R E P E R T O R I O


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A M E R I C A N O


Segunda nueva época N.° Especial, 2020

ISSN: 0252-8479 / EISSN: 2215-6143



RESEÑA

La Edad de Oro de Joaquín García Monge con prólogo de Nuria Rodríguez Vargas


La Edad de Oro (Suplemento al Repertorio Americano), de Joaquín García Monge, Lecturas para niños y jóvenes, edición y prólogo de Nuria Rodríguez Vargas (Heredia: Instituto de Estudios Latinoamericanos y Editorial de la Universidad Nacional, 2019), es una edición especial para el centenario de la publicación del primer número de la revista Repertorio Americano en 1919, cuya vida se prolongó hasta 1958, año de la muerte de su editor Joaquín García Monge.

La edición impresa se presenta bajo un atractivo formato que hace honor a la cuidadosa selección de textos por parte de don Joaquín, quien actuó como un visionario y audaz editor interesado profundamente en la niñez y la juventud, convencido total de la importancia y necesidad de la buena formación anclada en valores para este sector de la sociedad futura.

La labor editorial de García Monge es notable, como lo confirma su vasta producción: la revista Vida y Verdad (con R. Brenes Mesén, 1904), la Colección Ariel (Biblioteca Económica, 1906), las Ediciones Sarmiento (Epítomes de literatura, 1911), El Convivio (Cuadernos de literatura, 1916), la revista Universo (1917), las Ediciones de Autores Costarricenses y Centroamericanos (1917), las revistas La Obra (1918) y Repertorio Americano (1919), la Biblioteca del Repertorio Americano (1921), El Convivio de los Niños (1921) donde reproduce La Edad de Oro de José Martí, La Edad de Oro (Lecturas para niños, 1925) y, finalmente, La Edad do Oro (Lecturas para muchachos, 1928). Con esta última publicación, García Monge cierra su ciclo como editor y deja una herencia única a la niñez y a la juventud, a la educación y a la cultura costarricenses. Esta obra no es una emulación de la que realizó Martí en Nueva York: cuatro números de una revista para los niños de América durante julio, agosto, setiembre y octubre de 1889. La admiración de don Joaquín por el cubano pudo haberlo inspirado para su Edad de Oro como un regalo a la niñez y a la juventud, tesoros de la nación.

Se podría especular por qué García Monge deja de lado la tarea editorial. En realidad, algunas de sus colecciones quedan en manos de colegas como Brenes Mesén, Rómulo Tovar y Carmen Lyra. La edición de Repertorio Americano consume sus mayores esfuerzos y dedicación, al lado de su militancia política, conferencias y discursos, y su trabajo como director de la Biblioteca Nacional, cargo al que renuncia en 1936 para acogerse a la pensión, presionado por el gobierno autoritario de León Cortés.

La vigencia de La Edad de Oro se explica, en buena medida, ante la urgencia de recuperar el interés por la lectura en una época dominada por la imagen electrónica, cuando la virtualidad ha atrapado a la niñez desde la más tierna edad. Llevar La Edad de Oro hasta los centros educativos es una tarea que debe cumplirse de inmediato para sensibilizar con la literatura a educadores/as y estudiantes. Así se traería al presente una obra invaluable que no pierde vigencia porque contiene valores universales.

Julián González Zúñiga