteras nacionales como exiliados para defender sus ideales, pero sus posiciones no resultaban convenientes para enfrentar a un enemigo común, que les había obligado a dejar su patria y a su familia, debido a la rigidez de la institucionalidad, a la represión, pero deciden mantener su identidad en fracciones que les representan, pero que para la lucha resultarían inconvenientes por lo que:

En la década de los 70 cuando el Departamento de Estado preparaba mediante la intervención de la CIA un golpe de Estado “técnico” a Anastasio Somoza, con la complicidad del presidente Carter… Se botaría a Somoza y se instalaría un gobierno burgués amplio y democrático. Pero se mantendría a la Guardia Nacional y al régimen proimperialista vigente (Salas, 1997, p. 306).

El gobierno norteamericano presiona al Gobierno de Costa Rica que en su derecho soberano pensaba que la solución a las diferencias con Nicaragua debían salir de un diálogo civilizado o mediante la discusión en un órgano competente. De acuerdo con lo que expone Echeverría (2012) esto fue así:

El señor embajador, notablemente nervioso, con sus manos en el respaldo dijo algo como “Señor presidente, usted me perdona, pero para mí es absolutamente imposible decirle al presidente Carter que no he hecho entregar de un telex que él me ha enviado para que yo se lo haga entrega a usted”. Don Rodrigo le dijo “Señor embajador, voy a usar palabras que rara vez uso, yo le ruego que usted se lleve ese papel y que nunca me lo entregue”. El embajador Weissman, más angustiado todavía, le dijo: “Señor presidente, perdóneme, el que es mandado no puede ser culpado, usted debe comprender que yo no puedo, de ninguna manera, informar a mis superiores, que no le he entregado, personalmente como se me solicitó, el telex que enviara el presidente de los Estados Unidos “. Por tercera vez don Rodrigo se dirigió al embajador y le dijo: “Mire, embajador yo le ruego que no me entregue ese papel, si usted insiste en entregármelo me obliga a darle una respuesta. …Don Rodrigo le dijo por cuarta vez: “Embajador, si usted insiste en entregármelo yo le pido que se lleve la respuesta”. El embajador le dijo por supuesto que sí, e hizo el intento de buscar un papel y un lápiz para escribir lo que él esperaba fuera la respuesta del presidente de Costa Rica. Cuando el embajador estaba buscando, don Rodrigo lo interrumpió y le dijo. “No, no, señor embajador, no se preocupe, no tiene que escribirla, yo le garantizo que la respuesta no se le a olvidar. Dígale al presidente Carter, que se vaya para la mierda, que al presidente de Costa Rica no lo amonesta… por ayudar según ustedes al FSLN.

El propio Bosco Centeno nos cuenta cómo el gobierno de Costa Rica trata de mantener su imperio en su territorio:

Los guardias vienen desarmados y comienzan a discutir con Hugo y con un compañero de apellido Rueda a los que finalmente capturan. La camioneta queda en Costa Rica y no podemos hacer nada, solo caminar hasta Liberia donde por la mañana somos capturados por la guardia tica que ya estaba alborotada con las noticias. Allí nos encontramos con “Tito” y con Pedro Pablo (“El Nafre”) que era del grupo de Alejandro Martínez. “El Nafre “y yo teníamos condición oficial de asilados, por lo que se nos prohibía acercarnos a la frontera con Nicaragua. Eso nos metió en un problema porque nos podían expulsar a Panamá, pero los ticos optaron por confinarnos a Golfito, un municipio fronterizo con Panamá.(Centeno, 2014, p. 37).

El establecimiento de exiliados y expatriados en territorio costarricense les va a permitir construir su historia. Según estimaciones de la Dirección de Migración y Extranjería de Costa Rica, para finales de los años 70 hay registrados aproximadamente 24 000 nicaragüenses y para mediados de los año 80 su número habría alcanzado los 30.000 individuos, sobre el número de refugiados, exiliados y migrantes económicos siempre ha existido una penumbra pues los datos de las instituciones públicas y privadas son diferentes.

En 1979 se llega a una etapa de participación muy activa; que es cuando la Brigada Calufa se organiza. Nosotros siempre habíamos previsto un plan de movilización del partido que nos permitía movilizar a 300 compañeros para lo que el partido dispusiera. Ese plan lo veníamos trabajado desde 1977 y a principios de 1979 se convoca a los militantes para organizar la Brigada Calufa. Nosotros siempre vimos bien que teníamos cuadros militares, que si bien no eran la gran cantidad, sí permitían la dirección y preparación de una cantidad importante de combatientes, estos se forman en poco tiempo, porque lo que se daba era táctica de escuadra.

Lo que nosotros hacíamos dentro de ese plan de movilización era que le dábamos una gran importancia a los campesinos y bananeros que tenían una gran condición física, porque el conocimiento militar se adquiría muy rápido y sobre todo porque teníamos la oficialidad para poder comandar eso.19

Son las 5:00 p.m. de un día del mes de mayo de 1979, estoy con Fernando Camacho en una pequeña librería llamada Las Palabras en las afueras de San José, en espera de Tomás Borge, único sobreviviente de los fundadores del FSLN. Después de una tensa espera llega Tomás, vestido con una guayabera amarilla y una boina café oscuro, de su cintura saca una pistola 45 que pone sobre algunos libros. Nos explica sobre la ayuda de Fidel, que a Somoza le queda poco tiempo, pero que dará la pelea hasta el final. Fernando expresa su preocupación sobre la posición que tomaría el gobierno de Costa Rica por la entrada de las armas. Tomas explica que el presidente Rodrigo Carazo está decidido a quitar a Somoza del poder, abriendo algunos aeropuertos para los aviones procedentes de Cuba. (Picado, 2008, p.14).

Los ayudamos en muchos campos técnicos militares, la formación de radistas, de oficiales de comunicación, la formación de cuadros de diversas especialidades, hasta en la producción de explosivos en gran escala para ser utilizados en la guerra contra Somoza: medios de detonación, de espoletas y todos los recursos para que estos funcionen. Subrayo que estos explosivos eran para ser usados en Nicaragua, pues nosotros fuimos muy claros en que ninguno de estos recursos iba a ser utilizado en nuestro suelo, porque en Costa Rica las vías de la revolución no pasaban por los caminos que tendría que recorrer Nicaragua en ese momento. (Picado, 2008, p. 34).

Se comenzó a desarrollar una guerra de posiciones en el Frente Sur porque logramos consolidar toda una cadena de posiciones defensivas que iban desde Peñas Blancas hacia el norte. Esta situación se mantuvo de esa forma hasta la incorporación de una brigada nuestra de 300 hombres: la brigada Carlos Luis Fallas. Toda la oficialidad de esta brigada eran compañeros con excelente formación técnica-militar… (Picado, 2008, p. 49). Una vez de regreso el camarada Mora me ordenó que me encargara del contacto y la relación con las tres tendencias, con el propósito de canalizar nuestra colaboración, que fundamentalmente consistía en la compra de armamento, capacitación militar a los combatientes, asistencia médica, facilitarles sitios seguros de reunión y, posteriormente, el contacto con el gobierno de Rodrigo Carazo, a través del ministro de Seguridad Pública, Juan José Echeverria Brealey. (Picado, 2008, p. 55)

En palabras de Camacho: Manuel Mora Valverde tuvo una participación importante sobre todo de esclarecimiento político con las tendencias del Frente. Periódicamente se reunía con Humberto Ortega, Daniel su hermano, y Edén Pastora por los terceristas, pero también con Henry Ruiz por parte de la GPP y con los proletarios.

Él tenía muy claro que la revolución en Nicaragua no triunfaría si antes no se daba la unidad del Frente, ya que los combatientes contra Somoza habían llegado a tal punto que, en la práctica la unidad combativa de las tres tendencias era una exigencia (Picado, 2008, p.56).

Dentro de esta oleada de nicaragüenses no todo es color verde olivo, hay un grupo muy importante de nicaragüenses entre poetas, teatreros y cantautores, tal es el caso de Luis Enrique Mejía, que van a generar un cambio en las tendencias del arte y se hace necesario abordar estas manifestaciones culturales.

Luis Enrique Mejía Godoy es de esos nicaragüenses que fueron obligados a dejar su patria por su percepción de la situación política. Ingresa a Costa Rica en el año 1965, siendo muy joven, su pretensión era estudiar medicina; se vincula con una agrupación de roqueros llamada Los Rufos, al desaparecer esta agrupación en el año 1970 se ve obligado a efectuar diferentes oficios y se integra laboralmente con la disquera INDICA20, donde es reclutado por el entonces secretario de las juventudes vanguardistas de filiación comunista y se integra al frente de la cultura al grupo Tayacán. Junto a otros músicos y cantantes costarricenses funda el “Movimiento de la Nueva Canción Costarricense” en 1975, participando activamente de la vida cultural del país de acogida y relacionándose con otros latinoamericanos, como Adrián Goyzueta, músico argentino exiliado, y Rubén Pagura, músico y dramaturgo argentino exiliado por décadas.

Durante los años 70 como funcionario de la Universidad Nacional de Costa Rica en Heredia, en la Vicerrectoría de Vida Estudiantil, Mejía promueve la apreciación de la música en especial la nueva trova, y se constituye desde su exilio voluntario en un activista por la liberación de Nicaragua de los Somoza, recorre toda Costa Rica buscando el apoyo a la causa del FSLN.

Los 300 combatientes se integran a los trabajos propios de sus campos, unos en inteligencia, los técnico-militares en la formación de un pie del ejército regular, y los que viendo cumplida su misión regresan a desempeñar sus obligaciones con sus familias y el partido. En este amplio espectro los individuos se agrupan y se asientan en el nuevo territorio estableciendo lazos y vinculaciones propias de un exilio voluntario, algunos de estos han cumplido las cuatro décadas y otros ya pensionados se regresaron, no si antes enterrar a sus o parejas generalmente por condiciones propias de la dinámica biológica y podemos decir que, a partir de su génesis política, pueden ser considerados como exiliados en tanto sus motivaciones son propias de esa designación.

La dinámica histórica es dialéctica, los derrotados se reagrupan y organizan alrededor de sus jefes y de nuevos actores con financiamiento de los Estados Unidos por medio de sus agencias y gobierno lacayos. Este activar de la guerra lleva a que miles de campesinos y alguna gente de la ciudad se refugien en Costa Rica, país que con apoyo de la comunidad internacional en particular el ACNUR y la UE, van a dotar al país receptor de los medios para atender una masa migrante conformada por desplazados de las zonas de guerra, aunque ya para ese momento se exilan en Costa Rica personalidades como Alfonso Robelo, Sergio Ramírez, que fueron parte de la Junta de Gobierno y ya se encontraban en este país.

Los Contras fueron fuerzas de tarea compuestas por grupos de insurgentes financiados por Estados Unidos que pretendieron el derrocamiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en la década de los 80.

Los Contras cometieron un gran número de transgresiones a los derechos humanos, efectuaron más de 1000 actos terroristas, como el bombardeo de instalaciones civiles en la década de los 80, los cuales supuestamente venían de territorio costarricense. Estas acciones se llevaron a cabo sistemáticamente como parte de la estrategia de los contras. Los partidarios de los Contras trataron de minimizar estas violaciones, particularmente la presidencia de Ronald Reagan en los Estados Unidos, que participó en una campaña de propaganda para alterar la opinión pública a favor de los Contras.

En este contexto es importante observar las contradicciones internas respecto a la administración Monge Álvarez21 y en el plano internacional se alza una nueva oleada anticomunista, propia de la intolerancia de la Guerra Fría con secuestros, atentados dirigidos a tumbar los movimientos antimperialistas del mundo, pero fundamentalmente de nuestra América, lo cual se evidencia de múltiples maneras; recordemos el caso Iran-Contras.

Teniendo en cuenta lo nacional e internacional, la defensa de principios exigía de los comunistas costarricenses una respuesta, una presencia, un exilio voluntario de parte de lo mejor de la juventud costarricense, como ruptura con su territorios, con su paisaje, con su cultura, con su familia; era necesario dejar atrás todo aquello que brinda el hogar, lo conocido, lo placentero; era un desarraigo de su nacionalidad de espacio vital, era comenzar de nuevo en otras tierras sin los referentes propios de la patria. Es en ese contexto que Manuel Mora expresa el sentir del partido, de las familias que verían partir a sus hijos, mujeres y hombres, de la mejor manera:

Manuel… aprovechó la oportunidad para decir que muchas veces hay que hacer la guerra para alcanzar la paz. En esta lucha desgraciadamente tenemos que ofrendar a nuestros mejores hijos, como lo hicimos en 1856 contra William Walker, en 1928 junto a Sandino, en la de los 70 junto al FSLN y como lo estamos haciendo hoy cooperando con el E.P.S. señalo.(Picado,2008, p. 48)

El 18 de julio de 1982, recibimos la orden de trasladarnos a Jinotega en tres camiones IFA. Éramos un grupo de sesenta y cinco costarricenses, de los cuales dos éramos mujeres oficiales y soldados de los primeros pelotones de la Brigada Mora y Cañas, que se había conformado de común acuerdo con las distintas organizaciones revolucionarias costarricenses, para combatir al lado de las tropas del Ejército Popular Sandinista la contrarrevolución. Un pequeño grupo de hombres y mujeres, cinchoñeros y morazánicos de Honduras, formaba también parte de la brigada internacional. (Picado, 2008, p.49).

Nuestros jefes, el comandante Racha, dirigente de los sindicatos bananeros de Siquirres y Guápiles, y el comandante Zeledón, dirigente estudiantil universitario de San Ramón, iniciaron de inmediato reuniones de trabajo con el Estado Mayor del BLI (Brigada de Lucha Irregular), German Pomares Ordóñez, y en dos días lograron perfilar la misión principal de nuestra Brigada. Nuestra unidad cumpliría tareas de exploración, encuentro, fijación y aniquilamiento de tropas enemigas equivalentes a las nuestras y demás tareas accesorias de la inteligencia militar (Picado, 2008, p.51).

Bajo esa orden se planifica la acción y se ubican las escuadras de acuerdo con el criterio del mando; rápidamente se entra en combate con una fuerza de tarea especializada de la contra, allá en la lejana frontera con Honduras. Los combatientes lo cuentan de la siguiente forma, es un relato de una verdad; en el proceso investigativo se entrevistó al jefe de la escuadra de exploración y tiene su verdad. Para los efectos de la investigación hemos apostado a presentar la siguiente narración:

Son las cuatro de la tarde. Hemos caído en una emboscada de hostigamiento de la contra. La contra ha preparado muy bien esa emboscada y esta preparación le ha permitido golpearnos en este primer encuentro. Mientras oscurece disminuye la intensidad del fuego y las luces de las bengalas y empiezan a distanciarse y hacerse más lejanos los gritos de la contra: ¡Los vamos a matar piricuacos y nos vamos a coger a sus mujeres! ¡Hijos de la gran puta! ¡Cochones, mal nacidos, comunistas! Ya de noche empezamos a restablecer las comunicaciones entre nosotros, en forma oral, y de esta manera nos enteramos de que nuestro jefe nica, Juan Diablo, ha caído en combate y que Diego y el pintor Montoya han sido gravemente heridos y están tratando de sacarlos a la retaguardia para que les den atención médica (Picado, 2014, p. 53).

La refriega deja un saldo desfavorable de 19 bajas, de estos hay 5 muertos, 3 nicaragüenses y 2 costarricenses, ellos cayeron defendiendo una ideología política, una idea, víctimas de la política imperialista como desterrados, pero su muerte es como la de los libertadores que cayeron en tierras que no les vio nacer, ese Pepe Romero, zapatero, viejo militante comunista y esa doncella de pelo largo, delgada, defensora de las mujeres, de los pobres, militante de la juventud comunista, están más allá del discurso y la teoría, son parte de la realidad latinoamericana en exilio.

En el año 1983, el partido conformó la nueva brigada que se llamó Mora y Cañas, ya que el Frente Sandinista le solicitó apoyo militar para combatir desde territorio costarricense a la contrarrevolución que estaba asentada en la zona norte de Costa Rica. El objetivo de la brigada era obligar a las tropas de la contra a cruzar el río San Juan para que ahí el ejército sandinista pudiera enfrentarlas (Picado, 2014, p.60).22

La realidad y la dinámica de la confrontación lleva a que los combatientes sean agrupados en un campamento al sur de Nicaragua en una zona cafetalera en El Crucero, donde reciben refuerzos desde Costa Rica y se preparan para una lucha más dura que se libraría en el sur de Nicaragua, en las márgenes del río San Juan, cerca de El Castillo. Llegan a ser 200 combatientes.

La siguiente frase la “encontré” en la Internet y me parecido importante presentarla para poder dimensionar cómo se puede entender esa presencia costarricense como exilio voluntario: “En la frontera de Costa Rica en el Frente Sur, la Contra fue barrida militarmente en la práctica por destacamentos Sandinistas con apoyo de combatientes internacionalistas costarricenses de la Brigada Mora-Cañas quienes combatieron en el batallón especial Pedro Altamirano.”

Conclusiones

Es importante acotar que ha quedado una importante cantidad de información que no hemos podido agregar debido a la situación por la que pasa la hermana Universidad de Nicaragua (UNAN), así como el aporte de sus académicos. Tampoco se ha podido usar el material trabajado fichado en el Centro de Documentación de la UCA en Managua, porque requería de un trabajo de confrontación, con materiales que propondría la UNAN. Lo importante es que avanzamos en una línea nueva de tratamiento del exilio, al pretender exponer una nueva categorización, a partir de las definiciones y lógicas sobre lo que hemos entendido como el exilio, la cual se ha venido reconstruyendo a partir de nuevas dinámicas que exige la realidad latinoamericana, donde hemos vistos los exilios de élite, a lo que denomina exilio masivo, generalmente como resultado de lo político, de lo económico, de lo diverso; o el exilio de poetas, dramaturgos, literatos, que aceptaron dejar sus patrias en lo que conocemos el exilio voluntario.

En el caso que nos ocupa, intentamos pasar de la presencia a una definición que sea aceptable cuando nos referimos a esos hombres y mujeres que cruzaron las fronteras legal o ilegalmente, para sumarse a la construcción, a la defensa de un Estado, de una ideología y que en este acto abandonan un país, a una familia, una cultura, y en tal caso deberíamos decir que todo exilio cuando se da ha sido impuesto por la realidad, lo que en síntesis anularía la pretensión de la denominación de voluntario.

Para el caso que nos ocupa tal afirmación resultaría válida, dado que en los casos que hemos podido sustraer de lo expuesto, fue la realidad política, económica o social, la que los llevó a cruzar la frontera, ya sea para el sur a Costa Rica o al norte a Nicaragua, y agregaríamos un elemento más: la confrontación a las políticas intervencionistas norteamericanas.

Esto nos llevaría a aceptar como válida la premisa que nos expone Mario Sznadjer y Luis Roniger (en Jensen, 2015): “al poner en duda la aparente obviedad de que el exilio en América Latina es típico tan solo de los regímenes autoritarios y que no se ha recurrido a este en periodos democráticos. La expatriación, fenómeno recurrente, ha caracterizado a periodos de exclusión autoritaria, pero ha sucedido ampliamente también durante periodos democráticos”.

Los registros de la Dirección de Migración y Extranjería de Costa Rica documentan por lo menos de forma parcial los movimientos en los periodos críticos de Nicaragua, evidenciando la presencia de ciudadanos de esa nacionalidad en estos periodos particulares: muerte de Sandino, lucha por la liberación de Nicaragua años 70 a 80, mientras que no sucede igual con los datos estadísticos nicaragüenses, por un lado por falta de registros en esos periodos especiales como el exilio costarricense de 1948,1955, 1979 y 1982, por que algunos de estos se efectuaron evadiendo los controles.

Es necesario visualizar la integración de cientos de costarricenses en la campaña de alfabetización, con voluntarios en los sistemas de salud, en la preparación de oficiales de migración, en la policía, en la elaboración de la Constitución, entre otros muchos campos. Algunos de estos se quedaron por años, pero la gente que se fue a luchar en la defensa de la Nicaragua sandinista, lo hizo movida por condiciones políticas como parte de una polarización regional, lo que ubica evidentemente el estudio en un contexto político como causa de desarraigo, expulsión y vinculación de diversos actores en los que los encuentros y desencuentros son parte de esa dinámica propia de la construcción de nuestras identidades.

El exilio ha sido, desde los tiempos de la dominación colonial, un severo mecanismo regulatorio empleado por los gobiernos latinoamericanos ante su incapacidad de crear modelos de participación verdaderamente populares e inclusivos. ….Un aspecto clave en el análisis realizado por Mario Sznajder y Luis Roniger es la naturaleza paradójica del destierro: los países expulsores de sus propios ciudadanos pueden convertirse, al mismo tiempo, en lugares de acogida para otros que huyen de sus propios regímenes o de los conflictos que los aquejan….(Jensen, 2015)

Entender el exilio político como un proceso de encuentros y desencuentros propios de la lucha por el poder, en tanto producto del choque ideológico y de la confrontación en diversos espacios geoestratégicos, tal es el caso que nos ocupa dadas las carterísticas particulares de la región centroamericana.

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1 La batalla de Rivas del 11 de abril de 1856, fue una de las confrontaciones que se dieron para sacar a las fuerzas invasoras norteamericanos bajo el mando de William Walker de Nicaragua, amparadas en el “destino manifiesto” .Las fuerzas filibusteras estaban aliadas a las fuerzas del bando democrático de Nicaragua, y el Ejército Expedicionario de Costa Rica, comandado por el presidente Juan Rafael Mora Porras, combatió al lado de las fuerzas legitimistas y parte de los ejércitos centroamericanos, como parte de la Guerra Nacional de Nicaragua y la Campaña Nacional de 1856-1857, con victoria costarricense, del bando legitimista y de las fuerzas centroamericanas.

2 “…El revolucionario de 1912, ardoroso y heroico, hermanado con los ideales de nicaragüenses, que recibe de los leoneses uno de los más sinceros tributos el nombramiento de General…esta misma gesta se prolonga en sus exilios a Panamá y a Honduras y en su unión a la Revolución del Sapoa. Fundador del partido Reformista “ (R. Rosa Greñas,p.257.)

3 USNADF818.00-9-744 (1944-08-14), Biblioteca Digital Carlos Meléndez, CIHAC, San José, Costa Rica.

4 Partido Socialista de Nicaragua

5 Ibarra Mayorga, La tragedia del nicaragüense en Costa Rica. San José: Imprenta Borrasé, 1948), citado por Molina (2002).

6 La columna liniera, historia relatada por José Meléndez Ibarra, así se denominó a esos cientos de bananeros que blandiendo su machete en la mano entraron a la ciudad capital en apoyo a las luchas obreras, apareció por primera vez publicado por el grupo Ediciones Revolución, en el tercer aniversario de la muerte de Calufa el 7 de mayo de 1969.

7 Según me fue narrado por Manuel Mora Valverde en los años 70.

8 El Codo del Diablo es un crimen político ejecutado en Costa Rica el 19 de diciembre de 1948, por efectivos del ejército de Liberación Nacional, comandado por José Figueres Ferrer en un recodo de la línea férrea cerca del cantón de Siquirres, provincia de Limón. Seis presos políticos en manos de las “autoridades” impuestas, conducidos hasta un despoblado, fueron fusilados extrajudicialmente debido a su poder de influencia, afiliación política. Los fusilados fueron Federico Picado Sáenz, Tobías Vaglio Sardi, Lucio Ibarra, Octavio Sáenz Soto, y Álvaro Aguilar costarricenses y el dirigente bananero el nicaragüense Narciso Sotomayor, todos militantes del partido comunista “Vanguardia Popular”.

9 María Antonia Sánchez y Luis Roniger. El destierro paraguayo: aspectos transnacionales y generacionales Rev. mex. cienc. polít. soc vol.52 no.208 México ene./abr. 2010, pág, 1.

10 Por lo que el gobierno de Picado- Calderón habría trasladado el arsenal moderno de Costa Rica a manos de Anastasio Somoza en Nicaragua (Entrevista a Manuel Mora Salas, junio 2017).

11 Ibid., p140

12 Nicaragüense, militante de Vanguardia Popular, de profesión zapatero

13 Militante vanguardista

14 El Asalto, por Sergio Erick Ardón Ramírez, publicación digital en Facebook, 2017.

15 No recuerdo quién fue, pero parece importante la acotación.

16 S. Ardón, publicación.En Facebook, 2018

17 Contradicciones y corrientes en el sandinismo. “Rossy López Huelva, quien reside en Cuba desde comienzos de los años 60, funge como representante el FSLN desde 1965 hasta 1967, se suma a las prolongadas y apasionadas reuniones que todos protagonizamos. En esta situación de agrias relaciones y diferencias, culmina nuestra preparación en Cuba y nos dirigimos a Costa Rica, a finales de este año de 1968 e inicios de 1969 (Ortega, 2017, p.246).

18 O. Chacón entrevista efectuadas en el 2012, casa de Manuel Mora Valverde.

19 O. Chacón, entrevista a Fernando Camacho, 2012, casa de Manuel Mora.

20 Disquera centroamericana

21 Político costarricense, presidente de Costa Rica entre 1982 y 1986, fue un aliado estratégico de los Estados Unidos presididos por el republicano Ronald Reagan que iniciaba su lucha a escala planetaria contra el comunismo, permitiendo a la Contra armada por Washington operar en el norte de Costa Rica en su enfrentamiento contra la Revolución Sandinista en Nicaragua.

22 Testimonio de F. Camacho, en Picado, 2014.


Recibido: 8 de marzo, 2019

Aceptado: 16 de agosto, 2019

Doi: 10.15359/ra.1-30.1


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