Revista N.° 75
Enero-Junio 2024
ISSN 1409-424X; EISSN 2215-4094
Doi: https://dx.doi.org/10.15359/rl.2-75.2
URL: www.revistas.una.ac.cr/index.php/letras

El espiritismo en la novela Paola: novelina espiritista, de Jaime Gálvez1

(Spiritism in the Novel Paola: novelina espiritista, by Jaime Gálvez)

Guillermo Murillo Ramírez2

Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica

Resumen

Para el estudio de la novela Paola: novelina espiritista (1922), de Jaime Gálvez, se acude a los principios del pensamiento espiritista de Allan Kardec, los simbolismos religiosos y los personajes (médium y fantasma). Desde una aproximación crítico-literaria, se describe el espiritismo como ciencia esotérica, el desarrollo sociohistórico del fenómeno en estudio, tanto en Costa Rica como en Latinoamérica, y su aparición como tema en diversas muestras de la literatura costarricense.

Abstract

To study the novel Paola: novelina espiritista (1922), by Jaime Gálvez, the principles of Allan Kardec are applied along with religious symbolisms and characters (medium and ghost). From the perspective of a literary-criticism approach, a description is provided of spiritism as an esoteric science, the sociohistorical development of the phenomenon under study, both in Costa Rica and in Latin America, and its appearance as a theme in various samples of Costa Rican literature.

Palabras clave: narrativa costarricense. espiritismo, Jaime Gálvez

Keywords: Costa Rican narrative, spiritism, Jaime Gálvez

Introducción

En adelante se analiza el tratamiento del tema del espiritismo en Paola: novelista espiritista (1922)3, del costarricense Jaime Gálvez (1896-1945)4, para lo cual se plantea un sumario recorrido sobre literatura nacional que se ocupa del asunto. Si bien no gozó de la notoriedad de otros intelectuales de su época, Gálvez fue un autor de operetas (Sueños de reina) y de zarzuelas (Tabaré); su manifiesto interés por el espiritismo se constata en páginas suyas publicadas en el periódico La Nación, fundado en 1921, que dirigió. Téngase en cuenta su artículo «Amor», en el que se refiere al mito de Eros y su relación con la tríada de lo espiritual, la materialidad y el éxtasis, y varios asuntos afines. Ha de tenerse presente que fundó la revista espiritista Claros de Luna5 (ca. 1923), en la que también participaron intelectuales de la época como Moisés Vincenzi, Federico Fernández Güell y Rogelio Sotela.

En la relativa borrosidad del canon literario costarricense de la época, ni Gálvez ni Paola llegaron a destacarse, si bien por algunos artículos de los periódicos, su nombre circulaba con cierta notoriedad, probablemente porque no solo se dedicó a la escritura de narrativa, como se ha dicho, sino también de obras para una audiencia más directa, en el mundo del drama y de las actividades teatrales en general. Se narra una historia de la familia del Conde Luis Russi, descendiente de una familia adinerada de Italia, quien perdió sus bienes materiales debido al despilfarro y se fue a vivir a Chiembi. Él se casó con Margarita Nelli con quien procreó dos hijos: Mario y Paola. No obstante, el acontecimiento principal en este texto es el amor no correspondido de Paola con Amilcare, hombre humilde sin ningún abolengo. La figura paterna intercede y mete a Paola a un convento para impedir la unión con su amado, el cual debido a no tenerla se suicida.

Con respecto a la crítica literaria sobre esta novela, Iván Molina indica que la obra forma parte de la literatura costarricense no estudiada, por tener rasgos ocultistas6. En Imaginarios utópicos: filosofía y literatura disidentes en Costa Rica (1904-1945), Francisco Rodríguez analiza la obra desde dos planteamientos fundamentales: el moralista y el espiritista. Este último se utiliza para explicar el manejo intelectual del autor para sustentar sus tesis por medio de lo didáctico al decir: «Es un trabajo de tesis que propone un proyecto metafísico-religioso en tanto apuesta a la elevación espiritual del ser humano»7.

Álvaro Quesada en Uno y los otros menciona la novela, pero no propone un análisis sobre ella; además, el espiritismo no formó parte de la literatura canónica, debido a la visión diferenciada del mundo y no figuraba de ninguna forma en el plano social, cultural e identitario. Por consiguiente, lo dicho por Quesada constata el texto dentro de nuevas temáticas producto de las consecuencias de las guerras mundiales, en las cuales «la ciencia y la filosofía ponen en duda las concepciones tradicionales del tiempo y del espacio, del ser y el conocer los principios e instrumentos que legitiman el significado de los lenguajes y el orden de la realidad»8. Al igual que el autor citado con antelación, Margarita Rojas y Flora Ovares no tratan la novela en el análisis y al referirse al cuento «Espiritismo» (1918), de Carlos Gagini, explican el amor expuesto de manera insólita. Mi tesis en este artículo es que Paola: novelina espiritista corresponde a un ejemplo de relegación del canon literario costarricense, por su contenido ideológico, estético y temático.

Contextualización sociohistórica del espiritismo

Para Allan Kardec, el espiritismo «tiene como principios las relaciones del mundo material con los espíritus o seres del mundo invisible»9. Sobre su surgimiento, José Ricardo Chaves plantea:

El espiritismo surgió en una época de crisis y renovación religiosa. Desde el siglo anterior, el de las Luces, el de la Ilustración, se venía dando un proceso de secularización de las ideas y de la visión del mundo, que supuso un cierto debilitamiento de las instituciones religiosas dominantes, esto es, cristianas. La Ilustración se transformó en positivismo en el siglo xix, en tecnología y método científico, y esta certeza racionalista se comenzó a imponer como principio de explicación de la realidad10.

Se retomaron las ideas del espiritismo como noción individual y lo espiritual desde el pensar subjetivo, aspectos dejados de lado por los planteamientos racionalistas; el espiritismo nace como una «pseudociencia» para explicar las conexiones del mundo terrenal con el más allá. El espiritismo se dio a conocer en 1848 con las experiencias de las Hermanas Fox en Estados Unidos (Nueva York), quienes explicaban la existencia de los espíritus/almas con el movimiento inexplicado de objetos; también se les llama las mesas giratorias o danzantes. De estos fenómenos sobrenaturales, González de Pablo dice:

Las mesas se convirtieron en el principal locus de la comunicación espiritual, ya que a partir de entonces los golpes, que habían surgido previamente en paredes, suelos y mobiliario diverso, pasaron a localizarse preferentemente en las mesas de la sala de estar o del comedor de las casas11.

Tales encuentros al principio no se tomaron con seriedad, ya que había poca credibilidad del movimiento de un objeto por sí solo, pero las diversas experiencias paranormales dieron fe de ello. Estos fenómenos se registraron en América Latina; sobre todo en Brasil. Además, en Argentina abundan estudios sobre espiritismo y esoterismo. Del primer término, Gustavo Andrés Ludueña menciona que el espiritismo argentino está

asociado por el saber popular a lo esotérico, lo oculto y lo mágico, representó en muchas oportunidades fuente de controversias con el poder establecido. Las primeras influencias de esta doctrina desembarcaron en la Argentina a finales del siglo xix en un contexto religioso fundamentalmente marcado por la acción de la Iglesia Católica12.

Sobre esta doctrina, su impulsor fue Kardec, en Francia, donde logra sistematizar a qué se refiere y trata de conceptualizar el espiritismo desde la demostración y no solo la creencia. Si bien, hay múltiples estudios sobre el espiritismo, Chester Urbina en un estudio sobre «El grano de arena» explica seis aspectos fundamentales:

Las bases actuales sobre las cuales descansa la doctrina espiritista son: 1. Ella constituye una ciencia positiva y experimental. 2. Es la forma contemporánea de la revelación. 3. Marca una etapa importante en el progreso humano. 4. Da solución a los más arduos problemas morales y sociales. 5. Depura la razón y el sentimiento y satisface a la conciencia. 6. No impone una creencia, invita a un estudio. 7. Realiza una gran aspiración que responde a una necesidad histórica13.

Según las bases actuales de la doctrina espiritista, esta también se ve como ciencia esotérica. Según lo anterior, Juan Pablo Bubello reafirma que los espiritistas siguieron «una posición hegemónica y dominante que les permitió elaborar prácticas y representaciones esotéricas específicas, controlando el capital simbólico que era el fundamento de su autoridad y construyendo un universo de discursos y objetos particulares a lo largo del siglo xx»14. En estos discursos prevalece lo oculto, la expansión de la conciencia y el desarrollo de las transformaciones del ser humano. Por lo tanto, el espiritismo, desde esta perspectiva, prefiere la imaginación antes que la razón.

Literatura espiritista en Costa Rica

De este tipo de literatura en Costa Rica se conoce poco. No está dentro del canon debido a que no trata temáticas nacionales; más bien desarrolla un conjunto de discursos sobre el materialismo y la comprobación de la existencia espiritual desde las ciencias esotéricas. Sobre los orígenes del espiritismo en Costa Rica, Rodríguez expone:

El espiritismo costarricense tiene sus orígenes en el año 1892, con la fundación de la Sociedad de Estudios Psíquicos. Este antecedente muestra el interés de un sector de la sociedad costarricense que busca alternativas, tanto de socialidades, como de explicaciones de la realidad. A este grupo siguieron el Círculo Franklin, entre 1906 y 1911; el Círculo de los Tinoco, entre 1914 y 1919; el grupo Rayo de Luz, en 1921, en Limón; el conglomerado Luz Clara, en San José, en 1922, y en varios otros, donde figuraban destacados miembros de la incipiente ciudad letrada costarricense15.

Al formar parte de una literatura no canónica en Costa Rica se toma en cuenta lo planteado por Gabriel Baltodano, pues

revitaliza el sistema, pues desplaza a los modelos canonizados. Al hacerlo, evita que la cultura pierda vigor. La actitud beligerante puede ser ora subversiva, ora conservadora, en los planos moral, ideológico y estético, pero siempre supone una reforma avasalladora. No se trata de establecer jerarquías entre los dos sectores ni de imaginar que uno de ellos representa el polo revolucionario; el sistema impone el ciclo permanente del cambio, los cambios no traen consigo mejoría ni pérdida, solo novedad16.

Los planos morales, estéticos e ideológicos están presentes en los textos espiritistas costarricenses. Uno de esos casos es la novela Lux et umbra (1907/1911)17, de Rogelio Fernández Güell, que narra la historia de la pareja conformada por Guillermo Hare y Gloria, contrapuestos en ideas, puesto que la mujer cree en Dios y el hombre es ateo. Por ello, cabe destacar lo que decía Kardec en El libro de los espíritus (1857): «En efecto, todo el espiritismo está contenido en la existencia del alma y en su estado después de la muerte, y es soberanamente ilógico creer que un hombre ha de ser un gran psicólogo»18. A lo largo de la trama se expone una serie de discursos sobre el materialismo y el recorrido del alma después de la muerte. En el capítulo tercero ocurre la muerte de Gloria provocada por un accidente y Guillermo Hare ante esto critica lo divino en conjunto con sus acciones: «¡No; Dios no existe; si existiera sería un infame!...¡Ah, infeliz de mí; de la cumbre de la felicidad he caído en el abismo de la desesperación !»19. En el texto se debaten los discursos bíblicos con espacios filosóficos; entre ellos, la existencia de imaginarios religiosos como el Cielo, el hombre malvado en la sociedad y el tratamiento del alma que se desarrolla después de la caída de Guillermo Hare contra una piedra; luego se manifiesta el espectro de la amada, es decir, Gloria aparece luego de la muerte en la cabecera de la cama de su pareja y le besa la frente. El fantasma causa asombro en el espectador, aunque todo el episodio es cuestionado como un posible sueño:

Una viva claridad llenaba el cuarto, llenaba el cuarto, y a la cabecera del lecho de Hare ví [sic] erguirse una figura indecisa, de vagos contornos. Con asombro, me incorporé sobre el sofá, y miré con atención. La persona o fantasma, se inclinó y besó la pálida frente del herido; volvióse, resbaló sobre el mosaico de la habitación y se aproximó a mí. Era una mujer. Su faz confusa y como borrosa adquirió más precisión, y la encantadora fisonomía de Gloria apareció a mis ojos20.

En el canon de literatura costarricense, quedó relegada la obra de Fernández Güell, porque no representa los ideales costarricenses, pues tiene mucha densidad temática debido a la carga filosófica expuesta en los discursos de los personajes y el desarrollo de la doctrina espiritista. En 1918, como parte de Cuentos grises, está «Espiritismo» de Carlos Gagini, desde cuyo título se presenta la doctrina. La historia se desarrolla en Costa Rica, Guatemala y hay una mención de New York, donde un hombre llamado Raúl ve el espectro de Lelia e intercambia mensajes con ella; luego él muere y su amigo llega a la vela de su cadáver y huye del lugar al ver un espectro. El fantasma es un monstruo feminizado que atrae al hombre:

Volví la cabeza… ¡Cielo santo! … Siempre me he vanagloriado de ser dueño de mis nervios y los he puesto a prueba en varias ocasiones, pero en aquella, francamente lo confieso, tuve miedo y me juzgué víctima de una alucinación. A dos pasos de mí, iluminada por el farol de la proa, una joven enlutada me miraba fijamente ¡Era ella, era Lelia, tal como la conocí veinticinco años antes!21

El fantasma lo es por lo sobrenatural; se lo describe como una alucinación generada por el miedo del amigo de Raúl, cuyo discurso valida la existencia de una presencia enlutada y esbelta a la par del cadáver y cuando se dirige a la puerta se revela parte de su rostro, el cual es objeto de espanto para el observador que huye del lugar de forma posterior al acontecimiento, para ponerse a salvo. El encuentro con sujetos no vivos se considera una pesadilla y el reconocimiento de la vida después de la muerte.

Otra obra que considera el espiritismo desde un abordaje fantástico es la novela Atlante: Boceto de una novela fantástica, de Moisés Vincenzi. En su trama un extranjero22, Ángelo Cavalcanti, se enamora de Vitina, mujer atlántica concebida como espíritu perfecto. El amor entre ellos no es correspondido, porque no son de la misma raza y se enfrentan a un conflicto con los magos negros (demonios atlánticos). En esta novela, se presenta la figura del médium por medio de un monstruo malévolo y se da la invocación de espíritus infernales para perjudicar a los ciudadanos atlánticos y al sujeto foráneo. Ante ello, cabe considerar lo siguiente:

El médium, un verdadero demonio, estaba sentado en el piso, frente al rey: gordo, como un cerdo y amarillo como una fiebre.

Hicieron la cadena inversa: el Mago se levantó majestuosamente entre todos. Acércose a la estatua; dio un beso en el cuerno más alto y con las manos tendidas hacia el suelo, invocó los espíritus infernales… Y tomó su sitio de nuevo. Todos esperaron con los ojos cerrados23.

La invocación a los espíritus infernales manifiesta el poder de los magos negros para imponerse sobre el bien. La estatua a la que le besa el cuerno es descrita como «monstruo del mal», lo cual expone la antinormatividad. Y lo benévolo es representado por Ángelo, Vitina y Publio, cuya función es simbolizar la perfección, sabiduría, belleza y heroísmo. El primero es un personaje que tiene buenas cualidades a pesar de no ser atlántico; la segunda es una mujer sublime, ya que enloquece al hombre demostrando su amor por él y el tercero representa la sabiduría al exponer el amor de los dos personajes. Otro aspecto rescatable es el uso de analogías bíblicas para describir el pecado y la destrucción del lugar. Esto último se muestra como una sentencia que condena a los habitantes atlánticos:

La mayor parte de los pobladores se arrastraba por la tierra, padeciendo la sentencia del gusano y de los pecadores: «Os arrastraréis por el barro…». El tráfico aéreo había muerto casi por entero. Las puertas de los techos y de las cúpulas empezaban o roerse por el orín del óxido: muchas de ellas quedaron cerradas para siempre…24

El lugar está deteriorado por la maldición hasta que lo destruyen totalmente. Cabe recalcar que Vincenzi desarrolla una visión connotativa de la transgresión religiosa, pues la falta se manifiesta por parte de los seres infernales al atribuir la existencia de la hibridez racial en el imaginario regido por las leyes espiritistas. Esta destrucción espacial presenta elementos de la tragedia griega, por la presencia del coro de espíritus que intercede a favor de los personajes; tal y como sucede en Prometeo encadenado de Esquilo, ejemplo de ello es la siguiente descripción:

¡El fuego envolvió a la ciudad con sus llamas, y con todos los dolores del mundo! Los gemidos y los gritos desesperados de los niños y las mujeres y de los hombres, cubrían la ciudad entera, de espanto, de terror. El estrépito de las paredes que caían y esfondaban [sic] el suelo, semejábase o una tempestad de los infiernos. Las multitudes morían asfixiadas en las calles, o ardiendo, como carbones, en las llamas; o locas de espanto25.

La destrucción espacial transforma la ciudad en un infierno y lo expone de una forma estereotipada, en que prima el terror y el sufrimiento. Los demonios castigan a los seres atlánticos por haber permitido la hibridez de la raza, con el romance de Ángelo y Vitina. El último aspecto del espiritismo que aparece en esta novela es la reencarnación de la bruja azul, la cual busca a su hijo Ursino y no deja de volver a la vida hasta que lo encuentra; luego muere lapidada por ser una mujer considerada antinormativa. Según René Guénon, los procesos de reencarnación se desarrollan por medio del

ser que ha estado ya incorporado retoma un nuevo cuerpo, es decir, que vuelve al estado por el que ya ha pasado; por otra parte, se admite que eso concierne al ser real y completo, y no simplemente a los elementos más o menos importantes que hayan podido entrar en su constitución a un título cualquiera26.

La teoría de la reencarnación en El error espiritista, de René Guénon, se refiere a este proceso, que se diferencia de la metempsicosis por formar parte de un conjunto de elementos psíquicos y no corporales. Guénon para explicar dicha terminología se basa en lo planteado por Papus en su teorización sobre la metempsicosis, el cual destaca concordar con la idea de la irrealidad del concepto en la representación del hombre.

El espiritismo en Paola: novelina espiritista27

La figura del Conde Russi representa la moralidad y el interés del hombre por las riquezas. Al ser la figura paterna basa su discurso en el linaje por su título de realeza:

Entonces le pareció ver la figura enclenque del Conde, que airado le decía: plebeyo, ignorante, labrador ¿Quieres manchar mi nombre? ¿Es así de miserable, como pagas con el título de lacayo que te di? Pero no lograrás tu intento. Paola no será nunca de un pelpa. Y la figurilla amenazante lanzaba irónicas y satánicas carcajadas (29).

El Conde Russi se preocupa por el abolengo y su conducta es amenazante. El hecho de defender su progenie y su economía al casar a Paola con otra persona, lo caracterizan como un «hermano de la sombra»; este término se extrae de Isis sin velo, Tomo II en el que Helena Blavatsky plantea:

Entonces se cumple la temerosa ley de compensación a que llaman yin–yuan los budistas. Estas entidades son los elementarios terrestres, que los orientales designan con el alegórico nombre de “hermanos de la sombra”. Su índole es astuta, ruin y vengativa, hasta el punto de que no desperdician ocasión para mortificar a la humanidad en desquite de sus sufrimientos, y antes de aniquilarse se convierten en vampiros, larvas y simuladores que desempeñan los principales papeles en el gran teatro de las materializaciones espiritistas, con ayuda de los elementales genuinos, quienes se complacen en prestársela28.

El Conde Russi con su actitud hace sufrir a Amilcare y a Paola, debido a su amor no correspondido. En esta novela, el padre es una figura jerárquica de su hija que busca controlar su vida y se preocupa por lo económico; por consiguiente, cuando sucede la muerte del Conde Russi se critica al materialismo, porque el castillo permanece deshabitado y en ruinas:

Dos años más tarde bajó a la tumba, estoicamente, el Conde Russi, último descendiente de una familia rica e ilustre de Italia.

Desde entonces el castillo de Chiembi permanece deshabitado y en ruinas, siendo oscura morada de vampiros y asilo de alegres golondrinas (38).

Las actitudes del Conde provocan el suicidio de Amilcare. Este tema sirve para explicar una transgresión de la vida y se concibe como un pecado mortal. El quitarse la vida es un acto intencional para acabar con el sufrimiento, fuese físico o emocional. Francisco Cuevas define esta posición en la literatura como:

el resultado final de la resolución de un conflicto. En el momento en que el suicidio se explica racionalmente pierde interés para la literatura. Esto explica por qué durante la Ilustración, aunque el debate intelectual está en su punto álgido, no aparece como motivo literario, y renacerá con fuerza en el Romanticismo, en donde sí cumplía esta función trasgresora29.

En el epígrafe se dedican unas palabras al profesor Ramiro Aguilar, presidente del Centro Espiritista Claros de Luna30. Se menciona a Amilcare y su función como fantasma. Se plantea su relación con el espiritismo, pues toma conceptos relacionados con el tratamiento de la muerte y el tránsito del alma por lo terrenal. Gálvez lo justifica con lo siguiente: «¿Recuerda, h. Ramiro, del infeliz suicida, de Amilcare, el que por tantos años vivió en tinieblas sintiendo los dolores de su muerte?» (s. p.). Efectivamente, el suicidio se desarrolla como una crítica a la desigualdad social y el convento es una punición de la mujer para expiar el pecado. En esta novela, la muerte es un acontecimiento central y simbólico (ave negra):

Y voló pausadamente, a hacer un nido en su cerebro, el ave negra de una idea: el suicidio…

Aquella noche tuvo valor para recorrer los parajes cercanos al convento.

Amaneciendo tomó camino de su casa y con tristeza veía perderse, en el follaje, aquel edificio maldito, ósculo del infierno, por lo que sentía tanto cariño como odio le tenía. Y sin pensarlo llevó a sus labios su único consuelo, su talismán… el retrato de Paola desteñido, por sus besos y por sus lágrimas (30-31).

Su retrato no solo expresa veneración, puesto que es amuleto para Amilcare; sin embargo, se justifica el suicidio debido al amor no correspondido. Al personaje suicida se le dota de sabiduría y se le da fin a la perspectiva visionaria al acabar con su vida:

Ha muerto Amilcare, conocido por «el sabio». Ha muerto el visionario, el que soñó un día con la felicidad que solo está concedida a los poderosos, a los nobles… de pergaminos. Sacio de amargura partió a la región del misterio en busca de consuelo (32).

Después de que Amilcare se suicida, su féretro pasa por el castillo de la familia de Paola como elemento de ruptura de la relación de clases, ya que en la novela hay una preocupación constante por el linaje. En esta obra está el tópico del «amado muerto», el cual se contrapone a lo habitual en la literatura de corte romántico donde la que muere es la mujer31, esto es por la descripción del personaje masculino, el cual es feminizado a partir de sus rasgos faciales; asimismo, Paola cumple la función de amada sufrida y el sentimiento de culpa del Conde sale a relucir al ser análogo a Caín, pues se menciona: «El Conde ha huido a refugiarse en el oscuro sótano, temeroso, como Caín, de encontrarse con el ojo acusador de Dios: la conciencia…» (33). Brota la alusión bíblica de Abel y Caín, el cual muestra una comparación con Amilcare y el Conde Russi. El primero, Abel-Amilcare, son análogos a los sujetos muertos por las acciones de otros personajes; a Abel lo asesina Caín y Amilcare se suicida porque el Conde no quiere que tenga una relación con su hija Paola; el segundo, el Conde Russi-Caín, da un juicio de valor ante sus actos y la conciencia lo perturba. Dicho esto, el padre de Paola es un sujeto malévolo, transgresor de la norma y reconoce que eliminó al otro. En consecuencia, la esposa del Conde muere de tuberculosis y este hecho se adjudica a lo sobrenatural, como si fuera una maldición:

Siete días después de la muerte de Amilcare, la Condesa Russi volvió al seno de la Madre Tierra, de donde había venido. La tuberculosis, enseñorada en sus pulmones apagó la viveza de sus ojos y expulsó de aquel esbelto y pulido cuerpo, como la crisálida que arroja a la hipsipilia32, su espíritu sufrido, para que volara cual juguetona y blanca mariposa, en el interminable suceso de ultratumba.

Suceso extraño e incomprensible— murmuraban los labradores; es el castigo de Dios, —las aldeanas y los más, encogiéndose de hombros, lo atribuían a la causalidad (34).

Luego Amilcare vuelve como un fantasma para explicarle a Paola lo que le pasó. Este personaje menciona el método que utilizó para el suicidio y se expone como pesimista: «Y no tuve valor! Cedí cobardemente a mi infortunio. Sonó un tiro y mi cuerpo cayó exánime en un manantial de sangre. Un dolor intenso y devorador despedazaba mi cráneo» (46; el resaltado en cursive es mío). Los verbos muestran un desarrollo de los acontecimientos ocurridos al personaje suicida, porque «tuve» y «cedí» se refieren a su amorío con Paola, el cual deja por imposición paterna; «sonar» y «caer» son sinónimos de morir; por último, «despedazaba» se refiere a las partes del cuerpo dañadas por la violencia, es decir, la forma en que murió el personaje caracterizado como irracional por la destrucción de su cráneo. Los suicidas son análogos al mito de Prometeo al realizar una situación indebida se les castiga de forma perpetua. Por tanto, Amilcare es un sujeto prometeico, luego de cometer su falta debe morar en forma de alma por el mundo terrenal. Él aparece en dos versiones en lo material y lo espectral, esta última es la que sirve para explicar lo antinatural, pues el fantasma es un recurso para indicar lo sucedido y es un ser que justifica las dudas de los personajes. Dicho esto, el espiritismo se desarrolla con una serie de mitos bíblicos (arca de Noé):

Se destruyeron pueblos, destrónase a los reyes, ciudades se hunden y ciudades se levantan, se asesinan los hombres, desaparecen las viejas razas, retumban los volcanes en unión de los cañones, la ciencia se doblega ante el poder del oro, y por último van pasando por el mundo de cristos, los cristos modernos del Arca de Noé (16. Las letras en cursiva son del texto original).

La destrucción espacial justifica el sufrimiento y censura los comportamientos antinormativos; por consiguiente, los hombres son personajes que indican el martirio y mediante eventos maravillosos presentes en la Biblia como el diluvio y los sujetos en peripecias, pero que cumplen los mandatos de Dios para salvar a la humanidad, un claro ejemplo sería Noé. El templo y el convento en la novela tienen relación con imaginarios religiosos (el cielo, el plano terrenal y el infierno). Paola representa lo material en la Tierra, el ver al cielo la hace una figura devota y creyente de lo divino; mientras que las actitudes y apariencia de su padre son antimodélicas (caracterizado como esperpéntico y malvado), por lo que él constituye la perspectiva infernal por estar «abajo», esto se visualiza en:

Por el templo resuena los tres reverendos campanillazos que hacen eco en los pechos de los feligreses. En el mismo instante, con devoción intensa, Paola alzó los ojos al cielo en demanda de piedad y, al bajarlos, encontró los de su padre, aquellos ojos fieros, aquellos ojos pequeños y negros, hechos para maldecir, ojos de odio, de crimen y misterio (26).

Lo religioso en la trama se intensifica con la aparición de una monja que controla las malas actitudes de las mujeres ingresadas al convento. Paola va con su padre para ser corregida por sus actos; por consiguiente, la novicia personifica el bien, el cual se constata con los colores presentes en su descripción; Chevalier explica que «el blanco simboliza la pureza y el azul, el contacto con Dios»33.El modo en que el Conde entrega a su hija evidencia una perspectiva del espiritismo, donde se utiliza el alma y el cuerpo como formas completivas de la identidad de una persona:

A poco aparece la monja. De estatura baja y delgada; blanca, de ojos azules y nariz corva y larga; un poco encorvada por el peso de los años. Lleva en los labios sonrisa beatífica y su mirada es penetrante, de lince. El Conde le entrega su hija, en cuerpo y… alma (27).

El convento es un factor que contrarresta las conductas no sacras; sin embargo, al exponer el espacio separado de la vida cotidiana se alude a la desgracia y a los pensamientos negativos, por lo que los lugares religiosos se utilizan como una manifestación del bien basada en la imagen de Dios:

Volver al Convento, imposible Desgraciado de aquel, que huyendo de la vida profana, busca consuelo en las oscuras celdas de un convento, pues se verá humillado por su propio orgullo o vencido por el sufrimiento… La vida es lucha, agitación, dolor, es vida… (35).

En la obra se desarrollan posiciones que parten del binomio bien / mal y en la conducta del personaje, ya que hay dos tipos de mujeres en la sociedad: la virgen y la libertina. Refiriéndose a la preferencia del libertinaje se desacraliza la imagen virginal (idílica), pues se expresa: «Las cárceles os llaman. Para esos miserables vale más la ramera que la pálida virgen que deja su belleza hecha jirones en las lides de trabajo» (36). Hacia el final de la novela se menciona el espiritismo como explicación de los errantes y el funcionamiento de lo inmaterial. El espíritu muestra una simulación de vida terrenal, para esto, se toma en cuenta la siguiente tríada: Luz, Verdad y Dios. La Luz simboliza cordura; la Verdad es la aceptación de la culpa paterna y Dios es un ser supremo que juzga la maldad del humano y modifica las conductas:

El espiritismo dice:

Los espíritus al desencarnar creen seguir viviendo la vida terrenal o material hasta que les sea concedido el alimento divino —aquel maná que alimentó al escogido del pueblo, en el desierto— Llámese Luz, Verdad o Dios (41).

Del espiritismo se plantea la imagen del médium y su desarrollo denominado mediumnidad34, para la comunicación con el más allá, debido a que estas prácticas eran castigadas por la iglesia católica, se considera el tener conocimientos de lo sucedido post-mortem como un hecho perturbado. En la novela no hay censura a estos poderes, que los representa Paola. Según lo anterior, se toma en cuenta:

Cada año, con el fin, la iglesita acoge a su seno devoto pueblo que va a pedir a Dios por el ánima de «El Sabio» por la salvación del suicida. ¡Quince años han pasado! y ¡oh destino!, allá lejos, a través de los mares azules, en un país de América Central, fantástica para aquellas gentes, el pobre muerto lloraba su desvío:

—Yo soy Amilcare, Mario, Mario, ¿dónde está mi novia que no puedo verla?... Yo sufro mucho…

Así hablaba el suicida a su amigo Mario —un compatriota— al que conoció en la dolorosa peregrinación que hacía por el mundo, en horrible turbación, sirviéndose inconscientemente de diferentes cuerpos humanos: los médiums (43).

Mediante la función de médium de Paola, la aparición del fantasma se vuelve una puesta en operación del espiritismo, en donde lo espectral sirve como un artefacto de demostración de lo incorrecto, ya que Amilcare es el hombre suicida, por lo que se le castiga y se niega su contacto con Dios, a este proceso, según el espiritismo, se le llama turbación. Según el espiritismo, se genera cuando el personaje muere de forma violenta, en este caso, el suicidio de Amilcare, lo hace vagar por el mundo terrenal, lo anterior se constata con el Incógnito que dice lo siguiente: «si Cristo, con ser Cristo, pasó tres días de turbación, ¿qué no será de los demás mortales?» (39).

Se utiliza un lenguaje irónico, pues él es un muerto que padece y Paola ayuda a aliviarlo realizando su petición: «Y, el fantasma habla: —Paola, querida Paola ¡Qué buena eres! Que la paz de Dios sea contigo, Vienes a visitar al muerto que tanto sufre…» (45). Amilcare se autocensura por su comportamiento, pero es una situación irreparable. Aquí el fantasma se vuelve altruista con los demás espíritus condenados a través de Paola, quien guarda luto por los suicidas.

Conclusiones

En Paola: novelina espiritista, el suicidio es una eliminación determinista biológica-social que castiga a los personajes por sus actos y no alcanzan la plenitud espiritual, Amilcare resulta ser un personaje contestatario, debido a la crítica referida a los suicidas, a pesar de ser parte de ellos. El Conde Russi es un personaje mediante el cual la búsqueda de renombre y riqueza constituye una crítica al materialismo. Con respecto a lo planteado en este estudio, Paola: novelina espiritista se determina como novela de tesis que por la carga estético-ideológica ha sido relegada del canon, pues no busca definir lo costarricense y sus discursos están orientados a representar los planteamientos de Kardec. Esta novela presenta intertextos bíblicos para explicar el castigo de los personajes; sobre todo, el de Amilcare, hombre suicida que se condena por sus acciones. Con la aparición inmaterial de este personaje, se desarrollan planteamientos sobre el espiritismo, lo cual es una característica particular de este texto, pues solo este y el texto de Gagini lo mencionan explícitamente.

En cuanto a las muestras narrativas de la literatura costarricense se expone el espiritismo desde el sujeto inmaterial y algunos personajes son médiums para determinar el contacto con los muertos, la exposición del alma y la visión de imaginarios que presentan lo terrenal/ espiritual con el fin de plantear las manifestaciones del más allá. Además, la figura del fantasma es recurrente, pues su función es realizar una crítica a procesos culturales como la hibridez, la raza, la existencia de Dios y las clases sociales.

Según todo lo expuesto, es visible que la crítica literaria sobre el tema es insuficiente; además, con su contextualización sociohistórica se constata que los discursos espiritistas se desarrollan por la presencia de tres elementos fundamentales: lo esotérico, lo oculto y lo mágico. Estos aspectos sirven para explicar las conexiones de lo inmaterial con lo terrenal, con el fin de primar los planos de conciencia del ser humano y exponer los planteamientos sobre lo racional e imaginativo (espiritismo como ciencia esotérica).


1 Recibido: 22 de febrero de 2023; aceptado: 17 de setiembre de 2023.

2 Maestría en Cultura Centroamericana (MECC). Heredia, Costa Rica. Correo electrónico: memo71094@gmail.com; https://orcid.org/0000-0002-0727-6443.

3 Jaime Gálvez. Paola: novelina espiritista (San José: Imprenta Minerva, 1922).

4 Jaime Enrique Desiderio de los Ángeles Gálvez nació el 23 de mayo de 1896 y falleció en San José el 20 de junio de 1945. Es hijo de Constantino Gálvez y Delfina Gómez. Se casó con Emma Acuña Zamora. Publicó la novela Paola: novelina espiritista a los 26 años; y perteneció a Claros de Luna, en conjunto con Federico Fernández Güell, Rogelio Sotela, entre otros.

5 Sobre Claros de Luna, Flora Ovares en Literatura de Kiosko (Heredia, Editorial Universidad Nacional, 1994) 249, indica que la revista se publicó entre 1921 y 1925, si bien este último año es dato incierto.

6 Ivan Molina, La ciencia del momento: Astrología y espiritismo en la Costa Rica de los siglos xix y xx (Heredia: Editorial Universidad Nacional, 2011) 84.

7 Francisco Rodríguez, Imaginarios utópicos: filosofía y literatura disidentes en Costa Rica (1904-1945) (San José: Editorial Universidad de Costa Rica, 2016) 180.

8 Álvaro Quesada, Uno y los otros (San José: Editorial Costa Rica,1998) 122.

9 Allan Kardec, El libro de los espíritus (Barcelona: Talleres Gráficos,1975) 7.

10 José Ricardo Chaves, «Espiritismo y literatura en México», Literatura Mexicana 16 (2005): 51-52.

11 Ángel González de Pablo, «Sobre los inicios del espiritismo en España: la epidemia psíquica de las mesas giratorias de 1853 en la prensa médica», Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia 58 (2006): 66.

12 Gustavo Ludueña, «Cosmología y Epistemología espiritista», Ilu, Revista de Ciencias de las Religiones 6 (2001): 68.

13 Chester Urbina, «El grano de arena», filosofía y dogmatismo católico en Costa Rica (1896-1899)», Revista Reflexiones 90 (2011):136.

14 Juan Pablo Bubello, José Ricardo Chaves y Francisco de Mendoça, Estudios sobre la historia del esoterismo occidental en América Latina: enfoques, aportes, problemas y debates (Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 2017) 66.

15 Francisco Rodríguez, «Rogelio Fernández Güell, un intelectual espiritista y antiimperialista», Revista Nacional de Cultura 79 (2022): 44-45.

16 Gabriel Baltodano, Sistema literario y formas no menores (Heredia: Ediciones de la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje, 2015) 40.

17 La obra se publicó en México por la Editorial Tipografía Artística.

18 Allan Kardec, El libro de los espíritus (Barcelona: Talleres Gráficos, 1975) 24.

19 Rogelio Fernández, Lux et umbra. Novela filosófica (Ciudad de México: Tipografía artística, 1911) 51.

20 Fernández, 101-102.

21 Carlos Gagini, Cuentos grises (1918) (San José: Talleres Las Américas, 1958) 13-14.

22 Se le llama de esta forma porque no es atlántico. No es alado, por lo que en el texto se le considera que presenta una deformidad, aunque sea descrito con una belleza hercúlea.

23 Moisés Vincenzi, Atlante (San José: Trejos Hermanos, 1924) 24.

24 Vincenzi, 24.

25 Vincenzi, 69.

26 René Guénon, El error espiritista. 155; recuperado 10 de febrero del 2023. https://formarse.com.ar/libros/Libros%20para%20descargar%20de%20maestros%20espirituales/El-error-espiritista.pdf.

27 Gálvez; en adelante los números de página se indican entre paréntesis.

28 Helena Blavatsky, Isis sin velo. Tomo II Clave de los Misterios de la Ciencia y Teología Antigua y Moderna (Nueva York: Sociedad Teosófica) 23. http://sociedadteosofica.es/nuevaweb/wp-content/uploads/2015/07/HPB_IsisSinVelo_v2.pdf.

29 Francisco Cuevas, «Una revisión de ideas en torno al suicidio en el tránsito de la Ilustración al Romanticismo» Cuadernos de Ilustración y Romanticismo 14 (2006): 33-34.

30 Se organizaron las primeras reuniones de Claros de Luna en 1911 a cargo de Ramiro Aguilar, quien estuvo inmerso en política.

31 El tópico de la amada muerta se encuentra en diversos textos anteriores a esta novela, algunos ejemplos sobre esta temática son: «Canto a Teresa» de José de Espronceda y los textos de Edgar Allan Poe «El cuervo» y «Berenice».

32 El mito griego de Hipsípila trata sobre la salvación del padre de ella debido a que, por la maldición de Afrodita, las mujeres de la isla Lemnos asesinan a todos los hombres que hay en ella. Uno de los temas principales de esta historia es la traición al igual que en Paola: novelina espiritista, ya que ella desobedece a su padre y luego el suicidio de Amilcare se toma como un hecho desleal por parte del Conde Russi.

33 Jean Chevalier, Diccionario de símbolos (Barcelona: Herder, 1986) 165.

34 La mediumnidad es una práctica cultural para comunicarse con los muertos y adquirir información para exponerlo en el plano terrenal. Por tanto, una persona sirve como un medio para el contacto con el más allá. Sobre esto, Kardec en el Libro de los médiums (2009 [1861]) indica: «La mediumnidad es para ellos un medio de expresión, pero no la única forma de atraerlos. Los Espíritus que nos guardan afecto se encuentran junto a nosotros, seamos o no médiums» (276).

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