Revista Electrónica Educare (Educare Electronic Journal) EISSN: 1409-4258 Vol. 20(2) MAYO-AGOSTO, 2016: 1-21

doi: http://dx.doi.org/10.15359/ree.20-2.8

URL: http://www.una.ac.cr/educare

CORREO: educare@una.cr

[Número publicado el 01 de mayo del 2016]


 

Factores sociales y educativos asociados con la deserción del estudiantado de séptimo nivel del Liceo Francisco Amiguetti Herrera, Región Huetar Norte, durante 2012

Social and educational factors associated with the students’ dropout in seventh level at Liceo Francisco Herrera Amiguetti, North Huetar Region, in 2012

Natalia González-Kopper1

Universidad Técnica Nacional

Alajuela, San Carlos, Costa Rica

correo: ngonzalez@utn.ac.cr

orcid: http://orcid.org/0000-0003-3377-8348


Recibido 28 de abril de 2015 • Corregido 5 de febrero de 2016 • Aceptado 12 de abril de 2016

Resumen. Este artículo presenta los resultados de una investigación desde un enfoque cualitativo, la cual tuvo como objetivo analizar los factores sociales y educativos asociados con la deserción de estudiantes de séptimo nivel del Liceo Francisco Amiguetti Herrera. Se diseñaron y aplicaron instrumentos a una muestra de cuatro estudiantes que abandonaron el centro educativo en 2012, cuatro padres de familia de este grupo de estudiantes, nueve docentes y al director del centro educativo. Se analizaron aspectos sociales, como la familia, relación entre padres de familia e institución, el apoyo familiar, la comunicación, así como elementos laborales y económicos. Entre los factores educativos se valoraron aspectos como el proceso de articulación sexto-séptimo, la mediación pedagógica del profesorado, el rol del profesional en orientación, los recursos didácticos, la evaluación, los hábitos de estudio, la relación estudiante-profesor, el horario de clases y la carga académica. Se usaron las técnicas cualitativas de entrevistas a profundidad con el fin de conocer, desde el punto de vista de las personas involucradas, la percepción que tienen acerca del abandono escolar. Además de las entrevistas a profundidad, como fuente primaria de información para el cumplimiento de los objetivos, fue necesario aplicar el método de “análisis de documentos”, con el propósito de obtener datos sobre el centro educativo objeto de estudio, su historia, las cifras de matrícula y de abandono escolar, entre otros. El análisis de la información partió de tres perspectivas: entrevistas a la población estudiantil desertora, entrevistas a padres o madres de familia y entrevistas a docentes. De esta manera se enriquecen los resultados obtenidos. Posteriormente, para unir toda la información recolectada por medio de las entrevistas, se trianguló la información. Los principales resultados muestran que el factor laboral y económico influye en la deserción estudiantil. El proceso de articulación (transición de sexto a sétimo año) es un tema fundamental, ya que las personas entrevistadas consideran que el cambio de escuela a colegio es difícil. El estudio recomienda realizar, en conjunto con el Departamento de Orientación, talleres con temas como: comunicación, proyecto de vida, motivación, solución de conflictos, autoestima, deseos de superación, rendimiento académico y valores. Se proponen talleres para establecer estrategias que ayuden a buscar soluciones a la deserción.

Palabras claves. Deserción, educación, factores de deserción, factores sociales, factores educativos, rendimiento.

Abstract. This article shows the results of a research from a qualitative approach. The project aimed to analyze the social and educational factors associated with the students´ dropout in seventh level at Liceo Amiguetti Francisco Herrera in 2012. Some instruments were designed and applied to a sample of four students who dropped school in 2012, four parents of these students, nine teachers and the high school principal. Social aspects, such as family, relationship between parents and the institution, family support, communication as well as labor and economic aspects were analyzed. Among the educational factors, the transition from sixth to seventh level, pedagogical mediation of teachers, the role of the guidance professional, teaching resources, evaluation, study habits, student-teacher relationship, class schedule and academic load were also assessed. Detailed interviews were used as a qualitative technique in order to know, from the participants´ point of view, their perception about school dropouts. Besides these interviews, as the primary source of information for the achievement of the objectives, it was also necessary to apply the method of “documents analysis” to learn more about the school being studied, its history, registration and dropout figures, among others. The information analysis came from three different perspectives: dropped students, their parents and teachers´ interviews. Thus, the results obtained are enriched. Subsequently, in order to put the collected information from the interviews together, all data was triangulated. The main results show that the labor and economic factors influence the students´ dropout. The transition from sixth to seventh level is a fundamental issue since respondents believe that this change is difficult for students. The study recommends the implementation of workshops on communication, life project, motivation, conflict-solving issues, self-esteem, desire to success, academic performance and values; all these topics with the support from the counselling department. Workshops are proposed to establish strategies to help find solutions to the dropout issue.

Keywords. dropout, education, dropout factors, social factors, educational factors, performance

Introducción

Como un mecanismo introductorio, se ha establecido que la educación es uno de los principales agentes de movilidad social, motivo por el cual los seres humanos acuden a él en búsqueda de una mejor calidad de vida; sin embargo, a pesar de los cambios realizados en el sistema educativo costarricense, a partir de 1940 y hasta 2013, con el fin de integrar a la sociedad en su totalidad, existen factores sociales y económicos que afectan el desarrollo educativo de las generaciones más jóvenes y su permanencia en el sistema de educación formal.

Moreira (2004) dice que, a nivel nacional, el porcentaje de deserción intra-anual en educación tradicional en secundaria, en el periodo 2000-2002, fue el siguiente: en el año 2000, de un 11,9%; en 2001, de un 12,4%, y en 2002, de un 12,0%. Por otro lado, en los indicadores procedentes de la página del Ministerio de Educación Pública (MEP, 2012), se menciona que la deserción en 2011, en III ciclo y educación diversificada, fue de un 11,1%. El año con menor deserción a nivel de secundaria fue 2010, con un 10,2% en los ciclos mencionados. Ante esta disminución de estudiantes que permanecen en las aulas en los últimos años, surge la necesidad de analizar cuáles son los factores sociales y educativos que influyen en la deserción. Esta investigación se centra en la población discente de séptimo año del Liceo Francisco Amiguetti Herrera, circuito 03, de la Región Huetar Norte, que abandonó el curso lectivo 2012, debido a que es la más vulnerable, ya que está en una etapa de cambios físicos y emocionales que pueden ser de gran influencia dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje, como se evidencia de manera clara en la institución, así como la ubicación geográfica del Liceo Francisco Amiguetti Herrera, que corresponde a una zona en donde aproximadamente el 80% de los barrios es de orden urbano marginal, por lo que se manifiesta la problemática propia de estos sectores, como por ejemplo: desempleo, delincuencia, venta de drogas e inseguridad, entre otras. Esta condición socioeconómica de la mayoría de los lugares de donde proviene el estudiantado, muestra un panorama amplio con mucha información por investigar.

La educación es un elemento socializador y homogeneizador que ayuda a disminuir la existencia de diferencias sociales y económicas en las cuales los individuos están inmersos, sobre todo durante los últimos años, ya que la sociedad ha tomado un tinte meramente competitivo, en donde se aplica la ley del más fuerte. A pesar de la formación intelectual, los centros educativos deben luchar por crear bases sociales y de valores sólidos que permitan a los individuos enfrentarse al mundo; sin embargo, la población educativa lucha a diario contra una serie de factores que pueden influir en el abandono por parte del estudiantado, del proceso de enseñanza formal.

Una de las problemáticas que ha tenido que enfrentar el sistema educativo costarricense es el tema de la deserción en los centros educativos. En los últimos años, la deserción estudiantil de séptimo nivel Liceo Francisco Amiguetti Herrera ha ido en aumento. El número de personas matriculadas durante 2012 en el nivel por estudiar en la investigación fue de 115, pero durante el curso lectivo se presentó una deserción de 10 estudiantes, motivo por el cual es importante, ante este escenario, realizar una investigación que contribuya al análisis de los factores sociales y educativos asociados con la deserción estudiantil en este nivel académico de dicho centro educativo, durante 2012.

Frente a la realidad del Liceo Francisco Amiguetti Herrera, se analizarán los factores sociales y educativos asociados con la deserción estudiantil de séptimo nivel durante el curso lectivo 2012.

Para analizar la situación presentada, se realizaron entrevistas a los agentes que intervienen en el proceso de enseñanza y aprendizaje: estudiantes que desertaron de sétimo año durante el periodo lectivo 2012, padres y madres de familia y docentes, con el fin de buscar posibles soluciones a la deserción que se vive en el Liceo Francisco Amiguetti Herrera. Además de las entrevistas a profundidad, como principal vía de obtención de datos para el cumplimiento de los objetivos, fue necesario aplicar el método de análisis de documentos, para obtener datos sobre el centro educativo objeto de estudio, historia, cifras de matrícula y abandono escolar, entre otros aspectos.

Antecedentes

Este estudio tiene su origen en tres fuentes: estudios nacionales, trabajos finales de graduación en el nivel de licenciatura (tesis), e informes que abordan diferentes temáticas sobre la deserción.

En la actualidad, la deserción del estudiantado es un problema que enfrenta el sistema educativo costarricense. Moreira (2004) menciona que, a nivel nacional, el porcentaje de deserción intra-anual en educación tradicional en secundaria, en el periodo 2000-2002, fue el siguiente: en el año 2000, de un 11,9%; en 2001, de un 12,4%, y en el 2002, de un 12,0%. Por otro lado, el Departamento de Análisis Estadístico del MEP (2012), en el documento sobre Deserción intra-anual en educación regular, 2011, menciona que la deserción en el 2011 fue de un 11,1%. El año con menor deserción a nivel de secundaria fue 2010, con un 10,2%.

Moreira (2004) señala que la deserción en tercer ciclo de la educación general básica y en educación diversificada diurna y nocturna, tanto académica como técnica, presente en la Dirección Regional de San Carlos, en el 20003 fue de un 13,2%. Por otra parte, el Departamento de Análisis Estadístico del MEP (2012), menciona que la deserción presente en la Zona Norte en 2011, fue de un 13,5%.

Estos datos hacen tomar conciencia sobre la importancia de hacer un análisis acerca de la problemática de la deserción en el sistema educativo actual, para determinar cuáles factores influyen en el abandono del sistema formal y así buscar estrategias en procura de disminuir este evento en los centros educativos del país.

En consecuencia, es evidente que el desinterés por parte de las personas adolescentes, en cuanto a su permanencia en la educación secundaria, ha aumentado, esto a causa de distintos factores sociales, económicos y educativos. En MEP (2012), el Departamento de Análisis Estadístico se menciona que la deserción es un problema que ha ido disminuyendo en cada periodo escolar. Sin embargo, en 2006 la deserción era de un 13,2% y en 2011 fue de un 11,1%, lo que demuestra que la disminución no ha sido relevante. El fenómeno de deserción sucede a mayor escala en los niveles de III ciclo, ya que la población en estos es muy grande, pero a través de los años, en el nivel de educación diversificada, la deserción ha mostrado una disminución paulatina. El Departamento de Análisis Estadístico del MEP (2012), muestra que en el 2011, 17 de cada 100 estudiantes, en el nivel de séptimo, desertan antes de haber finalizado el curso lectivo, situación por la cual a las generaciones más jóvenes se les hace más difícil encontrar oportunidades de empleo digno en un futuro.

Así sucede en el Liceo Francisco Amiguetti Herrera, el cual enfrenta mayor deserción en los niveles de III ciclo, y es por esto que dicha institución es el objeto de estudio. Es importante tener un conocimiento real sobre los diferentes elementos que intervienen en el proceso enseñanza-aprendizaje y en la búsqueda del cumplimiento de los objetivos planteados y la integración del estudiante en el sistema educativo y las repercusiones sobre quienes cursan un nivel específico, en este caso, séptimo año, y la influencia de estos en la permanencia estudiantil dentro de la comunidad educativa y dentro del sistema educativo costarricense. Por esta razón, los factores sociales y educativos son parte fundamental del estudio realizado.

Referentes conceptuales

Factores sociales influyentes en la deserción

Uno de los factores sociales que influyen en la deserción del sistema educativo costarricense es la familia. Esta se define como un grupo de personas que convive bajo un mismo techo para satisfacer sus necesidades básicas de supervivencia y su desarrollo físico, emocional, social e intelectual. Burgos (2004) expresa que “la familia, en cualquier sociedad, es el lugar de socialización primaria, es decir, el instrumento que permite al sujeto aprender y adquirir los conocimientos y capacidades para entrar en relación con los otros” (p. 35). Desde este punto de vista, la familia es la principal encargada de educar a las personas que la conforman en muchos campos de su desarrollo, tanto físico como intelectual, los cuales le permitan desarrollarse de una mejor manera en la sociedad y, en este caso, que le cedan a las generaciones más jóvenes la toma decisiones acertadas dentro de la educación.

Las personas inmersas en la educación: padres y madres de familia o docentes, deben tener clara la importancia de trabajar de manera integral, incluyendo tanto la institución como el hogar. Bolívar (2006) afirma que “[los padres desempeñan] un papel crítico en los niveles de consecución de los alumnos y los esfuerzos por mejorar los resultados de los alumnos son mucho más efectivos si se ven acompañados y apoyados por las respectivas familias” (p. 133).

Con referencia a lo anterior, los padres y las madres de familia tienen el derecho y el deber de conocer los programas educativos en que participan sus hijos e hijas y, por otro lado, los cuerpos docentes y administrativos deben estar informados de las situaciones que existen en los hogares del alumnado, para una mejor comprensión y el mejoramiento educativo.

La decisión de desertar, por parte de quien estudia, tiene que ver mucho con el aspecto familiar. Así como lo expresa Jadue (2003, citado por Abarca y Romero, 2010), “la calidad de las relaciones familiares tiene impacto significativo sobre el éxito académico. Los estudiantes exitosos reciben mucho ánimo y apoyo social de los padres” (p. 21). Dentro del proceso de aprendizaje la motivación es fundamental, ya que el que insta al aprendizaje y a promover la motivación es el núcleo familiar.

Otro aspecto fundamental es la comunicación, medio utilizado para transmitir las ideas, sentimientos, conocimientos, capacidades y deseos individuales. Wolgeschaffen (2012) define la comunicación como “hacer a otro partícipe de… algo que [se] tiene” (p. 2). Lo anterior muestra que este es un aspecto vital en el desarrollo del ser humano, ya que, por medio del lenguaje oral o escrito, se transmite cualquier situación o necesidad por la que se está pasando.

Otro aspecto relevante es la situación económica, que influye en la deserción estudiantil desde la perspectiva de Quesada y Mora (2003):

… los problemas económicos se refieren al costo de la asistencia a la escuela, más que las necesidades de que el estudiantado trabaje para apoyar los ingresos familiares, aunque este último aspecto sí parece ser importante cuando se considera la deserción. (p. 35)

Pese a que la educación general básica en el sistema educativo costarricense es gratuita, siempre conlleva algunos gastos, los cuales para muchas familias son difíciles de solventar. Esto afecta la motivación del alumnado hacia los estudios y, por ende, el fracaso o la deserción escolar, ya que en muchas ocasiones se debe de ingresar al campo laboral para aportar una ayuda económica a la familia.

Factores educativos influyentes en la deserción

No solamente se deben tomar las premisas económicas y sociales con agentes influyentes en la deserción, sino que también la articulación entre la primaria y la secundaria tiene un papel sustancial, en tanto es un proceso de transición que enfrenta una persona al pasar a un nivel superior, y en el cual se produce una adaptación adecuada o inadecuada para su beneficio. En ese sentido, la transición de estos niveles ejemplifica lo difícil que es este periodo en la vida de las personas jóvenes, tal como lo expresa Berlinger (1993, citado por Tonkin y Watt, 2003, párr. 1), al reconocer que “The transition from primary to secondary school represents for many students a stressful move from the nest of a protective, familiar environment with considerable individual attention, into an often impersonal and intimidating atmosphere in junior high” [La transición de primaria a secundaria representa para muchos estudiantes un movimiento estresante del nido de un ambiente protector y familiar con una considerable atención a una atmósfera impersonal y a menudo intimidante en la secundaria temprana]. En esta etapa se rompe el maternalismo, creando en el individuo un sentimiento de inseguridad que le puede llegar a afectar en el desarrollo académico e intelectual.

La mediación pedagógica del profesorado es uno de los elementos de mayor influencia, ya que las personas profesionales en la educación son agentes principales en el desarrollo del proceso educativo, por lo que deben tratar de ejercer su labor de la mejor manera posible. Un elemento muy importante en el desarrollo intelectual es desenvolverse en donde se procure una educación equitativa y de calidad. Al respecto, Cruz et al. (2004) mencionan que “para que ello sea posible es importante destacar, que, dentro del proceso de enseñanza, los docentes deben implementar diferentes estrategias para la atención de las diferencias individuales de los estudiantes” (p. 9). Todas las personas tienen habilidades y capacidades diferentes, por lo cual el sistema educativo y la metodología que se aplica deben ser muy flexibles, con el fin de tomar en cuenta la diversidad en la demanda educativa.

Por otro lado, la relación estudiantado-profesorado, es un elemento medular en el buen desempeño del individuo en el proceso de enseñanza y aprendizaje, ya que el profesional en educación es un motivador e incentivador del conocimiento dentro del proceso. Con respecto a esto, Anderman y Midgley (1999) hablan de la teoría de la atribución, diciendo que esta “se enfoca en las razones que los estudiantes perciben como causa de sus éxitos y fracasos en la escuela” (p. 3). Por tanto, el papel del personal docente debe enfocarse en conocer y comprender lo que su alumnado cree acerca del desempeño académico que tiene en la institución.

Otro aspecto inherente en el proceso de aprendizaje es la importancia de que la población estudiantil y la docente cuenten con recursos didácticos. Cuando se hace mención a la falta de recursos didácticos, se refiere a no disponer de los materiales necesarios en el ámbito educativo, dentro de la institución. Castro y Asensio (2003) definen los recursos didácticos como “cada uno de los métodos, acciones o materiales que se emplean para ayudar al alumno en el proceso de aprendizaje” (p. 372). Este es un agente limitante, ya que disminuye la capacidad de desarrollo intelectual y de las capacidades y facultades individuales, pues al contar con los instrumentos didácticos necesarios, se crea mayor capacidad en la adquisición de conocimientos y en el reflejo de estos en el desarrollo.

Por otra parte, la evaluación, en muchos casos, es una de las primeras causas de la deserción de las personas adolescentes de las escuelas y colegios, ya que esta solo ve una pequeña parte del conocimiento, y en la mayoría de ocasiones, quienes estudian no logran calificar dentro de los estándares establecidos por el sistema, lo que desmotiva e invita hacer abandono del proceso. Tenbrink (2006) define evaluación como “El proceso de obtener información y usarla para formar juicios que a su vez se utilizarán en la toma de decisiones” (p. 22). Aquí se debe tomar muy en cuenta el sentido común de las personas profesionales en la educación, así como la realidad en la cual se desenvuelva el estudiantado.

Para lograr el éxito en cualquier tarea que el ser humano se proponga debe existir una cultura de hábitos disciplinarios educativos que le ayuden a cumplir los objetivos propuestos, pues como lo argumenta Cuenca (2000), los hábitos o técnicas de estudio son “un conjunto de normas, procedimientos y recursos de que nos servimos para aprender del modo más eficaz y científico posible” (p. 15). Estos son instrumentos que permiten al estudiantado lograr un nivel aceptable y muchas veces sobresaliente dentro del sistema educativo, y cuando no se cuenta con ellos, ocurre un efecto contrario, que provoca muchas veces el abandono del sistema.

La orientación es una ciencia social que ayudar a la población estudiantil en las instituciones, en diferentes campos, y colabora en una educación integral, que apoya al fortalecimiento de las generaciones jóvenes en las áreas más débiles de su personalidad. La persona orientadora debe facilitarle al individuo las herramientas necesarias para que este no solo se enfrente a las circunstancias de un centro educativo, sino para que también cuente con los elementos necesarios al enfrentar la vida y lograr obtener un plan establecido, conforme a los parámetros de su realidad, tomando en cuenta sus fortalezas y debilidades, así como la realidad que enfrenta.

En el desarrollo integral de la población adolescente se requiere de diversos elementos como, por ejemplo, tiempos de descanso y recreación, que muchas veces son limitados por los horarios lectivos y las tareas académicas que conlleva el proceso, de ahí que se delimita el horario como la cantidad de horas que se establecen por una institución y en la cual la persona debe estar presente en el centro donde se encuentre. Castro y Asensio (2003) definen horarios como “la distribución de las tareas que debe realizar un individuo según las horas de que dispone para ello” (p. 239). El horario académico debe ser atractivo y flexible para quienes estudian, con el fin de que tengan tiempo para el desarrollo de diversas actividades extracurriculares que complementan el proceso de enseñanza y aprendizaje ya que, de lo contrario, esto podría influir en la deserción, especialmente a nivel de séptimo, en donde la población pasa de recibir lecciones de 5 horas y media, a 9 horas, aproximadamente.

De forma complementaria, es preciso mencionar la carga académica, como argumenta García (s. f., citado por Abarca y Romero, 2010), “la carga académica se refiere a la cantidad de materias y actividades que debe desarrollar el estudiante en un ciclo como parte de ruta de formación” (p. 11). Es importante, al elegir un colegio, valorar la carga académica, ya que esta debe ser coherente con las aspiraciones y necesidades estudiantiles, así como con sus proyectos académicos a largo, corto y mediano plazo. Además, esta debe ir acorde con las capacidades individuales y las destrezas en el medio académico.

Perspectiva metodológica

La investigación se llevó a cabo en el Liceo Francisco Amiguetti Herrera, de la Región Huetar Norte. Trata sobre un análisis de los factores sociales y educativos asociados con la deserción estudiantil de séptimo nivel del Liceo Francisco Amiguetti Herrera, circuito 03, de la Región Huetar Norte, durante el curso lectivo 2012, con el propósito de establecer soluciones que se puedan aplicar a corto o mediano plazo. Es un estudio de naturaleza cualitativa, ya que de acuerdo con Barrantes (2005), el enfoque cualitativo “está interesado en comprender la conducta humana desde el propio marco de referencia de quien actúa. Considera estudios de casos, etnografía y entrevistas en profundidad” (p. 72). Tal es el caso de este estudio, en donde se realizaron entrevistas a profundidad para recolectar la información, con el fin de comprender los agentes que intervienen en la conducta y decisiones de la población discente, aquellas argumentaciones que la incitan a dejar los centros educativos y buscar otros mecanismos de superación personal, en su mayoría poco eficientes.

Sujetos participantes en el estudio

Para realizar esta investigación se entrevistó a cuatro estudiantes que abandonaron el centro educativo en 2012, a cuatro padres de familia de estos estudiantes, a nueve profesionales de la educación en las áreas de ciencias, matemática, español, estudios sociales, educación cívica, artes plásticas, educación para el hogar, música y el departamento de orientación, quienes habían tenido como estudiantes a las personas adolescentes que hicieron abandono, y al director del Liceo Francisco Amiguetti Herrera.

Métodos, técnicas e instrumentos

La investigación es de carácter cualitativo por cuanto, de acuerdo con lo que afirma Barrantes (2005), “la investigación cualitativa postula una concepción fenomenológica, inductiva, orientada al proceso. Busca describir o generar teorías. Pone énfasis en la profundidad y sus análisis no necesariamente, son traducidos a términos matemáticos” (p. 71). Tal es el caso de esta investigación, cuyo objetivo fue analizar los factores sociales y educativos asociados con la deserción estudiantil de séptimo nivel del Liceo Francisco Amiguetti Herrera, con base en la experiencia personal de las personas involucradas.

Se hizo uso de la técnica de entrevista a profundidad, la cual permitió recuperar la información de estudiantes desertores, padres y madres de familia y docentes del centro educativo.

Análisis de la información

Como primera estrategia para el análisis de datos se seleccionaron los temas de las entrevistas, los cuales respondieron a las interrogantes propuestas en la guía de tópicos que orientó cada entrevista, según fuera al grupo de estudiantes, docentes, padres y madres de familia, y el director de la institución.

Posteriormente, se complementa el análisis de las entrevistas, procurando una triangulación en donde se dé a conocer el punto de vista de las personas participantes y se recoja información relevante para el tema de investigación, con el fin de llegar a conclusiones y posibles recomendaciones. En relación con esto, Fonseca (2007, citado por Abarca y Romero, 2010) afirma que: “Conocer y contrastar los múltiples puntos de vista que se conjugan en una misma circunstancia constituye una práctica recomendable y esencial si se pretende aproximar a un entendimiento profundo de la realidad que permite interpretaciones justificadas” (p. 56). Este método fue la base para integrar las respuestas de las personas estudiantes, padres y madres de familia y docentes, y así hacer un análisis cualitativo de estas.

Resultados y discusión

La información producida mediante el análisis de las entrevistas realizadas se organizó por categorías de análisis: factores sociales y factores educativos.

A continuación, se analiza cada categoría a través de la integración de las respuestas de estudiantes, padres y madres de familia y docentes.

Categoría: Factores sociales influyentes en la deserción

Factores sociales. Esta categoría agrupó aspectos tales como familia, relación entre padres de familia e institución, apoyo familiar, comunicación, y aspectos laboral y económico.

Las familias de las personas adolescentes que hicieron abandono de la educación formal tienen de dos a seis hijos o hijas. Algunas de estas familias viven solo con la mamá. Los profesionales de la educación opinaron que muy pocas mamás trabajan fuera del hogar, la gran mayoría son amas de casa. Las madres que trabajan lo realizan de forma esporádica en labores informales. Los padres de familia usualmente hacen labores técnicas no profesionales, como la agricultura, trabajos de construcción, comercio o trabajos informales.

Por otro lado, ninguno de los padres y las madres de familia de los estudiantes desertores terminaron la secundaria; y los hermanos o hermanas mayores no terminaron el colegio. Además, todas las personas que estudian conocen de cerca a otras que han desertado, aspecto que podría influir para que vean en la deserción una salida ante las difíciles circunstancias que les presenta la vida. Como señala Cáseres (2000) “la familia es la primera escuela de las personas, en ella aprende a personalizarse, humanizarse y socializarse; aparece aquí el rol fundamental de la familia, el ser educadora, forjadora de hombres y mujeres” (p. 225). Con respecto a lo anterior, se puede decir que la familia es indispensable en el desarrollo de las personas, ya que al ser el lugar en donde el individuo crece, tanto en el nivel físico como emocional, debe ser una entidad fuerte y capaz de formar seres sociales con la capacidad de inmiscuirse dentro de la sociedad de manera productiva. En cuanto a la educación, la familia debe ser el soporte fundamental para el desarrollo educativo, de manera que, con su ejemplo, modele actitudes y formas de ser que lleven a la juventud a construir un proyecto de vida en el cual la finalización de la educación formal sea un elemento prioritario.

Las personas progenitoras tenían una vinculación mínima con el centro educativo, pues visitaban el colegio únicamente para recoger notas o cuando se les llamaba. Esto se reafirma con la opinión que tiene el personal docente, que señala un desinterés del padre y madre, respecto al estudio de sus hijos o hijas. De hecho, la totalidad de profesionales de la educación respondieron que los padres y madres de familia solo vienen al colegio cuando se les llama o cuando hay reuniones de las becas que da el IMAS. Por ejemplo, un especialista en educación dijo “Ese es el problema que tenemos, por eso es que las generaciones más jóvenes desertan, porque los padres aquí no colaboran. Vea, yo siempre he visto que los padres aquí si vienen es porque se les anuncia que va a haber algo de la beca. De ahí ni por las notas vienen. Entonces aquí los padres que se preocupan por los estudiantes, son los estudiantes que van bien. En cambio, los que desertan y van mal, ese es el problema, que los padres no se preocupan por ellos”. En fin, el profesorado entrevistado tiene la percepción de que la gran mayoría de los padres y madres visitan la institución en muy pocas ocasiones, y de que algunos ni siquiera asisten a reuniones obligatorias, como la entrega de notas.

Con referencia a lo anterior, Johnston, Peters y Evraiff (1973, citados por Pereira, 2000) afirman que “… cuando los padres comprenden los objetivos de los maestros y éstos las metas de los primeros, unos y otros encuentran modos de trabajar cooperativamente” (p. 223). Efectivamente, el proceso de formación de las futuras generaciones es una tarea que implica, tanto a los padres y madres de familia, como a los centros educativos, y ese proceso debe convertirse en una meta cooperativa.

Las familias de las personas adolescentes que desertaron sí están dispuestas a apoyarlas para que continúen sus estudios. De esta manera lo expresa quien dice: “Sí. Yo apoyo a mi hijo para que siga estudiando”. Sin embargo, el cuerpo docente ofrece opiniones variadas sobre este tema. Por ejemplo, un profesor dijo: “la situación económica es tan difícil que los papás deciden mejor que no vayan al colegio para que se pongan a trabajar”. También opinaron que los padres y madres se preocupan porque sus descendientes vayan al colegio; sin embargo, estos no muestran ningún interés en continuar sus estudios. Una parte de profesionales consideran que el problema de que deserten viene desde la casa y del poco apoyo que reciben ahí.

Tomando en cuenta el tipo de apoyo recibido, se encontró que todas las personas jóvenes tienen algún tipo de soporte, ya sea económico, académico o emocional, por parte de algún familiar o de la institución, agente fundamental en la motivación y fortalecimiento de la inteligencia emocional, pues quienes estudian se sienten parte de algo, en el caso que el apoyo sea institucional, y de ser familiar, se buscará cumplir las expectativas establecidas hacia su persona. También los pares han mostrado un papel fundamental en el desarrollo académico y el cumplimiento de los objetivos, ya que se complementan y muestran como la ayuda idónea en esta etapa de la vida.

Respecto al apoyo económico, el cuerpo docente manifestó que la gran mayoría de la población estudiantil de este colegio tiene becas, ya sea del IMAS, Avancemos, Coopelesca u otra entidad. Si bien es cierto que el estudiantado recibe un apoyo económico, no aseguró que este sea suficiente para mantenerlo en el sistema educativo, ni que el dinero sea usado, realmente, para sustentar los gastos de estudio. En relación con el apoyo académico, argumentó que la población desertora percibía algunas estrategias de refuerzo, como por ejemplo adecuaciones curriculares y estar pendiente del trabajo académico; elemento contrario, para el grupo estudiantil entrevistado, que adujo que el apoyo académico recibido por el personal docente fue mínimo, tal y como lo ilustra el estudiantado en frases como “me sacaron porque iba muy mal”, similar al soporte emocional, lo cual se evidencia en el argumento de uno de los profesionales de la educación entrevistado, al indicar que: “ese tipo de apoyo es un acto muy individual, que depende de cada docente”. En algunas ocasiones los padres y madres justifican su poco apoyo con base en la idea señalada por una madre de familia al indicar que “no le ayudaba a estudiar porque no sé nada de lo que ella lleva en el colegio”.

Tomando en cuenta las relaciones en la familia de la población estudiantil desertora, tanto el estudiantado como los padres y madres de familia coinciden en que se llevan muy bien, de tal manera que existe una adecuada comunicación en el núcleo familiar. Sin embargo, el cuerpo docente opina que la comunicación entre quienes estudian y el núcleo familiar no es muy buena. Algunos comentarios fueron: “uno siente que falta mucha comunicación entre padres e hijos”, “mala”, “con deficiencia”.

La comunicación asertiva entre los seres humanos es muy importante y aún más en la familia. Franco (2005) se refiere a la comunicación en el seno familiar de la siguiente manera: “la comunicación en la familia tiene bastante parecido a un semáforo: con el verde, la circulación está en movimiento, cada coche va a donde tiene que ir. Si el nivel de comunicación en la familia es aceptable y saludable, hay entendimiento de unos con otros, hay comprensión, el bienestar es general” (p. 26). Ese coche en movimiento es esa persona joven que está en un proceso de avance en su maduración, y la comunicación que recibe en la familia debe ser tanto el camino como la guía, para lograr su proyecto de vida.

El estudiantado, progenitores y profesorado afirman que las personas desertoras recibían ayuda de sus familias o tenían beca para estudiar. Sin embargo, el profesorado manifestó que muchas de las personas estudiantes que recibían becas las utilizaban para ayudar en sus hogares, ya que las familias son muy grandes y los padres y madres no tienen un trabajo estable, por lo que deben utilizar el dinero del gobierno u otras entidades, para comprar comida, pagar luz, teléfono, entre otras cosas.

Existen diversas causas que propician la deserción escolar, Espíndola y León (2002) mencionan que: “La insuficiencia de ingresos en los hogares y los diversos déficits de bienestar material de los niños y adolescentes de estratos pobres constituyen factores decisivos para la mayor frecuencia de su retraso y de su abandono escolar, si los comparamos con los de hogares de ingresos medios y altos. Las hondas disparidades de tasas de deserción escolar entre distintos estratos socioeconómicos contribuyen decisivamente, y desde temprano, a la reproducción de las desigualdades sociales” (pp. 49-50). Lo anterior demuestra que el aspecto económico puede influir en gran medida en la deserción estudiantil. En el caso del liceo Francisco Amiguetti Herrera, se encontró que las familias pertenecen a un grupo social con grandes dificultades económicas y eso puede haber contribuido al abandono escolar.

Categoría: Factores educativos influyentes en la deserción

Factores educativos. Esta categoría agrupó aspectos tales como proceso de articulación sexto-séptimo, mediación pedagógica del profesorado, rol del profesional en orientación, recursos didácticos, evaluación, hábitos de estudio, relación estudiante-profesor, horario de clases y carga académica.

La población estudiantil y de padres de familia respondieron que el proceso de articulación de la escuela al colegio fue un cambio muy duro. Algunos comentarios fueron: “muy fuerte, porque son más profesores, hay que estar cambiando de aula a cada rato, y son más tareas”, “demasiado fatal”, “muy duro, porque ellos pasan de estar con una maestra en la escuela a tener muchos profesores”, “un choque muy grande, le costó acomodarse con el horario y los profesores más que todo”. Asimismo, el cuerpo docente manifestó que no es fácil el cambio de la escuela al colegio, ya que existen varios factores que dificultan el proceso de adaptación. Hubo quienes comentaron: “yo digo que es demasiado, porque ellos estaban acostumbrados a poquitas materias, poquitas maestras y vienen y se enfrentan a tantos profesores y tantas materias”, “un cambio radical”. En síntesis, existe una variedad de factores que dificultan el cambio de la escuela al colegio y eso hace que, al entrar a séptimo, muchas personas abandonen el colegio.

La transición en el nivel educativo, como lo indica San Fabián (s. f., citado por Ruiz, Castro y León, 2010) puede ser entendida como “un salto curricular con implicaciones culturales: ‘las transiciones son una parte consustancial del sistema escolar, donde avanzar supone un conjunto de escalones o niveles que responden a la propia organización del sistema educativo, que estructura divisiones o parcelas, más o menos arbitrarias, en el conocimiento, en los horarios, en los alumnos, en los profesores” (p. 2). Estos cambios radicales, que experimentan las personas jóvenes al pasar de sexto a séptimo, reflejan la arbitrariedad de la estructura educativa que no ofrece una etapa de transición entre el segundo y el tercer ciclo de la educación. La población estudiantil percibe estos cambios como radicales, debido a que no tiene un entrenamiento previo que les facilite asumir la variedad de roles que se exigen en el colegio. Esta variedad de roles ocurre porque se pasa de tener una o dos maestras en las materias básicas, a tener un profesor o profesora por cada materia básica; además, la cantidad de materias básicas aumenta, y se agregan más materias especiales.

El centro educativo debe brindar a la población estudiantil herramientas de acompañamiento en el proceso de enseñanza y aprendizaje, lo cual hasta hoy no ha sido evidente en la institución. Según el estudiantado y los padres y madres de familia, la institución debe brindar más apoyo y motivación, así como técnicas y estrategias para lograr la permanencia en las aulas. El personal docente externa que el colegio debe integrar más a quienes intervienen en el proceso educativo, abriendo espacios y actividades integradoras dentro de la institución.

Por otro lado, tomando en cuenta la opinión estudiantil respecto a la comprensión de la información que entrega el personal docente en las clases, se encontró que no siempre entendían lo expuesto. El profesorado entrevistado dijo que cuando no se entendía lo que explicaban, eso obedecía a las siguientes razones: “cuando, les explico de forma individual, sí. El problema de casi todos estos muchachos es que presentaban problemas de ausentismo”, “a veces es difícil, porque no tienen seguimiento”.

La docencia va más allá de la simple transmisión de conocimientos, se requiere, para su ejercicio, de la comprensión del sistema educativo en constante desarrollo; es necesario hacer énfasis en los aspectos metodológicos y prácticos de su enseñanza, así como en los sociales y psicológicos, que determinarán el rumbo por seguir, de acuerdo con la calidad de vida y problemas alrededor de los grupos de estudiantes. Por eso la importancia de que el personal docente utilice distintos métodos de enseñanza, con el objetivo de que el estudiantado cuente con la oportunidad de experimentar diferentes formas de apropiarse de los contenidos y procesos de aprendizaje.

Refiriéndose al rol de las personas profesionales en orientación, se encontró, en las respuestas brindadas por el estudiantado y padres y madres de familia, que nadie de la institución contactó a estos estudiantes para que regresara al colegio, solo una estudiante y su madre dijeron que sí las habían llamado de la institución para propiciar el regreso. Con base en esto, la institución no cuenta con ningún mecanismo para que quienes abandonaron sus estudios regresen al sistema educativo. Sin embargo, las respuestas del personal docente difieren de las otras opiniones, ya que aseguran que la institución ha hecho esfuerzos llamando a los hogares para que, quienes abandonaron el colegio, regresen.

La población estudiantil no se siente satisfecha con el proceso de orientación institucional. Manifestaron que no hubo actividades de orientación al principio del curso lectivo, como por ejemplo, reconocimiento de las instalaciones, además de que no se sienten identificados con los cuerpos profesionales que aplican este aspecto tan importante en la institución, lo cual limita su papel y labor en el proceso formativo. Además, dijeron que la institución no les ayuda al guiarles hacia donde está cada docente, motivo por el cual podrían sentir frustración al inicio del curso lectivo, ya que pasan de tener una sola aula a tener, como mínimo, siete, de distintas asignaturas. Los padres y madres entrevistados expresaron no saber si, al principio de año, la institución realiza actividades de orientación. Este dato se puede interpretar como falta de apoyo al estudiantado que ingresa al colegio, ya que desde la primera semana, padres y madres se desentienden del tema. Sin embargo, el profesorado asegura que la primera semana del curso lectivo se da un proceso de inducción. Si se confronta lo expresado por estudiantes y docentes, pareciera existir una contradicción, la cual podría interpretarse como el resultado de la poca efectividad de las acciones de orientación que se brindan en el colegio estudiado.

La orientación escolar es parte del proceso educativo que pretende evaluar todos los aspectos que inciden, de una u otra forma, en la actividad escolar, y que facilita actitudes y destrezas para una permanencia exitosa en el proceso educativo. Para conseguir lo anterior, han de tener cabida todos los agentes que forman parte del proceso educativo: padres y madre, profesorado, centro escolar y población estudiantil.

Tanto las personas estudiantes como sus padres y madres entrevistados señalan que contaban con los recursos necesarios para tener un buen desempeño en el proceso educativo. El profesorado manifiesta satisfacción con los materiales que tienen sus estudiantes.

Blanco (2012) menciona que “los recursos didácticos tienen que estar perfectamente ensamblados en el contexto educativo para que sean efectivos, es decir, que hagan aprender de forma duradera al alumno, y contribuyan a maximizar la motivación de los estudiantes de forma que se enriquezca el proceso de enseñanza-aprendizaje” (p. 3). Lo importante es utilizar los recursos didácticos que se tienen al alcance, aplicarlos adecuadamente y buscar que su integración con el resto de elementos del proceso educativo (contenido, objetivos, metodología, etc.) sea congruente y esté justificada.

En cuanto a los métodos de evaluación y la incidencia en su deserción, la población estudiantil respondió que eso no afectó. A pesar de no parecer un aspecto de gran influencia en la deserción, siempre se debe estar atento a las evaluaciones realizadas y velar para que se desarrollen de la forma más adecuada posible. Los padres y madres entrevistados atribuyen, a los métodos evaluativos, la causa de la deserción. Entre las opiniones brindadas se encuentran: “claro, ya que las evaluaciones eran muy duras”, “sí, los exámenes no miden de verdad lo que una persona sabe”, “de cierto modo, la principal razón era otra, pero al salir mal en las evaluaciones, terminó de tomar la decisión de desertar”. Coinciden en que la evaluación es un factor por tomar en cuenta al referirse a la problemática de la deserción.

La población estudiantil, los padres y madres de familia y el cuerpo docente coinciden también en que se evalúa en forma sumativa y formativa, aunque es la evaluación sumativa la que tiene más importancia en el proceso educativo. En la parte formativa, un profesor dijo que: “de manera sumativa, pero también en mi caso particular hay un proceso de evaluación más de la parte emocional, más de las actitudes que tiene el estudiante, muchas veces uno analiza las situaciones que tiene el estudiante y de ahí evalúo el cotidiano”.

Por otro lado, Perrenoud (2001) menciona que “sin la evaluación no existiría ni el éxito ni el fracaso escolar. Ambos calificativos son fruto de las valoraciones, intuiciones y técnicas que emplea el profesorado para evaluar y clasificar a alumnos y alumnas” (contratapa, párr. 1). Es decir, la evaluación hace que dentro del sistema educativo se mida la calidad de los aprendizajes; sin embargo, esta, a su vez, enmarca a la población en dos categorías: estudiantes exitosos y estudiantes fracasados. Pero en el aprendizaje, lo importante no es solo llegar a la meta, sino avanzar hacia ella. Por lo tanto, no se puede decir que tienen éxito solamente quienes llegaron a la meta final, y que fracasaron quienes incumplieron dicha meta, pues si no se cumplió la meta, se progresó hacia ella.

Precisamente, como se requiere que el cuerpo docente implemente estrategias didácticas apropiadas, también los hábitos de estudio son necesarios para complementar el proceso de aprendizaje que se lleva a cabo fuera del centro educativo. Con respecto a qué métodos utilizan las personas jóvenes entrevistadas para estudiar fuera del horario regular en el liceo, se identificaron los cuestionarios y los resúmenes como los métodos más comunes y utilizados. Esto indica que las técnicas empleadas para estudiar no son muy variadas y en ocasiones son poco efectivas, ya que los resultados obtenidos en los exámenes no eran muy alentadores. Conviene prestar atención a estos aspectos, ya que se debe conocer si en realidad tales técnicas funcionan en el desarrollo integral del estudiantado. Según el cuerpo docente entrevistado, el alumnado no muestran buenos hábitos de estudio:

La mayoría uno se da cuenta que están acostumbrados a estudiar con cuestionarios de la escuela. Entonces lo que hacen es que se lo memorizan y yo siento que en el colegio las preguntas deberían ser un poco más de análisis y razonamiento.

Bueno yo diría que eso es un poco difícil de saber, pues es lo que ellos utilicen en casa. Uno siempre piensa que por lo general tiene malos hábitos y técnicas de estudio, puesto que las notas son bastante bajas.

La población estudiantil que no posee buenos hábitos de estudio podría ser propensa a desertar del sistema educativo. El MEP (2002, citado por Abarca y Romero, 2010), acerca de la deserción escolar en el séptimo año, indica que “los factores propios del alumno que inciden en dicha deserción se relacionan con poco interés por el estudio, problemas de rendimiento académico y desconocimiento de técnicas de estudio; entre otros” (p. 32).

Tomando en cuenta las respuestas de estudiantes, padres y madres de familia, y docentes, respecto a la relación docentes - estudiantes, las opiniones fueron muy positivas, ya que dijeron que existe una buena relación. El cuerpo docente no debe tener ningún prejuicio hacia sus estudiantes, al contrario, debe motivarles en su camino al éxito y así dejar de lado el fracaso escolar y, por consiguiente, disminuir los altos números de deserción.

Como apoyo a lo anterior, Margiotta (1995) defiende su posición de que “el centro de la calidad educativa está en la relación docente-alumno” (párr. 51), retomando los siguientes argumentos: “aunque parezca evidente, a veces parece olvidarse que la calidad educativa se conquista en la relación docente-alumno y en su entorno más inmediato, en el establecimiento educativo y en el grupo familiar... La motivación, el compromiso, la capacidad docente y los márgenes de libertad e iniciativa otorgados para que desarrollen su creatividad y poder de adaptación a las necesidades e intereses de los alumnos, resultan vitales a la hora de incrementar los niveles de calidad educativa…” (párr. 51). En ocasiones, en las instituciones educativas el personal docente no se preocupa de que exista una buena relación con la población estudiantil, lo que impide que se promueva un ambiente de confianza donde se tenga la libertad de equivocarse, de preguntar si hay dudas, y de ser auténticos, lo que ayudaría a que las personas jóvenes se sientan a gusto con el proceso educativo y no tengan el deseo de abandonar el centro.

Con respecto a la influencia de la cantidad de horas de permanencia en el colegio antes de su deserción, las respuestas del estudiantado y padres y madres de familia fueron las siguientes: “Malo. Porque comenzábamos muy temprano y terminábamos tardísimo”; “Feo. Muy cansado”; “Un poco cansado y aburrido”. Parte del cuerpo docente manifestó que la cantidad de horas de lecciones no afecta la deserción, ya que hay recesos y no todos los días deben ir de 7:00 a.m. a 4:10 p.m.

Es trascendental que el estudiantado cuente con un horario con el cual se sienta conforme. Con respecto a lo anterior, Roser (1995) alude que: “es importante que nuestros alumnos tengan un horario que les guíe y les oriente en su aprendizaje, sin que les suponga sacrificios innecesarios para terminar tareas, alcanzar objetivos, ni les impida disfrutar de la actividad lúdica. El tiempo que un alumno invierte en su trabajo es una variable que depende, entre otros factores, de su capacidad intelectual para poder superar las dificultades que la tarea en cuestión le supone” (p. 71). De ahí la importancia de la dedicación y el compromiso que cada discente tenga con su estudio. Es decir, que se debe favorecer el tiempo de ocio y no basarse solamente en enfocar toda la atención en sus estudios, pues están en una etapa en la que deben disfrutar el tiempo libre, jugar y compartir.

Al cuestionar a la población estudiantil sobre la carga académica y la influencia de esta en su deserción, se consideran que sí influyó la carga académica en la decisión de desertar. Específicamente, un estudiante señaló que: “fatal”. En relación con los padres y madres, manifestaron que la carga académica del centro educativo era buena. En cuanto a la opinión del profesorado, este considera que la exigencia académica de la institución es regular. Algunas opiniones son: “es un nivel intermedio”; “normal, depende mucho del director”; “eso depende de cada profesor”.

En cuanto al rendimiento académico de las personas desertoras, manifestaron que su rendimiento académico era de regular a malo. Según Jiménez (2000, citado por Edel, 2003), “el rendimiento escolar es un nivel de conocimientos demostrado en un área ó materia comparado con la norma de edad y nivel académico” (p. 2). El rendimiento debería ser entendido a partir de los procesos de evaluación; sin embargo, la simple medición o evaluación de los rendimientos alcanzados no refleja, por sí misma, la calidad y cantidad de competencias adquiridas.

Conclusiones

Las conclusiones se organizan en el orden de las categorías de análisis: factores sociales y factores educativos.

Categoría: Factores sociales

1. La familia es un factor por tomar en cuenta en la deserción de la población estudiantil del Liceo Francisco Amiguetti Herrera, pues esta influye en su manera de pensar y de actuar.

2. La relación existente entre padres y madres de familia e institución puede llegar a influir en la deserción, ya que las visitas a la institución se producen solo ocasionalmente.

3. Según la población estudiantil y los padres y madres de familia, la falta de apoyo familiar no es un factor que afecta la deserción, debido a que sienten que el apoyo brindado es bueno. Sin embargo, el cuerpo docente considera que sí influye, ya que se percibe poco apoyo.

4. La comunicación no es un factor influyente en la problemática de la deserción estudiantil, al menos en este centro educativo, ya que se consideran que la comunicación es adecuada y más bien favorece el proceso educativo.

5. Se opina que los factores laboral y económico influyen en la deserción; específicamente, el personal docente señaló que el alumnado tiene trabajos informales mal remunerados.

Categoría: Factores educativos

1. El proceso de articulación es un aspecto por tomar en cuenta cuando se trata el tema de la deserción estudiantil, ya que se considera que el cambio de escuela a colegio será difícil para el estudiantado.

2. En cuanto a la mediación pedagógica, el centro educativo debe fomentar el uso de estrategias para que la permanencia en las aulas sea más atractiva, dar seguimiento a los estudiantes que presenten factores de riesgo en cuanto a deserción, y facilitar la transición de la enseñanza primaria a la secundaria.

3. El papel desempeñado por el Departamento de Orientación no es el más apropiado, ya que se consideran que en pocas ocasiones brinda apoyo a la población estudiantil.

4. La falta de recursos didácticos no es un factor muy influyente en la deserción, ya que la mayoría contaba con tales recursos.

5. Los métodos de evaluación, a pesar de que no influyen de manera directa en la deserción estudiantil, sí son un aspecto a tomar en cuenta en dicha problemática, pues la evaluación presente en el sistema educativo costarricense, en ocasiones no mide los aprendizajes que se están adquiriendo.

6. Los hábitos de estudio influyen de manera directa en la obtención de las calificaciones, y si estas son bajas, se tenderá a desertar. Se considera que, con frecuencia, no se utilizan los mejores métodos de estudio.

7. Las relaciones entre personal docente y población estudiantil pueden incidir en la deserción. En el centro educativo en cuestión este aspecto no parece ser de gran influencia, pues se considera que las relaciones son buenas.

8. La población estudiantil considera que son muchas las horas de permanencia en el colegio, y que eso influye en la deserción; sin embargo, el profesorado no lo considera así.

9. Algunas personas jóvenes entrevistadas opinan que la carga académica sí puede influir en la deserción, pues son muchas las materias que cursan.


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1 Máster en Educación Técnica del Instituto Tecnológico de Costa Rica. Licenciada en Ciencias de la Educación con Énfasis en Didáctica del Inglés, Universidad Católica de Costa Rica. Académica de la Carrera de Inglés como Lengua Extranjera de la Universidad Técnica Nacional de Costa Rica, Sede San Carlos.



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