R E P E R T O R I O


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A M E R I C A N O


Segunda nueva época N.° Especial, 2020

ISSN: 0252-8479 / EISSN: 2215-6143



Centroamérica en el Repertorio Americano (1919-1958)

Central America in Repertorio Americano

Rafael Cuevas Molina

Instituto de Estudios Latinoamericanos

Universidad Nacional, Costa Rica

“Hay dos Centros admirables en el Mundo,

Constantinopla y Centroamérica, ¡lástima que estén

en poder de los centroamericanos y los turcos!”1

Resumen

Este artículo analiza la posición de los Estados Unidos de América con respecto a Centroamérica, así como su injerencia en estos pequeños países, sus intereses en el Canal de Panamá y en el Canal de Nicaragua, por medio de diversos textos publicados en la revista Repertorio Americano.

Palabras claves: imperialismo, Centroamérica, intelectualidad latinoamericana, canales interoceánicos

Abstract

This article analyzes the influence of the United States of America in Central America, as well as its intervention in these small countries, their interests in the Panama Canal and the Nicaragua Canal, through different texts published in Repertorio Americano.

Keywords: imperialism, Central America, Latin American intellectuals, inter-oceanic canals

I.

1. La revista Repertorio Americano y la nueva intelectualidad latinoamericana

La revista costarricense Repertorio Americano, que se publicó entre 1919 y 1958, es sin duda la más importante revista cultural jamás publicada en Costa Rica, y una de las más significativas de América Latina. No solo por el amplio rango de tiempo que abarca -buena parte de la primera mitad del siglo XX- sino por la variedad y la calidad de los artículos que reprodujo. En ella publicaron algunas de las mentes latinoamericanas más brillantes de la época, voces representativas de intelectuales de una tendencia que bien podríamos caracterizar como nacionalista latinoamericanista y antiimperialista. Se trata de los que el historiador costarricense Gerardo Morales llamó la “nueva intelectualidad”, que “emerge en las primeras décadas del siglo XX, vive la diversificación de las clases sociales fundamentales y toma conciencia de no pertenecer ni a las clases económicamente poderosas ni ser tampoco ´obreros´, ´campesinos´ o ´proletarios´”2; que, por lo tanto, tiene “la convicción de provenir socialmente de abajo y no de arriba. De ahí que proclame la rebeldía como actitud vital”3, y comulgue “(…) con nuevos paradigmas de interpretación profundamente críticos e irreverentes... (y) asuma un programa político-cultural orientado a desarticular y reformular los contenidos elitistas de la cultura dominante.”4

Es un miembro costarricense de esta generación que Morales caracteriza para el caso costarricense, precisión que con toda propiedad podemos extender al resto de América Latina, quien acometerá la tarea de publicarla durante casi cincuenta años, en algunos períodos semanalmente, en otros quincenalmente y en otros mensualmente: Joaquín García Monge.

2. Repertorio Americano, la nueva intelectualidad y el antiimperialismo

Como receptáculo y difusor del pensamiento de la nueva intelectualidad, en el Repertorio Americano hay cierto temas, ideas e idearios recurrentes que le son propios. Uno de ellos es el antiimperialismo, como respuesta a ciertas condiciones objetivas de la coyuntura histórica latinoamericana.

La arremetida encontró el imperialismo inglés como su gran rival en la región, que sin embargo en un lapso de pocos años fue echado a un lado junto a los alemanes y otras potencias menores que se habían entronizado con sus capitales en el continente. Ya en 1917, después de que la Primera Guerra Mundial asestara una estocada mortal al Imperio Británico, los capitales estadounidenses pasan a ocupar los primeros lugares en América Latina. Es ante este agresivo desbordamiento imperialista de los jóvenes Estados Unidos sobre América Latina que la nueva intelectualidad reacciona, y es de esta reacción que hoy encontramos las huellas en el Repertorio Americano. La guerra hispano-americano-cubana de 1898 será el hito que pondrá en alerta a esta intelectualidad, que la vio como el inicio de la expansión norteamericana sobre América Latina, lo que será complementado posteriormente con el giro copernicano que constituirá, desde el punto de vista intelectual, la publicación del Ariel de José Enrique Rodó, que establecerá la abierta impugnación de lo que llamó “nordomanía”, y la clarinada nacionalista identificada con lo popular de la Revolución Mexicana de 1910.

3. Centroamérica: marginal en la marginalidad

Una vez recorridas las páginas de la revista, saltan como elementos definitorios de lo que en ella se escribe sobre Centroamérica. Localizamos 112 artículos que refieren a la región como conjunto, y en su abrumadora mayoría caen bajo la incidencia de lo anteriormente expuesto, a saber, son trabajos provenientes de intelectuales como los ya caracterizados o artículos recomendados por ellos, que tratan casi exclusivamente de temas políticos en cuyo centro se encuentra el imperialismo y sus desmanes económicos y políticos.

Como veremos con más detalle más adelante, en ese contexto Centroamérica es vista como paradigma de atraso, como región marginal en la marginalidad, es decir, como periferia rezagada de la también periférica, en el contexto capitalista mundial, región latinoamericana.

A las condiciones objetivas que determinan los papeles que juegan los Estados Unidos, por un lado, y Centroamérica por otro -que la nueva intelectualidad con creciente frecuencia identifica-, se les sumará la generalizada percepción que condiciones intrínsecas, provocadas por “el atraso” centroamericano en todos los órdenes.

Todas estas características hasta aquí enumeradas configuran lo que podríamos identificar como la visión que tiene la nueva intelectualidad latinoamericana sobre Centroamérica en la primera mitas del siglo XX. Veámosla a continuación con mayor detalle, así como se expresa en el Repertorio Americano, y enriquezcámosla con otros matices que escapan a esta caracterización general.

II.

1. Centroamérica como espacio de naturaleza privilegiada

Recurrentemente, Centroamérica es vista por los distintos autores como un vergel pletórico de riquezas, como una especie de paraíso tropical en el que la naturaleza se expresó de forma especialmente abundante.

En relación con ella, hay dos vertientes. Una es la que considera que su natural posición geográfica, de alguna manera, ha determinado su destino:

Centro América es, sin duda, el país más favorecido de la naturaleza (…); pero en lo que Centro América no tiene rival en el mundo, es en su ventajosa posición geográfica, pues se encuentra en un punto céntrico entre la Europa y el Asia, la (sic) África y la Oceanía, y entre la América del Norte y la del Sur, y por consiguiente puede decirse: que este país como punto estratégico y comercial, es el más favorecido que existe sobre la tierra.5

Estas palabras fueron escritas en 1857, cuando la región se encontraba enfrentando la invasión filibustera, y los centroamericanos empezaban a tomar conciencia del valor de lo que hoy llamaríamos su posición geoestratégica: “su valor para las grandes potencias de Europa está representado, no en lo que valen esas regiones, por sí mismas, sino en el hecho que al través de ellas se comuniquen Oriente con Occidente”6.

La otra vertiente es la que enaltece la riqueza de recursos naturales existente en estos “petit pays chauds!7 (pequeños países calientes): “inmenso invernadero, depósito de incalculables riquezas acumuladas (…) (que son) como un vasto almacén de primeras materias” que “las sociedades humanas industrializadas (…) ambicionan poseer”8.

Esta riqueza, al igual que su posición geográfica, también se habría transformado en una fatalidad, no solo por las ambiciones arriba mencionadas de “las sociedades industrializadas”, sino porque también determinaría una personalidad tendiente a la molicie:

Hallámonos (sic), pues, ante un conflicto biológico. Las agrupaciones formadas en zonas más aptas para una buena organización social tienden a desbordarse sobre aquellas otras en que el hombre, peor instalado, no domina; antes es dominado por la exuberante Naturaleza que, al mimarlo, brindándole una vida suave, aparentemente sin esfuerzo, le reblandece y subordina a los que se fortalecieron en ásperas batallas con el ambiente geográfico y fueron, además, favorecidos por otras circunstancias (posición, contactos, etc., etc.)9.

2. La fatalidad geográfica y el paso transístmico: el Canal de Panamá y el Canal de Nicaragua

“El Pacífico es hoy “el campo marítimo de la historia”.

Y prácticamente el monopolio del tráfico comercial

el mundo, que por tanto tiempo ha tenido Inglaterra,

está amenazado por las flotas mercantes de la nueva

Potencia que tiene bahías en cada uno de los grandes

océanos y el control del pequeño camino marítimo

entre ellos: el Canal de Panamá”10.

Al pensar en Centroamérica como conjunto, el tema de los canales interoceánicos aparece como una constante, y a este rasgo de la región, derivado de su posición geográfica y de su morfología, se le atribuye rango diferenciador y otorgador de identidad.

El apetito de las grandes potencias por Centroamérica no derivaría solo de su riqueza natural en abstracto, sino en primerísimo lugar de la posibilidad que ofrece su ubicación entre los dos más grandes océanos de la Tierra y la posibilidad de conectarlos. En 1920, a escasos seis años de que el vapor Ancón inaugurara con su tránsito el Canal de Panamá, el costarricense Manuel Sáenz Cordero11, un relevante abogado, profesor y funcionario público, escribió una serie de artículos que tituló “Canales interoceánicos de Centroamérica”, que publicó en varios números del Repertorio.

En su primera entrega, publicada en julio de 1920, Sáenz Cordero identifica el objetivo de construir el canal como la gran ambición de los Estados Unidos en la región, y la causa primera de que en ella sucediera lo que calificó como “la segunda conquista de Centroamérica”12. Identifica tal ambición norteamericana, sin embargo, solo como corolario de una larga historia, que se remonta hasta el período colonial, de intentos por descubrir y apropiarse de los posibles pasos interoceánicos.

En su segundo artículo de la serie, publicado en 15 de octubre de 1920 y titulado “El canal por Nicaragua”, Sáenz hace una “descripción de las rutas canaleras propuestas para el canal (…)”, analiza las “ Objeciones de Nicaragua, El Salvador y Honduras al tratado Chamorro-Bryan (…)”, y hace una “Comparación de los tratados para el canal de Nicaragua, el de Panamá y el convenio con Colombia”13, para continuar en el tercero centrándose en el posible interés de Costa Rica de participar en la construcción del Canal de Nicaragua, que titula “La preponderancia de los Estados Unidos en el mar Caribe”14, proponiendo que, ante la posibilidad de su construcción, y ya existiendo el de Panamá, a “Los Estados Unidos convienen en celebrar, cuando a ello fueren invitados, un pacto con las demás repúblicas del continente americano, en que se consagre la neutralidad del territorio costarricense. (…) por ser región intercanalera”15. Es decir, todo un reacomodo político en la región en función del tema canalero.

El cuarto y último artículo que publica Sáenz Cordero será en 1929, nueve años después del primero, y lo titulará “El canal interoceánico por la Bahía de Fonseca, los grandes Lagos de Nicaragua y el Río San Juan –análisis espectral de un gran problema Centro-Americano”16, y en él analiza lo que considera serán las consecuencias de la construcción del canal para Centroamérica y Costa Rica: “El día que se inauguren los trabajos del canal interoceánico por Nicaragua, con o sin el consentimiento de las pequeñas repúblicas de Centroamérica (…) dejarán de ser estados independientes (…) para convertirse en países intervenidos de hecho (…)”17.

Hemos prestado especial atención a la serie de artículos publicados por Sáenz Cordero porque en ella se relevan diversas aristas del caso según la visión de la época. Como se puede constatar por lo referenciado, la apertura del Canal de Panamá hace evidente lo que se refleja en los artículos citados: la preponderancia que ganan cada día más los Estados Unidos en la región y, en su contexto, la centralidad del paso transístmico.

Pero el tema, recurrente, estará bajo la atención de otros varios autores. Raúl De Cárdenas, abogado y político, vicepresidente de Cuba de 1944 a 1948, pronorteamericano, en 1921, bajo el mismo influjo de la apertura del Canal de Panamá, le otorga primordial importancia a los acuerdos en torno al Canal de Nicaragua para que los Estados Unidos se transformaran en la potencia dominante de la zona en detrimento del Imperio Británico18.

En la visión de De Cárdenas, tal situación no constituía un hecho condenable, porque desde su posición pronorteamericana consideraba que “Hoy (…) se estima por todos (…) que los Estados Unidos no deben abandonar la política (…) de tener un poder preponderante y asumir determinadas responsabilidades con respecto a sus vecinos del Sur”19.

Para De Cárdenas, el avance de los Estados Unidos sobre el Caribe y Centroamérica, teniendo como uno de los ejes centrales de su política expansionista controlar la construcción del Canal de Nicaragua, era no solo admisible sino necesario y deseable, en la medida en que incluso posibilitaba, en una época de rivalidades interimperialistas, la independencia de las pequeñas naciones de la región.

Efectivamente, el tema era de sumo interés para la potencia en expansión, al grado que, como consigna el nicaragüense Luis F. Correa en 1924, el Senado norteamericano creó una especial Comisión de Canales Interoceánicos20.

En todo caso, todos están de acuerdo en algo que resume Jacinto López desde Nueva York: “El canal es la clave del secreto. Nicaragua es prisionera del interés del canal y ha sido y es y continuará siendo sacrificada a este interés, como fue sacrificada Colombia, como ha sido sacrificada toda Centroamérica en el tratado Byan-Chamorro”21, y en la precisión que hace Juan del Camino: “el Departamento de Estado ha sido extraordinariamente sensible a las condiciones de Nicaragua, a causa del temor de que alguna potencia extraña pudiera obtener los derechos para construir el canal”22.

La importancia continental del tema canalero queda relevada en el hecho que el APRA lo incluyera como uno de sus “cinco lemas continentales”, al considerar que la “llave de la seguridad norteamericana es el Canal de Panamá”. Víctor Raúl Haya de la Torre comentando la obra The ramparts we watch, editada por Reynal y Hitchcock, publicada en Nueva York en 1938, consigna que dichos autores consideraban que “es extremadamente improbable que el tránsito seguro a través de él pueda ser interrumpido por la acción del enemigo”, pero creían que dadas las “calamitosas consecuencias” que traería un ataque afortunado contra Panamá, era necesario adoptar medidas de previsión. La más práctica que los autores sugerían, y que parecía tener el beneplácito de Haya, era la inmediata apertura del Canal de Nicaragua, que costaría aproximadamente, un billón de dólares, “suma considerable, ciertamente, pero que es solo una fracción de la que habría que gastar si se tratara de construir una nueva flota… como cautelosa medida de previsión hay que abrir la vía nicaragüense”23.

3. La corrupción de los políticos

“el idioma se ha enriquecido, y a veces hay

nuevas acepciones, como cuando se asocia

el peculado a Panamá, o las dificultades

a Honduras”24

El expansionismo norteamericano no correría con buena suerte si no fuera porque cuenta con la complicidad de una clase política corrupta y venal. Los políticos centroamericanos serían su pica en Flandes, el caballo de Troya que se incrusta en las sociedades de la región. Un grupo al que el nicaragüense Salomón de la Selva caracteriza descarnadamente: “Nuestra aristocracia, la única que ahora tenemos, es fabricante de guaro, mentirosa, cobarde, injusta, débil, desleal, explotadora de los pobres, ociosa, bebedora, golosa, dormilona, villana”25.

Esa “aristocracia”, que tiene su modelo en los Estados Unidos y Europa, hace lo posible por emular lo que hacen “en todas las naciones cultas” (que, por supuesto, no es la de ellos), y por eso se preocupan en crear condiciones para “el desarrollo de la raza y la selección de la especie”. Estas expresiones corresponden a la exposición de motivos del decreto por medio del cual el gobierno de El Salvador institucionalizó el Día del Niño26 .

El hondureño Heliodoro Valle consigna las impresiones de “una distinguida escritora norteamericana” que comparte con él sus impresiones de un viaje por la región, a la que le llamaron especialmente la atención “la corrupción política y el atraso general” que, considera, son “los peores enemigos de Centroamérica”. Me acuerdo, dice Heliodoro Valle, “del pensamiento de don Bartolito: “lo demás es cuestión de plumero, de manos limpias y mentes sanas”. Solo que en Centroamérica lo demás es casi todo”, concluye27.

Y desde Chile Joaquín Edward Bello no es menos benevolente:

Con cien años de vida independiente, neutrales en la guerra, continúan mendigando empréstitos y esperando que la civilización vaya a buscarlas. Nada aportan, fuera de las materias primas, a la industria; casi nada a la ciencia. / Actualmente, la libertad de las Repúblicas iberoamericanas es una ficción. Nicaragua, como un símbolo de la Republic de Brown Brothers.

De esa condición de precariedad derivarían los motes denigrantes de “Banana Republics o One horse power countries. A nosotros nos dicen mañanas, por la manía de dilatar orientalmente los negocios”28. Centroamérica sería un espacio en el que el hágase norteamericano no admitiría discusión:

Una serie de hechos innegables en los últimos años, confirman la tutela del Norte. (…) A raíz del fallo arbitral de Washington, por un asunto de fronteras entre Panamá y Costa Rica, en que salió favorecido este último país, Panamá entró en gran efervescencia, pero Norte América notificó escuetamente a los panameños que no admitía reparos ni disturbios de ninguna índole a consecuencia del fallo.

Roosevelt29, con sus arrestos de búfalo imperial, es el mejor símbolo del Norte. En Panamá desarrolló una política de Habsburgos. En el senado declaró con voz tronitosa, mostrando los dientes y dando un puñetazo: “Yo tomé Panamá”.

Hasta un diario de corte liberal como El Espectador, de Bogotá, certifica en reproducción que hace el Repertorio en noviembre de 1927, cuando estaba en pleno auge la guerra sandinista en Nicaragua: “El peligro del imperialismo yanqui (…) no está en la actividad del Secretario de Washington, sino en las maniobras de los amigos fervientes que el gobierno yanqui posee en estas repúblicas”30.

Seguramente la guerra de Sandino en Las Segovias, en el norte de Nicaragua, que tiene como uno de los ejes centrales de su ideario la dignidad, pone en evidencia los rasgos negativos de los políticos tradicionales. Desde Nueva York, Toribio Tijerino31 comenta el editorial del periódico que ahí se publica, La Prensa, que considera que:

La soberanía del país ha pasado a ejercerse en Washington. (…) Y mientras, en las oficinas del departamento de Estado hacen línea los aspirantes a la presidencia de Managua (…) ¿Cómo puede entenderse este deplorable y trágico despropósito? (…). Mientras su país, patrullado por extranjeros, intervenido por agentes extranjeros y acosado por extranjeros reclamantes, constituyen un dolor para el resto de la América hispana, ellos solo piensan en la presidencia. (…) Jamás se ha visto espectáculo semejante32.

Son personas que solo ven por sus propios intereses, que son en primer lugar económicos, sin importarles los intereses generales del país y su gente. El norteamericano H.L. Mencken escribe en el American Mercury de Nueva York33, y su artículo es reproducido en Carteles, de La Habana, de donde García Monge lo toma para el Repertorio:

Los grandes estadistas que operan en Washington (…) saben bien que para un político profesional, el principio y el fin de las cosas es su “tajada”, su “jamón”, (…) La treta se lleva a cabo poniendo en los puestos públicos a hombres seguros (…) Se ha empleado en Cuba, en Santo Domingo y en Haití; se utiliza ahora en Nicaragua (…) Los proyectos norte-americanos no producen alteración alguna de la temperatura en los países latinoamericanos al margen de dichos proyectos. (…) Es molesto y vergonzoso para un argentino atildado que lo metan en la colada con un haitiano. (…) Puede haber crítica académica, teorizante, pero no habrá resistencia efectiva.(…) (los hombres en el poder) Pueden ser latinos, pero son también hombres de negocios.

Y concluye: “Toda la América Central será un feudo Rotario”34. Con similares argumentos, Saura Rostand se duele desde México diez años después: “Así es de triste y de miserable la política internacional centroamericana. Así es de sutilmente bárbara la política imperialista que ha reducido al coloniaje a Centroamérica”35.

Pero no son solo los políticos. Las caracterizaciones negativas van más allá, en este caso en atinencia a los escritores: “Antes los escritores centroamericanos tenían comprensión de las situaciones económicas, políticas, diplomáticas y militares de sus diminutos países (…) Hoy los escritores de Centroamérica son muy distintos (…)Todos cuentan con su maña y con su plan. Pero los hombres de pluma no se atreven porque son muy dolorosos los riesgos”36. Es decir, la percepción es que “el pequeño género” centroamericano está podrido en todos sus niveles y en todas partes.

4. Solo Costa Rica es vista benevolentemente

“(…) la pequeña república, modelo de democracia

para Hispanoamérica, nación laboriosa, pacífica y quieta” 37

En ese contexto de corrupción y entreguismo, Costa Rica aparece como la excepción. Es cierto que la realidad costarricense ofrece un panorama distinto al del resto de Centroamérica, pero no debe descartarse que en esto haya incidido la mano que escoge, que es la del costarricense García Monge, o que los colaboradores de Repertorio hayan sido especialmente benevolentes con el país anfitrión de la revista que recibía sus opúsculos. En todo caso, no faltan las caracterizaciones que resaltan su manso y benevolente ambiente de paz. Véase, por ejemplo, lo escrito por Manuel Ugarte38 en su novela antes citada, al describir a Centroamérica en el mapa que el protagonista estudia:

Mr. Moorse abrió un mapa, lo extendió sobre la mesa y se quedó contemplándolo. Sostenida por la península de Yucatán, como por una mano nerviosa que salía de México, la antigua Capitanía General de Guatemala, llamada hoy América Central (…). Empezando por el extremo norte, aparecía la república que conservó el nombre primitivo (…) Corriendo los ojos, se veía sobre la costa del Pacífico la República de San Salvador más pequeña, más densamente poblada que su hermana limítrofe, más industriosa, aunque también sujeta por la exigüidad de su volumen a la inmovilidad. Alrededor de ella (…) sin más ferrocarriles que los construidos, para facilitar su comercio por los capitalistas norteamericanos. Después (…) se dibujaba Nicaragua (…) la más desgraciada (…) a causa de sus políticos. (…) se encuentra después la pequeña República de Costa Rica, tranquila y culta pero adormecida como las otras39.

Se entiende a Costa Rica no como “una fuerza, pero sí un símbolo (…) que siempre ha sabido ser un orgullo de la familia hispanoamericana, tanto en la teoría como en la realidad”, debido a ser considerada como “progresista” y “modelo de democracia” y por ser “laboriosa y quieta”40.

Es interesante esa caracterización que hace Juan Sánchez Azcona del país centroamericano como “quieto”, precisión que se repite en otras apreciaciones como un rasgo positivo: “Costa Rica es uno de los países más libres y tranquilos del mundo (…) (en donde) la vida tiene un ritmo isócrono (…)”41.

5. El imperialismo de los Estados Unidos y Centroamérica

“los dos grandes males que hoy padecen todos

nuestros países son dictadura e imperialismo”42

La creciente presencia norteamericana en América Latina es cada vez más palpable y evidente. Recuérdese que a partir del fin de la Primera Guerra Mundial en 1917, las inversiones norteamericanas desplazan las de cualquier otra potencia; en Centroamérica y el Caribe su traza no será solo económica (aunque también: “La penetración económica en los países hispanoamericanos y el acaparamiento de sus respectivos productos principales (…) es en nuestros tiempos la forma más palpable del imperialismo norteamericano “43) sino, también política y militar. Raúl Cárdenas lo tenía claro en fechas tan tempranas como 1921, que Estados Unidos:

(…) necesita el mantenimiento de sus soberanía sobre Puerto Rico, la adquisición de las Islas Vírgenes y el ejercicio de ciertos protectorados. Aquellas islas y las de Cuba y Haití no solo constituyen la mejor defensa de la costa sur de los Estados Unidos, sino que desde ellas y desde la dos denominadas Maíz, situadas en la costa de Nicaragua y arrendadas a aquella República, se dominan todas las vías que conducen al canal de Panamá. (…) Ocurre con los países del Caribe, dice Jones, lo que con los Balkanes y el Asia Menor: que su valor para las grandes potencias de Europa está representado, no en lo que valen esas regiones, por sí mismas, sino en el hecho que al través de ellas se comuniquen Oriente con Occidente.

Es un imperialismo que esconde sus objetivos con supuestos propósitos altruistas:

(…) las agencias del imperialismo norteamericano presentan la ocupación influida de un destino civilizador (…) difunde e inculcan esa idea: Nuestros móviles son siempre altruistas, no importa lo discutibles que puedan ser nuestras acciones. (…) Un funcionario del gobierno acaba de declarar públicamente que la intervención de los Estados Unidos trae “prosperidad” a los pueblos del Caribe. (…) El imperialista norteamericano es como el misionero a la antigua: tiene un mensaje que llevar al resto del mundo pero mientras el misionero confía simplemente en sus capacidades de persuasión para hacer llegar su mensaje, el imperialismo norteamericano cree en “hacer el bien” por la fuerza militar”44.

Y ante el entreguismo que se identifica en la clase política, una figura como la de Augusto César Sandino resalta como ejemplo de dignidad: “El general Sandino es un símbolo y su bella actitud resalta de ese turbión de flaquezas en que naufraga hoy la independencia de Nicaragua”45, siendo el único que merece “nuestra entusiasta adhesión”46, así como “Todos los países de la tierra, inclusive los Estados Unidos, exaltan y aplauden (su) actitud”47. Max Grillo certifica: “Ninguna personalidad tan atractiva en el momento actual del mundo como la de Augusto César Sandino.”48

Algunas conclusiones

La visión de propios y extraños sobre Centroamérica no es halagüeña en el Repertorio. Como se puede observar, su clase política y su posición geográfica parecen ser dos males de los que no se puede librar y que la condenan a la postración política y económica.

Pero más allá de eso, hay también la sensación de que existe un cierto condicionante “natural”, propio de los países cálidos, que determinan a su gente, poco dispuesta al esfuerzo y al trabajo, lo que no le permite fructificar la feracidad sobre la que trascurre su vida.

Aún “la pequeña Costa Rica”, que recibe alabanzas constantes por su democracia, parece no escapar a tal condicionamiento que la hace remolona a los avatares del trabajo que llevan al progreso. Por eso, pintarla como tranquila o apacible parece esconder la intención de reprocharle una cierta languidez que evoca un bucólico y silencioso paisaje rural en los márgenes de la modernidad.

Se trata posiblemente de la visión de una intelectualidad crítica pesimista ante lo que parece el imparable empuje de la potencia del Norte, que no tiene reparos en apoyar la independencia de Panamá, construir el canal, y reservarse los derechos sobre el de Nicaragua, al tiempo que hace valer su presencia sobre el Caribe.

Esa misma intelectualidad es vista por sobre el hombro, al igual que su clase política y su población tachada de indolente, por políticos e intelectuales no solo de los Estados Unidos sino también de Suramérica. Se la acusa de declarativa y discursiva, pero renuente a pasar a la acción concreta.

Esta es, pues, la visión que podemos decir que se tiene sobre Centroamérica en la primera mitad del siglo XX y que se encuentra expresada en el Repertorio Americano.


1 M. Sáenz Cordero (15/07/1920), “Canales interoceánicos de Centroamérica”, Repertorio Americano, Tomo I, No. 23. Frase atribuida a “un pensador”.

2 G. Morales (1993), Cultura oligárquica y nueva intelectualidad en Costa Rica: 1880-1914, Heredia: EUNA, p.113.

3 Morales, 1993, p. 112.

4 Morales, 1993, p. 61.

5 J.M. Alfaro Cooper (27/11/1926), “Presente y porvenir de Centro América” –Como en 1857, don Joaquín Alfaro predijo el imperialismo yanqui- (He creído conveniente dar a la luz pública, como un homenaje a la memoria de mi padre, el artículo sobre Presente y porvenir de Centro América que escrito de su puño y letra el 3 de junio de 1857 he encontrado entre los papeles que a él pertenecían (Joaquín Alfaro, Guatemala, 3 de junio de 1857). Tomado de La República. San José de Costa Rica. Edición del 25 de agosto de 1910, Repertorio Americano, Tomo XIII, No. 20.

6 R. De Cárdenas (15/04/1921),”La preponderancia de los Estados Unidos en el mar Caribe”, Repertorio Americano, Tomo II, No. 17.

7 A. Torres Rioseco (17/01/1931), “Los saxoamericanos admiran Nicaragua”, Repertorio Americano, Tomo XXII, No. 3. El profesor y crítico chileno Arturo Torres Rioseco (1897-1971) fue uno de los fundadores del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana y ex-director de la Revista Iberoamericana. Gabriela Mistral lo llamó “el chileno universal”.

8 G de Reparaz (3 /03/1928), “Rápido viaje de inspección por las tres Américas”, Repertorio Americano, Tomo XVI, No. 9. Gonzalo Ángel María de Reparaz Ruiz (Sèvres, Isla de Francia, 15 de enero de 1901– Lima, 1984), cuyo nombre catalán era Gonçal de Reparaç i Ruiç, fue un geógrafo del siglo XX. Destacaron sus trabajos sobre la cartografía histórica y la geografía catalana, así como aquellos que realizó durante su exilio en América del Sur.

9 Idem.

10 V. Lombardo Toledano (26/05/1928), “La Doctrina Monroe y el movimiento obrero”, Repertorio Americano, Tomo XVI, No. 20.

11 Abogado, trabajó de profesor en el Liceo de Costa Rica y en la Escuela de Derecho, se desempeñó como asesor legal de Tributación Directa y del Servicio Nacional de Electricidad; fue juez civil de San José, secretario de la Corte Suprema de Justicia y magistrado suplente, miembro de la Asamblea Constituyente de 1917, diputado suplente por Heredia (1917-1919), subsecretario de Relaciones Exteriores (1919-1920) y vicepresidente del Colegio de Abogados. Recibió condecoraciones de los gobiernos de Perú, Chile, Cuba y Guatemala. 

12 M. Sáenz Cordero (15/07/1920), “Canales interoceánicos de Centroamérica”, Repertorio Americano, Tomo II, No. 23.

13 M. Sáenz Cordero (15/10/1920), “El canal por Nicaragua”, Repertorio Americano, Tomo II, No. 5.

14 M. Sáenz Cordero (1/05/1921), “Bases para un tratado entre la República de Costa Rica y la de Estados Unidos de América, sobre el canal sobre el río San Juan (del libro en preparación Apuntes y comentarios)”, Repertorio Americano, Tomo II, No. 18.

15 Idem.

16 M. Sáenz Cordero (1/05/1929), “El canal interoceánico por la Bahía de Fonseca, los grandes Lagos de Nicaragua y el Rio San Juan –análisis espectral de un gran problema Centro-Americano“, Repertorio Americano, Tomo XVIII, No. 19.

17 Idem.

18 R. De Cárdenas (15/04/1921), op.cit.

19 Idem.

20 L.F. Correa (17/11/1924), “El canal de Nicaragua”, Repertorio Americano (tomado de La Noticia de Managua), Tomo IX, No. 11.

21 J. López (18/05/1929), “El senado y los marinos”, Repertorio Americano, Tomo XVIII, No. 19.

22 Juan del Camino (seudónimo de Octavio Jiménez), “Estampas. No apartemos los ojos de Nicaragua. Cuidado con envilecernos”,Repertorio Americano, Tomo XXII, No. 7.

23 V. R. Haya de la Torre (12/10/1940), “¿Debe internacionalizarse el Canal de Panamá?”, Repertorio Americano, Tomo XXXVII, No. 22.

24 R.H. Valle (16/08/1947), “Nuestra América”, Repertorio Americano, Tomo XLIII, No. 4.

25 S. de la Selva (7/08/1922), “Urgencias centroamericanas: aristocracia”, Repertorio Americano, Tomo IV, No.7.

26 Gobierno de El Salvador (8/06/1925), “En El Salvador se crea la institución del ´Dia del niño’”, Repertorio Americano, Tomo X, No. 14.

27 R. H. Valle (17/08/1925), “Cosas de Centroamérica”, Repertorio Americano, Tomo X, No. 23.

28 J. Edward Bello (17/04/1926), “El nacionalismo continental. Crónicas chilenas”, Repertorio Americano, Tomo XII, No. 15.

29 Se refiere a Theodore. En política exterior, Theodore Roosevelt abogó por el expansionismo estadounidense, pasando a controlar las posesiones españolas en el Caribe y en el océano Pacífico. Instigó una revuelta en Panamá para conseguir la separación de ese país que con anterioridad se había unido a la Gran Colombia en 1822 y décadas después se convirtió en un departamento autónomo de Colombia. El objetivo de dicha insurrección era construir el canal y que quedaría bajo control de los Estados Unidos. Roosevelt, ferviente defensor de la Marina, opinaba que el paso a través del istmo de Panamá era fundamental para poder crear una marina fuerte y cohesionada. Durante el período de su presidencia, el ejército de los Estados Unidos estableció en 1903 en Cuba la base de Guantánamo, según lo convenido en el tratado cubano-estadounidense, con unas condiciones tan férreas que ni siquiera el gobierno de Fidel Castro pudo lograr su devolución al país. También intervino en la República Dominicana en 1904 y ocupó Cuba en 1906. Roosevelt instituye un corolario a la doctrina del presidente James Monroe al afirmar que los Estados Unidos debían intervenir para defender sus intereses en el conjunto del mundo. Intervino personalmente en el arbitraje del conflicto entre Francia y Alemania sobre Marruecos y en el que se produjo entre Rusia y Japón, lo que le sirvió para obtener el Premio Nobel de la Paz.

30 Diario El Espectador (19/11/1927), Repertorio Americano, Tomo XV, No. 19.

31 El político conservador nicaragüense que sirvió al gobierno de Emiliano Chamorro a inicios del siglo XX, durante la intervención de los Estados Unidos en Nicaragua.

32 T. Tijerino (26/11/1927), “Las reclamaciones contra Nicaragua… (de La Prensa de Nueva York)”, Repertorio Americano, Tomo XV, No. 20.

33 Dice una nota de Repertorio: “Noticia: Dice el traductor de este artículo: Mencken es (…) una de las más altas autoridades críticas de la Unión. (…) American Mercury, de donde tomamos este artículo es propiedad de Mencken, y su tribuna preferida está considerada como la publicación más seria y autorizada de Norteamérica”.

34 H.L. Mencken (Tradujo J.M. Valdés Rodríguez) (19/01/1929), “Estados Unidos y Centroamérica”, Repertorio Americano, Tomo XVIII, No. 3.

35 A. Rostand (22/01/1939), “El caso hondureño-nicaragüense”, Repertorio Americano, Tomo XXXV, No. 3.

36 M. Mejía (16/11/1940), “Los escritores de Centroamérica y la democracia en peligro“, Repertorio Americano, Tomo XXXVII, No. 24. Medardo Mejía nació el 20 de octubre de 1907 en la aldea de Jimasqui, Manto, Olancho, en Honduras. Era de origen campesino. Poeta, escritor, periodista y académico. En sus obras manifiesta los problemas sociales que se vivieron en su país. Uno de los escritores más polifacéticos y prolíficos dentro de las letras hondureñas. Periodista, ensayista e historiador, trabajó con muy buen suceso géneros como la poesía, el cuento y el teatro.

37 J. Sánchez (1/12/1928), “La emancipación económica de Costa Rica como problema típico continental”, Repertorio Americano, Tomo XVII, No. 21.

38 Manuel Baldomero Ugarte fue un escritor, diplomático y político argentino. Militó durante un tiempo en el Partido Socialista y formó parte de los círculos literarios y periodísticos de su ciudad natal. Fundó y editó el diario La Patria y la revista Vida de hoy. Residió en el extranjero durante varios años.

39 M. Ugarte (26/02/1927), “Mr. Moore ante el mapa de la América Central”, Repertorio Americano, Tomo XIV, No. 8.

40 J. Sánchez Azcona (1/12/1928), “La emancipación económica de Costa Rica como problema típico continental”, Repertorio Americano, Tomo XVII, No. 21.

41 J.R. Castro (27/05/1944), “Cuba honra a un ilustre centroamericano”, Repertorio Americano, Tomo XLI, No. 7.

42 E. Roig De Leuchsehring (13/10/1928), “Solo Sandino representa a Nuestra América –Los dos grandes males del continente “,Repertorio Americano, Tomo XVII, No. 14. Emilio Roig de Leuchsehring (La Habana, 23 de agosto de 1889- La Habana, 8 de agosto de 1964), el primer historiador de la Ciudad de La Habana.

43 J. Sánchez Azcona (1/12/1928), op.cit.

44 Juan del Camino (21/02/1931), “Estampas. No apartemos los ojos de Nicaragua. Cuidado con envilecernos”, Repertorio Americano, Tomo XXII, No. 7.

45 El espectador (19/11/1927), op.cit.

46 M. Ugarte (21/07/1928), “Solo Sandino representa a Nicaragua”, Repertorio Americano, Tomo XVII, No. 3.

47 F. Turcios (25/08/1928), “Ariel y el imperialismo yanqui”, Repertorio Americano, Tomo XVII, No. 8.

48 M. Grillo (25/08/1928), “Sandino o el patriotismo”, Repertorio Americano, Tomo XVII, No. 8. Max Grillo, seudónimo de Maximiliano Grillo, Marmato, Caldas, 1968 - Bogotá, 1949. Estudió en el Colegio del Rosario en Bogotá. Contertulio de la Gruta Simbólica, fundó en 1892 la célebre Revista Gris, así como los periódicos El Vigía y El Autonomista. Abogado de la Universidad Nacional, fue parlamentario y diplomático, especialmente en Europa.