R E P E R T O R I O


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A M E R I C A N O


Segunda nueva época N.° 33, Enero-Diciembre, 2023

ISSN: 0252-8479 / EISSN: 2215-6143



Una larga vida para el pequeño dios irreverente

Alexander Anchía Vindas


En una ocasión dijo Huidobro: “El poeta es un pequeño dios”. Justo en la obra de RAFAEL CADENAS, recientemente declarado Premio Cervantes 2022, este escritor venezolano (1930) asume ese rol, carga sobre sus hombros esa etiqueta desde mucho tiempo atrás cuando logra compilar una poesía disímil, disruptiva e innovadora. Cadenas con sus versos logra hacer tangible la propuesta de un versolibrismo basado primordialmente en la honestidad y fuerza del contenido, partiendo de la base según la cual el contenido hará palpable la poesía sin tapujos, sin ambigüedades, donde la melancolía, la tristeza no adoptan un papel de cursilería.

En relación con la estética de la poesía, Octavio Paz, célebre escritor mexicano muy tomado en cuenta para la formación de poetas sobre todo por su ensayo El arco y la lira, decía: “Sólo los poemas flojos equivalen a la suma de sus partes”; “La poesía debe ser sencilla para que arda” y “Adjetivo que no da vida mata”.

Por su parte, T.S. Elliot afirma que los buenos poemas son aquellos que necesitan más de una lectura para entenderlos, pues en cada lectura se modifica el mundo anterior.

Todo eso lo cumple la poesía de Cadenas, su poesía es descarnada. Pareciera que cuenta una historia; o no lo hace y de repente sorprende esculcando la condición precaria del ser humano. Su ejercicio poético imita la inserción de una gubia. Su poesía no es la narración de un héroe de la épica clásica, todo lo contrario, sus personajes no tienen nombre y cualquiera podría asumirlos. Véase este texto de Los cuadernos del destierro (1960):

vengo de un reino extraño...

vengo de una isla iluminada,

vengo de los ojos de una mujer.

Desciendo por el día, pesadamente.

Música perdida me acompaña.

Una pupila

cargadora de frutos

abandonados

se adentra

en lo que ve.

Mi fortaleza,

mi última línea,

mi frontera con el vacío

ha caído hoy

¿Quién es el que habla en este caso? Quizás no importe, puede ser usted, estimado lector, puedo ser yo, puede ser un dios… Lo que importa es lo que siembra o ¿a quién le habla? Ese ¿a quién? puede ser cualquiera, incluso la humanidad entera. Como es verso libre, no existe un hilo conductor más que el texto mismo; en este caso, dos anáforas marcan el ritmo, existen metáforas y el verbo Desciendo se convierte en factor de contrapeso o punto de quiebre en ese pequeño legado. ¿Cuál es el sentimiento predominante? Incertidumbre, soledad, vacío. Es justo usted, estimado lector, quien contesta la pregunta: ¿A quién va dirigido? Entonces es usted quien escoge el sentimiento que le embarga.

Según las premisas de Octavio Paz respondemos, encontramos palabras rebuscadas o difíciles de entender; me parece que no, es una poesía sencilla pero intencionada, de sacudir al lector, de involucrarlo. La poesía cumple doble función: crear complicidad del lector para una situación del escritor y los sentimientos que un lector pueda tener. Se observan adjetivos: por ejemplo, extraño, iluminada, perdida. Pero estos no están insertos con la intención de generar magnanimidad. Entonces cumple con el designio de Octavio Paz.

Los poemas de Cadenas no se pueden leer linealmente; es preciso ser un lector experto para saber cuándo parar, cuándo continuar. Son poemas en los cuales una página con versos bien podría tardar dos días, dado el profundo contenido profético de estos.

Lo apolineo en Cadenas es ínfimo, sugerido, apenas tenue. No recurre a fórmulas estrambóticas del clasicismo, no tiene rimas temporales o permanentes; es sugerido, humilde como es la personalidad de él mismo. El escritor nunca se sintió poeta: “Humilde, silencioso y rebelde” son las palabras que utilizó en el poema “Contestaciones” (2018) para describirse a sí mismo como persona y como poeta.

Más que un poeta emblemático para Venezuela y el mundo, es un devoto de la poesía que durante toda su vida se ha dedicado a escribir “como el que se inclina sobre el cuerpo que ama”.

Y es que Cadenas nunca quiso asumir los títulos de “ poeta cortesano” o de algún poeta al que se le da una referencia, como si fuera Li-Bai en tiempos de las dinastías imperiales chinas, donde incluso algunas personas lo reverenciaban cual si fuera un noble.

En cuanto a lo apolineo en la poesía de Cadenas, podríamos decir que se sugiere a partir de figuras literarias de forma y de contenido, así como el uso el uso de ciertas estructuras gramaticales, además del uso evidente y claro del verso libre como vehículo poético.

En cuanto al verso libre como instrumento, Steiner, en 1961 en El Abandono de la palabra y en 1966 en El silencio y el poeta, resume los fundamentos del versolibrismo: “Existe un tipo de literatura que entiende que lo inefable está más allá del lenguaje, más allá de las palabras, de ahí la necesidad de derribarlas para conseguir la contemplación absoluta del visionario, la verdad. Ésta no tiene que adecuarse a la lógica racional y lineal que supone la sintaxis.”

Uno de los precursores del versolibrismo fue Quevedo, quien daba primacía al contenido y no a la forma. Los simbolistas franceses igual dieron esta concepción a la poesía. Entonces la DRAE lo define como aquellos poemas desprovistos de rimas, métricas o regidos bajo cualquier fórmula previa dentro de los parámetros de la poesía en español.

Habiendo pasado revista brevemente por la escasa estructura apolínea dentro de la poesía de Cadenas, pasaré a lo dionisiaco que ofrece muchas más perspectivas y es la razón por la que se va a reconocer a Rafael Cadenas con el Premio Cervantes. En específico intentaré realizar el análisis con base en el poema “Derrota” (1963).

Antes de comenzar a desmenuzar las estrofas del poema es bueno reivindicar en favor de Cadenas, el hecho de que el autor se desmarque de su creación.

En el sitio web info-libre de noviembre de 2022, el columnista David Gallardo cita una frase previa recogida en El país de España durante el 2014, donde muchos años después de la edición del famoso poema, don Rafael Cadenas afirma: “Cansado no estoy, pero ese poema hoy no me refleja. Lo escribí en medio de una crisis personal... bueno, una depresión. Si gustó tanto fue porque coincidió con la situación política de los años sesenta y la consolidación de la democracia en Venezuela con Rómulo Betancourt.” Estamos ante un caso en que un autor se asusta de lo mucho que ha desatado su creación cual dios lleno de ira. Y es que esas líneas dentro de lo que cabe la brevedad, desataron una tormenta, la de la comprensión del ser humano. Cadenas cual rayos equis muestra dimensiones diversas de la condición humana.

Los buenos poetas son eso, sembradores de palabras que irán a producir grandes árboles y diversos estadios de la inspiración. El poema “Derrota” de Cadenas explora como pocas veces he visto la condición humana. Baja hasta la tristeza más profunda que puede representar vivir el infierno en la Tierra y desde ahí acompaña al hombre. Encarna a todos los subdioses a Ícaro cuando vuela junto al hombre, a Sísifo cuando muestra lo absurda que es la vida, la precariedad de la condición humana que se torna cíclica. Alumbra cual Prometeo y vuelve a Narciso. Todas las etapas de la historia anterior, las posibilidades del ser humano quedan evidenciadas.

Seguido al poema trataré, dentro del vasto mundo dionisiaco de Cadenas, de evidenciar partes que tocan la naturaleza del ser humano. Con “Derrota”, Cadenas desata todos los monstruos y deidades durante una noche que pareciera ser eterna: “Yo que no he tenido nunca un oficio / que ante todo competidor me he sentido débil /que perdí los mejores títulos para la vida”.

Evidentemente en estos primeros versos toma partido por lo que convencionalmente se conoce como vencedores, a los que encarna Fito Páez en su canción titulada “Me gusta estar al lado del camino”; a aquellos que por la competitividad del mundo moderno se sienten relegados. En orden cronológico el poema continúa: “que apenas llego a un sitio ya quiero irme / (creyendo que mudarme es una solución)”.

Acá toma partido por los inadaptados sociales, aquellas personas que quizás tienen deficiencia para relacionarse en planos normales con las otras personas. Acá toma partido por los bipolares, los del espectro Asperger, los autistas, los introvertidos o los que simplemente aman la soledad, como él. Es el mismo y llano sentimiento que experimentan muchos cuando se les obliga salir de su zona de confort, la cual es la soledad. No todos los seres humanos siempre desean relacionarse, ni quieren hacerlo de forma grandilocuente. Enaltece en este verso la frase célebre de Schopenhauer: “La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes”. Continúa Cadenas: “que me arrimo a las paredes para no caer del todo”. En el caso del poema “Derrota”, el pronombre relativo que ayuda a marcar el ritmo. En esta frase Cadenas se convierte en apóstol de los desesperados: “que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo” Acá toma partido por personalidades que no caben dentro de los parámetros del éxito contemporáneo. “que tengo vergüenza por actos que no he cometido”; acá muestra solidaridad con la impotencia, por todas las personas que quisieran cambiar las cosas, pero no lo logran. “que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo”; en este caso apuesta por los intentos fallidos de aquellos que toman decisiones equivocadas o se tardan en tomarlas. También comprende y redime a las personas con intenciones fallidas.

En síntesis, el poema “Derrota” se convierte en una actualización de las bienaventuranzas de Jesucristo; no es sólo citar el mal o por qué se convierte en derrotada una persona, sino que al mismo tiempo intenta redimirla. El poeta apuesta por los fracasados, los inoportunos, los indecisos, los pasivos, los introvertidos y todos aquellos rezagados ante el impetuoso mundo actual. Este poema podría dar pie incluso a una discusión teológica,

No conviene seguir enumerando versos. Cadenas señala los males no como males; en el fondo presenta a las personas de ese tipo como héroes capaces de soportar los vaivenes y caprichos del siglo moderno.

Asume como Sísifo al ser Humano, lo lleva a la cima y lo retoma. Se convierte en Prometeo de los marginados; con sus versos muestra la luz para aquellos que se consideran fracasados o relegados. Como Ícaro encumbra sus versos, asume el mal de personas poco agraciadas en este mundo y las hace evidentes.

No cabe duda de que el poema “Derrota” evoca una inmensa humanidad por parte del poeta. Pero, aunque pudiera haber personas que permanentemente viven en estos estados depresivos, a mi criterio Cadenas refleja a toda la humanidad, pues todos los hombres se identifican con al menos uno de los versos en algún tracto o parte de su existencia. Lo que hace que este poema sea universal sea para triunfadores o perdedores, pues aún los triunfadores han pasado por algún momento amargo en alguna parte de su existencia.

Por medio de imágenes simples, pronombre relativo que y enumeración de sensaciones sin contar una historia, refleja la miseria, la precariedad y la vulnerabilidad de cualquier ser humano. Entonces al hombre se le humaniza, no se le coloca como a un dios, sino que Cadenas descubre al ser humano en la dimensión más humana posible, valga la redundancia, que es la finitud y la temporalidad. Como cuadrícula, Cadenas calibra sus versos en largo y ancho. Luego, coloca otros condicionantes como la ironía, la incomprensión y la impotencia.

Pese a no contar una historia, se sugieren personajes arquetípicos que pueden ser el mismo o diferentes. Es decir, un mismo sujeto puede llegar a ser tan desdichado de encarnar todos los roles del poema e incluso más allá. El poema en sí es una sugerencia de posibles males, no están todos incluidos, puede que los males por los que un determinado sujeto sea marginado de este mundo actual no sean suficientes sino que hay más males. El poema juega con la ambigüedad y sigue hasta el infinito, por ello es universal y pienso que en siglo XXV se le preguntará a alguien si antes de ir al carrusel leyó este poema durante su educación.

Si bien es cierto, el poema puede tener el efecto masoquista de volver sobre lo mismo, cual Sísifo que va por la piedra y se apresura a lanzarla por el aprisco, el poema es un llamado a la retrospectiva, a la autocrítica, a la consideración del prójimo muy escondido. En el caso de Narciso, es esa persona que contempla su desgracia y hace de ella un camino de vida.

Con este poema, Cadenas se coloca como adversario de Nietzsche quien habló del “super hombre”; al definir al “pobre hombre” para la sociedad actual de la segunda década del siglo XXI, describe a un fracasado, a un excluido por la sociedad. Cadenas se convierte en un Robin Hood y asume la función redentora de pequeño dios.

Además, es un poema que descubre efectos, ya que al ser leído causa un impacto distinto en cada lector. No cabe más que invitar al lector a mirar el poema, consumirse y dejarse revelar estadios de su propia condición.

Finalmente, al reconocer que la poesía de Cadenas me ha consolado en tiempos duros, mi deseo es que Dios le conceda larga vida al pequeño dios irreverente.


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