letras
Revista de Teología
Revista de Estudios Sociorreligiosos

Volumen 16, Número 1, 2023
ISSN 2215-227X • EISSN: 2215-2482
Recibido: 2/2/2023 • Aprobado: 5/2/2023
Doi: https://doi.org/10.15359/siwo.16-1.7
URL: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/siwo
Licencia (CC BY-NC 4.0)


ISIDRO LABRADOR: PATRIMONIO RELIGIOSO CULTURAL COSTARRICENSE

Isidore the Laborer: Costa Rican Religious Cultural Heritage

Isidro Lavrador: patrimônio cultural religioso da Costa Rica

Luis Carlos Bonilla Soto

Universidad Estatal a Distancia

San José, Costa Rica

lcbonillasoto@gmail.com

https://orcid.org/0000-0003-0569-5975

RESUMEN

Este estudio identifica el patrimonio cultural tangible que ha generado la devoción a San Isidro Labrador en Costa Rica. Para ello, se analizan las edificaciones con declaratoria de patrimonio arquitectónico cultural del Estado, bajo el patrocinio de este santo, y se revisan las esculturas de San Isidro existentes en 75 lugares de culto católico, seleccionados a partir de 3 criterios: 1. iglesias católicas dispuestas bajo el título de San Isidro; 2. iglesias católicas situadas en pueblos en los que se realizan desfiles en honor al santo labrador, en el mes de mayo; 3. iglesias católicas con declaratoria de patrimonio cultural, según la Ley 7555 de la República de Costa Rica.

PALABRAS CLAVES: bienes culturales muebles; Costa Rica; iglesias; San Isidro Labrador.

ABSTRACT

This research identifies Costa Rican Religious Cultural Heritage around Isidore the Laborer cult in 2 ways. First, it analyzes churches declared as the nation’s cultural architecture heritage, with Saint Isidore title. Second, it studies Saint Isidore sculptures in 75 catholic churches chosen by 3 criteria: 1. catholic churches with Saint Isidore title; 2. catholic churches located in communities, where people prepare anual parades every May in honor of Laborer Saint; 3. catholic churches declared as cultural architecture heritage by the Law 7555 of the Republic of Costa Rica.

KEYWORDS: Costa Rica; churches; cultural property; Saint Isidore the Laborer.

RESUMO

Este estudo identifica o patrimônio cultural material que gerou a devoção a São Isidro Lavrador na Costa Rica. Para isso, foram analisados os edifícios com declaração de patrimônio arquitetônico cultural do Estado sob o patrocínio deste santo e as esculturas existentes de São Isidro na Costa Rica. Foram revisados 75 locais de culto católico selecionados com base em 3 critérios: 1. igrejas católicas organizadas sob o título de San Isidro; 2. igrejas católicas localizadas em cidades onde são realizadas as procissões em homenagem ao santo lavrador no mês de maio; 3. igrejas católicas com declaração de patrimônio cultural de acordo com a Lei 7.555 da República da Costa Rica.

PALAVRAS CHAVES: bens culturais materiais; Costa Rica; igrejas; São Isidro Lavrador.


1.ASPECTOS INTRODUCTORIOS

El objetivo de este estudio es identificar el aporte al patrimonio cultural tangible que ha generado la devoción a San Isidro Labrador en Costa Rica. Para ello, se analizan las edificaciones con declaratoria de patrimonio arquitectónico cultural del país, bajo el patrocinio de este santo madrileño, y se revisan las esculturas de San Isidro existentes en 75 lugares costarricenses de culto católico1, las cuales se seleccionaron a partir de 3 criterios fundamentales:

1.iglesias católicas dispuestas bajo el título de San Isidro;

2.iglesias católicas situadas en pueblos en los que se realizan desfiles en honor al santo labrador, en el mes de mayo;

3.iglesias católicas con declaratoria de patrimonio cultural, según la Ley 7555 de la República de Costa Rica.

Aunque existe un vínculo estrecho entre el patrimonio cultural material e inmaterial, este artículo se concentrará en los bienes patrimoniales tangibles, tanto muebles como inmuebles, que existen en Costa Rica y son producto de las manifestaciones piadosas católicas ligadas al culto a San Isidro Labrador.

En un primer momento, se expone la relación entre la religiosidad de los pueblos y el patrimonio cultural tangible, para, posteriormente, presentar una reseña del acervo patrimonial de 4 iglesias dispuestas bajo el patronazgo de San Isidro Labrador, que fueron declaradas patrimonio histórico arquitectónico de Costa Rica. Estas incluyen las edificaciones de Barbacoas de Puriscal, de San Isidro de Coronado y de Balsilla de Mora, las cuales cuentan con una declaratoria en firme; además, se incluye la iglesia de San Isidro de Heredia, pues la firma del decreto fue revertida por el Poder Ejecutivo de la República, debido a diversas presiones de las personas parroquianas.

Figura 1. Detalle de la imagen textil de San Isidro Labrador en el palio empleado en las procesiones eucarísticas de la parroquia de San Isidro de Coronado

Fuente: Inventario de arte sacro y objetos destinados al culto, Arquidiócesis de San José, 2007-2014.

Seguidamente, se presentan 64 obras con relevancia patrimonial: 1 pieza de orfebrería, 1 mosaico, 3 textiles, 3 vitrales y 55 esculturas, seleccionadas en las 75 iglesias que cumplían con los criterios establecidos. Estas se agrupan según características formales y autoría. Aunque la selección de obras presentada no es exhaustiva, representa un buen número de piezas con relevante valor patrimonial respecto a la temática en cuestión.

Como antesala, cabe señalar que la vida del santo venerado en la tradición cristiana católica se remonta al siglo XII. Su existencia de santo se reconstruye de manera póstuma, a partir del códice de Juan Diácono, fechado alrededor del siglo XIII (Puñal y Sánchez, 2013), y en él se omiten detalles biográficos, tanto así que no se anotan los nombres de su esposa e hijo (pese a que la tradición los identifica como María Toribia, canonizada como Santa María de la Cabeza, e Illán) y en su lugar se privilegia la descripción de una serie de milagros, los cuales, según Fernández (2001), se pueden clasificar en 3 tipos: 1. para afianzar el culto al santo; 2. hidráulicos y 3. de concesión de salud.

Se dice que el primer trabajo de San Isidro fue de pocero (zahorí) y que, por su habilidad para identificar sitios de donde brotaban aguas subterráneas, se le dio el calificativo de milagroso, tanto para quienes necesitaban el líquido con propósitos de riego, como para aquellas personas que les atribuían propiedades curativas (Jarquín, 2021). Asimismo, por la devoción que tenía Isidro de asistir diariamente a la misa, surge la historia de los ángeles que araban la tierra para adelantar su faena y compensar así su amor por la eucaristía (Puñal y Sánchez, 2013).

En el 2022, se realizó un estudio forense al cuerpo venerado en la iglesia Colegiata de San Isidro (ver figura 2), por parte de especialistas del Departamento de Medicina Forense de la Universidad Complutense de Madrid, en el cual se afirma lo siguiente:

Del estudio antropológico físico se puede concluir que San Isidro era un hombre de entre 35 y 45 años, con una estatura de entre 167 y 186 cm. Estos datos coinciden con algunos aspectos conocidos de la biografía como el sexo y la estatura; y determinan que la correspondencia de edad establecida a través de la bula papal de Benedicto XIII se aproxima más a la edad osteológica que se ha podido observar a través de la necro-TC (Moya et al., 2022, pp. 46-47).

Aunque la principal devoción al santo se da en Madrid, en América Latina su culto se desarrolla durante la época colonial, a partir de la popularidad desatada por la canonización, impulsada con insistencia por la Corona española, de Isidro junto a Teresa de Ávila, Ignacio de Loyola, Felipe Neri y Francisco Javier, el 12 de marzo de 1622 (Labarga, 2020). Un ejemplo de la expansión del culto en Latinoamérica es la fundación de San Isidro, en Maunabo, Puerto Rico, en 1799 (Puñal y Sánchez, 2013).

Figura 2. Reconstrucción facial de San Isidro Labrador a partir del informe forense del cuerpo venerado en la iglesia de La Colegiata en la capital española, a cargo de la Universidad Complutense de Madrid

Fuente: Moya et al. (2022).

En el caso de la diócesis de Nicaragua y Costa Rica, la figura del santo no destaca entre las devociones coloniales, como sí lo fueron San José, San Antonio, San Benito de Palermo, San Blas, San Francisco, San Sebastián y Santa Rita (Velázquez, 2016). Tampoco el nombre Isidro figuró de manera recurrente en las pilas bautismales entre 1728 y 1800, como lo eran José, Francisco, Antonio, Juan, Joaquín, Pedro o Miguel (Velázquez, 2016), denominaciones ligadas, de modo estrecho, a las devociones impulsadas por la orden franciscana, la que tuvo, de manera casi exclusiva, la tarea evangelizadora en la provincia de Costa Rica, durante el periodo colonial.

Llama la atención que en otras partes del mundo los franciscanos sí dieron impulso a la devoción al santo labrador, como sucedió en la iglesia de San Isidro en las estribaciones del Pincio, en Roma, en 1622, o en la de San Isidoro Agrícola, construida en la misma ciudad, en 1623. En el caso de Costa Rica, no se ha ubicado el momento preciso en el que inició el culto a San Isidro, pues, aunque existe una valiosa escultura de este santo en el museo de la iglesia colonial de San José de Orosi, no figura en el inventario de dicha iglesia, fechado de 1785, ni tampoco se hace referencia a la obra en la investigación que Eladio Prado (1983) hizo sobre la orden franciscana en la década de 1920, en cuya publicación se anotan las imágenes allí presentes en los primeros años del siglo XX.

Figura 3. Esculturas policromadas de San Isidro; a la izquierda, la imagen de Sabanilla de Alajuela; al centro, la que se conserva en el Museo de San José de Orosi; a la derecha, la escultura tallada por Lico Rodríguez, que se conserva en la iglesia de San Isidro de San Ramón.

Fuente: Parroquia de Sabanilla, Santamaría (1996) y Edgar Rodríguez Arias.

Las parroquias más antiguas en el país dispuestas bajo el patrocinio de este santo son San Isidro de Heredia y San Isidro de Coronado, ambas erigidas por el segundo obispo de Costa Rica, Bernardo Augusto Thiel Hoffman; la primera, el 26 de diciembre de 1881, y la segunda, el 29 de diciembre de 1881, a partir de la división de la parroquia de San Vicente Ferrer de Moravia (AHABAT, Fondos Antiguos, documentación encuadernada, caja n.º 185, exp. n.º 45 de 36 folios). Las primeras ermitas de sendas parroquias se remontan a los años 1862-1863, de modo que, con esto, se puede ubicar el aumento devocional a San Isidro en Costa Rica, durante la segunda mitad del siglo XIX.

Otras parroquias erigidas bajo el patrocinio del santo son San Isidro de El General, en 1914; San Isidro de Barbacoas en Puriscal; en 1920; San Isidro de Carmona en Nandayure, en 1952; y San Isidro del Guarco, en 2002. Las respectivas ermitas fueron construidas décadas antes de la creación de las jurisdicciones parroquiales y se relacionaban con una devoción católica asociada de modo directo con la economía agraria preponderante en el país en esa época, de lo cual dan cuenta las actividades festivas en el mes de mayo, todas ligadas a implorar la bendición de Dios de la mano de Isidro sobre campos, cultivos, animales y herramientas de labranza, tal como se reseña en una bendición de bueyes cien años atrás:

A cada nueva carreta que pasa por delante de la imagen, mil cabezas sobresalen del gentío llenas de curiosidad por ver lo que el conductor de ella da para el santo. El momento es de suprema emoción: el boyero detiene su yunta ante el cura, hace una reverencia a la imagen, y respetuosamente pone en la bandeja que está a sus pies, el donativo. Después espera que la largueza sea pagada, con las respectivas gracias del tribunal que lo observa, y con una solemne rociada de agua bendita.

Algunos donantes son espléndidos: atan en cada cuerno del animal hasta un billete de veinte colones que el sacristán se apresura a reemplazar diligentemente por una banderita de colores con la inscripción: El glorioso San Isidro Labrador colme de gracias a sus hijos de Coronado, mientras la muchedumbre aplaude y grita frenéticamente y entusiasmada (Castro, 1923, p. 91).

Las referencias a las prácticas culturales en torno a la devoción a San Isidro Labrador, tanto en el pasado como en el presente, evidencian “la pervivencia de un culto ligado a las labores agrícolas” (Jarquín, 2021, p. 270) en América Latina y permiten contextualizar la existencia de un considerable número de objetos muebles e inmuebles que, como vestigios de cultura material, dan cuenta de las formas de actuar, sentir, creer y pensar de las poblaciones marcadas por la religiosidad católica.

2.APORTES DE LA RELIGIOSIDAD AL PATRIMONIO TANGIBLE

La liturgia y la piedad popular de la tradición cristiana católica han posibilitado el surgimiento de un sinnúmero de manifestaciones culturales susceptibles de estudio desde las artes, las ciencias antropológicas, sociológicas, teológicas e históricas. El culto a San Isidro es ejemplo de ello, pues, desde la perspectiva patrimonial bajo la que se realiza esta investigación, la cultura material producto de la fe a San Isidro se ajusta a lo definido por la UNESCO (2006) como patrimonio, en tanto es un legado, herencia de generaciones pasadas, en uso por las sociedades presentes y dispuesto para ser conocido en el futuro, de modo que, por sus cualidades corpóreas, de trascendencia histórica y su carácter de unicidad, requiere ser conservado (Cordero, 2021).

En el mundo existe un conjunto numeroso de bienes históricos, artísticos y literarios que dan cuenta del culto religioso a San Isidro Labrador. Al respecto, Puñal y Sánchez (2013) describen y analizan los documentos historiográficos en torno a la vida del santo, con énfasis en el códice medieval de Juan Gil de Zamora, así como los textos monográficos dedicados a exponer la vida del patrón de Madrid, luego de su canonización ocurrida en 1622, además de los escritos poéticos escritos en su honor, entre los que destaca “El Isidro”, de Lope de Vega, redactado entre 1596 y 1597.

Figura 4. Comparativa de la procesión patronal en Coronado; a la izquierda, la imagen de San Isidro llevada en andas; a la derecha, fotografía de Manuel Gómez Miralles, del patrono procesionando en vehículo automotor (ambas fotografías sin fecha).

Fuente: Colección AHABAT, 280 y colección parroquial de San Isidro de Coronado.

A esto se suma la iconografía medieval y moderna del santo, la cual es “muy amplia en innumerables lugares de España, Europa, América y Filipinas” (Puñal y Sánchez, 2013, p. 155). En el caso español, las representaciones más antiguas lo muestran con la vestimenta utilizada por los campesinos del siglo XII y ornamentado con diseños estilo mudéjar, hecho que se asocia a la liturgia hispano mozárabe de cuyos ritos participó Isidro en vida.

En las artes plásticas, destacan las esculturas de Gregorio Fernández (1628); Juan Ron (1732); José de Oñate (1751); Ventura Rodríguez, quien diseñó, entre 1767 y 1769, la “Gloria de San Isidro” de la Colegiata, donde el santo aparece entre nubes, de rodillas, rodeado de ángeles e instrumentos de agricultura; Juan Pascual de Mena y Salzillo (talladas en el siglo XVIII). En la pintura, destacan el “Milagro del pozo”, realizada por Alonso Cano, entre 1646 y 1647; los frescos de Corrado Giaquinto para la capilla del Palacio Real de Madrid, en 1759 y 1760, y los “Santos labradores” de Ramón Bayeu, de 1775.

En el caso latinoamericano, el culto a los santos es amplio y pluriforme. La devoción a San Isidro Labrador se ha traducido en danzas como la de “los locos de San Isidro” en Venezuela (López, 2013), la “danza del pasajero en México” (Jarquín, 2021) o la danza de la diablada en Moche, Perú (Mondragón, 2015; Saldaña, 2020). Tal devoción se ha vuelto sincrética en la veneración del Orisha Oko, en las Antillas (Cabrera, 1997), ha posibilitado la creación de un número considerable de cánticos, peregrinaciones y bendiciones de campos de cultivo, animales y herramientas de labranza; una vasta imaginería dispuesta en altares o prevista para procesiones; y varias obras arquitectónicas eclesiásticas destacadas, bajo el título del santo, en las tierras que fueron colonias españolas.

En territorio costarricense, destacan las misas votivas; las procesiones con desfile de carretas; bendiciones de campos, cultivos, animales y vehículos; así como festejos religiosos con ventas de comidas típicas, realización de juegos tradicionales, reinados para recaudación de fondos, topes, partidos de fútbol, juegos mecánicos, juegos de pólvora y rifas del “almuerzo de San Isidro”, en múltiples pueblos donde el santo labrador es el patrono principal de la comunidad o porque es venerado con gran realce. Por esta razón, las manifestaciones y expresiones de la religiosidad popular se han incorporado en los inventarios culturales realizados por el Ministerio de Cultura y Juventud del país (Chanto, 2018).

La práctica de las imágenes peregrinas también se encuentra entre las actividades que se celebran en torno a San Isidro, en Costa Rica, ejemplo de ello es la dinámica de peregrinación de la imagen del santo en la comunidad de El Alumbre, en Cartago. Allí las personas devotas compusieron una canción para pedir limosna mientras la imagen transita de casa en casa, esta dice:

Labradores somos / de la tierra venimos / San Isidro nos acompaña / y una limosna pedimos

qué bello es el cielo / qué bello es el sol / qué bellos son los campos / bendito sea Dios.

San Isidro les agradece / su colaboración / bendice a su familia / y a sus cosechas también.

Figura 5. Camarín con escultura policromada de San Isidro limosnero, iglesia de El Alumbre, Corralillo, Cartago

Fuente: Inventario de arte sacro y objetos destinados al culto, Arquidiócesis de San José, 2007-2014.

3.ESPACIOS DE CULTO CON RELEVANCIA PATRIMONIAL

En Costa Rica, existe un conjunto importante de iglesias católicas patrimoniales que son referentes identitarios de comunidades específicas y algunas se han convertido, incluso, en imágenes icónicas del país, puesto que son presentadas de manera recurrente en información turística, para atraer visitantes, o se aluden de manera frecuente en conversatorios sobre aspectos patrimoniales y de creación artística.

4 de las edificaciones referidas con relevancia patrimonial tienen como santo titular a San Isidro, hecho que está asociado estrechamente al paisaje rural al que se ligaban las intenciones de quienes las edificaron y, en caso del territorio parroquial al que sirven en la actualidad, las dinámicas productivas vigentes asociadas a la tierra. Estas iglesias son las de San Isidro de Barbacoas, San Isidro de Coronado, San Isidro de Balsilla de Mora y San Isidro de Heredia.

3.1 San Isidro de Barbacoas de Puriscal

La iglesia parroquial de Barbacoas de Puriscal, en la provincia de San José, fue declarada patrimonio histórico arquitectónico mediante el Decreto Ejecutivo n.º 28244-C del 30 de noviembre de 1999. Entre los considerandos del decreto de declaratoria se afirma que este inmueble testifica la cohesión comunal y el hilo histórico de la zona puriscaleña, además de que tiene las características típicas de los inmuebles construidos en la década de 1930 del siglo XX.

Los planos de esta iglesia, de rasgos neogóticos con adaptaciones criollas en su interior, fueron traídos de Roma por el padre Roberto López Varela y sobre el inicio de su construcción se puede leer, en uno de los boletines parroquiales de Santiago de Puriscal, lo siguiente: “El doce de septiembre se comenzó a armar la nueva Iglesia de ese lugar. Con el entusiasmo del Sr. Cura y sus feligreses parece que pronto la armarán y la taparán. Quiera San Isidro su patrono que pronto estrenen la nueva Iglesia” (Boletín El Apóstol, año II, n.° 17, octubre de 1935).

Entre sus elementos estéticos destacan, por su belleza y su fina laboriosidad, los arcos ojivales de madera de los interiores, los cuales posibilitan a quien ingresa a este espacio litúrgico, situarse de manera rápida en un lugar completamente distinto al exterior, lo que potencia la percepción de lo sagrado, lo separado de lo cotidiano y de lo común. También sobresale la presencia de imaginería de excelente calidad, tanto la de manufactura nacional como la que fue traída de Europa.

Figura 6. Vista posterior de la imagen patronal e interiores de la iglesia parroquial de Barbacoas de Puriscal. Nótese la colocación de atributos campesinos: calabazo, chonete y alforjas.

Fuente: Fotografía del autor.

La zona del país donde se ubica esta iglesia fue tildada otrora como el granero de Costa Rica, de modo que la pujanza económica, ligada a la producción agraria, se tradujo, en la primera mitad del siglo XX, en una serie de iglesias levantadas en madera y cubiertas en todo su exterior con materiales metálicos, así como en la adquisición de imaginería de alto valor artístico. Sin embargo, las desaparecidas iglesias de Grifo Alto y Desamparaditos, al igual que la iglesia patrimonial de San Pedro de Pedernal, aún en pie, pese a ser diseñadas y construidas con el mismo estilo que la de Barbacoas, no igualaron su tamaño ni sus detalles ornamentales.

Incluso, la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de Piedras Negras de Mora, declarada también como patrimonio histórico arquitectónico de Costa Rica y que fue en otra época la iglesia principal de la parroquia del mismo nombre, ubicada a 9 km de la iglesia de Barbacoas, no se equipara en dimensiones y ornamentación. Lo anterior, pese a que fue construida en la misma década y está puesta bajo el patrocinio de la patrona de Costa Rica, lo cual da una noción de los ingresos captados en otro momento por la parroquia puesta bajo la protección del santo labrador.

Figura 7. Vista general y detalles de los medallones decorativos de un cáliz con la inscripción “F. Printz y M. Gladbach” de la iglesia parroquial de Coronado. Los motivos iconográficos evidencian 4 importantes devociones en dicha comunidad: el Corazón de Jesús, la Inmaculada Concepción, San José y San Isidro Labrador.

Fuente: Inventario de arte sacro y objetos destinados al culto, Arquidiócesis de San José, 2007-2014.

3.2 San Isidro de Coronado

Esta edificación es el resultado del trabajo constante que realizó la población campesina del cantón josefino de Coronado junto al Pbro. Rubén Fernández y es expresión de la experiencia de fe cultivada en estas tierras, denominadas originalmente como San Isidro de la Arenilla; fue declarada patrimonio histórico arquitectónico mediante el Decreto Ejecutivo n.º 33635-C del 31 de octubre de 2006. Esta iglesia fue diseñada con estilo neogótico por los arquitectos Teodorico Quirós Alvarado y Francisco Kurtze, entre 1921 y 1935. La colocación de la primera piedra fue en 1930 y en su construcción se empleó mampuesto de fábrica y metal importado de Krupp & Cía de Alemania (Aranda, 2020).

El culto al santo se evidencia en distintos objetos utilizados para la devoción popular y la liturgia. En cuanto a lo primero, se tiene la imagen del patrono atribuida a los escultores Serapio Ramos y su hijo Miguel Ramos Pacheco, la cual fue dotada de un anda voluminosa y con líneas del gótico, de la que solo se conserva, en la actualidad, la parte superior (ver figura 4); asimismo, se resguarda un chuzo de madera con fina ornamentación de hojas con baño de oro.

Figura 8. Diseños de las fachadas oeste y sur de la iglesia de Coronado firmados por el arquitecto y artista costarricense Teodorico Quirós Alvarado, conservados en la parroquia de Coronado

Fuente: Inventario de arte sacro y objetos destinados al culto, Arquidiócesis de San José, 2007-2014.

Entre los objetos destinados al uso litúrgico, se cuenta con un cáliz en el que figura Isidro en uno de los medallones esmaltados; el personaje es presentado en actitud devota, con el sombrero en mano, el azadón abrazado y vestido de trabajador. A esto se suma la presencia del santo en bienes textiles, como en el palio para las procesiones eucarísticas. Situación similar sucede con San Isidro de Heredia, que cuenta con un palio y una capa pluvial con imágenes del santo, lo cual da a entender que el culto al patrono no se reduce a sus fiestas en el mes de mayo, sino que, bajo su intercesión, se celebran las demás acciones litúrgicas de las comunidades parroquiales.

3.3 San Isidro de Balsilla

Esta ermita se ubica en la parroquia de Barbacoas de Puriscal, fue diseñada por el maestro de obras Denario Delgado y construida por habitantes de la comunidad; se declaró patrimonio histórico arquitectónico mediante el Decreto Ejecutivo n.° 43355-C del 27 de octubre de 2021. Los justificantes considerados para realizar la declaratoria son su antigüedad, pues sobrepasa los cien años, mantener en alto grado de integridad los rasgos con los que fue construida y compartir el estilo victoriano de un conjunto destacado de edificaciones religiosas en las zonas rurales costarricenses.

Figura 9. Iglesia de Balsilla de Mora, construida con la mano de obra gratuita de quienes poblaron el lugar entre 1918 y 1919

Casa en medio de campo

Descripción generada automáticamente

Fuente: Fotografía del autor.

La edificación está incorporada al paisaje rural de un pueblo del valle central, por lo que viene a ser testimonio de los asentamientos de personas agricultoras que se comenzaron a crear en distintas regiones del país, entre la segunda mitad del s. XIX y la primera mitad del XX. Permite observar la importancia que tenía la iglesia, como lugar de culto y referente de las prácticas culturales, en las dinámicas de las poblaciones costarricenses, pues se ubica de manera destacada en la ocupación del espacio y se crea con un lenguaje arquitectónico sobresaliente.

Entre los bienes muebles relevantes de esta iglesia, se halla la imagen del santo patrono (ver figura 16), acompañada de la yunta de bueyes como atributo identificador del personaje. En dicho elemento escultórico, se observa la decoración del yugo, según los diseños pintados en las carretas y demás instrumentos asociados a la práctica patrimonial inmaterial del boyeo en Costa Rica. Así, la figura del santo queda inculturada en el contexto identitario en el cual se le tributa devoción, pues la carreta es parte consustancial de los desfiles de boyeros en honor a los santos patronos, acorde con la costumbre de la religiosidad católica aquí expresada (Murillo y Álvarez, 2009).

3.4 San Isidro de Heredia

Este es el caso de un inmueble de importancia patrimonial, sin declaratoria oficial. En el oficio CPC-2197-05, del 22 de setiembre de 2005, los funcionarios del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural que efectuaron el estudio de 3 inmuebles isidreños propuestos para ser declarados patrimonio nacional afirman contundentemente que la iglesia de San Isidro es el inmueble de mayor valor histórico arquitectónico en este cantón herediano. Pero, aunque se declararon patrimonio los otros inmuebles, la iglesia no.

Esta iglesia es la segunda de este asentamiento humano, inició su construcción en el curato de Gregorio de Jesús Benavides Rodríguez, en 1894 (Zamora, Álvarez y Vives, 2002). Los planos fueron encargados al ingeniero Lesmes Jiménez Bonefill y en su elaboración colaboró Manuel Benavides Rodríguez, hermano del cura párroco, quien estudiaba ingeniería en Europa y medió el encargo de estructuras metálicas. Para la construcción se designó a Nicolás Hernández como maestro de obras y en su edificación se empleó mampuesto de fábrica y metal importado de Bélgica (Aranda, 2020).

La ornamentación de la iglesia, con imaginería, altares, muebles, vitrales y pinturas se ha realizado de manera progresiva y cambiante hasta la actualidad, de modo que se han incorporado y eliminado elementos con el pasar del tiempo. Entre las obras de arte que decoran este lugar de culto destaca el conjunto de 26 vitrales, entre los que está el figurativo de San Isidro, quien se presenta de manera inculturada con la representación de una carreta típica costarricense, cuya idea también se muestra en el vitral del santo labrador de la iglesia de San Francisco de Tabarcia, ambos confeccionados por el Instituto Tirolés de Pintura y Mosaico en Vidrio, ubicado en Innsbruck, en la década de 1950.

Figura 10. Vitrales con el santo labrador como tema central.
De izquierda a derecha: vidriera en la iglesia de San Isidro de Heredia, vitral de San Isidro del Guarco, Cartago, y vidriera de la iglesia de San Francisco de Tabarcia, Mora.

Fuente: Fotografías del autor.

La ornamentación de la iglesia, llevada a cabo bajo la dirección del artista Salvador Fedullo en la década de 1930, las esculturas, los vitrales y el púlpito importados desde el Tirol, el altar de mármol encargado en 1927 a la casa Luissi Pietra Santa de Italia, así como la imagen de Cristo Rey y los ángeles de adoración tallados en madera y policromados por el artista costarricense Manuel Zúñiga Rodríguez, son muestra de la dotación de obras de arte para este templo parroquial. Ello está asociado a la capacidad de generar recursos económicos a beneficio de la Iglesia por parte de esta población, conformada en sus inicios por personas agricultoras procedentes de San Rafael, San Pablo y Santo Domingo de Heredia, quienes hicieron denuncios de tierra a mediados del siglo XIX y generaron una actividad económica basada en el cultivo de la tierra y la lechería (Zamora, Álvarez y Vives, 2002).

4.Imágenes de San Isidro Labrador relevantes en Costa Rica

El apartado anterior permite observar cómo se conformó, en 4 edificaciones de importancia arquitectónica patrimonial, un acervo de bienes artísticos y de culto sobresaliente, que fue posible adquirir gracias al aporte de las personas devotas de San Isidro, las cuales, por medio de prácticas piadosas y actividades tanto lúdicas como festivas, pudieron reunir los fondos necesarios para levantar edificaciones complejas, dotarlas de menaje de alta calidad y adquirir obras de arte de elevado valor en el mercado de su época.

No obstante, otros bienes patrimoniales de importante valor, relacionados con el culto a San Isidro, se hallan en otras iglesias y colecciones. Para efectos de esta investigación, se revisaron las obras situadas en 75 lugares, entre los que se destacan, por su valor artístico e histórico, 64 localizadas en 53 iglesias y 1 en una colección estatal (ver tabla 1).

Tabla 1. Imágenes destacadas de San Isidro Labrador, según tipo de objeto y ubicación

Ubicación

Escultura

Mosaico

Orfebrería

Textil

Vitral

San Isidro Labrador, Heredia

2

3

1

San Isidro de Coronado

1

1

1

San Francisco de Tabarcia, Mora

1

1

Catedral de San Isidro de El General

1

1

San Isidro de La Cucaracha, El Guarco

1

San Isidro, El Alumbre, Cartago

2

B.° El Socorro, Sto. Domingo, Heredia

1

Bijagual, Turrubares

1

Corralar, Mora

1

Cristo Rey, Vuelta de Jorco, Aserrí

1

Dulce Nombre de Guayabo, Mora

1

Guadalupe, Toledo, Acosta

1

Inmaculada de Pozos, Santa Ana

1

La Legua, Puriscal

1

Museo Nacional de Costa Rica

1

Ntra. Sra de las Mercedes, Grecia

1

Ntra. Sra. del Pilar, Tres Ríos

1

Ntra. Sra. del Socorro, Frailes

1

Ntra. Sra. de Ujarrás, Paraíso

1

Palmichal, Acosta

1

Piedades, Santa Ana

1

Sabanilla, Alajuela

1

San Andrés, León Cortés

1

San Bartolomé de Barva

1

San Cristóbal Sur, Desamparados

1

San Francisco de Agua Caliente, Cartago

1

San Gabriel, Aserrí

1

San Isidro de Alajuela

1

San Isidro de Sabanillas, Acosta

1

San Isidro de Salitrillos, Aserrí

1

San Isidro Labrador de Barbacoas, Puriscal

1

San Isidro Labrador, Balsilla de Mora

1

San Isidro Labrador, La Suiza, Turrialba

1

San Isidro, El Llano, Desamparados

1

San Isidro, La Gloria de Puriscal

1

San Isidro, Mercedes Norte, Heredia

1

San Isidro, San Ramón

1

San José, Barreal, Heredia

1

San José, Orosi

1

San Juan Bautista, Tobosi

1

San Juan Evangelista, La Legua, Aserrí

1

San Luis de Tolosa Aserrí

1

San Martín, Bustamante, Desamparados

1

San Miguel, Escazú

1

San Pablo, Turrubares

1

San Pedro de Pedernal, Puriscal

1

San Pedro de Poás, Alajuela

1

San Rafael de Oreamuno

1

San Rafael, Calle Blancos, Goicoechea

1

San Rafael, Heredia

1

San Rafael, Puriscal

1

Santo Cristo de Esquipulas, Alajuelita

1

Sgdo. Corazón, Jaris, Mora

1

Tranquerillas, Aserrí

1

Total

55

1

1

4

3

Fuente: Elaboración propia.

Podría pensarse que la escultura que evidencia el culto colonial a San Isidro en la que fuera la provincia de Costa Rica, en la antigua Capitanía General de Guatemala, es la imagen resguardada en el museo de la iglesia colonial de Orosi, en Paraíso de Cartago (ver figura 3). No obstante, dicha escultura no aparece en los inventarios de Orosi levantados en la época colonial, como se mencionó en la introducción de este artículo.

Figura 11. Comparativa de las imágenes pertenecientes a las parroquias de San Ignacio de Acosta, Salitrillos de Aserrí y Sabanillas de Acosta

Fuente: Inventario de arte sacro y objetos destinados al culto, Arquidiócesis de San José, 2007-2014.

La imagen de Orosi, tallada en madera, policromada y estofada, presenta un movimiento corporal característico de la imaginería barroca, en el cual el tronco y la cabeza giran levemente hacia un lado, mientras las extremidades lo hacen suavemente hacia el otro; así como la mirada y el gesto facial se dirigen hacia arriba, evocando la pasión y lo trascendente (Santamaría, 1996).

Dicho movimiento de la escultura ubicada en Orosi se reproduce en imágenes posteriores, como las de la iglesia de San Isidro de San Ramón y la de Santa Bárbara de Sabanilla, ambas en la provincia de Alajuela, y se diferencian notoriamente de las imágenes en las que el santo mira de manera rígida hacia el frente o se dispuso su gesto para establecer contacto visual directo con la persona devota que le venera.

Sin embargo, la disposición de la mirada del santo descrita no es un rasgo estricto del barroco colonial, pues la composición de las figuras del labrador, importadas a Costa Rica desde los talleres Ars Sacra de Ferdinand Stuflesser (ver figura 16), presenta al personaje con la mirada elevada, pero con una colocación corporal en la que el tronco, la cabeza y las extremidades se alinean de manera rectilínea hacia el frente. Esta situación es similar a las obras atribuidas al taller imaginero de los Ramos cuando habitaban Cartago, las cuales muestran a San Isidro con los rasgos fornidos de un hombre de campo, manos toscas y líneas de expresión marcadas (ver figura 12).

Figura 12. Comparativa de las imágenes pertenecientes a las parroquias de San Luis de Tolosa en Aserrí, a la de San Isidro de Coronado y a la colección del Museo Nacional de Costa Rica, atribuidas a los escultores cartagineses Serapio Ramos y su hijo Miguel Ramos Pacheco

Fuente: Inventario de arte sacro y objetos destinados al culto, Arquidiócesis de San José, 2007-2014, y colección del Museo Nacional de Costa Rica.

En la fotografía de la figura 13, tomada en 1953 durante la procesión del 15 de mayo, en Carmona, Nandayure, se observa cómo los bueyes trasladaban la madera para la iglesia que se iba a construir en esa década. El material era presentado para su bendición ante la imagen que se ve al fondo, la cual, según un documento publicado por la parroquia de San Isidro de Nandayure sobre la historia de la comunidad Colonia Carmona, desde su fundación en 1910 por un grupo de colonos agrícolas liderados por el Pbro. José Daniel Carmona Briseño, fue trasladada al Museo Nacional de Costa Rica.

La imagen en cuestión se ha expuesto recurrentemente hasta la fecha en la museografía referente a la historia costarricense del museo nombrado, pues este culto es un referente ineludible para comprender las prácticas religiosas vinculadas a las dinámicas productivas en el país.

Figura 13. Presencia de la escultura de San Isidro atribuida a Serapio y Miguel Ramos, en la procesión patronal de Colonia Carmona, Nandayure en 1953, y en la sala de arte sacro que otrora existió en el Museo Nacional, en el antiguo Cuartel Bellavista (foto sin fecha).

Fuentes: Fernando González y no. I. 9027. N. T. I. del Museo Nacional de Costa Rica.

Con respecto a los atributos de las representaciones del labrador (ver tabla 2), es preponderante la aparición de seres e instrumentos ligados a lo agropecuario; destacan la presencia de los bueyes en 47 de las 64 obras, el chuzo para dirigir por medio del sometimiento a dichos animales y el bolso cruzado que hace referencia a la dispersión de semillas realizada por el agricultor. En el caso de los sombreros y chonetes, se anotaron los que poseían las imágenes en el momento de la revisión, no obstante, tales atributos por lo general se le colocan en las procesiones, con la distinción de los sombreros de jinete, asociados más a la actividad ganadera, del chonete2, vinculado a la actividad agraria.

Los atributos enlazados a prácticas devocionales católicas realizadas por San Isidro se restringen al ángel y al rosario; el primero solo aparece en 10 obras, haciendo referencia a los asistentes celestiales que guían los bueyes para que el santo vaya a misa y el segundo únicamente se observa esculpido en 7 imágenes, pese a que Isidro guardaba devoción a la Virgen de Almudena (Puñal y Sánchez, 2013). Además, no se nota que se incorpore un rosario al modo que se hace con alforjas, calabazos, sombreros, chonetes y chuzos, por lo que no se asocia el santo a la devoción mariana.

Tabla 2. Frecuencia de los atributos identificados en las imágenes de San Isidro

Atributo

Obras con el atributo

Bueyes

47

Chuzo

36

Bolso cruzado al pecho

35

Arado

14

Calabazo

12

Ángel

10

Sombrero

8

Rosario

7

Pala

5

Aguijada

5

Chonete

3

Azadón

2

Carreta

2

Guadaña

2

Alforjas

1

Frutos

1

Fuente: Elaboración propia.

Llama la atención que las imágenes expuestas para la veneración en las iglesias evocan un gesto contemplativo (incluso, pese a las deficientes intervenciones en su policromía, que no atienden a criterios de restauración de bienes culturales), lo cual puede parecer antagónico a las dinámicas bulliciosas, coloridas y con olor a animales de trabajo, en las cuales se desenvuelven las procesiones y desfiles en los que aparecen las representaciones del santo.

Figura 14. Comparativa de las imágenes pertenecientes a las iglesias de Jaris de Mora, San Isidro de Balsilla y Piedades de Santa Ana

Fuente: Inventario de arte sacro y objetos destinados al culto, Arquidiócesis de San José, 2007-2014.

Las representaciones de San Isidro en el país han sido elaboradas tanto por personas artistas y artesanas costarricenses como por talleres de imaginería existentes en el extranjero. Entre las imágenes analizadas, las que son atribuidas a las 3 generaciones de los escultores Ramos evidencian que el tamaño de la obra se ajusta a la capacidad adquisitiva de las parroquias, así como al hecho de que San Isidro sea el titular o un santo con culto muy relevante en el pueblo. Las de mayor tamaño se adquirieron a finales del s. XIX y principios del XX, para comunidades agrícolas en expansión y cubiertas bajo este patrocinio.

Las imágenes de menor tamaño, atribuibles a Francisco Ramos Chacón y sus hermanos (hijos de Miguel y nietos de Serapio), rondan el metro de altura. Fueron talladas en madera y guardan la misma composición (ver figura 15), por lo que, considerando que se hallan bastantes esculturas de este estilo en muchos sitios del Valle Central (tales como San Gabriel de Aserrí, San Juan de Tobosi, Barbacoas, Agua Caliente de Cartago y San Joaquín de Flores), se puede inferir que del taller de los Ramos salieron muchas más esculturas que atendieron la demanda asociada a la devoción en estudio; pero, como se ha constatado, muchas obras posiblemente han desaparecido o han sido enajenadas con el pasar de las décadas (Santamaría, 2014).

Tabla 3. Cantidad de obras según artista o casa fabricante

Autoría

Cantidad de obras

Atribuibles a 3 generaciones de imagineros Ramos (Serapio, Miguel y Francisco)

14

Talleres de Ferdinand Stuflesser

8

Talleres de Manuel Zúñiga Rodríguez

7

Tiroler Glasmarelei, Austria

2

Atribuible a Juan Rafael Chacón Solares

1

Atribuida a Fadrique Gutiérrez

1

F. Prinz y M. Gladbach

1

José Córdoba

1

Manuel Lico Rodríguez Cruz

1

Sylvia Laks

1

Artes Decorativas, España

1

Desconocida

26

Total

64

Fuente: Elaboración propia.

Además del arte hecho por los imagineros de la familia Ramos, artistas costarricenses de la talla de Fadrique Gutiérrez, Manuel “Lico” Rodríguez Cruz, Manuel María Zúñiga Rodríguez y Juan Rafael Chacón Solares tallaron y modelaron la figura del patrono de Madrid. Entre dichas obras, destacan las de San Isidro de la parroquia bajo su patrocinio en Heredia, de Gutiérrez, y la del pueblo bautizado con el nombre del labrador en San Ramón, de Rodríguez Cruz, pues ambas evidencian el culto en el siglo XIX, en los extremos del Valle Central.

En el caso de Zúñiga Rodríguez, se identifican creaciones sobrias, de rasgos clásicos y realizadas con la técnica de pasta-madera diseñada por este artista, entre las que se cuentan la de la Catedral de San Isidro de El General, las de Nuestra Señora de las Mercedes de Grecia, San Pedro de Pedernal de Puriscal y San Andrés de León Cortés.

Figura 15. Comparativa de las imágenes pertenecientes a las parroquias de San Isidro de Barbacoas de Puriscal, San Juan Norte y San Gabriel de Aserrí

Fuente: Inventario de arte sacro y objetos destinados al culto, Arquidiócesis de San José, 2007-2014.

Traídas del extranjero se encuentran al menos 8 esculturas de los talleres Stuflesser y al menos 1 de los talleres de Olot. Las obras de los primeros son valoradas en demasía entre el clero y las personas devotas más inclinadas a las artes sacras de la Iglesia Católica en Costa Rica, pues las formas escultóricas son refinadas y poseen mayor fama en el nivel mundial. Estas, al igual que las de los imagineros Ramos, presentan composiciones repetitivas del santo (ver figura 16), lo cual comprueba que el fin de las obras no es el arte por el arte, sino que la manifestación artística se subordina al servicio del culto católico. De allí que no sea relevante la fidelidad de la imagen al retrato del Isidro histórico, sino al conjunto de atributos iconográficos que permiten a las personas devotas distinguir un santo de los demás.

Figura 16. Comparativa de las imágenes encargadas a los talleres de Ferdinand Stuflesser para las iglesias de Tabarcia de Mora, Guayabo de Mora, Paraíso de Cartago, Barva de Heredia, Tres Ríos de Cartago, San Rafael de Puriscal y San Isidro de Heredia

Fuente: Inventario de arte sacro y objetos destinados al culto, Arquidiócesis de San José, 2007-2014.

5.Conclusiones

La figura de un hombre laico del medioevo, elevado a los altares 4 siglos más tarde junto a otros 3 santos españoles y 1 italiano, se ha convertido en los territorios del mundo que fueron evangelizados y colonizados por la corona española en un referente de la piedad popular y de la identidad cultural. Además, ha posibilitado el levantamiento de inmuebles de importancia patrimonial (que permiten hacer lecturas de la historia de los pueblos y son legado de las manifestaciones artísticas elaboradas en tiempos pasados), 4 de los cuales han sido detectados por el Ministerio de Cultura y Juventud del Estado costarricense como propiedades de alto valor patrimonial, aunque solo 3 hayan sido declaradas por ley como patrimonio histórico arquitectónico del país.

Existe en Costa Rica un grupo considerable de obras de arte, en su mayor parte esculturas, que acompañan una serie de actividades devocionales y festivas en torno a San Isidro Labrador. Ellas fueron encargadas a distintos talleres de artistas nacionales (en su mayoría) y extranjeros, con el objetivo de exaltar la figura del santo y de que su imagen estuviera presente en las acciones de bendición sobre personas y objetos, principalmente, aquellos utilizados en el cultivo de la tierra y la producción pecuaria.

Los atributos iconográficos colocados a las imágenes de San Isidro hacen referencia primordial a los bueyes y los instrumentos de labranza, lo que da realce a la actividad de agricultor, aunque también aparece en pocas obras la aguijada, la cual representa la detección de cuerpo de agua y sirve de distintivo del oficio de pocero, que dio fama de milagroso a San Isidro en su época. El rosario y el ángel, que aluden directamente a la relación de Isidro con lo divino, aparecen poco en las imágenes, así que dan prioridad a indumentaria y elementos campesinos en Costa Rica, como el yugo pintado (y la carreta, a veces), el chonete y las alforjas.

La mayor cantidad de obras identificadas como bienes patrimoniales de la Iglesia, las cuales tienen a San Isidro como tema, se ubican en iglesias que datan entre los siglos XIX y XX, principalmente, en pueblos del Valle Central. Esto se debe a que los principales asentamientos humanos con producción agrícola se situaron en dicha región antes de la segunda mitad del siglo XX. San Isidro de El General y Carmona son poblados que responden a la expansión de frontera agrícola iniciada a principios del siglo pasado, por parte de personas quienes provenían de parroquias de Alajuela, Heredia, San José y Cartago, que llevaban las devociones de sus lugares de origen a estas nuevas fundaciones.

Referencias

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Biografía de la persona autora

Luis Carlos Bonilla Soto es licenciado en Sociología por la Universidad de Costa Rica. Investigador en temas de arte sacro y piedad popular en la Curia Metropolitana de San José, así como docente en la Universidad Estatal a Distancia.


1 Se incorpora, además, la escultura del santo que forma parte de la colección del Museo Nacional de Costa Rica (MNCR), pues, según un documento publicado por la parroquia de San Isidro de Carmona, en Nandayure Guanacaste, tal obra fue venerada en la primera mitad del s. XX, en dicha comunidad creyente.

2 Tipo de sombrero típico en Costa Rica, se caracteriza por ser circular, de color blanco o crema.

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