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Temas de nuestra américa

e-ISSN: 2215-3896.
(Enero-Junio, 2023). Vol 39(74)
DOI: https://doi.org/10.15359/tdna.39-74.2
Open Acces: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/tdna
e-Mail: temas@una.ac.cr
Licencia: CC BY NC SA 4.0

ARTÍCULOS Y ENSAYOS


Nuevas estrategias de participación y comunicación en organizaciones comunitarias en un contexto de pandemia. El caso de las comunidades del cantón de Naranjo, Costa Rica

New strategies of participation and communication in community organizations in a pandemic context. The case of the communities of the county of Naranjo, Costa Rica

Novas estratégias de participação e comunicação em organizações comunitárias em um contexto de pandemia. O caso das comunidades do cantão de Naranjo, Costa Rica

Máster. Yamileth García Chaves

https://orcid.org/0000-0003-4623-5545

Académica, investigadora y extensionista

Escuela de Sociología

Universidad Nacional

M.Sc. Yolanda Pérez Carrillo

https://orcid.org/0000-0001-8625-2281

Coordinadora Maestría Virtual en Administración de Justicia, enfoque socio-jurídico para América Latina y el Caribe.

Académica, investigadora y extensionista.

Escuela de Sociología

Universidad Nacional

Recibido: 12/7/2023 - Aceptado: 6/9/2023


Resumen

El objetivo de este escrito es visibilizar las formas de comunicación y las situaciones enfrentadas en un contexto de pandemia por las personas líderes de las organizaciones comunitarias costarricenses. Para ello se utiliza una metodología cualitativa, con el uso de técnicas como lo es la entrevista estructurada. Se consideró a 30 personas líderes de las organizaciones locales, sin embargo, debido a la brecha digital y alfabetización, solo fue respondida por 10 personas. El contexto de la pandemia obligó, al liderazgo comunal, a establecer nuevos canales de comunicación para dar respuestas a las problemáticas presentadas en sus caminos, así como a desarrollar nuevas estrategias de coordinación con el gobierno local y otras instituciones.

Palabras clave: Comunidades, extensión universitaria, participación social, organización, pandemia, Costa Rica

Abstract

The aim of this paper is to make visible the forms of communication and the situations faced in a pandemic context by the leaders of Costa Rican community organizations. For this purpose, a qualitative methodology was followed, with structured interview techniques. Thirty leaders of local organizations were considered, however, due to the digital and literacy gap, only 10 people replied. The context of the pandemic in Costa Rica forced the community leadership to establish new communication channels to respond to the problems that arose in their communities. It was also a challenging task to develop new coordination strategies with the local government and other institutions.

Keywords: Communities, university outreach, social participation in Latin America, organization, pandemic, Costa Rica

Resumo

O objetivo deste escrito é visibilizar as formas de comunicação e as situações enfrentadas em um contexto de pandemia pelas pessoas líderes das organizações comunitárias costa-riquenhas. Para isso se utiliza uma metodologia qualitativa, com o uso de técnicas como a entrevista estruturada. Trinta pessoas foram consideradas líderes das organizações locais, mas, devido ao fosso digital e à alfabetização, apenas 10 pessoas responderam. O contexto da pandemia obrigou, a liderança comunal, a estabelecer novos canais de comunicação para dar respostas às problemáticas apresentadas em seus caminhos, bem como a desenvolver novas estratégias de coordenação com o governo local e outras instituições.

Palavras-chave: Comunidades, extensão universitária, participação social na América Latina, organização, pandemia, Costa Rica

Introducción

La problemática vial no es solo un asunto técnico, es un asunto que sobrepasa esa dimensión, ya que hay diversidad de actores –institucionales, comunales, políticos, entre otros–, quienes forman parte de este proceso; sin embargo, son las personas usuarias las que ven afectado su quehacer diario cuando se carece de vías adecuadas para el traslado de las mercancías, productos de sus cosechas, acceso servicios de salud, educación, y demás.

Por años, ha sido erróneo pensar que la construcción de caminos es competencia ingenieril, minimizando el acompañamiento e involucramiento de diversos actores que deben ser parte del proceso, pues el gasto de los fondos públicos implica transparencia de estos y, por ende, rendición de cuentas. Así se convierten estos actores en una relación dialéctica, es decir, son parte y a la vez entes transformadores de su entorno, en este caso de las vías rurales, las que dan acceso a sus comunidades.

Este escrito es parte de los resultados del proyecto académico de investigación y extensión impulsado por la Escuela de Sociología, como una forma de contribución a lo que estipula el Plan Nacional de Educación, en el que reza que la extensión es un “proceso académico que procura fortalecer las capacidades de las diversas poblaciones donde interactúa de forma creadora y crítica, mediante el diálogo y la democratización del conocimiento, productos y servicios académicos, para el logro de un mutuo aprendizaje y el favorecimiento del desarrollo de los diferentes sectores de la sociedad” (Consejo Nacional de Rectores, 2020, p. 153). Además, tiene como objetivo “contribuir con la transformación de la realidad social mediante actividades concertadas y articuladas con las comunidades, sectores productivos y otros actores que propicien el intercambio de experiencias y la construcción conjunta de soluciones a los problemas que enfrentan” (Consejo Nacional de Rectores, 2020, p. 153).

Por ello, este escrito tiene como base los resultados obtenidos mediante la primera y segunda fase del proyecto de investigación y extensión denominado “Fortalecimiento organizativo para el mejoramiento de la infraestructura vial”, cuyos objetivos han sido fortalecer el accionar comunitario de las organizaciones locales que atienden los problemas relacionados con las vías rurales, tales son las Asociaciones de Desarrollo Integral y los Comités de Caminos ubicados en las comunidades: Cinco Esquinas, Candelaria, Calle Hidalgo, Calle Porosal, El Rosario, Palmitos, San Juan, Calle Valverde, Calle Tacacal, Calle San Miguel, Calle Amparo, Calle Colina, Calle el Tanque, Calle Ramírez, Calle Calino, Calle Sibaja, Calle San Jerónimo, sustentado en procesos de capacitación y formación a través de las personas líderes comunales tanto hombres como mujeres, que se han incorporado en los procesos de fortalecimiento. Estas personas se han aunado al accionar municipal, con la elaboración de política local como lo fue el reglamento de mantenimiento manual, el cual establece un vínculo entre el municipio y las organizaciones locales, permitiendo, con ello, realizar procesos de intervención coordinada para dar respuestas a las necesidades específicas que se presentan en cada una de las comunidades. Estas acciones concretas han permitido el desarrollo comunitario, el cual involucra no solo las vías de acceso, sino el desarrollo integral que permite el acceso a otros servicios como salud, educación, cultura, entre otros.

La selección de las comunidades participante del proyecto fue realizada a partir de criterios como ser parte de la planificación municipal, es decir, estar incluidos en el Plan quinquenal municipal, disposición de ser parte del proceso académico, además de estar anuente a ser parte de los procesos de formación y capacitación mediante el proyecto académico. Este proyecto se fundamentó en la identificación de necesidades presentadas en las comunidades a través de la organización comunitaria; uno de los principales problemas enfrentados a nivel local, pues la falta de organización comunal y la carencia de conocimientos limitaba potenciar sus capacidades de acción por su escaso conocimiento de su funcionamiento.

En la segunda fase del proyecto se enfrenta la pandemia a nivel mundial, específicamente en el año 2020, de manera que impidió una cercanía presencial del equipo del proyecto de la Universidad Nacional con las organizaciones de las comunidades, por lo que se considera oportuno determinar cómo se enfrentaron las labores de organización en tiempos de pandemia; si bien limitó a las personas compartir en espacios públicos o de aglomeración comunitaria, se debe resaltar que con un contexto de pandemia o sin este, los problemas de las vías rurales persisten en sus comunidades, lo que implica que las personas líderes deban buscar nuevas estrategias para dar respuestas a las necesidades de las comunidades.

El documento se estructura tomando en cuenta algunas experiencias de formación y extensión comunitaria como antecedentes de este vínculo en comunidades, seguido de los referentes contextuales que atañen a este tema, así como el abordaje metodológico que se siguió para obtener los resultados, finalizando con las principales reflexiones en torno al tema y el objetivo propuesto.

Procesos de formación y extensión comunitaria

Hablar de formación y extensión comunitaria remite a contemplar las nuevas demandas que se enfrentan en la formación universitaria, y que exigen el reto de ampliar las capacidades de acción de las personas profesionales, y de la intervención universitaria para insertarse en los contextos complejos caracterizados por las desiguales sociales, económicas; los cambios tecnológicos y la diversidad sociocultural (Llerena, 2015).

En esta diversidad de contextos nace el vínculo entre educación y comunidad, entre universidad y comunidad, que se vuelve “esencial para afrontar los efectos negativos más sangrantes de la globalización: una crisis de identidades colectivas, y un aumento de las desigualdades” (Essomba, 2019, p. 1). Este vínculo permea los esfuerzos de investigación y extensión que se realizan desde las universidades, para hacer visibles las experiencias comunitarias, en diversos temas como es el caso de organización en la vialidad rural, así mismo da cuenta de los desafíos de las organizaciones sociales y comunitarias, en la solución de las problemáticas sociales que les aquejan día tras día.

En este aspecto, en el marco de las diversas actividades ejecutadas a partir de la relación universidad-comunidad, se desarrollaron procesos de intervención mediante la formación y capacitación implementando la ejecución y evaluación de diversos módulos de capacitación, definidos a partir de las necesidades identificadas con las comunidades, tal es el caso de temas como: organización comités de caminos, legislación vial, mantenimiento manual, gestión de recursos, planificación vial, perspectiva de género en la organización comunitaria, entre otros más. En esta etapa se concretan los procesos de intervención universitaria que permiten potenciar las capacidades locales con la adquisición de nuevos conocimientos de las personas líderes comunales, lo que les permita orientar, de mejor forma, las diversas actividades desarrolladas de manera conjunta con otras personas de las comunidades.

Algunas experiencias que muestran este vínculo es el caso estudiado por Fernández (2020) en barrios de Cuartel V-Moreno, donde se trabaja el desafío que poseen las organizaciones comunitarias y sociales:

Reinventarse en sus prácticas cotidianas y generar diversas estrategias socio-alimentarias y sanitarias para sostener los espacios en los territorios ante el agravamiento de las problemáticas sociales y el aumento de las demandas que emergen o se intensifican en el contexto actual. Especialmente en el contexto de pandemia, donde las organizaciones sociales se plantean como objetivo clave el fortalecimiento de las redes construidas, siendo de total importancia para la implementación de nuevas estrategias socio-alimentarias y sanitarias en el territorio. (p. 1)

A partir del contexto de la pandemia, los esfuerzos comunitarios se volvieron extraordinarios en diversas poblaciones, sobresaliendo el protagonismo de la mujer, y el actuar de las organizaciones comunitarias, muchas veces de manera inorgánica, no institucionalizada.

Otros esfuerzos investigativos en el tema de la organización y participación comunitaria se muestran en la provincia de Alicante (España), cuyo objetivo fue analizar el fenómeno de la participación comunitaria durante la pandemia causada por el COVID-19. La información se recopiló mediante un cuestionario ad hoc autoadministrado, y los hallazgos clave destacaron cómo la enfermedad afectó la vida colectiva de las personas, el sentido de identidad y comunidad, el compromiso con objetivos compartidos y las acciones altruistas (Hernández y García, 2020).

Estas experiencias en comunidades evidencian el trabajo realizado en diferentes comunidades, muestra las acciones de las organizaciones en tiempos de pandemia. Ahora bien, el contexto en que se desarrolla este texto está referido a experiencias de trabajo en el marco de la extensión universitaria, en el que, desde la Escuela de Sociología de la Universidad Nacional en Costa Rica, se han impulsado acciones de investigación y extensión en el tema de vialidad, básicamente con experiencias en las comunidades del cantón de Naranjo, las cuales se han incorporado en procesos de formación y capacitación, eventos que se vieron limitados en el contexto de la pandemia, por las diversas regulaciones a nivel de país y a nivel de universidad. Esto hizo que se suspendieran visitas a las comunidades, lo que no significa que las comunidades no debieran seguir trabajando para la atención de sus caminos.

Referentes conceptuales

Teóricamente se define la comunidad, según Tönnies (2001, p. 46), como “un conjunto de individuos que se asocian voluntariamente en torno a una tradición y un sentido compartido de pertenencia”. Por su parte Scott (1987, p. 23) define la comunidad como “un grupo de individuos que se reúnen con el propósito de establecer relaciones significativas y comprometidas, y que trabajan juntos para alcanzar metas comunes”; ambos autores remiten al conjunto o grupos de individuos que tienen sentido de pertenencia y buscan cumplir objetivos comunes, para el bienestar colectivo. Cabe agregarle que las comunidades comparten espacios físicos y culturales. A diferencia de los autores anteriores, Anderson (2006, p. 6) define la comunidad como “una construcción social imaginada, que se define por la existencia de un sentido compartido de pertenencia a un grupo cultural y lingüístico, más allá de las relaciones cara a cara que se establecen en una localidad concreta” (p. 6); si bien es el único que remite a la construcción social, que es una visión más sociológica, comparte el planteamiento del sentido de pertenencia que apuntan los otros autores.

Por ello, haciendo alusión a lo que plantean los autores descritos líneas atrás, se define la comunidad como conjunto de personas con intereses comunes -en nuestro caso los caminos- que se organizan para lograr objetivos compartidos y que se caracterizan por coincidir en valores, pertenencia, redes de cooperación a nivel comunitario, así como con el municipio y otras instituciones que atienden problemáticas de vialidad.

Se considera también el término participación el cual es interpretado por la OMS (1991) desde tres maneras diferentes: Como aporte, donde la comunidad aporta voluntariamente y muchas veces implícitamente mano de obra o materiales que son fundamentales para el éxito de programas o proyectos. Como organización, se menciona la importancia de las estructuras organizativas, debido a que representan los intereses de las comunidades. Como empoderamiento, refleja el interés de empoderar a las personas a través del desarrollo de habilidades que les permitan contribuir al desarrollo de las comunidades.

Aunado a ello, otros estudios como los de Jurado (2014) afirman que el término participación se relaciona con las diversas organizaciones que se manifiestan en las comunidades, ya sean cooperativas, sindicatos u otros. De acuerdo con lo mencionado por el autor, la participación se vincula y relaciona con las diversas organizaciones que existen en un espacio social determinado. Este entorno social se representa en este caso específico como un contexto vial. Pérez (2013), la define así:

El proceso en que la comunidad participa se organiza, gestiona y coordina, a lo interno de la comunidad, la municipalidad y otras instancias del gobierno central; además de potenciar sus capacidades de formación, educación, organización, coordinación y decisión en la vialidad rural lo que los consolida como ciudadanos activos y vigilantes de los fondos públicos. (p. 44)

Ahora bien, la participación real requiere organización comunitaria, que es la forma en que se configura una comunidad para abordar los problemas que le atañen. Dentro de esta organización comunitaria surgen redes institucionales. Según Uvalle (2009), “la gestión de redes es una categoría de análisis relevante para aludir a las relaciones de poder que indican cómo la sociedad y los gobiernos rearticulan posiciones frente a los asuntos públicos” (p. 43).

Cabe señalar que, a nivel local, la organización comunitaria es la forma en que las comunidades locales deciden organizarse para dar respuestas a problemáticas que se presentan en sus territorios. Esta les permite impulsar diversas acciones a seguir para resolver las necesidades. En este caso, las organizaciones que han sido partícipes de este proceso son las Asociaciones de Desarrollo Integral, figura máxima de organización en Costa Rica, según la Ley 3859 sobre desarrollo de la comunidad, cuentan con personería jurídica y una estructura organizativa. Desde esta organización se crean los comités de caminos como figuras organizativas que se encargan de velar por lo referente a las vías en sus comunidades, de manera específica en las vías rurales, ya que las condiciones de acceso son diferentes por las problemáticas de su escaso mantenimiento.

Pérez (2020) define los comités de caminos como un grupo constituido por ocho personas distribuidos entre hombres y mujeres, las que deben ser elegidas en asamblea de vecinos cada dos años, y en las que deben participar la comunidad. Estas personas conforman la Junta Directiva: presidencia, vicepresidencia, secretaría, tesorería, vocal I, vocal II, vocal III. La persona que ejerce la fiscalía tiene voz, no así voto.

Pérez (2020) apunta a que los comités de caminos deben reunirse cada 15 días (depende de la dinámica de cada organización), reunirse con la comunidad cada seis meses y con la Asociación local cada mes, según la planificación del grupo; estas reuniones de trabajo permiten identificar otros actores locales que también hacen uso de las vías, y que por consiguiente deben ser involucrados en los proyectos que se ejecutan a nivel local.

A partir de lo antes descrito, es importante señalar que este tipo de organización comunitaria permite el establecimiento de redes locales, en este caso para atender los problemas de las vías, pero también se forman redes para atender otras problemáticas de las comunidades, en función de las necesidades cotidianas, las cuales no son atendidas por el gobierno local ni el gobierno central, sino por el liderazgo local, lo que no implica que no se pueda obtener colaboración de diversas instituciones.

A partir de lo antes mencionado, cabe señalar que las redes tienen cierta particularidad.

No responden a patrones formales y verticales de autoridad sino a una combinación de relaciones informales, es decir, no jerárquicas, que se estructuran entre diferentes actores con objetivos similares. Las redes permiten identificar el comportamiento complejo y variado de las organizaciones involucradas en el desarrollo de relaciones cooperativas, a partir de enfoques de símbolos que se organizan de acuerdo con elementos coincidentes. Es crucial que las redes no hagan referencia a modelos tradicionales de comportamiento institucional, ritualizado o estandarizado, sino que resalten realidades novedosas que emergen bajo la presión de relaciones horizontales teniendo en cuenta la diversidad y pluralidad de la vida contemporánea. (Uvalle, 2009, p. 43)

Aunado a la definición de red, es importante mencionar la existencia de diferentes brechas: digital, incluida en la brecha social, donde los ricos y los pobres de cada nación tienen diferente acceso a la información; la brecha global, donde las naciones desarrolladas y en desarrollo usan las TIC de manera diferente, y la brecha democrática, donde las personas que usan las TIC para movilizarse y participar en la vida pública difieren de los que no lo hacen (Norris, 2001).

Es pertinente mencionar que para que exista organización y participación real es necesario que se garantice la comunicación entendida como “una forma de acción social orientada hacia la comprensión mutua”. Esta definición se enfoca en la naturaleza social de la comunicación, y sugiere que su objetivo principal es la creación de consenso y entendimiento mutuo entre las personas (Habermas, 1984, p. 19). Por otro lado, Couldry y Hepp (2017) plantean que la comunicación es “un proceso que implica la producción, circulación, consumo y significación de mensajes a través de diferentes plataformas y dispositivos, y que tiene un impacto significativo en la configuración de la sociedad y la cultura” (p. 3). En concordancia con estos autores, Giddens (1984) destaca la comunicación como “un proceso mediante el cual la acción humana se coordina y se organiza” (p. 1). Estas definiciones destacan la importancia de la coordinación y organización de las acciones en la comunicación.

Metodología

La metodología que se aplicó es la cualitativa, “se orienta a profundizar casos específicos y no a generalizar. Su preocupación no es prioritariamente medir, sino cualificar y describir el fenómeno social a partir de rasgos determinantes, según sean percibidos por las personas” (Bonilla y Rodríguez, 2000, citado en Bernal, 2010). Se utilizó la técnica de la entrevista estructurada:

Una de las herramientas para la recolección de datos más utilizadas en la investigación cualitativa, permite la obtención de datos o información del sujeto de estudio mediante la interacción oral con el investigador. También está consciente del acceso a los aspectos cognitivos que presenta una persona o a su percepción de factores sociales o personales que condicionan una determinada realidad (Vargas, 2012, pp. 14-15)

Se realizaron 10 entrevistas estructuradas a personas de las comunidades, se solicitó la participación de 30 personas, de las cuales ocho fueron mujeres y 2 hombres. El instrumento estuvo compuesto por preguntas cerradas y algunas abiertas; sin embargo, por la brecha digital existente, no todas las personas alcanzaron a acceder y llenar el formulario, aunado a los bajos niveles de escolaridad de algunas personas, ya que carecen de procesos de alfabetización, lo que les impidió dar respuesta oportuna. Cabe señalar que esto no significa que carezcan de un liderazgo activo y permanente en cada una de sus comunidades.

Las personas que participaron son de las comunidades Calle Hidalgo, El Rosario, San Juan, Palmitos, Porozal, Cinco Esquinas, Candelaria, Es relevante destacar que estas son solo algunas de las que formaron parte del proyecto, sin embargo, al inicio se detallan todas las comunidades involucradas en la experiencia académica universitaria.

Análisis de resultados

El objetivo de este escrito es visibilizar las formas de comunicación y las situaciones enfrentadas en un contexto de pandemia por las personas líderes de las organizaciones comunitarias, como una manera de evidenciar la participación comunitaria en ese contexto.

Es necesario destacar que, una vez aplicadas las entrevistas estructuradas para visibilizar las formas de organización, comunicación y situaciones enfrentadas por las personas líderes de las organizaciones comunitarias en el contexto pandémico, se logra identificar que las organizaciones han implementado acciones para mantener los vínculos organizativos, por lo que se vieron obligadas a definir otras formas de trabajar y coordinar a lo interno de la comunidad, así como con otras organizaciones e instituciones. Esto ocurre debido a que los problemas que se enfrentan en los caminos rurales, por problemas ambientales, de lluvias, entre otros, persistieron. Además de que uno de los mayores problemas fue la escasez de recursos locales en la mayoría de las comunidades, por la misma reducción presupuestaria nacional que restringe al gobierno local, pues en ese momento la prioridad era la atención inmediata de problemas de salud, y así dar respuesta a la inmediatez de las necesidades prioritarias e individuales.

Características de las personas

De las personas participantes en la entrevista estructurada, 8 son mujeres y un 2 son hombres, esto se refleja que en los últimos años, en las diversas organizaciones comunitarias las mujeres están liderando, y son quienes han asumido un rol preponderante en el desarrollo comunitario; con respecto a la edad, oscila entre los 30 y 60 años de edad, es decir, se puede ver reflejado que no hay participación de personas jóvenes con edades inferiores a los 30 años; esto obedece a que los liderazgos se concentran en personas adultas y la población más joven se interesa por otras áreas, y no necesariamente el tema de la vialidad. Se evidencia, así, la importancia de generar, en estas comunidades, redes de colaboración intergeneracionales que permitan la transmisión de conocimientos y gestiones comunales a las nuevas generaciones.

Las personas participantes habitan en las comunidades de Calle Hidalgo, El Rosario, San Juan, Palmitos, Porozal, Cinco Esquinas, Candelaria, comunidades que forman parte del cantón de Naranjo, provincia de Alajuela-Costa Rica; este grupo de representantes comunales ha sido parte de la primera y segunda fase del proyecto Fortalecimiento organizativo de la infraestructura vial, proyecto de investigación y extensión, el cual fue ejecutado por la Escuela de Sociología de la Universidad Nacional a partir del año 2014.

Participación en organizaciones comunales

Las personas que participaron en la aplicación del instrumento forman parte de los Concejos de Distrito, Asociaciones de Desarrollo, Comités de Caminos. Para una mejor comprensión se detalla que los Concejos de Distrito son los órganos encargados de vigilar la actividad municipal y colaborar en los distritos de las respectivas municipalidades (Código Municipal Comentado, capítulo VII, p. 25); se convierte en el enlace político. Por su parte, las Asociaciones de Desarrollo Integral son formas de organización comunitaria interesadas en promover, mediante el esfuerzo conjunto y organizado, el desarrollo económico y el progreso social y cultural de un área determinada del país (Ley 3859, Ley sobre el desarrollo de la comunidad, artículo 16) y los Comités de Caminos son “grupos organizados por un promedio de ocho personas, distribuidas entre hombres y mujeres, las que deben ser elegidas en Asamblea de vecinos cada dos años, en la que participa la mayoría de personas de la comunidad” (Pérez, 2020, p. 27), representan a sus comunidades en trayectos de caminos, en algunos casos deben liderar más de una comunidad, lo que implica una permanente organización y comunicación. Debido a que es un solo trayecto de caminos, se integran diversos actores sociales que se ubican a largo de las comunidades.

Considerando el contexto de la pandemia y las problemáticas enfrentadas para dar seguimiento a los problemas viales, surgió el interés de conocer la afectación del Covid-19 a las organizaciones comunitarias, y a las diversas acciones desarrolladas a lo interno de la comunidad, ya que a nivel nacional se establecieron normativas en cuanto a aforos y limitaciones de encuentros y reuniones comunitarias, es decir, todo lo que implica aglomeración de personas.

Lo anterior, en función de que a pesar de un contexto de pandemia que nos obligó a recluirnos en nuestros hogares, las personas de las comunidades rurales continuaban con la necesidad de satisfacer sus necesidades de manera inmediata. Esta situación hizo que buscaran nuevas formas de comunicarse y organizarse, ya que los problemas de acceso a sus comunidades seguían impidiendo el traslado de mercancías, las llegadas a servicios de salud, entre otros.

Afectación de la pandemia a las organizaciones comunitarias

Ante la consulta de la afectación de la pandemia a la organización comunitaria, los registros señalan que del total de personas participantes, la mitad de las personas consultadas fue afectada y la otra mitad afirma que no.

Las organizaciones comunitarias se caracterizan por ser grupos de personas que poseen como único interés atender los problemas que les afectan en su comunidad y, a su vez, buscar posibles soluciones; sin embargo, en un contexto de pandemia, cuando se les consulta sobre las estrategias de organización en cuanto a reuniones, se menciona que se les ha imposibilitado reunirse y organizarse, a causa de las medidas sanitarias y los decretos estipulados desde el Poder Ejecutivo, tal es el decreto Ejecutivo número 42221-S del 10 de marzo de 2020, en el que el Poder Ejecutivo dispuso temporalmente mediante el artículo 1° la suspensión de eventos masivos de personas y centros de reunión pública. Además, según el artículo 4° de dicha norma, se excluyeron los espacios de reunión pública bajo las medidas administrativas temporales para la atención de actividades de concentración masiva definidos por el Ministerio de Salud para la alerta sanitaria por COVID-19 (Poder Ejecutivo, 2020).

A raíz de estos decretos, las comunidades vieron limitadas sus formas de organización, pero sobre todo de comunicación para ejecutar el trabajo que cotidianamente venían realizando, ya que este periodo de crisis sanitaria impidió la recaudación de fondos y la realización de diversas actividades que tradicionalmente realizan a lo interno de la comunidad.

Lo antes expuesto implicó que las organizaciones comunitarias pusieran en marcha alternativas para mantener la comunicación y organización, por ejemplo, reuniones por Zoom, consultas y acuerdos por medio de grupos de WhatsApp. Este último se presenta como el medio de comunicación más factible y recurrente entre las personas entrevistadas. Lo anterior refleja que la participación en estos espacios y retomando la definición de la OMS (1991) se enmarca en una participación organizativa reflejada en la importancia de las estructuras organizativas, representando los intereses de las comunidades y en una participación que, debido al contexto, tuvo que empoderarse para reflejar los intereses de las personas a través del desarrollo de habilidades que en otros contextos no se tenían. Tal es el caso del manejo de redes sociales, y tecnología para mejorar no solo la participación, sino la comunicación comunal; sin embargo, cabe señalar que por las características de las personas líderes comunales, no todas tienen acceso a la tecnología, lo que les impidió quedar por fuera de esa comunicación tecnológica, ya fuese por problemas de alfabetización, o bien por problemas de acceso tecnológico al carecer de celulares que puedan disponer de aplicaciones como WhatsApp, por ejemplo, los que utilizan en su mayoría las personas adultas mayores; todo lo contrario de las reuniones presenciales, en el que cualquier persona del grupo les puede leer indicaciones o bien escribir sus ideas para que quede plasmado su pensar.

Por otra parte, algunas de las personas entrevistadas expresan que del todo no se han logrado resolver los problemas de comunicación y organización, en muchos casos debido a la brecha digital y sus condicionantes como es el educativo en aspectos de utilización de aplicaciones digitales, pues hay personas que tienen acceso a la tecnología y conocimiento de ella, y otras personas que carecen de esta. (Rodríguez et al., 2006). Aunado a lo anterior se vieron limitados los procesos de formación impulsados por la Universidad Nacional, desde la extensión e investigación universitaria, por cuanto desde la emergencia sanitaria decretada en el año 2020, se suspendieron dichas acciones sustantivas y, por ende, el trabajo en sitio con las organizaciones comunidades o representantes de organizaciones locales.

Canales de las organizaciones comunitarias para difundir información

Entre los principales canales de comunicación utilizado por las comunidades, adquiere relevancia el WhatsApp, como plataforma que se ha implementado en la comunidad para continuar organizándose. Al respecto, las respuestas expresan que es el medio de comunicación más accesible entre miembros de la comunidad, ya que saben cómo usarlo y, por tanto, se facilita la difusión de información. Esto ha cambiado la dinámica utilizada antes de la pandemia, ya que eran reuniones de coordinación presenciales.

Además, señalan que en el contexto de pandemia lograron coordinarse con el AYA –Acueductos y Alcantarillados– y especialmente con las ASADAS –órganos locales constituidos como asociaciones que, por delegación del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA)– en los casos que se debió remover tubería. También se obtuvo la coordinación con el ICE –Instituto Costarricense de Electricidad–, se coordinaron los cambios de postes de tendido eléctrico y con el gobierno local se mantuvo coordinación de forma permanente.

Otro de los aspectos consultados son los problemas presentados en los caminos en este periodo de pandemia. Sobre ello, más de la mitad de las personas respondió afirmativamente, aludiendo a que se presentaron derrumbes y obstrucción de alcantarillado. Además, en los tramos no asfaltados, no logran ingresar automóviles y ambulancias, debido a que, por el desbordamiento de aguas pluviales, se ha perdido el lastre colocado en los caminos, lo que impide un acceso fluido a las comunidades, además de la afectación de los vehículos de transporte utilizados.

Estas afectaciones se mantienen en muchos casos, ya que no hay presupuestos de emergencia para sus caminos; si bien existía presupuesto del municipio mucho se debió reorientar para atender las necesidades inmediatas de las comunidades, pues gran parte de la población quedó sin empleo, lo cual limitó el ingreso de recursos y, por ende, la satisfacción de necesidades básicas como alimento y vestido.

De forma similar se consultó respecto a las estrategias desarrolladas a lo interno de las organizaciones para resolver los problemas que se han presentado en los caminos durante la pandemia. La mayoría de las respuestas indican la coordinación telefónica a instituciones, entre ellas el CONAVI –Consejo Nacional de Vialidad , en caso de rutas nacionales, y en las rutas cantonales se ha implementado la logística y trabajo de campo, que permita establecer comunicación con la municipalidad como gobierno local ya sea por medio de llamada telefónica o de manera presencial hasta que el problema se resuelva. Cabe resaltar que han recibido apoyo institucional en este contexto, lo cual es satisfactorio para el desarrollo comunal.

De la misma forma, cabe señalar que entre las principales instituciones que han colaborado con las comunidades en este contexto de pandemia, fueron mencionadas las municipalidades, los comités de caminos, las juntas viales cantonales, las asociaciones de desarrollo integral, las empresas privadas y el MOPT –Ministerio de Obras Públicas y Transportes–. Al contrario, manifiestan que no se recibió apoyo de cooperativas, ni del IMAS –Instituto Mixto de Ayuda Social–, el MTSS –Ministerio de Trabajo y Seguridad Social–, en el mismo caso de RECOPE –Refinadora Costarricense de Petróleo–.

Por consiguiente, se confirma que desde las organizaciones comunitarias se han establecido redes con otros actores: instituciones, municipalidades, empresas privadas, órganos colegiados, cooperativas, entre otros, como una forma de buscar soluciones a los problemas relacionados los caminos en sus propias comunidades. En el contexto de pandemia, estas redes cambian su forma de accionar pasando de realizar trabajo presencial a la utilización de herramientas virtuales, lo que contribuyó en la búsqueda de soluciones de manera conjunta en el campo de la vialidad.

Cabe destacar que, entre los principales recursos aportados por las instituciones y organizaciones, están los recursos económicos, en el caso municipal ha colaborado con maquinaria, mano de obra y asistencia técnica. Sin embargo, desde la percepción comunitaria, consideran que aún prevalece la poca presencia de las instituciones competentes en la comunidad, esto bajo el modelo de Conservación Vial Participativa, que busca la incorporación de diversos actores en la solución de los problemas viales cantonales, para enfocarse a implementar herramientas de organización, capacitación, divulgación, monitoreo y evaluación, con procedimientos y etapas de trabajo claramente definidas (MOPT- GTZ, 2001).

En lo concerniente a la organización de los comités de caminos con la municipalidad para atender los problemas presentados en los caminos durante la pandemia, hay discrepancias en las respuestas, ya que mientras algunas personas apuntan a que la relación ha sido buena y queda evidenciado en el adelanto de las obras en la carretera; otras manifiestan lo contrario. No obstante, en otra respuesta se menciona que existe una pésima relación, porque la municipalidad no responde a las necesidades de la comunidad, dando en ocasiones respuestas que “terminan mermando los esfuerzos comunales”. Esto último puede obedecer a que no todos los caminos quedan registrados en el Plan Operativo Anual Municipal, que deben estar incorporados en un Plan quinquenal, ya que la ejecución de los recursos debe estar planificada. La planificación debe responder a la existencia de recursos disponibles y criterios técnicos-sociales, que le dan relevancia a la intervención de cada camino de la red vial cantonal y, por ende, se justifica su intervención. Debido a que los recursos municipales son escasos, se priorizan en muchos casos vinculados a la producción de café, legumbres, entre otros cultivos que dinamizan la economía local.

Es importante mencionar que estos comités de caminos se vincularon con el proyecto directamente, haciendo visible, mediante diversos procesos en las etapas de este mismo, la integración de las funciones universitarias, tanto en formación como en acompañamiento en procesos comunitarios en el tema la vialidad, que permitieron evidenciar el aporte de la academia a las comunidades mediante la extensión universitaria, no solo con colaboración de profesionales en el área de sociología, sino con la inclusión de estudiantes u otros actores educativos en estos procesos, además de la coordinación con otras instituciones locales.

Por consiguiente, esta experiencia en las comunidades se concibe como un aporte a la sociedad desde la universidad y la intervención en las comunidades permite no solo potenciar la participación social, sino una constante comunicación y diálogo entre actores, que permitan realizar análisis críticos en el que los liderazgos de las comunidades tomen una participación, pero sobre todo haciendo uso del diálogo de saberes en el que se intercambia conocimiento académico y local.

Reflexiones finales

La pandemia presentada a inicios del año 2020 viene a cambiar las dinámicas de gestión organizativa y de comunicación a lo interno de las organizaciones comunitarias, así como, con las relaciones establecidas con instituciones ligadas al tema de la vialidad rural.

Además, obliga a que los consejos municipales de distrito, asociaciones de desarrollo integral, comités de caminos, definan otras estrategias de comunicación, participación y organización, haciendo uso de medios tecnológicos que faciliten las acciones implementadas para dar respuestas a las necesidades que se presentaron en sus caminos.

Como se planteó, a pesar de que hubo un contexto de pandemia, los problemas ambientales presentados con las lluvias en cada uno de sus caminos debieron ser resueltos, de tal manera que se permitiera el acceso a sus pueblos, y en estas soluciones en algunos casos se acudió a las redes de apoyo y, en otros, se realizaron solo con la participación comunitaria; es decir, dependiendo de las condiciones y coordinación local, así sería la estrategia para implementar.

La reducción presupuestaria a nivel nacional y local, o bien las modificaciones presupuestarias para atender la pandemia hacen que las vías rurales en este caso pasen a un segundo plano, ya que la prioridad era atender problemas de salud y satisfacer necesidades básicas de personas que quedaron desempleadas en sus localidades; sin embargo, a pesar de este contexto, las comunidades, haciendo uso de medios tecnológicos, logran articular algunos esfuerzos con el gobierno local, algunas instituciones, además de sus propios vecindarios.

Existe una brecha digital en las personas que forman parte de este proyecto, no solo por el escaso manejo tecnológico, sino por la ausencia de alfabetización que impidió que pudiesen ser parte de la entrevista.

Se refleja la importancia de generar redes de colaboración intergeneracionales que permitan la transmisión de conocimientos en diversos temas y para gestiones comunales, estas redes en todas las comunidades consultadas aportaran la inclusión de personas jóvenes en la toma de decisiones y en el accionar comunal; estas redes intergeneracionales permitirán a largo plazo sostenibilidad de la organización comunitarias , ya que se crea conciencia desde muy joven de los diversos problemas que se enfrentan, además de un mayor compromiso y apropiación de la comunidad.

La comunicación es un aspecto fundamental en cualquier organización, ya que es el medio por el cual se comparten ideas y se establecen relaciones entre miembros, además que ayuda a mejorar la toma de decisiones y el ambiente comunal.

La intervención de la universidad en las comunidades mediante la extensión permite evidenciar los desafíos que tienen las organizaciones comunales en diversos temas y, especialmente, visibilizar los esfuerzos que se realizan aun en pandemia. Asimismo, procura fortalecer las capacidades de las diversas poblaciones donde interactúa, mediante el diálogo y la democratización del conocimiento, permitiendo la construcción conjunta de soluciones a los problemas que enfrentan.

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