Revista Ensayos Pedagógigos

Vol. XVII, Nº 2. Julio-diciembre, 2022
e-ISNN: 2215-3330 / ISSN: 1659-0104

URL: http://www.revistas.una.ac.cr/ensayospedagogicos

LICENCIA: (CC BY NC ND)


La educación zapatista como alternativa al modelo neoliberal

Zapatista Education as an Alternative to the Neoliberal Model

Roberto Luciano Landeros Belmont1

Universidad Pedagógica Nacional

México

lucianolbelmont@gmail.com

Resumen

Este ensayo pretende reflexionar sobre los efectos negativos que ha dejado el neoliberalismo y la búsqueda de la modernidad en la educación latinoamericana y, a su vez, señalar cómo los movimientos sociales han influido para contrarrestar los efectos depredadores del capitalismo, al adherirse a una pedagogía crítica ligada a una educación del pueblo, con especial atención en la educación zapatista que, en su lucha por una sociedad justa, democrática y libre, diseñó un sistema educativo derivado de la pedagogía crítica como alternativa al dominio de una educación neoliberal.

Palabras clave: Educación zapatista, modernización, neoliberalismo.

Abstract

This essay aims to reflect on the negative effects that neoliberalism and the search for modernity have left on Latin American education, as well as the influence of social movements which, to combat the predatory effects of capitalism, have constituted a critical pedagogy linked to an education of the people, with special attention to Zapatista education, which in its struggle for a just, democratic, and free society by designing an educational system derived from critical pedagogy as an alternative to the dominance of a neoliberal education.

Keywords: modernity, neoliberalism, Zapatista education

Evolución de la realidad educativa latinoamericana

Es importante conocer el contexto histórico de la realidad educativa en América Latina, pues la actual educación es constructo de diversas etapas, como lo muestra Usarralde (2005), quien recupera su historia desde los años cincuenta; por tal razón, y guiándonos con la investigación que desarrolló, abordaremos la evolución de los fines educativos que nos permitirá más adelante conectar con nuestras ideas.

Antes, es necesario mencionar que los países latinoamericanos han aceptado el argumento de los estados europeos que establece que la educación es una palanca para el progreso, es decir, un signo de modernidad (Torres, 2001), es así como la educación en América Latina se ha visto como inversión que otorga rentabilidad social e individual; de esta manera, la población con mayor escolaridad tendrá mejores niveles de tolerancia social, será más productiva y competitiva en los mercados, en cuanto se presenta una realidad donde entre más educación tenga el individuo, mayor será la capacidad de trasformar su sociedad, será más pleno, responsable y contribuirá en los procesos de modernización (Torres, 2001).

Además de ello, los diversos planteamientos que defienden el modelo neoliberal han pugnado por instaurar en América Latina la noción de mercado abierto, tratados de libre comercio, han intentado reducir el sector público y debilitar al Estado; esto dio como resultado una serie de modificaciones para las políticas públicas y, en especial, en la política educativa (Torres, 2004) que, como consecuencia, ha desarrollado un sistema educativo con un modelo hegemónico, conducido por la teoría de capital humano, la cual concibe a la educación y la inversión como herramienta para la modernización Usarralde (2005).

Tres etapas de educación en América Latina

La educación en los países latinoamericanos se puede caracterizar, de acuerdo con Usarralde (2005), en tres etapas: la primera comprende los años cincuenta a setenta; se define por una mirada economicista de los fines educativos, en este sentido, es notorio un aumento del gasto público dirigido hacia el sector educativo, también la matriculación es factor indispensable para el desarrollo, lo que ocasiona una fuerte disminución del analfabetismo. Gracias a este entusiasmo por la educación, las políticas encomendadas a la formación docente tienen una gran prioridad.

La segunda etapa que señala Usarralde (2005) surge de una crisis económica mundial entre los años setenta y ochenta, donde se realiza un ajuste económico y comienzan las críticas hacia los sistemas educativos por incrementar la desigualdad es en este sentido, donde se pretende racionalizar el gasto mediante la rendición de cuentas. Por dicha razón, se disminuye el gasto educativo, y con ello la matrícula escolar: se observa un estancamiento del alfabetismo, insuficiencia de docentes y se comienza a cuestionar su formación.

Los años noventa, para este autor, se determinan por dos parámetros, el influjo político de la democratización y los efectos del neoliberalismo económico, no obstante, para fines de este trabajo abordaré los efectos del neoliberalismo. Es así como en los años noventa, sostiene el autor, el mercado es el mejor instrumento para asignar recursos y satisfacer las necesidades de los individuos (Usarralde, 2005); sin embargo, hay que hacer énfasis en que este modelo no surge en esos años, sino, como se señala, el surgimiento de este comienza desde los años sesenta y se asienta en los ochenta con dos hechos importantes: la consolidación de Reagan en América y Thatcher en Inglaterra como los dos líderes influyentes de esta corriente, y la deuda externa que nace en México y se extiende por toda Latinoamérica (Usarralde, 2005).

Las políticas nacientes bajo este modelo se caracterizan por una reducción de gastos en el gobierno, devaluación de la moneda, reducción de tarifas de importación y un incremento en los ahorros públicos y privados (Usarralde, 2005); para las políticas educativas los cambios se produjeron principalmente en: el abandono gradual de la responsabilidad del Estado en educar a sus ciudadanos, privatización de la educación con el fin de minimizar la gratuidad y adoptar un modelo de mercado, descentralización educativa, priorización de la educación primaria con respecto a los demás niveles educativos, lógica de universidades con criterios de productividad y la dependencia económica de organismos internacionales (Usarralde, 2005).

Es así como el Estado poco a poco se convierte en un Estado nacional de competencia que se caracteriza por formas individualizadas de integración política capitalista, privatización, desregulación y competitividad, difusión de las instituciones de la democracia liberal y la construcción de una ideología de competencia, éxito personal y productividad individual (Jarquín, 2021).

La modernización y el efecto en la educación

En este punto, es necesario comprender que la modernización en América Latina se desarrolla de manera diferente a como se presenta en países europeos, no obstante, a raíz de esta, la educación, al igual que con la llegada del neoliberalismo, mantiene un cambio abrupto como a continuación lo veremos.

Para comenzar a hablar sobre la modernización y el efecto en la educación, es necesario, distinguir lo que se entiende por modernidad y modernización; en este sentido, Briceño-León (2020) señala que, para la sociología, la modernidad refiere a dos dimensiones distintas, la primera la describe como una época delimitada correspondiente a varios siglos de la historia europea, donde la civilización se desarrolló a partir de diversos eventos y logró constituir una sociedad occidental novedosa; y la segunda, definida como modelo de organización social, económico y político donde los principales rasgos característicos fueron el surgimiento de una economía industrial de mercado, la aparición de un estado burocrático y el surgimiento de un gobierno popular, en donde se gestaron cambios en la manera de pensar de las personas, en su idea del mundo y de la vida, los cuales, con los años y la elaboración política se convirtieron en una propuesta de modelo universal para el cambio social.

Ser moderno, en palabras de Berman (2004), es encontrarse en un ambiente que promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, desarrollo, transformación de uno mismo y del mundo, y, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que conocemos, todo lo que somos. En suma, la vida moderna se puede entender mediante los grandes descubrimientos en las ciencias físicas, la industrialización de la producción, los inmensos trastornos demográficos, el rápido crecimiento urbano, sistemas de comunicación fuertes, estados nacionales cada vez más poderosos, movimientos sociales masivos de la gente y de los pueblos, y un mercado mundial capitalista; estos procesos sociales que se mantienen en un estado de conversión, en su conjunto, Berman (2004), los denomina modernización.

Por su parte, y no muy alejada de esta idea, la modernización para Briceño-León (2020) es el proceso que condujo a ciertos países a ser modernos, como a los cambios que debían impulsarse en la economía y la política para permitir que otras sociedades tradicionales, atrasadas o subdesarrolladas, pudieran llegar a ser modernas. En este sentido, siguiendo los argumentos de Briceño-León (2020), la modernización se convierte un patrón explicativo de un proceso histórico, y luego en un patrón normativo donde se establece cómo deben evolucionar las sociedades para ir desde el estadio de atraso, rural o feudal, a otro del progreso, urbano e industrial.

Con respecto a América Latina, Gino Germani (1969) nos muestra que ha existido un proceso de transición, el cual puede ser identificado de acuerdo con sus investigaciones por etapas2; esta transición la entiende como el camino de la tradición a la modernidad, donde los procesos de secularización, la modernización del aparato productivo y la racionalidad de los actores sociales trae consigo un cambio social (Zapata, 1990). En este sentido, es importante hablar de la modernidad para entender los cambios educativos en los países latinos.

Dussel (2001) señala que la modernidad europea afirma tener un concepto emancipatorio; no obstante, esconde una falacia sobre el desarrollo, la cual consiste en pensar que el patrón europeo de modernidad debe ser una regla a seguir por todas las culturas. Debido a que la modernidad nacida de Europa se comprende a sí misma como la más desarrollada, como una civilización superior, la obliga a sentirse con la necesidad de ser ejemplo de las civilizaciones más primitivas, o llamadas subdesarrolladas. Sin embargo, se debe tener una mirada más amplia, en donde se contemplen todos los contextos posibles, es decir, que tome en cuenta el centro/periferia, hombre/mujer, diferentes razas, diferentes grupos étnicos, diferentes clases, civilización/naturaleza, cultura occidental/cultura de tercer mundo, etc. (Dussel, 2001).

Asimismo, menciona Briceño-León (2020), la modernidad de América Latina no se puede explicar con las categorías del atraso y del progreso, como lo pretende buena parte de la teoría sociológica. En los pueblos latinoamericanos, esta sigue siendo una aspiración, una ambición y una meta importante, pues está asociada con el bienestar que promete sus frutos aún incumplidos; señala Briceño-León (2020)que, en América Latina, ha existido un proceso de modernización, pero no necesariamente se ha llegado a la modernidad, la cual se ha visto como la buena sociedad, la que ha logrado riqueza y libertad, donde lo moderno es lo contrario de la sociedad rural, de pobreza y el atraso, por lo cual, buena parte de América cumple con esta contrariedad, debido a que en esta región los procesos de modernización solo han sido imitativos y efímeros de la europea (Briceño-León, 2020).

A pesar del atraso que se observa en América Latina, la modernidad existe, pues, como observa Briceño-León (2020), el capitalismo es una realidad, la industrialización se vislumbra en diversas áreas, existe movilización, diferenciación, secularización y racionalización en la sociedad, sin embargo, no es idéntica a la europea, sino el resultado de fuerzas externas. De la misma manera, afirma Eisenstadt (2013), no hay una modernidad, sino múltiples formas que no siguen el patrón occidental, pero son el punto de referencia, de aquí se le puede calificar que la modernidad en Latinoamérica es mestiza, pues en lo interno de los países hay regiones que pueden tener más rasgos de una producción capitalista y otros mantener relaciones de producción semifeudal (Eisenstadt, 2013), en algunas ciudades domina la propiedad de la tierra, mientras en otras solo existe posesión. Así, tomando en consideración los rasgos característicos de América Latina, se puede observar que estos son binarios, no es blanco o negro, pues ambas realidades subdesarrollo y desarrollo son coetáneas, se producen mutuamente y se mezclan los aspectos del pasado con los nuevos.

En suma y retomando el guion argumentativo de Briceño-León (2020), se puede decir que la modernidad mestiza es una realidad diferente a la europea, la cual debe ser asumida y convertida en un programa cultural y político, siendo una promesa y oportunidad; de este modo, los problemas que atraviesa América Latina, las dificultades del crecimiento económico, la pobreza y la desigualdad no son consecuencia de la modernidad, sino de una falta de modernidad mestiza (Briceño-León, 2020).

Sea modernidad mestiza o europea, se desprende un fenómeno que, en palabras de Solé (1998), implica la aceleración y la masividad de los descubrimientos científicos, y con ello la aplicación de nuevos métodos y técnicas a los asuntos humanos, la cual requiere asimilación por parte de la sociedad a modernizar de este nuevo tipo de conocimiento científico y tecnológico, por lo que es fundamental la formación y educación para realizar y cumplir funciones en una sociedad en vías de modernización (Solé, 1998); por ello, la intelligentsia es definida como el grupo de individuos cuyas tareas comparten cierto grado de habilidad y formación intelectual, es el agente modernizador mediante el cual se pone en práctica el incremento rápido y masivo de la ciencia y tecnología y su aplicación a los asuntos humanos (Solé, 1998); esta intelligentsia que menciona el autor se compone de individuos que desarrollarán una actividad primordialmente intelectual, manual o técnica, para la cual es necesaria la formación, el entrenamiento o la educación.

De lo anterior, Solé (1998) deduce que la formación y educación de la población indígena es indispensable para la modernización, con lo cual utiliza el término de educar a una población indígena no de manera elitista, sino incluyendo la alfabetización, la educación política, entre otros factores; de esta manera, se tiene presente que la educación es un pilar fundamental en la modernidad, ya sea europea o Latina, pero ¿qué tipo de educación es necesaria para impulsar la modernidad en América Latina?

Hasta aquí hemos visto cómo las etapas de la educación en América Latina han priorizado diversos objetivos, los cuales tienen que ver con políticas económicas y la influencia de diversos organismos internacionales, lo que ha ocasionado el surgimiento de una educación de corte neoliberal, es decir, la educación se ha mercantilizado; por otro lado, observamos, como menciona Germani (1969), según se cita en Zapata (1990), un proceso de transición que ha recorrido el camino de la tradición a la modernidad, donde los procesos de secularización, la modernización del aparato productivo y la racionalidad de los actores sociales, trae consigo un cambio social, cambio en el que, desde luego, la educación es un pilar fundamental para el logro de la modernidad, sin embargo, la búsqueda de la modernidad se ha perseguido desde un modelo económico que, lejos de ayudar, ha exacerbado las desigualdades y promovido la injusticia como veremos a continuación.

Consecuencias de la educación neoliberal y la búsqueda de la modernidad

Para Gentili (2004), los efectos del neoliberalismo en la escuela se pueden reflejar en una serie de estrategias privatizantes, mediante la aplicación de una política de descentralización y al mismo tiempo, mediante una política que poco a poco ha borrado la posibilidad de una educación democrática, pública y de calidad para las mayorías o los menos aventajados, por lo que, siguiendo su argumento, dichas políticas pretenden disolver el derecho a la educación; estas propuestas políticas se acentúan dentro de la escuela gracias a la cultura que propaga.

Es decir, el neoliberalismo le ha dado un nuevo significado cultural a la educación donde el centro es la mercancía, para que se consolide y legitime en la sociedad este pensar, según Gentili (2004), ha diseñado dos estrategias abusivas vinculadas con la modernización conservadora, por un lado, el discurso de calidad en los procesos pedagógicos y, en segundo lugar, un discurso de articulación entre lo educativo y el trabajo, desprendidos de la teoría del capital humano y a partir de la cual se evalúan los efectos de la educación.

Los discursos que han intervenido directamente en el sistema educativo devienen de la calidad entendida como propiedad. Esto ha ocasionado que se profundicen las diferencias sociales y, al mismo tiempo, se intensifiquen los privilegios para una minoría (Gentili, 2004); otra consecuencia que hemos de observar en el contexto actual es entender a la educación como proveedora de empleo/desempleo, donde el fin principal de ser educado es ejercer una ciudadanía responsable que contribuya a la modernización y a la economía, por lo que, los entes propietarios de la educación de calidad tendrán mayores opciones de empleo en el mercado de trabajo mientras que los que no fungen como propietarios sufrirán el desempleo (Gentili, 2004).

Para el modelo neoliberal, la educación es considerada como una inversión que ha de ser rentable (Pardo y García, 2003), cuatro indicadores lo confirman: 1) el cambio en el paradigma de la educación, donde se postula que el aprendizaje se produce mejor por repetición, de forma memorística y por acumulación de información; 2) la incorporación en los programas escolares de los conocimientos, han de compartirse con toda la población estudiantil hegemónicamente; 3) la prioridad de desarrollar en la persona estudiante un espíritu competitivo y con ello reafirmar los lazos escuela y empresa; y 4) el que la educación deba servir con eficacia a los intereses del capitalismo empresarial, por ello, en las aulas, se deberá formar disposiciones, hábitos y los trazos de una personalidad consonante con el trabajo en las empresas (Pardo y García, 2003).

Al observar las consecuencias educativas que han dejado tanto el neoliberalismo como el sueño de llegar a una modernidad, es momento de tratar de contestar la pregunta que realizamos anteriormente ¿qué tipo de educación es necesaria para impulsar la modernidad en América Latina? Si bien no pretendo dar la respuesta correcta, es necesario reflexionar sobre las alternativas que existen para una forma más humana y reflexiva de educar en tiempos modernos.

La educación liberadora

Para Freire (2005), existen dos tipos de educación: bancaria y liberadora; en la primera, el personal docente es la figura primordial para la transmisión de saberes, su función es llenar al alumnado vacío con los contenidos de su narración; tal educación ha de ser la que cada estudiante considere correcta, la cual será memorizada por parte de la población de infantes, y repetida, aunque en ello no se perciba lo que realmente significa (Freire, 2005).

Este acto de educar, según señala Freire (2005), conduce a cada persona infante a la memorización mecánica del contenido narrado; es así como la educación se transforma en un acto de depositar información sin ser reflexionada, por lo que no existe creatividad, no existe transformación ni saber (Freire, 2005). En esta visión bancaria de la educación que critica Freire, el saber es una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que juzgan ignorantes, será el acto de depositar, valores y conocimientos, su finalidad es transformar la mentalidad de las personas oprimidas y no la situación que las oprime, y con ello lograr una mejor adaptación a la situación que permita una excelente forma de dominación (2005).

Como hemos visto a lo largo del trabajo, el modelo neoliberal en la educación ha postulado que el aprendizaje se produce mejor por repetición, de forma memorística, por acumulación, además se orienta a la formación de hábitos y la creación de una personalidad necesaria para convivir en las empresas (Pardo y García, 2003), lo que muestra que mucho de la educación que Freire (2005) denomina bancaria se expresa o vincula con este modelo, sin embargo, la educación debe seguir otros postulados más reflexivos y más humanos, como veremos enseguida.

Desde el punto de vista de Freire (2005), el segundo tipo de educación es liberadora. Según Ocampo (2008), dicha educación cumple la función de liberar a los sujetos de la dependencia, procura concientizar a las masas para que conozcan su realidad y busquen los cambios necesarios para su progreso. Esta educación pretende, fundamentalmente, el desarrollo de un pensamiento crítico del ser humano, en donde este cuestione su realidad, reflexione y pueda intervenirla, para ser participe en la mejora de su sociedad y del mundo (Paiva, 2005).

En este sentido, puntualiza Freire (2005), la educación debe comenzar por la superación de la contradicción docente/estudiante, de tal manera que personal docente y alumnado en conjunto se construyan, aprendan, reflexionen y no se dé una práctica de dominación, sino de humanización; por esta razón, la educación ya no puede ser el acto de depositar, de narrar, de transferir o de transmitir conocimientos y valores a las personas estudiantes. Desde esta mirada, el objetivo de la educación es descubrir y aplicar soluciones liberadoras mediante el proceso en virtud del cual el pueblo pueda alcanzar una mayor conciencia de la realidad sociocultural que configura su vida y su capacidad de transformar esa realidad (Paiva, 2005).

Al ser la modernización un patrón normativo para ir desde el estadio de atraso, a otro de progreso, la educación debe cumplir la función, como se mencionó anteriormente, de liberar a los sujetos de la dependencia, de concientizar a las masas para que conozcan su realidad y busquen los cambios necesarios para su progreso o en este sentido, la búsqueda de la modernidad Latina. Por tal razón, es necesario recibir una educación que ayude a un pensamiento crítico, en donde el ser humano cuestione su realidad, reflexione y pueda intervenirla, para ser partícipe en la mejora de su sociedad, del mundo de la modernidad. En este sentido, es necesario desprenderse de una educación bancaria, y perseguir una educación que nos libere, una educación del pueblo como lo muestra la experiencia zapatista.

La educación zapatista como alternativa al modelo neoliberal

En este apartado, mi objetivo es mostrar que existen alternativas de una educación más humana, más del pueblo, más liberadora como menciona Freire (2005) en contraposición a la educación deshumanizante que ya hemos señalado, emergida de un modelo neoliberal y de la búsqueda de la modernidad; si bien existen en América Latina diversos movimientos sociales que han diseñado modelos educativos particulares y contradictorios a lo que promueven las políticas educativas federales de cada país, me enfocaré en describir brevemente la educación nacida del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en México, como propuesta a una educación crítica, liberadora, la cual toma en cuenta el centro/periferia, hombre/mujer, diferentes razas, diferentes grupos étnicos, diferentes clases, civilización/naturaleza, cultura occidental/cultura de tercer mundo, etc.

Antes de comenzar a hablar de la educación zapatista, es preciso acentuar que, como menciona Coll (2001), en América Latina irrumpieron diferentes movimientos sociales derivados de una exclusión social, de la ruptura política de las dictaduras, de la devastadora crisis de los años ochenta y, finalmente, del entrecruzamiento con la imposición del nuevo modelo neoliberal. Es en este escenario donde los emergentes movimientos sociales expresan sus descontentos, pugnan por una verdadera diversidad y multiculturalidad, repudian la exclusión social, desigualdades y creciente descomposición del espacio público, luchan por una autonomía frente al estado, una autorrepresentación y finalmente buscan un contrapoder y autopoder para contrarrestar los efectos perversos de un neoliberalismo depredador (Coll, 2001)

Muestra de ello, señala Coll (2001), es la irrupción del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (como veremos a continuación) y de otros movimientos en México que marcan el principio de una lucha contra los viejos estigmas del neocolonialismo recrudecidos por los procesos neoliberales y señalan el florecimiento de una nueva concepción donde se le dé importancia a la dimensión ética y moral de las luchas contra el neoliberalismo.

El levantamiento zapatista

Luna (2016) señala que, en México, se ha tratado de exterminar y negar durante muchos años diversas formas de vida y de autogobierno de los pueblos originarios, debido a la promesa política de civilizar (o llegar a la modernidad) que ha sido premisa del sistema capitalista, mediante la homogenización de valores, la mercantilización de la vida y lo viviente, sometimiento de significados históricos y culturales a través de la educación; como consecuencia, se han desarrollado distintas formas de resistencia, expresadas en descontentos silenciosos, rebeliones, revueltas, levantamientos armados y revolucionarios que luchan por una sociedad justa, democrática, libre (Luna, 2016).

Particularmente, en México surge en 1994 una guerrilla denominada Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), conformada por dos grupos con visiones diferentes, el primero mestizo que perseguía la lucha armada para acabar con la sociedad capitalista, y el segundo con mayoría indígena que estaba en desacuerdo con el sistema político predominante del país (Tobón, 2014). A las propuestas de este se sumó la población de campesinos indígenas para enfrentar las arbitrariedades de las personas terratenientes y caciques (Tobón, 2014).

Dicha insurgencia es consecuencia, como señala Obregón (1997), de las injustas condiciones de vida en el estado de Chiapas y por la acelerada transformación del campo y la economía impulsada por el desarrollo capitalista y la modernización que ha dejado extrema riqueza para poblaciones minoritarias y pobreza para las mayorías (Obregón, 1997).

El levantamiento armado del Ejército Zapatista, señala De la Cadena (2017), significo en América Latina una resistencia contra el neoliberalismo, como respuesta a las inconformidades de sectores excluidos, hecho que se constata en los discursos que se plasman en las seis declaraciones de la Selva Lacandona como documentos de posicionamiento político; en este sentido, el zapatismo ha elaborado un programa nacional de lucha desde los sectores de abajo y de izquierda para resistir al neoliberalismo en México (De la Cadena, 2017).

Por ello, la lucha del EZLN constituye una resistencia antineoliberal que busca evitar la apropiación y destrucción de la naturaleza en su pueblo, la expropiación de tierras comunales y ancestrales, la discriminación, la exclusión, la sobreexplotación de las poblaciones indígenas, la invisibilización e irrespeto a las diversidades y la invisibilización de todas las formas de empobrecimiento de los más vulnerables (De la Cadena, 2017). Las acciones que realiza el movimiento se expresan en la defensa de los derechos indígenas, el rechazo por el libre mercado, la lucha contra el predominio capital, la pugna por un Estado plurinacional y una sociedad intercultural, además de todos los postulados contrarios hacia la homogeneización y control de vida que dicta el neoliberalismo (De la Cadena, 2017).

La otra educación: la escuela Zapatista de Chiapas

El comienzo de la revuelta de 1994 no solo se llevó mediante las armas, pues a partir del desarrollo de la lucha, la escuela ha sido una parte fundamental para concientizar a hombres y mujeres, para volverlos libres, críticos de la situación y, sobre todo, ha sido una alternativa al dominio de una educación de mercado. Para Baronnet (2015), a partir de los seis años posteriores al levantamiento zapatista, se puso en práctica el derecho a la autodeterminación educativa sin autorización oficial; dicha autonomía del sistema educativo, para nuestro autor, surge como principal estrategia social de la defensa de su territorio, la afirmación cultural y el fortalecimiento de las capacidades de gestión local de las familias, además, los servicios de educación en los pueblos indígenas de la Selva Lacandona de Chiapas se redefinen por el surgimiento de la cuestión de la autonomía política en sus demandas (Baronnet, 2009).

El proyecto educativo autónomo brinda un marco intercomunitario democrático que permite formas alternativas de organización de la escuela (Baronnet, 2015). Las características principales que ofrece el sistema de educación son: el involucramiento de las familias al quehacer educativo, la conexión con municipios, comunidades y habitantes para determinar programas pedagógicos que retomen necesidades específicas y la priorización de elementos y valores culturales propios y la interculturalidad de los pueblos (Baronnet, 2015). Es en este sentido que las comunidades, por medio de diversos entes, entre ellos, madres, padres, personas muy longevas y jóvenes indígenas zapatistas, movilizan recursos humanos, técnicos y materiales para la gestión y sostenimiento de la escuela (Baronnet, 2015).

Para Baronnet (2009), las luchas sociales de esta comunidad persiguen quitar al Estado prerrogativas en materia de política educativa, por lo que se disputa el derecho de regular, planear y decidir la formación de sus sistemas educativos, conforme los proyectos étnicos que necesite la comunidad. Estas escuelas se articulan entre aprendizaje político, dimensión humana y emocional de la experiencia, donde el lugar de enseñanza-aprendizaje es la comunidad (Baschet, 2019). Incluyen en su programa la enseñanza de la historia, los saberes y técnicas de los pueblos, sistemas de valores y todas sus aspiraciones sociales, económicas y culturales, se basan en la puesta en práctica de principios de democracia, da importancia a temas ligados con la cultura campesina e indígena, posibilita la transmisión social de conocimiento colectivo, es un espacio de lucha contra la sumisión a instituciones sociales que imponen desde el exterior maneras de pensar y actuar (Baronnet, 2015).

La política de autonomía educativa para las comunidades zapatistas tiene el objetivo de liberar la creatividad, crear libertad, crear autonomía individual y colectiva (Baronnet, 2015). Conciben a la educación como un derecho, necesidad y signo de identidad donde cada individuo puede expresar y articular demandas y necesidades, permite erradicar la ignorancia y las discriminaciones con las que conviven a diario (Baronnet, 2015).

La escuela puede observarse además como un medio para mejorar las condiciones de vida y contribuir a solucionar dificultades sociales, un instrumento de formación política y de reproducción ideológica del movimiento (Baronnet, 2015). En suma, tal como afirma Torres (2012), la escuela zapatista retoma los elementos de la pedagogía crítica de Freire, la cual trata de humanizar y liberar a los sujetos oprimidos de los entes opresores; tal educación mantiene la heterogeneidad lingüística y cultural, predica la participación colectiva, reivindica a la persona indígena, establece lazos de solidaridad y de responsabilidad compartida desde el pueblo, el currículo se diseña desde las demandas de la región y se le da importancia al conocimiento ancestral y de la comunidad contrario al modelo educativo neoliberal. La tabla 1, sintetiza las principales características del modelo educativo zapatista y el modelo neoliberal que hemos visto hasta el momento.

Tabla 1

Características principales del modelo educativo neoliberal y zapatista

Modelo educativo neoliberal

Modelo educativo zapatista

El sistema educativo mantiene una estrategia privatizante de la educación.

La educación mantiene una estrategia para la defensa del territorio y afirmación cultural.

La educación es contraria a la democracia.

Las escuelas involucran a las familias.

La educación es vista como mercancía.

Los programas pedagógicos son determinados por el municipio, comunidades y habitantes, de acuerdo con sus necesidades.

Los programas educativos deben vincularse al trabajo.

El sistema educativo prioriza los elementos y valores culturales.

La educación se orienta a que el educando pueda tener mayores opciones de empleo.

La educación articula el aprendizaje político, dimensión humana y emocional de la experiencia.

La educación es considerada como una inversión que ha de ser rentable.

Los programas de enseñanza dan prioridad a la historia, los saberes, técnicas de los pueblos y al sistema de valores.

El aprendizaje es mejor por repetición, memorístico y por acumulación de información.

La educación pone en práctica la democracia.

Los programas educativos deben ser hegemónicos.

La educación posibilita la transmisión social de conocimiento colectivo.

Se debe desarrollar un espíritu competitivo y reafirmar lazos escuela/trabajo.

Las escuelas son un espacio de lucha contra la sumisión y discriminación

La educación debe servir con eficacia a los interese del capitalismo.

La escuela tiene el objetivo de liberar creatividad, crear libertad y autonomía en el educando.

En las aulas, se debe formar disposiciones, hábitos correspondientes al trabajo en empresas.

La educación es vista como un derecho.

Los organismos internacionales dictan las necesidades de los sistemas educativos.

La educación permite erradicar la ignorancia.

Nota: Elaboración propia del autor.

A modo de reflexión

Como hemos visto a lo largo de este ensayo, la evolución de la educación en América Latina puede dividirse en tres grandes momentos, en el último de los cuales se consolida un modelo neoliberal con miras en la mercantilización de la educación; además, hemos de observar que dentro de la búsqueda de la modernidad, y con ello del desarrollo, las políticas neoliberales han impactado de forma perjudicial y como consecuencia encontramos una profundización de la educación ligada al trabajo y a la calidad que exacerba las desigualdades e injusticias para las minorías.

Además, la modernización implicó la formación y educación de la población indígena, sin embargo, no se tomó en cuenta la diversidad de culturas, demandas, saberes, valores, costumbres, creencias. Al contrario, se han tratado de exterminar y negar durante muchos años; debido a ello, surgieron diversos movimientos que pugnaban por un reconocimiento, por justicia, por igualdad, por una educación más del pueblo. Es así como la educación bancaria desprendida de un modelo neoliberal es rechazada y florecen desde los movimientos sociales las pedagogías críticas, una educación que se conecta y que permite desarrollar un pensamiento crítico donde el ser humano de forma permanente cuestione su realidad, reflexione y sea partícipe en la mejora de su sociedad

En este sentido, es necesario tener presente que el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) emergió como una resistencia contra el neoliberalismo, como respuesta a las inconformidades de sectores excluidos para evitar la discriminación, exclusión, sobreexplotación de las poblaciones indígenas, la invisibilización e irrespeto a las diversidades, de tal modo que la escuela instituida desde la pedagogía crítica de Freire sigue siendo parte esencial en esta lucha para concientizar a hombres y mujeres, para volverlos libres, críticos de la situación y, sobre todo, ha sido una alternativa al dominio de una educación hegemónica.

Si me preguntasen, ¿qué tipo de educación es necesaria para impulsar la modernidad mestiza en América Latina?, mi respuesta no sería una educación que tanto ha dañado a nuestros pueblos latinoamericanos. Además, cabe reflexionar si es necesario criticar la idea de modernidad en cuanto al hecho de que modernizar implicaba “occidentalizar” a los pueblos originarios, es decir, exterminar sus culturas e imponer la visión eurocéntrica.

Referencias

Baronnet, B. (2009). Autonomía y educación indígena: las escuelas zapatistas de las cañadas de la selva lacandona de Chiapas México. COLMEX.

Baronnet, B. (2015). Derecho a la educación y autonomía zapatista en Chiapas, México. Convergencia Revista de Ciencias Sociales, 67, 85-110. https://convergencia.uaemex.mx/article/view/2183

Baschet J. (2019). La escuelita zapatista y el contagio de la autonomía. Aprender preguntando de corazón a corazón. En P. López y L. García (coords), Movimientos indígenas y autonomías en América Latina: escenarios de disputa y horizontes de posibilidad (pp. 285-313). CLACCSO. http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20190613035537/Mov_indigenas_y_autonomias.pdf

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Recibido: 7 de abril de 2022. Aprobado: 20 de octubre de 2022

http://doi.org/10.15359/rep.17-2.6

1 Estudiante de la Maestría en Desarrollo Educativo de la Universidad Pedagógica Nacional. Licenciado en Administración Educativa de la Universidad Pedagógica Nacional. https://orcid.org/0000-0003-0072-9304

2 Véase “Etapas de la modernización de América Latina” en https://www.jstor.org/stable/3466096

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