¿Un menú de creencias a fuego lento?:
Acercamiento sociológico a la religión en Costa Rica1
A menú of beliefs over a low heat:
Sociological approach to religion in Costa Rica
¿Un menú de creencias a fuego lento?:
Acercamiento sociológico a la religión en Costa Rica

Laura Fuentes Belgrave2
lfuentesbelgrave@gmail.com

Recibido: 21 de noviembre de 2013
Aprobado: 05 de marzo de 2014

 

 

Resumen:
¿Cuáles son los cambios que experimentan las creencias religiosas de la población costarricense? Esta interrogante busca ser respondida desde la perspectiva sociológica de un estudio en curso, que pretende explorar las transformaciones y redefiniciones de los fenómenos religiosos, en su relación con la construcción de las identidades, las percepciones sobre el rol social y político de los grupos religiosos, y la concepción de la laicidad, la sexualidad y la moral, en un campo religioso cuyos contenidos alcanzan un pluralismo aparentemente limitado en Costa Rica.

Palabras clave:
Religión, Pluralismo, Laicidad, Sexualidad, Costa Rica

 

Abstract:
Which are the changes occurring in the religious beliefs of the Costa Rican population? This question seeks to be answered from the sociological perspective of an ongoing study that aims to explore the transformations and redefinitions of religious phenomena, related to the construction of identities, perceptions about the social and political role of religious groups, and conception of secularism, sexuality and morality, in a religious field whose contents reach an apparently limited pluralism in Costa Rica.

Key words:
Religion, Pluralism, Secularism, Sexuality, Costa Rica

Resumo:
Quais são as transformações que experimentam as crenças religiosas da população costarriquenha? Este interrogante busca ser respondido a partir da perspectiva sociológica de um estudo em curso, que pretende explorar as transformações e redefinições dos fenômenos religiosos, em sua relação com a construção das identidades, as percepções sobre o papel social e político dos grupos religiosos, e a concepção da laicidade, a sexualidade e a moral, em um campo religioso cujos conteúdos alcançam um pluralismo aparentemente limitado em Costa Rica.

Palavras chaves: Religião, Pluralismo, Laicidade, Sexualidade, Costa Rica

 

1. Introducción

La sociedad costarricense está inserta en un paradigma de cambios globales y se ubica en un contexto latinoamericano con unas coordenadas históricas donde se entrelazan condiciones de existencia de carácter pre-moderno, moderno y postmoderno. Esta situación resulta en una pluralidad compleja que incide en los estilos de vida y de subsistencia, y por ende, en las representaciones sociales y en las creencias religiosas.

En este terreno, desde la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de la Universidad Nacional, iniciamos en febrero de 2013 un estudio sociológico para aproximarnos al análisis de las posibles mutaciones culturales en las creencias de la sociedad costarricense, para su futura comparación con otros estudios latinoamericanos.

La relevancia de esta investigación en el contexto nacional radica en su perspectiva pionera, que busca estudiar las formas de creer o de no creer de distintos grupos sociales, en un escenario de pluralismo probablemente limitado.

El objetivo general del estudio en curso, es analizar los cambios que experimentan las creencias religiosas de la población costarricense. Sus objetivos específicos son: 1. Identificar los principales cambios dentro de las creencias religiosas relacionados con la práctica religiosa, la conversión, el abandono o el acercamiento a la creencia y la “búsqueda espiritual”, 2. Explorar la correspondencia entre el acceso a los derechos sexuales y reproductivos y el surgimiento de un tipo de moral laica en la población costarricense, 3. Determinar el tipo de vínculo existente entre la escolaridad, la edad y el género de la población costarricense en su relación con las creencias religiosas, 4. Analizar las percepciones de la población costarricense sobre la afinidad pública entre la sociedad política y las autoridades religiosas, y finalmente, 5. Examinar los hallazgos encontrados bajo una perspectiva sociológica.

La investigación es de tipo exploratorio-explicativo y su enfoque es mixto, pues busca responder tanto desde una perspectiva cualitativa como cuantitativa a los objetivos mencionados. Por este motivo, se definieron dos etapas para la realización del estudio, de forma que los resultados de la primera etapa, la cualitativa, permitieran construir el instrumento propio a la segunda etapa, la cuantitativa.

En un primer momento, la aplicación de una herramienta cualitativa permitió aproximarse a las percepciones de las personas sobre sus creencias en la cotidianidad, así como responder parcialmente a los dos primeros objetivos, para luego con esta información, planificar la construcción de una herramienta cuantitativa, un cuestionario de encuesta, cuyos resultados fueran representativos de la población nacional.

La finalización del estudio se encuentra prevista para junio de 2014 y actualmente se realiza el análisis conjunto de los resultados de las etapas señaladas, para responder integralmente a los objetivos. Por ello, este artículo sólo comprende un avance de investigación vinculado a los resultados de la fase cualitativa. Inicialmente se brinda una breve explicación metodológica de la etapa de investigación terminada, luego se describen algunos de los principales hallazgos, y finalmente se hace una reflexión sobre estos.

2. La búsqueda de creyentes y de no creyentes

La población determinada para este estudio fue la población de Costa Rica, que según el Censo del 2011 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC)3, fue calculada en 4 301 712 personas. Se definió una muestra probabilística estratificada para reflejar la pluralidad de la población, y a partir de la religión como variable principal, se definieron los estratos: 1. Sin religión, 2. Católico no practicante, 3. Católico practicante regular, 4. Evangélico-protestante practicante y 5. Otra religión u otras creencias.

De esta forma, se planteó una muestra dirigida de casos-tipo o ejemplos típicos de los estratos mencionados, para la aplicación de grupos focales como técnica cualitativa. Los criterios generales de definición para los estratos fueron: a) Mayores de edad, b) Residentes en Costa Rica, c) Cuotas por sexo (50% mujeres y 50% hombres) y d) Cuotas geográficas (Gran Área Metropolitana de 70% a 75%, y Resto del país de 25% a 30%).

El marco muestral se realizó a partir de un mapeo de actores cuya identidad se mantiene confidencial, así como de organizaciones que pudieran proporcionar las coordenadas específicas de personas que ejemplificaran los estratos y pudieran ser seleccionadas como casos-tipo. Este marco muestral fue de una totalidad de 118 personas. El perfil de los casos-tipo definido para cada estrato puede observarse a continuación.

 

Cuadro 1. Perfil de casos-tipo para los grupos focales según estrato

Estratos

Características del perfil-tipo

 

1. Sin religión

- Considerarse una persona atea o agnóstica.
- No tener ningún tipo de práctica religiosa.

 

2. Católico no practicante

-No asistir a misa (solamente si se trata de una boda, un funeral o bautizo).
-Ser una persona bautizada.
-Llevar más de 2 años sin confesarse.

 

3. Católico practicante regular

-Asistir a la misa al menos una vez por semana.
-Ser integrante de un grupo pastoral.
-Confesarse al menos una vez al año.
-Asistir a las manifestaciones realizadas por su parroquia en Semana Santa.
-Haber realizado el bautizo y la confirmación (al menos dos sacramentos).

 

4. Evangélico-protestante
practicante

-Asistir al menos una vez por semana al culto.
-Identificarse con una denominación: bautista, anglicana, metodista, pentecostal, etc.
-Ser parte de un ministerio u ocupar un cargo en su Iglesia.

 

5. Otra religión u otras creencias

-Practicar una religión minoritaria y no cristiana.
-Tener un involucramiento significativo en su comunidad espiritual.
- Estar en una búsqueda espiritual personal.

El instrumento utilizado en los grupos focales fue una guía de tópicos con tres ejes temáticos: 1. Identidad religiosa, donde se abordaron las creencias y las prácticas religiosas de las personas, 2. Sociedad y laicidad, que incluyó preguntas sobre el rol social de las organizaciones religiosas, opiniones sobre el vínculo entre religión y política y visiones acerca de la laicidad y la confesionalidad del Estado, y 3. Sexualidad y moral, que abarcó la vida de pareja, la familia, el aborto, la homosexualidad y los valores morales.

2.1. Descripción de la recolección de datos

 

Se realizaron 8 grupos focales del 1 de junio al 31 de julio de 2013, donde se entrevistó a 47 personas. Se estableció una sesión de una duración de 2 a 3 horas, cuyo máximo de participantes fue de 9 personas, casos-tipo identificados mediante el mapeo.

Cuadro 2. Datos de participantes en grupos focales

 

Estrato

Grupos focales realizados

Edad promedio de participantes

% de participantes por estrato

% de mujeres
por afiliación

% de hombres
por afiliación

Católico practicante regular
Fechas de realización:
04/06/13 y 03/07/13

 

2 grupos focales

 

48 años

 

32%

 

14,9 %

 

17 %

Evangélico-protestante
practicante
Fechas de realización:
08/07/13 y 30/07/13

 

2 grupos focales

 

54 años

 

23,4%

 

8,5 %

 

14,9 %

Sin religión
Fecha de realización:
03/07/13

 

1 grupo focal

 

33 años

 

19,1%

 

8,5 %

 

10,6%

Otra religión u otras creencias
Fecha de realización:
22/07/13

 

1 grupo focal

 

40 años

 

14,9 %

 

8,5 %

 

6,4 %

Católico no practicante
Fechas de realización:
24/06/13 y 09/07/13

 

2 grupos focales

 

35 años

 

10,6 %

 

8,5 %

 

2,1 %

Total de grupos

8 grupos focales

Total de participantes

47 personas = 100%

Los resultados de los grupos focales no pueden considerarse representativos en términos numéricos, pues esta fase de la investigación estuvo determinada por una muestra dirigida y por una perspectiva cualitativa, su importancia reside en el acercamiento y visibilización explícita del pluralismo religioso.
Se realizaron dos grupos focales en el caso de los estratos que presentan mayoría numérica según los resultados estadísticos obtenidos por la Escuela de Matemática4 entre 1998 y 2011, es el caso de los estratos: Católico practicante regular, Católico no practicante y Evangélico-protestante. Para los estratos: Sin religión y Otra religión u otras creencias, se realizó solamente un grupo focal por estrato, por tratarse de grupos minoritarios.

La mayor participación se obtuvo en el estrato de Católico practicante regular, seguido del estrato Evangélico-protestante practicante, le suceden los estratos Sin religión, Otra religión u otras creencias y finalmente, el estrato Católico no practicante.

El hecho de que este último estrato haya sido el más bajo en términos de participación, posiblemente se explique en razón de que éste se trata del único estrato donde el vínculo de las personas con la creencia religiosa se elabora paradójicamente, a partir de la desidentificación ritual, a diferencia de los otros estratos donde una de las condiciones para participar en los grupos consistía en una identificación significativa con el estrato de referencia.  Así, parece congruente que las personas Católicas no practicantes no sientan una motivación particular para conversar sobre su desidentificación con una práctica religiosa, puesto que ésta práctica ya no forma parte integral de su identidad.

Por otra parte, las personas más jóvenes se encontraron en el estrato Sin religión, y las mayores, en el estrato Evangélico-protestante practicante. En la mayoría de los estratos hubo menos participación de mujeres que de hombres, con las notables excepciones de los estratos Católico no practicante y Otra religión u otras creencias.

 

 

Cuadro 3. Datos socio-demográficos de participantes en los grupos focales

 

 

Desagregación total por sexo

Total de hombres entrevistados

51 %

Total de mujeres entrevistadas

48,9%

 

Desagregación total por provincia de residencia

San José

57,4 %

Guanacaste

14,9 %

Limón

14,9 %

Heredia

4,25 %

Cartago

6,4 %

Alajuela

2,1 %

 

Desagregación total por estado civil

Personas Solteras

44,7 %

Personas Casadas

40,45%

Personas Divorciadas

4,25 %

Personas en Unión libre

4,25 %

Personas Viudas

4,25 %

Personas Separadas

2,1 %

 

Desagregación total por escolaridad

Carrera universitaria completa

66 %

Carrera universitaria incompleta

21,25%

Secundaria completa

6,4 %

Primaria completa

4,25 %

Estudios técnicos

2,1 %

La diferencia porcentual de participación general entre hombres y mujeres fue de apenas un 2% a favor de los hombres. Por otra parte, un 70% de los entrevistados reside en el Gran Área Metropolitana (GAM) mientras que un 30% en el Resto del país. Se puede afirmar que la persona participante promedio de los grupos focales tiene alrededor de 42 años, es soltera o casada, reside en la GAM y ha cursado estudios universitarios.

 

3. Identidad: creencias y prácticas

La formación de las identidades se relaciona directamente con las creencias y las prácticas, desde esta perspectiva, se reseñan los principales resultados encontrados en el eje temático de identidad religiosa, en cada uno de los estratos estudiados, iniciando con el estrato Sin religión. Un comienzo que no es tan paradójico, si se considera que el ateísmo y el agnosticismo en encuentran en los linderos del campo religioso.

Así, en el grupo focal realizado con personas sin religión para este estudio, un 66,67% se definió como ateo mientras que un 33, 33% se definió como agnóstico. En relación con las creencias, este grupo manifestó estar consciente de ser una minoría, y presentó consenso alrededor de la censura social que han experimentado hacia la utilización del término ateo en sus relaciones interpersonales, pues los entrevistados opinaron que el grueso de la población costarricense parece considerar que definir la identidad de esta forma es una provocación. Expresaron que denominarse como agnóstico es menos problemático, porque los creyentes no conocen o confunden el significado de este término.

La falta de creencias religiosas es considerada una forma de escepticismo, una filosofía cotidiana que involucra el desprecio hacia la magia, la superstición y las religiones, donde el ateísmo puede ser considerado el norte de la vida.

A excepción de una persona cuyo padre es ateo, a todas las personas entrevistadas se les inculcó el catolicismo o el protestantismo por parte de sus progenitores. El detonante para el abandono de la religión de crianza se da en la adolescencia a través de múltiples lecturas y del encuentro con grupos de pares que comparten intereses similares. Otro elemento común es la explosión del conflicto entre cierto idealismo infantil alrededor de las obras sociales que realiza la Iglesia católica, y su realidad como institución social, que para este grupo no es congruente con el principio de amor al prójimo que predica. También en la adolescencia algunos de los participantes pertenecieron a grupos de creyentes jóvenes organizados por diferentes Iglesias, lo cual justifican en la actualidad a partir de la aceptación social que implica esta participación en el momento de construcción de la identidad y posterior inserción en un grupo social.

Este grupo hace una división entre personas ateas militantes, que cuentan con presencia pública, cuya práctica se distingue por un afán proselitista, pues buscan sumar personas al ateísmo, así como aquellas que solamente viven su ateísmo en la vida privada. La mayoría del grupo se ubica en esta segunda categoría, lo cual no excluye que en ambos segmentos haya quienes puedan denominarse como anti-religión y anticlerical.

En el estrato Católico practicante regular, se podría encontrar la otra cara de la moneda de lo anteriormente descrito. En este estrato se realizaron dos grupos focales, uno en la provincia de Guanacaste y otro en San José.

Las creencias religiosas de este estrato tienen dos vertientes, se distinguen por un lado por la exaltación de la religiosidad popular, específicamente por la devoción hacia algunos santos, así como por el fortalecimiento de las creencias tradicionales, por ejemplo de la Trinidad (Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo). El culto a la Virgen María cuenta con pocos adeptos, salvo contadas excepciones. En la mayoría de los casos se presenta un desconocimiento del significado doctrinal asignado a estas creencias. Asimismo, es reiterada la romantización discursiva del encuentro y de la relación cotidiana con Dios, que se percibe como “un amado”, un ser inmaterial que convive con estas personas.

En las prácticas hay una clara reducción del tiempo diario dedicado a la oración, estas personas enfatizaron en el hecho de que ahora se reza más en el ámbito de lo privado que en el espacio público. En algunos casos, los participantes asisten al ritual litúrgico diariamente, y en la mayoría se percibe una reelaboración del significado del precepto de la misa dominical, es decir, se cuestiona la obligatoriedad absoluta de este ritual frente a otras situaciones que podrían pesar más en el comportamiento esperado de una persona católica.

Los participantes de estos grupos insistieron en que los principales cambios que observan se vinculan con la utilización de una indumentaria inadecuada para asistir a la misa por parte de los creyentes, así como también el hecho de que este ritual haya perdido su carácter familiar, para dar lugar a la asistencia de sólo una persona por familia.

Quizás el cambio más significativo que fue posible identificar en cuanto a la práctica, es que actualmente las personas católicas practicantes, con un grado de involucramiento importante en sus parroquias, realizan un tipo de evangelización puerta a puerta, e igualmente participan en la organización de campañas de evangelización con los sacerdotes de sus comunidades.

La transmisión de las creencias católicas ocurre mayoritariamente a través de los abuelos, cuya práctica religiosa es idealizada, mientras que en el presente se protesta por las dificultades que tienen las personas católicas practicantes para la inserción de sus hijas e hijos en los rituales católicos. Es contradictorio que se insista en inculcar la práctica católica desde la niñez, pues en la mayoría de los casos de quienes participaron en este estrato hubo un acercamiento a su fe de crianza más bien en la adultez, a través de un cambio de vida inesperado relacionado con problemas económicos, familiares o personales.

Para el estrato Católico no practicante, las personas participantes en los grupos focales afirmaron que un 20% asistió a misa 4 meses antes de la realización del grupo focal por el motivo de un bautizo, un 40% asistió entre 2 y 8 meses antes para un funeral y un 40% asistió entre 1 y 2 años antes para un funeral. Un 20%  se confesó por última vez hace 39 años, un 40% lo hizo entre hace 30 y 25 años, un 20% hace 16 años, y un 20% hace 2 años. El motivo de la confesión para el 60% fue el cumplimiento del requisito de la Primera comunión, para un retiro espiritual un 20%, y sin motivo definido otro 20%.

Con recurrencia, entre estas personas se advierte la existencia de una crisis con respecto a la fe católica en la adolescencia. Ésta se relaciona mayoritariamente con el acceso a diferentes lecturas y el reconocimiento de la supuesta incoherencia entre la actuación del personaje bíblico de Jesús y las prácticas de la jerarquía católica. Hay similitud con los detonantes que propician el abandono de la fe para el caso de las personas sin religión. Por otra parte, para los católicos no practicantes la rigidez en la ética sexual de la Iglesia también puede fomentar el distanciamiento de la fe católica y de su práctica.

Aquello que acerca a esta población a los católicos practicantes regulares, es que creen en la existencia de una energía cósmica creadora o un Dios cristiano, y también la religiosidad popular mantiene alguna relevancia. No obstante, lo que les distingue es la selección a conveniencia de creencias católicas que puedan relacionarse directamente con sus vidas, aunque afirmaron que estas creencias no resuelven sus problemas diarios. Confesaron albergar respeto por las creencias católicas que les fueron inculcadas en la infancia, pese a que ya no les conmuevan, el culto a la Virgen María se encuentra en este caso. La característica principal de las creencias de este estrato se encuentra en la voluntad de eliminar la culpa aparentemente infringida por la Iglesia católica en sus vidas cotidianas.

En la mayor parte de estos casos aparece un conflicto entre su vida social cuando son adolescentes y la ejecución de prácticas católicas. En esta época algunos exploran la identificación con grupos religiosos no cristianos, y por otra parte, madres y padres de familia son considerados responsables de brindarles sólo un barniz católico, propio al contexto cultural costarricense. Por lo general, los progenitores no practican frecuentemente los rituales católicos y la transmisión de las creencias se hace por iniciativa de los abuelos.

Al final de la adolescencia, pesa más la necesidad de compartir tiempo y actividades con el grupo de pares que la asistencia a rituales religiosos. En este último apartado, las personas entrevistadas alegaron falta de identificación específica con el ritual litúrgico, adujeron que la misa les produce aburrimiento y desmotivación, pues no hallan en esta práctica ningún elemento que se relacione con sus vidas. Frente a esto, privilegian un tipo de comunicación personal con Dios a través de la “conversación”, así como también mencionan realizar meditación. Las personas católicas no practicantes asumen su divorcio de la institucionalidad católica, cuyos rituales devienen un compromiso social o familiar.

Por otra parte, en relación con el estrato Evangélico-protestante practicante, se realizaron dos grupos focales con características distintas, pues para uno se convocó a personas miembras de Iglesias pentecostales y neopentecostales, y para el otro, a fieles de Iglesias protestantes históricas. En este último grupo además, se buscó la representación de Iglesias étnicas, es decir, aquellas que han sido construidas culturalmente en referencia a una etnia particular, que para este estudio es la población afrocostarricense residente en la provincia de Limón, cuyos vínculos comunitarios son de significativa relevancia.

Para todo este estrato lo escrito en la Biblia continúa siendo su principal creencia, la Biblia no se interpreta contextualmente y la oración constante es la única respuesta frente a los problemas y decisiones de la vida diaria. En relación con los protestantes históricos entrevistados, miembros de las Iglesias: bautista, metodista, episcopal y del Ejército de Salvación, la fe se transmite por tradición étnico-familiar, en el caso de los pentecostales se realiza una conversión del catolicismo al evangelismo en la adultez joven.

El detonante de la conversión es la posibilidad de contacto e interacción con otras personas, pues los participantes de este estrato manifestaron que mientras que en las Iglesias evangélicas existe una cálida acogida hacia todos los miembros, en la Iglesia católica se muestra frialdad hacia los feligreses. Igualmente, consideran que la rutinización del ritual católico lleva a su devaluación y que la visibilización de las diferencias de clase es fuerte y provoca discriminación dentro de la Iglesia católica.

En cuanto a las prácticas religiosas más acendradas en las personas pertenecientes a este estrato se destaca el protagonismo acordado a la música, especialmente para los pentecostales, que incluso brindan formación músico-espiritual a sus músicos, y para los protestantes históricos es notoria la importancia de los himnos tradicionales utilizados en el servicio. En ambos casos se reitera el hábito de consultar frecuentemente la Biblia, de orar al despertar, al iniciar el trabajo y al terminar el día, así como la asistencia semanal al culto, el uso de nuevas tecnologías en este ritual (proyecciones, biblias digitales, equipos de amplificación de sonido y musicalización digital), y el involucramiento activo en las actividades organizadas por sus Iglesias.

Otras prácticas vinculadas a la población pentecostal incluyen la realización de campañas evangelísticas que buscan la conversión de otros. En este grupo se hace además la distinción entre Iglesias pequeñas y grandes, donde las últimas son caracterizadas por prácticas en el culto como convulsiones de los fieles, trances y glosolalia.

Los protestantes históricos destacaron que los principales cambios observados en las prácticas religiosas se relacionan con el uso de una indumentaria descuidada para asistir al servicio y el hecho de que la familia ya no asista unida a este ritual, característica que también fue señalada por los católicos practicantes. De forma específica, los protestantes históricos enfatizaron que hay una pérdida notoria de la identidad denominacional evangélica, pues muchos de sus correligionarios tienden a denominarse sólo como cristianos. Adicionalmente, para las Iglesias protestantes de Limón se destaca como una desventaja la inculturación sufrida al haber integrado el español a sus rituales, pues su idioma de referencia cultural ha sido el inglés por varias generaciones.

Por otro lado, éste sub-sector, adujo también que las nuevas tecnologías de comunicación son problemáticas, pues la posibilidad de descargar la Biblia en el teléfono celular invisibiliza lo que para los protestantes históricos representa el testimonio de la persona evangélica: llevar un ejemplar impreso de la Biblia bajo el brazo.

En lo correspondiente al estrato denominado como Otra religión u otras creencias, se realizó un grupo focal que contó con la participación de personas pertenecientes a comunidades espirituales minoritarias. Dada la pluralidad religiosa presente, con representantes del Islam, de la fe Bahaí´í, de tres tipos de Budismo (zen, tibetano y nichiren), de la comunidad Bhrama Kumaris y en búsqueda espiritual personal (taoísmo y new age) se abarcarán solamente algunas características generales.

Estas creencias se destacan por un discurso relacionado con el intento de restaurar y mantener la salud integral, parecen íntimamente unidas a la práctica, son creencias con una corporalidad incorporada, en el sentido en el que requieren un adiestramiento especial del cuerpo, considerado un instrumento para acercarse a lo trascendental.

Las personas participantes en este grupo, subrayaron el carácter culpabilizante y negativo del catolicismo frente a otras creencias que brindan una base de bondad y esperanza para la trascendencia. Todas las personas entrevistadas fueron criadas en la fe católica y se convirtieron a sus creencias actuales en la adultez, a excepción del representante del Islam cuya trasmisión de creencias se hizo por vía familiar. No obstante, todas estas personas coincidieron en la creencia en un objetivo común de las religiones, que según estos creyentes tienen valores semejantes pero las distancia el dogma.

Para la mayoría, es durante la infancia o la adolescencia que se inicia una búsqueda espiritual personal, a través de lecturas sobre otras religiones, o a través de la práctica de artes marciales, del yoga o de la meditación, también asisten a encuentros con grupos espirituales venidos del extranjero entre 1970 y 1990, los cuales propagan sus creencias a través de “maestros” reconocidos internacionalmente, y se instalan posteriormente en Costa Rica. Estos son los detonantes de la conversión a las creencias mencionadas, así como un hito o evento significativo en las vidas de estas personas.

En este estrato, así como en los estratos Evangélico-protestante y Católico no practicante, se critica la frialdad de las relaciones dentro de la Iglesia católica, pero las personas que profesan creencias minoritarias señalaron también, a diferencia de los estratos indicados, la censura y el control social de los católicos ante la vida privada. Este último aspecto, sugirieron los entrevistados, potencia que las personas se alejen y emprendan una búsqueda espiritual personal donde se destaca la acogida que dan las religiones no cristianas al no cuestionar la vida privada de sus fieles.

Las personas entrevistadas señalaron realizar varias prácticas espirituales cotidianamente, tales como meditación con un 71,43%, yoga con un 28,57%, repetición de mantras con 42,85% y rezo u oración con 14,29%.  Se puede observar una férrea autodisciplina cotidiana para la ejecución de estas actividades, que en general se caracterizan por realizarse varias veces durante la jornada, con énfasis en el amanecer y en el anochecer, que son momentos considerados sagrados por este sector. En esta unión de la práctica con la creencia en una temporalidad sagrada, vinculada al inicio y al final de las labores, estas personas coinciden con las prácticas del estrato Evangélico-protestante.

4. Sociedad, política y laicidad

En este apartado se exploran las representaciones sociales de los estratos estudiados en términos de su relacionamiento con el medio social, político y estatal. En este orden, las personas sin religión destacaron el hecho de que las organizaciones de personas ateas pueden contribuir al desarrollo local y social, pues este no les parece un campo de acción únicamente reservado a las Iglesias. Los entrevistados afirmaron que estas asociaciones podrían promover nuevas formas de organización comunitaria alrededor de intereses no religiosos, pues opinaron que la labor desarrollada por las Iglesias se hace con objetivos proselitistas. Sin embargo, lo planteado por estas personas parece obedecer a los mismos intereses y actualmente no desarrollan ningún tipo de proyecto de esta índole.

Un punto importante para estas personas es el estímulo a la formación de organizaciones que reivindiquen los derechos de las personas ateas, pues según ellas, al residir en un país de mayoría religiosa, están constantemente expuestas a ver violentados sus derechos de expresión, de asociación y a la educación laica.

Las personas sin creencias religiosas coincidieron en que el Estado costarricense debería ser laico y no tendría que otorgar un beneficio económico a ninguna Iglesia. Estas personas consideran que la fe, mayormente cristiana, influye en el voto electoral porque los mandatos religiosos se encuentran interiorizados en cada individuo a través de la socialización y la cultura.

Para las personas católicas practicantes el papel que juega la Iglesia católica en la sociedad y la comunidad se relaciona directamente con el alivio de las necesidades sociales, ya sea a través de proyectos específicos en los cuales se puede involucrar o liderar, y también a través de un rol caritativo tradicional que puede subsanar carencias inmediatas de sus feligreses en materia de alimentación y medicinas.

El Estado confesional no cuenta con la aprobación de la mayoría de los católicos practicantes, pues suponen que la Iglesia católica debe denunciar los problemas sociales, y la institución adquiere un compromiso que le impone una mordaza al recibir un aporte económico del Estado. Opinaron que la laicidad puede ser beneficiosa para la misma Iglesia, y favorecen el distanciamiento entre el poder político y el poder religioso, aunque consideran que la Iglesia debe orientar e iluminar las decisiones políticas.

En el aspecto político, las respuestas de los católicos practicantes indican que la moral religiosa en torno a la sexualidad puede influenciar razonablemente el voto electoral, pese a esto, y a que este grupo encuentra eco y consistencia en el discurso de los diputados evangélicos en relación con su oposición al aborto, a la fecundación in vitro y a la legalización de la unión entre personas del mismo sexo, los católicos practicantes declinan la posibilidad de votar por un partido evangélico.

Desde otro ángulo, pese a que las personas católicas no practicantes opinaron que la Iglesia tiene una responsabilidad social que ejercer en el campo del combate contra la pobreza, este mismo sector manifestó que según su experiencia, sólo algunos sacerdotes trabajan por el bienestar de los pobres, así, estos entrevistados hacen una diferenciación entre la Iglesia como institución y los casos puntuales de ciertos clérigos. Estas personas piensan que la Iglesia católica está desconectada de su entorno, y que pese a que pueden existir algunos proyectos de interés social que organice la Iglesia, las necesidades de las comunidades en materia de salud sexual y reproductiva y de educación sexual, por ejemplo, se pueden ver obstaculizadas por la inflexibilidad que pregona la Iglesia en éstas áreas.

Las personas católicas no practicantes estiman que la Iglesia católica debería ser apolítica y el Estado costarricense debería ser laico, pero desde su perspectiva, no existe voluntad política para separar el Estado de la Iglesia. Argumentaron además que la laicidad política no existe en Costa Rica, pues los funcionarios públicos y los representantes elegidos por voto popular toman sus decisiones con base en sus creencias personales.

El proselitismo político de las Iglesias evangélicas es mal visto, consideran que la participación de los partidos evangélicos ha polarizado a la población, sobre todo en temas relacionados con sexualidad. Este grupo también expresó que esta participación evangélica ha provocado que en otros partidos salir del “clóset religioso” traiga algún rédito electoral.

Por otra parte, las personas pertenecientes al estrato Evangélico-protestante convinieron en que las Iglesias brindan ayuda social a la vez que propagan el mensaje cristiano. Las Iglesias pentecostales parecen más proselitistas que las Iglesias protestantes históricas, éstas últimas se distinguen desde su carácter étnico en Limón, como instancias que han operado como centros de organización social y cultural, tanto de la familia como de la comunidad. También es en esta área donde los protestantes históricos han coordinado el trabajo social realizado por las Iglesias con algunas instituciones de gobierno.

Con respecto a la laicidad, es significativo que los pentecostales defiendan al Estado confesional porque piensan que protege igualmente a las Iglesias evangélicas, en este grupo también se hace una equiparación entre Estado laico y ateo, y por este motivo se teme que el Estado costarricense se convierta en un Estado laico.

Para los protestantes históricos el Estado debería financiar la educación dada por estas Iglesias, y si el Estado costarricense fuera laico debería también apoyar económicamente a todas las Iglesias. No obstante, este grupo señaló que existe una confusión en el mundo evangélico, entre la demanda de que el Estado costarricense sea laico, la cual estiman necesaria, y la demanda de derechos para las uniones del mismo sexo, con lo cual no están de acuerdo. Los protestantes históricos opinaron que esta confusión ha generado anticuerpos hacia la posibilidad de que el Estado costarricense sea laico.

Pese a esto, algunas voces protestantes históricas se suman a las pentecostales y sugieren que si bien el Estado debe hacer lo suyo y las Iglesias también para denunciar los problemas sociales, el Estado en todo caso debería ser cristiano, no católico.

Para todo el estrato Evangélico-protestante los valores morales del candidato son cruciales en una elección presidencial, y es a través de la oración que se decide por quién votar. Estas personas recomendaron valentía para elegir líderes con valores cristianos. Los protestantes históricos señalaron con más énfasis que los pentecostales, que existe confusión entre la “docencia política” que pueden brindar las Iglesias y el proselitismo político que realizan algunos pastores para los partidos evangélicos. Todas estas personas afirmaron que su fe pesa en la decisión política y por lo tanto, en su voto electoral.

En otro estrato, las personas pertenecientes a otra religión, afirmaron que las asociaciones religiosas a las cuales pertenecen, se preocupan principalmente por formar a la niñez y a la adolescencia con sus valores, y por este motivo priorizan las charlas sobre su aporte filosófico-espiritual en colegios, universidades y comunidades.      

Según estos entrevistados ningún grupo religioso debería recibir ayuda económica del Estado costarricense. Muestran un apoyo claro a la posibilidad de que el Estado se vuelva laico, así como al fomento del diálogo interreligioso. Estos creyentes opinaron que la recepción de ayudas económicas de parte del Estado es cuestionable porque compromete a la comunidad religiosa, sea cual sea su denominación. Este último criterio fue expresado de forma similar por el estrato de Católicos practicantes regulares.

Las personas que profesan creencias minoritarias manifestaron que los valores morales influyen en el voto electoral, y esos valores son interiorizados a través de la creencia, una opinión compartida por los estratos Católico no practicante, Católico practicante regular y Evangélico-protestante.

Sin embargo, en el estrato Otra religión, se hace la salvedad de que las creencias religiosas pueden influir más en el voto en proporción directa a los temas que predominen en la agenda del candidato presidencial, es decir, que si estos temas cuestionan elementos morales considerados identitarios, poniendo en entredicho las tradiciones culturales heredadas del cristianismo, no obtendrán el voto electoral de los creyentes.

5. Sexualidad y moral

En esta materia, se perciben diferencias y similitudes tajantes entre los estratos investigados. En el caso de las personas sin religión, estos temas trajeron a la luz el conflicto recurrente de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio con una pareja creyente, debido a la culpabilización del cuerpo y de la sexualidad aparentemente inculcada en los creyentes por las instituciones religiosas. En este grupo se acepta el uso de todo tipo de métodos anticonceptivos, y se señala la necesidad de flexibilización de la Iglesia católica en torno al divorcio, pues para las personas sin religión serían las personas creyentes quienes más sufren con la internalización de la etiqueta de “divorciado”.

En cuanto a la educación para la sexualidad, las personas ateas y agnósticas manifestaron su acuerdo con el programa iniciado por el Ministerio de Educación, pero también insistieron en la necesidad de brindar educación sexual en el seno de la familia desde la temprana infancia. Opinaron que se debe educar sobre la diversidad sexual, pues les parece justo que cada persona se pueda casar civilmente con quien lo desee.

Este fue el único grupo donde el aborto no levantó ninguna polémica, estas personas justificaron la interrupción voluntaria del embarazo en cualquier situación, si la mujer así lo decide, hecha la salvedad de que el aborto no constituye un método anticonceptivo.  Argumentaron que sólo se es una persona cuando se nace, y se criticó la ilegalidad del aborto en Costa Rica, por estimarla discriminatoria hacia las mujeres de escasos recursos.

En contraste,  los católicos practicantes, recomendaron fehacientemente el uso de métodos anticonceptivos naturales cuya utilización debe ser exclusiva para las relaciones matrimoniales, estas personas expresaron también una abierta represión y control del deseo sexual basadas en la doctrina católica. Por otra parte, utilizaron el término “dignificación de la mujer”, que sería la contraparte de la perspectiva de género, en la medida en que implica la crítica a la sumisión de la mujer pero reivindica este sometimiento al engrandecer solamente los roles de esposa y de madre para las mujeres.

Dentro de la exaltación tradicional del matrimonio, el divorcio se describe mediante un eufemismo: “matrimonios en situación especial”, así, las personas católicas practicantes no aceptan ni siquiera a nivel discursivo la disolución del vínculo matrimonial.

En este estrato se muestra mucha desconfianza hacia el programa de educación para la sexualidad, debido al temor hacia la influencia que puedan tener los valores de los profesores en la enseñanza de este programa, en ese sentido, los católicos practicantes consideran que el papel de madres y padres de familia en cuanto a la educación sexual es desmentir lo que aprendan sus hijos e hijas en la secundaria. En este campo, también se reitera la condena al placer y a la exploración sexual en la juventud.

Otro reclamo frecuente de este estrato tiende a responsabilizar a ciertos avances tecnológicos (computadoras, teléfonos celulares, televisión, internet) de potenciar la falta de comunicación familiar, y por ende, de propiciar un tipo de individualismo que según estas personas provoca la desintegración familiar. Esto traería como consecuencias que las personas ya no recen en familia, y que padres y madres no puedan conversar con su descendencia sobre la sexualidad desde un punto de vista católico.

Sólo la mención del vocablo aborto ante este sector provocó gestos de negación. Para los católicos practicantes el aborto no se justifica bajo ninguna circunstancia, pues todo sufrimiento es y debe ser tolerable, aún si el embarazo conlleva la muerte de la mujer embarazada, recalcaron que lo más importante es la salvación del alma, no la del cuerpo.

Los entrevistados aseguraron que la homosexualidad consiste en una confusión en el proceso de construcción de la identidad, lo cual consideran que es reparable. Pueden aceptar a la persona homosexual o lesbiana, con el requisito de que no tenga una vida sexual activa y presente una actitud de enmienda de su orientación sexual. Expresaron también, una firme defensa de la procreación como único fin del acto sexual. 

Otra visión presentan los católicos no practicantes, quienes consideran que es posible utilizar cualquier método anticonceptivo, pues la Iglesia católica no debería ejercer tanta influencia sobre el cuerpo y las relaciones que establecen las personas entre sí. Aseveraron que la Iglesia piensa que “el cuerpo es malo” y así, la misma institución propicia la doble moral en la vida sexual de las personas creyentes. Desde esa perspectiva, para este estrato existe una brecha entre la doctrina católica y la vida sexual y reproductiva de los creyentes, lo cual contribuiría a la pérdida de fieles católicos. Estas personas expresaron que la Iglesia debería avanzar en el tiempo y por ejemplo, aceptar el divorcio.

Según los católicos no practicantes la familia debe reforzar la educación sexual dada en secundaria, cuya única bemol señalada es que parece invisibilizar la perspectiva de género. Opinaron que la sexualidad debe hablarse sin tabúes, aunque admitieron su dificultad para hacerlo como madres o padres, debido a su falta de formación en esta área.

El aborto se toma con un poco más de apertura en este estrato. Las personas católicas no practicantes opinaron que el aborto involucra una decisión que en primera instancia debería tomar la mujer o la pareja, no la Iglesia católica. Afirmaron que el aborto puede justificarse en casos de violación a niñas o cuando la vida de la mujer embarazada esté en peligro, es decir, en casos extremos.

En lo tocante a la homosexualidad, declararon que para una persona creyente y homosexual, el único camino es diferenciar el discurso y las prácticas de la Iglesia como institución, de sus propias creencias para así poder vivir su sexualidad y su fe. Una de los participantes, argumentó que para tener una vida de pareja siendo homosexual y creyente a la vez, es necesario deshacerse de la culpa impuesta por la Iglesia católica y lidiar al mismo tiempo con los mecanismos de control interiorizados. Así, la consecuencia lógica que se sigue para la vida de un católico homosexual es que se convierta en católico no practicante, pues aseguran que la Iglesia no abre espacios para la diversidad sexual.

En este eje temático no existen mayores diferencias entre creyentes pentecostales y protestantes históricos. Así, aceptan la utilización de métodos anticonceptivos no abortivos en el contexto matrimonial, recalcando la importancia de hacer prevalecer la santidad del matrimonio y la abstinencia antes de éste. Estas personas insistieron en que si bien, sus Iglesias “no cierran las puertas” a las personas divorciadas, éstas no pueden tener un rol de liderazgo en el culto ni tampoco pueden predicar.

En relación con el programa de educación para la sexualidad, afirmaron que es necesario fiscalizar la educación sexual que se recibe en secundaria y desmentirla en casa, subrayaron que sus Iglesias educan para la abstinencia, y que el programa ministerial carece del componente de espiritualidad.

En cuanto a las relaciones familiares, para los pentecostales convertir a toda su familia a la fe que ellos profesan es parte de su misión, los protestantes históricos señalaron que tienen dificultades de incorporación de las personas jóvenes de su familia a los rituales. Ambos grupos constataron una pérdida palpable de autoridad en las familias, así como un desinterés creciente de madres y padres por la formación religiosa de sus hijas e hijos.
La mención de la interrupción del embarazo causó seriedad y rechazo. Para el estrato Evangélico-protestante el aborto es injustificable y es un asesinato, solamente si peligrara la vida de la mujer y fuera señalado por diagnóstico médico, sería considerable, pero en todo caso, afirmaron que es la oración lo que brinda la decisión a seguir. Las personas entrevistadas aseveraron que las Iglesias no pueden asumir la responsabilidad de alguien que no siguió sus enseñanzas, por lo cual se debe preparar, por ejemplo, a la niña o adolescente embarazada, como un reservorio de la criatura a nacer.

De entrada este sector hizo una condena bíblica a las personas homosexuales y lesbianas, posteriormente, los entrevistados adujeron que pueden aceptarlas si  buscan “curarse”, pues afirmaron “no cerrar la puerta” a las personas homosexuales, de la misma forma que las personas católicas practicantes. Hay que recalcar que incluso algunos de los entrevistados admiten que hay divergencias doctrinarias sobre este tema tanto dentro de la Iglesia metodista como dentro de la Iglesia episcopal, pero los participantes aseguraron que la homosexualidad es un problema hormonal o una desorientación mental.

En el estrato Otra religión no se expresó ninguna objeción al uso de métodos anticonceptivos. Las personas entrevistadas opinaron que el divorcio es un factor que potencia la separación del catolicismo y la búsqueda espiritual en otros grupos religiosos, para estas personas la fe se coloca en el ámbito de la vida privada junto con la sexualidad.

Estas personas afirmaron que la educación para la sexualidad debería comenzar en la familia, pero el programa de educación pública permite al menos tender puentes entre la escuela y la familia, para así facilitar el involucramiento de madres y padres. La familia es vista como el núcleo de la sociedad, y por ello, también externan su preocupación por el hecho de que la educación se deje solamente en manos de las autoridades educativas.

Sobre el tema del aborto, no hay consenso en este estrato, pero la mayoría se muestra tolerante. Las personas entrevistadas consideraron que la aplicación del aborto depende de cada contexto y del marco legal del país.

Por ejemplo, los budistas tibetanos tienen diversas posiciones con respecto al aborto, pero de forma general lo prohíben, los bahaí´í defienden la libertad de conciencia de cada creyente, y en esa medida respetan el derecho a decidir de cada persona. El budismo zen, es la única tendencia en este estrato que muestra comprensión ante el aborto y brinda incluso la posibilidad de elaboración del duelo mediante un ritual. Esto se relaciona con la cultura japonesa y por lo tanto, no es extensible a otros tipos de budismo, sin embargo, permite que el aborto tenga un lugar no condenatorio dentro de los parámetros de su fe.

La homosexualidad no ocupa un lugar relevante dentro de las preocupaciones religiosas de estas personas. Parece existir en el estrato Otra religión una división entre la vida privada y las creencias religiosas, que en el caso concreto de las prácticas sexuales y de la diversidad sexual aparenta ser liberadora para las personas creyentes.

6. Balance final

Esta exposición de los principales resultados de cada estrato, permite vislumbrar el horizonte de algunos de los cambios en curso en la sociedad costarricense.

En relación con la identidad religiosa, se observa una importancia creciente de la axiología moral sobre la doctrina, especialmente en el caso de las personas católicas practicantes, asimismo, sus prácticas tienden a aproximarse a las de las personas evangélicas-protestantes en términos de asiduidad. Los católicos practicantes reelaboran medianamente el significado de sus prácticas (duración, asistencia), y los evangélicos-protestantes presentan una resignificación del formato de la Biblia (de impreso a digital) que ellos mismos cuestionan, así como los usos y el sentido que le dan a la música. Este último estrato no admite la contextualización del texto bíblico, lo cual inmoviliza la percepción y alcance de sus creencias.  Ambos estratos protestan por los problemas de inserción de las personas jóvenes en su respectiva práctica religiosa, así como responsabilizan a las tecnologías de información y comunicación de un individualismo que separa a las familias de la ejecución conjunta de los rituales estimados sagrados.

La frialdad, repetición y desmotivación presentes en los rituales católicos constituyen comentarios frecuentes en todos los estratos, a excepción del de Católicos practicantes. Vale la pena destacar que la mayoría de las personas han sido socializadas en el catolicismo, por lo cual, esta crítica es un detonante fundamental para el abandono de esta fe, éste es el caso de las personas sin religión o con otra religión, o para su posterior conversión para las personas evangélicas-protestantes, o para su alejamiento, como es el caso del estrato Católico no practicante, cuyas creencias se mantienen debido al contexto cultural y al respeto por lo inculcado en la infancia, pero sus prácticas religiosas, poco frecuentes, se ubican en el terreno del compromiso social.

Tanto para este último estrato, como para los estratos Sin religión y Otra religión, el acceso a lecturas en el período de la adolescencia juega un papel importante en el distanciamiento relativo o absoluto del catolicismo. En ese sentido, es necesario resaltar que la mayoría de las personas entrevistadas cuentan con estudios universitarios.

En el estrato Sin religión se propone el ateísmo como guía para la vida, lo cual, no deja de ser también una creencia, que en algunos casos solamente se observa en la vida privada y en otros se hace de ésta una práctica, mediante una posición militante en el espacio público. Para el estrato Otra religión las creencias son diversas, pero confluyen en buscar la unidad entre alma y cuerpo, a través de prácticas corporales consideradas sagradas, donde es especialmente relevante el lugar dado a la meditación.

En términos sociales, todas las personas entrevistadas reconocen la importancia del papel que pueden jugar las Iglesias y las comunidades espirituales en el desarrollo local. No obstante, en los estratos Católico no practicante y Sin religión, también se critica esta labor por verse acompañada de proselitismo religioso.

Por otra parte, el Estado laico cuenta con la aceptación de la mayoría de las personas creyentes, incluso las personas católicas practicantes y las evangélicas-protestantes enfatizan el rol de denuncia que pueden jugar sus Iglesias en este escenario. Las personas participantes de los grupos focales consideran deseable el distanciamiento entre el poder político y el poder religioso. Sin embargo, para algunas personas del estrato Evangélico-protestante, el Estado laico puede ser equivalente a un Estado ateo, y en ese caso apoyan el mantenimiento del actual Estado confesional o la creación de un Estado cristiano.

En todos los estratos se afirma que las creencias religiosas influyen en el voto electoral, particularmente a través de los valores morales interiorizados mediante la socialización católica o evangélica. No se considera que esta situación sea deseable en los estratos Sin religión, Católico no practicante y Otra religión, es en los estratos Católico practicante y Evangélico-protestante, donde se admite o se promueve un voto creyente.

De forma general, los temas relacionados con la sexualidad y la moral encuentran mayor apertura en los estratos Sin religión, Otra religión y Católico no practicante, estos sectores aprueban el uso de cualquier método anticonceptivo, apoyan a las personas divorciadas y cuestionan el estatus que les otorga la Iglesia católica, así como también aceptan a las personas homosexuales. Ahora bien, los católicos no practicantes admiten que hay mayor dificultad, pues asumen que quien quiera vivir su homosexualidad siendo un creyente católico tendrá como condición la renuncia a la práctica religiosa.

En el caso del aborto, estos estratos presentan tolerancia (Otra religión), aceptación de la interrupción voluntaria del embarazo (Sin religión) y apoyo al derecho a decidir de las mujeres en casos extremos (Católicos no practicantes). En estos estratos hay igualmente una crítica substancial hacia la culpabilización del cuerpo que pregona la Iglesia católica.

Para los estratos Evangélico-protestante y Católico practicante cualquier tipo de aborto es inadmisible, aún si está en peligro la vida de la embarazada. Para el primer estrato el uso de métodos anticonceptivos y no abortivos, se aprueba dentro del matrimonio, para el segundo estrato, únicamente se admite el uso de métodos anticonceptivos naturales también dentro del matrimonio. En ambos estratos las personas divorciadas tienen un nivel inferior y son estigmatizadas por los fieles, en el Católico practicante no se les permite participar de la comunión en el ritual litúrgico y se oculta su estatus mediante un eufemismo discursivo, mientras que en el Evangélico-protestante no se les permite predicar.

Estos estratos también coinciden en su apreciación sobre la homosexualidad como un tipo de desorden psicológico que puede curarse, las personas homosexuales son aceptadas en la medida en que renuncien a una vida sexual activa.

El programa de educación para la sexualidad despierta desconfianza prácticamente en todos los estratos, mientras que para católicos practicantes y evangélicos-protestantes es necesario fiscalizar en el seno de las familias la información dada, para los otros estratos debe haber más bien un acompañamiento familiar.

Los elementos considerados como valores morales para las personas entrevistadas no varían mucho de un estrato a otro. El amor, la justicia y la solidaridad, son los más mencionados, pese a las diferentes posturas en algunos de los temas desarrollados.

Según Berger y Luckman (1997) el pluralismo moderno constituye un fenómeno producido por “crisis de sentido” tanto subjetivas como intersubjetivas, lo cual a nivel global ha debilitado considerablemente los monopolios religiosos, pero al mismo tiempo, el pluralismo presenta un menú de alternativas y preferencias de elección religiosa para cada individuo, abriendo “une religion à la carte” más que la extinción de las grandes religiones, como lo propone Bibby (1990).

En el caso de los estratos estudiados, la primacía de las creencias inculcadas por la Iglesia católica es aún notoria, sin embargo, el distanciamiento de esta institución, la reelaboración de algunas prácticas, la selección a conveniencia de ciertas creencias y la conversión a otros credos, podrían identificarse como los entremeses de un incipiente menú religioso, es decir, como los primeros signos de un pluralismo limitado. Esto, sin llegar a un “mercado religioso” oferente de muchas opciones, y producto del ocaso de las religiones establecidas, como fue apresuradamente vaticinado por Stark y Bainbridge (1985).

Ahora bien, la mayoría de creyentes entrevistados tiende más a elegir qué creer, cómo hacerlo y cómo practicarlo que a seguir al pie de la letra lo establecido por las instituciones religiosas, de esta forma, las creencias tradicionales pueden ceder el paso a interpretaciones más subjetivas de esas creencias, donde prima lo vivencial sobre lo doctrinario. Así, los hallazgos de esta fase de investigación indican una sintomatología propia de una “crisis latente de sentido” en palabras de Berger y Luckman (1997), que pone al descubierto la acuosidad de los sistemas de verdad religiosa, revelando problemas familiares en la transmisión de las creencias y las prácticas a las nuevas generaciones, transformaciones en la construcción de la identidad en su articulación con el discurso normativo religioso, así como distintas concepciones del papel de las Iglesias en su relación con el Estado y con la política.

Sin embargo, en este contexto es posible señalar que tanto la Iglesia católica como las Iglesias evangélicas constituyen “instituciones intermedias” que aún ofrecen sentido a las personas que fueron socializadas en la fe cristiana, aunque ya no la profesen. En esa dirección, la relevancia dada por las personas entrevistadas a la contribución eventual al desarrollo social que pueden realizar los grupos religiosos en comunidades aisladas es significativa, así como el rol de denuncia social que pueden otorgar a las Iglesias.
Si bien, la constante crítica a la doctrina católica y a sus prácticas rituales, de parte de algunos estratos, evidencia la erosión del substrato institucional católico, la fragmentación al interior del catolicismo y la dificultad de la Iglesia católica para ubicarse en un contexto donde ya no es la única fuente de sentido. Esto se ilustra particularmente en materia de sexualidad, donde como enfatiza Hervieu-Léger (2003:197) para la Iglesia católica “la cuestión sexual es aún el último terreno en el que todavía puede, invocando el carácter absoluto de un orden natural confundido con el orden biológico y/o el orden simbólico, tratar de acorralar el progreso irresistible de una modernidad que ha prevalecido sobre ella en todos los demás ámbitos de la vida individual y colectiva”5.

En este campo, las religiones minoritarias aumentan las opciones del menú religioso, contribuyendo quizás al germen de una multiplicidad de morales, reflejada igualmente en los valores destacados por las personas sin religión y las personas católicas no practicantes, que por ahora se expresa en una aparente flexibilidad de la moral cristiana propia a la matriz cultural costarricense, pero lejana todavía de una moral laica.

 

Referencias bibliográficas
Berger, Peter y Luckman, Thomas. Modernidad, pluralismo y crisis de sentido. La orientación del hombre moderno. Barcelona: Ediciones Paidós, 1997.

Bibby, Reginald W. “La religion à la carte au Québec : une analyse de tendances”. Sociologie et sociétés. Vol. 22, núm. 2, 1990, pp. 133-144.

“Encuesta de Opinión Pública 2011”. 2011. Recuperado el 4 de marzo de 2013, de http://www.cimpa.ucr.ac.cr/encuesta/Encuesta_de_Opinion_Publica_2011.pdf

Hervieu-Léger, Danièle. Catholicisme, la fin d’un monde. Paris: Bayard, 2003.

Mallimaci Fortunato y Giménez Béliveau, Verónica. “Creencias e increencia en el Cono Sur de América. Entre la religiosidad difusa, la pluralización del campo religioso y las relaciones con lo público y lo político”. Revista Argentina de Sociología. Año 5, núm. 9, 2007, pp. 44-63.

Stark, Rodney y Bainbridge, William. The Future of Religion. Berkeley: University of California Press, 1985.

“Resultados generales de población y vivienda del censo 2011”. 2011. Recuperado el 4 de marzo de 2013, de http://www.inec.go.cr/Web/Home/GeneradorPagina.aspx


1 Este artículo representa una contribución al proyecto de “Constitución de un observatorio de los procesos religiosos en Costa Rica” dirigido por la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de la Universidad Nacional.

2 Escritora, investigadora y docente en la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, Universidad Nacional, Costa Rica. Posee una maestría en Estudios Latinoamericanos en la Sorbona y un doctorado en Sociología por l’École des Hautes Études en Sciences Sociales, París, Francia.

3 “Resultados generales de población y vivienda del censo 2011”. 2011. Recuperado el 4 de marzo de 2013, de http://www.inec.go.cr/Web/Home/GeneradorPagina.aspx.

4 “Encuesta de Opinión Pública 2011”. 2011. Recuperado el 4 de marzo de 2013, de
http://www.cimpa.ucr.ac.cr/encuesta/Encuesta_de_Opinion_Publica_2011.pdf

5Traducción libre.