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Temas de nuestra américa

e-ISSN: 2215-3896.
Número Extraordinario, 2022
DOI: https://doi.org/10.15359/tdna.38-e7
Open Acces: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/tdna
e-Mail: temas@una.ac.cr
Licencia: CC BY NC SA 4.0

VOCES SOBRE SU LEGADO


Seguimos trabajando:
el oficio y sus herramientas, legado de Mario Oliva Medina

Marcelo Valverde-Morales
Universidad Nacional

Costa Rica


“En cuestiones de cultura y de saber,
solo se pierde lo que se guarda;
solo se gana lo que se da.”
Antonio Machado.

1
Sincronías y generosidad

La atmósfera en que conocí al profesor Mario Oliva Medina me refiere a una sincronicidad particular, que resultaría premonitoria en nuestra relación intelectual, política y profesional. Fue precisamente en la gestión de una actividad académica en el año 2015, relativa a la reivindicación de la soberanía argentina sobre el territorio de las Islas Malvinas. La actividad fue coordinada por la decanatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional en la figura de su decano Dr. Albino Chacón Gutiérrez, el Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA) representado por el profesor Oliva, y la Embajada de la República Argentina en Costa Rica en la cual ejercía como embajador el señor Martín Antonio Balza, quien fuera combatiente en el conflicto de las Malvinas.

Bastó conocernos en este contexto profundamente latinoamericano para poder tener de su parte mis primeras impresiones, como su alumno, desde la no formalidad que permite la cultura universitaria en el campus. Menciono esto porque fue precisamente la cordialidad del profesor Oliva la que me llevó, de un mejor modo, a conocer su trabajo y el del IDELA.

De manera que algunas semanas después, tras solicitar una cita con el profesor, nos reunimos en su oficina en la dirección del IDELA. En esta reunión platicábamos sobre la labor del instituto y sus revistas, mi interés era específicamente informarme sobre las posibilidades de publicación para jóvenes recién graduados. Tras un breve silencio en la conversación y con la mirada reflexiva que lo caracterizaba, me invitó, para mi sorpresa, a ser su asistente en algunas de las investigaciones que tenía en proceso.

Naturalmente mi aceptación fue inmediata, lo que marca la génesis del presente escrito, es decir, el inicio del trabajo, comprendiendolo desde una dimensión profunda, relativa a cultivar y practicar un oficio, una profesión, con todo lo que esto implica de manera integral.

Pero la generosa invitación del profesor contenía un trasfondo esencial que yo no entendería hasta algún tiempo después, me refiero a lo siguiente: la invitación no era solamente dirigida a trabajar, sino, y principalmente, a iniciar un proceso de carácter pedagógico. Desde el cual yo emprendería un camino hacia la confección de mis primeras herramientas en la investigación y la docencia.

Tras mi incorporación formal al IDELA, mi primera colaboración investigativa fue en el trabajo de ubicación de fuentes y archivo para el articulo: “Exilio, insilio, cárcel y violencia: 1948–1952”. Publicado por el profesor Oliva y el Dr. German Chacón Araya en la revista Temas de Nuestra América, en un número extraordinario relativo a estudios sobre exilio. Se trató de una inmersión en documentos sobre el exilio del dirigente político Manuel Mora Valverde y las persecuciones políticas de la post guerra de 1948. Un inicio que me invitó reflexionar sobre la violencia, las políticas de olvido y el papel de la historia en el resguardo de la memoria y la justicia colectivas. Mi primera misión estuvo en función de un trabajo que resultaría saldar varias deudas históricas para el bando perdedor de dicha guerra. Esta sería una afinidad temática que como veremos siempre marcó la vida intelectual del profesor. Con relación a las investigaciones sobre dicho conflicto menciona:

…mucho menor atención han recibido as­pectos como la represión, la cárcel, el exi­lio, el insilio, el destierro y la emigración, sufridos por una parte considerable de la población costarricense. En otras pala­bras los vencidos en esa contienda no tie­nen historia o simplemente fue silencia­da por los vencedores. (Chacón y Oliva, 2017, p. 38)

Este primer acercamiento el profesor me mostró desde un inicio la condición con la cual vivía la investigación, elemento fundamental que determina su intencionalidad pedagógica. Con esto me refiero a la pasión, piedra angular de don Mario en su trabajo intelectual y su compromiso con la academia. Una pasión propia de quienes a partir de una entrega consciente y diligente llegan a disfrutar a plenitud de una disciplina, al punto de levitar y fluir en ello, en una entera relación con la noción personal de plenitud.

A partir de lo anterior, y expresado en su quehacer intelectual, don Mario disfrutaba del descubrimiento de cada pista, fuente, argumento, libro, actor o referencia que alimentara la construcción minuciosa de una obra. Este carácter específico provee el quehacer humano de una fuente en dos vías complementarias, una ritual y la otra mística, a partir de las cuales el oficio se reviste entonces de magia, una magia que llena a su vez de sentido una parte importante de la vida misma. Sobre esta característica volveremos más adelante1.

Esta primera colaboración investigativa se vio acompañada de el proceso de formulación y gestión del coloquio internacional Exilio y Presencia: Costa Rica y México en el Siglo XX, desarrollado en la UNA en octubre del 2016. Esta actividad académica fue propiciada por IDELA y el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM. En el coloquio se presentarían numerosos trabajos con relación a los estudios sobre exilio, destacando de manera particular aquellos que involucraban a Costa Rica y México de forma reciproca, tal es el caso mencionado de Manuel Mora Valverde.

2
La conformación de un equipo

Tras la colaboración realizada en dichos productos, el profesor Oliva me incorporó a su equipo de trabajo interdisciplinar para lo que sería una de sus iniciativas más íntimas: el proyecto Voces y Rostros del Exilio Chileno en Costa Rica. El equipo se escontraba formado por las historiadoras Marcela Ramírez Hernández y Diana Rojas Mejías, así como por el internacionalista Ronald Obando Brenes. Cada uno de nosotros colaboró de manera continua y complementaria en casi todos los aspectos relativos al trabajo investigativo, desarrollando independientemente y siempre con la guía del profesor, diversos productos académicos. Sobre este proceso el profesor Oliva mencionó:

… el equipo se reunió de manera permanente para discutir todos los detalles de las búsquedas en fuentes primarias y revisión bibliográfica con sus respectivas reflexiones y comentarios. Se rastrearon Fondos del Archivo Nacional, Leyes y Decretos, actas de la Asamblea Legislativa, archivos institucionales de las universidades, archivos personales, cartas, correspondencia partidista, autobiografías, memorias, periódicos, proclamas, manifiestos, folletos, afiches, consulta de fuentes literarias: poesía, prosa, cuento, relatos y actividades artísticas, incluidas fotografía y obra plástica; es decir cualquier asomo que nos permitiera completar las indagaciones de esta población. Paralelo a este trabajo, que sobrepasa de todas maneras los tiempos remunerados, se inició una faena sistemática de entrevistas con exiliados, expatriados e integrados chilenos, así como con un grupo muy selecto de costarricenses que jugaron un papel destacado en aquellos años como anfitriones y como parte de la movilización social, educativa y cultural que implicó la migración chilena. (Oliva, 2021, p. 17)

El liderazgo de don Mario durante este proceso estuvo caracterizado por la generosidad en sus consideraciones para con quienes conformamos su equipo. Conocedor de nuestra juventud, ímpetu y diligencia, el profesor reconoció nuestro esfuerzo y encaminó aquellas acciones y actitudes capaces de ser mejoradas, siempre en función de las tareas, el aprendizaje y los productos académicos. Esto nos llevó a la realización de una segunda actividad académica de grandes proporciones la cual fue las IV Jornadas del Exilio Iberoamericano, en octubre del 2018.

Para este momento, mis aportes y aprendizaje al lado del profesor Oliva ya podían llegar a los dos años. Fue cuando me invitó a un trabajo de archivo sobre la Revista Escena, de la Universidad de Costa Rica (UCR), donde abordaríamos sus orígenes y sus aportes. Quizá la experiencia de este trabajo pueda ilustrar el involucramiento progresivo que el profesor me permitió a nivel académico.

El desarrollo fue de la siguiente manera: una vez ubicado y establecido el corpus de la investigación, las sugerencias iban llevando al desarrollo paulatino; posteriormente vino la invitación de su parte para que realizara la sistematización de los aportes de autores chilenos en la revista, luego la investigación sobre la historia de vida y exilio de quienes fueron sus fundadores; la revisión en cuanto a la solidaridad en el exilio que se plasmó en sus artículos y finalmente el descubrir los aportes de esta revista a la reflexión en la cultura y la sociedad costarricenses. Cada una de estas fases fue respectivamente supervisada y también alentada en libertad por la generosa pedagogía que el profesor compartió conmigo.

Otro ejemplo de nuestra cotidianidad como equipo de trabajo que ilustra las particularidades pedagógicas de don Mario en las ya mencionadas dos vías que le caracterizan es el siguiente: reunidos en una sesión de trabajo en su casa de habitación el profesor trae a la mesa de trabajo algunos de sus libros recientemente adquiridos, ponemos atención y nos lee un poco del contenido de cada uno de ellos. A partir de esta lectura, en la vía de lo ritual, nos invita a observar con atención, y en la vía de lo místico nos muestra, no solamente el carácter metodológico de estas obras, sino además su estilo y estructura narrativas; de manera que podamos interiorizar el arte de los elementos contenidos y la manera en que se dicen, en la práctica intelectual.

El proyecto del exilio chileno en Costa Rica fue, como se mencionó anteriormente, una de las iniciativas académicas más íntimas e introspectivas del profesor, debido a su propia condición como chileno en Costa Rica, país al que llegó en su temprana juventud a continuar sus estudios y, en primera instancia, también a trabajar. No obstante, como parte del proyecto, el equipo de trabajo le realizó una entrevista donde mencionó con relación a su propio exilio lo siguiente:

…pero a mí me ocurrió algo muy particular. Yo nunca me he sentido como exiliado. No. Pero el hecho de que uno no se siente exiliado no necesariamente significa que no lo sea. Me parece o me parecía que había un corte muy brusco entre lo que yo fui en Chile y lo que yo quería hacer, que tenía que ver con mi futuro, con mi forma de ganarme la vida. Y eso no tenía que ver necesariamente con Chile. Hay una ruptura muy grande con Chile, porque, bueno, yo no tenía en mente regresar a Chile, entonces lo que tenía en mente era poder hacer una carrera o hacerme un futuro. Y yo siento, mirando retrospectivamente, que intenté incorporarme lo más rápidamente posible a la cultura y a la vida costarricense y eso lo hice de varias maneras: una juntarme lo menos posible con chilenos, y entonces mis espacios de desarrollo académico incluso, eran con costarricenses y no con chilenos, que en ese momento eran bastante importantes en las universidades. Pero yo no busqué ese camino, sino más bien un camino más individual, más relacionado conmi modo de pensar, de que Chile ya estaba atrás y que yo tenía que hacer una vida en Costa Rica. (Oliva, 2018a)

Si bien las palabras del profesor resultan claras con relación a la salida de Chile y su vida en Costa Rica, la cita evidencia también un trasfondo valioso con relación al tema del presente ensayo, el cuál es la relevancia que desde muy joven tuvo para él su vocación, visión que marcaba un derrotero en su vida temprana y que se refleja en frases como: “lo que yo quería hacer…”, “tenía que ver con mi futuro…” y “hacerme una carrera…”

Como parte de esta esta etapa y proyecto, debo reconocer el continuo aporte que mis compañeras y mi compañero del equipo de trabajo me han permitido aún hoy. Sus trabajos, sus metodologías y su estilo en el quehacer académico han representado, en su solidaridad, una gran contribución a mi proprio crecimiento, y a nuestro crecimiento como grupo.

3
Enseñando con el ejemplo
inspiración temática
y dinamismo intelectual

Desde joven el profesor Oliva mostró su excelencia en la investigación y su inclinación intelectual a ciertos temas en específico. Fue así como a partir de sus primeras investigaciones como estudiante se le confiere en 1985 el Premio a Ensayo Histórico de la Editorial Costa Rica, reconocimiento que condujo a la primera edición de su libro Artesanos y obreros costarricenses 1880-1914, publicado por la Editorial Costa Rica. En el prólogo de esta obra el Dr. Rodrigo Quesada Monge menciona:

El que éste escribe siguió muy de cerca el trabajo de Mario Oliva y puede asegurar que la rigurosidad, la constancia y el sentido practico en el manejo de las ideas, son algunas de las cualidades que permean toda la labor del autor. Porque sin preocuparse por hacer profesiones de fe, o por rendir pleitesía al empirismo de gabinete, el autor ha venido a contribuir seriamente al avance de la historiografía obrera en Costa Rica. Un vigoroso y valiente afán crítico ante lo que se consideran verdades establecidas le han granjeado un apoyo mediatizado de parte de aquellos que usufructuaran por años con tales verdades. La franqueza en el discurso y el argumento modesto pero contundente harán, definitivamente, de este trabajo un hito pionero en el establecimiento de nuevas fronteras para el quehacer académico en Costa Rica. (Quesada en Oliva, 1985, p. 10)

Las palabras del Dr. Rodrigo Quesada resultarían proféticas, la obra del profesor Oliva, su estilo y su rigor marcarían nuevas tendencias en la investigación, especialmente en la naciente Universidad Nacional. Además, esta afinidad por los grupos sociales más descuidados de la historia oficial costarricense se vería complementado con obras como Movimientos Sociales en Costa Rica (1825 – 1930) de 1991 y 10 de Mayo en Costa Rica (1913 – 1986) de 1986. A partir de estas pesquisas, el profesor Oliva llegaría por complemento a la investigación de la circulación de las ideas que modelaron estos movimientos, realizando así iniciativas pioneras sobre la literatura de inspiración proletaria y el surgimiento de tendencias políticas como el anarquismo en Costa Rica.

Otro tema que atraparía el interés y la admiración del profesor Oliva fue la figura del Apóstol, José Martí, en cuya memoria el don Mario encontraría una fuente de inspiración personal. En este sentido su trabajo resultaría innovador pues a partir de su obra José Martí en la historia y la cultura costarricenses, de 1995, realizó aportes esclarecedores sobre la presencia y la influencia del Apóstol en sus visitas a Costa Rica y su impacto en figuras de la talla de Joaquín García Monge. En el prologo de esta obra el señor Luis Ferrero, Premio Nacional de Cultura Magón 1987, mencionaba:

Estando en estos afanes vino a mi el inquieto investigador Mario Oliva Medina. Intercambiamos noticias, rememoramos escritos dispersos en las páginas del Repertorio Americano, precisamos datos eruditos. Y nos presidia un cordial espíritu martiano. En uno de esos encuentros, Mario me contó que había terminado las dos investigaciones acerca de Martí en Costa Rica. Desde hacía tres o cuatro años él me había noticiado que en los ratos libres que le dejaban sus lecciones en la Universidad Nacional o en sus otros deberes universitarios acrecentaba su devoción martiana. Las pequeñeces aldeanas no arredraban sus afanes, pues él es americano con principios definidos. Venía recogiendo materiales que hoy son inéditos para los jóvenes. Quienes los conocíamos ya desde hace tiempo los habíamos arrinconado en nuestra memoria por flaca memoria o porque hace años peinamos canas. Y al sacarlos de nuevo, Mario hace un gran servicio a la cultura costarricense, cubana, continental. (Ferrero en Oliva, 2008, p.17).

Las palabras de Luis Ferrero nos advierten en buena medida la perspectiva desde la cual el don Mario vivía su quehacer, la pasión por aquellos temas que le interesaban lo llevaban a hacer uso de sus tiempos personales, mostrando como la investigación vivida como una pasión, le impulsaba a realizar sacrificios particulares.

Como un rompecabezas que fue ordenado de manera complementaria, así se dio la incursión del profesor en otras líneas temáticas particulares, la primera de ellas fue el estudio de revistas, donde destacan sus trabajos sobre Repertorio Americano, Liberación y Renovación. Estos trabajos se enfatizaron en las redes de circulación y consumo de estos impresos, así como también de los interlocutores intelectuales de las mismas.

Es justamente en estos interlocutores donde el profesor se enfocó seguidamente; pues fue la historia intelectual, específicamente la de Costa Rica, el área de estudios donde don Mario generó aportes trascendentales, especialmente en los últimos años. Algunos de sus trabajos en esta temática fueron: Dos peruanos en Repertorio Americano Mariátegui y Haya de la Torre, de 2004, El pensamiento antiimperialista de Octavio Jiménez, de 2008; Como alas de mariposa, correspondencia inédita entre García Monge y Cardona Peña, de 2009; Los intelectuales y las letras centroamericanas sobre la guerra civil española de 2010; Toda Gabriela Mistral en Repertorio Americano de 2010 y Ensayos de historia intelectual, de 2018, entre otros.

Considerando sus intereses temáticos, resulta notable, como se ha mencionado, el tránsito temático siempre ligado esencialmente a las ideas, al pensamiento, a las personas que lo originan, a los movimientos sociales que lo encarnan y a las herramientas que les mueven. Sobre esta oscilación el Dr. Ricardo Melgar Bao menciona:

Mario Oliva ha transitado de la historia social a la historia intelectual como parte de su propio itinerario de maceración académica. Supo encontrar con facilidad los vasos comunicantes entre una y otra especialidad, así como reconocer sus límites y bondades. La historia intelectual le ha brindado una coordenada sustantiva para lograr la convergencia entre sus particulares ensayos historiográficos. Merece destacarse el modo en que lo particular se enlaza dialécticamente con lo universal. (Melgar en Oliva, 2018, p. 13)

Pero esta versatilidad con la cual trabajó el profesor Oliva en sus más de 30 años de vida como académico investigador no siempre fue reconocida como una virtud intelectual que representaba el dinamismo y la amplitud del oficio. No obstante, él tenía claridad de esta situación, esto se refleja en dos manifestaciones que hizo al respecto que comparto a continuación:

…para los historiadores no soy historiador, y para los de literatura tampoco hago literatura. Pero me siento muy bien donde estoy, no tengo ningún resentimiento con mis colegas de literatura por no reconocer lo que hago en literatura, ni tampoco tengo resentimiento con mis colegas de historia porque no me reconocen la parte histórica. (Entrevista con Angelo Narváez y Pablo Pulgar, 2019)

Y en la nota aclaratoria del libro Ensayos de historia intelectual:

Siempre he sido movido por la admiración, por estas historias y adentrarme en su conocimiento y la comprensión de obras, personajes y procesos desde una perspectiva crítica y casi siempre contracorriente con saberes y conocimientos sólidamente apertrechados en las instituciones universitarias. Lo hago con libertad y desprendiéndome de ser encasillado en esta u otra disciplina. Más bien, intento dialogar con varias de ellas para poder comprender mejor aquellas ocasiones que desarrollan nuestros personajes. (Oliva, 2018, p.10)

De manera que, para el profesor Oliva, la trasversalidad disciplinar y temática resultó siempre una posibilidad de enriquecer sus reflexiones, y de comprender desde la perspectiva de quienes se investiga, de manera que la reflexión resulte integral, situada y crítica.

4
El ensayo como estilo de vida

En casi toda su obra podemos encontrar una esencia de vitalidad que circula, habita y da vida a su producción, esta esencia es el ensayo. Pero como el titulo de este apartado lo anuncia, el ensayo en el quehacer de Mario Oliva no se refleja solamente en sus publicaciones de manera concreta, sino que además y especialmente, se plasmó en su manera de vivir y compartir el quehacer intelectual.

Para él, el ensayo resultaba un acto de magia con el cual un trabajo investigativo se transfiguraba en una historia atrayente, enganchando la atención del lector. Para analizar de mejor manera las características de su ensayo podemos acercarnos a las reflexiones de la Dra. Liliana Weinberg, quien en una de sus caracterizaciones menciona:

…para una comprensión del ensayo debe atenderse tanto a la “descripción” como la “inscripción” del texto, esto es, debe atenderse tanto a la propia configuración textual, a su decir, a su escritura y su estilo, a su carácter de ejemplo de sí mismo, así como también a su querer decir, a su inscripción en el horizonte social del discurso, de modo que, para el caso del ensayo y de la prosa no ficcional en general, es preciso orientarse no sólo a la organización del entramado textual, sino a ese más acá y a ese más allá en que se inscribe y que a su vez es representado a través de la escritura del ensayo en una performación del propio ejercicio instituyente de la palabra. (Weinberg, 2017, p.21)

Se trata por lo tanto de una ampliación profunda de los horizontes, apuntando a una construcción en cierto sentido integral y armónica, que atiende tanto en la escritura como en la investigación, todos los detalles que permitan un trabajo estructurado, solido y único. Naturalmente, este compromiso requiere de características especiales, que en el caso del profesor Oliva se conseguían cultivando un sentido estético particular, al mismo tiempo que una rigurosidad investigativa. Observemos el siguiente párrafo tomado del trabajo Julio Escámez Carrasco: el largo exilio de un pintor americano y universal de 2018:

Luego viajó a la India, Japón, China, Rusia, Checoslovaquia, Alemania y otros tantos países. Visitó lugares sagrados como Madura, con miles de esculturas, los templos eróticos de Cayuraba, el río sagrado Ganges, el Templo de los Monos. Durante sus viajes por el Extremo Oriente buscaba siempre, con interés especial, los espectáculos de muñecos, sobre todo aquellos conjuntos titiriteros populares que iban de aldea en aldea representando la vida de los dioses. Sintió una fuerte reminiscencia de su infancia cuando fue al gran teatro de muñecos de Osaka, en Japón. (Oliva, 2018, p.143)

En la cita anterior, podemos ver como a partir de una intención científica, como lo es la comunicación de un dato de carácter histórico, el profesor despliega una imagen casi literaria. Con una esencia estética única, la cual lleva al lector a un recorrido en este caso junto a la figura de Julio Escámez.

Este tipo de trabajo debe atender su lugar y para ello nuestro deber crítico es reconocer este esfuerzo como un regalo, como una pieza de cerámica trabajada con esmero tanto en su belleza como también en su utilidad. De manera que esta pieza resulta única en su construcción artesanal, mostrando la esencia de su creador pues: …el ensayo porta las marcas de un estilo del pensar y un estilo del decir.” (Weinberg, 2013, p. 61)

Como vemos, es en el ensayo el agua en la que el sentido ritual y místico ya mencionado de su oficio se despliega y navega. Espacio en el cual todo llega a armonizarse y fluir. A partir de esto, solamente quien alcanza un sentido de la vida en la pasión que le anida puede llegar a comprender este tipo de regocijo y plenitud.

En este particular, recuerdo como anécdota una ocasión en la cual el profesor nos invitó a ver nuestro trabajo intelectual en sus expresiones académicas de la investigación, la docencia y la extensión como un remanso. Privilegio sagrado y por lo tanto de una rigurosa responsabilidad con la sociedad. En este contexto comprendido por la ecuación privilegio, responsabilidad y pasión: “…El ensayo marca las estaciones de un viaje intelectual en el momento de su hacerse.” (Weinberg, 2013, p. 77). Este fue el caso del profesor Mario Oliva.

5
Conclusión.

“Seguimos trabajando”, era la frase con la que el profesor Mario Oliva se despedía a menudo. Pero antes de despedirse usualmente la conversación se caracterizaba por una transferencia refrescante de energía y encanto por la investigación, animándonos en nuestro esfuerzo, invitándonos a ser cada día mejores.

Todos los aspectos abordados en el presente ensayo fueron parte del proceso pedagógico que Mario Oliva Medina, de manera desprendida, directa o indirectamente, compartió conmigo y con decenas de jóvenes más a lo largo de sus más de 30 años de trabajo académico. Creo que en muchos sentidos don Mario fue un mentor de la vocación intelectual, un sembrador de pasión por este oficio.

Quisiera finalizar con algo que siempre destacó en la personalidad del profesor y, por ende, también en su estilo pedagógico. Un elemento que siempre transversalizó en todos los ámbitos; me refiero a la humildad. Con relación a esto comparto a continuación su respuesta a la entrevista realizada en el contexto del Proyecto del Exilio Chileno en Costa Rica, cuando se le consulto sobre sus aportes en la academia:

Bueno, yo soy como el menos indicado para decir eso. ¿No? Yo soy profesor universitario desde el 83. Eso que será como unos 35 años. Entonces debería pensar que el mejor aporte que he hecho tiene que ver con la enseñanza, con el compartir, con muchos costarricenses y no costarricenses también, que llegan a la universidad y hemos podido tener intercambio a través de las clases. También desde muy temprano empecé a escribir sobre historia de Costa Rica e historia de América Latina, del cual hay algunos textos que circulan, que se leen. Y creo que ahí es donde está mi mejor contribución. También he ocupado algunos puestos de gestión universitaria como director, como decano, como vicerrector, que me han permitido tener una influencia sobre el devenir de las instituciones educativas.” (Oliva, 2018)

En estas palabras, don Mario destaca que sus principales aportes fueron en función precisamente de compartir. No cabe duda de que su generosidad y su humildad seguirá viva en la praxis académica e intelectual que sembró en todas aquellas personas que cumplimos a su lado este proceso de aprendizaje.

Finalmente, quisiera mostrar las palabras que nos escribió como dedicatoria en una de las últimas publicaciones que obsequió al equipo de investigación sobre exilio: “…con cariño y admiración. Mario Oliva.”

¡Cuán generoso, profesor, fue siempre su trato y su instrucción! El cariño y la admiración serán eternamente nuestros.

Escazú, 2022

Referencias

Chacón, G. Oliva, M. (2017). Exilio, insilio, cárcel y violencia: 1948-1952. Temas De Nuestra América Revista De Estudios Latinoaméricanos33, 37-73.

Oliva, M. (2021). Exiliados, expatriados e integrados: chilenos en Costa Rica 1973 – 2018. Costa Rica: Editorial Universidad Nacional.

________. (2018a). Entrevista del proyecto Voces y Rostros del Exilio Chileno en Costa Rica. IDELA.

_________. (2018). Ensayos de Historia Intelectual. México: Universidad Nacional Autónoma de México.

_________. (2019). Entrevista. Arte y exilio chileno en Costa Rica. Una entrevista a Mario Oliva Medina. Angelo Narváez y Pablo Pulgar.

___________. (2008). José Martí en la historia y la cultura costarricenses. Costa Rica: Editorial Universidad Nacional.

___________. (1985). Artesanos y obreros costarricenses 1880 – 1914. Editorial Costa Rica.

Weinberg, L. (2017). El ensayo en diálogo. México: Universidad Nacional Autónoma de México.

__________. (2013). Situación del ensayo. Costa Rica: Editorial Universidad Nacional.


1 Ritual en cuanto dota de un encanto particular el acto investigativo y mística en cuanto a contener una expresión trascendente.

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