letras
Revista de Teología
Revista de Estudios Sociorreligiosos

Volumen 16, Número 1, 2023
ISSN 2215-227X • EISSN: 2215-2482
Doi: https://doi.org/10.15359/siwo.16-1.2
URL: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/siwo
Licencia (CC BY-NC 4.0)


Resistencias y aprendencias: las espiritualidades que las animan1

Resistance and learning: the spiritualities that animate them

Resistências e aprendências: as espiritualidades que as animam

José Mario Méndez Méndez

Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional

Heredia, Costa Rica

jose.mendez.mendez@una.ac.cr 

https://orcid.org/0000-0002-3838-5298


“Creemos que es mejor morir de pie que vivir de rodillas…”
(Isabel Rivera, conversación del 7/3/2022)

Resumen

Resistencias, educaciones y espiritualidades se entrecruzan y se refuerzan mutuamente en la experiencia de los movimientos sociales de Centroamérica. Este trabajo recoge los aprendizajes generados a partir de conversaciones realizadas, durante el 2022, con 12 grupos en resistencia, en distintas regiones de Costa Rica. Se trata de una iniciativa que forma parte del proyecto Educaciones, espiritualidades y resistencias: vivencias pedagógicas y sociorreligiosas liberadoras para la niñez y adolescencia, adscrito a la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión (Universidad Nacional, Costa Rica). El principal objetivo es identificar las espiritualidades que nutren las resistencias y las prácticas educativas.

Palabras clave: resistencias, espiritualidades, educaciones, Costa Rica.

Abstract

Resistances, educations and spiritualities are intertwined and mutually reinforced in the experience of social movements in Central America. This work gathers the lessons learned from conversations carried out during the year 2022 with 12 resistance groups in different regions of Costa Rica. It is an initiative that is part of the project Educations, spiritualities and resistances: liberating pedagogical and socio-religious experiences for children and adolescents, attached to the Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión (National University, Costa Rica). The main objective is to identify the spiritualities that nurture resistances and educational practices.

Keywords: resistances, spiritualities, education, Costa Rica.

Resumo

Resistência, educação e espiritualidade se cruzam e se reforçam mutuamente na experiência dos movimentos sociais na América Central. Este trabalho reúne as lições aprendidas em conversas realizadas durante o ano 2022 com 12 grupos de resistência em diferentes regiões da Costa Rica. Esta iniciativa faz parte do projeto Educações, espiritualidades e resistências: experiências pedagógicas e sociorreligiosas libertadoras para crianças e adolescentes, da Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión (Universidad Nacional, Costa Rica). O principal objetivo é identificar as espiritualidades que alimentam a resistência e as práticas educativas.

Palavras chaves: resistências, espiritualidades, educação, Costa Rica.


1.Introducción

Las siguientes páginas tienen como trasfondo los procesos desarrollados en el marco del proyecto llamado Educaciones, espiritualidades y resistencias: vivencias pedagógicas y sociorreligiosas liberadoras para la niñez y adolescencia, adscrito a la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión (Universidad Nacional), en el que trabajo con la profesora María Cecilia Leme Garcez.

Ese proyecto tiene el propósito de promover la resistencia como un proceso pedagógico, a través del rescate de las pedagogías locales y las prácticas sociorreligiosas liberadoras, así como mediante metodologías participativas y creativas.

El siguiente esquema visibiliza cómo, según dicho proyecto, las prácticas educativas dan vida a las resistencias y tanto estas como las educaciones están animadas por espiritualidades transformadoras.

(Elaboración propia)

Se trata de un proyecto que dio inició en el 2020, en diálogo con el Grupo de Apoyo a Familiares y Amigos de la Diversidad Sexual (Gafadis). En el 2022, se promovieron y realizaron conversaciones con otros 11 grupos o movimientos sociales caracterizados por instar prácticas educativas diversas. Las agrupaciones que participaron de la conversación son Comunidades Ecologistas La Ceiba (Coecoceiba), Asociación Ambiental del Norte de San Rafael de Heredia (Conceverde), Fundación Corcovado, Asociación de Mujeres Afro del Caribe, Comité Nacional contra la Violencia de la Mujer, Mujeres Unidas en Salud y Desarrollo (Musade), Colectiva Caminando, Red de Mujeres Migrantes Nicaragüenses, Grupo de Apoyo a Familiares y Amigos de la Diversidad Sexual (Gafadis), Proyecto Voces Visibles, Mujeres del Maíz, Asociación de mujeres productoras de San José de Upala Construyendo Fortalezas.

Once de los 12 grupos con los cuales se conversó fueron representados por mujeres y 8 están constituidos exclusivamente por mujeres. Eso significa que –como se verá ampliamente– la resistencia en Costa Rica tiene un rostro marcadamente femenino.

Los grupos interlocutores fueron seleccionados de una lista de más de cien organizaciones en resistencia, elaborada en el 2021, a partir de la información disponible en Internet. Se eligieron prioritariamente aquellos en los cuales es evidente el componente educativo.

La información se recopiló a través de las conversaciones con representantes de los distintos movimientos sociales escogidos. Quienes trabajamos en este proyecto preferimos llamar “conversación” y no “entrevista semiestructurada” a la metodología empleada, pues los encuentros se desarrollaron –sobre todo cuando fueron presenciales– en un ambiente cordial que incluyó la comensalía y la ludicidad.

Aunque contábamos con un esquema para las conversaciones, estas tomaron su propio curso: se generó en todos los casos mucha confianza y sintonía; a veces la narración estuvo acompañada de fuerte emotividad, pues las violencias dejan cicatrices en los cuerpos y en las memorias, y las resistencias generan esperanzas (Leme y Méndez, 2022, s.n.).2

En algunos casos, se realizó una visita en los espacios y territorios en los que los movimientos realizan sus prácticas sociales de resistencia. “El principal objetivo de los encuentros y conversaciones realizadas fue identificar las prácticas pedagógicas que contribuyen a la resistencia y que por eso mismo encaminan a la re-existencia de las personas y de las comunidades; es decir, las prácticas que generan otras formas de estar siendo y conviviendo” (Leme y Méndez, 2022, s.n.).

El tema de las espiritualidades fue abordado por medio de las siguientes preguntas: en su movimiento, ¿qué entienden por resistir?, ¿qué les anima a resistir?, ¿por qué siguen resistiendo hoy?, ¿qué re/une a las personas que forman parte de este movimiento?, ¿qué tienen en común?

Se trata de interrogantes que excluyen la palabra espiritualidad, pero que incluyen la forma en que las espiritualidades se manifiestan: alentando luchas, re-uniendo, robusteciendo la resistencia, comprometiendo a las personas, otorgando significado a la vida y a las luchas.

Los resúmenes con la información recopilada fueron enviados a las personas representantes de los grupos, para que fueran revisados y completados por ellas mismas.

2.Las espiritualidades

Siguiendo a Rui Manuel Grácio das Neves (2010), la espiritualidad es entendida aquí como una «determinada actitud mental/vital ante la existencia humana, en sentido de ultimidad y radicalidad. Denotar la espiritualidad de alguien significa mencionar sus valores más profundos y vitales que le animan a vivir y a actuar. Es el “corazón” de todo su existir. Es la fuerza inspiradora del pensar, sentir, actuar de una determinada persona o colectividad». (párr. 11)

Las conversaciones sobre las espiritualidades y su relación tanto con las educaciones como con las resistencias se sustentaron en los cuatro siguientes presupuestos:

a.Los movimientos sociales se nutren de convicciones que reúnen a sus integrantes y motivan sus luchas. Todas estas tienen una motivación y se sostienen gracias a unas convicciones que alimentan la esperanza.

b.Por muchos siglos, el Occidente cristiano comprendió la espiritualidad a partir de la separación entre espíritu y materia, entre lo sagrado y lo profano, entre sujeto-objeto, entre ser humano-naturaleza. Sin embargo, gracias a otras lecturas de las narrativas sagradas y a los aportes de más tradiciones culturales y religiosas, actualmente reconocemos y podemos dar acogida a distintas comprensiones no fragmentarias de las espiritualidades. Este modo no dualista de comprender la espiritualidad ve todo interconectado, pues el sujeto es parte del objeto, y viceversa. Sujeto/objeto son una mera creación mental, con visos de utilidad práctica, pero solo hasta determinado nivel. Una tal espiritualidad no-dualista es incapaz de contraponer ser humano/naturaleza, porque el ser humano es también naturaleza. La separación entre ser humano y naturaleza, ese gran dualismo, es responsabilidad, en gran parte, del paradigma cartesiano, que opone mente y cuerpo (Das Neves, 2010, párr. 23).

Se trata de espiritualidades (así, en plural) que tienen como punto de partida lo que Ivone Gebara (2011) denomina la “valoración de la materialidad de la vida”.

a.Las espiritualidades preceden a las religiones y existen fuera de y sin ellas: “Esto es un abordaje supra-religioso del fenómeno de la espiritualidad. A veces puede estar en contradicción con el mundo religioso, en la medida en que las religiones sociohistóricas tienden a desarrollar perversiones o idolatrías, y a alejarse de sus fuentes originarias” (Das Neves, 2010, párr. 12).

b.La academia ha privilegiado una versión eurocentrada y patriarcal de la historia de “la” pedagogía. Sin embargo, esta tiene muchos orígenes, muchas historias, diversos lenguajes, múltiples expresiones. Todas las culturas han desarrollado tanto prácticas educativas como estrategias para aprender y enseñar. Por eso, este proyecto hace referencia a las distintas “pedagogías locales”, para acentuar el carácter histórico y contextual de las prácticas pedagógicas que los diferentes grupos humanos inventan con el fin de aprender, conocer, solucionar sus problemas y transformar su realidad.

3.Categorías de análisis

De los anteriores presupuestos se desprenden las tres siguientes categorías, a partir de las cuales se analizará la información recopilada a través de las conversaciones.

Las resistencias como expresión de las espiritualidades. Las resistencias se nutren de las espiritualidades y son expresiones de ellas. ¿Por qué las personas se sienten convocadas a actuar a favor de una causa concreta? ¿Por qué están dispuestas a hacer renuncias y a emprender luchas, con el fin de transformar una realidad que consideran injusta, excluyente, deshumanizante? Las respuestas a esas preguntas tienen que ver con las espiritualidades.

Espiritualidad como experiencia corpórea y comunitaria. Las espiritualidades son siempre experiencias que tienen lugar en la “materialidad de la vida”. Además, son vivencias convocantes: invitan a salir del individualismo y a restablecer las convivencias. Por eso, las espiritualidades poseen una evidente dimensión política.

Espiritualidades no fragmentarias y experiencias de interconexión. Este criterio coincide con lo que Faustino Teixeira (2009, p. 211) denomina “el sentido místico de la conciencia planetaria”. Ese sentido místico nace del sentirnos religados a todas las cosas. Las espiritualidades no nos hacen huir del mundo ni adversarlo, sino incluirnos en él, en conexión con los demás seres que lo conforman.

(Elaboración propia)

4.Conversando sobre espiritualidades desde la resistencia

En el caso concreto de los grupos y movimientos con los cuales se conversó en el marco de este proyecto, las personas resisten de muchas formas: a través del arte, de la lucha en las calles, de la construcción de procesos educativos diversos, de la formación en áreas de interés y de la información. Se resiste cocinando (“echándole leña al horno”); recuperando las historias de las mujeres; conociendo los derechos de todas las personas; promoviendo la autoestima; cuidando a los hijos, a las jóvenes madres y a la tierra; estando juntas y compartiendo sus historias de vida. Se promueve la resistencia desde la palabra y desde el cuerpo: “resistir es hacer algo para generar esperanza de transformación, hacer que quede el eco de lo que se hizo y lo que se dijo” (Voces Visibles3). Se resiste utilizando el arte y la tecnología: por ejemplo, la creación de documentales “se convierte en una excusa para abrir el diálogo, para generar conversación, para generar emociones” (Voces Visibles). Se resiste produciendo historias, en las cuales las personas pueden verse reflejadas y sentirse acompañadas.

En todos estos casos, hay motivaciones fuertes, las cuales hacen que la resistencia emerja, se mantenga en el tiempo, sea compartida por nuevos sujetos resistentes, genere resiliencia en los momentos particularmente adversos y produzca transformaciones personales, comunitarias y sociales.

A continuación, se abordan las motivaciones para la resistencia reconocidas a partir de las conversaciones realizadas con los grupos participantes en este proyecto, así como las dimensiones corpórea y comunitaria de esa resistencia y, finalmente, lo que podríamos llamar la perspectiva cosmológica de las espiritualidades.

4.1.Las resistencias como expresión de las espiritualidades

Las razones por las cuales se resiste, según los grupos que participaron en las conversaciones, son muy variadas, pero siempre hay una fuerte dosis de indignación que tiene lugar basada en la toma de conciencia. Los problemas no siempre son nuevos, algunos tienen siglos y han dejado huellas profundas: los ecocidios, las violencias contra las mujeres, la homofobia, la xenofobia, el racismo, la desvalorización de las actividades laborales de las mujeres.

Desde los grupos participantes en las conversaciones, las personas manifestaron su resistencia, por ejemplo, “al modelo capitalista que amenaza la convivencia entre las personas y la vida en el planeta” (Coecoceiba); a la agenda ambientalista impuesta por organismos internacionales (la cual es considerada insuficiente); al manejo destructivo de los bosques y de los ecosistemas; al racismo, a la homofobia, a la xenofobia y otras formas de violencia que matan; a la agresión y a aquellos mandatos culturales, sociales y religiosos que están en contra de la autonomía y del derecho de las mujeres a decidir por sí mismas y a vivir dignamente.

Lo que sí es nuevo es la concientización. Los momentos fundantes de los grupos y movimientos en resistencia están vinculados a la toma de conciencia en relación con una o varias amenazas. Hay conciencia, además, de que esas amenazas se entrecruzan y se refuerzan mutuamente, lo que hace más compleja y necesaria la resistencia.

Las motivaciones de los diferentes grupos, para iniciar y continuar la resistencia, fueron expresadas de formas muy diversas. Una de las manifestaciones más utilizadas fue el deseo. Las personas tienen deseos como respuesta a la indignación y la inconformidad: “Nos anima el deseo de que exista justicia ambiental, ecológica y de género” (Coecoceiba). “Sentimos un deseo y una pasión por establecer una relación más integral e íntima con los ecosistemas de los cuales todos los seres humanos son también parte” (Corcovado). También motiva el deseo del encuentro:

El deseo de encontrarnos, conocernos y compartir un abrazo. A eso lo llamamos sanar juntas, colectivamente. Nos une el deseo de organizarnos, la sororidad. Abrazar es acoger, reconocer, acuerpar respetando. Nos respetamos desde nuestros procesos, tiempos, historias. Nos une la posibilidad de actuar y transformar a través del arte, y el reconocimiento de la importancia de la disidencia” (Colectiva Caminando).

En otro grupo, es muy importante el “el deseo de compartir y fortalecer la identidad afro; de contribuir a superar todas las formas de discriminación, y de que la sociedad costarricense nos reconozca como personas afro; que no nos invisibilicen” (Asoc. de Mujeres Afro del Caribe).

Las personas externan el “deseo de reconocer los propios derechos, de aprender a luchar por ellas, de establecer una nueva relación con la tierra, con las semillas; querer tener incidencia política” (Mujeres rurales), “el deseo de conservar formas sanas de alimentación, con los recursos de la zona” (Construyendo Fortalezas).

El deseo expresa siempre una nostalgia por lo que se quiere obtener y no se tiene todavía, es consecuencia del extrañamiento, de la ausencia: “las mujeres están buscando felicidad en sus vidas. Porque lo que viven no les genera felicidad. Les motiva la esperanza en que es posible cambiar las cosas. Un cambio social y político para lograr una convivencia más igualitaria: sin opresión y discriminación a las mujeres” (Musade).

A veces, lo que motiva las resistencias es descrito también como preocupación: “Nos une una preocupación no solo por la conservación sino por el cuidado de la tierra. Igualmente nos une el deseo de articular el movimiento ambiental de las comunidades, fomentar el intercambio, la formación y la movilización” (Coecoceiba).

Otras veces, las motivaciones para la resistencia se exteriorizan a través de las convicciones:

Tenemos la convicción de que a pesar de las violencias e inequidades que sufren las mujeres y los cuerpos disidentes, es posible existir desde un lugar más equitativo, justo, amoroso. Nos anima el deseo de ir creando, transformando, desde lo popular, desde las comunidades. Y el optimismo ante la posibilidad de crear, de ir construyendo. También el placer de encontrarnos; la alegría, la celebración de la vida y de lo que hacemos. Nos anima la fuerza de la mujer. La cultura actual separa, incentiva la rivalidad en las mujeres, porque reconoce su fuerza transformadora. Sabe que “agruparse es un incendio…” (Colectiva Caminando).

Otra fuente de motivación es la sensibilidad de las personas y de los grupos, así como su capacidad para percibir los problemas del entorno: “Nos anima la creciente sensibilidad ciudadana en torno al tema ambiental, y particularmente en torno al recurso hídrico. También el hecho de que en otras zonas cercanas hay otros colectivos con las mismas preocupaciones, con los cuales están construyendo redes” (Conceverde). “Nos motiva que las personas pueden percibir los desafíos sociales y ecológicos” (Corcovado).

También, la identidad es fuente de resistencia: “Sienten que tienen una identidad afro. Hoy se resiste porque se valora lo propio” (Asoc. de Mujeres Afro del Caribe). Las personas resisten cuando “hacen que las niñas y los niños tengan la identidad. Se sienten unidas porque la Tierra tiene nombre de mujer, es una de ellas, es su madre. Y el Sol es su padre” (Mano de Tigre).

El conocimiento y la concientización igual generan y sostienen la resistencia. Por eso, son importantes la información y la formación frente a la desinformación alimentada por quienes tienen poder para controlar los medios: “La resistencia nace del conocimiento que van teniendo, la conciencia con respecto a los derechos que tienen como migrantes, como trabajadoras y como mujeres” (Red de Mujeres Nicaragüenses). Las personas con conocimiento y conciencia “resisten porque si se rinden ahora no habrá un futuro para sus hijos e hijas. El blanco nunca va a dar el respeto que los hijos de los indígenas merecen” (Mano de Tigre).

En síntesis, a través de las conversaciones con los grupos participantes, las personas expresan las motivaciones para la resistencia con categorías como sensibilidad, deseo, convicciones, identidades, conocimientos. Los conflictos –muchos de ellos de larga data– son percibidos ahora de forma distinta: como problemas y desafíos. diferentes modos de violencia (social, cultural, étnica, de género, contra los ecosistemas) generan indignación. Desde las propias identidades, la indignación da lugar al deseo, a la búsqueda y a nuevas etapas de concientización que refuerzan las convicciones de las personas y de las comunidades en resistencia: a los grupos en situación de resistencia “les une la conciencia con respecto a un sistema-modelo social que oprime y discrimina, y que genera distintas formas de violencia: patrimonial, física, psicológica, sexual, etc.” (Musade).

4.2.Espiritualidad como experiencia corpórea y comunitaria

Las luchas emprendidas por los grupos y movimientos en resistencia son experiencias comunitarias (aun cuando existen liderazgos importantes que acompañan los procesos). Las resistencias convocan, hacen que las personas se escuchen, marchen juntas, celebren sus logros, conversen, inventen formas originales de aprender.

Las resistencias, así como las violencias, pasan por el cuerpo de las personas. Las violencias dejan cicatrices, mientras que “la resistencia implica ternura y fuerza, cuidado y lucha” (Mano de Tigre).

La resistencia tiene que ver con los caminos que son recorridos por los cuerpos: la metáfora del camino aparece varias veces en las conversaciones: “Resistir es hacer algo para evitar que más mujeres pasen lo que han pasado, lo que han sufrido quienes tuvieron que cruzar por ríos y montaña. La resistencia se genera del recuerdo de lo vivido y sufrido. Ya no quieren más de eso” (Red de Mujeres Nicaragüenses). A las personas en resistencia “les da fuerza el caminar juntas y el abrazo. Viven una espiritualidad del abrazo. El saberse acompañadas. Y al saber que son creadoras y que no están solas, se agrupan” (Colectiva Caminando).

Los recuerdos también están inscritos en los cuerpos y alientan las luchas: las memorias comunitarias, así como las historias de las personas y de los grupos dan origen a narrativas que sostienen y robustecen la resistencia. Re-cuerdo, en su etimología, remite al corazón: re-cordar es volver al corazón, es volver a querer algo. No hay resistencia sin re-cuerdo.

La resistencia es una acción colectiva, no solo individual. “Se realiza desde el cuerpo, entendido como casa-territorio, y desde el territorio que rodea el cuerpo. Por eso es importante la intervención del espacio público. Pero también es una acción individual: se resiste desde la resistencia de cada una” (Colectiva Caminando). Lucha, cuerpo y resistencia son realidades estrechamente unidas: “la lucha del cuerpo guarda relación con la lucha de la resistencia. La resistencia es ternura y también es sacar las uñas. Sacan las uñas a veces con un discurso, con un lapicero, defendiéndose” (Mano de Tigre).

Grupo, reunión, colectivo, encuentro, comunidad son palabras frecuentes en los movimientos en resistencia. “Cuando los hijos se van, se va sintiendo el vacío. Por eso en el grupo aprendemos a compartir con las compañeras…. Eso nos renueva…. Crece la autoestima…. Ahora creo más en mí, y puedo decir primero yo. Antes siempre decía que primero los demás” (Construyendo Fortalezas).

Asimismo, las identidades reúnen a las personas y generan cohesión: “Nos reúnen muchas tradiciones que queremos mantener, relacionadas con nuestra cocina, nuestros peinados, la costura, los cultivos” (Asoc. de Mujeres Afro del Caribe). Y si las identidades reúnen, la re-unión refuerza la identidad: “Mantenemos la identidad desde antes de nacer, a través de los cuidados de la futura madre, a través del cuidado del cuerpo femenino” (Mano de Tigre).

La resistencia se vive en la cotidianidad, porque las violencias y los desafíos también son cotidianos: “En la cotidianidad es posible percibir la riqueza natural que tenemos y el desastre del que somos responsables si no asumimos la responsabilidad de proteger el recurso hídrico” (Conceverde). A las personas en resistencia, les “motiva el clima ameno que han creado como grupo. Allí se dan cuenta de que todas merecen vivir sin violencia…” (Construyendo Fortalezas).

La comunión se robustece también a través de la construcción de lugares, tiempos y objetivos que tienen carácter simbólico, en torno a los cuales se celebra la vida y se toma fuerza para la resistencia. Por ejemplo, para el grupo Mujeres del Maíz, el fogón encendido es un símbolo importante: “El trabajo de la cocina, es entendido ahora como forma de resistencia. La cocina, a la que siempre se han dedicado las mujeres de la comunidad, es ahora una oportunidad para conversar, para sentirse solidarias, para soñar juntas, para producir ingresos” (Mujeres del Maíz). Para las personas integrantes de Coecoceiba, “la Ceiba es lugar de reunión que invita a respetar el contacto que tienen las comunidades con el bosque, el árbol y con todas las formas de vida” (Coecoceiba). Por su parte, desde la Red de Mujeres Migrantes Nicaragüenses, se han creado ritualidades en torno al café: “Nos une el trabajo comunitario, en donde se promueve sobre todo la escucha. A veces lo que la gente necesita no es que le den algo, sino ser escuchadas. Esa fue la razón por la que fueron creadas las tardes de café: para compartir, para platicar, para jugar” (Red de Mujeres Nicaragüenses). En otros grupos son importantes las semillas: “En los encuentros arman un altar de semillas. Ellas expresan la relación con la vida, con los alimentos. Eso permite crear un espacio de encuentro y de solidaridad, una oportunidad para la ampliación de la producción de alimentos en las comunidades” (Mujeres rurales). La utilización de la palabra altar, para designar el lugar donde se exhiben las semillas, denota el carácter sagrado-simbólico del ritual.

Otras ritualidades guardan relación con la marcha, la manifestación, la exposición de los cuerpos, los carteles con mensajes de protesta, el grito de denuncia, etc.

4.3.Espiritualidades no fragmentarias

Los grupos y movimientos que participaron en las conversaciones promovidas desde este proyecto manifestaron de diversas maneras su experiencia de interconexión con el otro, la otra, lo otro. La resistencia nace de saberse parte de algo, de la comunidad, de los ecosistemas, del cosmos; de la conciencia de interdependencia: “Coecoceiba recoge de los pueblos originarios de Mesoamérica, el simbolismo de este árbol: La Ceiba, gigante de la América tropical, comunión del cielo y la tierra, señaladora del camino en la espesura del bosque, facilitadora del encuentro, del descanso. La comunidad se reúne a su sombra” (Coecoceiba).

Los grupos en resistencia “Sueñan con comunidades prósperas viviendo en armonía con el resto de la naturaleza, con comunidades vibrantes, que cuidan los ecosistemas porque se sienten parte de él” (Corcovado). Saben que “las especies que nos rodean desde los microorganismos de los suelos hasta los árboles son parte de un todo al que pertenecemos y que debemos proteger, porque ellos a la vez nos protegen a nosotros” (Corcovado).

Esta conciencia de ser parte (no dueños y explotadores) del planeta, de los ecosistemas, está presente en los distintos grupos, incluso en aquellos para quienes lo ecológico no es la causa prioritaria de lucha: “Las anima el deseo de cultivar una relación distinta con la tierra, una relectura de la tierra, vista no como algo que tienen que explotar, sino como una realidad que se cuida porque ella les cuida” (Mujeres rurales).

Los simbolismos y las ritualidades también expresan y celebran la energía de las cosas, de la tierra, de la luna, de las semillas, de la vida: “Las mujeres encuentran energía en sus ceremonias. Sboö les da la fuerza. Él es creador, que las hizo diferentes. Resisten porque creen que las mujeres son trasmisoras del conocimiento, son las semillas, son movimiento, como los movimientos de la luna. Las mujeres transmiten la energía de la tierra, de la semilla; transmiten conocimientos, son semilla de la lucha…. Mano de Tigre es una piedra fuerte. Las mujeres quieren ser fuertes como ella. Es la piedra del Abuelo Jaguar, que cuida la tierra. Ahí, en la piedra, y en su territorio, habita el Jaguar” (Mano de Tigre).

Varios de los grupos en resistencia han expresado que se distancian de toda ideología tendiente a obtener riquezas a través de la explotación de la tierra: “No nos interesa estar bañadas en dinero, sino vivir dignamente, y estar en armonía con la tierra, con las demás personas” (Mano de Tigre).

Hacia la tierra, las personas que participaron en las conversaciones manifestaron sentimientos de respeto y veneración: “La tierra es vida, es esperanza…. Nos da esperanza…. Es el lugar de la semilla…. Tenemos pasión por la tierra, por el campo. En el campo se ve lo que se hace…. en la casa no se ve” (Construyendo Fortalezas). Saben que “hay una fuerza interna que las hace ser, sentirse naturaleza, amar sus procesos corporales (no solo como algo biológico, sino, sobre todo, como una energía)” (Colectiva Caminando).

Intentando concluir

Las personas que participaron en las conversaciones a las que se ha hecho referencia aquí narraron sus luchas de resistencia y sus motivaciones para resistir. También describieron las prácticas sociales-educativas que han inventado. Insistieron en el carácter corpóreo y comunitario de sus luchas: todo pasa por el cuerpo (las violencias, los re-cuerdos, las ternuras, los abrazos, los peinados, las marchas). Han caracterizado las ritualidades, los elementos simbólicos y los lugares sagrados de donde toman energía. Han contado cómo esas ritualidades refuerzan las identidades y las resistencias.

Se han descrito las interconexiones que suponen la ruptura con las que al inicio de este trabajo han sido llamadas espiritualidades dualistas y fragmentarias. No se ha hablado de las religiones, pero sí se ha hecho referencia a múltiples religaciones: con el otro, la otra, los ecosistemas, la ciudadanía, la semilla, la Ceiba, el horno encendido, las compañeras en la tarde de café. Son religaciones que revitalizan, nutren la esperanza, otorgan sentido a las luchas y desvelan el sinsentido de las violencias.

También, las re-ligaciones pasan por los cuerpos: el abrazo, el gesto de ternura, el contacto distinto con la tierra; por la confección de tejidos y las prácticas de cocina heredadas de las ancestras… Se trata de religaciones que ayudan a resignificar la realidad y las luchas, las corporeidades, la cotidianidad, la territorialidad.

Las re-ligaciones (con la tierra, la otredad, la Ceiba, el horno, el tejido tradicional…) disponen a la lucha y a sacar las uñas: generan corporeidades indóciles, desobedientes, rebeldes.

La resistencia aparece como un conjunto de procesos personales y comunitarios que, precisamente porque atraviesa los cuerpos y los territorios, encamina a la re-existencia de las personas y las comunidades. Es importante reconocer esa dimensión política de la resistencia descrita reiteradamente a través de las conversaciones. La violencia, en todas sus formas, no puede ser tolerada ni legitimada. La concientización empuja a reconstruir las convivencias en términos de justicia, equidad, vida digna, respeto a los derechos de todas las personas, derecho a la ternura, a pensar, sentir y amar de formas diversas. Se trata siempre de inventar y reinventar prácticas que generan otros modos de estar siendo y de estar conviviendo.

Resisto, luego re-existo. La resistencia, en los últimos cuatro siglos, ha sido el camino para el reconocimiento de los derechos de las mujeres, los pueblos originarios y afroamericanos, las personas sexualmente diversas, las personas obreras, migrantes. Ningún derecho ha sido una concesión de los opresores, sino el resultado de luchas (muchas de ellas cruentas). Los sujetos resistentes, en todos los casos, sustentan sus luchas en convicciones, en memorias comunitarias, en identidades, en elementos simbólicos y espacios-tiempos rituales.

Los sistemas educativos normalmente instruyen para la obediencia, la sumisión, el aprendizaje individual orientado al éxito; forman para seguir directrices, competir, escuchar dictados, uniformar-homogenizar. Por eso, desalientan los gérmenes de resistencia que pueden habitar en las personas estudiantes y en el profesorado. En este contexto educativo, los movimientos y grupos en resistencia cuestionan también a los sistemas educativos y desvelan su condición de territorios ocupados por modelos que disciplinan y moldean subjetividades sumisas.

Los grupos y movimientos en resistencia lanzan, además, cuestionamientos a las instituciones religiosas y a su muy limitada capacidad para alentar la resistencia ante las injusticias y ante todas las formas de violencia que degradan a las personas, las comunidades y las culturas. Queda la tarea, para estas instituciones, de re-visitar sus tradiciones y sus textos sagrados, con el propósito de identificar en ellos aquellos gérmenes de rebeldía y de osadía que quizá han sido deliberadamente ocultados como estrategia a la hora de mantener espacios de poder.

Referencias

Gebara, I. (2011). Espiritualidad desde la materialidad de la vida. Primera Reflexión de la Jornada/Retiro Espiritual con Ivone Gebara en México. https://soundcloud.com/estudiosecumenicos/ivone-gebara-espiritualidad

Grácio das Neves, R. (2010). Apuntes para una eco-espiritualidad holística. Versión. Revista Latinoamericana de Teología. https://www.servicioskoinonia.org/relat/400.htm

Leme, M. y Méndez, M. (2022). Sistematización de conversaciones con movimientos en resistencias (documento inédito).

Teixeira, F. (2009). O sentido místico da consciência planetária. En P. Ribeiro de Oliveira y J. C. de Souza (orgs.), Consciência planetária e religião (pp. 211-221). Paulinas.

Biografía de la persona autora

José Mario Méndez Méndez es académico en la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, Universidad Nacional, Costa Rica. Doctor en Filosofía Iberoamericana por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, El Salvador. Integrante de la Red de Interculturalidad de Costa Rica.


1 Este artículo nace del proyecto Educaciones, espiritualidades y resistencias: vivencias pedagógicas y sociorreligiosas liberadoras para la niñez y adolescencia, de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión (Universidad Nacional, Costa Rica).

2 Este es un documento inédito que recoge y sistematiza la información recopilada, a través de las conversaciones con los diferentes grupos que tomaron parte en el proyecto, durante el 2022.

3 Aquí, y en adelante, para las citas textuales referidas a las conversaciones, se otorgará la autoría al grupo o movimiento correspondiente y no a las personas. Esta opción se debe a que en la mayoría de las conversaciones participaron varias personas que hablaban siempre en nombre del movimiento. La información completa está recopilada en el documento inédito titulado Leme y Méndez, 2022, s.n..

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