TDNA

Temas de nuestra américa

e-ISSN: 2215-3896.
Número Extraordinario, 2022
DOI: https://doi.org/10.15359/tdna.38-e11
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PERSONAJES


Joaquín García Monge:
el editor continental
1

Mario Oliva-Medina

Universidad Nacional

Costa Rica

la obra de Joaquín García Monge, desde 19I9 en libros y revistas anteriores, es única en la historia de nuestro mundo hispano­ americano.

Pedro Henríquez Ureña, 1946

Me propongo hacer aquí dos indagatorias

La primera es una aproximación en términos generales a la labor editorial de don Joaquín García Monge y a ciertos circuitos de lectura de esos textos. La segunda busca precisar qué obras y autores americanos y centroamericanos editó don Joaquín García Monge. Limitaremos nuestras aproximaciones a lo que en la época se podía considerar libro. Excluyo artículos, ensayos, notas y otras formas de expresión de autores americanos y centroamericanos editados por García Monge en las variadas publicaciones que mantuvo y que no alcanzaron el formato de librito (usual en esa época), esta labor es monumental y está por hacerse. Por tanto, nos parece esencial emprender su sistematización para tener un panorama más completo de lo que se publicaba y se hacía circular a través de las diversas revistas y colecciones que promocionó don Joaquín durante aproximadamente sesenta años.

La riqueza de su obra y las acciones cumplidas con igual entusiasmo en el transcurso de su existir contagian y dictaminan. No es un varón lejano y misterioso, sino un demócrata radical que examina el devenir de su época y señala conductas para el porvenir. Escribir sobre García Monge supone, siempre, llegar a dos conclusiones paradójicas. La primera: todo lo que uno pueda decir sobre su obra o sus actitudes parece ya haberse dicho. La otra está relacionada con los textos que integran el corpus garciamongiano que uno necesita leer y estudiar. No contamos con las obras completas de García Monge, lo que se ha publicado, aunque valioso, es siempre parcial. El olvido, la ignorancia, cierta conspiración de la cultura oficial y las decisiones del mismo García Monge han originado que jamás tengamos reunidos los textos que él escribió o manifestó oralmente durante su extensa y activa vida. En 1944 sentencia sobre su producción: “[es] muy escasa, muy modesta; me he inclinado más por servir a los demás”.

Luis Dobles Segreda, refiriéndose a García Monge, el escritor, lo catalogó “como poco fecundo: El Moto y Las hijas del campo hacia l 900, Abnegación hacia 1902 y La mala sombra hacia 1917”, idea compartida por ciertos sectores de la crítica nacional hasta hace algún tiempo. Sin embargo, García Monge escribió artículos, ensayos, crónicas, informes, discursos y mantuvo relaciones epistolares permanentes con muchos intelectuales en América y fuera de ella, lo cual nos hace concluir que mucho del pensamiento y las ideas de García Monge e de conocen por un vacío de archivo, de fuente disponible y de difícil recuperación.

A modo de ejemplo, en 1989 se publicó el libro Gabriela Mistral y Joaquín García Monge: una correspondencia inédita (Editorial Andrés Bello, 1989), cartas que obsequiara Eugenio García Carrillo a la estudiosa chilena Magda Arce. Ese mismo año Alfredo Cardona Peña entregó a la Biblioteca Nacional veintidós cartas producto de la amistad con el fundador de Repertorio Americano; epístolas escritas entre 1940 y 1955.

¿Cuántas de estas cartas que como alas de mariposa viajaron por el mundo en apresurados vuelos para ser leídas y guardadas, podremos recuperar y, con ellas, el pensamiento, preocupaciones íntimas y colectivas de don Joaquín García Monge?

Por otro lado, es necesario rescatar lo que nosotros llamamos el “pensamiento en astillas” de García Monge. Son tantos los fragmentos introductorios, pies de página, acuso de recibos de cartas, libros, saludos etc., que escribió para orientar, para expresar un desacuerdo o advertir al lector de Repertorio Americano y que también se encuentran en otras publicaciones que él dirigió como Ariel, El Convivio, Ediciones centroamericanas, por señalar algunas. Junto a esto, es necesario ubicar los materiales que como educador producía: programas. apuntes de clase y las conferencias. Estás últimas eran una de sus actividades más frecuentes: sus conversaciones fueron escuchadas por obreros, artesanos. maestros, estudiantes; la palabra de García Monge señaló rumbo y abrió horizontes con una prodigalidad que asombra y con una pobreza franciscana.

Paralelamente a su ejercicio de escritor don Joaquín García Monge desarrolló su obra magna, la de editor. Con ello sacrificó cierta expresión escrita (novela, cuento, ensayo) para dedicarse a enseñar la obra de los otros desde un momento muy temprano de su vida. Recordemos que ya en los primeros cinco años del siglo XX había fundado, junto con otros intelectuales, algunas publicaciones, revistas y periódicos para difusión del pensamiento y las ideas renovadas de principio de siglo, no sólo en el campo de las letras, sino también en el de la política. Colaboró con Roberto Brenes Mesén en Vida y Verdad (1904), pequeña revista, y fue compilador del suplemento literario de la Prensa Libre, publicando dos tomos en 1905. En 1912, en colaboración con Roberto Brenes Mesén, publicó Boletín de Educación Pública y en 1918 dos tomos de la revista La Obra.

En carta a Rubén Hernández fechada el 30 de agosto de 1944, García Monge confesaba:

Es verdad Rubén, yo más he sido editor que otra cosa. Desde 1904 muchos papeles impresos he distribuido en Costa Rica, en América. Por eso será por lo que me recuerden. Trabajos propios, pocos he publicado. Repertorio ya quiere decir compilación: de escritos americanos, a las cosas (historia, literatura) de América se refieren. Y así han transcurrido los años, con ánimo sereno sin proselitismo.

Cincuenta años más tarde, en los años noventas, las publicaciones culturales como las que creó y dirigió alcanzan inusitado interés a nivel latinoamericano y mundial y pasan a formar parte de la agenda de investigación e interés académicos. Prueba de ello es la organización de seminarios, congresos, coloquios y todo tipo de reuniones, para su discusión y análisis.

Repertorio Americano no ha escapado a la ofensiva académica de los últimos años. Hoy encontramos al menos dos grupos de investigadores ocupados en su estudio. El primero tiene asiento en la Universidad de Costa Rica y reúne a varios especialistas que abordan la revista como un “momento de afirmación de la cultura política costarricense”. Dentro del programa Subjetividad y Cultura Política, su producto más acabado se encuentra en la obra de Manuel Solís y Alfonso González, La identidad mutilada (EUCR, 1998) , en la que los autores ponen énfasis en ciertas fisuras del pensamiento de García Monge.

Años antes, en 1997, Jussi Pakkasvirta, historiador finlandés, reflexionaba sobre cierto imaginario político hegemónico que don Joaquín y su Repertorio Americano reproducían. En esa línea podríamos incluir La utopía en el Repertorio Americano (Ed. Guayacán: 1995) de Salvadora Ortíz y Mujeres e identidades las escritoras del Repertorio Americano (1919-1959) de Ruth Cubillo Paniagua.

El otro proyecto, Repertorio Americano. legado y contemporaneidad, se desarrolló desde 1994 en la Universidad Nacional reuniendo a investigadores de diversas especialidades cuyas preocupaciones se orientaban al estudio de múltiples temáticas que aparecen en la revista y que ayudan a la comprensión del pasado y presente cultural tanto nacional como continental. Este grupo se caracteriza por la presencia de pensadores que analizan aspectos relacionado con identidad, nación, patria, negritud e indanidad, entre otros.

A continuación veremos algunos de esos productos: en el año 1994, se publicaron en la revista Nuevo Humanismo (Universidad Nacional, Centro de Estudios Generales) doce ponencias que destacaban diversos aspectos de Repertorio Americano; en 1995 se publicó La identidad lingüística en Repertorio Americano de Miriam Jiménez al año siguiente España y América en Repertorio Americano de Cecilia Barrantes, publicado por el Ministerio de Cultura; Manuel Ledezma finalizó su estudio sobre Los discursos pedagógicos en Repertorio; en 1998 concluyeron dos investigaciones más: La identidad nacional en Repertorio Americano, de Miriam Jiménez, y Negritud e indianidad en Repertorio Americano bajo la autoridad de Yolanda Cruz. Esta última obra publicada por la Editorial Universidad Nacional. A las anteriores se agregan por lo menos media docena de investigaciones en curso las cuales se presentaron como ponencias en encuentro Repertorio Americano y las revistas culturales en América Latina (celebrado en octubre de 1999).

Pero volvamos a las primeras publicaciones de García Monge. La más permanente y conocida fue Colección Ariel en formato de revista y en tomos con paginación propia. Luego le siguieron El Convivio Ediciones Sarmiento y otras.

Para llevar a cabo esta empresa editorial, García Monge contó con la colaboración de algunos mentores dentro y fuera del país. Todo parece indicar que el doctor Zambrana tuvo alguna influencia en cuanto a sugerir el ámbito que debían cubrir los cuadernos de la Colección Ariel.

La realización del proyecto estaba sujeta según propia confesión de García Monge, a contar con la suscripción mensual de quinientas personas La suscripción tendría un costo de 10 centavos, es decir cada cuadernito de 32 páginas saldría por lo menos uno cada mes; o dos si lo deseaban los suscriptores y lo publicaba en la imprenta Alsina. Los cuadernitos tuvieron una trascendencia aún no valorada por la histografia literaria y su recepción permitió la formación de varias generaciones y promociones de jóvenes en América. Quino Caso recordaba:

En esas publicaciones, muchos de aquellos muchachos de mi generación, que no poseíamos medios para hacemos una biblioteca selecta [en] aquellos tiempos en que los libros se compraban caros, nosotros encontramos en las publicaciones de don Joaquín las más bellas páginas de los clásicos, las obras más aplaudidas de los poetas y pensadores del continente, los más apasionados episodios de la cultura contemporánea universal (en Repertorio Americano, 1946: 163).

La Colección Ariel implicaba un delicado procedimiento de selección de obras, y pensamientos. Cornelio Hipano valora esta labor de García Monge: su precio a publicación, verdadera antología literaria, por lo cual puede Juzgarse de su aquilatado buen gusto artístico de usted y de su vasta y sólida cultura intelectual.

Se trataba entonces de una elección de textos de autores europeos y americanos: era muy importante la presencia de los escritores españoles de la generación del 98 así como la de los americanos del movimiento modernista.

En la colección El convivio aparecieron algunas de las mejores páginas del mago del estilo que fue Ernesto Renán en traducción al español de Cornelio Hispano.

Mientras que las traducciones del francés y del inglés en la Colección Ariel se deben a don Joaquín García Monge: ambas labores pueden ser vistas como contribuciones a la cultura universal de la obra editorial emprendida por él.

Todo parece indicar que dichas publicaciones eran con umidas rápidamente: una de las razones para ello era su bajo costo y que dichos folletos colocaban en contacto a esta “comunidad de lectores” conformada por estudiantes y profesores con ese balance que siempre supo hacer su editor entre la literatura universal y la continental e inclusive la regional.

La distribución y consumo de dichas publicaciones tenía un carácter nacional e internacional, cuando salió el primer número de la Colección Ariel, Justo Facio pudo decir: la juventud estudiosa ha podido consumir en pocos días la edición de 800 ejemplares correspondientes al primer volumen (El Noticioso, 1956, p. 2).

Cuando en 1913 corrían rumores de que la Colección Ariel dejaría de publicarse, apareció una crónica en Guía Ilustrada que decía: “No podría ser que detuviera su curso la hermosa labor que le ha merecido a Luis Manuel Urbanaje Achelpohl, el gran cuentista venezolano, estas palabras: ‘siempre recibo y leo con interés la Colección Ariel, que juzgo de gran importancia civilizadora en nuestra “Armérica” (en El Noticiero, 1956, p. 2).

Si aceptarnos el hecho de que la comunidad de lectores que se apropia de estos textos es, en todo caso, especializada, podríamos estar en condición de permitir esta recepción que describe un educador costarricense contemporáneo de García Monge, Rafael Salas, quien recordaba que la devoción por las letras que él profesaba se la debía a García Monge. La anécdota es esclarecedora:

En un ya lejano día de estudiante del Liceo de Costa Rica, en 1906 al salir del aula de francés, pasaba frente a la de castellano, alguien me tocó el hombro y me dijo: “tome muchachito lea” Era el profesor García Monge que poma en mis manos el núm. 1 de la Colecc1ón Anel Le di las gracias y horas después me entregaba a la lectura [ ... ] me gustó el cuadernillo y fui suscriptor de ella hasta que, años más tarde, fue dejada de la mano conductora de don Joaquín (El Noticiero, 1956, p. 6).

García Monge siempre ocupó a sus amigos extranjeros para promocionar sus publicaciones, les enviaba los materiales y a vuelta de correo una carta, una nota, un comentario, un artículo, en fin; Alfonso Reyes dejó entrever esta estrategia de distribución de sus publicaciones:

“Comenzó la jornada con aquellas ediciones, preciosas joyas literarias, que distribuía por todo el mundo entre sus amigos y entre los que adivinaba eran sus amigos. ¿Quién no lo era de don Joaquín? Los Arieles los Convivios nos buscaban por todas partes, a través de todas nuestras andanzas, y siempre daban con nosotros (Echeverría, 1986: p. xxix).”

Lo cierto es que la Colección Ariel y otras publicaciones de García Monge llegaron a muchas partes del continente y fuera de él, por lo cual la recepción y lecturas que se hicieron son muy variadas. Con los años se convirtieron en órganos de la intelectualidad continental sirviendo de plataforma a los escritores del continente. En la década de los años veinte García Monge contaba con homólogos en España, en París, en Cuba, en Buenos Aires. Habían aparecido empresas como las de Rufino Blanco Fombona y Ventura Calderón, destinadas a la divulgación del pensamiento y del arte de los pueblos de habla castellana y a la aproximación de nuestras naciones. Bibliotecas en Venezuela bajo la dirección de Manuel Segundo Sánchez, en Buenos Aires bajo la dirección de José Ingenieros y Ricardo Rojas, y en el Paraguay bajo la de Juan Ste Famich.

Cuadro No 1.
Publicaciones hechas por García Monge 1911-1929

Colecciones o ediciones

Año

Número

Colección Ariel

1911-1916

92

Autores centroamericanos

1917-1921

11

Ediciones Sarmiento

1918-192

17

Ediciones de Repertorio Americano

1921-1923

18

El convivio de los niños

1921-1923

9

Cuadernos de pedagogía

1923

2

El Convivio

1916-1928

51

Ediciones

1928-1929

4

Total

194

Fuente: Luis Dobles Segreda, Índice Bibliográfico, 1930.

Si en la primera parte intentarnos acercarnos al ámbito general de la empresa editorial mongiana, lo que nos corresponde ahora es responder: ¿cuáles autores americanos editó don Joaquín García Monge?, y más específicamente ¿cuáles autores centroamericanos editó? ¿Es posible detectar en esas series de publicaciones autores consagrados o en vías de consagración? ¿Existen exclusiones de algún creador regional? Para ello usaremos primordialmente el apartado Folletos de literatura editados en Costa Rica por Joaquín García Monge y Ricardo Falcó, preparado por Luis Dobles Segreda e incluido en el Índice bibliográfico de Costa Rica.

El cuadro muestra la vocación editorial de don Joaquín en casi veinte años comprendidos entre 1911 y 1929 (hemos dejado fuera la Colección Ariel como revista hecha desde 1906 y parte de 1911); la frecuencia de publicaciones durante estas dos décadas es de 1.1 títulos por mes, a los que debe agregarse la publicación de su gran obra, la revista Repertorio Americano -paralela a toda su actividad editorial- que salió cada quince días durante treinta y nueve años (1919-1958). Como puede verse en el cuadro precedente, si bien es cierto que sus colecciones apuntaban a recoger la cultura universal, es significativa la presencia americana y su preocupación sin descuido por la expresión de Centroamérica incluida Costa Rica.

Cuando García Monge inicia su proyecto editorial en las primeras décadas del siglo XX con la conocida Colección Ariel (proyecto de una biblioteca económica, escogida para los jóvenes) el editor tenía ideas sumamente ambiciosas al respecto. Por un lado, la Colección Ariel publicaría páginas escogidas de educación, feminismo, derecho, sociología, filosofía, administración, economía política, religión, bellas artes (teatro, poesía, novela), historia, política y vulgarizaciones de cosmografía, física, biología, historia natural etcétera.

Esta visión totalizadora de los saberes era muy propia de un hombre formado en el espíritu humanístico. Es muy revelador en este sentido lo que García Monge manifiesta en 1906, sobre los autores que escogería para su colección, la lista es casual, pudo citar a Flammarión Berthelot William James, Gorki, Roosevelt, Gracián, R. Braco, J. Bovio, Carlyle, R. Ardigo, LI. Spencer, J. Fiske, Tácito, Goethe, Epicleto, S. Stahl, A. Daudet, Feijoo, V. Medina, Emerson, Amiel, C. Lamb, Haeckel, Montesquieu, Anderson, Swift, Rodó, Victor Hugo, Letelier, Bello, Shelley, Kipling, entre otros.

Como puede apreciarse en este elenco brindado por García Monge, éste no tuvo reparo en citar a los autores europeos desde la antigüedad pasando por el renacimiento hasta algunos autores del siglo XIX entre los que aparecen algunos norteamericanos y solamente dos latinoamericanos: Bello y Rodó. Si bien es cierto que algunos de estos grandes autores en muy diversos temas de la cultura universal aparecen ya sea en su Colección Ariel o en otras, el grueso de su producción editorial fue dedicado a las cosas de nuestra América. Pero veamos cuáles fueron los textos y autores universales que publicó durante veinticuatro años comprendidos entre 1911 y 1929 en las diversas colecciones.

Cuadro 2
Autores europeos publicados por García Monge en su Colección Ariel

Año

Autor

Título

1911

Eliseo Reclus

Antonio Zambrana

El hombre y la tierra

El secreto de oro

1912

Mauricio Maeterlik

El pajaro azul (trad. Brenes

Mesén

1913

San Basilio

Leonidas Andrieff

Gustavo Flaubert

Homilía a los jóvenes

Erase una vez

Herodías

1914

Juan Herodoto Maragall Ernesto Renán

Jacinto Benavente

Elogio de la palabra Narraciones

Emma Kosilis

El principe que todo aprendió en los libros

1915

Apuleyo

Azorín

José Ortega y Gasset

Hipólito Xenius Taine

Historia psiquis y cupido Lecturas

Vieja y nueva política Flos Sophorum

Fuente: Elaboración propia

El cuadro anterior proporciona ciertos datos importantes; en primer lugar, no fueron tantos los autores universales que público en forma de libro solamente 15 de los 92 que contiene la serie completa de la Colección Ariel. En segundo lugar, no hay ninguno autor al que se le publicara más de una vez, la serie parece ser bastante antojadiza y probablemente tenga relación con las inquietudes de García Monge al respecto con un plan preestablecido desde el punto de vista canónico, tenía más que ver con la disponibilidad de títulos disponibles y ciertamente con la posibilidad de que tuviesen aceptación entre los lectores.

Las demás series de publicaciones estaba dedicada a los autores latinoamericanos y centroamericanos como lo veremos más adelante. En esta Colección Ariel, también se publicaron más de 20 números con autores varios en los que se incluía nombre tales como: Valle Inclan, Unamuno, A. Nervo, Chejov, Araquistain, Cervantes y otros.

Series de autores americanos editada por García Monge

Cuadro No. 3
Ediciones Ariel

Año

Autor

Título

1911

Manuel Gutiérrez Nájera

Manuel Gutiérrez Nájera

Antonio Zambrana

Federico Amiel

Cuentos de verano

Cuentos y crónicas

El secreto de oro

Fragmentos de un día intimo

1912

Leopoldo Lugones

Ismael Arcianiegas

Leopoldo Lugones

San Juan Crisóstomo

Manuel Díaz Rodríguez

Manuel Ugarte

La voz contra la roca artículos diversos

Poesías escogidas

Florilegio

Defensa de Eutropio Ensayo sobre la vanidad y orgullo

Misceláneas

1913

José Enrique Rodó

Rafael Barret

Enrique Gómez Carrillo

José Ingenieros

Rufino Blanco Fombona

Bolívar

Artículos diversos

Evocaciones helénicas

La moral de los idealistas

Selecciones

1914

Silverio Lanza

José Martí

José Enrique Rodó

Almafuerte

Leopoldo Alas (Clarín)

Cuentos

Versos sencillos

Lecturas

El misionero

Cuentos

1916

Leopoldo Lugones

El problema Feminista

Fuente: Elaboración propia.

Desde el punto de vista estrictamente numérico tenemos 21 libros y 16 autores. Autores con más de un título tenemos a Leopoldo Lugones con tres y Gutierrez Najera con dos.

Ya aquí encontramos alguno de los grandes nombres de la cultura latinoamericana como: Rodó, Ingenieros, Martí, Lugones con lo cual desde temprano el siglo lectores costarricenses y de América podían entrar en contacto a través de estas publicaciones. Algunos de estos textos eran enviados por sus autores al editor García Monge.

Otros nombres y obras se pueden apreciar en los siguientes cuadros:

Cuadro No. 4

Autores latinoamericanos en Ediciones de Repertorio Americano

Año

Autor

Título

1922

Arturo Torres Rioseco

Cornelio Hispano

Walt Whitman

Cesarismo Teocrático

1923

Roig de Leuchsenring

El caballero que ha perdido

señora

Autores latinoamericanos en Ediciones el Convivio de los niños

Año

Autor

Título

1921

José Martí

1921 (tomo I, II)

Autores latinoamericanos en El Convivio

Año

Autor

Título

1917

Leopoldo Lugones

José Enrique Varona

José Enrique Varona

José Enrique Varona

José Henríquez Ureña

Carlos Vaz Ferreira

José Enrique Rodó

Rubén

Darío

Emerson

Con el eslabón ( parte I )

Con el eslabón (parte II)

Antología de la verdad rítmica

Reacciones y otros artículos

Cuentos filosóficos

Fuente: Elaboración propia.

Autores y libros centroamericanos

Los siguientes cuadros corresponden a la labor editorial realizada por García Monge en Centroamérica seguramente uno de los aspectos menos conocidos por los estudiosos y críticos de su obra.

De la Colección Ariel extraemos la siguiente serie de autores centroamericanos:

Cuadro No. 5
Colección Ariel

Año

Autor

Obra

1911

Roberto Brenes Mesen

El canto de las horas

1912

Manuel González Zeledón

Alejandro Alvarado Quiroz

La propia

Lilas y Resedas

1913

J. M Alfaro Cooper

José Carducci

Roberto Brenes Mesen

Arturo Castro Saborio

Rómulo Tovar

Poesías

Discursos (Trad. José Fabio Garnier) Hacia nuevos Umbrales

Artículos diversos Artículos

Hércules y los Pastores

1916

Rubén Darío Alberto Masferrer

Luis Dobles Segreda

Varios autores nacionales

La casa de las ideas Niñerías

El clamor de la tierra

Cervantes en Costa Rica

1917

Joaquín García Monge

La mala sombra y otros sucesos

Rómulo Tovar

Rómulo Tovar

De variado sentir

En el taller de platero

1918

Octavio Jiménez

Las coccinelas del rosal

1920

1921

Ricardo Fernández Guardia

Rómulo Tovar

Rafael Heliodoro Valle

José Olivares

Manuel González Zeledón Carmen Lira

Alberto Masferrer

La miniatura

De Atenas y Filosofía

El rosal del ermitaño

Poesías

La propia (seg edición)

Los cuentos de mi tía panchita

Pensamiento y notas de viaje

Fuente: Elaboración propia.

Solamente tres corresponden a autores centroamericanos no costarricenses: Dario, Valle, Masferrer . El resto 19 son costarricenses, lo que indica la preferencia de autores nacionales donde destacan los autores canonizados por la cultura costarricense tales como: González Zeledón, Brenes Mesén, Rómulo Tovar y otros que recién se iniciaban en las letras como Carmen Lira y Octavio Jiménez

Cuadro No. 6

Ediciones Sarmiento

Año

Autor

Título

1919

Rafael Arévalo Martínez

Teodoro Picado

El hombre que parecía caballo

Rubén Darío en Costa Rica (tomo II)

1920

Teodoro Picado

Rubén Darío en Costa Rica (tomo II)

Ediciones de Repertorio

Año

Autor

Título

1921

Ricardo Jiménez Clodomiro Picado

Roberto Brenes Mesén

Colegio de Cartago

Pasteur y Metchnikoff

El misticismo co-instrumento de investigación de la verdad

1922

Rogelio Sotela

Rubén Coto

Recogimiento

Para los gorriones

1923

Chacón y Calvo J. M.

Sentimentales

El Convivio de los Niños

Año

Autor

Título

1922

Carmen Lira

María de Noguera

Los cuentos de mi Tia Panchita
( seg. Edición)

Cuentos

1923

Anastasio Alfaro

El delfín de Corubicí

Cuadernos de Pedagogía y otros estudios

Año

Autor

Título

1923

Roberto Brenes Mesén

Las categorías literarias

Ediciones del Convivio

Año

Autor

Título

1916

Roberto Brenes Mesén

Voces de Ángelus

1917

Roberto Brenes Mesén

Pastorales y Jacintos

1922

Alberto Masferrer

Gerald y Paúl

Una vida en el cine. Él bui que se volvió calandria

Tú y Yo. (trad. Rober Brenes Mesén

Año

Autor

Título

1926

Alberto Masferrer

Ensayo sobre el destino

1928

Alberto Masferrer

Roberto Brenes Mesén Rafael Cardona

Max Jiménez

La religión universal

Los dioses vuelven

El sentido Trágico del Quijote

Unos fantoches

1929

Estrada Rafael

Canciones y ensayos

Fuente: Elaboración propia

Incluyo dos series publicadas bajo la dirección de Ricardo Falco, entre los años de 1916 y 1918. Cuidaban las selecciones Julián Marchena y Francisco Soler

Cuadro No. 7

Biblioteca Renovación

Año

Autor

Título

1916

Carlos Gagini

La ciencia y la metafísica

1917

Juan José Nicaragua

Joaquín Dicenta

Antología hispanoamericana

1918

Rafael Arévalo Martínez Vicente Saénz

Las rosas de Enganddi

Cuentos de amor y tragedia

Ediciones Minúsculas

Año

Autor

Título

1918

Lira Carmen

Rafael Cardona Carlos Gagini Francisco Soler

Alejandro Alvarado Quirós

Vicente Sáenz

Fantasías de Juan Silvestre

Oro de la montaña

Cuentos grises

El último madrigal

Bocetos

Déspotas y traidores

Fuente: Elaboración propia

Estas series de autores y libros centroamericanos publicados por García Monge y Ricardo Falcó, pertenecientes a la segunda y tercera décadas del siglo XX, nos permiten poner de relieve la labor sostenida durante tantos años por García Monge, quien dio a conocer ciertos valores de la creación literaria centroamericana, sin descuidar algunos otros aportes en el plano de la filosofía y de la ciencia. En un porcentaje muy alto se trata de escritores masculinos y el único nombre femenino que aparece es el de Carmen Lira. ¿No existía producción escrita por otras mujeres centroamericanas en las primeras décadas del siglo XX? La tarea editorial de García Monge. en la que puso tanto esfuerzo, continuó por lo menos en los años treinta y cuarenta, tal vez con menos vigor y sistematización; es parte de este proceso que tuvo su edad de oro en las dos primeras décadas del siglo, como hemos visto.

La labor editorial sobre libros y autores centroamericanos fue completada de dos maneras, publicando extractos de libros en las páginas de su revista Repertorio Americano como es el caso de El hombre que parecía un caballo del guatemalteco Rafael Arévalo Martínez que apareció por entrega o La gramática de Andrés Bello de Roberto Brenes Mesén, publicada en dicha revista en el año de 1949; la otra es la continuación de la edición de libros durante los años treinta y cuarenta, su rastros y huellas son más difíciles de seguir al no contar con índices como los que nos dejara Rogelio Sotela, pero su existencia es obvia: en 1934 la escritora salvadoreña Claudia Lars publica su poemario Estrellas en el paso, y en 1936 Roberto Brenes Mesén su conocida obra Crítica americana, ambas en ediciones El convivio. Así podríamos multiplicar autores y libros centroamericanos difundidos por la trascendental obra editorial llevada a cabo por este costarricense de estatura continental.

El autor más publicado en estas ediciones fue el costarricense Brenes Mesén, seguido de Rómulo Tovar, el salvadoreño Alberto Masferrer y el hondureño Rafael Heliodoro Valle.

De ninguna manera deben considerarse estas series como exhaustivas de lo publicado por García Monge. En varias ocasiones él mismo manifestaba su falta de registro sobre el asunto, aspecto insalvable incluso para Luis Dobles Segreda, sin duda el más importante bibliógrafo costarricense que nos dejó documentación extraordinaria al respecto. Posiblemente completar esas publicaciones pueda realizarse a partir de los fragmentos y huellas que quedan en periódicos, revistas y fundamentalmente en las páginas de Repertorio Americano donde García Monge daba a conocer permanentemente los títulos de sus publicaciones, tarea ardua y lenta pero indispensable.

La obra editada por García Monge en su conjunto, y en particular Repertorio Americano, creó un campo cultural propio formado por un modo de producir circuitos y redes de circulación y una recepción o consumo que asemeja un abanico desplegado que la hace un universo propicio para el estudio de una época.

Me parece urgente emprender estas tareas, Por una parte, si bien es cierto que en la historiografía literaria regional es útil centrarse en un autor, descubrir y describir una tendencia, un tema, igualmente importante resulta ocuparse de la totalidad del circuito de las obras literarias, esto es develar los circuitos de producción. circulación y consumo que involucran dichas publicaciones.

Debemos prevenir acerca del peligro de construir una historiografía literaria regional que se convierta en la historia de los consagrados literarios y de perder el contacto con universos más vastos, “con el hombre común y corriente” que en Repertorio Americano escribió una carta al editor o produjo un poema decadente. O como la muestra anterior de un corpus formado por consagrado y otros en vías de consagración.

Los historiadores literarios deben seguir la literatura por todos los caminos de la sociedad. Penetrar al mundo de pequeños y también grandes literatos de cada época. Una historia de la literatura centroamericana no estará completa si no nos aproximamos a una sociología de la lectura, en este caso cómo fueron leídos esos textos, cuál es la geografía de la lectura, quiénes leían. Múltiples son los valores de estas publicaciones y constituyen una de las fuentes más propicias para el estudio de la historia literaria no sólo regional sino continental.

La historia de la recepción de estos libros, verdaderas bibliotecas de la época, testimonia, como lo he querido insinuar desde diferentes distancias históricas, su gran aceptación entre la intelectualidad, los estudiantes y un público diverso durante la primera mitad del siglo xx continental.

Bibliografía

Dobles Segreda, Luis. Índice Bibliográfico de Costa Rica. Tomo IV. Librería e imprenta Lehman (Sauter y C.) San José, Costa Rica, 1930.

Echevarria Evelio. Índice General del Repertorio Americano. Tomo IV, EUNED, 1986.


1 Publicado originalmente en: Repertorio Americano Nueva Época. N. 17, enero-junio, 2004, pp. 3-11

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